Lo de ley: Los pèrsonajes de H.P. pertenecen a su autora Jo Rolling y a la Warner, realizo algunas referencias a las obras de cuentos clásicosde autores como los hermanos Jacob y William Grimm, Hans C. Andersen, y Charles Perrault, no escribo esto con fines de lucro, sólo para matar un poco la rutina.

III

Lucía se había dormido con imágenes en la mente de Sirius llegando a un final feliz con Winter como su princesa, deseaba tanto vengarse de él, tal vez si Winter moría en el cuento, Sirius sufriría tanto como ella cuando lo vio llegar cargándola como si realmente hubiera estado herida, o sentiría el dolor tan punzante cuando tan preocupado por ella había salido a buscar algo con que cubrirla, deseaba tanto tener el poder para desaparecerla de su vida, sólo así Sirius podría ser suyo, sólo así podría ser feliz a u lado, ese era el perfecto final para ella, los demás realmente no le importaban.

Cuando despertó estaba realmente impresionada, pues ya no se encontraba en los jardines, estaba rodeada por sábanas de seda tan blancas que brillaban, la cama era sumamente suave y cálida, se estiró pensando que lo vivido el día anterior sólo había sido una trampa de su imaginación, y que en cualquier momento tendría que levantarse para asistir a clases, sin embargo salió del error cuando corrió las cortinas de la cama encontrándose frente a frente con Lily Evans que parecía estar tan sorprendida como ella, habían dos camas más, en una seguía durmiendo Marie, en la otra Winter hojeaba el libro contando las páginas que aún estaban en blanco. Las cuatro chicas estaban como si nada hubiera ocurrido, Winter ya no estaba herida, y las ropas de las demás no eran sus uniformes sucios y rasgados, eran camisones blancos y largos.

-en dónde estamos? Creen que sea una de las salas comunes?- preguntó Lily intrigada

-si eso es verdad, no es la de slytherin, se los puedo asegurar- contestó Lucía

-No es un dormitorio de alguna sala común, estamos en un cuento, seguramente el hechizo se ha hecho más fuerte ahora que parecen faltar menos historias- comentó Winter

Las chicas se pudieron a revisar el lugar en busca de los merodeadores, ninguno de ellos estaba a la vista, sin embargo descubrieron que al lado de cada una de las mesitas de noche habían invitaciones personales para el baile de esa noche, también encontraron un armario con cuatro vestidos, todos muy hermosos, había en cada tocador artículos para arreglo personal, perfume, algo parecido al maquillaje y por supuesto un pequeño joyero, Lucía inmediatamente reconoció el suyo, pues en su interior tenía algunos de los artículos que utilizaba en las fiestas de sus padres. Todo estaba dispuesto para que ellas se arreglaran y fueran al baile, seguramente los chicos estarían bien.

En otra habitación parecida, James, Sirius, Remus y Peter también habían despertado y encontrado en los armarios ropa de gala, no parecía ser las típicas túnicas de gala de mago, eran diferentes con un estilo muggle muy particular, y como era lo único que tenían a parte de las pijamas, decidieron que era mejor usar eso que salir en calzoncillos. Ellos tomaron la iniciativa y salieron de la habitación dispuestos a encontrar a sus amigas, después de todo sin la ayuda de Lily y Winter, no sabían de que manera comportarse o que hacer para que nada se saliera de sus manos.

Mientras tanto en la habitación de las chicas Lucía salía del tocador después de haber tomado un relajante baño de burbujas, Marie que ya había despertado seguía en la tina, mientras Lily y Winter se preguntaban si los chicos estarían bien.

-supongo que todo terminará esta noche en el baile- dijo desalentada Winter

-creo que estas en lo cierto, debemos buscar la forma de tener un final feliz o jamás podremos regresar a nuestra realidad

-por que no empezamos por arreglarnos para el baile? Anden, con mi buen gusto todas quedaremos espectaculares para conquistar el corazón de nuestro príncipe azul- dijo de repente lucía con un tono tan dulce que ninguna de las presentes se lo creyó, después de todo, era la primera vez que se comportaba amable

-te sientes bien?- preguntó Lily bastante sorprendida

-claro, vayan a acicalarse, después nos ayudaremos con los peinados y el maquillaje- dijo con una sonrisa que a Winter le dio escalofríos

-Vamos Lily, será mejor entrar al baño con Marie- dijo la otra chica tomando la mano de la pelirroja y dirigiéndose al baño.

