Cap 5
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-¡Noo!- La pequeña Rin se retorció en los brazos de la fea criatura que la sujetaba por los hombros.
-¡Calla escuincla!- ordenó con voz rasposa la entidad y la arrojó en un recoveco de la cueva.
Rin emitió un grito en parte por el dolor de la caída y en parte por el susto de caer sobre una pila de huesos aparentemente humanos. Se dio fuerza para levantarse con sus pequeños brazos y observó con ojos llorosos a su alrededor. El horroroso ente que la había apartado de su señor Sesshomaru ya no estaba.
-Ven…-
-¡Huh!- exaltada por la voz Rin volteó a su alrededor intentando discernir entre las sombras algo de donde proviniese esa voz.
-Ven…- Repitió la voz con la misma calma.
La niña no se atrevió a moverse, nadie que no fuera su señor Sesshomaru la haría caminar hacia algo que no conociera.
Un gruñido de ultratumba se apoderó de la cueva y un repentino soplo de aire envolvió a la niña y la jaló a lo más profundo del cubil.
-¡NO¡Basta!- chilló la niña sacudiéndose entre aquellos brazos invisibles, repentinamente fue liberada y cayó contra el duro y polvoroso suelo de la cripta, otro grito fue proferido de los labios de la niña, esta vez de seguro se había roto algo.
Lloriqueó en el suelo al verse inmóvil por unos segundos pero después de no recibir ni la más mínima ayuda y al recobrar poco a poco la movilidad de cada una de sus partes percibió con evidente alivio que sus huesos se hallaban perfectamente bien hasta el momento.
Se incorporó y permaneció arrodillada, suponiendo que no faltaba mucho para que otra oleada de viento se la llevara de nuevo y la dejara caer de igual manera, pero nada de esto sucedió.
-Me supongo…- comenzó la voz que hace un rato la había llamado -…que tú eres la protegida de ese odioso Youkai-
¿Youkai?
Rin parpadeó confusa ante esas palabras "¿Qué era un Youkai?"
Para la niña esa terminología no tenían significado alguno al parecer se le pasaba desapercibido el hecho de que su siempre protector era un arma en potencia para matar.
-¡Responde!- ordenó la bestia.
Tragando saliva Rin se vio con la necesidad de responder aquél comando –Depende…-comenzó con cierta determinación -¿Qué es un Youkai?-
La simple pregunta levantó en la bestia un oleada de ira y aunque todo este tiempo había permanecido en la oscuridad, al no sentir la necesidad de presentar su horroroso rostro ante tan dulce y precioso infante, el deseo de rodear con sus garras el pequeño cuello de aquella criatura de pelo azabache fue más grande y provocó que se arrastrara unos centímetros hasta que uno de los haces de luz le iluminara.
Los ojos de Rin se desorbitaron al ver a la criatura y la urgencia de huir del lugar se vio impedida por el shock que la imagen había provocado en ella.
-Que impertinente eres, no sabes en el peligro en que te encuentras en este momento-
No hubo respuesta, las palabras habían desaparecido de la garganta de la niña.
'¡No!' pensó Rin 'quiero gritar, quiero gritar'
-Tu eres la niña que acompaña a Sesshomaru- indicó la bestia –Y me servirás de mucho, dime ¿Cuál fue la expresión de tu señor cuando te vio caminar hacia él?-
'Alegría' pensó Rin 'Creí que me abrazaría', abrió su boca pero ni un sonido salió de sus labios.
-¿Te asusté demasiado?- Ahora se sentía orgulloso de su logro- No necesito hablar contigo así que te puedes ir a acompañar a tu amigo, ese insignificante y molesto sapo verde-
-¡El Señor Jaken!- los ojos de la pequeña se iluminaron.
-Ah ahora si puedes hablar-
Chasqueó dos escamosos dedos y la niña fue levantada nuevamente y llevada hasta una cavidad oscura y sofocante en la cueva, lejos de la repugnante figura de Kyanchome.
Esta vez Rin no gritó al ser arrojada contra el suelo, su sonrisa se ensanchó y con euforia comenzó a proclamar el nombre de su compañero.
