¡Hola!

Aquí traigo el reto por parejas que me tocó jejejejeje. No voy a decir exactamente lo que se proponía en el reto para no fastidiar la sorpresa si alguien no sabe qué es lo que me tocaba escribir. Bueno, no se especificaba demasiado, pero os cuento que tenían que salir Sirius, Narcisa, Bellatrix y Lucius, rating M (supuse que implicaba lemon). Como no se decía el tipo de género, pues se me ocurrió una idea muy loca y pensé hacerlo cómico, aunque en realidad yo lo llamaría más bien género absurdo en vez de cómico jejejeje.

Sé que con este ff me he saltado las reglas del reto por parejas, que decía que debía ser one shot, pero es que la idea me ha dado para tres capítulos XD (dios, se me ha ido la olla completamente con el ff). Aunque el argumento es un poco subidito de tono, espero no haberme desmadrado demasiado (cuando lo leáis veréis que no es el estilo que suelo escribir) pero he tratado que no sea demasiado vulgar y espero no haberme pasado con el vocabulario jejejeje.

Ya aparte de esto, os cuento que próximamente volveré a poder meterme en internet a menudo, así que espero poder leer muchísimos ff que tengo atrasados y seguir escribiendo los otros ff, que tengo muchas ideas.

No he podido dejar el mensaje en Story Weavers de que iba a subir el ff, no se por qué el pc no me reconoce como miembro ¬¬, le dejaré el encargo a Joanne cuando vuelva de vacas para que os ponga allí el link.

Y como no, le dedico el ff a las chicas que lo propusieron: Agus y Moony. ¡Espero que os guste!

Ah, se me olvidaba, el ff tiene 3 capítulos. Éste es el de introducción, el siguiente es el que contiene el lemon (uff un lemon en versión cómica es tarea difícil jejeje) y el tercero es el del desenlace. Os avanzo que el segundo capítulo ya lo tengo terminado así que todo depende de la rapidez con que reciba reviews jijijiji (yo lo dejo caer por si queréis que suba el segundo capítulo prontito)

Disclaimer: Los personajes, y cualquier cosa que reconozcáis no es mío, yo sólo lo desvirtúo.

DESPEDIDA DE SOLTEROS

Capítulo 1

Toc…toc…toc…toc toc, toc toc toc toc, TOC TOC ¡TOC TOC TOC!

- ¡Ya va!- dijo Sirius desperezándose- Ni en fin de semana le dejan a uno dormir tranquilo.

Miró el reloj, aún eran las dos del medio día, cosa que significaba que el día no empezaba con buen pie. Se levantó del sofá, dándose cuenta de que no era ahí donde debería estar y doloriéndose del cuello y la espalda por la postura en que había estado durmiendo, todo apuntaba a que se había caído sobre el sofá y se había dormido tal y como cayó. Abrió los ojos un poco, más que nada por no tropezar con algo, y descubrió que el salón de casa de James estaba hecho un completo desastre. Había latas y botellas tiradas por todos sitios, bolsas de patatas fritas y demás aperitivos desparramados por el suelo, un charco de líquido estropeando la alfombra nueva que Lily había comprado la semana anterior…

Esto fue suficiente para que Sirius se despertara del todo. Si quien estaba aporreando la puerta era Lily… más le valía arreglar todo aquel desastre si quería seguir vivo. Se apresuró a buscar su varita para utilizar el hechizo favorito de los hombres solteros: Fregotego. En ese momento no estaba para tonterías, aunque supiera que Lily descubriría enseguida que había usado ese hechizo. Lily siempre decía que el Fregotego era una chapuza, nada era mejor que una limpieza a fondo al estilo muggle, pero Sirius no tenía ni tiempo ni ganas de descubrir los otros usos de la escoba ¿para qué utilizarlas para otra cosa cuando su función perfecta era jugar al quidditch? Los muggles eran tan complicados…

Mientras Sirius desordenaba aún más la habitación inútilmente en busca de su varita, el sonido seguía poniéndole nervioso, cada vez más impertinente. Pero de repente, descubrió que no se trataba de la puerta, sino de la ventana. En ella había una lechuza a punto de destrozar el cristal con el pico. Suspirando aliviado al ver que no era Lily, se dirigió hacia la ventana sorteando todo tipo de objetos esparcidos por el suelo.

La lechuza traía un sobre en el pico, y en él no había nada escrito salvo el sello lacrado en cera verde de la casa de los Black.

- ¿Qué querrán éstos ahora?- se preguntó Sirius bastante sorprendido.