Las chicas no contaban con algo, Lucía se había estado comportando como una verdadera bruja malvada de cuento y ahora su cambio tan amable y dulce sólo podía significar que estaba planeando algo, después de todo ya habían visto de lo que era capaz, realmente no le interesaba otra persona que no fuera ella misma y si las cosas seguían así perdería lo que realmente quería su corazón disfrazado entre tanto glamour y despotismo.

-creo que exageran- había dicho Marie saliendo de la tina- iré a comenzar la batalla, sólo espero verme hermosa- dijo con un suspiro mirándose al espejo.

Ella no era tan delgada como las otras tres chicas para lucir cualquier vestido por sencillo que fuera, siempre había tenido problemas con el peso y era más baja de estatura, lo que implicaba que tenía que esmerarse más en su arreglo para cubrir su elevado estándar de belleza, aunque al parecer a las demás les daba lo mismo, ella esperaba lucir hermosa en uno de los vestidos que había visto en el armario. Winter y Lily la miraron salir del baño, ambas sonrieron y trataron de relajarse entre la calidez del agua y la espuma. Cuando…

-AAAHHHH!- se escuchó un grito desgarrador, realmente de dolor

Lily y Winter salieron de la tina con sólo una toalla y entraron a la habitación escurriendo agua, lo que encontraron ahí no supieron si les desgarraba el corazón tanto como para ponerse a llorar o si las llenaba de furia por el acto tan horrible.

Marie estaba de rodillas en medio de la habitación que parecía zona de desastre, como si un huracán hubiera arrasado con todo lo que ahí se encontraba, había pedazos de tela amarilla, moños, lazos, por todo el lugar, y la chica lloraba desconsolada en el suelo. Winter se acercó a ella y la abrazó mientras Lily se acercaba al armario, en dónde otros dos vestidos seguían colgados sin ningún tipo de daño, el alhajero de Lucía había desaparecido como la rubia, Lily cerro los puños con furia contenida.

-Mi vestido… ahora que haré… el baile… - decía entre sollozos la pobre Marie – quien pudo haberlo hecho? Quien me odia tanto?- dijo mientras Winter la llevaba a sentarse en una de las camas y Lily se acercaba a ella para ofrecerle un pañuelo.

-Fue esa bruja! Lucía!- dijo Lily muy molesta

-No creo que haya sido en tu contra Marie, creo que se ha equivocado de vestido- dijo de repente Winter adivinando lo que estaba ocurriendo

-Y si está bajo el hechizo de un cuento? Como Remus lo estuvo?- preguntó Marie dándole el beneficio de la duda

-……

Ninguna de las chicas contestó a eso, era bastante obvio que Lucía había sido lo suficientemente envidiosa y rencorosa desde antes de entrar en el hechizo del cuento

-Que haré ahora?- preguntó volviendo a echar a llorar

-Descuida, que este era uno de mis cuentos favoritos, arreglaremos tu vestido e irás al baile como una princesa- dijo Lily sonriendo, fue hasta la mesita de noche y buscó en el cajón rogando por que ahí se encontrara su varita

-Serás la más hermosa esta noche Marie- agregó Winter mientras Lily le pasaba su varita y entre las dos se pusieron a trabajar.

Mientras tanto en otra habitación…

-¿Por qué diantres nadie le pone instrucciones a la ropa muggle?- dijo Peter que caminaba por los pasillos en busca de las chicas, algunos de los adornos de la levita, el cuello y los puños estaban mal colocados y le daban un aspecto gracioso. Además de la espada que también llevaba mal colocada haciendo que a cada paso se le atorara entre las piernas y lo hiciera tropezar continuamente.

Los cuatro amigos habían decidido separarse para buscar a sus amigas, entre más rápido volvieran a estar juntos, más rápido podrían saber que estaba ocurriendo y por lo tanto tratar de darle un final feliz a cualquiera de las historias en la que estuvieran implicados. Todo parecía menos peligroso que el día anterior, por lo menos las habitaciones del castillo no se cerraban tras ellos y los dejaban atrapados. Peter revisaba cada puerta cuando…

-Peter, que bueno que te encuentro- dijo sonriente en cuanto el chico entró en la habitación

-Lucía? Te ves muy hermosa- dijo con grandes ojos, mientras la rubia se acercaba a él y le llevaba de las manos hasta un asiento que estaba colocado frente a un gran espejo

