Cap 4

-¡No me está escuchando excelencia!-

-Ah mi dulce Sango no hay manera de que eso sea posible sin que antes yo me diera cuenta- suspiró con aires de superioridad Miroku.

-Le digo que Kagome no es la misma, ¡yo lo sé!-

-Estoy de acuerdo- Inuyasha entró en la habitación -esa tonta no es la misma-.

-¿Y tú que sabes, acaso la estuviste olfateando últimamente?-preguntó Miroku alzando una ceja

-¡Grr! Monje de tercera…- gruñó Inuyasha alzando un puño.

-Excelencia tómese las cosas más enserio-Advirtió Sango- ¿Qué no se ha dado cuenta que el pobre Inuyasha es castigado más veces de lo normal? Además le encuentro muy callada últimamente.

-Pero que ignorancia, lo que sucede es que ha de tener los síntomas PM, he leído sobre eso-.

Sango se puso roja hasta más no poder y le soltó un puñetazo al desprevenido monje –No debe andar investigando ese tipo de cosas, ¡pervertido!-

-¿Ah?-Inuyasha parpadeó desconcertado –¿Síntomas PM?-

-pre-menstruales-mustió Sango con la cara colorada, en parte de vergüenza y en parte de coraje. Miroku cada vez se excedía más.

-Ni idea de que es eso- suspiró Inuyasha –Pero debe de ser algo extremadamente delicado como para que hayas tenido que golpear a ese monje libidinoso-

-Lo es- gruñó Sango y volteó a ver al aturdido muchacho tirado a diez metros de distancia -¡Será mejor que no lo encuentre leyendo cosas que no son de su incumbencia por que si lo hago irá a dar a donde no lo veremos jamás!-.

-Ughh- Exhaló Miroku, lo único que veía eran estrellas iluminando su alrededor.

-¡Inuyasha!- un alarmado Shippo se hizo paso en la habitación –Kagome…-

Mientras tanto con Jaken y Ah-un

-Ah-un…no..no quiero entrar- tartamudeó Jaken al llegar a la entrada de una vieja y mohosa cueva.

La bestia embistió al pequeño sapo con una cabeza y lo forzó a entrar –¡Noo, Ah-un!-

-¿.ien..s?- Una voz rasposa y grave se escuchó decir en lo más recóndito de la cueva.

-¿Ky…Kyanchome?- Temeroso, Jaken dio un paso adelante, definitivamente esa era la voz del viejo monstruo Ermitaño que su amo había vencido ya hace varios años.

-..aken, ¿que haces aquí?-

Jaken abrió sus orbitas con asombro al llegar hasta la presencia de Kyanchome, esta era la segunda vez que lo veía y aún así se sentía tremendamente intimidado.

Kyanchome era un Youkai de gran altura, se encontraba encorvado en una esquina de la cueva, alrededor de él había huesos apilados recubiertos con sangre seca, y el lugar expedía un olor a podrido. La cara del ser tenía parentesco humano, la piel de su rostro era pálida, mientras que la de sus brazos y piernas era escarlata, un ojo vidrioso escudriñaba el rostro del sapo, mientras el otro derramaba sangre como si fueran lágrimas caídas de ese gran ojo dorado a su izquierda, la bestia carecía de pelo y en su lugar se encontraba lo que parecía ser materia gris asomando de su cráneo, con una sonrisa macabra torció su negra lengua para probar el plasma que emanaba de uno de sus ojos, también carecía de labios, finalmente estiró un brazo escamoso hacia Jaken.

-Acércate, no muerdo…-.

-Mi..mi señor Sesshomaru me ha mandado para decirle que está rompiendo el trato- se aventuró a comenzar Jaken, sin dar un paso al frente, Kyanchome tenía fama de traicionero, y dado que aparentaba no haber salido de la cueva en mucho tiempo, temía que el hambre de éste lo hiciera presa fácil. –Según sé sus cazadores sólo pueden rondar hasta donde mi amo les limitó-.

-¿trato? No cuerdo ningún trato...-

-Uno de sus cazadores se ha llevado a la acompañante humana de mi señor, esa chiquilla es de gran importancia para mi amito así que no le conviene hacerlo enojar-

-¡Ellos sólo me traen comida!-finalmente pronunció enojado azotando sus largos brazos contra el suelo.

