EL PRECIO DE LOS RECUERDOS

Cáp.4: Nuevo encargo.

Siguieron caminando, hasta que el anciano se detuvo frente a una puerta, la abrió y se encontraron con un pasillo estrecho con varias habitaciones a los lados. De improvisto, de una de aquellas puertas de las susodichas habitaciones, salió una joven que Tamao pudo calcular mas o menos de su edad, sus ojos expresaban frialdad, estos eran de un color negro y sus cabellos rubios eran cortos ya que solo alcanzaban a llegar a sus hombros.

Traía puesto, un vestido que en la parte superior, las mangas llegaban hasta los codos, mostraba un pequeño escote por el pecho, al centro de ese escote se mostraba un pequeño listón amarillo que parecía ser una pequeña corbata mas o menos parte de aquel traje, sus colores eran azul con detalles dorados resaltándolo un poco, la parte de abajo era una falda con encajes que para la vista de Tamao estaba muy pequeña, pero todo aquello se mostraba de buen ver por un cinturón de color dorado puesto en su cintura, resaltándola aun mas, todo aquello mostraba cierta ternura pero al mismo tiempo era un poco atrevido aunque el final del conjunto eran una zapatillas blancas.

La joven de cabellos rubios tenía una mano en su cintura, mirando a Tamao de arriba abajo como esperando a que se le informara de algo.

¿Se puede saber quien es ella? – Preguntó con seriedad.

Anna, por favor – Pidió el anciano con una total calma.

Abuelo, ¿ Quien es ella? – Repitió cruzándose de brazos y en medio de un suspiro.

Veras, ella viene con Ren – Sonrió captando la atención de Tamao.

Vaya, nunca lo creí de ese chico – Respondió con la misma seriedad.

Ahora, ella trabajará con nosotros- dijo el anciano – Tuvo un viaje algo sorpresivo, así que ¿podrías darle algunas ropas?

Anna giró, he hizo un ademán con su mano derecha, haciendo que la pelirosada comenzara a seguirla.

Ambas entraron por el lugar donde la rubia había salido anteriormente. La habitación era bastante amplia, pero solo contaba con una ventana de un marco bastante grueso y a lo largo un gran y hermoso armario, Tamao se sorprendió bastante con ese mueble.

Sin decir mas, la rubia se acercó a una de las puertas de ese armario mostrando la cantidad de ropa diferente que contenía, comenzó a sacar ciertas ropas aunque solo trataba de sacar las que eran iguales a las que ella andaba, Tamao llegó a la conclusión que aquello era un uniforme.

Si ese anciano te aceptó, supongo que debe haber una buena razón – Dijo sin apartar la vista de las vestiduras.

Tamao quedó en silencio, presionando sus manos una contra la otra mostrando nerviosismo, a pesar de eso, quería saber algo...

-Hm... yo...-

Habla – Dijo al notar que la chica iba a tardar.

Que-quería saber... el nombre de... – Paró, era una tontería estar interesada en saber algo de esa persona tan cruel.

Te refieres a Ren – Respondió, sin inmutarse.

Tamao se sonrojó un poco y solo asintió con su cabeza.

Me sorprendió mucho cuando mi abuelo me dijo que venias con él –

Tamao se alteró un poco al confirmar que aquel anciano era el abuelo de esa joven.

Ren no es de los sujetos que le guste acercarse a las personas y viceversa.

¿Por qué? – Preguntó un poco mas interesada.

Él es el gran asesino, del que todos hablan, ¿te parece que es bueno acercarse a él?.

Si... supongo...que tiene razón – Dijo sin inmutarse ante la certera aclaración que ese joven, era el mejor hombre de Yord.

Desde ahora, tu serás nuestra nueva mesera – Exclamó cambiando de conversación.

Tamao se sonrojó un poco, era cierto que ella había ayudado en algunas cosas en el palacio, pero nunca antes había trabajado, y todo gracias a ese joven que la comprometió sin decirle nada.

-¿Ocurre algo? Preguntó Anna

Ah?

Por tu expresión, juraría que estabas pensando en algo desagradable-

No, no es nada, usted disculpe-

No seas tan formal – Dijo esta vez, sacando las prendas que consideró correctas – Aquí están, ahora debes vestirte.