-Peter, necesito un favor- dijo con voz melosa y dulce, era amable y zalamera

-Q-que q-quie-res?- tartamudeó muy nervioso

-Sé de buena fuente que te gusta mucho Marie… y sé que harías cualquier cosa por defenderla de quien quiera hacerle algún daño…- dijo con voz muy seductora

-Marie? Que tiene Marie?- preguntó alarmado

-Winter, esta bajo el hechizo de un cuento, se ha convertido en una bruja malvada, destruyó el vestido de Marie y ahora no puede asistir al baile, Marie no podrá intentar tener un final feliz contigo por su culpa… Lily dijo que tenemos que matarla …

-Pero ella me salvo, ella me ayudó- se negó sin creer lo que escuchaba

-Pero ahora está bajo el hechizo el libro, puede matar a cualquiera… a Marie…- dijo poniendo en sus manos una daga con la hoja torcida – mátala Peter, se el héroe de Marie y ten un final feliz…

Mientras tanto, Winter que había terminado de arreglarse salió de la habitación en busca de Lucía, arreglaría la situación de una buena vez con ella, no podía entender por que era tan cruel, estaba muy enojada, deseaba encararla y soltarle todas sus verdades, venía caminando con rapidez, el exterior del castillo estaba silencioso y sobre todo el color del cielo comenzaba a cambiar, de un momento a otro llegaría el atardecer y con él, el inicio de la cuenta regresiva hacia el final, tenían hasta media noche para que el encanto durara, el baile, la destrucción del vestido habían dado la pauta para que el plazo se pusiera. La chica caminaba buscando por cada habitación, esperando encontrar a alguno de sus amigos cuando al doblar la esquina en uno de los pasillos…

-Winter?

-Peter! Dime y los demás?- preguntó sonriendo de ver una cara conocida

-Er… buscándolas… te llevaré con los demás- dijo después de titubear un poco, sin embargo la chica no le dio importancia, lo atribuyó a nervios y siguió al chico que a dirigió hacia una de las habitaciones el fondo

Winter entró en la habitación señalada, estaba oscura y húmeda y vacía.

-Remus?- preguntó entrando hasta el fondo buscando la cortina para abrirla y dejar pasar la luz. A su espalda se alzaba la silueta de Peter y de inmediato reconoció el objeto puntiagudo que traía en la mano

-Lo siento mucho Winter- dijo con voz casi quebrada caminando hacia ella dispuesto a asesinarla.

-Peter! No! Por favor! - gritó asustada tropezando y cayendo al suelo

-Tú lastimaste a Marie, eres una bruja mala tengo que matarte antes de que nos mates!- contestó el chico armándose de valor.

-No Peter! yo no lo haría! Ve en tu corazón! Sabe que digo la verdad! NO!- gritó tratando de poner los brazos como escudo, sin embargo el golpe jamás llego, Peter estaba de rodillas en el suelo con la daga en la mano, y lloraba.

-Ella me dijo que Marie jamás tendría un final feliz conmigo por tu culpa- dijo soltando el arma, Winter se acercó a él y lo abrazó-pero tú me salvaste en los jardines y a Marie en el comedor… - sollozaba

-Dime dónde está? – dijo seria mientras tomaba la daga y salía de la habitación

Mientras tanto en la habitación del espejo en dónde estaba Lucía todo estaba alumbrado, un hombrecillo extraño pasó tocando la puerta y avisando que el baile iniciaría al caer el sol tras la colina. Marie y Lily salieron de la habitación completamente ataviadas. Remus y James se habían encontrado en una de las habitaciones y juntos seguían buscando a las chicas, aunque cuando vieron al hombrecillo supusieron que podrían encontrarlas en el baile, así que se dirigieron al lugar.

Lucía se miraba al espejo esperando a Peter que le llevaría noticias, las mejores que recibiría pues con Winter fuera de la jugada ella podría conquistar a Sirius en un dos por tres, arreglaba continuamente su cabello para que quedara perfecto sobre el hermoso vestido color oro, estaba consumida por su reflejo, de lo exquisita que podía verse y que todo mundo lo sabía, ella era la más bella, la mejor de todas, la que obtendría un final feliz a toda costa.

