CÁPITULO III
¿Motivos?...
¿A quien, tratas de engañar amor?... por favor...
Ya sé, que este es el final, muy bien.
¿A quién le importa donde ir, esta vez?
Total, aquí o allá es igual el adiós... el adiós
Perdóname, es tan difícil,
No me pidas que te entienda, no, no puedo...
Discúlpame, pero no es tan fácil
Perderlo todo cuando la vida apenas empieza...
¿A quién, crees tu que dolerá, este fin?
¿A ti, que alguien más te espera ya
Después de mí.?
¿A quién le contarás que yo lloré,
Por ti que solo quieres mi amistad?.
Conciliar el sueño aquella noche fue caso perdido desde un principio. Camus no podía dejar de pensar en lo sucedido la noche anterior, en la llegada de Vasar... en como Milo le observaba todo el tiempo, en lo sucedido en la fogata y sobre todo en como había perdido el control cuando Milo había intentado hablar con él aquella noche, eso, para sorpresa del mismo Camus, era lo que en realidad más le molestaba. El simple hecho de que ese bicho ponzoñoso tuviera la capacidad de alterarlo a ese grado, era algo que el francés no podía concertar... es decir¿Desde cuando Milo tenía la capacidad de alterar el inalterable Caballero de Acuario?...
La nieve había cubierto casi todo alrededor, pintando los alrededores del santuario de un blanco azulado, la leve luz que reflejaba la nieve, se colaba por una de las ventanas a la habitación de Camus, iluminando las paredes fríamente. En cualquier otra ocasión, esto hubiera sido más que suficiente para que el acuariano pasara por alto cualquier cosa, pero en este momento, la blanca nieve le hacía recordar a ese bastardo de Vasar. Corrió las cortinas de la habitación deseando por primera vez en su vida no tener nada que ver con los hielos, y fue a tomar una ducha para tratar de despejar su mente. Para cuando salió, el reloj de la mesita marcaba las 6:20 de la mañana. El alba estaba próxima, así que Camus se puso la armadura y salió del lugar.
Shion había dado la orden de partida a Asgard esa mañana. Si alguno de los dos caballeros había aceptado la misión, era necesario que el resto de los caballeros dorados se presentaran para despedirlo...
« ¿Piensas ir? »...
Siempre que un santo abandonaría el santuario por motivo de alguna misión, era acostumbrado que los demás caballeros salieran a despedirlo en una especie de despedida honorífica. Los que se quedarían, debían portar sus armaduras, mientras Atenea les daba la despedida.
« No sé... »
Camus hubiera deseado sobre todas las cosas, pasar por alto el protocolo, pero sabía que no podía faltar bajo ningún motivo. No sabía si Milo había deseado ir o no, pero el simple hecho de verlo era algo enfermizo.
Saldrían antes del alba, como era acostumbrado, así que se puso la capa y salió del lugar. Un viento helado le acaricio el rostro y sus largos cabellos, al momento en que una escasa nieve que caía del cielo le recibía para darle los buenos días. Bufó molesto y se dispuso a bajar las escaleras, cuando notó que había alguien sentado en ellas...
« – La verdad es que esa actitud del patriarca si me ha perturbado... ¿De cuando acá da la oportunidad de elegir?... »
Hubo un silencio...
Se que piensas marcharte, ahora lo sé
Y no te detendré, hazlo que tu quieras...
Sin embargo, recuerda que yo estaré aquí
En el mismo lugar
Y si solo tienes ganas de hablar
Con gusto escucharé...
...Luego Milo habló...
¿Puedo hablar contigo? – dijo el griego sin moverse de su lugar, Camus no contestó, así que Milo continuó - Partiré a Asgard –
¿Y...?- «¿Qué!»
... Nada... solo... quería despedirme –
Despídete con alguien a quien le interese –
Sé que no me crees – prosiguió el escorpión levantándose de su lugar y dando la vuelta para quedar de frente a Camus. Sus ropas y cabellos estaban completamente humedecidos por la nieve, no tendría menos de una hora sentado en ese escalón bajo la nevada – Pero... hay algo raro en todo esto – tomó aire y valor para poder ver a los ojos a Camus – Por eso te pido que seas paciente... por favor...
