NA: Si! Remus ahora tiene un capitulo introspectivo. Por fin sabremos lo que esta pasando por su mente.
"I gave you the benefit
Of the doubt it's true
But keep in mind my darling
Not every saint is a fool
While you were looking the other way
While you had your eyes closed
While you were licking your lips
'Cause I was miserable
While you were selling your soul
While you were tearing a hole in me
I was taking control"
~ Control, Poe
- Dios mío ¡¿pero que he hecho?! - con cada paso que daba este pensamiento atormentaba la cabeza de Remus. Pero ya sabía la respuesta. Se había dejado llevar. Había estado tan enojado con Sirius por lo que paso esta mañana y lo que había intentado hacer ahora que había dejado salir al lobo.
Entró a un cuarto vacío y se hundió en el suelo con la cabeza entre sus manos. Y lo que mas le molestó, lo que mas le enfermó, era como al fin y al cabo le había gustado todo. La pelea, los besos, y lo mas terrible de todo, el sentimiento de euforia y poder que sentía sobre Sirius cuando sostenía su garganta entre sus dientes. Tembló y gimoteó, tratando de olvidar ese seductor recuerdo.
No le podía gustar ser el lobo, si le gustara ser así, si le gustara perder el control... temió que podría convertirse en el mounstro que la gente pensaba que era. Pero, Dios, Sirius lo hacía tan difícil. Lamió sus labios, probando los rastros de sal de la piel que el otro chico había dejado allí.
Gimoteó otra vez, enroscándose en el suelo del aula desierta, abrazando sus piernas hacia su pecho y poniendo su cabeza entre sus rodillas.
- ¿Qué pasa conmigo? - Le preguntó al cuarto vacío. Estaba cansado, tan cansado, y no solo por el profundo agotamiento que precedía a cada luna llena. Los recuerdos que tenía antes de la mordedura eran incompletas, pero recordaba una cosa claramente: el había sido feliz. Sus padres no se abatían cuando estaba enojado o miraban con desaprobación cuando se hacía daño a sí mismo y lloriqueaba del dolor en vez de decir "auch". Sus padres no veían como si fuese algún tipo de signo de que el lobo estaba tomando el control cuando él se pasaba todo el día en la yarda trasera.
Pero después de aquella noche, la ultima noche que había visto la luna llena con ojos humanos, si hablaba muy fuerte, o si se movía muy rápido, sus padres siempre le preguntaban si quería irse a su cuarto a calmarse un poco.
Y siendo aceptado en Hogwarts solo lo había hecho peor, porque el lo había conseguido y Romulus, su tranquilo, tímido, normal hermano menor no. Ellos habían sido unidos, aun por su licantropía, aun por el hecho que sus padres ya no ocultaban el temor que le tenían. Pero ya no mas. Romulus nunca había mostrado signos de magia, aunque sus padres habían dicho que era cosa de tiempo. Pero cuando la carta había llegado, comprendieron que el tiempo había pasado, y que ninguno de sus hijos cumplían sus expectativas, era poco de lo que podían esperar de un hombre lobo y un Squib.
Romulus estalló en cólera y subió a su cuarto. Desde entonces no le ha dicho mas que unas pocas palabras. Eso había sucedido hace unos dos años atrás.
Alguna vez había sido extrovertido y travieso, pero sus bufonadas habían sido consideradas malicias y habías asustado a sus padres, entonces rápidamente aprendió a ser mas callado y mas reservado que su tímido hermanito.
Pero últimamente esas auto-imposiciones habían terminado por molestarlo. Al principio ignoró las burlas y travesuras, en su propia casa y en de las otras personas, quienes confundían su silencio con debilidad. Pero ahora que pensaba en eso, el último cambio había pasado y le era mas fácil pensar claramente, comprendió que desde hace algunas semanas su autodominio había comenzado a romperse.
No podía retener todas las emociones en su mente, de otra manera perdería el control tal como ese día. Pero tal vez si las dejaba salir solo un poco, de manera relativamente inofensiva por su puesto, haría las cosas mas soportables.