-El espejo nunca miente… - dijo

-Tienes razón…- dijo de repente Winter que se había colocado a su lado y la miraba desde su reflejo- si soy yo, por fortuna Peter tiene un corazón noble que no le permitió la traición- dijo

-Deberías estar muerta! Eres una maldita sangre sucia que quiere quitarme a MI príncipe!- chilló Lucía sin voltear a verla, sólo miraba su reflejo

-Aun no lo entiendes verdad?- suspiró – todo ese rencor, toda esa amargura no te hace más altiva y hermosa, sólo te está pudriendo el alma, nuestro verdadero reflejo es aquel que vemos en los ojos de los demás y tú sólo te has esforzado por que todo mundo vea lo horrible que eres- dijo con suavidad sin alterarse, Lucía volteó hacia ella con odio infinito en la mirada

-Tú me has quitado lo que más quiero! Él era MIO y tú me lo quitaste con esa pose de ingenua que no te va!- le reprochó de frente

-Yo no te he quitado nada, Lu, él sólo ha visto tu reflejo y ha preferido reconsiderar estar a tu lado- dijo dando media vuelta- ninguno de nosotros puede pelear tu guerra Lu, recuérdalo cuando te des cuenta en lo que te has convertido- dijo mientras clavaba la daga en una de la mesas y caminaba hacia la salida cuando escuchó el grito de Lucía de desesperación. Winter salió de la habitación y se dirigió hacia el salón de baile para reunirse con los demás.

Realmente Winter le había dado la clave, sin embargo lo que vio al espejo la dejó sorprendida, horrorizada, era ella con un aspecto por demás horrible, a su lado seguí el recuerdo del reflejo de Winter, y ella, llena de verrugas, de pústulas, con el cabello marchito y sin brillo casi muerto, sus manos, su figura toda ella estaba diferente, espantosa, los dientes asemejaban granos de elote amarillos y deformes, sus ojos azules estaban opacos y sin vida toda ella era tan fea que se sumió en la desesperación.

La puerta del gran salón de baile se abrió anunciando a la princesa, de entre las flores la más hermosa, todos estaban a la expectativa cuando Lily Evans en su hermoso vestido color palo de rosa entraba en la estancia, James de inmediato corrió hacia ella y la estrechó en sus brazos.

-Lily en verdad estaba preocupado por no saber de ti- dijo con ternura

-James… yo estaba pensando si volvería a verte- dijo y una lágrima escurrió por su mejilla, el chico la detuvo con un dedo

-No quiero verte llorar, no dejes que tu belleza se opaque con lágrimas aunque sean de felicidad – dijo acariciando sus mejillas con las manos

Ella asintió cuando uno de los hombrecillos se acercó a ella y haciendo una reverencia le dijo:

-Hermosa princesa, jamás igualada a una flor silvestre, te envían esto de obsequio- dijo entregándole una cajita de madera con los acabados en oro, ella no entendió, sin embargo la aceptó con una inclinación de cabeza

-¿de qué se trata esto?- preguntó James confuso cuando inició a tocar la orquesta un vals. Ella guardó la cajita en el bolsillo de la chaqueta de James.

-No importa lo que sea, lo único que quiero es disfrutar este vals contigo mi príncipe azul- dijo en un susurro a su oído que tuvo el efecto de casi elevarlo del suelo sin escoba.

-Como digas mi princesa hermosa- contestó besando su mano.

James ofreció su mano a la chica y juntos caminaron hacia la pista de baile, cuando las puertas del gran salón volvieron a abrirse, en esta ocasión era Marie la que entraba enfundada con un bello vestido color plata, con vuelos transparentes, una diadema adornaba el moño en que había arreglado su cabello, varias manos la recibieron para invitarla a bailar, pero ella sólo anhelaba ver a su príncipe, y ahí estaba, con el vestuario mejor acomodado, pero con una sonrisa dulce y amable. Peter estaba sorprendido, en verdad había creído que Marie asistiría al baile con un vestido roto y mal zurcido, ella se inclinó con una gran sonrisa alzando la parte delantera del vestido y mostrando las zapatillas de cristal, Peter se sorprendió al verlas pues parecían casi mágicas.

-Un regalo de Lily y Winter- contestó a la pregunta nunca hecha

-Te ves… wow- fue lo que atinó a decir mientras ella le tomaba de la mano y lo llevaba a la pista de baile.

-Mis hadas me dijeron que tenía hasta la media noche para que el encanto se rompiera, así que quisiera divertirme, si no logramos salir de esta quiero tener un buen recuerdo de esta noche- sonrió abrazándolo mientras comenzaban a bailar.

