Hopeless
Epilogue
Rukawa caminaba nervioso de un lado a otro del pasillo, contagiando su nerviosismo a los amigos que estaban con él. Apenas había terminado Shohoku el tercer partido de las finales contra Shoyo, que por cierto habían ganado al igual que los dos primeros y por tanto se clasificaban para los nacionales como cabezas de grupo, cuando recibió una llamada de su madre para contarle que había roto aguas y que se iban ella y Touya en taxi al hospital. Miyagi, Ayako, Sakuragi y Haruko se ofrecieron amablemente para acompañarle y cogieron también un taxi.
- Siéntate, nii-san – pidió Touya.
- Rukawa siéntate y ponte tranquilo, esto puede ir para largo – dijo Ayako al ver que el moreno miraba su reloj.
- Ya lo sé… -murmuró preocupado – Mierda, si hubiera estado con ella habría podido entrar.
- Y habrías entrado? – preguntó Ryota. Se imaginaba a su propia madre de parto y no estaba muy seguro de querer estar presente.
- Supongo… – la verdad Kaede también se lo imaginaba y tampoco le convencía.
- Cuando yo nací entraste?
- Claro que no chibito, tenía sólo siete años.
- No me llames chibito!
Rukawa sonrió levemente y fue a sentarse entre él y Sakuragi, no sin antes despeinarle completamente pasándole una mano por los cabellos, lo que provocó más quejas por parte del niño.
- Oye Rukawa – dijo Ayako de pronto – Aún no nos has dicho que nombre habéis elegido para vuestra hermanita.
- Ikari – anunció Kaede – Ikari Rukawa.
- Que bonito – dijeron las dos asistentes a la vez.
- Lo eligió Kaede – gruñó Touya – A mí no me dejaron ni proponer uno.
- Estás hoy muy quejica, eh? – le picó su hermano mayor – Anda, si ya has acabado de comerte eso ve a lavarte las manos.
Touya se quejó un poco más pero después se levantó para ir al baño.
- Ey kitsune – aprovechó Sakuragi cuando el chiquillo se hubo marchado – Si tu madre y tu padre ya se han divorciado, como es que tú y tus hermanos mantenéis el apellido Rukawa? No preferiríais cambiarlo por el de vuestra madre?
- Lo pensé – admitió - Pero aunque mi padre sea un bastardo, el apellido de la familia no tiene la culpa. Mis abuelos paternos eran unas bellísimas personas, yo tenía sólo la edad de Touya cuando murieron pero me acuerdo muy bien de ellos.
- Entiendo… Por cierto, y tus abuelos maternos? No van a venir?
- No, también murieron… A ellos ya no los conocí, murieron que mi madre acababa de cumplir la mayoría de edad… Afortunadamente le dejaron una buena herencia, si no fuera por eso quizás yo ahora mismo no estaría estudiando sino trabajando…
Rukawa se sentía extraño hablando tan en confianza con Sakuragi, pero lo cierto es que el pelirrojo se la había ganado. Le vino a ver cada uno de los días que permaneció ingresado nueve meses atrás, le pidió disculpas por su comportamiento varias veces, y cuando los dos volvieron por fin al equipo recuperados de sus respectivas lesiones, se convirtieron poco a poco en los compañeros que quizás habrían sido desde un principio si las circunstancias no les hubieran sido tan adversas.
- Eeyy nii-san! – se escuchó la voz de Touya – Mira a quien me he encontrado!
Volteó a mirarle y vio a su hermano llegar por el pasillo acompañado de Sendoh. Se levantó de inmediato para salir a su encuentro, y cuando estuvieron frente a frente se saludaron con un cálido beso en los labios. Miyagi, Ayako y Haruko, aunque ya estaban enterados de su relación desde hacía meses, no pudieron evitar desviar la vista un poco incómodos. Sakuragi en cambio, cuya relación con Haruko había avanzado sólo un poco en tantos meses, les miró con un poco de envidia, pero se alegraba de que les estuviera yendo tan bien, sobretodo por el kitsune, que se lo merecía. Después de semanas de dudas incluso sobre su sexualidad, Sakuragi comprendió que sentía celos de Sendoh no porque estuviera saliendo con Rukawa, sino porque había conseguido lo que él en el fondo deseaba desde que le conoció: captar su atención.
- Y tu madre? – preguntó Sendoh a su koi.
