NOTA: Muchas, muchísimas gracias a todas las personas que me han mandado comentarios, sobretodo a aquellas que me han mandado mas de uno, quisiera disculparme por no haber actualizado antes esta historia, de hecho tengo varias semanas con este capítulo semi-escrito pero la verdad no me gustaba como quedaba, así que lo he estado cambie y cambie y se me fue yendo el tiempo, espero que les guste, espero volver a actualizar para el siguiente fin de semana.

De vuelta muchas gracias a todos los que se toman la molestia de leer este fic.

DISCLAIMER: Este cuento esta basado en la obra de JRR Tolkien, a quien perteneces la mayoría de los personajes, yo solo estoy jugando un poco con ellos.

PROVICIONES

CAPITULO 8

Llevaban todo el día de camino y todavía les quedaba uno mas, si bien la despedida en Rohan había sido completamente diferente al recibimiento que tuvieron, no negaba que agradecía el haber partido, entre los "simpáticos" de la llegada y la borrachera que se había puesto no podía decir que guardaba "gratos" momentos de la ciudad, eso sin contar la profunda platica sobre "QUIEN ES ROBIN HOOD", todavía no podía creer que había terminado contando la historia "Del Príncipe de los Ladrones" en el salón principal durante la cena de despedida que les ofrecieron (con lo que me gusta hablar en publico).

Definitivamente la visita a Rohan no era su mejor experiencia en Tierra Media, talvez en un futuro, en otras circunstancias. Estos y otros pensamientos ocupaban la cabeza de Diana.

Legolas también se encontraba sumido en sus pensamientos, hacia mucho que no veía a Aragon y realmente tenia muchas ganas de reencontrarse con su amigo, pero por otro lado sabía que conociendo al ahora rey como lo conocía este se iba a darse cuenta inmediatamente de sus sentimientos hacia Diana y no creía estar preparado para tener esa conversación con absolutamente nadie.

-¿No te gustaría aprender a conducir?-

-¿Conducir, yo?-

-Si, ¿no te gustaría, se supone que en Gondor nos vamos a estar mas tiempo, ¿no te gustaría aprender, así me puedes ayudar de regreso-

-¿Estas cansada?-

-No, no es por eso, bueno si estoy un poco cansada, yo creo que seria bueno ir viendo donde vamos a pasar la noche, pero te preguntaba porque seria bueno que alguien mas supiera conducir-

-Acepto, cuando lleguemos a la ciudad podemos empezar con mis clases de manejo y tu puedes retomar tus clases de equitación-

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Se detuvieron en una formación rocosa, a los pies de una gran cordillera que dominaba el paisaje, Legolas le había dicho que al final de la cordillera se encontraba la ciudad de Minas Tirith, la ciudad blanca, Diana no sabía que pensar, todo era tan literal en Tierra Media, la Dama de Bosque era todo lo que le habían dicho y mas, en hermosura y sabiduría y vivía realmente en el fondo de un bosque, Rohan era el reino de los caballos y en verdad lo era, ni quien lo dudara, y ahora iban a la ciudad blanca, ¿seria acaso una ciudad sin color, o donde predominaba el blanco? Definitivamente lo que fuera iba a ser una sorpresa.

-¿En que piensas?- pregunto Legolas.

-En Minas Tirith, cuéntame mas sobre la ciudad, y sobre tu amigo el rey, ya quiero llegar, Lord Elrond realmente extraña a Arwen, ¿a de se difícil que no tener a su única hija junto a el, me platicó tanto de ella que siento que la conozco-.

-Ven- le dijo el elfo indicándole que se sentara junto a el.

Diana no espero a que le dijeran dos veces, realmente estaba muy cansada, nunca había tenido buena resaca, si es que algo así existe, y eso aunado a haber manejado todo el día la había dejado molida.

Que mejor manera de descansar que recostada junto a su adorado tormento escuchándolo hablar.

No bien Diana se había sentado junto al elfo, este paso su brazo sobre sus hombros y la acerco hacia si de manera por demás protectora.

Lo que Diana no veía, es que si bien por un lado Legolas la tenia abrazada, por el otro mantenía su espada desenfundada y su arco a la mano.

Algo pasaba, el elfo lo podía sentir, y no muy lejos de donde ellos se encontraban, la noche gritaba dolor y muerte, lo único que podía hacer era proteger a Diana, por un momento había pensado sugerir dormir dentro del automóvil, pero eso pondría a la muchacha sobre aviso, lo que no serviría de nada, tan solo evitaría que descansara, así que había decidido hacer guardia toda la noche, si veía que algo se acercaba entonces la despertaría.

Legolas sabía que le esperaba una larga noche.

