DISCLAIMER: Este cuento esta basado en la obra de JRR Tolkien, a quien perteneces la mayoría de los personajes, yo solo estoy jugando un poco con ellos.
NOTA: muchas gracias a todas aquellas personas que se han tomado la molestia de hacer un "review". Gracias por sus comentarios y concejos.
PROVICIONES
CAPITULO 3 RIVENDALE
Los caballos relincharon asustados…
Por primera ves en toda la historia de Tierra Media se oyó un motor rugir.
-Con ganas de tener una cámara- Diana no aguantaba la risa,-igualitos a Bugs Bunny cuando se asusta, nunca creí que se pudieran poner mas blancos, y eso que no lo han visto moverse-
-Listo muchachos- grito, cuando ustedes digan-. Esto pareció sacar a los elfos de su asombro, muy despacio se subieron a sus caballos y de manera recelosa emprendieron la marcha.
-¿Qué es eso?- Pregunto Elladan, suena como nada que hubiera conocido antes, para luego moverse sin hacer ruido alguno.
-No me gusta- decía su hermano, -no me gusta-.
-que opinas Legolas-
Silencio.
Estos pensamientos acompañaron a los elfos durante varias horas, ellos marcando el camino mientras Diana muy lentamente los seguía.
Ya habían pasado varias horas cuando Diana, que estaba bastante aburrida de ir a paso de tortuga atrás de tres individuos que parecía que no tenían otra cosa que hacer en la vida que verla de reojo y cantar, decidió hacer algo.
Señores elfos- grito, -¿no nos podemos detener un ratito?
Los elfos se detuvieron.
Diana se bajo del carro y camino hacia los caballos, - disculpen, lo que pasa es que tengo unas preguntas-
-Pregunte usted- dijo uno de los gemelos
-Uno, ¿cuanto tiempo falta para que lleguemos, dos ¿estos caballos pueden llegar solos a su casa, tres ¿todo el camino es igual, me refiero a el ancho?-
Faltan dos días y medio al paso que llevamos, me imagino que su preocupación por el camino es por su "carro", no se preocupe, todos los caminos hacia Rivendale son iguales a este, en lo que se refiere a los caballos, estos son de los mas inteligentes y educados de Tierra Media, no necesitan jinete para conocer su camino, ¿algo la preocupa?
-No, lo que pasa es que he estado pensando, ¿Por qué no se vienen ustedes conmigo? Fácil llegamos hoy en la noche o mañana a primera hora, lo único es que van a tener que dejar los caballos solos.- Diana vio como los elfos se tensaban, esto no esta funcionando, y dos días mas a menos 10 kilómetros por hora, por mas bonito que este el paisaje no lo voy aguantar, pensó, algo, algo, para convencerlos- YA-
-Es que…… yo no se nada de a donde voy y ustedes nada de donde vengo, dijo, podíamos platicar durante el camino, yo se que tienen preguntas, yo tengo un montón, además…….ya estoy balbuceando otras vez pensó.
Los jinetes la veían como si le hubiera crecido otra cabeza, luego volteaban a ver el carro, sus miradas volvían a ella. -Decir que están confundidos e indecisos…. Pensaba Diana.
Elledan fue el primero en decidirse, -Por mi no hay problema- dijo, mientras que muy entusiasmado se bajaba de su caballo.
Este comentario fue seguido por una mira llena de angustia por parte de su hermano, la cual se volvió desesperación cuando vio que Legolas seguía el ejemplo del primero y se bajaba de su montura.
Sabiéndose perdido Elrohir se bajo de su caballo.
La felicidad no cabía en la cara de Diana, había logrado convencerlos que se subieran al carro, lo cual no le costo tanto como ella originalmente había pensado, lo que significaba menos días de viaje y sobretodo PLATICA.
-Definitivamente estoy llegando a un grado de desesperación máxima, pensó Diana, prefiero subir a tres soberanos desconocidos, los cuales dicho sea de paso dudo que sepan en que planeta viven, con tal de tener con quien hablar.-
Rato después……..
-¡Por fin!- pensó Diana, -nunca imaginé que subir tres hombre a un carro, ¡a un hummer¡ fuera tan difícil, ¿Cómo se abre esto, ¿esto es la puerta, ¿aquí me siento, ¿para que es esto, ¿y eso, parecen niños de dos años, y que decir cuando empezó a caminar, pensé que se iban a tirar por la ventana.
