Este capi va dedicado a mis amiguis que leen el fic y me lloran para que lo siga. besitos, las quiero mucho!


Capítulo 9

De Pronto así Nació el Amor

Sango ayudaba a la madre de Miroku con los quehaceres de la cocina. Aunque realmente no fura necesario, Sango insistió por hacer algo. Estaba picando el repollo cuando sintió una mano sobre la suya. Entonces notó la precaria situación de su mano, a punto de ser rebanada por el filoso cuchillo.

-Kami!

-Creo que mejor descansas…

-No… tengo que hacer algo… tengo que distraerme…

-La feria ya llegó…

La anciana sonrió asintiendo. En ese momento, Miroku entró en la cocina y saludó a su madre con su acostumbrado beso en la sien.

-Hola hijo… sabías que la feria abre hoy?

-Sí, ya lo sé… Sango, estás ocupada?

-No realmente…

-Podrías acompañarme?

Sango aceptó y salió al jardín con Miroku.

-Pasa algo?

-La verdad es que pasan muchas cosas…

-Muchas cosas?

-Demasiadas…

Miroku la invitó a tomar asiento en un banco bajo la sombra de un frondoso árbol.

-Miroku…

-Te quiero.

Sango lo vio sorprendida su única reacción fue abrir la boca ante tal confesión.

-Sé que es poco ético y nada profesional que me… pero es así…

Miroku tomó su silencio como una negativa.

-Sabía que me jugaba el todo por el todo… pero… al menos… el habértelo dicho me quita un peso de encima…

Miroku cerró los ojos.

-No sabes cómo me hubiera gustado ser el hombre que sanara tus heridas, velara tus sueños y procurara que sólo te pasaran cosas buenas… no todos los hombres somos como Kuranosuke…

Sintió la calidez en su mejilla recorrer todo su cuerpo y hasta los confines de su cerebro. Abrió los ojos y se encontró con los castaños de una Sango que sonreía algo sonrojada.

-En especial tú no eres como Kuranosuke… y por eso yo permití que sentimientos hacia ti crecieran en mí… eres un hombre maravilloso, Miroku… un hombre que cualquier mujer sería afortunada de tener… y me eliges a mí… me siento halagada y feliz… pero yo no me merezco tu cariño… tú te mereces a una mujer completa… no los retazos que quedan de mí…

Miroku comprendió que Sango no se sabía apreciar así misma.

-Completa o no… es a ti a quien quiero… y haré todo lo humanamente posible para que te des cuenta de que eres una mujer maravillosa. No te menosprecies porque aquél animal no te supo apreciar… vales mucho… como amiga y como mujer… lástima que no te puedo ver como amiga…

Miroku se puso de pie.

-Si algún día decides olvidar… ya sabes dónde encontrarme…

Miroku apenas dio dos pasos alejándose del banco. Sabía que era estúpido enamorarse de su trabajo. Aún más de una mujer que sabía bien que no le correspondería. Pero aquella necesidad de confesarle la verdad era imperativa. Había encontrado al amor de su vida y ella no lo podía amar.

-Miroku!

Miroku giró sobre sus talones al escuchar su voz corroída por el llanto. Nunca tuvo como intención causarle más dolor. Al estar frente a ella, ella se lanzó a sus brazos buscando refugio en su pecho. Él simplemente cerró el abrazo y acarició su cabeza.

-Perdóname… sólo quería decirte lo que sentía… nunca fue mi intención hacerte sufrir…

-Todo lo contrario… me has hecho tal vez la mujer más feliz en la faz de la tierra…

Llevaban 2 meses compartiendo el mismo techo. De los cuales muchas noches se quedaron sólo hablando y viendo al cielo estrellado. Era imposible que no se llegaran a enamorar uno del otro. Miroku la abrazó con fuerzas y respondió al dulce beso que ella depositara en sus labios. Se separaron lo suficiente como para que el aire circulara entre ellos. Miroku la besó en la frente y acarició sus mejillas.

-Es el mejor beso que me han dado en toda mi vida…

Sango rió sin la más mínima intensión de soltarse de aquel abrazo.

-En este pueblo hay una leyenda…

-Sí?

-Y da la casualidad que nuestros nombres son los de la pareja… hacen 500 años una caza-demonios y un monje libidinoso, se juraron amor eterno… pero nunca consumaron ese amor, porque parte de la promesa era que se casarían una vez que vencieran a un poderoso demonio que azotaba la región… pero en aquella batalla… la cazadora perdió la vida y el monje juró permanecer célibe hasta reencontrarla en otra vida…

-Qué romántico!

