CAPITULO 8
Dimensión Alterna
Harry James Potter se encontraba encerrado en una oscura y fría habitación de la casa ancestral de la familia Black. El muchacho se hallaba sentado encima de la destartalada cama abrasando sus rodillas en una posición casi fetal.
Lo que sucedía es que hace poco habían descargado sobre sus hombros el peso mas grande que se le pudiera dar a un mago aun siendo un adulto, y él era solo un adolescente que aun no había llegado a los 16 años.
La incesante letanía de todas las cosas de las que se sentía culpable fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta. Él levanto la cabeza pero no contesto al llamados. Los golpes se volvieron a escuchar, pero el no tenia ganas de hablar con nadie. De seguro era un miembro de la orden pidiéndole que bajara a comer bajo el mandato de Dumbledore. Pero la puerta volvió a sonar con insistencia.
"¡No tengo hambre!"- vociferó hacia la entrada.
Pero sin hacer caso la puerta se abrió dejando ver en el umbral la sombra de una persona con el cabello alborotado durante unos segundos, por que la puerta fue cerrada casi inmediatamente por un portazo como si hubiese sido obra de "magia".
Al parecer el hechizo no logro asustar a la persona al otro lado porque volvió a abrir la puerta e ingreso rápidamente a la habitación.
"No quiero ver a nadie"- dijo con voz amenazante.
"Pero si no te estoy pidiendo permiso"- respondió una voz entrecortada por la ira y la tristeza.
Esa voz, esa voz la reconocería hasta en el fin del mundo, porque esa voz, esa voz era la de su conciencia.
Sintió como sus pasos se acercaban a él lentamente e inseguros, seguramente tendrían miedo de tropezar ya que la habitación estaba inundada de oscuridad. Sintió como llegaba al borde de la cama y como se sentaba justo delante de él.
"¿Qué haces aquí Hermione?"- pregunto él con la voz apagada.
"Prometí que nos veríamos pronto¿No?"- replico ella- "Solo te dejo un par de semanas y te vuelves un desastre- agregó haciendo alusión de lo ocurrido en Navidad."
Alargo la mano intentando acariciar su cabello pero é la tomo con fuerza.
"Vete, todos los que están conmigo mueren."
"Entonces he de morir porque no me pienso ir"
"Tú no comprendes todo esto es mi culpa. La muerte de Sirius, de Cedric, de mis padres."
"Sí claro, y también la segunda guerra mundial señor ego-centrista"- respondió ella con la vos ahogada.
"¡Tú no comprendes!"- explotó él.
"¿Qué no comprendo?"
"Nada."
"Comprendo que fue la decisión de Sirius ir al ministerio, comprendo que Cedric quiso entrar al Torneo sabiendo que otros competidores habían muerto, comprendo que tus padres murieron para que tu pudieras vivir..."
"Y supongo que ellos también querían morir."
"No, pero cada quien tiene que afrontar las consecuencias de sus decisiones; yo decidí ser tu amiga y si eso significa que voy a morir entonces moriré, por que desde un principio he sabido lo que significa serlo..."
"Quizás yo no quiera que mueras."
"Pero no puedes decidir por mi."
Los ojos de la joven castaña estaban húmedos, realmente sentía tanto coraje y tristeza, no soportaba ver a su mejor amigo en esa condición.
"¿Qué mas paso esa noche Harry?"- pregunto ella con tono mas suave.
"¿Es que acaso la muerte de Sirius no es nada?"
"No pero sucedió algo más, esa noche hablaste con Dumbledore."
Silencio.
"Y el te dijo sobre la profecía."
Mas silencio.
"Él te dijo que tu eres el único que puede derrotar al señor tenebroso."
Harry se sorprendió¿Cómo podía saber eso ella? Él juraría que ni el mismísimo Fudge lo sabia.
"¿Quién te lo dijo?"
"Nadie, simplemente lo su puse."
Harry se sorprendió de nuevo de la inteligencia de su amiga, no sabia como rayos lograba hacer esas conjeturas, que casi siempre resultaban correctas.
Entonces sintió el impulso de contarle todo, todo lo que desde hacia tiempo lo ahogaba, todo que lo hacia ahora sentir tan impotente, tanta impotencia...
Cuando Hermione despertó sintió en sus labios el sabor salado de las lagrimas que había llorado anoche. Ese recuerdo había sido demasiado doloroso, escucharlo con ese tono tan derrotado, tan abatido por la vida¿Por qué había tenido que ser él?
Solo Harry Potter o Neville Lombottom lograrían derrotar al innombrable. Y él había elegido a...
Claro esa era la clave.
Hermione se levanto de su cama sabiendo lo que debía de hacer, al parecer sus compañeras ya habían bajado a desayunar, ya era tarde, y por primera vez desde cualquier perspectiva no le importo.
Tomo un baño y se dirigió al despacho de la profesora McGonnagall. Ya había perdido la primer clase así que una segunda no tenia importancia tenia que hablar con el profesor Dumbledore.
Espero en el umbral de la puerta absorta en sus pensamientos, mientras un terrible dolor crecía en su pecho la chicharra sonó anunciando a los alumnos que su primer clase había terminado y que debían dirigirse a la siguiente si no querían un retardo.
"Sucede algo señorita Granger"- La profesora McGonnagall había llegado cargada de pergaminos.
Ella estaba tan absorta en sus conjeturas que se sobresalto, la jefa de su casa la miraba con preocupación.
"Tengo que hablar con el profesor Dumbledore"- dijo un poco nerviosa
"El profesor Dumbledore tiene asuntos muy importantes que atender"- respondió la profesora con su habitual tono estricto de voz –"Pero si en algo yo te puedo ayudar"- agrego cortésmente
"No, necesito habla con él, es urgente"- puntualizó ella.