Tal vez no he sido muy claro con todo este asunto Milo, a mí me da igual sí te quedas en Asgard al lado de ese idiota el resto de tu vida. No tiene por que venir a darme explicaciones tontas para tratar de justificar tus instintos... que por lo que veo, eso es lo único que te mueve, instintos – Le atajó Camus poniendo su mejor mirada fría, aunque por dentro sentía mucha lástima de ver al Milo en esas condiciones. Aún así, con todo y mirada asesina, para sorpresa de Camus, Milo no le desvió su mirar, al contrarió le observaba con una expresión asustada, no de miedo, sino de dolor... –
¿Tanto daño te cause? – preguntó el griego desviando la mirada al fin mientras un par de lágrimas se asomaban por sus ojos. Durante esa milésima de segundo, Camus se sintió desprotegido, Milo había podido ver más allá del frió semblante del francés, quiso acercarse a Milo y sacar todo ese peso que sentía a lágrima viva, pero su orgullo pudo más, y no dio su brazo a torcer, esta vez no caería... nunca más.-
No me vengas con teatros Milo... – trató de decir el acuariano haciéndose de los más insensible posible, pero el cálido abrazo de Milo lo hizo callar. Camus no supo como reaccionar, todos sus intentos habían sido en vano y echados por la borda, realmente no esperaba esa reacción de Milo, quien se había encargado de dejar fuera de lugar las emociones que Camus había vivido tan intensamente durante la noche... -
Camus – dijo él sin dejarlo de abrazar con todas sus fuerzas – Perdona a este insolente por todo lo que te ha hecho pasar, perdona a su inmerecido corazón por hacerte dudar –
Mi... Milo –
...Y perdónalo por pedirte una vez más que cumplas uno de sus caprichos egoístas... Espéralo, por que hoy partirá a Asgard, partirá con Kaen, pero su ser se quedará contigo – Camus cerró sus ojos y por fin se permitió regresarle el abrazo a Milo...
¿Kaen? – preguntó Camus - ¿Desde cuando hablas con tanta familiaridad de Vasar? – dijo al oído del griego quién comprendió su grave error y trató de separarse de Camus para intentar enmendar su nueva falta, pero el francés de anticipó a sus movimientos y le dio un puñetazo en el abdomen haciéndole caer de rodillas en la nieve sin aliento...
Ca... Camus – lo llamó Milo tratando de agarrar aire
AnocheaAsesinaste a la única persona que hubiera deseado esperar a un idiota como tú – sentenció fríamente el francés mientras bajaba las escaleras. Ya casi era hora de la partida.
No tienes por que disimular, esas lágrimas están de más
Si tienes que irte vete ya.
Sin embargo, esperaba que te quedaras
Pero al agua hay que dejarla correr
Mientras yo me tragaba palabras que no
Pude decir...
Y si él supo darte más amor...
supo llenarte más que yo...
Cuando Camus bajó el último escalón, alcanzó a ver con la escasa luz, que solo había un caballero presente, aún debía ser algo temprano para que llegarán los demás. Ni siquiera se molesto en tratar de averiguar quien era, por el momento no deseaba hablar con nadie, así que se alejó un poco del lugar y fue ha dar con un árbol que estaba un poco retirado. Aún tenía algunas hojas que habían resistido a la nevada, pero la mayoría de sus ramas se erguían en los cielos como brazos muertos. Se recargó en el y empezó a reprenderse en pensamientos por haber estado punto de caer otra vez en los trucos de Milo.
No pasó ni un minuto, cuando notó que el caballero que había visto cuando llegó, estaba a un lado de él. Dio un paso atrás por la sorpresa y luego cayó en cuenta quien era susodicho caballero.
Vasar... – espetó Camus tratando de matar al caballero con la mirada
¿Molesto? –
¿Yo? –
Sí... por haberos quitado a vuestro amorcito, a Milo –
¡No te atrevas a llamarlo por su nombre...! – dijo Camus sumamente molesto, pero luego cayó en cuenta de que eso era justamente lo que Vasar pretendía –
¿O sino que? – retó el caballero del Heimdall sonriéndole victoriosamente – ¿Es que caso no puedes entender que te ha hecho a un lado? –
Bah, lo que haga Milo me tiene sin cuidado –
¿Ho, sí?... Vaya, cualquiera diría que después de que te dejó por otro que apenas conoció unas cuantas horas atrás tomarías otro tipo de actitud... dime la verdad... ¿A poco creíste que Milo podría quedarse con un idiota como tu?–
Mira bastardo... – amenazó Camus tomando al caballero por el cuello de sus ropas - ¡Ni siquiera me voy a molestar en tolerar tus blasfemias, si lo que deseáis es pelear entonces habéis encontrado a la persona correcta! -
Aunque no podía negar que escuchar el nombre del santo del escorpión en labios ajenos lo hacía sentir una furia incontrolable, Camus no iba dejar que Vasar le siguiera tomando el pelo, así que encendió su cosmos... a lo que el caballero de Heimdall respondió de la misma manera separándose de golpe del francés, al parecer, este encuentro era imposible de evitar desde el momento en que se encontraron frente a frente en la 8va Casa. Camus alzó ambas manos y las junto en un puño por encima de su cabeza, mientras que Vasar materializaba una lanza en su mano con su cosmos... En ese momento, un cosmos agresivo inundó el lugar, ambos volvieron la vista al lugar de donde provenía la Cosmoenergía, y ahí, al pie de las escaleras estaba parado el caballero del escorpión, quien los observaba irradiando una furia incontrolable...