Satisfecho con ese pensamiento, no se dio cuenta cuando cayó dormido.
Remus despertó de sobresalto, y después de comprender en donde estaba y por qué, miró el reloj en la parte trasera de la sala. Una mano había salido de "Cena" y lentamente se dirigía a "Toque de queda". Remus gimió. "grandioso, he faltado a pociones y a la cena". Con un suspiro de resignación se paró sobre sus piernas acalambradas y fue hacia la torre de Gryffindor con paso lento.
Era extraño, pero cuando había ingresado a la sala común, las cosas se veían muy silenciosas. Casi había un sentido de luto en el aire. Frunció el ceño y se dirigió hacia las escaleras de su dormitorio, pero una voz asustada lo llamó antes de llegar a ellas.
- Yo no subiría si fuera tu - dijo. Remus se volteó a mirar al que le había hablado, Peter Pettigrew. Estaba a punto de decir que se largara cuando se dio cuenta de algo. Peter estaba solo. Era extraño verlo en algún lugar, aún en su dormitorio sin Potter o Black. Usualmente seguía a ese par como una sombra extra.
- ¿Por qué?
- James y Sirius tuvieron una desagradable discusión en la cena y ahora ambos están arriba - dijo apuntando hacia las escaleras. - ¿Sabes por qué están peleando? - preguntó con una pequeña voz, Remus sintió lástima por el otro chico. Lo miraba como si el mundo entero se desmoronara.
- No - Dijo mientras subía nuevamente las escaleras - Lo siento
Sus sensibles oídos oyeron los fuertes gritos antes de llegar a la puerta de su dormitorio.
- ¡Escucha tú cabeza hueca, solo trato de ayudar - Remus pestañó. Nunca oyó antes tan enojado a James. "vaya" pensó "Sirius ha hecho enojar a mucha gente hoy"
- ¡Y por centésima vez, no es tu asunto! - respondió Black con un su voz mas elevada
- ¡Eres mi mejor amigo, maldita sea! ¡Claro que es mi asunto! - Parecía que esto había apaciguado un poco a Black porque su respuesta no fue tan fuerte.
- Ya déjalo James. no es nada, de verdad.
- Esto NO es "nada". Quiero saber que pasó entre Lupin y tú para que después actuaras tan extraño. Los ojos de Remus se abrieron mas. Estaban hablando de él, pero la única razón del extraño comportamiento de Sirius que pudiera estar ligada a él era... Mierda.
- James... - Sonaba como si Sirius fuera a revelarlo todo. Y eso era algo muy malo. Abrió la puerta y caminó hacia adentro, cerrándola tras de él.
- Por mucho que me duela decirlo - dijo tranquilamente - Estoy de acuerdo con Sirius. Esto no te concierne.
Los dos muchachos lo miraron. Deseaba que la conversación terminara allí, en cambio, James parecía mas atrevido ahora que los dos se encontraban en el cuarto.
- ¿Que cosa no me concierne? ¿El hecho que seas un hombre lobo?
- ¡Le dijiste! - gritó, mirando acusadoramente a Sirius. No sabía porque pero parte de él confiaba en que Sirius había guardado su secreto. Pero el otro chico lo miro impactado.
- ¿Como tú... - Comenzó a decir silenciosamente. Por un momento James miró con una furiosa satisfacción
- Para que se enteren, yo estaba aquí cuando tuvieron su pequeña riña - un silencio incómodo siguió a esa declaración. Miró entre James y Sirius y para su sorpresa, se percató que la cara de Sirius cambiaba a un interesante matiz escarlata.
- ¿Cuánto viste? - Sirius preguntó vacilante
- Mas bien cuanto oí. Miré a través de las cortinas de la cama después de oír que golpeaste la pared - contestó James antes de dirigirse a Remus - ¿Qué fue lo que hizo para haber iniciado esa riña? - nuevamente miró a Sirius y vio que lo evitaba. mirando muy preocupado.
- El me besó - dijo, fulminándolo con la mirada para un efecto extra. James lo miró aturdido.