-¡Señor Jaken!-
-Ri…Rin- respondió una voz débil y moribunda
Como un ciego Rin avanzó a gatas, buscando a tientas alrededor suyo –Señor Jaken, dígame dónde está-
-Rin, Tienes que huir, inténtalo- anunció la voz.
Rin hizo caso omiso y de pronto su pequeña mano rodeó lo que parecía ser un brazo, un pequeño y suave brazo, aunque frío.
-¡Aquí está señor Jaken!- dio un jalón y el grito que esta vez emitió sería lo último que se escucharía de su voz en un buen rato.
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Una gran cantidad de pájaros revoloteó en el cielo ambarino, el siempre naranja suave del firmamento durante el ocaso parecía ahora teñido de un rojo carmín, el camino pedregoso que rodeaba el río poco a poco se teñía de un negro carbón al contacto de los zapatos escolares de la muchacha que por ahí caminaba con tranquilidad, una sombra oscurecía sus facciones y una sonrisa trémula curvaba sus labios.
-Kagome, Kagome- enunciaron sus labios como si de una canción se tratara –Eres como una de esas princesas de cuento, indefensa y siempre primera en fila en cuanto a presas se refiere-
La chica dio una pirueta y continuó su camino alegremente –Quien diría que un pequeño fragmento de una piedra te haría tan vulnerable en cuanto a posesión-
Se llevó una mano a la garganta y la rozó con el dedo índice, indicando el camino que había seguido la piedra en el interior–Deberían fijarse mejor en lo que comen-
¿Para qué me quieres?
-No te voy a poseer para que mates a tus amigos o algo por el estilo, eso es muy cliché incluso para ti-
No funcionaría y lo sabes
-Claro que funcionaría, pero ese no es el propósito-
¿Entonces? –Angustiada la esencia de Kagome se preguntaba que tramaban con ella ahora, y quien estaba detrás de todo esto, Naraku estaba por el momento desaparecido y dudaba mucho de que de él se tratase.
-Por tus ojos- interrumpió su propia voz, que provenía del exterior
¿Mis ojos?- Temerosa Kagome se imaginó una atrocidad, su cuerpo siendo mutilado sólo para obtener sus dos preciadas órbitas
-Si, para el señor Kyanchome será necesario tener buena vista al surgir como una nueva entidad-
¿Kyanchome? Ah olvídalo como si saber quien es fuera a ayudar en algo así¿y porqué no se pudieron conseguir otros ojos¿porqué los míos?
-Porque tus ojos, niña, son jóvenes y saludables, y eres la reencarnación de una poderosa Sacerdotisa¿no es eso conveniente?
Claro- gruñó Kagome
-Es bueno saber que todavía posees energía para enunciar sarcasmos-
Mis ojos, vaya cosa más tonta
-Si te hace sentir mejor también usaremos tu sangre-
Gracias por el aviso
-Y no serás la única que pase por esto-
¿A quién más decidieron utilizar para semejantes tonterías?
-Dudo mucho que sea de tu incumbencia- La voz pausó para emitir una risa ufana –Pero es la pequeña acompañante de Sesshomaru-
La pequeña Rin
-Exacto-
¡Sesshomaru no se los perdonará si le hacen algo¡me consta que esa niña es importante para él y mucho! No saben en lo que se están metiendo tú y tu amo.
-Y dime ¿Inuyasha no se enojará de igual manera cuando te sacrifiquemos a ti?
No hubo respuesta.
-Apuesto a que si- indicó la voz de la chica –La niña será despojada de su corazón y bueno algunas extremidades que adornaran el cuello y la cabeza del que surgirá, por tu parte las tuyas serán una ofrenda-
Kagome intentó no imaginarse la masacre que harían con ella y la niña protegida del hermano mayor de Inuyasha.
-Dolerá, y mucho- atinó la voz al decir lo obvio- Sesshomaru recibirá su merecido y su hermano siendo un obstáculo para tu muerte también fallecerá, tendrás el honor de ver correr ríos de plasma antes de que tu sangre se les una-
Kagome decidió que no quería saber más y se mantuvo callada.
-Comprendo tu temor, pero es así como las cosas deben de hacerse-
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Frustrado Inuyasha se precipitó sobre lo alto de un árbol y miró con ira a su alrededor –Oh muchacha más problemática, si no es una cosa es otra-
-Inuyasha tranquilízate- La tranquilidad en la voz de Sango exasperó más al Hanyou.