Kaen – fue lo que dijo, y caballero del Heimdall, lo miró por un segundo, apagó su cosmos y fue al lado de Milo, no sin antes regresarle una mirada victoriosa a Camus.
¿Por qué no? – dijo Camus con una mirada retadora – Después de todo se ha quedado contigo.
Camus también apagó su energía sumamente molesto, esta era la segunda vez que interrumpían su pelea con ese imbécil, y que decir del otro desgraciado que se había atrevido a llamar al imbécil por su nombre frente a él... «Maldito sinvergüenza» pensó Camus y fue al lado de Saga quien bajaba las escaleras en ese momento.
¿Todo bien? – preguntó Kanon quien había llegado detrás de Saga al sentir el cosmos de los dos caballeros de los Hielos –
No es nada – contesto Milo, a lo que Saga y Kanon solo se limitaron a intercambiarse miradas dudosas de lo sucedido.
No pasó mucho tiempo para que llegarán el resto de los caballeros, Shion e incluso la misma Atenea, que se encargaría de llevar a cabo la despedida, habían llegado a la hora señalada, así que sin más retardos empezaron con el evento. Ella ocupó su lugar y aquellos que hablaban con Shaka, (que al parecer había aceptado la misión al igual que Milo) ocuparon también sus lugares interrumpiendo su conversación.
Mis queridos caballero dorados – dijo ella en cuanto todo estuvo en orden, y los dos caballeros dorados que partirían se hincaban frente a la Diosa – Estamos hoy reunidos para despedir a dos grandes caballeros que saldrán a una misión: Shaka de Virgo y Milo de Escorpión. Es por ello que quiero pedirles a ambos caballeros que se cuiden lo más posible para que regresen con bien de vuestra misión... Partiros con cuidado mis fieles caballeros y que el poderoso los acompañe –
Dicho esto, ambos caballeros se pusieron de pie y con una leve inclinación se despidieron de Saori, dieron media vuelta y el resto de los caballeros se inclinaron en señal de respeto.
Iros con cuidado Milo y Shaka – dijo la voz del patriarca por detrás de Atenea rompiendo con las formalidades. Milo y Shaka voltearon desconcertados, pero incluso Atenea les sonreía dulcemente
No os preocupéis – respondió Shaka sonriendo – estaremos de vuelta antes de que nos extrañéis...
¿Pero que dices, al fin podremos pasar a gusto por tu casa sin que nos reclames el ruido de nuestras pisadas – dijo Kanon sonriendo mientras se acercaba al caballero y lo despedía de un fuerte apretón de manos.
Esa es una de las 100 cosas que no extrañare de ti Kanon – respondió Shaka estrechando fuertemente la mano del caballero...
Y para cuando menos se dieron cuenta, todos los caballeros se estaban despidiendo alegremente del par que saldría a Asgard esa misma mañana. Camus, como de costumbre, se mantuvo un poco al margen de los comentarios y sarcasmos de los caballeros. Se despidió de Shaka, y trató de alejarse lo más posible de Milo y de Vasar, que fingían no conocerse ante los demás caballeros. Kanon que había hecho dúo con Saga para molestar a Shaka, notó que Camus estaba en uno de los rincones viendo malhumorado a todo aquel que pasara, y que de vez en cuando lanzaba unas miradas de desprecio a Milo... Se disculpo haciendo una reverencia muy exagerada y fue a un lado de Milo.