Un poco torpe, pero demasiado buen corazón para que ambos disfrutaran el momento, cada roce, cada paso, cada vuelta era sólo suyas.

La puerta del salón volvió a abrirse y en esta ocasión el que entró fue Sirius, que buscaba con la vista a sus amigos, Remus le hizo una seña y lo alcanzó, estaba muy pensativo, parecía que había estado dando vueltas por todo el castillo tratando de pensar.

-Qué es lo que ocurre Pad? Pasó algo malo?- preguntó un tanto asustado, después de todo hacían falta dos chicas para que estuvieran completos.

-Moony… crees que he sido muy rudo con Lu durante todo esta locura?- preguntó seriamente

-La verdad, querido amigo, Lucía es una chica complicada, un poco egoísta y bueno para ser honesto no es muy agradable, pero no creo que eso implique que sea mala persona- dijo poniendo una mano sobre el hombro de Sirius

-Viste como trato a Winter, a Lily, a la propia Marie! No puedo entenderla- respondió cabizbajo

-Estaba celosa de que le pusieras tanta atención a ellas, creo que en el fondo es una buena chica, pero demasiado impulsiva, creo que le hace falta un poco de amor, debe aprender a ver más allá de la apariencia, del origen y sobre todo debe aprender a amar y no siempre se puede solo, a veces se necesita un poco de ayuda- terminó de decir Remus cuando la puerta del salón se volvió a abrir.

En el umbral de la puerta se dibujó una silueta frágil que caminó con paso suave buscando con la mirada a sus amigos, a lo lejos vio bailando a Lily con James que se lanzaban miradas llenas de adoración, muy cerca de ellos estaba la dulce Marie con Peter, que bailaban con algo de torpeza, sin embargo los dos reían y disfrutaban, y un poco más a la derecha cerca del ventanal estaban Sirius y Remus, los dos parecían príncipes encantados, ella se acercó a ellos e hizo una reverencia, ambos le sonrieron complacidos.

-Sirius… Lu te necesita- dijo la chica con suavidad aunque no dejaba de tener un tono de urgencia su voz- por favor… ella está perdida, necesita que alguien le muestre el camino y tú eres el único que puede hacerlo- rogó, el chico no contestó, simplemente se encaminó hacia la puerta del gran salón y salió

-Estas bien?- preguntó tomando una de sus pálidas mejillas

-Ahora lo estoy- contestó ella abrazándolo

Cuando un hombrecillo se acercó a ella y le tendió una pequeña caja de madera con los adornos en plata diciendo:

-Princesa encantada con un reflejo hermoso te envían esto de obsequio- hizo una reverencia, Winter aceptó el regalo con una sonrisa, pero al no poder abrirlo se lo dio a Remus que igual que James lo guardó en su bolsillo.

-¿quieres bailar hermosa princesa?- dijo ofreciéndole el brazo

-Será un honor, mi dulce príncipe - sonrió y ambos se dirigieron a la pista de baile.

En otro lado del castillo, Sirius corría por los pasillos, realmente Winter lo había alarmado con lo que le había dicho, necesitaba encontrar a Lucía y confrontarla, sólo así sabía que podría sentirse mejor, no tardó mucho en hallarla, después de todo los gritos de desesperación y el llanto lo habían guiado hasta la habitación del espejo. Cuando entró todo se había quedado en un repentino silencio, el gran espejo estaba estrellado en la parte superior, había muebles volteados y cosas tiradas por todo el suelo.

-Lucía? Estas aquí?- dijo el chico buscándola con la mirada

-Vete! No quiero que me veas así!- escuchó desde uno de los rincones de la habitación

-Sal, no seas niña, necesitamos aclarar algunas cosas- dijo acercándose al lugar de donde había escuchado la voz

-No por favor, vete Sirius, en verdad no quiero que tú me veas así- dijo y su voz no era mandona, o exigente, al contrario era una súplica

-Qué te pudo haber pasado para que no quieras que te vea? Te convertiste en sapo?- trató de bromear pero se arrepintió cuando escucho de nuevo el llanto de la chica

-Ahí empezaron mis desgracias! Si no hubiera sido tan egoísta y hubiera hecho lo que me indicaron no me habría convertido en esto!- se lamentó llorando con gran sentimiento, Sirius siguió caminando hacia ella con delicadeza, no quería espantarla

-El hubiera no existe Lu, lo que cuenta es que pareces estar arrepentida-dijo llegando hasta dónde estaba ella, hecha un ovillo cubriéndose el rostro