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-Diana-

-Diana despierta, ya es de día-

Si algo no quería hacer la muchacha era precisamente despertar, hasta apenas unos minutos había estado soñando que se encontraba en su casa, toda su familia se encontraba reunida para la cena de navidad, el árbol decorado se encontraba en la sala, junto a una ventana que daba a la calle, sus sobrinos se encontraban unos bailando como en el último video de "ve tu a saber quien" otros preguntando cuanto faltaba para la cena o para abrir los regalos, y lo mejor de todo, Legolas se encontraba ahí, sentado junto a sus hermanos vestido como cualquier mortal, platicando mientras que ella ayudaba a poner la mesa……..

-Diana, tenemos que ponernos en marcha-

Diana no podía retener mas el sueño por mas que lo deseara, tenia que levantarse, había que llegar a Minas Tirith.

Después de levantar el campamento emprendieron el camino.

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Pasaba de medio día, hasta el momento había sido el peor día de todo el viaje, por un lado el sueño de la noche anterior, si tan solo las cosas pudieran ser así de simples, por el otro Legolas estaba raro, algo le preocupaba, casi no había hablado, si acaso, para darle indicaciones de por donde seguir.

-Detén el carro- la orden fue dada de pronto, en seco, no bien se había detenido el elfo se bajo del carro.

Tomando su arco y su espada le dijo a Diana.

-Voy a inspeccionar detrás de esos árboles, por nada te bajes de carro, regreso pronto-.

Diana no sabía que pensar, no sabía que pasaba, nunca había visto a Legolas así, algo debía de haber visto u oído que lo hizo reaccionar de esa manera.

-Condenados sentidos elficos. ¿Por qué no me dice que pasa?

Los minutos pasaron y Legolas no regresaba, Diana estaba cada vez mas nerviosa, nada le daba indicios de que podría estar pasando, no escuchaba ruidos o veía movimiento alguno, todas las historias que escucho en Rohan le volvieron a la mente, y si encontró lobos, o arañas o orcos, algo le pudo haber pasado, y ella en el carro sentada.

Tenía miedo, no había sentido tanto miedo desde que se había visto perdida, después de la tormenta que la había traído a Tierra Media.

Diana sabía que no se podía quedar en el carro, saco una navaja que estaba en la guantera del carro, -por precaución- se dijo, el puro hecho de abrirla puso todavía mas nerviosa a la muchacha que ya tenia los nervios de punta, después muy lentamente salio del carro tratando de hacer el menor ruido posible.

Siguió la misma ruta que Legolas había tomado, era una arbolada no muy grande, solo lo suficiente para impedir ver lo que había del otro lado.

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Todo lo que Legolas escucho fue un grito que le helo la sangre, era Diana, rápido dejo lo que estaba haciendo y salio corriendo espada en mano hacia donde había escuchado a la muchacha.

La encontró parada a la orilla de la arboleda, estaba en shock, sus ojos llorosos recorrían los cuerpos sin vida que ahí se encontraban, el elfo se fue acercando lentamente, la escena era tan grotesca que no dudaba de que la muchacha no lo reconociera y lo atacara, incluso el que había vivido innumerables guerras no pudo no sentirse impactado ante la matanza que ahí se había llevado.

Legolas no dudaba que este ataque era lo que lo había mantenido en vela la noche anterior, no bien se habían acercado empezó a escuchar los lamentos de los árboles, es por eso que había pedido a Diana que se detuviera.

Había sido un ataque brutal, no quedaba duda de que habían sido orcos, todo indicaba que habían acabado con una pequeña familia de campesinos, lo mas probable es que ni siquiera hubieran tenido oportunidad de defenderse, había mujeres y niños entre los muertos.

Lo que hubiera dado para que Diana no hubiera visto esta escena.

-Diana-

-Diana soy yo, Legolas-

-¿Diana?-

La vos del elfo saco a Diana de su estado, la cual por segunda vez en fue conciente de que se encontraba rodeada de cuerpos, mas bien de pedazos de cuerpos, de gente que había sido asesinada de una manera brutal, esto fue demasiado para el estomago de la muchacha que en su vida había visto un cadáver.

Legolas sostuvo a Diana mientras esta devolvía lo poco que traía en estomago, después se llevo a la muchacha rumbo a la arbolada, su intención era llevarla al carro, el tenia que regresar a apilar los cadáveres para prenderles fuego, antes que los animales de rapiña llegaran.

A medio camino Diana se detuvo.

-¿Qué es eso, que pasó?- dijo todavía con la voz entrecortada.

-Todo indica que fue un ataque de orcos-

-¿Orcos, ¿cerca?-

-No, no, ya han de ir muy lejos, además no les gusta el sol-

-Pero…….. en la noche…. ¿Hay orcos por aquí?-

-No se, por eso tenemos que llegar a Minas Tirith lo mas pronto posible, de preferencia con sol, nada mas junto los cuerpos y nos vamos-

Para ese entonces estaban a la mitad de la arboleda, y los cuerpos ya no eran visibles, pensándola dos veces Legolas decidió que Diana se quedara ahí, estaba lo suficientemente lejos como para no ver los cadáveres, pero en caso de que algo pasara podía llegar rápido.

