Capítulo 2: "Comienza el Desconcierto"
Un mundo oscuro iba creciendo en el interior de la cabeza del castaño. No había dormido en toda la noche, los gritos de las habitaciones se traspasaban y llegaban hasta la suya. Hombres y mujeres gritaban complacidos por los trabajadores de la "empresa" de su padre. Las mujeres a cada momentos se les oía pedir más sexo, se escuchaban histéricas al tener los orgasmos seguidos. Los hombres ocultaban al principio su euforia, pero terminaban pidiendo más al igual que todos. La casa trabajaba las 24 horas del día y nadie dormía. Los trabajadores atendían cuatro, cinco, nueve o hasta diez personas en una sola noche. Los deseos eróticos de los clientes más recurrentes estaban marcados y su atendedor se los cumplía sin pudor. Ninguno de los empleados descansaba, su rutina estaba marcada y podían trabajar sin dormir algunos días.
Nadie puede vivir así... necesitaba hablar con su padre, ¿cómo podía tener una casa así?... ¿No pensaba en sus "trabajadores"?. Si tan sólo no fueran las 4 de la mañana, ya habría conversado con él, pero aún no amanecía y hablar en aquellos momentos no era lo más oportuno.
La puerta del cuarto de Taichi sonó, alguien estaba golpeando. El castaño se levantó y atendió a la persona. Abrió la puerta y con sorpresa se encontró de frente con esos ojos azules que lo habían cautivado horas atrás.
"Disculpe que lo moleste a estas horas" – Dijo el ojiazul.
"No te preocupes, no estaba durmiendo" – Taichi reaccionó lo más normal que pudo, después de todo no es fácil reaccionar de lo más común luego de las escenas vistas – "Además aquí nadie duerme, y no me explico porque" – Su tono de voz fue de gran sarcasmo.
"Me imagino" – Yamato se incomodó un poco por la burla del joven Yagami – "¿Le molesta si hablamos?"
"Claro que no, pasa..."
"Gracias..." – Yamato entró en la habitación y se sentó en la cama de Taichi. – "Yo... yo quería conversar con usted por lo sucedido hace unas horas... la verdad es que yo..."
"Detente, tú no tienes porque darme explicaciones, no necesito oírte, la verdad es que ni tú ni nadie de este lugar debe dármelas... mi padre será esa persona"
"Pero señor, yo me siento muy extraño después de lo sucedido"
"Pues no sigas pensándolo, si te besé ya puedes olvidarlo, no creo que nos volvamos a ver después de ahora, lo más seguro es que abandone esta casa lo antes posible".
"Yo... yo... discúlpeme" – Los hermosos ojos azules se colocaron cristalinos y una pequeña lágrima cayó por su delicado rostro.
"Yamato, disculpa mi imprudencia, la verdad es que yo soy quien más ha pensado en ti desde que llegué a esta casa. No quiero que pienses que soy un bastardo..." – Taichi se arrodilló junto a Matt y con su dedo quitó la gota que se deslizaba por la barbilla del rubio.
"¿Por qué se molesta en ayudarme?... ¿Por qué se preocupa de mi?... no lo comprendo, yo trabajo así, esta es mi vida, si no fuera por su padre yo estaría en la calle y quien sabe si muerto"
"Yamato, deja de llamarme por "usted", no creo que yo tenga más edad que tú, además no me quiero sentir viejo"
"Discúlpeme... disculpa" – Matt se sonrojó al tratar normalmente a su jefe. Un extraño ruido comenzó a sonar en los pantalones del chico – "Oh, debo irme, un cliente me espera... adiós" – Matt desapareció de la habitación en un instante sin darle posibilidades al castaño de detenerlo.
¿Por qué me siento tan diferente a tu lado, ¿Por qué me siento indefenso a cualquier ataque tuyo y tan valeroso para protegerte?... no comprendo lo que me sucede.
La puerta de la habitación volvió a sonar, pero esta ves Tai no alcanzó a recibir al invitado, de echo entró solo.
