Cuando se juntaron Los Merodeadores
Chap
1: Huída hasta King´s Cross
La infancia de Sirius Orión Black nunca había sido feliz. Sus padres nunca habían mostrado ningún tipo de afecto por él. Ellos sólo tenían ojos para Regulus, su hermano menor. Los ideales de sus padres y su hermano, nunca habían coincidido con los suyos. Sus padres opinaban que un buen mago debía de ser de sangre limpia. Pero Sirius, de naturaleza rebelde, nunca creyó esas paparruchas de la pureza de la sangre. Por eso, esperaba con más impaciencia que nadie el inicio de su primer curso en Hogwarts.
El día 31 de Agosto, se lo pasó tumbado en la cama, pensando en lo que le esperaba en el colegio. Apenas comió en todo el día, pues no merecía la pena, pues llevaba muchos ahorros que le habían dado su prima mayor favorita, Andrómeda y su tío Alphard. Lo que le preocupaba era quedar en Slytherin, puesto que casi toda su familia había quedado allí. Su prima Andrómeda y su tío Alphard eran las excepciones. La primera había quedado en Ravenclaw y el segundo, en Hufflepuff. Estaba seguro que si quedaba en una casa que no fuera Slytherin, podría ir preparándose para recibir un vociferador de su familia en conjunto. Pero eso a él no le importaba lo más mínimo. Él no quería ir a parar a una casa donde habían salido la mayoría de los magos malvados en los últimos 50 años.
Al día siguiente, a las 5 de la mañana ya estaba duchado, vestido y desayunado, y no paraba de dar vueltas por la habitación, muy nervioso, a la espera de que sus padres se despertaran. Una vez que sus progenitores se levantaron, Sirius les metió prisa, y su madre, desagradada, le dijo:
- Si tanta prisa tienes por llegar a Hogwarts, ¿por qué no te quedas a vivir allí?- le preguntó cansinamente-. Además, tu padre y yo estamos muy ocupados hoy. No pensamos llevarte.
Murmurando insultos, Sirius se fue malhumorado a su habitación, cogió su baúl, y llevándolo a cuestas, salió a la calle, dando un portazo. Llegó a la acera, y después de rebuscar en el bolsillo, sacó su varita. Pocos segundos después, el autobús noctámbulo había aparecido delante de sus narices. Sirius se subió.
-
Bienvenido al…- empezó el chico, pero al ver de quién
se trataba, su cara se iluminó-. Sirius, ¿qué
tal?- le preguntó jovialmente. De tantas veces que Sirius
había utilizado el autobús, ya se conocían.
Sirius le solía contar sus problemas familiares.
- Muy
bien, ¿y tú, Paul?- respondió Sirius,
sonriendo-. Mis padres no me han querido llevar a la King´s
Cross, así que aquí estoy. ¿Cuánto es?
-
Hombre, ya que es tu primer año en Hogwarts… supongo que
podríamos hacer una excepción contigo… y dejártelo
gratis- sonrió Paul.
Sirius también sonrió y le agradeció su amabilidad. Se sentó en una silla próxima al sitio del copiloto y pasó un entretenido viaje hablando con Paul. Sobre las diez y media, llegó a la estación. Paul le ayudó a coger su pesado baúl, pero cuando estaban a punto de coger un carrito, Paul tropezó y se cayó al suelo, mientras que el baúl cayó encima de un muchacho de pelo alborotado de color azabache y gafas, derribándolo al suelo.
- ¡Perdón! ¿Estás
bien?- preguntó Sirius, preocupado. El chico de gafas se
levantó trabajosamente, mientras Paul se iba, pues tenía
que volver al autobús.
- Si, no ha sido nada- respondió
el chico, aunque se estaba frotando la espalda, al parecer a causa
del dolor-. Me llamo James Potter, ¿y tú?
- Sirius
Black- contestó Sirius, recogiendo su baúl y
colocándolo en el carrito. Se quedó un minuto y luego
dijo-. ¿Tú padre no es Jefe del Departamento de
Misterios del Ministerio?- preguntó Sirius, al recordar a su
padre nombrándolo.
James asintió con la cabeza y
luego, al parecer, se percató de que el chico venía
sólo.
- ¿Y tus padres?- le preguntó.
- En
casa, demasiado ocupados mimando a Regulus como para preocuparse por
traerme- contestó Sirius, encogiéndose de hombros.
-
¿Quién es Regulus?- preguntó tras una pausa
James.
- El idiota de mi hermano- contestó, encogiéndose
de hombros de nuevo- ¿Y tus padres?- preguntó, para
cambiar el tema de conversación.
- Esperándome
dentro, en el andén ¿vienes?- preguntó.
Sirius
aceptó la invitación, y siguió al chico. La
verdad es que no le caía nada mal. Atravesaron la barrera, y
entraron en el andén 9 y ¾. Los padres de James estaban
esperando a su hijo, impacientes.
- ¿Dónde te habías
metido?- le preguntaron-. El tren se va a quedar sin vagones como no
te des prisa.
- Mamá, papá, él es Sirius
Black- les dijo a sus padres James.