-Cada año, se celebra una feria… en honor a ellos… te gustaría ir conmigo? La primera noche es hoy…

-Me encantaría.

Miroku sonrió y la besó en la mejilla.

-Sabes algo? Nada de esto estaba en planes… quería hablar contigo para decirte otra cosa.

-De qué hablas?

-De esto.

Miroku sacó un sobre de su saco, en su interior un documento de varias páginas de grosor.

-Qué es esto?

-Sólo léelo, mi diosa…

Como encabezado se leía "Acta de Divorcio". Con sólo leerlo lo dejó caer y abrazó a Miroku con todas sus fuerzas dando pequeños brinquitos.

-GRACIAS!

Sango estaba tan emocionada que no sabe bien cuándo comenzó a besarlo. Sólo sabía que no conocía caricia más cálida que aquellos besos, ni abrazo más protector que el que le brindaba su salvador. Miroku supo diferenciar el primer beso que le dio, de una mujer temerosa, de estos que le regalaba ahora, llenos de libertad, de amor.

-Yo voy a borrar de ti, ese mal sabor…

Sango se refugió en sus brazos.

-Realmente crees que podré ser todo lo que esperas de una mujer?

-Todo y más… comenzando por tus dulces besos… son mucho mejores de lo que jamás me imaginé…

Sango sonrió.

-Siempre sabes qué decir?

-No siempre… pero me alegra haberte dicho la verdad…

-Yo también…

Miroku sonrió.

-Mejor vamos a comer.

-Hay muchas cosas que tengo que hacer… Kami, nunca me imaginé libre. Soy libre!

Se volvieron a sentar en el banco. Aún abrazados.

-Qué tienes que hacer?

-Lo primero sería buscar trabajo… un lugar para vivir… volver a la universidad… son tantas cosas!

-Qué estudiabas? Te puedo ayudar a conseguir trabajo… tengo muchos contactos…

-Apenas comencé la carrera la tuve que dejar… no podía ir todos los días con la cara marcada…

Miroku le dio un tierno beso en la mejilla. Sango, sonrojada le confesó que quería estudiar psicología. Miroku sonrió.

-Aún puedes hacerlo. Y serás la mejor.

Sango sonrió.

-No sabes cuánto quisiera… pero dónde voy a vivir? No puedo… tengo que trabajar…

-Puedes vivir conmigo.

-Pero…

-Como roommates… tengo más habitaciones en mi departamento… claro que continuarás con tu terapia…

-Pero…

-Sango… sé bien que ni hoy ni mañana me responderás como mujer… ni es lo que busco… quiero que te des cuenta de que eres una mujer maravillosa, capaz de amar y ser amada… que vale mucho, en especial para mí… y si estudiar psicología es tu sueño, lo harás…

Sango lo abrazó con fuerzas mientras le llenaba las mejillas de besos.

-Dónde has estado toda mi vida!

-Esperándote en la esquina equivocada…

Rieron.

XXX

Sesshoumaru terminó de anotar unos ejercicios en la pizarra y tomó asiento. Mientras los alumnos estaban concentrados, le mando un mensaje a Rin al celular pidiéndole que se disculpe para no quedarse esa tarde a ayudarlo y que fuera a su apartamento. Al recibir el mensaje, Rin se sonrojó y levantó la mano.

-Ikegami.

-Sensee, no me puedo quedar esta tarde…

-Porqué?

-Surgió algo de improviso.

-Está bien. Y para la próxima, si tendrá el celular encendido, póngalo en silencio. Distrae a los demás.

-Sí, sensee.

Rin frunció el ceño y volvió a sus ejercicios.

-"Se equivocó si cree que haremos el amor después de hablarme así. Acaso está loco?"

Al terminar la clase, Rin recogió sus libros y se marchó junto con los demás estudiantes. Cuando llegó al apartamento, se encontró con Sesshoumaru sentado en el sillón con un enorme ramo de rosas en las manos.

-Preciosa…

-Estoy molesta contigo. Para qué me hiciste venir?

-Rin…

-No, dime… porqué me hablas mal en clases? Quien te oye cree que me odias!

-No digas eso, amor…

-Pues es lo que parece. Me hablas mal, me pones en ridículo…

Sesshoumaru hizo las flores a un lado y se puso de pie, la abrazó. Y aunque ella trató de soltarse de su abrazo, no pudo. Él se inclinó sobre ella y la besó en la mejilla.