"Buenas noches señor Yagami, mi número es 14"
"Buenas noch..." Tai no pudo terminar su frase, el chico que había entrado a la habitación se había abalanzado hacia él y lo sujetaba firme con sus brazos alrededor del cuello mientras los besaba. Taichi trató de quitárselo de encima, pero este se resistía. – " ¿QUÉ TE PASA, SUÉLTAME AHORA!" – el intruso sacó de su pantalón un pequeño frasco de vidrio en el cual un líquido azul de poca cantidad se movía en el interior. El incógnito con gran habilidad logró hacer que todo el líquido fuera bebido por el castaño. Touya comenzó rápidamente a sentirse más y más débil, hasta que de un momento a otro, dejó de tener el control de su cuerpo. Los brazos de Taichi y sus piernas comenzaron a hacerse más y más ligeros. Luego de un instante ya no sentía ninguna parte de su cuerpo. Lo único que funcionaba en aquellos momentos de su cuerpo, eran su mente y sus sentidos que estaban intactos y podía ver muy bien al chico que lo recostaba en su cama y se montaba sobre él sin poder resistirse.
"¿Si no se hubiera resistido, no tendría porque haber llegado a estos extremos señor" – Dijo el intruso que juntaba sus labios con los de Taichi. Sus labios se rozaban, pero no se besaban. Catorce se entretuvo un buen rato así, hasta que desistió de su juego y terminó mordiendo el labio inferior del castaño
Taichi trataba de hablar, pero su lengua estaba paralizada al igual que su cuerpo. No podía dejar que un desconocido lo manipulara de esa forma.
Catorce se apartó de Taichi y bajó de la cama, se quitó la camisa que llevaba puesta y caminó hacia la ventana. Levantó las cortinas y su imagen semidesnuda se reflejaba en el vidrio. Se paró frente a la ventana y observó la calle que se encontraba vacía y sin un alma que la recorriera. Abrió la ventana y una corriente helada de viento entró a la habitación. Su pecho que estaba desnudo sintió un leve escalofrío por la brisa entrante. Aún le daba la espalda a Taichi, y su mirada seguía fija en la calle. Sus manos recorrieron su cuerpo y llegaron a sus pantalones, en donde con lentitud comenzó a quitárselos. Su cuerpo estaba desnudo completamente y la luz de la noche le daba un pequeño brillo a toda su anatomía. Una nueva corriente de viento entró, pero en esta ocasión el frío fue más intenso que la ves anterior. Catorce giró hacia Taichi y caminó hacia él.
"Nuestra misión ahora señor es volver a entibiar esta habitación y eso no lo podré lograr solo" – El número 14 se acercó al oído del castaño y le susurró – "Ahora es mi muñeco de juguete y le advierto que yo no soy un niño bueno con sus juguetes" – dijo mientras que con su lengua rozaba el lóbulo de la oreja del castaño.
Tai hizo el mayor esfuerzo que pudo para quitarse a aquel sujeto de encima, pero su cuerpo no respondía. Sus manos las sentía pegadas o atadas a la cama, pero al observarlas notaba que estaban libres y era él quien no podía levantarlas. Catorce estaba jugando con él, sentía su rostro pasar por su abdomen y su camisa estaba desbotonada. Estaba siendo manipulado a disposición de otro y sentía otro cuerpo pegado al suyo, sentía el calor de otro sobre él y sentía los latidos de un corazón que no eran los suyos. Catorce estaba ahora jugando con su cuerpo, lamía y besaba todo su pecho y se libró de su camisa rápidamente. Sentía la lengua de catorce rozarle todo su abdomen, sentía que seguía bajando y se detenía en el borde de su pantalón jugueteando y volvía a subir para besarlo. Taichi se encontraba semidesnudo y no lograba protegerse.
"Señor Yagami, está muy frío aún... tal ves si quitara su pantalón lo podría ayudar para que entrase en calor" – Catorce tomó el cinturón del castaño, se lo quitó, y rápidamente se deshizo de los pantalones de su jefe – "Estoy a un paso más de confortarlo... ¿desea algo especial? ... ah, es cierto, lo olvidaba, usted no puede hablarme, así que por ese motivo yo tomaré el mando" – Catorce deslizó su rostro por todo el pecho de Taichi hasta llegar nuevamente al lugar en donde se había detenido anteriormente, tomó lo que le quedaba puesto de ropa al castaño y se la comenzó a retirar.
"¿QUÉ HACES CATORCE?" – La puerta se había abierto de improvisto y 2 ojos azules brillaron en la oscuridad
"¿Cómo entras con esa impudencia!... sabes muy bien que en esta casa debes tocar antes de entrar y si alguien responde muy difícilmente es porque esta trabajando, y como ves yo lo estoy haciendo, además sólo cumplo con lo que se me pide trece"
"¿Quién te pidió esto?"