- En el paritorio desde hace un par de horas – respondió Rukawa - Qué tal el partido contra Kainan?
- Muy bien – sonrió – Ganamos. Ryonan también estará en los nacionales.
- Eso es genial – murmuró el chico de ojos azules antes de juntar de nuevo sus labios, esta vez de manera más intensa.
- Ey ey que hay niños delante! – se quejó Ayako divertida.
- Uy pues esto no es nada… - rió Touya.
- Eh! – exclamaron Kaede y Akira a la vez, ambos ruborizados. Los demás miraron para otro lado.
- Kaede Rukawa? – un médico se había acercado al grupito sin ellos sin darse cuenta.
- Sí, soy yo – dijo el moreno rápidamente – Ocurre algo?
- Tu hermana ya ha nacido – anunció el médico con expresión amable – Ha sido un parto muy rápido y fácil. Ya puedes pasar, y tu hermano también si quiere.
- Claro que quiero! – exclamó el aludido.
Rukawa cogió de la mano a Touya y ambos siguieron al médico después de despedirse de sus amigos con una sonrisa y un 'Hasta luego'.
Entraron en la habitación de su madre y se acercaron a ella rápidamente para contemplar mejor el bultito de mantas que tenía en el pecho.
- Hola mamá – Kaede le dio un beso en la frente - Hola Ikari… - susurró mirando embelesado al bebé.
- Hola chicos…
- Que pequeña es… - murmuró Touya de puntillas para verla mejor.
La menor de los Rukawa tenía bastante pelo para ser una recién nacida, de intenso color negro como sus hermanos, y como todos los bebés sus ojos eran grises, aunque se podía distinguir un color azulado en ellos.
- Ten, cógela… - dijo Tomoyo alzándola cuidadosamente.
Kaede la recibió como si de un tesoro se tratara. Nunca había cogido a un bebé tan pequeño en brazos pero lo hizo como un experto. Ikari le miraba con los ojitos muy abiertos, como si le inspeccionara.
- Mírate, pareces un padrazo… - dijo Tomoyo admirando la imponente figura de su hijo mayor – Que lástima que no vayas a darme nietos… - añadió maliciosa.
- Mamá! – se quejó colorado hasta las orejas, aunque en el fondo se alegraba mucho de que su madre se tomara tan bien su relación con Akira. Luego muy flojito y con gesto pícaro dijo – Nunca se sabe…
- Yo también quiero cogerla en brazos! – reclamó Touya.
- No, cariño, eres muy pequeño, y aunque no lo parezca, Ikari pesa más de tres quilos…
- No se me va a caer, te lo prometo!
- Que no, cariño. Más adelante.
- Pero mamá…!
- No insistas chibito, y no grites que mamá está cansada.
- Pero yo…!
- QUE NOOO! – exclamaron Rukawa y su madre a la vez.
xXx
Cuando Rukawa salió de nuevo al pasillo con la pequeña Ikari en brazos, todos se levantaron y se apresuraron a colocarse a su lado. A Sendoh se le caía la baba al contemplar el rostro radiante de Kaede, quien a su vez continuaba mirando a su hermanita embobado.
- Que preciosidad… - decía Ayako acariciándole las manitas.
Todos asentían y la miraban con cara de atontados. Kaede levantó la vista un momento y su mirada se cruzó con la de Akira. Sin pronunciar nada, sólo moviendo los labios, el chico más alto dijo 'Te quiero', y Kaede, de igual modo, respondió 'Y yo a ti'. Inmediatamente enrojecieron y desviaron la vista al darse cuenta que parecían una pareja que acababa de tener su primer hijo.
Unos minutos después Rukawa devolvió a Ikari a su madre. Sus amigos se fueron despidiendo uno a uno de él prometiéndole volver la mañana siguiente excepto Sendoh, que se quedó con él en el hospital durante todo el día. Pero por la noche Tomoyo insistió en que fueran a dormir a casa, que ella estaba bien y así todos podían descansar y dormir en una cama. Rukawa aceptó a regañadientes.
Sendoh acompañó a los hermanos Rukawa a casa. Cuando Touya ya hubo entrado, iba a despedirse de su novio con un apasionado beso, pero las palabras de Kaede le dejaron parado.
- Quédate a dormir.
No supo que decir, era la primera vez que Kaede le invitaba a quedarse en su casa, pues a pesar de lo que había dicho Touya en el hospital, ellos no habían pasado de juegos de manos.
