Hopeless

Capítulo 13. Revenge

Había mucho silencio esa mañana en la casa. En realidad era así desde que casi una semana atrás su hermano y su padre se pelearan. Después de dejar el vaso de leche calentándose en el microondas subió de nuevo las escaleras despacio para no hacer ruido por si el primero estaba aún durmiendo, y entreabrió la puerta de su cuarto también muy despacio. Kaede no estaba durmiendo, sino que estaba sentado sobre su cama con la espalda apoyada en la pared, escuchando música con la mirada perdida. No parecía haber dormido en toda la noche.

- Nii-san…

- … - Kaede no se inmutó pero Touya sabía que le había oído.

- Nii-san… - insistió.

- Qué coño quieres! – exclamó Rukawa quitándose los auriculares con un estirón.

El pobre niño se encogió algo asustado. No era muy habitual que su hermano mayor le hablara de esa manera; pero desde que la noche anterior le había visitado ese chico tan simpático que parecía un erizo que estaba muy raro.

- Mamá no se encuentra muy bien y dice que no la esperemos para desayunar…

- Y qué tiene? – preguntó Rukawa en un tono más calmado.

- No lo sé, pero la he escuchado vomitar en el baño.

- Bueno, desayuna tú, yo no tengo hambre.

- Como quieras… hoy no vas a ir a clase?

- Sí, ahora me vestiré…

Touya salió y cerró la puerta de nuevo. Rukawa se puso de nuevo los auriculares pero no oyó nada. Miró el walkman y vio que se había terminado la cinta, así que le dio al botón de rebobinar. Al no tener nada que escuchar durante unos minutos su mente volvió a funcionar y a pensar en lo desastrosa que era su vida.

En una misma semana le había dado una paliza a su padre, le habían expulsado del equipo de baloncesto y había roto su relación con Sendoh. Y de esas tres cosas se sorprendió a si mismo al reconocer que la última era la que más le dolía.

"Akira me ha dejado", era lo que se repetía una y otra vez.

Ya no volvería a sentir sus labios, sus caricias ni sus abrazos. Y peor aún, se estaba dando cuenta de que él nunca había hecho lo propio con Akira. Nunca le había demostrado lo bien que se sentía a su lado, lo mucho que adoraba su compañía, ni lo mucho que agradecía que siempre intentara hacerlo reír, o lo más importante, que le estuviera ayudando a superar el miedo que tenía a que le tocaran. En lugar de eso, se había limitado a dejarse mimar.

"Y ahora qué?", se preguntó.

"Tú eras mi única luz en esta puta oscuridad".

"Que mierda hago yo ahora, Akira?"

xXx

Como suponía las clases se le hicieron interminables.

Los días se habían vuelto muy cortos. Como normalmente era acabar las clases e ir directamente hacia el gimnasio no lo había notado, pero al salir del instituto aquella tarde descubrió que ya se había hecho de noche.

En lugar de ir a por su bicicleta se entretuvo un buen rato dando vueltas alrededor del gimnasio, sin atreverse a entrar. Quería hablar con el entrenador Anzai y pedirle otra oportunidad, pues el baloncesto siempre había sido su vía de escape de los problemas, pero jugar solo le deprimía bastante.

Pero que le podría decir? Lo único que su entrenador le había pedido era una explicación, y él se había negado a dársela.

Igual que con Akira.

Decidió dejar esperar unos cuantos días más para que al menos se le pasara el enfado al gordito, y mientras pensaría en alguna mentira convincente. Suspiró y se encaminó hacia el aparcamiento, donde su bicicleta se habría quedado bastante sola, pues no parecía quedar nadie por los patios del instituto.

Todo fue muy rápido. De pronto una sombra se materializó ante sus ojos sujetándole del hombro, y antes de que pudiera ni siquiera asustarse sintió un objeto duro y frío clavándose profundamente en su cuerpo, provocándole un inmenso dolor que no podía compararse a ningún otro que hubiera sentido antes. Aquello salió de sus entrañas de golpe, lastimándole aún más, sólo para sentirlo de nuevo abrirse paso por su carne, doblando su agonía.

Las fuerzas le abandonaron súbitamente. Primero cayó al suelo de rodillas, para luego desplomarse de costado sobre el duro suelo. La figura borrosa de la persona que le había atacado se quedó un momento de pie junto a él; le escupió en la mejilla y después comenzó a caminar para alejarse del lugar.

- Pa… pá… - le llamó inútilmente.

La figura no se detuvo. Rukawa se encogió un poco en la postura fetal, en un vano intento de mitigar aquel insoportable dolor. Por su mente pasaban pensamientos incoherentes, incapaz de comprender realmente lo que acababa de suceder. Sólo una imagen nítida se formó en su imaginación.