"Bueno, el cliente al cual no pudiste atender ayer en la tarde, me pagó muy bien por atender al joven amo"
"Lárgate de aquí, considera tu labor hecha"
"Pero no lo está!" – Catorce no dejaría que le quitaran aquella joya tan fácilmente, no podría tener esa oportunidad nunca más.
"Ya he dicho, lárgate!"
"No me iré, si tienes algún problema díselo al amo, pero en estos momentos me encuentro muy ocupado así que hazme el favor de retirarte"
"No seas insolente, sabes muy bien que en estos momentos debes obedecer todo lo que yo te ordene. Ahora acata mis órdenes catorce"
"Maldito, estoy cansado de esto, sólo debo obedecerte por tu grado de antigüedad en esta casucha, si yo fuera un numero menor que tú, te juro que no pasarías un día en el cual no pensaras en como matarme"
"Catorce la jerarquía en esta casa no la establecí yo, y al igual que tú, yo obedezco a mis superiores... creo que me has escuchado y no suelo repetir las cosas más de dos veces... LÁRGATE!"
Catorce tomó sus cosas y la ropa que se había quitado ante la ventana. Atravesó la puerta y desapareció de la habitación.
Taichi se sentía aliviado, su amigo lo había ayudado en el momento preciso. Su corazón aún no se tranquilizaba por las escenas vividas, no quería volver a repetirlas. Le estaba tan agradecido a Yamato... si pudiera ya habría saltado a abrazarlo y estrecharlo fuertemente, y sobre todo besarlo... lo único que deseaba era estar a su lado, a pesar de todo lo sucedido, ese ángel de cabellos dorados y ojos azules ya no sufría más... él sería su protector.
"Oh pero qué le hizo señor Yagami!... creo que aquí tengo una cura para la parálisis" - El ojiazul sacó un frasco de vidrio parecido al de catorce, pero este poseía un líquido amarillo – "Bébalo por favor, en unos instantes podrá recuperar sus movimientos"
Yamato se arrimó al lado de Taichi y lo ayudó a beber todo el líquido sin derramar ninguna gota y comenzó a vestirlo nuevamente. El ojiazul, no pudo evitar sentir una atracción por el cuerpo del castaño. Su abdomen estaba bien definido por los deportes y su piel morena lo incitaba a ser tocada por él.
El castaño ya lograba mover sus brazos, piernas, el resto de su cuerpo, y su lengua volvía a la normalidad para poder hablar. Matt cerró la ventana abierta por catorce y se acercó donde Tai.
"Señor, discúlpelo... él sólo cumplía con nuestros deberes" – Yamato se encontraba muy preocupado por Koushiro, porque a pesar de la travesura que estaba realizando... que no estaba nada de mal... era su compañero y amigo.
"Te pedía que no me trataras como señor, mi nombre es Taichi, pero dime Tai" – Dijo Tai muy tranquilo después de lo sucedido. Se sentía muy calmado al tener la compañía de Yamato.
"Discúlpame"
"¿Cómo se llama ese chico Yamato?"
"Su nombre es Koushiro"
"Hablaré con él luego... muchas gracias por haberme ayudado, me sentía incapacitado y no encontraba salida a la situación, llegaste en el momento oportuno... n ose como agradecértelo"
"El paralizador que bebió es de una planta venenosa, es mejor que descanse y duerma" – Yamato ignoró la petición de paga que le ofrecía Taichi.
"Quédate a mi lado" – Taichi se sintió evitado e ignorado, por lo que decidió ser más directo con el rubio.
"¿Qué?" – No podía seguir evitándolo, cada momento era más incontrolable el deseo de estar a su lado y Taichi no hacía nada por evitarlo.
"No te vayas, no podré dormir... este lugar es muy ruidoso"
"Pero Taichi, me encantaría poder quedarme contigo pero yo debo seguir trabajando"
"¿Y qué debo hacer para que me acompañes?"
"Nada Taichi, sólo debes ordenármelo" – no podía evitar una orden, su existencia en esa casa estaba hecha bajo las órdenes... así podría estar cerca de Taichi sin sentirse mal por su atrevimiento.
"¿Ordenártelo?... no soy capaz, además nunca podría darte una orden"
"No te preocupes... aquí obedezco mucho más que órdenes, te perdonarás fácilmente esta"
"No... yo no"
"Hágalo, yo no me sentiré mal por eso""¿Seguro?"
"Si Tai"
Taichi se encontraba muy presionado, deseaba con muchas ganas que Yamato se quedara con él a pasar la noche, pero no de esa forma... no ordenándoselo. Meditó un buen rato con respecto a esto, pero se sentía muy culpable con sólo pensarlo.