-¿¡QUÉ?! - dijo, mirando a Sirius. Pero Sirius miraba a Remus con odio.
- ¡Pequeñajo de mierda! - dijo antes de abalanzarse hacia él con el puño levantado. "ellos lo saben" una voz susurró por detrás de su cabeza "no necesitas aparentar ser humano" y en unos segundos Remus cruzó el cuarto. Sonrió con satisfacción cuando el puño de Sirius golpeó la puerta y este maldijo violentamente.
- Estoy aquí - dijo coloquialmente. Miró con diversión y culpabilidad como se daban vuela para mirarlo, en sus ojos comenzaban a manifestarse el pavor.
- ¿Cómo hiciste eso? - James preguntó vacilante.
- Los hombres lobo son mas rápidos y fuertes que el mas atlético de los magos - dijo, citando uno de los muchos libros que había leído años atrás. De pronto todo el sentimiento de lucha desapareció, caminó hacia su cama y se sentó con las manos en su cabeza.
- Pueden bajar a la sala común y decírselos a todos, no los detendré - dijo, sus hombros cedieron a la derrota. Ninguno de los dos siquiera miró la puerta.
- ¿qué pasaría si la gente te descubriera? - pregunto James calmadamente.
- Lo expulsarían - dijo Sirius. James salto y lo miró.
- ¿Cómo lo sabes? - preguntó
- El me lo dijo esta mañana
"Dios mío" pensó Remus "¿todo esto sucedió solo esta mañana? parecía que hubieran sido años". James se volteó a mirarlo ¿era una mirada de preocupación la que se asomaba por su cara?
- ¿Qué pasará contigo si te expulsaran? - preguntó sonando preocupado
- Ah, seré repudiado, pateado, probablemente mandado a esos "campos de hombres lobo" que aparecen en el diario El Profeta. Ya sabes, de esas que están rodeadas de barrotes de plata y los alimentan con bajas dosis de matalobos para mantenerlos enfermos y dóciles - dijo Remus con la cabeza baja mirando fijamente el suelo.
- Eso... suena horrible - dijo Sirius débilmente. Remus no se molestó en mirarlo.
- Creo que convirtiéndome cada mes en un mounstro baboso se aprende a vivir con ello - hubo un largo silencio y Remus sintió ojos sobre su cabeza.
- No le diremos a nadie - dijo James con una voz que probablemente pensó que era calmante. Remus lo fulminó con la mirada.
- ¿Si? - dijo sarcásticamente - ¿y qué quieres a cambio? - James pestañó completamente confundido.
- Perdóname - de pronto dijo Sirius y Remus se dio vuelta mirándolo fijamente - Yo pensaba... no sé... como si me descubrieras con James haciendo una travesura pesada y consiguiéramos una detención de una semana o algo así - dijo precipitadamente - Nunca pensé que pudiera ser tan grave - levantó la mirada y sus ojos chocaron con los de Remus, se sobresaltó al encontrar una mirada familiar en los ojos del otro muchacho. Eran inquietos y vidriosos, como si recordara algo especialmente doloroso.
Los tres saltaron cuando alguien tocó la puerta.
- ¿Ya se mataron el uno al otro? - preguntó una tímida voz desde afuera
- Peter - murmuró Sirius calmándose y dando un largo suspiro. James le dio una mirada.
- No Peter, estamos bien - respondió
- Ah, que bien. ¿Puedo entrar? - preguntó sonando aliviado
- No le diremos a nadie. Ni siquiera a él. - susurró James señalando la puerta con la cabeza. Remus miró a Sirius y vio como movía la cabeza en afirmación.
- Gracias - dijo silenciosamente
- Esta bien Peter, puedes pasar - Sirius lo llamó por sobre su hombro. Entró y miró alrededor del cuarto con pequeños ojos asustados, como si esperara ver las paredes manchadas de sangre o un cadáver en el piso. Por laguna razón a Remus le pareció divertido y comenzó a reírse entre dientes.
- Buenas noches - dijo sonriendo a los tres chicos que lo miraban como si fuese la oveja mas pequeña del rebaño. Se hecho en su cama y cerró las cortinas.