-Perdóname. No era mi intención. Simplemente trato de comportarme como si fueras un estudiante más.

-Para qué me mandaste el mensaje?

-Porque es más efectivo así. Para no levantar sospechas…

Sesshoumaru tomó su rostro por su barbilla y la hizo verlo a los ojos.

-Amor…

-Parece que no me quieres…

-Eso es imposible, si te amo…

-Pero eres malo conmigo…

-Perdóname, cariño…

La besó con dulzura en los labios y continuó buscando sus ojos, que parecían huirle.

-Preciosa…

-Rayos, Sesshoumaru! Te aprovechas de mí!

-Cómo es posible tal cosa?

-Sabes que no puedo mantenerme enojada contigo…

Sesshoumaru rió y la besó.

-Entonces? Quieres que te lleve a tu casa?

-Para eso me pediste que viniera? Para hacer el amor?

-Una semana sin ti es mucho tiempo, preciosa… pero si no quieres, está bien… además, quería darte esto…

Le mostró un sobre con un sello de una compañía de revelados fotográficos.

-Qué es?

-Del fin de semana en el campo…

-Sessh…

Estaban viendo las fotografías abrazados y reían al recordar cómo las habían tomado. Había una donde Sesshoumaru estaba serio, Rin la apartó.

-Esta me gusta.

-Te gusta?

-Sí… te ves tan lindo… tan… sexy…

-Recuerdas por qué estaba así?

-La verdad no.

-Porque te pedí un beso y no me lo diste.

-Ah! Sí! Nos encontramos con esa ex – novia tuya…

-Rin!

-Qué? Acaso no tengo derecho a estar celosa si una loca se te tira encima? Ya recuerdo por qué no te quise dar el beso. Por que ella casi te besa.

-No entiendo porqué te pones celosa si sabes que te amo…

-De verdad?

-Me voy a casar contigo, preciosa…

-Es que eres tan guapo y tan sexy… tengo que estar atenta, no vaya a gustarte otra…

Sesshoumaru se echó una risa ronca mientras la abrazaba y la besaba en la mejilla.

-Eso no tiene nada que ver. Ya tengo a quien quiero… te tengo a ti…

Rin sonrió y lo besó mientras rodeaba su cuello con sus brazos. Rompió el beso y él se acomodó en su regazo.

-Mi amor…

-Sí?

-Tengo hambre…

Sesshoumaru rió.

-Qué quieres comer?

-Qué tienes?

-Tengo… de todo… pero hay que cocinar. Ah! Tengo unas frutas. Las compré para ti.

-Sí! Las quiero!

-Tiene que ser ahora? No me quiero mover.

-Anda, mi amor…

Sesshoumaru se incorporó y la besó antes de irse a la cocina.

-Me daré un baño en lo que las preparas.

-Está bien.

Sesshoumaru entró en la habitación con un tazón de frutas cortadas en el momento en que Rin salía del baño usando la camisa del pijama de seda negro.

-Verdad que no te importa, mi amor?

-Para nada, preciosa…

Rin se acercó y lo besó. Se sentó en la cama y comenzó a comer. Sesshoumaru volvió a acomodarse en su regazo.

-No quieres?

-Sabes que no soy muy afín con eso…

-Pero si vas a ser mi esposo, deberías, porque yo no viviré de ramen.

Sesshoumaru rió.

-Claro que no, preciosa. Además tu comida es deliciosa.

-Toma, prueba…

-No…

-Haremos algo. Un trozo por un beso.

-Pero si ninguna de esas frutas me gustan. Apenas las fresas y no de esa manera.

-Ya verás que sí te gusta…

Rin le acercó un trozo de fruta a la boca. Sesshoumaru accedió a comérselo manteniendo un rostro impávido.

-Qué tal?

-No me gusta.

Rin rió y le dio un tierno beso en los labios.

-Y ahora?

-Me gusta un poco.

Ambos rieron. Una vez que se terminaron las frutas, Rin hizo el tazón a un lado.

-Ves? Creo que hasta comiste más que yo.

-Pero tengo hambre…

Sesshoumaru rodeó su cintura con sus brazos y la besó en el vientre.

