La canción de este capi se llama "Déjate Querer" de Carlos Ponce.
ULTIMOS CAPITULOS!
……………………………
Capítulo 10
Déjate Querer
Luego de resolver varios asuntos inconclusos, Miroku y Sango pudieron volver a la ciudad. Kuranosuke tenía una orden de restricción tanto con ellos, como con Kohaku y su familia.
Sango respiraba una paz que nunca creyó poder conseguir. Miroku habilitó una habitación que tenía como biblioteca, sacando todos sus libros y convirtiéndola en una acogedora habitación.
Te robaron tu alegría,
Tu sonrisa, tu calor;
Te robaron tu confianza,
Tu sentido del humor,
Tu cariño, tu autoestima,
Tu ternura, tu carisma
Todo aquello que una vez me enloqueció
Miroku sentía que cada día se enamoraba de aquella hermosa mujer. Y estaba decidido a borrar esa tristeza que se escondía en su mirada y tras su melancólica sonrisa. Llegó al apartamento apresurado pues se había retasado en una reunión. Tenía una bolsa con comida. Sango salió de su habitación a su encuentro y lo recibió con un apasionado beso.
-Hola…
-Hola, mi diosa… discúlpame por llegar tarde… traje la cena…
-Yo cociné… pero si no quieres está bien…
Sango tomó la bolsa de comida y se dirigió a la cocina. Miroku sonrió negando con la cabeza. La vio sacar los empaques. Se acercó a ella en silencio y la abrazó por la espalda. Sintió cómo se tensaba al sentirlo, pero luego se relajó cuando él la besó en la mejilla.
-Quién dijo que no quiero probar tu comida?
-Pero es que…
-No sabía que cocinarías. Guarda eso en la nevera, servirá para después…
Miroku deslizó sus manos desde sus hombros, por todo lo largo de sus brazos y hasta sus manos y las besó.
-Qué delicias preparaste?
Sango sonrió sonrojada y lo besó en la mejilla mientras guardaba la comida en el refrigerador.
Y ahora cargo el pecado
De quien hirió tu pasado,
De quien robó de tus ojos
Ese brillo de ilusión
Sango le sirvió la comida aunque él insistía en servirse él mismo. Una vez que probó la comida, frunció el ceño. Sango tomó aquello como que no le gustó la comida, de la nada salieron lágrimas que empaparon sus mejillas. Miroku la vio atónito y se apresuró a tragar.
-Qué pasa?
-No te gustó… nada de lo que hago está bien…
-Pero mi reina, quién te dijo que no me gustó? Está delicioso… pero sí me quemé porque está muy caliente…
Miroku se puso de pie y se acercó a ella, como reflejo, ella se cubrió la cabeza. Miroku se quedó allí atónito. Se arrodilló frente a ella intentando verle el rostro.
-Sango… mírame… Sango… me haces daño… cada vez que reaccionas como si te fuera a golpear, me hieres…
-Perdón!
Sango abrió sus brazos y se dejó caer sobre él derramando sus lágrimas en su hombro. Miroku la abrazó acariciando su cabeza con su acostumbrada dulzura.
-Mi querida Sango, cuánto daño te han hecho!
Miroku sabía muy bien que Sango era una mujer de carácter fuerte. Pero a la vez podía ser la más dulce de las mujeres. Una vez que logró calmar su llanto, la besó en la mejilla.
-Que no te quepa ninguna duda. Esta comida está riquísima. Tanto, que si estás de acuerdo, no compraré más comidas pre-cocinadas…
Sango sonrió mientras secaba las lágrimas de sus ojos. Miroku la besó en la frente.
-Ahora, si me disculpas, mi bella diosa… voy a degustar de tú comida, porque de verdad tengo hambre y nunca había probado algo tan delicioso.
Las palabras y acciones de Miroku marcaban una gran diferencia en Sango y la lograban sacar de la más profunda de sus depresiones. Hacerla sonreír y por un segundo olvidar todos sus años de sufrimiento. Al terminar la cena, Sango insistió en lavar los platos, perdiendo aquella batalla, Miroku se quedó en la cocina haciéndole compañía.
-Es una forma de pagarte todo lo que has hecho por mí…
-No tienes que pagarme nada, tus besos son el mejor pago que puedo tener… Estaré en el balcón.
Cuando Sango terminó, fue al balcón. Se abrazó a sí misma para mantener su calor. Miroku estaba recostado en un sillón.
-No tienes frío?
-Un poco…
Miroku entró y se sentaron en la sala. Él se acomodó en su regazo, abrazándola por la cintura. Ella pasó sus dedos entre su cabello.