S-si – Respondió al momento en que la joven de cabello rubio le arrojaba las ropas.

Te espero afuera – Dijo saliendo de la habitación.

Tamao miró por un segundo aquella puerta cerrada, de verdad esa joven le causaba un cierto temor, aunque luego miró las ropas en sus manos y una tristeza la embargó, ahora tendría que quedarse ahí, pero... solo sería por un tiempo, estaba decidida a escapar en cuanto pudiese, por ahora tendría que seguirles el juego.

Comenzó a desvestirse, dejando aquella pijama doblada. Tardó un poco en vestirse ya que aquel traje quedaba exactamente en su cintura y sintió que dejaba mucho a la vista.

Se ruborizó para luego salir y encontrándose con Anna de brazos cruzados.

Ahora – Dijo examinándola – Sígueme.

Obedeciéndola nuevamente hizo lo que le pidió, era difícil creer que todos aquellos embrollos le sucedían de un día para otro, pero... no tenia otra alternativa.

Llegaron hasta una habitación que al abrirla era un lugar que contenía varios estantes con utensilios de cocina, al centro una mesa con varias sillas y en ellas estaban tres jóvenes bastante animadas.

Ahem... – hizo un sonido con su boca para que las tres se paralizaran de inmediato y luego se pusieran de pie.

Tamao sonrió con nerviosismo ya que no era la única que le temía a aquella joven de cabellos rubios.

muy bien, ella es nuestra nueva ayudante – Dijo Anna sin rodeos.

Una de las jóvenes se acercó un poco y sonrió.

Hola – dijo con una voz bastante gentil, esa joven estaba con aquel mismo traje, el color de su cabello era rojo y lo tenía tomado de un pequeño moño – Mi nombre es Almo.

Luego señaló a la joven a su lado.

Ella es Creta- la mencionada hizo una reverencia, mostrando unos ojos bastante amigables y de un color verde, sus cabellos de un azulado pálido estaban completamente trenzados y lo llevaba descansando en su hombro.

Mi nombre es Kela – Intervino la ultima, sus cabellos eran cortos, y de un color castaño claro, tenía un listón color crema que adornaba su cabeza y hacia juego con sus vestiduras.

Al principio la pelirosada pensó que se trataría de personas desagradables, por pertenecer a los territorios de Yord, pero no era así, ¿acaso Yord no era un tirano como se hablaba en su pueblo, detuvo sus pensamientos al recordar no haberse presentado.

Mi nombre es...Tamao – Exclamó con timidez, haciendo una pequeña reverencia a las presentes.

- Como ya lo sabrás – Intervino la rubia con cara severa, captando la atención de todas – Yo soy Anna, y estoy al mando de casi todo, por lo tanto debes obedecerme.

S-si – Respondió Tamao con nerviosismo, mientras las demás jóvenes trataban de sonreír ya que era bien sabido para ellas que Anna solía aprovecharse de los demás.

Dense prisa – Dijo con su voz autoritaria – Pronto anochecerá – Salió y azotó la puerta al cerrarla.

Anochecerá? – Se preguntó Tamao así misma aunque fue escuchada.

Recuerda – Sonrió Almo – esta es una posada y también un bar, así que debemos atender a todos.

Tamao asintió, comprendiendo al fin sobre la estructura del lugar, la cantidad de mesas al centro y ese nombre tan extraño.

Todos llegan por la noche – Agregó Almo.

Mayormente nos visitan los hombres del amo Yord – Exclamó Kela haciendo palidecer a Tamao.

No te preocupes – Dijo nuevamente Almo al notar la expresión de la joven de cabellos rosas - Ellos no nos harán daño... ya que no actúan si no son ordenes directas del amo Yord, pero si ellos se atreven el jefe al segundo mando, puede llegar a matarlos –

El segundo al mando?... – Repitió Tamao sin comprender

No referimos al amo Ren – Sonrió Kela.

Se sorprendió aun mas ¿como podría ser que un asesino cuidara de alguien, Tamao quedó mucho mas confundida.

La verdad – Intervino Creta por fin en la conversación – no sabemos porque... pero él no permite que nos hagan daño, creo que todo se debe al anciano Vermouth.

Tamao las miró atenta, para que continuaran.

