CAPITULO 8: LA SORPRESA DE NASSER

Tari salió del Santuario muy enfadada. ¿Quién se creía ese Argol? Ella había ido a visitarlo, a agradecerle lo que había hecho por ella, y él, ¿qué hizo? Se puso a coquetear con esa chica de la India y encima de todo le había dicho a ella fea y aburrida. ¡A ella!

Bueno, no se lo había dicho directamente, pero no importaba, lo había insinuado y con eso era suficiente. ¡Como odiaba a ese sujeto!

Iba pensando en esto mientras tomaba un autobús hacia el hospital. Entró a la recepción y buscó a su primo.

-¿Ramsés Mohamed?- dijo la secretaria- sí, en la habitación 504... creo que tus parientes se acaban de ir-

Menos mal, no tendría que encontrarse con Isis. Tari caminó hacia la habitación y llamó a la puerta.

-Pasen-

Tari entró y encontró a su primo en la cama del hospital, tal y como lo recordaba hacía tantos años, cuando su tío, el padre de Isis, había muerto en esa trágica explosión. La diferencia era que, hacía tantos años, Ramsés estaba condenado a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas. Esta vez había esperanza.

-Hola, Ram, ¿cómo te sientes?- dijo Tari.

-¡Tari! ¡Qué gusto me da verte!- dijo Ramsés- Isis me dijo que llegaste...-

-Sí, es una larga historia- dijo Tari- ¿todo está bien?-

-Todo- dijo Ramsés- y lo bueno es que fueron solo dos pequeñas cicatrices- sonrió- estaré caminando de nuevo en un par de semanas...-

-Me alegro por ti, Ram- dijo Tari.

-Pues no te ves muy alegre- dijo el chico, alzando una ceja- ¿pasó algo malo?-

-No, nada- dijo Tari- bueno, ya sabes como nos llevamos Isis y yo cada vez que nos vemos...-

-No la has intentado ahorcar con tu mascada otra vez, ¿cierto?- dijo Ramsés, fingiendo seriedad. Tari se echó a reír.

-Por Alá, Ram, tenía siete años- dijo Tari- además, no era en serio...-

-Pues no lo parecía- dijo Ramsés, siguiendo con su juego.

-Ya basta, Ram- dijo Tari- Isis me estaba molestando diciéndome que no podía jugar fútbol con ella apropiadamente porque mi falda no me dejaba correr- hizo una mueca- solo porque yo sí me vestía como debía...-

-Tari- sonrió Ramsés- a pesar de lo que creas, yo agradezco que Isis haya jugado ese torneo...-

-Pero su manera de vestir...- comenzó Tari, acercando una silla a la cabecera de Ramsés.

-Tari, recuerda que lo más importante del Islam no es la manera de vestir- dijo su primo- no puedes creerte superior a los demás porque lo observas al pie de la letra-

-Pero...- dijo Tari.

-Recuerda lo que es realmente importante- dijo Ramsés- lo que ha hecho que el Islam perdure por generaciones... es porque se basa en el amor y el perdón-

-Ya veo- dijo Tari- tal vez tengas razón... aunque prefiero pensar como ahora-

-Oye, no seas tan dura con Isis- dijo Ramsés.

-No te preocupes, no volverá a ocurrir- dijo Tari- o al menos lo intentaré- añadió al ver la cara de incredulidad del chico.

-Menos mal- dijo él- gracias por venir, Tari, nos veremos de nuevo muy pronto, espero...-

-Yo también- dijo ella.

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Una semana después, Nahir abrió sus ojos color índigo. Ya solo faltaban unos pocos minutos para el mediodía. Y no es que estuviera dormida, sino que estaba meditando. Había tenido dos visiones muy extrañas.

La primera, había sido bastante simple. Había visto el interior un pequeño templo griego oscuro, iluminado tan solo por una luz de color azul; y una figura oscura acercándose a la fuente de la luz.