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No se podía quejar, la conversación que al principio había sido escasa y forzada ahora era fluida y amena.
Se había enterado que los elfos eran inmortales, ¡gran shock¡, que el Señor de Rivendel, Lord Elrond, era papá de los gemelos, ¡estos son influyentes¡, que Legolas era de otro "reino", que tenían una hermana, etc., ellos por su parte se habían mostrado muy interesados en la laptop, todavía no entendían como algo podía guardar voces, y eso que no la han visto trabajar, me muero por que vean un video, del carro, del cual se habían enamorado perdidamente, a Diana le llamo la tención que les habían gustado pequeñas cosas como la hielera, o los panecillos, pero si algo les había asombrado sobremanera fuel el hecho de saber que la mayoría de las cosas que ella traía trabajaban gracias al sol.
-No vuelvo a tratar de explicar que es ni como trabaja la energía solar a NADIE EN MI VIDA- pensaba Diana, y eso que no les explique que lo que cargo son las diferentes baterías.
Por su parte los elfos se sintieron mucho más tranquilos al saber que las extrañas cosas que acompañaban a la mujer si bien no eran creación de la naturaleza se movían gracias al sol.
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El sol empezaba a bajar, lo cual mortifico a los elfos.
-Disculpe Señorita Diana, dijo Elledan, usted dijo que el carro se movía gracias al sol, y este, esta por desaparecer, ¿eso significa que nos vamos a detener?-
-Depende, contesto Diana, ¿Cuánto falta para llegar?-
-Me imagino que un par de horas a lo mucho-
-Entonces seguimos, el carro guarda energía por buen rato- Diana les vio la cara, no habían entendido, que ni crean que me voy a poner a explicar, la clase de ciencia ya pasó.
Diana veía unas luces a lo lejos, -¿Esa es Rivendel, ya se le había grabado el nombre, y le habían platicado tanto de la ciudad que moría por conocerla.
-Así es- Elrohir, con la voz llena de orgullo.
Diana se dio cuenta de que algo les inquietaba, -estos traen algo, mas vale que lo suelten pronto, un día entero manejando deja mi paciencia en nivel cero- ¿Qué, Dijo de pronto.
Los tres elfos la voltearon a ver con cara de asombro.
-Ustedes traen algo, ¿hay algún problema, ¿es el carro, ¿algo se ve mal, ¿Qué pasa?
Esta vez fue Legolas es que hablo.
-No se ofenda señorita Diana-
-Esto no huele bien-, pensó
-Lo que pasa es que,…… bueno como decirlo, Mm., lo que pasa es que, el atuendo que usted lleva en estos momentos no es precisamente…… apropiado.
Apropiado, mi atuendo no es "apropiado", me pregunto que significa eso, le ganaron a todo lo que había pensado que podrían traer.
Diana volteo a verse su ajuar, traía unos pantalones cortos de mezclilla, si bien no eran bermudas tampoco eran cortitos, de hecho eran bastante decentes y una camiseta sin mangas suelta, se estaba empezando a enojar, ¡puedo ir a ver a mis abuelos con lo que traigo puesto¡ pensó, acepto que me digan que apesto, lo reconozco ya no se cuanto tiempo hace que no visito una regadera, no que sea mi culpa, pero que mi ajuar no es apropiado.
¿Y que sería apropiado? Les pregunto tratando de que el coraje no se le notara, -que estos no saben que a una mujer no se le critica la ropa- pensó.
-Algo que le cubriera las piernas, de preferencia vestido- comento el elfo casi entre susurros.
Diana estaba callada, pensando, -vestido largo, las mujeres elfas se visten con vestidos largos, si vieran el largo del único vestidito que traigo, nota para el futuro: ponerle contraseña a los videos de Britney Spears que traigo en la laptop-, el coraje se había vuelto risa. Creo que estos tres piensan que me volví loca, mejor me calmo.
-Me temo que no traigo vestido, falda o nada que se le parezca, pero traigo pantalones largos- diciendo esto detuvo el carro, -denme un segundo y me cambio, no volteen-
Se bajo del carro, abrió la puerta de atrás y saco unos pantalones para cambiarse.
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Esto es un sueño- pensó Diana, acababa de pasar las puertas de Rivendel, y ante ella se presentaba la ciudad mas hermosa que jamás hubiera visto, podía distinguir las siluetas de hermosos balcones y caminos, y las plantas. -¿Cómo será de día?-.