"Touya."

Con mucho esfuerzo y más dolor consiguió incorporarse hasta quedar arrodillado. Levantó la mano que hacía un momento tenía en su estómago, y contempló la sangre. Su sangre. Y no provenía de su nariz, ni de un corte en la frente, o de un golpe en la cabeza. Provenía del interior de su vientre, y estaba saliendo en grandes cantidades.

Comprendió que se estaba desangrando, y se asustó.

Alzó el rostro para ver si había alguien cerca que pudiera ayudarle, pero no se veía a nadie, y él no se atrevía a levantarse porque a cada pequeño movimiento que realizaba un dolor agudo e insoportable le sacudía todo el cuerpo. Pero tendría que hacerlo si no quería morir allí.

Morir.

Sintió terror.

"Morir?"

Iba a morir?

De una cosa estaba seguro.

Esta vez no estaba soñando.

xXx

Sakuragi estaba saliendo, por increíble que pareciera, de la biblioteca. Y es que ahora que las sesiones de rehabilitación por fin se habían reducido, había decidido aprovechar las tardes sobrantes estudiando. Pero como no había podido convencer a su ejército de hacer lo mismo, se aburría soberanamente y no aguantaba más de media hora en el lugar.

Mientras caminaba hacia la salida de Shohoku rodeando el edificio principal abrió una de sus carpetas para mirar a que hora tenía sesión al día siguiente. Desde que le expulsaran del equipo hacía unos días estaba tentado de dejar la terapia, pero su madre le había animado a seguir. Además su talento innato no se limitaba al baloncesto: estaba seguro de que podría destacar en cualquier deporte que se propusiera, y si cuando se recuperara de la lesión no le dejaban inscribirse en otro club, siempre le quedaba volver a practicar deporte en la universidad.

"A las ocho", leyó en el horario que le dieron en la clínica.

De pronto sintió que tropezaba con alguien al girar una esquina y que este alguien caía al suelo dejando escapar un quejido. Pero no le importó cuando reconoció quien era.

- Maldito Rukawa! Mira por donde vas!

El chico moreno ignoró sus recriminaciones y sentado en el suelo como estaba, alargó una mano para agarrar del pantalón a Sakuragi, mientras su otra mano seguía en su estómago.

- A… ayúdame…

El pelirrojo miró hacia abajo sin comprender, muy sorprendido por la petición y por la voz quebrada del kitsune, y decidió agacharse hasta quedar a su altura.

Y entonces la vio. La sangre. En la chaqueta del uniforme casi no se notaba, al estar oscuro y ser la tela de color negro, pero la mano de Rukawa estaba visiblemente empapada de ella.

- Pero qué… – se interrumpió un momento al levantar la vista un momento y contemplar el rastro rojo que había seguido los pasos de Rukawa - … qué te ha pasado!

- Ayúdame… - susurró de nuevo el chico de ojos azules – Llama a la policía… di que vayan a mi casa… mi madre y mi hermano pueden estar en peligro… mi padre… mi padre podría ir a por ellos ahora…

- Tu padre! – repitió Sakuragi con los ojos como platos – Tu padre te ha hecho esto!

Rukawa dejó de agarrarle el pantalón y le cogió de la muñeca. Estaba blanco como el papel, sudaba y temblaba.

- Sí… llama a la policía… por favor… Vivo en xxx…

- C-claro que llamaré a la policía… y a una ambulancia! – exclamó el pelirrojo levantándose después de memorizar la dirección. Pero Rukawa seguía sujetándole de la muñeca – Qué! – preguntó impaciente.

- No… no vas a dejarme aquí, verdad?

- Tengo que ir a buscar un teléfono!

- Me refiero… de verdad vas… vas a avisar a una ambulancia?

Sakuragi parpadeó, atónito.

- Crees… crees que te dejaría aquí desangrándote…?

Rukawa no respondió. En lugar de eso se dejó caer del todo en el suelo y comenzó a toser sangre. Sakuragi reaccionó por fin y salió corriendo como alma que lleva el diablo hacia la cabina telefónica más cercana, que estaba en la entrada del instituto.

Apenas un minuto después volvió junto a Rukawa, con la respiración un poco agitada por la carrera que se había dado. Se arrodilló junto a él y le desabrochó la chaqueta del uniforme y la camisa. Entonces vio con horror que no tenía una herida sino dos.

- Ya vienen para acá, de acuerdo? Me han dicho que no te deje perder la conciencia, así que ya me estás contando algo… - mientras decía esto cogió aire y presionó para detener la hemorragia.

- Aargh! – se quejó Rukawa - Y que… qué habría de contarte?