La segunda visión, la que la había "despertado", por así decirlo, había sido una mucho más terrorífica. Había varias sombras dentro de una habitación iluminada por una bombilla que emitía luz amarilla. Estaban muy borrosas. Solo pudo distinguir entre todo el ruido los gritos desesperados de una mujer y las risas de varios hombres. Y fue cuando, de pronto, escuchó su propia voz, gritando algo que no pudo entender.

-¿Sucedió algo?- preguntó Shaka.

-No, nada- dijo Nahir- tuve dos visiones muy extrañas...-

-Dime- dijo Shaka. Nahir le contó brevemente lo que había visto- ¿y no reconociste ningún rostro?-

-Ninguno, todos estaban muy borrosos- dijo Nahir- solo que...-

-¿Solo que?- dijo Shaka.

-Reconocí mi voz en la segunda visión- dijo Nahir- la segunda voz de la que te hablé... era la mía-

-Interesante- dijo Shaka- parece que percibes y reconoces mejor las voces que los rostros... eso es algo extraordinario...-

-¿De verdad?- dijo Nahir. Shaka asintió- ¿y qué significan las visiones que tuve?-

-No estoy seguro, ya que no las vi- dijo Shaka- lo más probable es que hayan sido visiones del futuro...-

Nahir bajó la mirada tristemente.

-¿Qué sucede?- preguntó Shaka.

-La segunda visión- dijo Nahir- ¿no se puede evitar?-

-¿Evitar?- dijo Shaka sin entender.

-Sí, que no suceda- dijo Nahir- me asusté mucho al verme en esa... situación en el futuro-

-Tal vez te asusta- dijo Shaka- pero las visiones del futuro no las podemos cambiar a menos que evitemos la situación...-

-¿Eso qué quiere decir?- preguntó Nahir

-Que no te pongas en peligro para que no suceda- dijo Shaka.

Nahir se quedó triste con esto último, y volvió a cerrar los ojos. Tenía que esforzarse por reconocer la situación. Sin embargo, las visiones no volvieron.

-Nahir, ya basta por ahora- dijo Shaka- vamos a comer algo-

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Tari había vuelvo a casa de su prima. Isis y ella habían hecho las pases a medias, al menos ahora ya llevaban una semana en la que no se estaban gritando una a la otra, y eso ya era avance. Isis había preparado la comida y dejado un plato para que Tari lo metiera al microondas antes de irse de nuevo al hospital con su hermano.

Tari comió y salió de nuevo a pasear. No había caminado aún dos cuadras cuando se encontró con el chico egipcio que había conocido.

-Buenos días, Tari- dijo Nasser con su acostumbrada sonrisa- ¿A dónde te diriges?-

-No lo sé, solo salí a dar la vuelta- dijo Tari- me aburre estar sola en casa o en el hospital... no me llevo muy bien con mi prima a pesar de que lo intentamos, y eso es muy estresante-

-Te comprendo- dijo Nasser- yo he tenido muchos problemas con la negociación- bajó la mirada tristemente- la chica budista no aparece para negociar con ella. Está confinada, según me dijeron, en el Santuario de Atena, solo manda cartas al Congreso y nunca recibe las nuestras-

-¿Lo dices en serio?- dijo Tari- ¿cómo se llama la chica?-

-No estoy seguro- dijo Nasser.

-¿En el Santuario de Atena?- preguntó Tari de nuevo, y Nasser asintió- en ese caso, creo que yo te puedo ayudar...-

-¿En serio?- dijo Nasser- ¿cómo?-

-Yo he entrado al Santuario de Atena, y conozco a una chica budista que viene de India- dijo Tari- podría... convencerla de salir a conversar...-

-No lo creo- dijo Nasser- ya lo hemos intentado y no quiere hablar-

-Entonces lo hará por la fuerza- dijo Tari, frunciendo el entrecejo- la sacaré del Santuario sin decirle a donde vamos, y cuando salga, puedes hablar con ella...-

-¿En serio lo harías?- dijo Nasser. Por su mirada estaba a punto de poner un altar para Tari- no sabes como te lo agradezco...-

-Solo cumplo con mi deber- dijo Tari- ahora vamos-

-De acuerdo- dijo Nasser, siguiendo a la chica.