¿Todo bien con Camus? – pregunto por debajo del barullo a lo que Milo solo se limitó a ver al caballero de acuario. Cosa que preocupo a Kanon (los gemelos sabían lo de Milo y Camus, una vez que molestaron tanto a Shaka hasta que se los dijo sin querer... bueno, así sacaban la mayoría de la información ¬¬) - ¡Camus! – grito el gemelo llamando con una mano al francés, quien le devolvió la mirada, luego sin más, se lanzó a abrazar a Milo volteándolo a ver con una cara de malicia pintada en su rostro.
Esto en circunstancias normales, sería suficiente para que Camus quisiera usar mínimo una ejecución aurora en contra del gemelo, por el simple hecho de haberse lanzado en sus brazos (juego favorito de los gemelos: encelar a Camus), cosa claro que luego perjudicaba a Milo por que los gemelos lo usaban de escudo... Pero en esta ocasión, Camus ni siquiera inmutó su mirar, los observó con indiferencia y luego se volvió a seguir viendo a los caballeros que pasaban malhumorado...
Sea lo que sea que le hayas hecho – añadió Kanon al ver la reacción de Camus y volviéndose a ver a Milo – Creo que se te paso la mano bicho... ¿Algo grave? – preguntó el griego a lo que el escorpión solo se limito a separarse de él y a agachar la mirada – Huy... entonces estuvo grave... –
No es para tanto – contesto Milo volviendo a ver a Camus – Creo que es mejor así -
¿Lo crees?... – preguntó Saga cansinamente a un lado de él, también había notado algo raro en ellos dos – Supongo que todo esto tiene que ver con la partida a Asgard... ¿Por qué aceptaste la misión?... ¿Cuáles son tus motivos? –
Tengo... – viendo de reojo a Vasar -... asuntos que atender.
¡Milo! – le llamó Shaka que ya le esperaba listo para partir. ¡Es hora de irnos! –
Casi por inercia Camus volteó a ver a Milo, este le regresó la mirada y en ese momento tan escaso, quedaron en silencio las preguntas y respuestas que debieron decirse aquel día, cosas que más adelante, hubieran marcado una gran diferencia... Milo echó a andar y con cada paso que daba una gran desesperación y temor iban invadiendo a Camus; Este sabía desde hace más de una hora que Milo partiría, pero no era hasta en estos momentos que esas palabras de despedidas tomaban al fin un significado: "Dolor".
Hoy pensé... – murmuró Milo para Camus cuando paso por un lado de el.. Al principio algo temeroso, después de una manera más fría – Hoy pensé en decirte adiós, y me faltó el valor... y es que había en tus ojos tanto amor...
Camus sintió morir por las palabras que Milo le estaba diciendo, volvió la vista sobre su hombro y solo se topó con la espalda del griego... ¿Realmente se estaba despidiendo de él?...
Adiós... Caballero de Acuario –
Me muero por suplicarte que no te vayas mi vida,
me muero por escucharte decir las cosas que nunca digas,
más me cayo y te marchas, mantengo la esperanza,
de ser capaz algún día...
de ser capaz algún día de no ocultar las heridas
que me duelen al pensar que te voy queriendo cada día un poco más...
¿Cuánto tiempo más habrá que esperar?...
Ok, gracias por leer mi historia U. Esta ya la había publicado antes por otro lado, pero solo hasta hoy que la modifiqué para que no queedará tan gacha, es que me animé a publicarla aquí. Espero que a las personas que no la conocían, tengan un buen encuntro con esta historia que me llevó un buen tiempo hacerla. El inicio es un poco lento, pero les recomiendo que no la suelten tan pronto, pues conforme la trama avanza, se va tornando más entretenida. Advierto también que aunque es una historia Yaoi, tiende solamente al Shonen Ai, pues como este fué uno de mis primeros fics de este género, no me animé a meterle mucho sin saber en que me metía. Espero les agrade y espero sus reviews U
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Shadirle voy a deber a su Eris para esta historia, porque de plano solo me dediqué a la mitología nórdica XD. Pero como usted menciona, claro que siempre debe haber una manzana, y pues ya ve aquí al gemelo del acuario... Esperemos que no salgan tan mal estos dos.
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ayane32, mil gracias por sus comentarios, y más por el hecho de que no le guste mucho leer este tipo de historias. Pero como ya indiqué arriba, esta no es una historia yaoi común, pues la enfoqué más a una aventura en tierras nórdicas con una mezcla de viaje épico y misterioso. Si ese tipo de historias si le gustan, pues por favor, siga a este fic un poco más y ojalá que en verdad le guste.
Isis de Siv