Los señores Potter se
dieron cuenta de la presencia del chico, y el señor Potter,
frunció ligeramente el entrecejo.
- ¿Tú
no eres el hijo de Anthony Black, el subsecretario del Ministro?- le
preguntó. Sirius asintió, con un aire sombrío en
la cara-. Pero yo creo que tenía sólo un hijo, algo más
pequeño que tú…
- Sí- dijo con aire
aburrido-. Mi hermano, Regulus- dijo con retintín-. A mí
no me suelen nombrar, según mi madre soy la vergüenza de
la familia- añadió, sin cortarse ni un pelo.
La
expresión del señor Potter se suavizó bastante y
añadió:
- Bueno, creo que deberíais subir al
tren ya- se despidió de su hijo, al igual que su mujer-. Y
James, recuerda, nada de bromas- le advirtió.
- Si, papá-
dijo James con cara de angelito, mientras cruzaba los dedos por
detrás, detalle que no se le escapó a Sirius.
Una vez subidos al tren, Sirius le comenta a James que a su parecer, se iban a llevar muy bien. Pero Sirius no tardó en darse cuenta de que James, dentro del tren, no era para nada el James que hacía apenas unos segundos se había despedido de sus padres. Y lo averiguó, cuando se dieron cuenta de que el último compartimiento, algo más pequeño de lo habitual, estaba a punto de ser ocupado. Dos chicas, una pelirroja y otra con rasgos Africanos, se dirigían con paso resuelto hacia el compartimiento. Sirius y James se adelantaron, provocando que llegaran a la vez.
Pero en el compartimiento sólo había tres sitios. James fulminó a las dos chicas con la mirada, como esperando que ante su mirada, ambas desapareciesen. Pero ellas no se movieron. Sirius hizo dos sugerencias:
- Os
damos dos opciones: O nosotros nos quedamos con el compartimiento, o
una de vosotras se sienta en el regazo de otra- explicó. Las
dos chicas fueron los que los miraron amenazantes ahora. La pelirroja
habló:
- ¿Por qué no os compráis un
laberinto y os perdéis en él?- sugirió,
enfadada. Tenía unos llamativos ojos verdes almendrados, y la
tez bastante pálida, por lo que hacía un curioso
contraste con la otra chica, bastante más alta que ella, con
ojos marrones y el pelo negro, lleno de pequeñas trenzas.
-
¿Y por qué no te lo compras tú?- contraatacó
James, mirándola de arriba abajo, cosa que no intimidó
en absoluto a la chica.
- Me lo compraría, pero sería
incapaz de perderme en él- contestó con destreza-. Cosa
que dudo que pudiéramos decir de ti- añadió,
mirándolo ahora ella de arriba abajo.
- Tú no sabes
nada de mí, así que mejor no hables- le contradijo
James, subiendo aún más el volumen.
- Por supuesto,
es obvio que tú eres uno de esos tipos que se cree el rey del
mundo y su arrogancia hace que se comporte de un modo idiota- Sirius
y la otra chica observaban divertidos la escena. La africana hizo
aparecer unas palomitas y le ofreció a Sirius. Ambos se
sentaron en el compartimiento, observando la pelea de los dos
muchachos.
- Ah, ¿y sabes todo eso sólo por ciencia
infusa, no?- James no parecía que fuera dar su brazo a torcer,
aunque la pelirroja tampoco era menos.
- No, lo que pasa es que tu
actitud arrogante dice más cosas de ti que lo que pueda decir
cualquier otra cosa, como la ciencia infusa- contestó la
pelirroja.
Mientras tanto, Sirius y la otra chica, hablaban
animadamente, ignorando por completo la "conversación" de
los dos chicos.
- ¿Y cómo has dicho que te
llamabas?- preguntaba Sirius.
- No lo he dicho, pero me llamo
Sara- contestó la chica-. ¿Tú?
- Sirius
Black- contestó con una sonrisa muy adorable (N.A: ¡Está
para comérselo!)-. Supongo que vienes de una familia de magos,
¿no?- preguntó-. Lo digo por lo de las palomitas
-
Si, el año pasado me mudé aquí, a Inglaterra-
afirmó Sara-. Antes vivía en Kenia. Conocí a
Lily hace unos minutos- aclaró.
- ¿La pelirroja,
no?- preguntó Sirius, a lo que Sara asintió.
James
y Lily seguían peleando, cuando un chico de pelo rubio platino
(N.A: Según él natural, cosa que habría que
discutir) apareció y les advirtió fríamente:
-
Estamos a punto de llegar, os aconsejaría que os
cambiarais-dicho esto se fue, no sin antes lanzar una mirada
interrogante a James.
- ¡Por tu culpa, me he pasado todo el
dichoso viaje de pié!- exclamó Lily, muy molesta.
Dicho
esto, corrió al asiento que quedaba libre, sacándole la
lengua a James, que tuvo que permanecer de pié.
CONTINUARÁ...
Weno, est. Es un fic d TeresitaBlack y mío, djar reviews Pa ver q os parezo. Un fuert veso, Feliz Navidad i prospero año nuevo!!
