DISCLAIMER: Este cuento esta basado en la obra de JRR Tolkien, a quien perteneces la mayoría de los personajes, yo solo estoy jugando un poco con ellos.

PROVICIONES

CAPITULO 1

La Tormenta

Elrond se encontraba mirado otra vez de uno de los grandes ventanales de la biblioteca, afuera pareciera que la tierra hubiera decidido revelarse, grandes relámpagos iluminaban el cielo, las nubes normalmente sinónimo de tranquilidad se extendían como un manto amenazador en el cielo, y el viento, ese era el peor, el viento demostraba su gran fuerza golpeando contra todo lo que se pusiera a su paso, definitivamente una de las tormentas mas grandes que Elrond recordara haber presenciado en su vida.

-Preocupado?-, la voz sorprendió al elfo

-A ti no te lo puedo ocultar, contesto, ya has de haber notado que esta tormenta no es una lluvia de verano cualquiera.

-Si ya me di cuenta, las nubes se formaron diferente, tengo que reconocer que albergaba la esperanza de que fuera solo la imanación de este viejo, pero veo que no, ya que tu también lo has notado.

-Imposible no darse cuenta de que algo esta pasando en algún lugar de Tierra Media, mi querido Gandalf, solo me gustaría saber que.

-Por lo cercano que se siente no creo que nos tardemos mucho en enterarnos.

No quisiera que lo que fuera nos tomara desprevenidos, contesto el elfo, en cuanto pase la tormenta voy a mandar grupos a las fronteras para ver que averiguan, algo esta pasando y entre mas pronto lo sepamos mejor.

Los dos hombres sabios se quedaron así, viendo por los ventanales, ambos inmersos en sus pensamientos, tratando de adivinar que era lo que la madre tierra les estaba preparando.

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El camino se había puesto imposible, de hecho llovía tanto que no veía por donde iba, Diana se orillo, o por lo menos trato de orillarse, ya que iba por una brecha, deseando que ningún otro carro fuera a venir detrás de ella.

-Que me choque es lo único que me falta- pensó enfadada, quien me viera, continuo, en medio de una carretera perdida en el monte con la tormenta del siglo sobre mi, jalando 9 toneladas de provisiones y equipo, alguien me podría decir porque me meto en estos líos?

-Por que eres muy buena amiga--, se contesto en voz alta, solo tu, continuo con su monologo, te comprometes a llevar las provisiones que tus adorados amigos necesitan, como los vas a hacer gastar mas dinero!Por favor Diana, vas a andar de vacaciones; así nos ahorramos el flete; imagínate lo que podemos llevar con el dinero que nos ahorremos si tu te llevas el carro; bla bla bla! dijo imitando una voz que no era la suya, como no los voy a ayudar si llevan los últimos 8 meses de sus vida, y parte de la mía, pensó, recaudando fondos para llevar ayuda humanitaria a las planicies.

En realidad por mucho que se quejara estaba feliz, feliz de poder ayudar, feliz de se parte de ese proyecto, aunque fuera en algo tan pequeño como manejar el carro de una ciudad a otra, lo importante era llegar al aeropuerto para que la ayuda llegara a las personas que lo necesitaban.

Un trueno trajo la trajo de vuelta a la realidad, de pronto, sin ningún motivo fue conciente de su situación y sintió de repente como el miedo se apoderaba de ella, estaba perdida en medio de la nada y por lo menos a 6 horas de la ciudad mas cercana, jalando 9 toneladas de provisiones y equipo muy valioso sin contar que en si, el carro que manejaba, un hummer, era suficiente para llamar la atención de mas de una persona, durante una de las peores tormentas que ella recordara y para colmo de males por algún motivo ninguno de los equipos de navegación del carro ni su celular funcionaban.

-Cálmate, se dijo a si misma, esto va a pasar, no puede durar mucho has de estar en una zona muerta, en cuanto la tormenta pase nos vamos a mover y todos los sistemas del carro y el celular van a volver a funcionar, traes comida, agua, incluso la laptop con batería, que tal si te recuestas y te duermes un rato, mañana con luz de sol continuamos el viaje-- todo lo anterior fue dicho en voz alta y firme tratando de convencerse de que todo iba a estar bien.

Inmediatamente después hizo el asiento del carro para a tras, tratando de seguir su propio consejo de descansar un poco, jalo una toalla que traía en el asiento de a tras y se tapo con ella,-- todo va a estar bien-, se repetía, pero por alguna razón no lograba convencerse., por mas que lo pensara y lo dijera en voz alta, algo no estaba bien, en realidad su instinto le decía que algo estaba realmente mal.

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Diana despertó junto con el día, su primera reacción fue verificar que todo estuviera en orden, después de comprobar que todo estaba como lo había dejado la noche anterior empezó a hacer planes para el día que le esperaba.

-Lo primero el ver que como, luego me ubico en el mapa y listo, pensó sin abrir los ojos.