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En la casa de Géminis, Saga estaba a punto de asesinar a su hermano gemelo. Kanon no paraba de burlarse de él. ¿Y porqué no? Le quedaban menos de cuarenta y ocho horas como hombre soltero.

-Kanon, te lo advierto- dijo Saga, encendiendo su cosmo de mal humor- una palabra más al respecto y te juro que te mando fuera de la Vía Láctea-

-Ay, no seas tan amargado- dijo Kanon- verás que...-

Saga estuvo a punto de atacarlo, pero la pequeña Zalika, quien estaba en la casa de Géminis y pendiente de la conversación mientras que Clara estaba en la cocina, fue quien vengó a su futuro papá, propiciándole un buen pisotón a Kanon.

-Malo tío Kanon- dijo Zalika. Kanon miró asombrado a la pequeña, quien no le hizo ningún daño pero provocó que Saga cediera a la risa. Kanon se molestó y por fin dejó a Saga en paz.

-Gracias, Zalika- sonrió Saga cuando por fin pudo dejar de reírse. La niña solo le dedicó la más dulce de las sonrisas. Saga la sentó en su regazo besó en la frente. Si no fuera por ella, no hubiera conocido a Clara.

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Ya casi era media tarde, y Nahir estaba cansada de tanto meditar. Su cabeza le daba vueltas. Le avisó a Shaka que saldría a los jardines del Santuario un rato a respirar un poco de aire y a estirar las piernas. Tenía una memoria excelente, y decidió darse una vuelta por el Recinto de las Amazonas.

Iba pensando en esas extrañas visiones. ¿Dónde estaba, y porqué gritaba? No lograba comprenderlo. Y más aún, ¿por qué no estaba Shaka con ella?

Mientras caminaba hacia allá vio a Argol pasar cerca. Nahir se escondió detrás de una roca. La verdad no tenía muchas ganas de hablar con ese caballero de plata en específico. Argol no se percató de su presencia y siguió caminando. Nahir lo rodeó y caminó lentamente para alejarse de él, cuando chocó contra alguien.

-Auch- exclamó la persona que había tirado- fíjate por donde caminas...-

-Lo siento mucho- dijo Nahir, volviéndose para ver que se trataba de Tari- no vi que estabas atrás, estaba huyendo de Argol-

-Ni me lo menciones- dijo Tari en tono malhumorado- estoy enfadada con él desde lo que te dijo la semana pasada...-

-Pues... digamos que no me agradó mucho lo que me dijo tampoco- dijo Nahir.

-Bueno, entonces nos...- comenzó Tari, pero se interrumpió al ver a Argol caminar hacia ella- ¿qué demonios quieres?-

-¿Tú que haces aquí?- dijo Argol- no recuerdo que tengas permitido entrar al Santuario-

-Tú eres el único aquí al que le molesta, Argol- dijo Tari con una mirada desafiante- y después de todo ya me iba. Nahir- se volvió hacia la chica- ¿quieres ir a tomar un café al pueblo conmigo?-

Nahir pasó su mirada de Argol a Tari. Shaka le había dicho que no saliera del Santuario sin compañía, pero la idea de que Tari se fuera y de quedarse sola con Argol era peor. Además, no saldría sola, sino con Tari. ¿Qué podría pasar?

-¿Un café? Me encantaría- dijo Nahir- no he salido a la ciudad desde que llegué...-

-Excelente, entonces vamos, que conozco un excelente sitio- dijo Tari, y se volvió a Argol- un disgusto haberte visto otra vez, tonto pervertido-

-Lo mismo digo, loca traumada- dijo Argol, dándole la espalda.

Tari ignoró este último comentario y se dirigió a la salida del Santuario junto con Nahir. Argol se encogió de hombros al verlas alejarse.

-Bah, no es mi problema- dijo Argol para sí mismo, cruzando los brazos- tal vez me agradaría si no estuviera tan traumada...-sacudió la cabeza- nah, no lo creo-

Argol bostezó. La noche anterior había cubierto la ronda nocturna, y aún no había repuesto el sueño que le faltaba. Como no tenía nada mejor que hacer, se decidió a volver a su casa a dormir un poco.