No tenía ni idea de qué podía llevar a su familia a escribirle una carta si hacía años que no tenía trato con ellos. Una carta de los Black no podía significar nada bueno, pero como la curiosidad era demasiado grande, tomó la carta y la abrió.

En seguida aparecieron unas letras y un brillo extraño sobre el trozo del pergamino:

"Ha tenido el inconmensurable honor de ser invitado al enlace matrimonial de Narcisa Black y Lucius Malfoy. La excepcionalidad del evento hace irrechazable la invitación, el que dos familias tan distinguidas como los Black y los Malfoy hayan considerado oportuna su presencia en ese acto tan personal es suficiente para que se pueda sentir afortunado el resto de sus días. Por lo tanto, esperamos su grata compañía si no quiere que una grave maldición recaiga sobre usted y su futura descendencia (quedan excluídos aquellos invitados en su lecho de muerte o convalecencia grave en San Mungo)

También esperamos su asistencia en las respectivas despedidas de solteros de los novios.

Atte: Elladora Black"

- Típico de mi tía Elladora- murmuró Sirius haciendo una bola con el pergamino para tirarla.

Era evidente que Sirius no se tomaba en serio lo de la maldición, pero la bola de papel se deshizo y se fue volando a su frente, quedándosele pegada y transmitiéndole una sensación extraña.

- ¡Mierda!- Sirius intentaba quitarse el papel de la cara- Tenía que haber supuesto que lo de la maldición era cierto. ¿Por qué coño me han tenido que invitar? Yo no quiero ir.

Consiguió despegar la carta y las letras se borraron para mostrar el lugar y hora de la boda, que sería al día siguiente, y el mapa de cómo llegar a la mansión Malfoy, donde Sirius supuso que tendría lugar la despedida de soltero de Lucius. El dichoso papelito parecía inteligente y todo ya que no le mostraba donde sería la de Narcisa sino la de Lucius.

- Joder, y ahora tengo que ir con Lucius y todos los indeseables de Slytherin.- dijo Sirius con desgana.- Por lo menos en la de Narcisa habrá chicas guapas, pero no, tengo que ir a la de Lucius…, con Quejicus, Regu-pooh, Rody y Raby y compañía…Uff, vaya mierda.

En el papel aparecieron unas palabras.

"Eres un hombre, no puedes ir a la despedida de soltera de las chicas"

- ¡Cállate ya!- dijo Sirius pisoteando el papel inteligente.- Ya tengo que ir por huevos, dichosa maldición… si no fuera porque me da miedo que mi futura descendencia salgan jorobados y tuertos no iría ni de coña.

Por un momento, Sirius se quedó esperando que el papel le contestara algo, pero parecía que no tenía nada que decir. Empezó a pensar formas de escaparse de la invitación pero la idea de autoprovocarse un accidente que le dejara ingresado en San Mungo o en lecho de muerte tampoco le parecía muy tentadora.

- A ver si eres tan listo- dijo Sirius con una sonrisita mirando maliciosamente al papel- Papelito, papelito ¿quién es el hombre más guapo de todo el mundo mágico?

El papel tardó en responder, pero en lugar de escribir algo, se dibujó una boca que le hizo una pedorreta con la lengua, y luego, la invitación se desvaneció.

- Cobarde…- murmuró Sirius.

No podía perder más tiempo. Cuando encontró la varita se dispuso a escribirle una nota a James, que seguramente estaría como un tronco en su habitación. Una fiesta de Slytherins requería un atuendo bien meditado, sabía muy bien que todos eran unos snobs ricachones.

"Prongs:

Siento dejarte esto hecho un desastre, pero ya sabes que Lily no aprueba el uso del Fregotego. Prometo limpiar yo otro día, pero me ha surgido un imprevisto. Esta noche no voy a poder salir. Ya te cuento mañana.

Padfoot."

Decidió irse de allí antes de que James se despertara y le echara otra maldición. No sabía qué sería peor, que James viera el desastre que le tocaba limpiar o que se enterara de que tendría que pasarse la noche del sábado en casa sin salir ya que Remus, Lily y Peter estaban ocupados. Pero como era mejor no tentar a la suerte, Sirius desapareció para volver a su casa.

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Llegó la noche, y Sirius esperaba indeciso en la puerta de la Mansión Malfoy. Desde fuera se oían los gritos y la música, desde luego parecían estar pasándoselo muy bien, aunque el concepto Slytherin de pasárselo bien le generaba sus dudas.

Estaba bastante malhumorado porque, para su horror, en cuanto llegó a su casa comprobó que toda su ropa estaba sucia. El elfo doméstico no había hecho la colada ya que había descubierto el lugar donde Sirius guardaba sus mejores bebidas alcohólicas, y cuando volvió a casa, el bichejo estaba como una cuba. En ese momento deseó tener el conocimiento que Lily tenía sobre limpieza muggle, y cuando intentando limpiar la ropa con un hechizo destrozó su camisa favorita, decidió no seguir para no destrozar el resto de su vestuario.

