CAPITULO 9: SECUESTRADAS

Argol se despertó de pronto, respirando muy rápidamente. Miró a su alrededor. El reloj marcaba que solo había pasado un par de horas desde que había vuelto a su casa. ¡Otra vez esa pesadilla! ¿Porqué a él? Al parecer, Tari lo atormentaba de día y su subconsciente de noche. ¿Qué había hecho para merecer eso?

Se levantó medio adormilado aún, y se metió al baño a mojarse la cara. Se miró en el espejo.

-Por todos los dioses- dijo perezosamente- estas pesadillas me cansan bastante...-

Se volvió a meter la camisa y los zapatos, ya que se los había quitado para dormir, y salió de su casa. Lo más probable es que Tari ya se hallara lejos, charlando con Nahir en un café sobre lo mucho que lo detestaba. Argol sacudió la cabeza.

-¿Porqué esa chica es tan arisca?- dijo Argol para sí mismo- siempre está atacándome, criticándome y fastidiándome... en cambio, Nahir... bueno, ella siempre huye de mí, pero...-

De pronto, el caballero quedó con la boca abierta. Repasó mentalmente su sueño una vez más. Esos sujetos reían mientras una mujer de largos cabellos, negros y ondulados y las ropas rasgadas, que lloraba con el rostro escondido entre sus brazos. Y una voz más, que les gritaba que la dejaran en paz. Y Argol reconoció esa última voz. ¡Era la de Nahir!

Salió corriendo hacia la casa de Virgo. No estaba seguro de que esa fuera una visión importante o algo, pero tenía que decirle a Shaka lo que había visto y oído en su sueño.

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En la residencia Prassad, en Bombay, el teléfono sonó. El jefe de la guardia, un hombre negro y muy alto, atendió el teléfono.

-Residencia Prassad- dijo Merid- disculpe, el señor Prassad no recibe llamadas después de las seis...- el criado escuchó lo que su interlocutor tenía que decir- de acuerdo, ya lo comunico...-

Emir Prassad acababa de tomar su cena, cuando Merid entró al comedor con el teléfono, mientras las sirvientas recogían los platos. Tenía la mirada sombría, como si acabara de ver un fantasma. Las otras criadas lo miraron, interrogantes, pero él se dirigió directamente a su amo.

-Señor Prassad- dijo Merid con voz ronca- un hombre lo llama desde Grecia-

Al escuchar esto, Rula dejó caer la pesada casuela que llevaba en sus manos, haciendo ésta un fuerte ruido al chocar contra el suelo. La otra criada, Mira, tuvo una reacción similar, pero no tenía nada en las manos, y por eso no tiró nada.

-¿Grecia?- dijo Emir Prassad, lanzando una mirada molesta a las dos sirvientas- dame el teléfono. Gracias, Merid-

Merid se inclinó y dio un par de pasos atrás. Las dos criadas salieron de su sorpresa y se dedicaron a recoger lo que Rula había tirado.

-¿Quién es, Emir?- preguntó Karyme, la madre de Nahir, sentando al pequeño Ben en su regazo.

-¿Hola?- dijo Emir- ¿señor Shaka, es usted? ¿Cómo ha estado Na...?... Oh, ya veo... si usted no es Shaka, ¿quién es y qué quiere?-

-¿No es Shaka?- dijo Karyme. Merid y las otras dos mujeres lo miraban con toda su atención.

De pronto, Emir Prassad se quedó paralizado. Toda su sangre pareció dejar su rostro y toda su piel en menos de un segundo, dándole una palidez mortal. Su mano libre, la que no estaba sosteniendo el auricular, comenzó a temblar involuntariamente.

-¿Cómo dice?- dijo Emir con la voz entrecortada- no, no puede... sí, sí, lo que sea... sí, mañana estará ahí, lo juro, pero no lo haga...- y lo único que se pudo escuchar después fue la línea cortada. Emir le entregó el teléfono a Merid.

-¿Y bien?- dijo Karyme, muy preocupada- ¿qué pasó? Te pusiste blanco...-

-Karyme...yo...-comenzó Emir.

-¿Qué sucedió, señor?- insistió Merid, sin poder contenerse. Karyme también había estado a punto de decir lo mismo.

-Una...una banda de árabes secuestró a Nahir- dijo Emir en voz muy baja- quieren... cincuenta millones para mañana en la mañana... y si no...-

No continuó. Karyme se llevó las manos a la boca, Merid sintió su corazón romperse en mil pedazos, las dos criadas sollozaron en voz baja y el pequeño Ben estalló en un llanto incontrolable, aunque sin entender porqué todos estaban tan asustados.