-Y en verdad lo estoy, lástima que sea tan tarde…- se lamentó sin alzar la cara, Sirius la tomó de los brazos y la jaló hacia él

-Aún no es tarde, si pides disculpas sé que te perdonarán los demás- trató de convencerla pero aún se cubría el rostro

-Yo destruí el vestido de Marie! Fui yo quien trato de matar a Winter, y Lily la lastimé tanto diciéndole que ella no era digna de estar con Potter! Y todo lo hice por que deseaba que me miraras más a mi, fui una estúpida que no valoré la amistad que ellas sin condiciones me habían brindado- dijo soltando a llorar de nuevo con gran sentimiento, Sirius sintió como se le encogía el corazón ante la confesión de la chica

-Marie está en el baile y su vestido se ve bastante bien, Lily está con James bailando y Winter…

-Si, lamento no ser tan buena o hermosa como ella, lamento no haber sido una verdadera amiga contigo y lamento aún más que por mis tonterías tú te hayas alejado de mi en favor de ella- interrumpió llorando

-Iba a decir que Winter estaba con Remus disfrutando del baile- dijo sonriéndole mientras quitaba sus manos del rostro y le veía de frente

-No te asustas? No ves que soy una bestia comparada con ella? – dijo dolida

-Lo único que veo, son dos hermosos ojos azules que están arrepentidos de haberse portado mal- dijo con dulzura mientras la levantaba del lugar y la llevaba frente al espejo- y a mis ojos es lo que vale, que te hayas dado cuenta que necesitabas cambiar y que haya sido tan a tiempo para lograr un final feliz.

-Lucy, el reflejo que te has creado por miedo a que te lastimen imposibilita que la bella señorita que conozco que me hace reír y me consciente con caramelos se vea opacada.- dio obligándola a ver su reflejo.

Lucía se miró al espejo, seguía siendo una abominación, sin embargo lo que ella no sabía era que sólo su reflejo era el que presentaba ese aspecto, ella seguía siendo tan hermosa como antes, Sirius podía verla en realidad como era, aquella muestra de arrepentimiento le daba una idea, tal vez si demostraba que podía ser agradable, si dejaba esa conducta autodestructiva que la mantenía sola en todo momento podría romper el hechizo que sobre ella se cernía en ese momento.

Mientras tanto en el gran salón James y Lily se divertían olvidándose por completo del mundo, cuando James la acercó lo suficiente ella recordó la cajita.

-Por cierto James, déjame abrir mi obsequio, a lo mejor es algo que nos ayuda a terminar felizmente el cuento- dijo como una chiquilla ilusionada la noche antes de navidad.

-Está bien, yo sólo espero que sea algo útil.- dijo entregándole la caja

Lily abrió la caja y encontró dentro… NADA, absolutamente nada.

-Vaya, que buena broma, ahora que pensé que era algo así como sortijas de compromiso o que se yo, tal vez un poco de magia para regresar a nuestra vida- dijo riendo James sin embargo Lily no se había movido, la expresión de su rostro era completamente seria, y miraba hacia el vacío.

-Lily? No estés jugando, anda dime que te pasa- dijo tomándole de los brazos, para darse cuenta que estaba excesivamente fría.

La pelirroja sin inmutarse de lo que pudiera hacer su compañero comenzó a caminar a paso normal, hacia la entrada del salón de baile, James que no entendía muy bien lo que estaba pasando comenzó a seguirla , pronto se dio cuenta de que estaban bastante alejados del salón, Lily caminaba sin que nada ni nadie pudiera detenerla, su mirada seguía fija al frente, sus manos tomaban parte de su vestido par no tropezar, parecía estar en una clase de hechizo, de pronto James se dio cuenta de que a pesar de que la chica caminaba a paso normal se iba alejando cada vez más de él, de manera que terminó por correr para tratar de alcanzarla. Lily dio la vuelta en una esquina del corredor y cuando James la alcanzó ella había desaparecido, a unos diez metros una puerta se cerraba, el chico corrió con todas sus fuerzas, abrió la puerta y esto fue lo que vio: Su Lily estaba tocando el huso de una rueca que había aparecido de repente y se desvanecía hacia el suelo inconsciente. James corrió hasta ella y logró alcanzarla para detener su caída, sin embargo apenas la había sostenido tres segundos cuando la chica desapareció por completo sin dejar rastro alguno de su existencia.