"Yamato, lo pensé mucho y deseo mucho que te quedes conmigo esta noche, necesito a alguien con quien sentirme cercano a este lugar, y tú eres esa única persona... y por eso yo... yo te "ordeno"que pases conmigo esta noche"
"Si señor"
"Apaga ese comunicador... quiero dormir contigo lo que queda de noche"
"Si amo"
"Una cosa más Yamato... ¿Puedo llamarte Matt?"
La mañana llegaba y los ruidos no cesaron. Los gritos se escuchaban por todos lados y la gente caminando por los pasillos, pasaba conversando muy fuerte. Taichi y Yamato a pesar de todo eso, lograron dormir y apaciguar su cansancio. La ropa de ambos estaba tirada en cualquier parte del piso. Sus cuerpos estaban desnudos, pero ninguno tocó al otro con intenciones carnales. Los cabellos dorados que brillaban con la luz del sol que entraba por la ventana, estaban sobre el rostro del moreno que inhalaba su aroma. El castaño dormía abrazado a Matt, con gran calma y a pesar de su inconciencia, su rostro mostraba una alegría y una tranquilidad que no había tenido en todo el día anterior.
Dos golpes se escucharon dentro de la habitación. Los ojos de Taichi se abrieron lentamente y con pereza se sentó en la orilla de la cama, con mucho cuidado paro no despertar a su invitado. Dos golpes volvieron a sonar, y un tercer golpe que eran producidos por alguien tocando la puerta. Taichi se levantó, tomó y se colocó sus pantalones tirados sobre la cama y atendió. Era una bella chica la que golpeaba.
"Muy buenos días señor Yagami, mi nombre es 12"
"Buenos días" - dijo Taichi, desconcertado por la belleza de la chica.
"Disculpe mi imprudencia" – La chica se sonrojo un momento al percatarse que el moreno estaba semidesnudo, y sobre todo por el atlético cuerpo que no había visto en mucho tiempo. – "... pero esta mañana en la lista, número Trece no ce encontraba... ¿Usted sabe dónde se encuentra?"
"¿Te refieres a Matt?"
"¿Cómo dice señor?" – La chica estaba asombrada por la pregunta de su amo, nunca antes había escuchado el nombre de algún trabajador.
"Matt está conmigo... le pedí que me acompañara"
"Oh, ya veo..." – La chica con imprudencia entró a la habitación de Taichi y caminó con paso firme hacia el Rubio. – "DESPIERTA MALDITO HOLGAZÁN!" – la joven tomó las sábanas de la cama y las arrojó contra la pared, dejando al descubierto el bello cuerpo desnudo del ojiazul. – "Ya has hecho tu trabajo aquí, sabes muy bien que deberías haberte reportado esta mañana"
"Perdóneme" – Dijo el rubio con sus mejillas con un pequeño color rosa de la vergüenza que estaba teniendo en aquellos momentos.
"Mejor calla y camina hacia la oficina del amo, debo informar tu desobediencia" – La chica tomó de un brazo a Yamato y lo arrastró hacia la puerta, sin dejarlo coger su ropa.
"¿Qué haces, ¿es que aquí están todos locos?... déjalo aquí y vete" – La voz de Taichi sonó tajante y decidida"
"Señor, debo llevarme a este indisciplinado, él conoce las reglas de este lugar y yo soy su superior"
"Pero yo te estoy ordenando que lo sueltes" – Taichi miraba fríamente a la chica que estaba lastimando el brazo del rubio
"Pero yo no puedo obedecerle en eso señor" – Para desgracia de Taichi, número 12 era una joven obstinada y seguía las reglas que ella consideraba útiles, y sobre todo, el moreno tenía en contra la afinidad que ella tenía con su padre. Número 12 era la acompañante personal del Señor Yagami, y por eso se tomaba atribuciones que no le correspondía.
"¿No se supone que yo soy tu amo?"
"No, usted es sólo el hijo del amo... usted no tiene derecho alguno sobre nosotros, y ahora si me disculpa le repito que me llevo a esta escoria"
"Y YO DIJE QUE NO TE LO LLEVARÍAS!"
"Taichi... déjame, yo debo cumplir lo que ella me pide, es mi superiora"
"¿CÓMO PUEDES DEJARTE TRATAR DE ESA FORMA?"