-Tengo tantas cosas por las que agradecerte, Miroku…
-No tienes que agradecerme nada…
Miroku tomó sus manos y las besó. Ella se inclinó sobre él y lo besó con dulzura. Pero aquel tierno beso fue profundizándose y le fueron añadiendo caricias. Pronto sus cuerpos se movieron buscando la comodidad, y Miroku estuvo sobre ella. Entonces el oxígeno fue necesario. Sango lo sentía presionando contra ella su virilidad sus movimientos eran lentos, pero adivinó que así era como él hacía el amor. Rompieron el beso con la respiración alterada. Miroku sonrió al verla sonrojada y acarició sus mejillas. Entonces recordó su situación y retrocedió, sentándose a su lado.
-Miroku…
-No estás lista… aún no, mi diosa…
Miroku la besó en la mejilla. Había tanto temor en su mirada que tal vez hacerle el amor esa misma noche sería un gran error.
-Pero tú estás…
-Sabré esperar por ti. Tienes un cuerpo delicioso y apenas puedo esperar a probarlo. Pero sabré hacerlo.
Miroku la besó nuevamente.
-Quiero amarte cuando tus recuerdos no te aten, cuando tu pasado no te persiga y cuando no temas a mis acciones. Quiero amarte con libertad, como te mereces…
Sango nunca creyó que ningún hombre la comprendería tanto como él lo hacía. Lo abrazó con fuerza, incapaz aún de expresar aquél sentimiento que le quemaba la piel, que desbordaba su corazón y corría por sus venas. Pero que él le demostraba cada vez que le hablaba, que la tocaba, la besaba.
Se quedaron abrazados, Sango buscando refugio en su pecho y Miroku brindándole calor con sus brazos.
Déjate querer
Déjate adorar
Yo voy a borrar de ti
Ese mal sabor
Sango despertó sin poder creer dónde había pasado la noche. Aún no abría los ojos y sólo escuchaba el calmado ritmo de su corazón. Se aferró un poco más a él, queriendo fundirse en su pecho.
-Te dice algo interesante, mi reina?
Sango abrió los ojos y levantó la vista para encontrarse con los cálidos ojos celestes de su galante novio.
-Buenos días, mi bella Sango…
Sango se sonrojó y musitó un buenos días mientras se incorporaba. Miroku la besó en la mejilla.
-Confío en que dormiste bien…
Sango asintió.
-Sin pesadillas en toda la noche…
Sango asintió sonrojada. Miroku no pudo evitar sonreír con un dejo de malicia.
-Parece que encontramos la cura a una de tus afecciones, no crees?
Miroku volvió a besarla sabiendo que ella no vocalizaría respuesta alguna.
-Para mí, fue la mejor noche de mi vida. Y espero que se repita…
Se levantó y se dirigió a su habitación recordando que tenía una junta a las 8am. Sango simplemente sintió que su corazón iba a estallar si seguía en aquella carrera, desbocado.
Y al amanecer,
Vuelve a despertar
Que no quede rastro en ti
De ese mal sabor
Miroku salió de su habitación ya vestido y listo para irse a su oficina. Siguió el dulce aroma que lo hipnotizaba y descubrió a Sango en la cocina, preparando el desayuno. Se acercó para abrazarla y notó su pelo mojado. Igualmente la abrazó y la besó en la mejilla.
-Huele delicioso, cariño…
Te robaron tu nostalgia,
Tus recuerdos, tu querer,
Te robaron tu inocencia,
Y tú esencia de mujer;
Tu tranquilidad, tu calma,
La pureza de tu alma
Todo aquello que una vez me enloqueció
Sango soltó la espátula de repente y se soltó del abrazo de Miroku.
-N-no me digas así…
-Que no te diga cómo?
-C-cariño…
-Mi reina…no importa…
-Sólo no me llames así…
Miroku la supo al borde de las lágrimas y la abrazó con fuerza. Le llenó la cabeza de besitos.
-Olvida qué hablé, mi amor…
Sango lo vio con los ojos desorbitados. Miroku sonrió y la besó.
-Así es… yo te amo…
Sango se lanzó a sus brazos y lo besó apasionadamente y luego le daba pequeños besitos por todas partes. Mientras susurraba que ella también lo amaba. Miroku la detuvo al sentir sus mejillas frías y entonces su sonrisa se borró.
-Qué pasa? Porqué lloras?
-Tengo miedo…
Miroku negó con la cabeza mientras la besaba con ternura.
-Porqué me temes?
-No es a ti…
Miroku volvió a abrazarla. Después de desayunar, se despidió con un apasionado beso y recordándole que ese día tenía cita con la doctora.
Se pasó todo el día vagando en su mente. Llegó a la casa y esta vez Sango no lo saludó. Luego de ponerse más cómodo se concentró en calcular cuánto tiempo le faltaba para llegar a la casa.
Y ahora cargo el pecado
De quien hirió tu pasado,
De quien robó de tus ojos
Ese brillo de ilusión
De pronto un intenso aroma a rosas lo distrajo. Al levantar la vista, la figura de una hermosa mujer cubierta por una yukata negra, de pelo largo y castaño se acercó a él. Sin darle tiempo a reaccionar o hablar, se sentó sobre sus piernas mientras lo besaba apasionadamente y removía su camisa. Al saber su pecho desnudo y sentir sus finas y suaves manos vagando sobre su piel, tomó sus manos y las besó. Luego la vio a los ojos.