-LILY!- gritó James sumido en la desesperación.

En el baile…

-Te encuentras bien? Te ves sofocada- dijo Remus mientras bailaban

-La verdad es que me falta el aire¿podemos salir a la terraza?- preguntó respirando con dificultad

-Demasiado ejercicio - dijo mientras la ayudaba a salir a la terraza y la recargaba en la baranda bellamente adornada con flores.

-Es el corsé, supongo que la cinta se apretó un poco mientras bailábamos – dijo dando un suspiro un poco ahogado

-Por que lo usas, no lo necesitas- respondió un poco sonrojado por el tema de conversación

-Venía con el vestido y la cinta era tan hermosa que no pude resistirme- explicó con una sonrisa- estaré bien, sólo necesito estar aquí afuera un rato antes de volver con tanta gente- dijo mientras se acercaba a Remus y lo abrazaba colocando la cabeza en su hombro y cerró los ojos, Remus la estrechó con delicadeza tomando su cintura y su cuello con las manos, así estuvieron un largo minuto, cuando el chico recordó la cajita y se le ocurrió la idea de que seguramente él si podría abrirla.

-Nos olvidamos de tu obsequio- dijo sacando la cajita, en cuanto la tocó se abrió

-Que es?- dijo sin abrir los ojos, se sentía muy bien así, no importaba si la necesidad de aire en sus pulmones comenzaba a marearle un poco

-Míralo tú misma- dijo mostrándole un hermoso peine con forma de mariposa, que a la luz de la luna emitió algunos destellos luminosos

-Es hermoso- dijo maravillada por tan hermoso obsequio

-Espera te lo colocaré- dijo el chico, ella colocó sus manos alrededor del su cuello y sin soltarle lo miró con intensidad

-Remus… yo…- no pudo terminar la frase, Remus había colocado el peine en su cabello y la chica se había desvanecido hacia atrás en sus brazos.

-WINTER! Que ocurre!- gritó sin embargo unos cuantos segundos después la chica desapareció, tal y como había pasado con Lily.

Adentro en el baile, Marie y Peter disfrutaban de su mutua compañía, igualmente un hombrecillo se acercó a ella y le dijo:

-princesa dulce y tierna, te envían un obsequio, ábrelo a tiempo- dio una reverencia y se fue

-de que se trata esto?- peguntó la chica muy intrigada mirando a Peter

-Ábrelo y saldremos de dudas- dijo alzando los hombros bastante intrigado

La pequeña caja de madera con adornos en color plomo se abrió dejando a la vista una hoja de lo que parecía ser un libro. Marie sacó la hoja y comenzó a leerla.

-"Las doce han dado y el hechizo se ha terminado, corre Cinderella, corre, para no ser descubierta y que tu vida esté a salvo"

-Marie?- la llamó Peter, sin embargo Marie había soltado la hoja y esta había desaparecido, la chica no sabía que hacer, cuando comenzaron a sonar las campanadas del reloj.

Dong! (1)

Marie corrió dejando a Peter totalmente intrigado de lo que estaba ocurriendo, pasó por entre los demás empujándolos, sentía la fuerte necesidad de salir del lugar, Peter reaccionó y corrió tras ella.

Dong! (2)

-¿qué está pasando?- preguntó Lucía a Sirius mientras se encaminaban al salón de baile para reunirse con los demás

-Han dado las 12 de la noche, si no tenemos un final feliz quedaremos atrapados- dijo Sirius tomándola de la mano y corriendo para reunirse con los demás.

Dong! (3)

En una habitación desconocida, sobre un lecho de rosas descansa Lily, está sumida en un sueño profundo en la espera de que su verdadero amor rompa el hechizo con un beso de amor verdadero, grandes espinos crecer alrededor del lecho tan mortales para quien los trate de cruzar como lo serían dagas muy afiladas.

Dong! (4)

James busca a su princesa por todo el castillo está desesperado, en sus ojos se refleja el miedo de perder a su único amor dentro del cuento, el sonido de las campanas retumba en sus oídos y lo único que puede hacer es aferrarse a la esperanza de que en algún momento la encontrará.

Dong! (5)

Marie corre como si su vida dependiera de ello, Peter la sigue gritando su nombre y rogando por que se detenga.

Dong! (6)

Remus corre por el jardín buscando a Winter, no puede entender lo que ha ocurrido, ha escuchado que se acerca el fin y no puede más que desesperarse a lo lejos se escucha un caballo a galope.