"Bueno si es mas urgente que los asuntos del ministerio, algo que yo claramente dudo..."- empezó el regaño la profesora
"Es sobre la Orden del Fénix"- había llegado la hora de saber si se estaba volviendo loca.
La profesora McGonnagall se quedo sin habla, la miro entre sorprendida y alarmada. Entonces, no lo estaba.
"Baja la voz"- logro articular- " Sígueme"
Ella la siguió a través de los pasillos, la Orden del Fénix era una organización secreta que se ocupaba que combatir las fuerzas del innombrable, recordó ella mientras recorría los pasillos. Hasta que llegaron frente a una gárgola.
"Pie de calabaza"- dijo la profesora McGonnagall.
Unos minutos después se hallaba sentada en el despacho de Albus Dumbledore, Dios, creo que ya he estado aquí antes , pensaba mientras el directos tomaba asiento en la silla de adelante.
"La profesora McGonnagall me ha dicho que usted quiere hablarme sobre una tal Orden del Fénix"- empezó después de aclararse la garganta- " No sé donde haya escuchado de esto o como se habrá enterado pero yo..."
"Yo tampoco señor"- interrumpió, Dumbledore la miro intrigado- "Solo que tenia que hablar con usted y fue lo primero que se me vino a la mente para convencer a la pro.."
" ¿Qué es lo que usted sabe sobre la Orden?"
"La Orden del Fénix era una organización secreta que se ocupaba que combatir las fuerzas del innombrable y usted las creo señor"- dijo ella monótonamente.
Al parecer Dumbledore estaba pensando si era correcto descubrirse ante ella.
"Y usted dice que no sabe como lo sabe"- dijo decidiendo poner todas las cartas sobre la mesa, algo en los ojos de esa niña la intrigaba, eran sinceros. – "Y no es la razón por la que vino aquí"
"No, bueno en parte, lo que pasa es que sé cosas que no debería saber"
"¿Cómo que?"
"Como que...la contraseña de su despacho siempre es un dulce, la profesora McGonnagall es miembro de la orden, Snape es un espía de usted en el campo mortífago, Harry Potter tiene una capa invisible, usted conoce a Nicolás Flamel, Neville Lombottom es el único mago con el poder de derrotar a Voldemort – ni siquiera se como puedo decir su nombre- "y lo mas importante de todo es que Harry Potter también lo pudo ser"
El profesor Dumbledore la miro sorprendido¿Cómo esa niña podía saber todo eso? Era imposible que lo supiera. Pero al parecer ella también lo sabía.
"¿Y no sabes como sabes todo eso?"- por primera vez Albus Dumbledore había hecho una pregunto tonta. Él, el mago más grandemente reconocido de la época se avía quedado anonadado ante una alumna.
"No"- respondió con desesperación – " Solo vienen hacia mí, acabo de averiguar lo de Nicolás Flamel que tiene algo que ver con una piedra y un perro de tres cabeza"- Hermione ya estas delirando pensó al ver la cara del director – " Algunos hipótesis acompañadas que imágenes"
"Desde cuando sucede esto"
" Desde que empezó el curso, pero ayer...usted le dijo a Lombottom lo de la profecía y el ha andado deprimido...entonces yo ayer me lo encontré y el dijo algo sobre una profecía, entonces yo recordé..."- no lo podía explicar.
"¿Qué recordó?"- la invito a continuar.
" A Harry Potter contándome el contenido pero como si él hubiese sido el elegido de Voldemort"
Dumbledore no pudo contestar a esto.
"Pero eso no es todo, estoy segura que ocurrió porque tendría relación con otros flashes que tengo, y estos aumenta si estoy con él, creo que Harry Potter debió de haber sido el elegido y no Neville Lombottom"
El comedor estaba repleto pues era hora de cenar, pero en la cuarta mesa un grupo no comía, era porque los de sexto curso de la casa de los leones no habían visto a u prefecta en todo el día.
Y es que no era algo muy propio en ella; no había aparecido en las clases, en el almuerzo ni había realizado sus deberes de prefecta.
Las hipótesis sobre su paradero eran tan ilógicas que ella bien podría estar perdida en el colegio o se había ido en una escoba harta del estudio, hasta haber sido raptada por un mortífago o , según un alumno de primero, estar castigada en el despacho del director, lo cual descartaron inmediatamente por que ella nunca rompía las reglas.
"¡Hermione!"- el grito de Ginny saco a los de sexto de su discusión.
La joven de la casa de los leones se acercaba caminando a su mesa, lucia algo cansada y mas ojerosa que de costumbre.
" ¿Donde estabas?"
"En el despacho de Dumbledore"
Y sin decir nada mas se dispuso a tomar su cena recordando todo lo que había pasado ese día, Dumbledore había utilizado la Legirmancia para comprobar la veracidad de sus recuerdos, ella sabia lo que era eso, así que se vio a sí misma regañando a Harry por no practicar la Occlumancia.
A final de cuantas el director concluyo que los recuerdos de la prefecta eran reales y que de seguro había habido un reacomodamiento en el tiempo y que por alguna razón ella recordaba. Dijo que lo iba a investigar y la envió a tomar algo de comer y descansar.
"De que quería hablar la señorita Granger"- pregunto la profesora McGonnagall.
"Al parecer Minerva, es la clave de una gran incógnita ya que esta atrapada entre dos mundos paralelos"- respondió él sin que la profesora McGonnagall entendiera algo- "Dile a Serverus que mañana mismo le empezará a enseñar Occlumancia al joven Lombottom y al joven Potter, la Srta. Granger será mi alumna"
"Como diga"- respondió la animaga aun sin comprender.