Había un brillo irreconocible, sin dudas, sin temor, sólo amor y deseo. Que desbordaba por aquellos ojos castaños y sus labios rojos y tibios.
-Sango…
-A lo único a lo que no debo temerle, es a tu amor…
Miroku sonrió mientras Sango volvía a besarlo. La tomó en sus brazos y la llevó a su habitación. Acarició su cuerpo por encima de la seda negra que cubría su cuerpo.
-Espero que no te importe…
-Te la regalo…
Deshizo el nudo de la yukata y se regocijó en la visión de su cuerpo desnudo.
-Eres hermosa, mi amor…
Sango sonrió sonrojada. Miroku se acercó para besarla con sus manos aún fijas en sus caderas.
-Prométeme que tendrás cuidado…
-Sólo te voy a hacer el amor…
Miroku sonrió y Sango reconoció aquel brillo y tono malicioso en sus ojos juntos con una chispa de picardía. Él la besó apasionadamente, desvió sus besos por todo su cuerpo. Se concentró en sus senos mientras que con la otra mano se desvió a su sexo. Sentía las manos de Sango asiendo y soltando su cabellera y más de una vez lo aruñó en el cuello. Se detuvo cuando ella lo llamó extasiada de placer.
-Miroh-ku-u!
-Pasa algo, mi diosa?
-El resto de mí te necesita…
Miroku rió divertido y volvió a besarla, entonces sintió sus manos removiendo su pantalón. La ayudó y una vez lejos de ellos y sin dejar de besarse, Sango lo acarició y perdió la concentración en aquel beso al sentir que Miroku no tenía fin aparente. Miroku volvió a acariciar todo su cuerpo. Y entonces Sango pudo apreciar visualmente a su anatómicamente correcto novio.
-Pasa algo, amor?
Sango regresó de su nebulosa, no era necesario imaginarse haciendo el amor con él, ya lo estaba haciendo. Sonrió y lo besó mientras lo rodeaba con sus brazos.
-No pasa nada, mi amor…
Miroku sonrió y la besó nuevamente. Acarició su sexo con la punta. Sango sentía que se volvía loca con aquella deliciosa tortura anticipando cada vez más cómo sería tenerlo dentro.
-MIROKUU!
Miroku rió y separó sus piernas un poco más para luego penetrarla con suavidad. Ella se aferró a su espalda. Miroku realmente era un gran hombre y esa descripción abarcaba tanto su alma como su cuerpo.
Déjate querer
Déjate adorar
Yo voy a borrar de ti
Ese mal sabor
Sango se sintió morir más de una vez a manos de su amado. Olvidando de una vez por todas, su atormentado pasado y sabiendo que nadie nunca la amaría como la amaba Miroku, y dudaba mucho poder amar a alguien de la misma manera. Reconociendo esa misma mañana que ni siquiera a su ex – esposo lo pudo amar con tanta intensidad.
-Mirh… Mih… MIROKU!
-AAH! SANGO!
Miroku sentía que lo partiría como a una ramita seca cuando lo apretó tanto en su interior como con sus piernas y brazos que lo rodeaban. Colapsó exhausto sobre ella.
-Te- te amo, Sango…
-Yh…yo a ti…
Sonrieron, en su estado no podían respirar, mucho menos hablar. Miroku la cubrió con las sábanas y la llenó de besos mientras ella se acomodaba en su pecho. La vio bostezar varias veces.
-Tienes sueño?
-Un poco…
-Descansa, mi Venus…
Sango sonrió y lo besó antes de quedar rendida sobre sus amplios pectorales.
Y al amanecer,
Vuelve a despertar
Que no quede rastro en ti
De ese mal sabor
Sango despertó con su rostro irradiando felicidad. Miroku la saludó con un apasionado beso de buenos días.
-Buenos días, mi amada Sango…
-Buenos días, mi amor…
Sango levantó su mano para remover unos mechones de pelo negro que tapaban aquellos zafiros que la devoraban con su mirada. Pero se quedó contemplando su mano y el extraño objeto que creía no ser de su pertenencia. Miroku sonrió.
-Me harías el hombre más feliz del mundo, si aceptarías ser mi esposa…
-Mir…
-Eso es sí? O no?
-Sí!
Sango lo abrazó mientras lo llenaba de besos para luego entregarse esta vez, a su futuro esposo, segura de que esta vez seria completamente feliz.
………………………
NO SE PIERDA PRÓXIMAMENTE EL GRAN FINAL DE
ONEGAI TEACHER!
N/A: Gracias a Ceci, que nunca se calla! XP, Esme, Elen, Saya, ayane, syren888, hawkangel, mina kali, fenixgril, fabisa, kagi35, lig, darkwishsessho, usagui223………………. Uuf! Cuantas!
En serio, se acabará más rápido que La Bella y La Bestia.
Besitos
Mizuho