Dong! (7)

Winter descansa, parece muerta pues no respira, su cama es de flores, la caja de cristal ha comenzado a aparecer lentamente a su alrededor envolviéndola para preservar su cuerpo. Hay ramas y enredaderas que florecen a su alrededor, todo se llena colores.

Dong! (8)

-Como es posible que aún no podamos llegar! – gritó Lucía al ver que por más que se esmeraban por llegar al salón éste parecía aún más lejano

-Tenemos que seguir luchando!- dijo sin detenerse con una mirada de profunda preocupación.

-Ellos están bien! Lily y Winter están con los demás ellas saben que hacer- dijo tratando de tranquilizarlo

Dong! (9)

-Por favor! dame una señal! Dime dónde estas!- gritó James

Dong! (10)

Marie ha llegado a la puerta del castillo, ha descendido por las escaleras, resbala cayendo de los últimos dos escalones, pero se levanta y sigue corriendo hasta adentrarse en el bosque, Peter llega y recoge la zapatilla de cristal que se ha quedado olvidada.

-Marie! Espera!- grita y no se detiene la sigue hasta el bosque.

Dong! (11)

-Lucía resbala y cae al suelo, su tobillo se ha torcido y no puede seguir, Sirius regresa con ella.

-Vete, ve y busca a los demás yo estaré bien- dijo sinceramente.

-Lu…

-Anda! tus amigos te necesitan- sonrió para convencerlo pero su rostro expresaba dolor

-No, tú me necesitas ahora- dijo arrodillándose a su lado

-No llegarás si te quedas- insistió

-De todas formas ya es demasiado tarde, además no puedo dejarte

Dong! (12)

Lucía abrazó a Sirius mientras todo empezaba a cimbrarse con fuerza, lloraba sintiéndose la causa de la destrucción de todos, jamás volverían a casa, el hechizo del libro no se rompería jamás y ellos quedarían atrapados para siempre.

-Perdóname…- susurró al oído de Sirius

-Qué?- contestó el chico que realmente no sabía por que lo decía

-Perdóname por ser una egoísta mimada, perdóname por no haber sabido distinguir entre lo que realmente era bello y valioso y dejarme llevar por los celos- dijo sollozando

Sirius no contestó, la estructura comenzó a colapsarse, todo hacía suponer que el castillo se derrumbaría, en la habitación de Lily las paredes se desmoronaban mientras los espinos que habían crecido a su alrededor se hacían más altos pesar de que rocas y escombros comenzaban a caer, James seguía buscando sosteniéndose de todo lo que encontraba a su paso, gritando el nombre de Lily a cada paso, el lugar en dónde estaba Winter también parecía colapsarse, algunas rocas, tierra y hojas caían sobre la superficie del cristal amenazando con estrellarlo o romperlo en algún momento. Remus por su parte también seguía buscando, jamás se daría por vencido, en su mirada siempre dulce se reflejaba la inmensa preocupación y sobretodo la decisión de seguir buscando a la chica aún si en eso se le iba la vida. Mientras tanto Marie se había internado en el bosque seguida de Peter, los árboles parecía que se salían de la tierra y amenazaban con caerles encima, pero él no quería detenerse, Marie era tan buena, tan dulce tan amable que creía que si la dejaba ir jamás encontraría a alguien, buscando en su interior encontró la fuerza para imprimirle a sus piernas más velocidad y lograr alcanzarla

-Marie!- dijo cuando por fin la tenía tomada de un brazo, en su otra mano traía la zapatilla cuando un árbol comenzó a venírseles encima.

-cuidado!- gritó Lucía cuando una de las vigas estaba a punto de caerle encima a Sirius, no lo había pensado, simplemente se lanzó y lo quitó del camino, recibiendo ella el fuerte golpe y quedando atrapada bajo el escombro. un hilo de sangre corrió por su boca.

-Lu!- corrió hacia ella y la miró sorprendido y con un gran miedo en los ojos-por que?- preguntó mientras la sacaba de los escombros y la tomaba en brazos, a su alrededor todo se cimbraba y se destruía

-Por que siempre… hago cosas estúpidas… por amor- dijo mientras sus ojos se cerraban para siempre

-No! No te mueras!- la estrechó con fuerza, sus ojos se habían llenado de lágrimas que comenzaban a correr por sus mejillas – Yo te amo…- dijo en un susurro

Todo se colapso…