Estaba tan absorta ante la imagen que tenia frente a ella que no se percato de las miradas de asombro de los guardias, o de cómo se estaba empezando a formar un pequeño grupo de elfos alrededor de ellos.
Una presencia la saco de su estado, era un hombre "elfo" se corrigió imponente, irradiaba poder, mas que eso irradiaba sabiduría, sus ropas le recordaban a las de las películas de la edad media, pero sin ser exageradas, eso si, eran imponentes, saludo a Legolas y a los gemelos para luego fijar su atención en ella.
-Ya se lo que sienten los bichos en el laboratorio- pensó Diana, - solo espero no terminar igual-.
Señorita Diana Rodríguez, bienvenida, soy lord Elrond.
-Que voz, me derrito, ¡que alguien me recoja del suelo por favor!-
-Mucho gusto lord Elrond- dijo a la vez que pensaba- aquí se acostumbrara que uno haga reverencia, espero que no. porque no la pienso hacer, ¿ataque de rebeldía?
-Mis hijos me dicen que tiene varios días a la intemperie, si me permite, una de las doncellas la guiara a una de las habitaciones para que se refresque y descanse, la cena ya paso pero le haré llegar comida a su habitación, por sus cosas no se preocupe, un guardia las cuidara toda la noche-
A la vez que decía esto la iba encaminando rumbo a lo que parecía era la casa principal, una ves adentro Diana no tuvo tiempo de ver nada porque una doncella se acerco a ella y le pidió que la siguiera.
-Fue un placer conocerla Señorita Rodríguez, la espero en el desayuno- dijo lord Enrold a la vez que se perdía por un pasillo en dirección contraria a la suya.
-Es mi imaginación o han manipulado totalmente los últimos minutos de mi vida- pensó,- por algo es el que manda-
No se podía quejar, su recamara era amplia, con un gran ventanal enmarcado por vistas de madera, con muebles sencillos pero bellos, todavía no sabia que era la mejor de todo, la inmensa cama de dosel cortinas y toda la cosa que dominaba toda la habitación o el baño que tenia adosado la recamara. Había durado horas bañándose, después de muchos días se sentía ella de vuelta, -lo que hace un baño-, dijo en voz alta a la vez que se desenredaba el cabello frente al espejo.
-Basta de pensar- dijo en voz alta, -a dormir, lo que sea que sea mañana me va a encontrar descansada y olvidándose de la cena se acostó.
No había puesto la cabeza en la almohada cuando estaba profundamente dormida.
No muy legos de ahí, una conversación totalmente diferente se llevaba a cabo.
El ambiente era tenso, la gran biblioteca que con sus grandes libreros y ancestrales tomos normalmente emanaba tranquilidad, en estos momentos enmarcaban de forma por demás dramática la conversación que se estaba llevando a cabo.
Legolas, Elladan, Elrohir, Lord Elrond, y Gandalf se encontraban al rededor de una mesa, los tres primeros sentados contando lo que les había pasado en los últimos días, cada uno dando sus puntos de vista e ideas, los otros dos como era su costumbre cuando estaban preocupados caminaban de un lado al otro, deteniéndose por momentos, sin interrumpir, escuchando.
-Déjenme ver si entendí bien- comento Gandalf, - me dicen que esta mujer según cuenta ella, llego a Tierra Media de la nada, viene de una región de la cual no tenemos conocimiento alguno y es totalmente diferente a la nuestra, con artefactos por demás extraños-, -por lo menos habla la lengua común-.
Los tres elfos asistieron con la cabeza.
-No hay que olvidar que se "llego" durante la tormenta del lunes- comento Lord Enrold el cual había estado inusualmente callado, - esa tormenta no fue normal, algo la provoco, ahora estoy mas seguro que nunca, a reserva de investigar mas, me temo que la llegada de la señorita Rodríguez a Tierra Media fue, digamos que, ………….. Un efecto secundario-
-¿Qué continua?-, pregunto Elladan.
-¿Qué continua?-, dijo Lord Elrond,- a no ser que Gandalf o alguno de ustedes tenga una mejor idea, yo diría que nos fuéramos a descansar, la Señorita Rodríguez tiene guardias asignados que la va a estar vigilando día y noche, tenemos que esperar los informes de las partidas que salieron a las otras fronteras, ustedes fueron los primeros en regresar, gracias a, ¿como dijeron que se llama?-
-Carro-
-Si, gracias, como decía fueron los primeros en regresar porque se vinieron en "carro" no hay que descartar que alguien traiga alguna información que nos sea útil para comprender este misterio-
-Además-, continuo de repente, -ansió poder ver con detenimiento todas esas cosas que me platicaron- esto lo dijo volteando a ver a Gandalf, el cual soltó una gran carcajada al oír esto.