- No quieres? – preguntó el chico de ojos azules al verle con cara de estar confundido.
- No es eso… Me ha extrañado, eso es todo.
- Entonces pasa.
Rukawa casi arrastró a Sendoh al interior de la casa. El chico mayor se fijó en que la puerta era nueva, blindada, y que Kaede comprobaba minuciosamente de cerrarla bien.
"Tienen miedo…", pensó, y no le extrañaba. Kaoru Rukawa seguía en la cárcel pero no le quedaba mucho para salir con algún permiso, y al haberse negado Tomoyo a mudarse, pues esa era la casa de sus padres, era lógico que tomaran como mínimo ese tipo de precauciones.
Kaede preparó una sencilla cena a base de ramen para los tres. Al cabo de un rato mandó a Touya a la cama, y él y Akira se quedaron mirando una película en la televisión medio abrazados. Poco a poco el abrazo se fue haciendo más apretado, y cuando hacía media hora que Touya se había ido a dormir, ya estaban ambos tumbados en el sofá, Rukawa encima de Sendoh, besándose y acariciándose como dos desesperados.
Cuando la mano de Sendoh ya estaba completamente dentro del pantalón de Rukawa, este lo detuvo sujetándole de la muñeca.
- Aquí no – antes de que Sendoh dijera nada añadió - Vamos a mi cama.
- V-vale… - murmuró sin saber muy bien aún que podía significar eso.
Se levantaron y subieron al dormitorio de Rukawa cogidos de la mano. Antes de entrar Kaede comprobó que la puerta de Touya estaba cerrada y él hizo la misma con la suya.
- Por qué cierras? – preguntó Sendoh.
- Para que no nos oiga mientras hacemos el amor.
Sendoh se quedó de piedra al escuchar a Rukawa decir eso con tanta soltura y seguridad.
- N-no te inquieta que la habitación esté cerrada? – fue lo único que se le ocurrió decir al recordar su problema de claustrofobia.
- No contigo aquí… - dijo Kaede atrayéndolo sensualmente hacia él cogiéndole de la camiseta – Además la ventana está abierta…
Una vez estuvieron frente a frente, pegados casi pecho con pecho, empezaron a besarse con pasión, casi con furia, tanta que sus cuerpos no tardaron en reaccionar. Sendoh se sorprendió al notar las manos de Rukawa desabrochándole con prisas el pantalón, pero antes de que lo lograra, él mismo se encargó de dejarlos a ambos sin camiseta.
Lo pantalones casi bajaron al mismo tiempo, y se quedaron solo en calzoncillos y calcetines. Rukawa se arrodilló de manera que la entrepierna de Sendoh le quedó a la altura del rostro. Le bajó los bóxers negros que llevaba, y al pasarlos por debajo de sus pies aprovechó para quitarle los calcetines. Akira gimió quedamente al sentir a continuación los cálidos labios de Kaede acariciar su miembro, y poco a poco envolverlo con su boca. No pudo evitar agarrarle del pelo, esos negros y lacios cabellos que tanto le gustaba acariciar. Pero unos pocos minutos después Kaede se detuvo y se levantó de nuevo, dejándole tan excitado que le dolía.
- No puedes dejarme así… - se quejó en voz baja.
- Y no voy a hacerlo…
Rukawa se giró y abrió el cajón de su mesilla, de donde sacó un preservativo, el cual lanzó a Sendoh, quien lo cogió al vuelo con cara de sorpresa y se quedó estático.
- Y bien…?
En ese momento la voz le tembló un poco, y Sendoh entendió al instante el porqué de su actitud tan lanzada hasta ese momento. Kaede era virgen, se estaba comportando así para disimular su turbación e inexperiencia, pero llegados a ese punto ya no sabía que más hacer y le estaba pasando la pelota. Sendoh sonrió y se acercó a él. Dejó el preservativo encima de la cama, tumbó en ella a Rukawa y se colocó encima después de terminar de desnudarle.
Empezó a besarle por el cuello, bajando poco a poco por su pecho hasta llegar a la altura del ombligo, donde se entretuvo lamiendo y acariciando las dos cicatrices blancas que tenía allí. Luego siguió bajando hasta su entrepierna. Era la primera vez que iba a tener sexo con un hombre, pero sabía que tenía que prepararlo bien si no quería lastimarle.