Saco a tientas de la hielera que traía unos panecitos de vainilla con chocolate, y mientras se lo comía abrió el mapa, -veamos me salí de la carretera principal aquí, decía mientras se ubicaba, y camine unas 2 horas bajo la lluvia por este sendero por lo que debo de estar mas o menos... acá, perfecto, entonces si lleg-, no pudo terminar de hablar, por un segundo pensó que seguía dormida y estaba soñando al darse cuenta de que estaba rodeada de un hermoso paisaje en donde el verde lo envolvía todo, al darse cuenta de en ves de estar en un paraje semidesierto se encontraba a los pies de un bosque, y a la orilla de un río.

-Dianita, Dianita es oficial, estas soberanamente perdida.

-¿Que se hace cuando uno se pierde y entra en la dimensión desconocida? Diana se daba cuenta de que situación no era normal, en algún momento se había perdido, el mapa no le servia para nada, no sabia donde estaba, en esos momentos dudaba de saber asta de en que país se encontraba.

¡CELULAR, BELLO INVENTO DEL HOMBRE MODERNO, PARA QUE OS QUIERO! Rápidamente tomo el teléfono de su bolsa, NO HAY SEÑAL, desde ayer perdí la señal recordó, -sentido común te necesito¿podrías hacer el favor de venir? -dijo abriendo los brazos y volteando al cielo.

-Calma, a ver organización y CALMA, bitácora para el día de hoy, encontrar civilización, opciones: uno, puedo devolverme y perder todo lo andado, dos puedo seguir hacia el norte, tres puedo seguir el río, siempre hay gente cerca de los ríos, después de pensar unos momentos dijo -definitivamente la opción uno.

Después de decidirse Diana prendió el carro dio vuelta en u y emprendió camino.

En Rivendel Elrond también organizaba su día, mas bien organizaba los diferentes grupos que ese mismo día saldrían a verificar las fronteras.

Es por todos sabido que ayer hubo una tormenta sin igual, les decía a los elfos que había hecho llamara, tanto Gandalf, aprovecho ese momento para que todos fueran concientes de la presencia del mago en el salón, como yo estamos de acuerdo en que no fue una tormenta común, de hecho sospechamos de que algo ajeno a tierra media fue la causante, este anuncio inquieto de sobre manera a los elfos, ya que aunque habían pasado varios años desde la guerra del anillo, todavía la tenían fresca en la memoria, y la idea de una fuerza extraña en tierra media no les agradaba.

-No se alarmen, dijo Elrond, todo son conjetura, por lo mismo he decido que salgan en campaña asta las diferentes fronteras, quiero que observen, tenemos que estar seguros de que sea lo que sea que provoco la tormenta de ayer no es amenaza para Rivendel ni tierra media.

Por esas fechas se encontraba en Rivendel Legolas príncipe de los elfos de los bosques negros del norte, gran amigo de Gandalf, Elrond, e hijos.

Al enterarse Legolas, Elladan y Elrohir que se estaban organizando brigadas para revisar las fronteras decidieron que no les caería mal incorporarse a una pues de hecho ya tenían pensado ausentarse de la ciudad unas semanas en un viaje de cacería.

-Así que han decidido unirse a las brigadas de reconocimiento- dijo Gandalf al encontrarse a los elfos preparando todo para salir.

-¿Qué frontera van a visitar? Pregunto el mago al mismo tiempo que se sentaba en uno de los bancos, sabía que si alguien tenia preguntas sobre la naturaleza del estos viajes serian estos tres, si bien eran sabios y habían vivido mucho años en comparación con los hombres, en realidad eran jóvenes en relación con los demás elfos, lo que los hacia muy curioso.

-Vamos hacia la frontera este vamos a llegar hasta el río Bruinem, de hecho va a ser un viaje corto, no mas de dos días de ida y dos de regreso, ya que no nos vamos a quedar. Dijo Elladar uno de los gemelos hijos de Elrond.

-Elrond desea tener la mayor información lo más rápido posible, así que en cuanto verifiquemos el estado de la frontera nos regresamos, esto fue dicho por Legolas al tiempo que metía unas lembas a su mochila de viaje.

-No es que dudemos de lo que nuestro padre nos dijo, comento Elrohir pero tanta urgencia nos hace pensar que hay algo que no se nos ha dicho¿estoy en lo correcto Gandalf?

-La realidad de la urgencia radica en el hecho de que en realidad no sabemos nada, comento el mago, su padre esta preocupado, eso es innegable, continuo, pero no le pidas un motivo porque no lo tiene, es solo un presentimiento.

-No me digas eso viejo amigo, dijo el príncipe, me preocupa mas saber que Lord Elrond tiene un mal presentimiento que un grupo de orcos.

-Nadie dijo nada de un mal presentimiento joven príncipe, solo dije que tenía un presentimiento.