-Yo también-, contesto, jamás voy a olvidar la cara que pusiste cuando viste llegar esa cosa cuadrada-.
El canto de un pájaro despertó a Diana, -Me siento Blancanieves- dijo mientras se estiraba como gato.
Se oyeron unos leves golpes en la puerta a los cuales siguió la misma doncella de la noche anterior.
-Buenos días Señorita Diana, mi nombre es Athiana y he sido asignada como su doncella, le traigo unas ropas que espero le queden, los señores la esperan para desayunar en 40 minutos, la dejo para que se arregle, vuelvo por usted cuando sea hora, cualquier cosa solo llámeme.-
-Muchas gracias Athiana- contesto y la doncella se retiro del cuarto.
-Doncella personal y toda la cosa, no esta mal, me puedo acostumbrar-
-No me quiero levantar, esto esta muy rico-
Después de luchar consigo misma, se levanto y se fue a arreglar.
Los últimos diez minutos de su vida Diana los había perdido viéndose en el espejo, no podía creer que ese fuera su reflejo, -ha de ser el agua-, pensó, nadie diría que llevaba casi una semana viviendo a la intemperie, durmiendo y comiendo mal, sin bañarse, nerviosa etc., etc. Su piel, que era su mejor atributo se podía decir, estaba tersa, y su cabello brillaba como nunca, -definitivamente el agua-, era para que tuviera la piel deshidratada, los ojos hundidos, no tengo secadora, y me cabello no parece nido de pájaros, no le busques, es el agua y punto-.
Además de el "agua" la ropa que le había llevado Athiana le hormaba a la perfección, se alguien le hubiera dicho que los vestidos de talle imperio le quedaban tan bien los hubiera impuesto como moda.
Athiana llego por ella y juntas se fueron al salón comedor.
Al igual que la noche anterior deseo haber tenido mas tiempo para apreciar los lugares por donde pasaba, llego a un salón que mas bien le recordaba a un jardín, la mitad de las paredes eran ventanales que te invitaban a salir al balcón, se respiraba tranquilidad, todo parecía haber sido pensado para armonizar con la naturaleza, la luz era dorada dándole un brillo especial a todo lo que le rodeaba.
Hacia un lado del salón se encontraba una mesa donde ya la esperaban Lord Enrold, sus hijos, Legolas y un hombre anciano vestido totalmente de blanco. Los cinco hombres-elfos se pararon al verla llegar a la ves que la invitaban a sentarse con ellos.
El desayuno fue de los mas ameno, el anciano resulto ser un gran mago llamado Gandalf, todos se habían esforzado por que no se sintiera fuera de lugar, y el tema de su llegada a Tierra Media, donde ahora sabia que se encontraba, no se había tocado, toda la conversación giro en torno a explicarle aspectos de la ciudad y sus habitantes.
-Ahora viene lo bueno-, pensó Diana, Lord Elrond le había pedido que lo acompañara a su despacho, ya que tanto él como Gandalf querían hablar con ella.
El despacho era amplio,-todo aquí es a m p l i o- se dijo Diana, el sol entraba por un gran ventanal que daba a una vista imponente de la ciudad, Lord Elrond y Gandalf se sentaron en unos sillones mientras que con el brazo le indicaban un tercero a ella.
-Mis hijos y el príncipe nos contaron que su llegada a Rivendel fue un accidente y que se vieron imposibilitados para ayudarla, nos gustaría que nos contara lo que paso para ver si es posible descubrir que paso-
-¿Príncipe, que príncipe?-
-El joven Legolas, Príncipe Legolas de los Bosque Negros del Norte, hijo del rey Thranduil-
-Nunca me lo hubiera imaginado, bastante serio, nunca menciono nada de ser un príncipe- dijo
Viendo Gandalf que Diana le había tomado mas importancia al hecho de que Legolas fuera príncipe que a como había llegado a Tierra Media dijo.
-Señorita Diana, no es normal que gente de otros lugares llegue a Rivendel, menos con los artefactos que le acompañan, es por demás decir que estamos muy intrigados, por eso le pediría que iniciara con su historia-.
