Capítulo 3.
Harry se pasó el día como en familia.
La cena fue muy entretenida, sin embargo la pregunta estuvo rondando en su mente todo el día.
A la hora de irse a dormir, Harry no podía.
Así que decidió ir al jardín a respirar aire fresco.
Cuando llegó escuchó una voz conocida.
-Dean, te quiero mucho…-Decía la voz.
Harry la entendió al instante. Era Ginny.
-Ginny, yo también, mañana nos vemos, adiós-
Harry se quedó ahí parado, quieto.
Escuchó unos pasos que se acercaban a donde estaban.
Finalmente unos ojos se cruzaron con los de el.
Se quedaron mirando un rato, hasta que el habló.
-¿Linda sorpresa, no? Andar con otro mientras estás conmigo.- Dijo el muy enfadado.
-Harry… ¿Qué haces aquí?-Dijo ella temblando.
-¿Cómo que que hago aquí? ¿O me vas a decir que no te llegó la carta que decía que hoy en la mañana volvía?
-No, pues… la verdad es que no me llegó.
-Ah, bueno, eso no importa… total te vi igual, adiós.
Y, mientras una chica pelirroja lo miraba, se alejó con paso decidido.
¿Por qué? Se preguntaba ella.
Todo había comenzado hace un mes. Se había encontrado por accidente con Dean Thomas en el Ministerio de magia, donde ella había ido a dar un informe para su jefe.
Todo había sido muy confuso… de repente estaban charlando animadamente en una cafetería, y al segundo se estaban besando apasionadamente.
Ginny no se atrevió a decirle nada, sin embargo, la falta de Harry a su lado, le hicieron confundir sus pensamientos. Y, cuando Dean le propuso ser pareja, ella dijo si imaginando que era Harry. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Ella no sabía como contárselo, así que decidió no decirle ya, cuando tuviera valor lo haría. Ahora se daba cuenta que no tendría que haberlo hecho, le causó mas daño al muchacho del que podía.
Así que, con cabeza gacha, fue hasta su casa directo hacia su habitación.
En toda la noche, ni Ginny ni Harry pudieron dormir.
En la mañana bajaron a desayunar apenas la señora Weasley los llamó.
Estuvieron sin hablarse en toda la mañana, aunque, de vez en cuando, Ginny miraba a Harry con una mirada de tristeza. Este se daba cuenta, pero las trataba de evitar, estaba muy dolido.
Apenas terminó, fue junto a Hermione y Ron al Ministerio de Magia, para poder entrar en el curso para ser auror.
Ellos lo notaban decaído, así que, antes que preguntaran que pasa, Harry se adelantó.
-¿Cuándo pensaban decirme que Ginny estaba saliendo con Dean Thomas?- Exclamó casi gritando.
-Harry… pues mira, nosotros no quisimos amargarte la llegada. Hace unos días recién nos habíamos enterado de la relación-Dijo una Hermione muy angustiada.
-Es verdad Harry… sin querer estábamos un día en el Callejón Diagon cuando la vimos con el, pero pensábamos que estaban conversando, así que decidimos pasarlo por alto, pero cuando los vimos besándose… no supimos que hacer, en serio.
-Pero… ¿Por qué no me lo contaron antes que venga? ¡¡Si por una de las razones por las que vine, fue ELLA!
-Harry… por favor, no quisimos que estés tan enfrascado, queríamos que te olvides de todo, que comiences una nueva vida, ¡¡como un chico normal!-Dijo Hermione apunto de desbordar.
Harry no dijo nada más, hasta que llegó a la oficina de registro para el curso.
Ahí dio todos sus datos, y le informaron que el curso empezaba dentro de una semana.
Apenas salió de la oficina, vio a sus amigos besándose apasionadamente, cosa que hizo sacarle la primera sonrisa del día.
Sin que se dieran cuenta, pasó por al lado, y se fue directo a la Madriguera, no quería interrumpirlos.
Cuando llegó se cruzo con Ginny, pero fue directo a la habitación de Ron a buscar a su escoba, y fue al jardín a volar un rato.
Volar lo despejaba mucho. Mas tarde, al anochecer, llegó Ron y jugo con Harry unas carreras. Un rato más tarde, llegaron Fred y George y jugaron unos partidos.
Cuando estaban jugando, la hija de los Weasley fue a verlos jugar, pero a Harry no le importó, estaba dispuesto a no dirigirle más la palabra.
Cuando estaba entrando a la casa, Ginny lo agarró y lo apartó.
-Harry… perdóname…-decía suplicante.
-¿Qué quieres que te perdone? ¿Que hayas sido infiel? ¿O que?
-Harry, ¡¡por favor! No tienes derecho a decirme eso, ¿A quien fue la que la dejaron desolada durante 2 años?
-Si me viniste a hablar para hacerte la víctima, mejor no me dirijas nunca más la palabra.