-Sessh…

Apoyado en sus rodillas, la haló por la cintura y ella quedó debajo de él. La besó apasionadamente mientras se deshacía de los botones del pijama. Se deleitó con sus senos mientras ella enredaba sus dedos en su pelo. Él continuó su camino a través de su vientre y hasta su sexo, donde con una caricia firme, separó sus piernas.

-Sessh…

Sesshoumaru la besó, Rin sólo pudo arquear su espalda como respuesta a las caricias que Sesshoumaru le brindaba. Sintió su lengua dentro de ella y eso la hizo gemir llena de placer.

-Sesshoumaru!

Él simplemente se dedicó a darle placer con sus labios como ella lo hiciera con él. Quería llevarla al clímax de esa manera. Le gustaba su sabor y se mostraba renuente a abandonarlo. Con ambas piernas sobre sus hombros se aseguraba de que ella no cerrara las piernas, reacción que él conocía muy bien tenía cuando experimentaba placeres extremos. Debido a la presión que ejercía sobre su cabeza, deslizó sus manos para mantenerlas separadas. Ella se aferraba a todo lo que encontraba incapaz de controlar sus gritos y gemidos.

-Seh…

Tenía la respiración agitada y sentía un ardor en su interior que clamaba por Sesshoumaru. No encontraba forma de zafarse, no podía pensar, sólo sabía que lo necesitaba dentro de ella. Se le nublaba la vista, sentía cada músculo de su cuerpo tensarse y por más que lo llamaba él no desistía de su juego. Hasta que finalmente quedó cegada y sólo pudo escucharse a sí misma soltar un grito extasiado de placer y llamarlo por su nombre. Sintió algo caliente emanar de su cuerpo mientras cada músculo se relajaba nuevamente.

Sesshoumaru la abrazó por la espalda y ella se refugió en su pecho, incapaz de abrir los ojos. Cuando finalmente volvió a tener control sobre su cuerpo, abrió los ojos y se encontró con un Sesshoumaru sonriente que la besó apasionadamente.

-Eres increíble, preciosa…

-Te quiero dentro de mí…

Sesshoumaru sonrió y movió la mano que mantenía sobre su trasero hasta su intimidad, la sintió caliente y húmeda.

-Sesshoumaru!

Escucharla llamarlo en ese tono, completamente poseída por el deseo, fue todo lo que Sesshoumaru necesitó para darle rienda suelta a toda su pasión. Deslizó su mano entre sus muslos y levantó su pierna y la penetró en esa posición, haciendo que ella emitiera gemidos de placer con cada movimiento de sus caderas.

-Sesshoumaru!

Sesshoumaru se detuvo, haciéndola girar y quedando sus piernas sobre sus hombros, disfrutaba el ver a Rin enloquecida por el pacer. Tratando de controlar sus gemidos para respirar. La sentía apretarlo y sabía que estaba cerca.

-Rin…

-Seh… Ah!

Sesshoumaru no supo porqué exactamente, pero no pudo contenerse por más tiempo, la penetraba con fuerza y rápido, cada vez los intervalos eran más cortos hasta que finalmente sus cuerpos temblaron a la vez, cediendo al pacer, un grito al unísono. Con cuidado, Sesshoumaru se apartó, acomodándose a su lado, la besó apasionadamente, para luego descansar en su pecho, exhausto. Ella lo rodeó con sus brazos.

-Te amo, preciosa…

-Te amo…

Sesshoumaru escuchaba su corazón apresurado y sonrió mientras besaba su pecho. La rodeó con sus brazos y giró quedando él abajo. Notó que Rin se estaba quedando dormida.

-Tienes sueño, preciosa?

-Jeje… estoy algo cansada…

Sonrió y la besó con ternura.

-Descansa, mi amor…

Sesshoumaru la cubrió con las sábanas y la vio sonreír entre sueños. Poco a poco, su cuerpo fue cediendo al cansancio. Rin despertó al escuchar el sonido de su celular, se apresuró a contestar sospechando de quién se podía tratar. Al ver el número, el corazón se le aceleró.

-Papá…

-Rin… dónde estás? Son las 8 de la noche…

-Estoy con Sesshoumaru, me invitó a cenar…

-Sí?

-Sí… estamos en su auto…

-Está bien… recuerda que mañana tienes clases.

-Sí, papá… llegaré temprano…

Rin cortó la llamada y Sesshoumaru estalló en risas. Rin lo golpeó ligeramente en el pecho con el puño.

-No te rías! No sabes lo difícil que es mentirle a mi papá!