Rukawa se mordía los labios para no gemir fuerte, sobretodo al notar los dedos de Sendoh empezar a hurgar en su entrada al mismo tiempo que besaba su miembro. Era una sensación extraña, pues aunque dolía, al mismo tiempo deseaba que continuara y también, sentir algo más que sus dedos…
Sendoh tardó aún bastante en complacerle, pues quería asegurarse de haberle dilatado lo suficiente. Cuando lo creyó así, se apartó un poco, se colocó el preservativo, y se tumbó de nuevo sobre él, acomodando sus piernas para facilitar la penetración.
- Seguro que quieres hacerlo? – preguntó Akira en su oído.
- Sí…
- Te he preparado lo mejor que he sabido, pero aún así te va a doler bastante…
- Pues tápame la boca…
- Qué…?
- Tú hazlo…
Sendoh iba a replicar de nuevo, pero Rukawa le acalló con un beso y lo atrajo más hacia él. Sendoh no esperó más y lo más suavemente que pudo empezó a penetrarle. Pero no fue suficiente, el rostro de Rukawa se tensó con expresión de dolor y Sendoh se detuvo un momento. Un grito estuvo a punto de salir de su garganta cuando el chico más alto continuó, y este se apresuró a taparle la boca con la mano.
- Kaede, no quiero hacerte daño… - susurró – Quizás deberíamos dejarlo por hoy…
Pero mientras Sendoh hablaba el cuerpo de Rukawa iba acostumbrándose a la invasión, y el dolor se estaba convirtiendo en placer.
- No… Continúa, estoy bien…
- Seguro?
- Sí…
Sendoh continuó hasta que se introdujo del todo en él, se quedó un rato quieto y aprovechó para besarle con ansias. Rukawa devolvió torpemente el beso, pues estaba un poco ido por la sensación que le embargaba. Después sus miradas se cruzaron, y sin mediar palabra, comenzaron a hacer el amor.
xXx
La mañana les pilló desnudos bajo las finas sábanas y con sus brazos y piernas entrelazados. El primero en despertarse fue Sendoh, pero no se movió. Tener el bello rostro dormido de Kaede a escasos centímetros del suyo era como una cadena transparente que le obligaba a mantenerse quieto a su lado para contemplarlo. Además era domingo y ninguno de los dos tenía entrenamiento al haber sido las finales el día anterior. Pero entonces recordó que en la habitación contigua estaba Touya, y que no era plan que entrara y les sorprendiera así, por lo que optó por zarandear muy levemente a su koi para despertarle.
- No perdono a los que me molestan mientras duermo… - gruñó Rukawa aún sin abrir los ojos.
Iba a dar un manotazo pero Sendoh fue más rápido: le cogió de la muñeca y le plantó un largo beso en los labios que le dejó sin aliento. Luego se separó y Rukawa abrió por fin sus hermosos ojos azules.
- Buenos días… – dijo el jugador de Shohoku con una leve sonrisa.
- Buenos días…
Juntaron de nuevo sus labios, al mismo tiempo que se abrazaban hasta quedar completamente pegados el uno al otro. Entonces fue cuando notaron que tanto uno como otro se habían despertado como casi todos los chicos de su edad: excitados.
- Mmm… - gimió Rukawa cuando Sendoh empezó a mordisquearle el cuello, pero enseguida se sobrepuso y se apartó – Ahora no podemos, mi hermano puede estar ya despierto…
- Tienes razón…
Sendoh se levantó el primero, recogió sus calzoncillos del suelo y se los puso; Rukawa tardó un poco más pues le dolía bastante cierta parte del cuerpo pero lo quería disimular. Estaban ambos en ropa interior cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y entró Touya.
- Buenos…! – calló de pronto y se les quedó mirando - Días?
- Touya! No te tengo dicho que llames a la puerta antes de entrar? – bramó Rukawa ruborizándose un poco.
- Tú no llamas cuando entras a la mía! – exclamó el niño. Luego su atención se desvió – Habéis dormido en la misma cama? – preguntó malicioso.
- Eh… - Rukawa miró a Sendoh pidiendo ayuda.
- Es que no le quería quitar la cama a tu hermano y me sacó un futón pero yo no estoy acostumbrado a dormir en ellos así que…
- Sí, eso… y como mi cama es grande, pues… eso…
- Ya… - Touya reprimió la risa como pudo – Vamos, que habéis hecho 'eso'…
Ahora sí que Kaede se puso rojo como la grana. Akira no sabía donde mirar.