- Maldito elfo. Debería seguir la tradición de mi tía Elladora y cortarle la cabeza- murmuró Sirius al echarse un vistazo a sí mismo.

Como no tenía otra opción, se acercó hasta la entrada, donde un tipo enorme, que parecía primo hermano de Crabbe y Goyle, estaba de portero.

- Perdón, pero no es aquí donde necesitamos al "boy" es en la casa de la señorita Black.- dijo el tío.

- ¿Tengo yo pinta de "boy" o qué?- dijo Sirius sin pensar, molesto porque aquel tío lo hubiera confundido y no le dejara entrar.

En seguida comprendió por qué el tío aquel había pensado eso. Lo único que había encontrado limpio era una camiseta interior de tirantes y unos vaqueros desgastados con rajas en demasiados sitios. Era consciente de que no iba bien vestido pero de ahí a que lo confundieran con un vulgar "boy" había un abismo.

- Lo siento, señor…- dijo el portero haciendo una pausa para que Sirius le dijera su nombre.

- Sirius Black.

El hombre comprobó en su lista que el tío con pinta de "boy" estaba invitado a la fiesta.

- Está bien, señor Black, todo está correcto, puede pasar- dijo el tío abriendo la puerta.

Nada más abrir la puerta el sonido de la música casi le tira para atrás, pero aún así podía oír las voces de aquellos energúmenos gritando todo tipo de cosas obscenas. Entonces, una bombilla imaginaria se le iluminó encima de la cabeza.

"¡Parece que he llegado a tiempo para ver el striptease! Después de todo no va a ser tan mala idea haber venido" pensó Sirius entrando a toda prisa por si se perdía algo interesante.

Y desde luego, el espectáculo le pareció de lo más interesante. En medio del salón de la casa se había improvisado un pequeño escenario con una barra de metal, alrededor de la cual bailaba una chica muy exuberante vestida con… ¿una especie de disfraz de serpiente? Porque, la verdad, no sabía muy bien cómo llamar a aquello. La chica llevaba algo así como un bañador con escamas con una cremallera en la parte delantera que dejaba ver lo justo y que pedía a gritos ser bajada lo más pronto posible, luego llevaba un gorro, también de escamas, y una máscara, a parte de unos tacones de aguja imposibles. Aunque en realidad a nadie se le ocurrió preguntarse cómo era capaz de bailar con semejantes tacones.

Sirius se debatía entre ir directamente a la primera fila y unirse a los gritos obscenos de los invitados o mantenerse alejado de miradas curiosas. Finalmente, y haciendo un esfuerzo sobrehumano por pensar racionalmente, se decidió por la segunda opción; que le hubieran invitado a la fiesta no significaba que el resto de los asistentes se tomaran bien su presencia allí. Así que, un poco resignado, se alejó del tumulto hacia donde había una mesa colocada con todo tipo de bebidas.

Después de llevar un rato allí, apartado de la vista de todos y apoyado en la mesa de las bebidas, Sirius se alegró de haberse decidido por aquella opción. El hecho de poder observar sin ser visto estaba resultando bastante divertido.

La chica seguía contoneándose alrededor de la barra, y por las cosas que decían los tíos, era obvio que él no había sido el único en pensar los posibles usos de la capacidad contorsionista de la stripper. La chica bajó completamente la cremallera de su malla, seguida de gritos emocionados por parte de los hombres, y bajó del escenario para dirigirse al homenajeado. Los demás gritaron pidiendo que después hiciera lo mismo con ellos.

"Vaya, merece la pena casarse sólo por tener algo como esto. Lo apuntaré para la despedida de soltero de James" pensó Sirius, deseando que la chica le hiciera lo mismo que estaba haciendo a Lucius.

La muchacha se había sentado a horcajadas sobre Lucius, y con la cremallera bajada se insinuaban unos pechos muy atractivos. Dejó caer la malla hasta la cintura, enseñando un sujetador minúsculo de pedrería que tapaba solamente lo justo, su escote cubierto de brillantina, mientras se movía con erotismo sobre las piernas de Lucius. Ante aquel espectáculo, era normal que ningún hombre fuera capaz de mantenerse con las manos quietas. Cuando Lucius trató de tocar a la chica, separó su mano bruscamente como si algo le hubiese quemado.

- ¿Qué coño es esto?- protestó Lucius mirando su mano dolorida.