Una vez que llegó, se dejó caer sobre la cama y casi de inmediato se quedó dormido.

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-¿Puedes creer a ese Argol?- se iba quejando Tari mientras se acercaban a la salida del Santuario-¿loca traumada? Solo porque uso esta mascada, y...-

-Pues creo que se te ve bien- dijo Nahir- no sé porqué Argol te molesta tanto, quizás le gustas...-

-¿Gustarle?- dijo Tari, haciendo una mueca- ¡que Alá me libre de gustarle a ese loco! ¡Lo detesto!-

Nahir sonrió levemente, recordando mentalmente la frase "del odio nace el amor", pero no dijo nada. Tari pareció notar eso.

-¿Y qué me dices de ti?- dijo Tari- ¿acaso hay alguien en tu vida?-

-No- dijo Nahir- en casa mi padre se encargó de espantar a todos mis amigos por miedo a que me enganche con alguno. Dijo que quiere casarme formalmente con algún príncipe...- suspiró- supongo que será buen negocio para él...-

-Hablas como si no te agradara el proceder de tu padre- dijo Tari, pensativa. Nahir sacudió la cabeza.

-No lo sé, siento como que me envió aquí para deshacerse de mí, más que por querer que conozca mejor el budismo...-

-¿Y ese caballero dorado que te enseña?- dijo Tari- Shaka...-

-Oh, para nada- dijo Nahir, sonrojándose ligeramente- Shaka es un sabio maestro...-

Tari no dijo nada hasta que llegaron a la calle.

-¿Y bien?- preguntó Nahir, mirando hacia ambos lados de la calle- ¿hacia dónde está el café que mencionaste?-

Tari no respondió de inmediato. Un chico se acercó a ellas.

-Nahir, te presento a Nasser Mohamed- dijo Tari- es egipcio como yo, y se encarga de las negociaciones religiosas...-

-Un placer conocerla, señorita- dijo Nasser.

-Igualmente- dijo Nahir, sonriendo- ¿y qué son esas negociaciones religiosas?-

-Señorita, usted ha estado insistiendo en el Congreso que se prohíba el Islam en Grecia...- dijo él- y queremos que deje de hacerlo...-

Nahir miró a Tari, preguntándole con la mirada de qué rayos estaba hablando.

-¿Acaso no eres tú?- dijo Tari- una chica que viene de India, budista, a negociar para prohibir el Islam...-

-Por supuesto que no- dijo Nahir, entendiendo cada vez menos.

-Disculpe, señorita- dijo Nasser de nuevo- ¿su nombre es Nahir Prassad?-

-Sí, es mi nombre- dijo ella- pero no soy la...-

-Eso es todo lo que quería saber- la interrumpió Nasser, sonriendo de una manera peculiar, llevándose los dedos índice y pulgar a su boca y silbando con todas sus fuerzas.

Las dos chicas vieron cómo se abría la puerta trasera de una camioneta negra que estaba estacionada cerca, y de ella salieron cuatro hombres, dos de los cuales sujetaron fuertemente a Nahir y la arrastraron hacia la camioneta.

-¡No!- exclamó Tari al ver lo que sucedía y tratando de detenerlos- ¿qué están haciendo? ¡Déjenla!-

Como respuesta, Nasser se lanzó contra ella y la sujetó también.

-Kazim, ayúdame con ésta chica también, ya sabe demasiado- dijo Nasser. El otro hombre hizo lo que se le dijo. A pesar de que las chicas gritaron y trataron de soltarse, no lo lograron. Una vez que las dos estuvieron a bordo de la camioneta, ésta arrancó a toda velocidad.

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CONTINUARA...

Aquí corto. ¡Sí, soy cruel! No tengo corazón ni sentimientos, los cambié por una bolsa de chicles...¡y ya los mastiqué todos!

Nah, no es cierto, pero como mañana tengo examen tengo que irme a estudiar y no puedo escribir más. Espero que les esté gustando. Hasta pronto, y gracias por sus reviews...

Abby L. / Nona