-Perdóname, preciosa…

Sesshoumaru la besó mientras la abrazaba con fuerza.

-Sessh!

-Qué pasa, preciosa? Sabes si sigues haciendo eso, no respondo de mi parte…

Rin lo acariciaba comprobando que estaba completamente excitado.

-Es que acaso no te cansas?

-Preciosa… el día que me canse de tu cuerpo… será el día de mi muerte…

Rin continuó acariciándolo. Sesshoumaru sintió que la sangre se agolpaba bajo su cintura.

-Rin… no hagas eso!

-Pero mi amor… no te dolerá?

Sesshoumaru sonrió.

-A donde me llevaste, es seguro…

Rin se deslizó por debajo de las sábanas y lo llenó de besos.

-Oh! Rin!

Sesshoumaru se incorporó y la besó. La abrazó y la colocó debajo de él mientras separaba sus piernas. Acarició su sexo y la encontró esperando por él.

XXX

Sesshoumaru estaba parqueado en la puerta de la casa de Rin. Se besaban apasionadamente.

-Hasta mañana, mi amor…

-Hasta mañana, cariño…

Volvieron a entregarse a un apasionado beso. Con tortuosa lentitud se separaron y Rin bajó del auto.

XXX

Sango y Miroku se dirigían a la feria. Como estaba apenas a unas cuadras de la casa y la noche era tan bonita, decidieron irse caminando. En algún punto en el camino, se tomaron de la mano y entrelazaron sus dedos. Al darse cuenta, luego de un buen trecho recorrido, cruzaron miradas y sonrieron, aún más al notar que sus acciones eran similares. Miroku tenía unas ansias locas por besarla, y había visto el lugar perfecto para hacerlo. Pero temía que llevarla a aquel rincón oscuro detonara algún mal recuerdo en ella. Ciertamente se sorprendió al sentir sus cálidos labios en su mejilla. Parecían una pareja de chiquillos enamorados.

Una vez en la feria, Miroku apretó el agarre de la mano de Sango. Caminaron disfrutando de las luces y los vistosos colores que ofrecía cada punto de venta.

-Quieres algo de tomar?

-No… estoy bien…

-Sango…

-Está bien, soda…

Miroku sonrió y pidió las sodas y algo para comer. El vendedor pudo ver cómo aquellas almas se complementaban.

-Estoy seguro de que serán muy felices juntos…

Fue todo lo que dijo el hombre como despedida. Tanto Sango como Miroku sólo sonrieron mientras se alejaban del lugar. Luego de un rato más, Miroku la guió a un lugar un tanto apartado, notó la aprehensión de su parte con respecto al solitario lugar.

-Q-qué hacemos aquí?

Su voz denotaba su nerviosismo. Miroku la tomó de las manos para calmarla.

-Tranquila, mi diosa… sólo quiero un beso…

Dijo esto mientras acariciaba sus mejillas que pudo adivinar calientes. Miroku sonrió y la besó tiernamente.

-Aún no comprendes, mi reina, que yo nunca te haré daño… Eres todo para mí…

Tanto tiempo pasó desde la última vez que Sango se sintió realmente querida, apreciada, amada. Tanto deseaba escuchar esas palabras. Pero de igual manera guardaba su temor, cada palabra y caricia de Miroku replegaban esos temores a un rincón lejano, pero de igual manera había sufrido demasiado por tanto tiempo.

El ver su apoyo incondicional, sin presionarla, simplemente comprender su situación y sólo sonreírle cuando ella necesitaba que lo hiciera, hacía que su corazón se acelerara y comenzara la loca carrera dándole imágenes de un futuro, remendando sus heridas. Se entregó a sus brazos y a un nuevo beso, esta vez sin restricciones, recordándose que él le había dado el mejor regalo de toda su vida. Su libertad.

XXX

N/A: Qué tal?

Gracias a Ceci, Lou, Eli que son quienes me ayudan a orientar las ideas, sino, todas me querrian matar!

A Esme, Usagi223, Fabisa, HawkAngel XD, FENIXGIRL, Utena-chan, Linli-chan, Elen-ses, Kagi35, Mina Kali, Lig, Mapen, Lady Sesshoumaru, Darwishsessho, syren888……. Si me falta alguien, me pude matar!

Les recomiendo que consigan la canción "Déjate Querer" de Carlos Ponce, ya que será la protagonista del próximo cap.

Besitos a todas, dejen sus reviews por fis!

Mizuho