-Ah Sango entiende que nos ha abandonado y de seguro por uno de esos caprichos que nunca he entendido-
-Es no es cierto Inuyasha, ella no nos haría eso, bueno a nosotros no- rugió Shippo
Inuyasha frunció el ceño y saltó hasta aterrizar a un lado del pequeño zorro.
-Mira excusa de zorro, será mejor que pienses las cosas antes de decirlas, recuerda que no hay quien te defienda-
-¡Ahh Sango!- El zorrito saltó a los brazos de la exterminadora y después de sentirse protegido le lanzó una mirada triunfante a un preocupado y molesto Inuyasha.
-Inuyasha¿y no habrá huido a casa?- preguntó Miroku.
-Lo dudo mucho, tardaría días en llegar hasta el pozo- contestó Inuyasha soltando un resoplido –Este tipo de situaciones son las que me hacen odiarla en ratos-.
Todos guardaron silencio y Sango pudo discernir entre el rostro enojado de Inuyasha que lo que guardaba no era más que evidente preocupación y añoranza porque la chica del futuro se encontrara a salvo.
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Sus pequeñas manos temblaron así como el resto de su cuerpecito, un rayó de luz destelló iluminando parte de la atrocidad frente a sus ojos. Un plasma verde viscoso se hizo camino entre las piedras hasta llegar a sus blancas rodillas y mancharlas, la voz del moribundo sapo advirtiéndole que saliera se desvaneció cuando la muerte decidió callarlo, el brazo que Rin había halado para encontrarse con su confidente ahora yacía a metros de distancia, al haber sido arrojado por la niña, era un brazo mutilado, no se encontraba más como una extremidad del sapo, el báculo de Jaken era ahora madera quemada.
¿Qué clases de torturas habían aplicado en él?
La urgencia de gritar de Rin se quedó en eso, una simple urgencia, sin posibilidad alguna de ser ejercida, su voz la había abandonado nuevamente.
Con sollozos ahogados sus lagrimas fueron acompañadas, revivió en su mente la masacre de sus padres y la horrorosa forma en que quedó huérfana. Su amigo Jaken estaba muerto ahora, yaciendo en pedazos frente a ella, un ojo ambarino sin vida la observaba con tristeza a escasos centímetros, el brazo que le quedaba estaba extendido al frente como si hubiera batallado mucho por hacerle entender a la niña que saliera, lo demás que quedaba de Jaken era indescriptible.
Sin piedad alguna insectos carroñeros comenzaron a amontonarse en torno al cadáver, pasando por alto a la niña, frente a ella un festín dio comienzo.
-Rin…-
Con la misma expresión de terror y ojos llorosos volteó hacia atrás; presentó una expresión propia de su edad, aterrorizada y suplicante.
El Youkai se acercó con cautela y la expresión que cruzó sus facciones no pudo ser descrita al caer en cuenta de lo que presenciaba, sin pensarlo dos veces y con una urgencia poco digna de su carácter empuñó la espada desenfundándola y abalanzándola hacia el cuerpo del sapo.
Las lágrimas en el rostro de Rin se precipitaron con mayor rapidez al ver la derrota en el rostro de su amo. Ya era muy tarde.
Un gruñido estalló y un par de sollozos le acompañaron.
El cuerpo de Jaken despareció y los insectos se deslizaron fuera del lugar.
Con dificultad Rin se levantó, sus rodillas mojadas con el verde viscoso temblando, tambaleó unos pasos hacia Sesshomaru y, con la característica propia de una niña asustada, se aferró a las ropas de su amo, escondiendo el rostro entre ellas. Una mano la rodeó por los hombros aferrándola más contra él.
-Vámonos Rin-
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Dolce S- uhmm, deberé cambiar el rating de esta historia...eh bueno¡porfavor no me maten por haber matado a Jaken! lamento la tardanza pero es que como que no encontraba la forma de expresar lo que quiero hacer con la historia, jeje, espero les siga gustando...Gracias x los reviews a :Sara, Elen-ses, lila y darkwishsessho, porfavor sigan leyendo :P y siéntanse libres de criticar este cap, incluso yo me sentí un poco mal al escribirlo.