-¡Ahh!- Jaken retrocedió poniendo defensivamente su torcido báculo frente a él- Yo sólo vine por órdenes de mi señor Sesshomaru-

-Finalmente fue el mismísimo señor de las tierras occidentales quien me confinó a esta repugnante cueva, lo único que me alimenta son los humanos que me traen mi preciados siervos-

-Ah pero que no lo entiende- exclamó Jaken –Se han equivocado de presa y eso le puede costar su vida…-Jaken bajó su tono de voz –esta vez mi amito no se lo perdonará.

-No puedo hacer nada al respecto ahora más que nunca necesito alimentarme, el periodo de las 7 lunas doradas va a comenzar-

-¿Las siete lunas doradas? ¡pero si eso sólo ocurre cada setenta y tres años!-

-Y ese plazo se vence dentro de una semana- Kyanchome sonrió mostrando al horrorizado sapo una sonrisa sin precedente-Esas lunas serán mi salida fuera de este inhóspito lugar y tu señor es parte de mi venganza-.

-Mi amito te matará antes de que ese día llegue- renegó Jaken.

-No habrá forma de que lo sepa…-

Jaken enmudeció al comprender las palabras de Kyanchome, dio un giro rápido y en un intento vano alargó sus pequeños brazos intentando salir.

-¡Amoo!-.

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-Hmm- entrecerrando los ojos debido a un mal presentimiento, Sesshomaru se levantó y dirigió su vista al cielo –Será mejor que no hayas hecho algo estúpido Kyanchome-.

Bajó la vista a su mano en la cual residía una pequeña estrella de 8 puntas, contempló el objeto ambarino por un rato y cerró el puño.

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-¿Cómo que no está? ¡Pero que zorrillo tan más incompetente!-.

-¡Inuyasha!-lloriqueó el pequeño Shippo- No pude hacer nada para detenerla-

-Te creemos Shippo- aseguró Sango dulcemente calmando al atemorizado zorrito.

-Inuyasha ¿Pero qué le hiciste esta vez?- preguntó Miroku levantándose lentamente y con una mirada acusante.

-¡Idiota!-gruñó Inuyasha -¡Yo estuve con ustedes todo este tiempo!-

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Con un resoplo de urgencia Ah-un aterrizó frente a Sesshomaru.

Sesshomaru analizó a la bestia; Jaken no se encontraba con Ah-un, lo cual significaba que el maldito había empezado a mover sus cartas.

Ah-un se movió de un lado a otro frente a Sesshomaru, intentando desesperadamente transmitirle con gestos lo que no podía hacer con sus repentinos rugidos.

Sesshomaru sin embargo pareció no inmutarse, la noche cayó de golpe y un repentino viento azotó todo a su alrededor. Las ropas de Sesshomaru se movieron con el aire y él simplemente permaneció callado. Ah-un alertó sus sentidos y olfateó a su alrededor.

-¡Señor Sesshomaru!- Rin apareció ante ellos, los ojos de la niña se iluminaron y corrió hacia el Youkai.

Sesshomaru desorbitó los ojos -¡Rin!- algo desconcertado dio un paso hacia delante, la niña cada vez se acercaba más.

Finalmente la pequeña Rin llegó hasta Sesshomaru, su protector por preferencia, alargó sus brazos y se dispuso a abrazarlo. Ya estaba con él.

La urgencia y la felicidad de la niña se transformaron en terror, sus pequeños ojos marrón se inundaron de lágrimas tan sólo unos segundos después de haber traspasado las ropas de su señor.

-Pero…- Sesshomaru se hincó e intentó posar una mano en el hombro de Rin, pero ésta la traspasó.

-¿Qué pasa?-lloró la niña mientras se desvanecía con el viento –Amo Sesshoma…-

Ya no estaba.

-¡Rin!- Sesshomaru se levantó y giró su vista desesperadamente en busca de la pequeña, el viento cesó y todo volvió a la calma.

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Dolce S.-Siendo que acá los superiores de (Uds. Sabn, d ésta pagina) no permiten ya que respondamos los reviews (cada vez se ponen peor) si lo hago eso resultaría en la repentina desaparición del fic y no queremos que eso pase :s ¿cierto? ; tendré que generalizar mi gratitud y pedirles que sigan dejando sus comentarios, siempre los leo con mucho gusto. Espero les haya gustado el capítulo.