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Nahir y Tari habían estado viajando en la parte más trasera de una camioneta a toda velocidad. Ya habían pasado varias horas, y el vehículo no se detenía. Ninguna de las dos dijo nada en el camino. Podían oír los murmullos de los hombres adelante, pero el ruido del motor les impedía escuchar con claridad.

Aunque las ventanas de la camioneta estaban veladas por una capa de pintura negra, podían darse cuenta que estaban en el campo, pues la carretera se había vuelto muy irregular.

Después de un par de horas, el vehículo había comenzado a disminuir la velocidad. Tari volteó a ver a Nahir. Estaba con los ojos cerrados, murmurando algo en voz baja.

-¿Qué haces?- dijo Tari, limpiándose las lágrimas.

-Shhh...estoy tratando de contactar a Shaka...- dijo en voz baja Nahir, abriendo los ojos y poniendo una mano en el hombro de Tari- no tengas miedo...-

-¡Silencio allá atrás!- gritó uno de los hombres, golpeando una ventana. Tari dio un respingo, mientras que Nahir le sonrió tranquilizadora y volvió a cerrar los ojos.

Nahir no tuvo mucho tiempo para intentar contactar a Shaka. La camioneta se detuvo dentro de una cochera cerrada, y los hombres las bajaron de ella y las metieron a la casa a la fuerza. Una vez dentro, las encerraron en una pequeña habitación cuya única ventana era una pequeña rendija en la puerta.

-Y que no se les ocurra ninguna idea, tontas, porque si es así lo pagarán caro- dijo uno de los hombres antes de cerrar la puerta. Se volvió a Nahir - llamaremos a tu padre para que nos pague por ti...-

Una vez que Nahir y Tari se habían quedado solas, la última se echó a llorar.

-No llores, Tari- le dijo Nahir en voz baja- no sucederá nada malo...-

-¿Porqué me dejé engañar?- lloró amargamente Tari- ¿porqué? Mira en el problema que te metí, y solo porque...-

-Ya, no llores- dijo Nahir- las dos nos metimos en esto...- suspiró- ¿recuerdas los "turistas" árabes que entraron al Santuario?- Tari asintió- los reconocí, son ellos...si no hubiera detenido a Shaka, esto no hubiera sucedido...-

-Nahir, yo...- comenzó Tari.

-No te preocupes- dijo Nahir- intentaré llamar a Shaka... él nos sacará de esto- cerró los ojos y comenzó a intentar encender su leve cosmo- nunca lo he hecho, pero espero que funcione...-

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Argol llegó al templo de Virgo como alma perseguida por el demonio.

-¡Shaka!¡Shaka!- llegó gritando Argol- ¡Shaka, tengo algo que contarte!-

Shaka, quien se encontraba meditando en ese momento, hizo una mueca al escuchar al caballero entrar. Sabía que él había sido quien estuvo molestando a Nahir hacía una semana.

-¿Qué quieres, Argol?- dijo Shaka en tono cortante.

-Shaka...tengo que... contarte algo- dijo Argol- tuve un sueño muy raro...-

-¿Y a mí que...?- comenzó Shaka.

-Se trata de Nahir- dijo Argol- escucha...-

-¿Qué se trata de Nahir?- dijo Shaka.

-Escucha- dijo Argol, y le relató su sueño- y reconocí la segunda voz femenina... ¡era de Nahir!-

Shaka se quedó mirando a Argol, sorprendido. Era la misma visión que Nahir había tenido. Además, tenía un mal presentimiento sobre todo eso. Mejor encontrar a Nahir, y pronto.

-Argol, ¿dónde está Nahir? ¿lo sabes?- preguntó Shaka.

-Err...- comenzó Argol, mordiéndose el labio inferior. La chica se había salido del Santuario sin permiso frente a sus narices y él no la había siquiera intentado detener- ¿porqué preguntas?-

-Argol, más vale que me lo digas por las buenas- dijo Shaka pacientemente- de todas maneras, puedo leer tu mente-

-Oh, rayos- dijo Argol- está bien, te digo. Salió del Santuario con Tari hace un par de horas...-

-¿La prima de Isis?- dijo Shaka, y Argol asintió- que extraño, si yo percibí cierto desdén de esa chica hacia Nahir. En fin, ¿a dónde fueron?-

-Tari dijo que iban a ir a tomar un café- dijo Argol.

-¿Dónde?- preguntó Shaka.

-Yo que sé- dijo Argol- al café de Giselle, tal vez-

Shaka se puso de pie.