"I gave you the benefit
Of the doubt it's true
But keep in mind my darling
Not every saint is a fool
While you were looking the other way
While you had your eyes closed
While you were licking your lips
'Cause I was miserable
While you were selling your soul
While you were tearing a hole in me
I was taking control"
~ Control, Poe
- Dios mío ¡¿pero que he hecho?! - con cada paso que daba este pensamiento atormentaba la cabeza de Remus. Pero ya sabía la respuesta. Se había dejado llevar. Había estado tan enojado con Sirius por lo que paso esta mañana y lo que había intentado hacer ahora que había dejado salir al lobo.
Entró a un cuarto vacío y se hundió en el suelo con la cabeza entre sus manos. Y lo que mas le molestó, lo que mas le enfermó, era como al fin y al cabo le había gustado todo. La pelea, los besos, y lo mas terrible de todo, el sentimiento de euforia y poder que sentía sobre Sirius cuando sostenía su garganta entre sus dientes. Tembló y gimoteó, tratando de olvidar ese seductor recuerdo.
No le podía gustar ser el lobo, si le gustara ser así, si le gustara perder el control... temió que podría convertirse en el mounstro que la gente pensaba que era. Pero, Dios, Sirius lo hacía tan difícil. Lamió sus labios, probando los rastros de sal de la piel que el otro chico había dejado allí.
Gimoteó otra vez, enroscándose en el suelo del aula desierta, abrazando sus piernas hacia su pecho y poniendo su cabeza entre sus rodillas.
- ¿Qué pasa conmigo? - Le preguntó al cuarto vacío. Estaba cansado, tan cansado, y no solo por el profundo agotamiento que precedía a cada luna llena. Los recuerdos que tenía antes de la mordedura eran incompletas, pero recordaba una cosa claramente: el había sido feliz. Sus padres no se abatían cuando estaba enojado o miraban con desaprobación cuando se hacía daño a sí mismo y lloriqueaba del dolor en vez de decir "auch". Sus padres no veían como si fuese algún tipo de signo de que el lobo estaba tomando el control cuando él se pasaba todo el día en la yarda trasera.
Pero después de aquella noche, la ultima noche que había visto la luna llena con ojos humanos, si hablaba muy fuerte, o si se movía muy rápido, sus padres siempre le preguntaban si quería irse a su cuarto a calmarse un poco.
Y siendo aceptado en Hogwarts solo lo había hecho peor, porque el lo había conseguido y Romulus, su tranquilo, tímido, normal hermano menor no. Ellos habían sido unidos, aun por su licantropía, aun por el hecho que sus padres ya no ocultaban el temor que le tenían. Pero ya no mas. Romulus nunca había mostrado signos de magia, aunque sus padres habían dicho que era cosa de tiempo. Pero cuando la carta había llegado, comprendieron que el tiempo había pasado, y que ninguno de sus hijos cumplían sus expectativas, era poco de lo que podían esperar de un hombre lobo y un Squib.
Romulus estalló en cólera y subió a su cuarto. Desde entonces no le ha dicho mas que unas pocas palabras. Eso había sucedido hace unos dos años atrás.
Alguna vez había sido extrovertido y travieso, pero sus bufonadas habían sido consideradas malicias y habías asustado a sus padres, entonces rápidamente aprendió a ser mas callado y mas reservado que su tímido hermanito.
Pero últimamente esas auto-imposiciones habían terminado por molestarlo. Al principio ignoró las burlas y travesuras, en su propia casa y en de las otras personas, quienes confundían su silencio con debilidad. Pero ahora que pensaba en eso, el último cambio había pasado y le era mas fácil pensar claramente, comprendió que desde hace algunas semanas su autodominio había comenzado a romperse.
No podía retener todas las emociones en su mente, de otra manera perdería el control tal como ese día. Pero tal vez si las dejaba salir solo un poco, de manera relativamente inofensiva por su puesto, haría las cosas mas soportables.
Satisfecho con ese pensamiento, no se dio cuenta cuando cayó dormido.