No lo sabemos con exactitud pero se comenta que Vermouth conoce al amo Ren desde que era un niño, lo que da a entender que ha estado a las ordenes de Yord desde muy corta edad.- Exclamó Almo.

¿Acaso el señor Vermouth conoce a Yord? – Preguntó Tamao con mucha curiosidad.

Ese anciano ha estado en el negocio desde hace mucho, además, este es el único sitio donde se aceptan a los hombres del amo Yord sin condiciones – Respondió Kela.

Tamao decidió no preguntar mas, y aquellas jóvenes tomaron innecesaria seguir con aquella conversación.

Con todo eso, anocheció y como era de esperarse muchas personas llegaron al sitio, en especial hombres y algunos con aquel uniforme que los caracteriza, pertenecían a las tropas de Yord.

La pelirosa tomó la bandeja y la acercó a su pecho rodeándola con sus brazos, estaba nerviosa, tanto ella, Almo y Anna se encargarían de las ordenes y entregas de cada mesa

En su mayoría estaban de tres a cuatros personas en cada mesa y algunos vestían aquel traje de color oscuro que intimidaba y causaba un gran respeto a las demás personas del lugar.

Se quedó de pié, cerca de lo que era la recepción, mas bien era la barra donde se entregaban lo que pedían ya que una puerta atrás de esta susodicha barra estaba la cocina.

¡Tu, ¡Ven! – Gritó un hombre a la lejanía, traía puesto aquel traje oscuro, el contorno de su cara era alargada y su expresión causaba cierta intimidación, sobre todo a la joven.

Tamao se dirigió hacia él.

S-si?

Debes ser nueva ¿no es así? – Sonrió a sus otro dos hombres que estaban al lado.

Así es...señor – Dijo un poco cabizbaja.

Vamos, no temas – Tomó la muñeca de la joven comenzando a acercarla.

Esta se asustó bastante pero aun así trató de mantener la calma.

-So-solo pediré su orden... ¿podría...soltarme?

Por favor .- Rió abiertamente junto a sus hombres, captando la atención de pocas personas, de todas maneras era normal que los hombres de Yord causaran alboroto – Solo deseamos divertirnos un momento – Dijo halándola mas hacia él provocando que la joven cerrase sus ojos con fuerza.

Aquel sujeto parecía estar disfrutando de el miedo de esa joven hasta que de pronto notó como algo se acercaba peligrosamente y por ello soltó rápidamente a la chica.

Y tenía razón ya que la hoja de una espada había quedado clavada en la mesa, casi partiéndola a la mitad; Tamao se sorprendió a un mas, volvió las manos a su pecho abrazando aquella bandeja.

Vaya – Exclamó con ironía en su voz – Tus reflejos están mejorando, esta vez creí haberte cortado el brazo – Dijo ese joven dirigiéndose a ese hombre, halando la espada que había quedado incrustada en ese mueble.

Aquel sujeto que estaba aun en la mesa, se asustó un poco al igual que los hombres a su lado, aun así, mostró furia en su mirada.

Es usted... – Dijo tratando de sonar lo mas respetuoso posible.

No finjas – Dijo el joven guardando aquella arma en su cintura – a mi tampoco me da gusto verte, pero ya sabes cuales son las reglas.

Si, señor Ren – Dijo tratando de ocultar su furia.

Ren lo miró de reojo por un segundo para luego comenzar a caminar hacía el una de las mesas al fondo.

Maldito – Susurró ese mismo hombre para luego percatarse de que la joven se había distraído mirando al chico de cabellos violáceos – ¡Quiero licor! – Dijo con molestia, sacando a la joven de aquel trance.

S-si – respondió la pelirosa, rápidamente y retirándose hasta llegar nuevamente a la barra.

¿Estas bien? – Preguntó Almo quien había presenciado todo aquello.

Si... – susurró la pelirosa sonriendo para no preocupar a la joven a su lado.

Almo dudó un poco pero decidió acceder a lo que decía la chica, era normal que eso pasase siendo ella la nueva en esto pero ya todo había pasado y así la noche transcurría poco a poco.