- Se acabó! Sal de mi habitación y déjanos terminar de vestirnos en paz! – exclamó el chico de ojos azules.
- Vale, vale… - rió Touya – Pero… - se rascó la cabeza pensativo – en clase nos enseñaron como hacían 'eso' un hombre y una mujer… Cómo lo hacen dos hombres?
- Touya! Qué salgas de aquí ahora mismo! – rugió.
- Se lo preguntaré a mamá…
El color granate del rostro de Rukawa desapareció para dar paso al blanco.
- Ni se te ocurra… - dijo levantándose amenazador.
Touya no se intimidó lo más mínimo.
- 1000 yens – dijo alargando la mano.
- Qué…? – exclamaron ambos chicos.
- 1000 yens – repitió – O le cuento a mamá que habéis hecho 'eso' en casa.
- Serás…
Pero Rukawa no dijo más. Suspiró, cogió su cartera del bolsillo de sus pantalones y sacó un billete de mil yens. Se acercó a su hermano pequeño y se lo entregó.
- Ni una palabra a mamá, eh? – gruñó.
- Ni una – sonrió Touya.
El niño salió de la habitación y cerró la puerta de nuevo.
- Aprendiz de extorsionador… Me pregunto que les enseñan ahora a los niños en primaria… - suspiró Kaede.
- A mí me enseñaron que si no puedes con tus enemigos, únete a ellos… - dijo Akira con una sonrisa pícara.
- Qué quieres decir?
- Ahora vuelvo…
Sendoh se puso los pantalones, salió de la habitación y bajó las escaleras en dirección a la cocina, donde supuso había ido Touya. Acertó y encontró al niño inspeccionando la nevera.
- Touya – le llamó acercándose al mismo tiempo que sacaba su cartera del bolsillo.
- Qué pasa? – preguntó a la vez que sacaba una botella de leche del interior.
- Quiero hacer un trato contigo.
- Que trato?
El capitán del Ryonan sacó un billete de mil yens de su cartera y se lo enseñó, pero sin llegar a ponerlo a su altura.
- Te doy 1000 yens si me prometes quedarte aquí en el piso de abajo por lo menos media hor… no, mejor tres cuart… no, una hora ya que estamos, y poner la televisión muy alta.
Touya sonrió y cogió el billete cuando Sendoh lo bajó.
- Cómo de alta? – preguntó.
- Muy alta…
Akira guiñó un ojo a su futuro cuñado y salió de la cocina. Touya se quedó mirando el billete sin dejar de sonreír. Mientras su hermano y el erizo no tuvieran otro sitio donde hacer 'eso', como fuera que lo hiciesen, él haría un buen negocio. Quizás incluso se podría comprar una nueva videoconsola.
Fin
© Khira. Palma de Mallorca, 10 de Octubre de 2005.
N/A: Kyaaaa! Lo terminé! Un SenRu! La verdad no pensé que me costaría tanto XD. Suerte de los doujinshis, que cuando se me iba la inspiración con esta pareja miraba unas cuantas imágenes sobre ellos y volvían las musas. Bueno, ya que es mi primer SenRu y de momento el único, aprovecharé para soltar un minidiscursito, pues aunque mi pareja favorita es HanaRu, estos dos tortolitos significan mucho para mí por lo que diré a continuación:
Gracias a The Fox y Sol, porque fueron sus historias SenRu 'Eyes' y 'Are you still mine?' respectivamente las que me iniciaron en el yaoi, concretamente en el fandom de Slam Dunk, y en las que curiosamente el papel de Sakuragi en ambas me convirtió en una adicta también a los HanaRu.
Gracias a Duare, porque después de meses de leer sólo HanaRu, su preciosa historia 'Dejando de huir' me trajo de vuelta a la maravillosa pareja que forman Akira y Kaede, y también por invitarme a PK.
Gracias a Ran, porque a pesar de no gustarle los SenRu, decidió leer este fanfic por el simple hecho de que lo escribía yo, y por sus fantásticos reviews que me ha dejado en todos los capítulos.
Y finalmente muchas muchas gracias a todas las que lo hayáis leído y habéis dejado review y también a las que lo han hecho desde el anonimato.
Besos a todas,
Khira
PD: vale, me ha quedado como la contraportada de un disco o un discurso de los Oscars, pero me hacía ilusión XD.