Después de semejante regaño disimulado Diana empezó a contar su historia. Les platico de cómo había salido a dejar unas provisiones a otra ciudad, de cómo había manejado durante una tormenta espectacular para después encontrarse en un lugar totalmente diferente.
-Señorita Diana, no le voy a engañar, no sabemos de donde viene ni como llego a Tierra Media, nos habla de lugares y cosas totalmente desconocidos para nosotros, lo único en común con el mundo que nos platica es el hecho de que nosotros también sufrimos de la misma tormenta que usted describe, y por desgracia no estamos totalmente seguros de que fuera provocada por la naturaleza, no se alarme, estamos investigando, por lo pronto usted es invitada en Rivendel, siéntase libre de explorar la ciudad y la casa, eso si no todo mundo habla su lengua que es lengua común, la mayoría de los elfos hablan otro ideoma, si desea le puedo asignar un profesor para que se valla familiarizando con el idioma-, Lord Elrond dijo lo anterior con una seriedad que hizo que Diana se diera cuenta que tal vez, su estancia en la dimensión desconocida no iba a ser tan corta como ella lo esperaba., además ¿Cómo era eso de que la tormenta no había sido natural?.
Tenia muchas preguntas pero se daba cuenta de que no iba a tener respuestas, lo mas seguro es que ni ellos las supieran, estaba perdida en sus pensamientos cuando Gandalf intervino.
-Señorita Diana, ayer tanto Legolas como Elladan y Elrohir nos describieron cosas increíbles que usted tiene en su poder, lo cual no dudo, nada mas ver eso a lo que llaman carro, seria tan amable de enseñarle a este viejo mago algunas de ellas-
Diana vio la risa en sus ojos y sus palabras, al igual que una gran curiosidad.
-Empieza la clase de ciencias- pensó
-Será un placer- dijo,-nada mas que usted dirige porque no se donde quedaron mis cosa.
-Elond, ¿nos acompañas?-
Ante esta pregunta el elfo solo arqueo la ceja y sonrió como diciendo, ¿lo dudas?
Lord Elrond y Gandalf habían resultado mejores alumnos que los otros tres que por cierto quien sabe donde se estaban, los dos sabios habían comprendido muy rápidamente el concepto de energía solar, incluso tuvo que abrir el cofre del carro, también tuvo que abrir el remolque, cuando el elfo supo que lo que llevaba era cosas destinadas a ayudar a gente en desgracia se mostró mas que interesado.
Diana estaba en un cuarto destinado específicamente para todo lo que llevaba en el remolque, supervisando a varios elfos que lo estaban descargando. Lord Enrold le había dicho que el era un sanador, por lo que le gustaría que le explicara detenidamente que era y como trabajaba todo lo que traía, ya que cualquier cosa que sirviera para ayudar a la gente que llegaba a pedirle auxilio seria bien recibida por lo que Diana le comento que lo mejor seria bajar las cosas del remolque.
Ante ella estaban las diferentes medicinas, equipo medico de emergencia, comida, suplementos vitamínicos, mantas, linternas, incluso una muy buena colección de DVD,- los DVD son de personales, eso ni dudarlo, en cuanto termine voy a ver que echaron, igual y hago cinito y empiezo a ganar dinero-, en eso estaba cuando Legolas llegó.
-Me comentaron que aquí le podía encontrar Señorita Diana, ¿Cómo ha estado?-
-Muy bien joven príncipe- dijo remarcando lo de príncipe, - ahora que la carga del remolque esta segura me siento mucho mejor-
-Usted no nos dijo que lo que traía eran cosas tan valiosas, yo no le dije que era príncipe, ¿a mano?-
-Se me hace justo-
-Me dicen que toda la mañana estuvo ocupada con Lord Enrold y Gandalf y después de la comida ha estado trabajando aquí, venia a invitarla a dar un paseo por la ciudad, no ha tenido tiempo de verla-
Decir que Diana no se esperaba esto era poco, pero………….. Cuantas veces te invita a caminar un elfo, alto, rubio, ojos azules, educado, príncipe, -si tan solo lo de elfo lo pudiéramos cambiar por hombre-, pensó Diana, -quien se fija en nimiedades se corrigió rápidamente.
-Acepto y con mucho gusto, lo poco que he visto ha sido de reojo, ¿estoy vestida apropiadamente?- dijo mientras señalaba su vestido.
Legolas soltó la carcajada, -¿Usted cree que me lo pueda perdonar algún día?-
-¿La verdad, no estoy segura.