- Y yo que sé! – se exasperó el pelirrojo – Lo que sea, la cuestión es que hables… Ya sé! Háblame de tu hermano, el que antes has mencionado.

- Pues… se llama Touya… y tiene nueve años… está en primaria… y… y…

- Vamos, continúa! Qué le gusta? También juega a básquet?

- No hay… baloncesto en primaria… pero está en… en una especie de… club de deporte… yo les… les he visto entrenar… y parece… una guardería… no practican en serio…

- Bueno, y que quieres, con nueve años… Y tú no le enseñas?

- Me… me lo ha pedido… muchas veces… pero siempre le… pongo excusas… no sé por qué… quizás… quizás… - Rukawa estaba cerrando los ojos – quizás yo…

- Ey ey zorro no te duermas! No te duermas, maldita sea! – gritó Sakuragi asustado.

- …

- RUKAWA!

Sakuragi le continuó llamando y zarandeándolo muy suavemente, pero Rukawa ya no abría los ojos. Unas lágrimas rodaron por las mejillas del pelirrojo.

Por mucho que le odiara, por mucho que le detestara, no quería que se muriera.

- Vamos zorro, despierta… despierta, por favor… - le suplicó ya llorando a lágrima viva.

Mientras con una mano seguía presionando las heridas, con la otra le comprobó el pulso. Tenía latido, rápido y débil, pero el hecho de que hubiera perdido la conciencia era muy mala señal.

- Aguanta… por favor…

"Cómo es posible que tu propio padre te haya hecho esto…?"

Por fin se escuchó una sirena a lo lejos, y un minuto después aparecían junto a ellos tres sanitarios que sin perder tiempo comenzaron a atender a Rukawa.

- Cómo se llama? – preguntó el médico a Sakuragi al comprobar que el chico moreno no estaba consciente.

- Kaede Rukawa…

- Mierda, está en shock… - murmuró después de levantarle los párpados para verle las pupilas – Daos prisa, nos lo llevamos pitando! – les dijo a sus compañeros.

El sonido de la ambulancia había alertado a varios alumnos que se encontraban tanto en la biblioteca como en el gimnasio, ocupado por los miembros del equipo de baloncesto, y pronto se formó un grupito bastante numeroso a su alrededor. La expresión en la cara de todos ellos al llegar y ver la escena fue indescriptible, en especial la del señor Anzai. Haruko casi se desmayó. A los pocos minutos Rukawa fue subido en la ambulancia en una camilla e inmediatamente esta partió a gran velocidad hacia el hospital donde le atenderían.

- Sakuragi… - Ayako se acercó cautelosamente al pelirrojo, seguida de Mitsui y Ryota.

- No he sido yo si es lo que estás pensando – murmuró él secándose la cara, todavía visiblemente nervioso.

- No… claro que no… - negó la asistente - Tú sabes quien ha sido?

- Él dijo que su padre…

- Su padre? – exclamaron Ryota y Mitsui a la vez.

- Eso dijo… Incluso me pidió que avisara a la policía para que fuera a su casa… tenía miedo de que le hiciera algo también a su madre y a su hermano…

- Y lo hiciste? – era la voz grave del entrenador Anzai, en un tono muy diferente del habitual.

- Sí.

- Muy bien. Entonces me voy directamente al hospital.

- Déjeme acompañarle – pidió Ayako enseguida.

- Y a nosotros – dijo Ryota señalándose a si mismo y a Mitsui.

- Yo también quiero ir – dijo Sakuragi.

- Los demás iros a casa – ordenó el capitán del Shohoku a sus jugadores – Evidentemente el entrenamiento ha terminado por hoy.

- Llamadnos cuando sepáis algo, por favor – pidió Yasuda.

- Lo haremos.

- Se pondrá bien, verdad…? – preguntó Haruko angustiada.

Nadie respondió.


N/A: ejem… bueno, es que el giro final de esta historia ya estaba decidido desde el principio, si no fuera así y tuviera que pensarlo ahora ya no mandaría a Rukawa al hospital, que tiene razón Kaehana cuando me dice que lo voy a colpasar de mandar a Ru tantas veces XDD.

Respuestas a reviews:

Mashou no Tenshi: no te preocupes que se aclarará todo de golpe… aunque namás quedan 2 capítulos, así que espero no te parezca un final apresurado. Besos y gracias por el review!

Mish1: y en este capítulo a punto está de perder otra cosa… El próximo capítulo seguramente lo subiré pronto, para el último puede que me tarde un poco más.

Ankin: y yo voy y lío más las cosas XDD pero sí, no te preocupes que todo se solucionará.

Besos y hasta el próximo cap

Khira