-Bueno, vamos- dijo el caballero de Virgo- tú me acompañarás-

-¿Y yo porqué?- preguntó Argol.

-Porque tú dejaste que se fuera- dijo Shaka- y porque lo digo yo...-

Argol aceptó a regañadientes, y siguió a Shaka. No le gustaba mucho la idea de volver a ver a Tari tan pronto pero al ver a Shaka tan preocupado comenzó a preocuparse él también. Mientras los dos iban saliendo de las Doce Casas, Shaka comenzó a sentir pequeñas pulsaciones del cosmo de Nahir. Algo no andaba bien. ¿Por qué Nahir estaba tratando de llamarlo?

-Espera, Argol- dijo Shaka, deteniéndose en la casa de Aries- necesito la ayuda de Mu-

Argol estuvo a punto de reclamar, pero la nada amistosa expresión de Shaka lo dejó mudo.

-Mu, ¿estás ocupado?- dijo Shaka en voz alta.

Mu salió a su encuentro segundos después, materializándose frente a ellos.

-Buenas...noches, Shaka- dijo Mu, mirando a través de la ventana para verificar que fuera de noche- ¿en qué puedo ayudarte?-

-Mu, necesito que me ayudes a rastrear el cosmo de Nahir- dijo Shaka- está intentando ponerse en contacto conmigo, pero no puedo ubicarlo, porque la señal es muy débil...-

-¿Te está intentando llamar?- preguntó Mu, y Shaka asintió- bien, lo intentaré-

Mu cerró los ojos y encendió su cosmo.

-¿Shaka?¿Qué rayos están haciendo ustedes dos?- preguntó Argol.

Shaka lo silenció con la mirada.

-Ya la detecté- dijo Mu- está muy lejos de aquí...-

-¿Qué dice?- preguntó Shaka.

-Solo repite tu nombre- dijo Mu.

-Bien, hazle saber que la escucho- dijo Shaka.

Shaka vio que Mu sacudió la cabeza.

-La conexión se rompió- dijo Mu.

-Trata de encontrarla de nuevo- dijo Shaka- ya sabes donde está...-

Mu encendió su cosmo y lo intentó por algunos minutos. De pronto, tanto Mu como Shaka y Argol sintieron con fuerza el cosmo de Nahir.

-¿Qué fue eso?- preguntó Argol.

-Nahir...- dijo Shaka, sintiendo cierta angustia en su cosmo- Mu, ¿qué dice?-

-Que Tari está en peligro- dijo Mu.

-¿Qué dices?- dijo Argol de pronto, saliendo de su actitud de "no me interesa lo que está ocurriendo".

-Mu, ¿puedes transportarme ahí?- dijo Shaka.

-Por supuesto- dijo Mu- ¿solo tú?-

-Espera, Mu- dijo Argol- yo también-

Mu lo miró algo confundido, pero Shaka asintió.

-Sí, Mu, los dos- dijo Shaka.

-Bien- dijo Mu.

Shaka y Argol desaparecieron del Santuario un par de segundos después.

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Nahir llevaba bastante tiempo intentando llamar a Shaka.

-¿Y bien?- preguntó Tari.

-No puedo- dijo Nahir, respirando hondo- nunca antes lo he hecho...-

-Sigue intentando- dijo Tari, mirando hacia la puerta- es la única manera de salir de aquí...-

Nahir asintió y volvió a cerrar los ojos para concentrarse.

-Oye, hice contacto con alguien- dijo Nahir de pronto- un caballero dorado que se llama Mu-

-¿Lo lograste?- preguntó Tari.

-¿Lograste qué?- dijo una voz masculina. Uno de los árabes había abierto la puerta. Las dos chicas se levantaron de golpe y dieron un paso atrás.

-¿Y ahora que quieren?- dijo Tari.

-Les pregunté que rayos hicieron- dijo el hombre de mal humor.

-¿Estás teniendo problemas con ellas, Kazim?- preguntó Nasser.

-Nasser, detén esto, por favor- le dijo Tari- devuélvenos a casa y Alá te perdonará el mal que nos has hecho, y nosotras también...-

Nahir miró a Tari con tristeza. ¿Qué tan ilusa era su compañera? O tal vez era que jamás había estado con hombres tan ambiciosos como a los que ella estaba acostumbrada a ver en los negocios de su padre.

-¿Alá? No me hagas reír- dijo Nasser- ninguna de las dos se irá hasta que el padre de Nahir pague los millones que le pedimos...-

-Y antes digan que no las hemos maltratado- dijo Kazim- pero solo porque debemos mantener intacta la mercancía que le daremos a ese Prassad-

-No necesariamente- dijo Nasser, lanzándoles una mirada desagradable. Tari se colocó entre ellos y Nahir.