Remus despertó de sobresalto, y después de comprender en donde estaba y por qué, miró el reloj en la parte trasera de la sala. Una mano había salido de "Cena" y lentamente se dirigía a "Toque de queda". Remus gimió. "grandioso, he faltado a pociones y a la cena". Con un suspiro de resignación se paró sobre sus piernas acalambradas y fue hacia la torre de Gryffindor con paso lento.
Era extraño, pero cuando había ingresado a la sala común, las cosas se veían muy silenciosas. Casi había un sentido de luto en el aire. Frunció el ceño y se dirigió hacia las escaleras de su dormitorio, pero una voz asustada lo llamó antes de llegar a ellas.
- Yo no subiría si fuera tu - dijo. Remus se volteó a mirar al que le había hablado, Peter Pettigrew. Estaba a punto de decir que se largara cuando se dio cuenta de algo. Peter estaba solo. Era extraño verlo en algún lugar, aún en su dormitorio sin Potter o Black. Usualmente seguía a ese par como una sombra extra.
- ¿Por qué?
- James y Sirius tuvieron una desagradable discusión en la cena y ahora ambos están arriba - dijo apuntando hacia las escaleras. - ¿Sabes por qué están peleando? - preguntó con una pequeña voz, Remus sintió lástima por el otro chico. Lo miraba como si el mundo entero se desmoronara.
- No - Dijo mientras subía nuevamente las escaleras - Lo siento
Sus sensibles oídos oyeron los fuertes gritos antes de llegar a la puerta de su dormitorio.
- ¡Escucha tú cabeza hueca, solo trato de ayudar - Remus pestañó. Nunca oyó antes tan enojado a James. "vaya" pensó "Sirius ha hecho enojar a mucha gente hoy"
- ¡Y por centésima vez, no es tu asunto! - respondió Black con un su voz mas elevada
- ¡Eres mi mejor amigo, maldita sea! ¡Claro que es mi asunto! - Parecía que esto había apaciguado un poco a Black porque su respuesta no fue tan fuerte.
- Ya déjalo James. no es nada, de verdad.
- Esto NO es "nada". Quiero saber que pasó entre Lupin y tú para que después actuaras tan extraño. Los ojos de Remus se abrieron mas. Estaban hablando de él, pero la única razón del extraño comportamiento de Sirius que pudiera estar ligada a él era... Mierda.
- James... - Sonaba como si Sirius fuera a revelarlo todo. Y eso era algo muy malo. Abrió la puerta y caminó hacia adentro, cerrándola tras de él.
- Por mucho que me duela decirlo - dijo tranquilamente - Estoy de acuerdo con Sirius. Esto no te concierne.
Los dos muchachos lo miraron. Deseaba que la conversación terminara allí, en cambio, James parecía mas atrevido ahora que los dos se encontraban en el cuarto.
- ¿Que cosa no me concierne? ¿El hecho que seas un hombre lobo?
- ¡Le dijiste! - gritó, mirando acusadoramente a Sirius. No sabía porque pero parte de él confiaba en que Sirius había guardado su secreto. Pero el otro chico lo miro impactado.
- ¿Como tú... - Comenzó a decir silenciosamente. Por un momento James miró con una furiosa satisfacción
- Para que se enteren, yo estaba aquí cuando tuvieron su pequeña riña - un silencio incómodo siguió a esa declaración. Miró entre James y Sirius y para su sorpresa, se percató que la cara de Sirius cambiaba a un interesante matiz escarlata.
- ¿Cuánto viste? - Sirius preguntó vacilante
- Mas bien cuanto oí. Miré a través de las cortinas de la cama después de oír que golpeaste la pared - contestó James antes de dirigirse a Remus - ¿Qué fue lo que hizo para haber iniciado esa riña? - nuevamente miró a Sirius y vio que lo evitaba. mirando muy preocupado.
- El me besó - dijo, fulminándolo con la mirada para un efecto extra. James lo miró aturdido.
-¿¡QUÉ?! - dijo, mirando a Sirius. Pero Sirius miraba a Remus con odio.