En varias ocasiones, Tamao solía pasar cerca de aquella mesa, donde se encontraba el joven de cabellos violáceos, estaba solo viendo un papel que estaba en sus manos desde que llegó, lo revisaba una y otra vez tratando de buscar o escapar de algo, para luego dirigir su mirada hacia la ventana, ya que aquella mesa quedaba muy cerca de una de ellas.

Cada vez que alguien entraba al bar y se percataban de su presencia solían demostrarle mucho respeto y se alejaban lo mas posible de él, y este no parecía inmutarse o mirar siquiera quien lo saludaba, solo estaba ahí con su cara inexpresiva, Tamao notó bastante extraño todo aquello.

Después de varias horas, la mayoría de aquellos hombres estaba ebrios, otros se había quedado dormidos en las mesas. Tamao suspiró y dejó la bandeja en aquella barra para luego mirar a su alrededor y detenerse justo en donde aun permanecía aquel joven.

¿Es muy apuesto verdad? – Se escuchó un susurro justo a centímetros de su oído haciéndola sobresaltarse.

-¿Q-que? – Exclamó alarmada en señal de respuesta.

Me he dado cuenta que no lo has perdido de vista en toda la noche – Sonrió Almo con cierta simpleza.

Cla-claro que no! – Dijo en cierto reproche que se notaba algo infantil, luego decidió callar; no era bueno mencionar que aquel chico la había secuestrado o incluso podría matarla si esas fueran las ordenes de Yord.

Ni siquiera lo pienses Tamao – Intervino Kela desde atrás de la barra – Puede ser muy apuesto pero nadie puede acercársele , excepto sus hombres, el anciano Vermouth o el mismo Yord.- Finalizó con cierto tono de decepción.

¿Nadie? – Repitió.

Él nunca ha dejado que alguien se le acerque amenos que sea algún anuncio importante – Aportó Almo.

Así que no pienses en que tendrías una oportunidad con él- Dijo Kela.

E-espera, no malinterpretes las cosas – Exclamó Tamao algo sonrojada por las barbaridades (según ella) en las que pensaba aquella joven, ¿cómo alguien podría fijarse en un asesino?... aun así...él se había encargado de cuidarla e incluso protegerla ante aquel hombre, y protegía a las demás, entonces...si hacía aquel gesto de bondad ¿Por qué...

Estaba realmente metida en sus pensamientos, tratando de analizar aquella conducta; Kela la miró por algunos segundos para luego encogerse de hombros y dirigirse directamente a la cocina seguida de Almo.

Sintió como de pronto alguien se posaba a su lado, por un segundo pensó que era Almo aunque luego giró un poco para encontrarse con el anciano Vermouth.

-¿Ocurre algo? – Preguntó sonriendo.

Para Tamao, era muy extraño que aquel hombre tan alegre y gentil, sea el abuelo de aquella joven bastante dura de carácter.

No, nada – respondió desviando un poco su mirada.

El anciano guardó silencio, mientras la miraba de reojo, lanzado un alargado suspiro.

¿Cómo?...- Balbuceó por fin la joven.

¿Qué?

Me pregunto... ¿cómo personas como ustedes... pueden estar al servicio de Yord? – Preguntó cabizbaja.

Yord es el dueño de nuestro pequeño reinado – Dijo el anciano tranquilamente mientras posaba sus ojos en un sujeto en especial, al frente de ellos - Además, existen personas que han hecho mayores sacrificios, que el solo hecho de estar sirviendo a nuestro señor encargándose de una posada.

Tamao miró al anciano en silencio para luego dirigir su mirada hacía el mismo lugar que él, y observar nuevamente a ese joven, su curiosidad la dominó y decidió atreverse a preguntar algo mas.

-¿Por qué...

Si te refieres a él – Dijo anticipándose a lo que diría la joven – Nunca he justificado los actos de ese chico, pero supongo que es el precio de haber nacido solamente para matar.

Tamao se impresionó bastante con aquellas palabras, estaba a punto de hablar cuando Vermouth giró y se dispuso a marcharse.

E-espere.

Él tiene una debilidad, que es la razón de su frialdad y de su alejamiento hacia las personas.-– Dijo de espaldas sonriendo.

¿Por-porque me comenta... todo esto? – Preguntó con cierta timidez – Se da cuenta...que me ha informado sobre una debilidad, también..usted sabe quien soy... ¿acaso no piensa que puedo mencionar de esto a alguien mas?