-Bueno comento Elrohir todo listo, nada mas le informamos a mi padre y partimos.-

-Nada, llevo manejando todo el día y nada, esto esta mal, muy mal……

Estos pensamientos llenaban la cabeza de Diana al mismo tiempo que las lagrimas le corrían por la cara, estaba asustada, muy asustada, todo le era desconocido, hacia horas que debía de haber llegado a la carretera principal, que va, hacia horas que debía de haber llegado a la ciudad, pero la realidad es que no se había encontrado con absolutamente nadie, no había encontrado ni un solo rastro de vida, el celular seguía sin señal, los sistemas de navegación del carro estaban vueltos locos, lo único bueno era el sistema de combustible del carro, sabía que mientras hubiera sol, el carro no la dejaría tirada, si bien no pensaba abusar prendiendo el aire acondicionado o el radio, otra cosa mas, no había señal alguna de radio, ni siquiera interferencia.

-Creo que la opción uno no fue la correcta- se dijo tratando de ponerle un poco de humor a su situación, bueno todavía tengo la opción dos y tres, perdí todo un día pero………

Diana detuvo el carro, se bajo a estirar las piernas y de pasada pensar un poco, realmente lo necesitaba. –Me imagino que ya me han de andar buscando, si no a mi a las provisiones y el equipo, pensó, lo que debo de hacer el regresar y esperar a que me encuentren, donde sea que halla estado estaba mas cerca de la ciudad, y de que me encuentren que donde estoy ahora.-

-Pero…. Como ya esta obscureciendo y fue precisamente manejar a obscuras lo que me metió en este lío……………

Y por segunda noche consecutiva Diana hizo para atrás el asiento puso seguro a las puertas y se dispuso a pasar la noche, con un poco de suerte dormir, dentro del carro.

-No se que esta esperando mi padre que encontremos, pero si los demás caminos están como este, va a poder estar tranquilo- comento Elladan

Había transcurrido todo un día, para mañana a medio día llegarían al río y frontera del reino, su viaje había sido tranquilo y sin contratiempos, de hecho el viaje había sido tan tranquilo que los tres amigos habían aprovechado para platicar como hacia mucho no lo hacían. Los gemelos habían aprovechado para comentarle a Legolas de como poco a poco el reino de Rivendel y el reino de Gondor, del cual su hermana era ahora reina, se empezaban a conocer y con ello los viejos prejuicios que existían entre hombres y elfos poco a poco iban desapareciendo, de el hecho de que Elladan pensaba seriamente comprometerse con una elfa del reino etc., por su parte Legolas comentó los problemas existentes en su reino, entre los cuales estaba el hecho de que el no hubiera sentado cabeza y el cual temía se estaba convirtiendo el problema de estado si tomaba en cuenta las diferentes actitudes de los miembros de la corte de su padre.

-Nos estamos haciendo viejos y no lo queremos aceptar- comento Elrohir entre risas.

-Viejos, eso lo dirás por ti querido amigo, comento Legolas, yo solo 2000 años y si algo han hecho los años por mi es volverme sabio, no viejo.

Diana se encontraba de vuelta en el punto de partida, después de seguir sus mismas huellas durante casi todo un día había llegado.

-Si alguien me hubiera dicho que yo, y hago el énfasis en el yo, me encontraría en un lugar en el cual puedes caminar durante todo un día en carro y no encontrar un solo ser humano no le hubiera creído-

Hacia rato que Diana había empezado a hablar consigo misma, -ha de ser sinónimo de desesperación- se había dicho cuando fue conciente por primera vez de que tenia muy buen rato hablando sola.

-Bueno, ahora esperar a que nos encuentren- Diana esperaba que no tardaran mucho, además del miedo que le producía la situación en que se encontraba, extrañaba el conversar con alguien, ella nunca había sido una persona solitaria y si de algo estaba segura en esos momentos, además de el hecho de que estaba perdida era de que tenía ya dos días completos sin cruzar palabra con nadie.

Tres días, TRES DÍAS, sin oír otra voz humana que no fuera la suya, tres días TRES, Diana no aguantaba mas, sabia que tenia que calmarse, estaba desesperada, ansiosa, nerviosa, eso no era bueno, tenia que mantener la calma, mantener la mente clara.

Ya había armado un pequeñísimo campamento alrededor del carro, había sacado la hielera de manera que le fuera practico acceder a los botes de agua que traía, además de que le servia de asiento, de hecho había estado tentada a abrir el remolque de las provisiones para sacar algo de comer que no fueran pastelitos, chocolates o papitas.

Necesitaba ruido, definitivamente ruido, el sonido de el río seria todo lo relajante que quisieran pero en estos momentos lo que necesitaba eran voces, ruido……………. Música.

Saco la laptop la puso sobre el asiento y se dispuso a oír música lo mas recio que la computadora lo permitiera.

Diana no tuvo que esperar a que terminara la primera canción para sentir el efecto de la música en su persona.

Los tres elfos cabalgaban serenamente por las márgenes de río, no habían decidido todavía si acamparían ahí o emprenderían el camino de regreso a la ciudad esa misma tarde. De pronto un sonido extraño llego a sus oídos, los tres compañeros apresuraron el paso siguiendo aquel extraño ruido temiendo haber encontrado aquello que tanto preocupaba al Sr. de Riveldel.