- ¡Pequeñajo de mierda! - dijo antes de abalanzarse hacia él con el puño levantado. "ellos lo saben" una voz susurró por detrás de su cabeza "no necesitas aparentar ser humano" y en unos segundos Remus cruzó el cuarto. Sonrió con satisfacción cuando el puño de Sirius golpeó la puerta y este maldijo violentamente.
- Estoy aquí - dijo coloquialmente. Miró con diversión y culpabilidad como se daban vuela para mirarlo, en sus ojos comenzaban a manifestarse el pavor.
- ¿Cómo hiciste eso? - James preguntó vacilante.
- Los hombres lobo son mas rápidos y fuertes que el mas atlético de los magos - dijo, citando uno de los muchos libros que había leído años atrás. De pronto todo el sentimiento de lucha desapareció, caminó hacia su cama y se sentó con las manos en su cabeza.
- Pueden bajar a la sala común y decírselos a todos, no los detendré - dijo, sus hombros cedieron a la derrota. Ninguno de los dos siquiera miró la puerta.
- ¿qué pasaría si la gente te descubriera? - pregunto James calmadamente.
- Lo expulsarían - dijo Sirius. James salto y lo miró.
- ¿Cómo lo sabes? - preguntó
- El me lo dijo esta mañana
"Dios mío" pensó Remus "¿todo esto sucedió solo esta mañana? parecía que hubieran sido años". James se volteó a mirarlo ¿era una mirada de preocupación la que se asomaba por su cara?
- ¿Qué pasará contigo si te expulsaran? - preguntó sonando preocupado
- Ah, seré repudiado, pateado, probablemente mandado a esos "campos de hombres lobo" que aparecen en el diario El Profeta. Ya sabes, de esas que están rodeadas de barrotes de plata y los alimentan con bajas dosis de matalobos para mantenerlos enfermos y dóciles - dijo Remus con la cabeza baja mirando fijamente el suelo.
- Eso... suena horrible - dijo Sirius débilmente. Remus no se molestó en mirarlo.
- Creo que convirtiéndome cada mes en un mounstro baboso se aprende a vivir con ello - hubo un largo silencio y Remus sintió ojos sobre su cabeza.
- No le diremos a nadie - dijo James con una voz que probablemente pensó que era calmante. Remus lo fulminó con la mirada.
- ¿Si? - dijo sarcásticamente - ¿y qué quieres a cambio? - James pestañó completamente confundido.
- Perdóname - de pronto dijo Sirius y Remus se dio vuelta mirándolo fijamente - Yo pensaba... no sé... como si me descubrieras con James haciendo una travesura pesada y consiguiéramos una detención de una semana o algo así - dijo precipitadamente - Nunca pensé que pudiera ser tan grave - levantó la mirada y sus ojos chocaron con los de Remus, se sobresaltó al encontrar una mirada familiar en los ojos del otro muchacho. Eran inquietos y vidriosos, como si recordara algo especialmente doloroso.
Los tres saltaron cuando alguien tocó la puerta.
- ¿Ya se mataron el uno al otro? - preguntó una tímida voz desde afuera
- Peter - murmuró Sirius calmándose y dando un largo suspiro. James le dio una mirada.
- No Peter, estamos bien - respondió
- Ah, que bien. ¿Puedo entrar? - preguntó sonando aliviado
- No le diremos a nadie. Ni siquiera a él. - susurró James señalando la puerta con la cabeza. Remus miró a Sirius y vio como movía la cabeza en afirmación.
- Gracias - dijo silenciosamente
- Esta bien Peter, puedes pasar - Sirius lo llamó por sobre su hombro. Entró y miró alrededor del cuarto con pequeños ojos asustados, como si esperara ver las paredes manchadas de sangre o un cadáver en el piso. Por laguna razón a Remus le pareció divertido y comenzó a reírse entre dientes.
- Buenas noches - dijo sonriendo a los tres chicos que lo miraban como si fuese la oveja mas pequeña del rebaño. Se hecho en su cama y cerró las cortinas.