-No te atrevas siquiera a pensarlo- dijo Tari, frunciendo el entrecejo.

-Tari...- murmuró Nahir.

-Lo siento, Nahir, pero yo te metí en esto- dijo Tari- no permitiré que te hagan daño...-

-Muy valiente- dijo Nasser- como quieras-

Sin que ninguna de las dos pudiera evitarlo, Nasser y Kazim jalaron a Tari fuera del pequeño cuarto y cerraron de golpe la puerta, dejando encerrada a Nahir dentro.

Por su parte, Tari estaba ahora sí muy asustada, pues estaba sola contra dos hombres más grandes y fuertes que ella.

-¿Y ahora qué planean?- dijo Tari, fingiendo serenidad.

-Te crees muy valiente, pero ahora mismo te lo vamos a quitar, mujer- dijo Nasser- sé que para ti será un deshonor que un hombre te vea los pies, ¿no es así?-

Tari estuvo a punto de responderles algo cuando Kazim le dio un empujón que la hizo caer al suelo. Ella sintió un agudo dolor en su muñeca derecha, porque se había apoyado en ella al caer. De inmediato Nasser le arrancó los zapatos blancos y los calcetines.

-¡No!¡Basta!- gritó ella, ovillándose para cubrirse los pies con su falda blanca.

-O los brazos- dijo Kazim, tratando de sacarle el saquito mientras ella trataba de impedírselo.

-¡No!¡Déjenme!- gritaba ella.

-¡Déjenla, por favor!- gritaba Nahir desde el otro lado de la puerta, quien estaba viendo la escena a través de la pequeña rendija de la puerta.

Kazim y Nasser no tuvieron piedad con Tari. Después de varios intentos, Kazim pudo arrancarle el saquito, bajo el cual Tari llevaba una blusa de color azul sin mangas. Con sus manos, la chica trató de cubrir sus hombros blancos, pues éstos jamás habían visto la luz del sol. Al final, Nasser rasgó la falda blanca de Tari hasta que quedaron expuestas sus rodillas.

-¡Déjenla en paz!- seguía gritando Nahir desde el pequeño cuarto, golpeando la puerta con ambas manos.

-Y ahora el toque final- dijo Nasser cruelmente, arrancándole la mascada y haciendo que sus largos cabellos, negros y rizados cayeran sobre sus hombros como una cascada- ahora sí pareces toda una bruja- añadió, echándose a reír.

En este punto Tari estaba ovillada en el suelo, abrazando sus rodillas y llorando amargamente. Estaba sufriendo la peor humillación de su vida, mientras los hombres reían cruelmente a su alrededor.

Nahir estaba mirando todo a través de la pequeña rendija, reviviendo la visión que había tenido tiempo antes, la misma visión que había querido evitar que se hiciera realidad.

-¡Ya basta!¡Déjenla!- gritó Nahir, golpeando la puerta con todas sus fuerzas. Los hombres la ignoraron y siguieron riendo. Nahir siguió gritando hasta que los dos árabes se impacientaron.

-¿Qué te sucede?- gruñó Kazim- no me digas que tú también quieres...-

-Déjenla en paz, par de cobardes- les dijo Nahir.

-Hagámoslo, Kazim, su padre nos pagará el rescate de todas maneras- dijo Nasser.

Los dos caminaron hacia la puerta. Nahir dio varios pasos atrás, asustada, cuando los árabes abrieron la puerta. ¿Qué querían hacer esos sujetos? Pero Nasser y Kazim no alcanzaron a llegar a ella. Tari se había levantado y los detuvo.

-Les dije que no dejaría que le hicieran daño- dijo Tari entre dientes, aún con los ojos llenos de lágrimas.

-No te atrevas a tocarnos, mujer- gritó Nasser, tomándola de un brazo y luego lanzándola violentamente contra el suelo. Nahir pudo ver como Tari cayó y se golpeó la cabeza. No se levantó.

-¡Malvados!- exclamó Nahir, frunciendo el entrecejo- ¿qué le han hecho?-

-Nada que no te haremos a ti también- dijo Nasser.

En ese momento, un par de destellos aparecieron entre los secuestradores y Nahir.

-No si yo se los impido- dijo una voz masculina.

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CONTINUARA...

¡Sí, soy malvada, cruel, despiadada, retorcida...! Bueno, espero que les haya gustado hasta ahora. Se agradecen mucho los reviews. Ciao.

Abby L. / Nona