El anciano rió por lo bajo aunque Tamao lo notó bastante.

Eso es porque... de todas las personas que he conocido, eres la primera que quiere saber algo sobre él, sin tener la mínima intención de hacerle daño.

El anciano giró nuevamente para sonreírle y retirarse, poniendo el pretexto de ser muy tarde, aunque sin duda tenía razón, pero mas bien se fue antes de que hablara mas de la cuenta.

Tamao quedó aun mas pensativa, tomó la bandeja y decidió acercarse al joven pasando entre todas aquellas mesas.

Este, al sentir su presencia dejó de mirar aquel papel para mirarla por el rabillo del ojo.

Tamao tragó saliva un poco nerviosa para luego armarse de valor.

¿Qui-quisieras algo de beber?

Ren solamente alzó una ceja como sorpresa, luego se tranquilizó y volvió su vista al mismo papel.

Pregunte si deseabas...

Ya te escuché – Dijo él respondiendo con seriedad.

Entonces...

¿A que se debe la repentina muestra de servicio? – Preguntó sarcásticamente.

Pu-pues...yo...

¿Acaso es por lastima? ¿ solo por el hecho de que sabes algo de mi? –

Tamao se sorprendió un poco, sabía a que se refería, aquel joven los había escuchado, definitivamente era bastante impresionante.

No es eso... - Tamao no supo que decir, solamente se sonrojó algo apenada.

No necesito la lastima de otro – Dijo mirándola frente a frente – No te acerques a mi de ahora en adelante, a menos que te avise que partiremos.

La joven se quedó sin palabras, ante aquellas tan crueles provenientes del chico.

Ren se puso de pie, y decidió irse; por su parte, Tamao decidió arriesgarse a hablar pero esta vez de una manera insensata, mas bien mostrando cierto enojo.

- Si, fue por lastima, y creo que esa podría ser la única manera en que las personas puedan acercarse a ti- Se tranquilizó un poco, analizando cada palabra, tapó su boca al hallarse tan imprudente.

Ren paró en seco por unos segundos, mientras la joven no sabía si disculparse por aquello o de verdad era lo que él se merecía.

Yo... – Balbuceó ella.

El chico volvió su paso en marcha, sin decir algo o hacer algún movimiento, Tamao pudo notar como subió las escaleras, era seguro que ahí pasaría la noche.

La pelirosada sintió algo de culpa por aquello, era verdad que él era bastante cruel pero ella... no podía pensar en responder de una manera igual a la de él.

Dirigió su mirada hacia la mesa para luego percatarse de aquel papel, era extraño, pero no pensó que él olvidaría esa nota que tanto había leído. Lo tomó y para su horror se dio cuenta de algo escrito, era lo que ella mas temía... sus pupilas de dilataron por aquella sorpresa, dejando caer la bandeja...

Hero... – Susurró.

CONTINUARA...

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N/a: bueno, pues esta vez si me tardé pero... tengo muchas tareas, aunque trataré de publicar lo antes posible, por otra parte hablando sobre el fic, se que hasta ahora no he puesto nada de estos dos (no soy romántica pero me encanta esta pareja así queeee me gusta poner romanticismos de estos hehe) ejem.. así que pido paciencia, es que... me encanta el Ren malito (suspiro), pero supongo que no tardaré en poner algo ahhh y otra cosa, este fic en algunas ocasiones... pues... (no me digan pervertida es que me gusta la parejitaaa) pues... se pasará de la raya, así que... bueno, eso es todo hehehe.

MAYI: agradezco mucho tu apoyo sis, espero y sigas protno cpon el tuyo que sabes que me fascina los fics de Tamao X Ren. ANDREA NEFISTO: graciasss T.T por comprender que tardaréeee y trataré de que noo pase mucho tiempo, aunque agradezco muchísimo tu apoyo, ojala el cap te guste. PRET ICE ANGEL: muchisisiiimas gracias por tu siempre apoyoooo hehe espero mas comentarios tuyos y ojala no tomes aburrido el fic. SHADOW: uyyy sahdowww esta viejita naaa, pues espero que cumplas muchos años masss, y gracias por leer mi fic, espero y el cap te guste.