"Taichi..." – Matt no quería mirar a Taichi, se sentía muy avergonzado y apenado por la situación, además no quería que tuviera problemas con su padre por él – "...así son las reglas en este lugar"
"Ya escuchó señor, ahora por favor apártese" – Número 12 tomó a Yamato del brazo y lo tiró como un perro esclavo infiel que debe ser llevado a la ejecución.
Taichi miraba con asombro y desprecio la escena que veía. No podía creer que existiera gente tan cruel. Llevaba tan sólo un día en ese lugar y sólo quería irse lo más rápido posible... pero Matt... a pesar del corto tiempo que llevaba en la "casa", había sentido muchas cosas hacia el rubio. Debía ayudarlo... iría a hablar con su padre.
El Yagami salió de la habitación y siguió a 12, pero en uno de los pasillos de improvisto chocó con número 14, provocando que ambos cayeran al piso. El moreno no se percató con quién chocó, pero reconoció la voz que le pedía disculpas.
"Discúlpeme joven amo, la verdad no lo vi venir"
"¿Catorce?"
"Recuerda mi nombre!"
"No es fácil olvidarlo si es el de la persona que casi abusa de mi"
"¿Quiere que lo ayude a recordarlo para siempre señor?" - Catorce se arrastró hacia el cuerpo de Taichi y gateando ascendió por su cuerpo tirado en el suelo, hasta que ambos quedaron con los rostros a centímetros de tocarse – "Esta ves no esta Trece para que nos interrumpa, podríamos terminar lo de anoche señor"
"Nunca Catorce"
"¿Por qué?... acaso soy muy feo?... tengo pedidos por montones diarios de hombres y mujeres y usted es el único que me ha rechazado en toda mi vida!... ahora mi deseo por usted será más grande!... estaré detrás de cada sombra señor Yagami, hasta que acepte su amor hacia mi!"
Catorce se levantó rápidamente y se alejó del moreno, dejándolo asombrado con la nueva actitud que tenía hacia él. Volvió a pararse y fue en busca del rubio. Taichi trató de recordar el camino hacia la oficina de su padre, pero la casa era tan grande que se perdía con facilidad en los pasillos. En ocasiones se topaba con los trabajadores llevando a sus clientes a los cuartos, pero preparándolos en todo el recorrido con besos, quitándoles la ropa o incluso no llegaban a las habitaciones y trabajaban allí mismo. La casa era definitivamente una actividad de las 24 horas, los gritos de pasión de los cuartos por los que pasaba, se escuchaban como si la puerta estuviera abierta.
¿Sería esa la puerta de la oficina de su padre?... sí esa debe de ser. Taichi entró a la habitación olvidando desgraciadamente sus modales y olvidó golpear la puerta, para así al entrar encontrar la escena que lo haría perder el juicio en su mente.
El moreno abrió la puerta con descuido y no pudo seguir avanzando. Ante él se encontraba número 12 desnuda teniendo relaciones activamente con un hombre de edad mayor. Su cuerpo tostado resaltaba con las manos del adulto que se complacía con los pechos de la joven. La chica se encontraba sentada sobre su manipulador y le daba la espalda, mientras que con leves saltitos impulsados por este, dejaba escapar pequeños quejidos de placer.
Cerca de la pareja, se encontraba una jaula de gran tamaño con barrotes gruesos y dos manos blancas se sujetaban de estos. Unos mechones rubios sobresalían de la jaula y a estos le seguían una cabeza de un joven que se encontraba desnudo dentro de su celda.
Número doce había cambiado de posición y se encontraba de rodillas en el suelo y no se le veía, por el gran escritorio que los tapaba, mientras el hombre sentado gemía de placer. Sus manos estaban escondidas bajo el mueble, y sólo se veía sus brazos moverlos presionando hacia abajo cada ves más fuerte. El hombre tomó a doce de sus cabellos y los tiró hasta levantar a la chica y besarla bestialmente. Tomó a la joven y la inclinó sobre su escritorio, dejando hacia sí su trasero. El hombre golpeó las nalgas de la chica y con ambas manos tomó sus cintura y atrajo el delicado cuerpo así mismo. Un gemido se escuchó en la habitación luego de que individuo penetrara a 12 brutalmente. Grandes embestidas eran las que recibía la chica, pero ahogados gritos en su rostro era lo único que reflejaba.
La mente de Taichi estaba nublada, ninguno de los protagonistas de la escena lo habían percibido y continuaban con naturalidad sus acciones. Trató de hablar para hacer notar su presencia en la habitación, pero no lograba hacer funcionar su cerebro, hasta que una palabra logró pronunciar.
"¿Papá?..."
Continuará...