-Voy contigo- dijo la muchacha con una nueva determinación en la voz.

-No-

-Entre dos va a ser más rápido-

-Diana no-

-Es la única manera de acabar pronto, ¿no vez, además no me quiero quedar sola, te puedo ayudar con algo,…….. Por favor…… no me quiero quedar sola-.

Mas que las palabras fue el todo de voz lo que le indico a Legolas que no podía dejar a Diana sola sentada en algún lugar, tenia que ponerla a hacer algo.

-Esta bien, me vas a ayudar, necesito que juntes toda la madera que encuentres y la vallas apilando en un mismo lugar-

-¿madera?-

-Los cuerpos se tienen que quemar, ………. por lo animales- el elfo no quería ser muy explicito, la escena en si ya era lo suficiente como para darle mas detalles de lo que podía pasar o había pasado.

Diana se puso a juntar toda la madera que le era posible, no importa donde estuviera, la recogía y la colocaba en una pila que poco a poco iba creciendo, trabajaba de manera mecánica, sin descanso, nada la distraía de su tarea, hacia rato que las manos le sangraban, pero no se había dado cuenta de ello, no le dolían, la madera no pesaba, todo lo que cruzaba por su mente era que tenia que juntar mas madera, tenia que darles por lo menos un entierro digno a esa gente.

Por su parte Legolas había casi terminado de juntar lo que había quedado de esa pobre gente, era una familia, ahora estaba seguro, le hubiera gustado inhumarlos dentro de su casa, con sus cosas, pero era demasiado cerca de los árboles, ahora venia lo mas difícil, convencer a Diana de que se alejara un poco mientras el armaba la fogata y les prendía fuego.

Llego hasta donde Diana estaba juntando la madera.

-Ya termine- dijo el elfo.

-¿Tu crees que sea suficiente?- pregunto Diana refiriéndose a la cantidad de madera que había juntado.

-Mas que suficiente, ahora necesito que te alejes un poco mientras arreglo todo-

-Pero…..-

-Por favor, necesito acomodar todo, tenemos poco tiempo si queremos llegar a Minas Tirith.-

Algo en el subconsciente de Diana le hizo saber que no era el momento de alegar, así que asistiendo se volteo y se fue hacia la arbolada, no se alejaría mucho, solo lo suficiente para dejar trabajar a Legolas, además sin darse cuenta había recorrido casi todo el lugar en su desenfrenada búsqueda de madera.

Mucho tiempo después, Diana vio como el primer hilito de humo se elevaba al cielo, después de decir una plegaria se apresuro hacia donde estaba Legolas, era tiempo de partir.

En su afán por llegar rápido a donde estaba el elfo, Diana cruzo por una zona a la que le había estado sacando la vuelta ya que el follaje eran extremadamente espeso y la luz casi nula, fue entonces cuando algo la hizo caer, era otro cuerpo y por su tamaño era un niño.

Sabía que tenía que llevar el cuerpo hacia la pila.

Diana tomo el cuerpo del niño en sus brazos, no era muy grande, a lo mucho tendría dos o tres años, no bien había salido a la luz Diana noto algo extraño en el cadáver que la paro en seco.

El pecho de la criatura subía y bajaba de manera rítmica.

La mente de Diana comenzó a trabajar a cien por hora, si su pecho sube y baja significa que esta respirando, ¡pero los muertos no respiran, …. Entonces.

¡LEGOLAS, ESTA VIVO!

El elfo no entendía lo que oía, Diana le gritaba que estaba vivo, pero ¿Quién, nada mas la vio comprendió todo.

Diana estaba parada en medio de la nada con una criatura en brazos, Legolas dudaba seriamente que se encontrara vivo, los orcos no dejan nada, quizá era la misma esperanza de Diana de encontrar un poco de felicidad, de luz dentro de semejante tragedia,……………….el cuerpo esta intacto, quizá …….

Legolas también albergo una pequeña esperanza.

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Nunca, pero nunca en su vida Diana había manejado tan rápido, menos por un camino que desconocía, de hecho no solo no conocía el camino, no sabia a donde iba, lo único que sabia es que tenia que llegar a Minas Tirith ……………….. y pronto.

Legolas iba en el asiento de atrás del carro con el niño, porque era hombre, el cual se encontraba inconciente, a primera vista no se veían cortadas o golpes, esto frustro a Diana, pues aunque traía una gran variedad de medicinas no podía ayudar a la criatura porque no sabía que tenia, solo estaba inconciente.

Legolas le había explicado que lo mas probable es que los orcos lo hubieran dejado vivo porque después de tanto cuerpo quizá no habían sido capaces de olfatear el acento de una criatura viva.

-¿Cuál era la expresión que Legolas había usado….. -"han de haber estado tan borrachos de muerte que no percibieron el olor de un inocente vivo"-, era difícil pensar que este niño le debía la vida tanta muerte.

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Era la primera vez que Diana manejaba de noche en Tierra Media, lo único que la hubiera hecho detenerse era que el carro se quedara sin energía, por suerte eso estaba lejos de pasar, Diana calculaba que podía caminar unas tres horas mas al paso que iba.

La luces de la ciudad ya se veían, estaban cerca, la criatura no había tenido cambio, ni una sola vez había despertado o se había quejado de dolor, era simplemente como si estuviera dormido, Legolas y ella habían discutido varias veces durante el viaje que podía tener, desde golpes en la cabeza que no se veían pasando por una gran impresión, incluso Legolas había llegado a pensar que quizá estuviera drogado.

Lo único de lo que Diana estaba segura es que manejar viendo con un ojo lo que pasa en el asiento trasero por el espejo retrovisor y con el otro el camino como sus amigas con hijos decían que lo hacían era cierto.

Las puertas de la ciudad se encontraban frente a ella, a diferencia de las otras veces en las que habían llegado a una ciudad no tenían el tiempo para esperar a que decidieran que no eran enemigos y dejarlos pasar, Legolas le había dicho que la ciudad era una espiral en acenso, los curadores se encontraban en lo que se podría llamar el nivel cinco, lo único que necesitaba es que le abrieran las puertas.

Legolas no se dio cuenta de cuando Diana subió los vidrios, solo supo lo que la muchacha tenia en mente cuando el claxon del Hummer sonó ante las puertas de la ciudad; no bien un grupo de soldados armados habían salido a ver que pasaba Diana piso el acelerador al mismo tiempo que no dejaba de sonar el claxon como advertencia para que se quitaran de su camino.

Mucha gente de la ciudad salio al oír semejante ruido, lo único que veían eran unas luces que se acercaban rápidamente por el centro de la calle y un ruido extraño que las acompañaba, para después pasar velozmente por enfrente de ellos mientras que continuaba su camino hacia arriba por la calle principal de la ciudad.

Legolas estaba sorprendido, ante la audacia de la muchacha, a la vez que enojado por no haberle comentado nada, pero sobre todo estaba orgulloso de ella.

Para cuando llegaron a su destino un gran numero de soldados los esperaban, Diana luego se enteraría que los sanadores eran de los mas protegidos en la ciudad después de la familia real.

Diana se bajo del carro con las manos en alto, como había visto en las películas sin darle tiempo a Legolas de hacer nada.

-Traemos un niño herido-

-El príncipe Legolas viene conmigo- a la vez que señalaba la puerta trasera del carro.

Nada mas mencionar el nombre de Legolas un hombre se acerco rápidamente, para ese momento Legolas había conseguido abrir la puerta de atrás del carro, todavía con el niño en brazos, y dijo.

-Aragon, traemos un niño herido, su familia fue masacrada por orcos-

-Este es Aragon- pensó Diana, - Es el rey, no esta mal-.

Para este momento tanto soldados como la gente que se encontraba ahí habían bajado las armas, no importa quien fuera esta mujer ni que fuera en lo que había llegado, venia con Legolas el gran amigo de su rey.

Lo que siguió fue caos puro, por un lado Legolas ponía a Aragon al tanto de lo que había pasado, como y en que circunstancias habían encontrado al niño, los no síntomas que habían notado durante las horas que duro el viaje, a veces hablando en lengua común, a veces en idioma elfico, por el otro Aragon revisaba al niño y daba ordenes a la gente que le rodeaba, -versión medieval de ER- pensó Diana, la cual se encontraba pegada a una pared para no estorbar mientras gente iba y venia.

Tiempo después Legolas se acerco a ella, se veía cansado pero satisfecho, había sido un día por demás largo para los dos, Diana sentía que Rohan estaba no solo a dos días de camino, sino a un mundo de distancia.

-Aragon no esta seguro de que tiene, pero parece tener una idea, por lo pronto el niño está bien- .

-¿Cansada?- pregunto el elfo a la vez que se acercaba a ella y le quitaba un mechón de la cara.

-Tanto que ya no lo siento-

-Príncipe, señorita- se oyó una voz.

-Me permiten llevarlos hasta sus recamaras-

-¿es posible que tome un baño?- pregunto Diana.

-Claro que si- contesto el desconocido, -enseguida mando que se lo preparen-

Diana estaba mas allá de preocuparse por molestar o no, necesitaba descansar, necesitaba quitarse el olor a muerte de encima, necesitaba un baño.