- Prohibido tocar. Sólo es una medida de seguridad, pronto se te pasará, ya sabes, un hechizo repelente de pervertidos- explicó la chica.

Sirius se reía para si mismo, menudo palo se había llevado Lucius. La chica volvió al escenario y bueno, el resto de los hombres dejaron de pedirle que se sentara sobre su regazo.

La malla desapareció completamente, y ahora, bailaba sólo con el minúsculo sujetador al estilo carnaval brasileño y un tanga que más bien parecía un hilo dental. Para su sorpresa, en la parte trasera del tanga había aparecido un enorme cascabel. Innovador comparado con las típicas colitas de conejitas de playboy.

Sirius se giró para echarse otra copa, y cuando volvió la vista al escenario se llevó una gran decepción. Un extraño bulto aparecía entre las piernas de la bailarina y, de repente, se sintió muy frustrado y avergonzado. ¡Aquel pedazo de tía no podía ser un hombre, no con aquellas tetas maravillosas que muchas habrían deseado tener!

"Lo que me faltaba. Descubrir que me pone un tío bailando en tanga. Qué humillación, pero que conste que yo no lo sabía¡no soy gay!" trataba de consolarse así mismo.

En seguida volvió la líbido que había desaparecido durante un instante al creer que se trataba de un tío bailando en tanga. Descubrió que ese bulto no era más que monedas de galeones que los tíos le estaban metiendo en la braguita para que se desnudara completamente.

"Uff, menos mal. Nota mental: proponer al Ministerio que creen billetes en lugar de monedas para evitar traumas en la población masculina."

Sirius volvió a fijarse en el espectáculo. Increíblemente descubrió que el que más galeones metía en el tanga de la bailarina era su hermano Regulus.

"Me pregunto qué diría mi madre si supiera en qué cosas se gasta el dinero su querido hijo. Y yo que creía que un tío tan guapo como mi hermano no tendría problemas para ligar…"

Luego vio que Lucius, aunque seguía mirándose la mano resentida con desconfianza, decidió unirse al derroche de dinero pero manteniendo las distancias. Lanzaba monedas que la chica atrapaba hábilmente en el tanga, cosa que los chicos aprovechaban para levantarse e intentar mirar a ver si veían algo de lo que se escondía debajo.

La chica parecía complacida por la cantidad de galeones recaudada e hizo realidad parte de los deseos de los hombres; se quitó el minúsculo sujetador. Sirius se preguntaba cuántos galeones harían falta para que se quitara el tanga, e incluso estuvo tentado a acercarse y ofrecer unos cuantos.

Ahora Regulus y Rabastan forcejeaban por ofrecer dinero, cosa que la chica miraba bastante alegrada. Sirius se fijó en que Severus seguía sentado en su sitio sin decir ni hacer nada, como si todo aquello le pareciera ridículo.

"Increíble. Yo que pensaba que Quejicus sería más chistoso cuando está entre los suyos, es que hay que ser soso… No es que creyera que sería el alma de la fiesta pero, joder, un poco más expresivo si que me lo imaginaba. ¿Será gay? Ostras, no puede serlo. ¡Seguro que estuvo mirándome el culo todos estos años y yo sin sospecharlo! Qué asco."

Se fijó más atentamente en Snape, después de esa repentina sospecha necesitaba alguna evidencia que le hiciera desechar la idea de Snape teniendo sueños eróticos con él durante la adolescencia. Observando atentamente, descubrió que no es que el espectáculo le desagradara, sino que estaba tan aturdido que no era capaz de reaccionar. Sirius se rió al imaginar que el baile le estuviera gustando demasiado además de provocarle algunas reacciones inesperadas.

De repente, Snape se levantó. Por desgracia para Sirius, Snape llevaba una túnica lo bastante ancha como para que Sirius pudiera descubrir si estaba excitado o no. Con lo divertido que hubiera sido reírse de eso durante días. Snape colocó una enorme bolsa de galeones a los pies de la chica, quien bueno, ante tal capital ya se disponía a quitarse el tanga en honor a Severus.

- Sé quien eres- dijo mirándola fijamente, y la chica se quedó paralizada.- y te ofrezco dos bolsas más como esta si te vienes conmigo a la cama.

Sirius estaba boquiabierto. Al final parecía que Snape no era gay, cosa que le produjo un alivio considerable. Pero eso no quitaba que le sorprendiera que una proposición como aquella saliera de su boca.

"Pobretico, si es que con una cara como la suya debe estar necesitado." Pensó Sirius. "Pero… ha dicho que la conoce… Oh no… ¡Ya sé quien es!"

Sirius desvió la vista inmediatamente hacia Rodolphus. Éste se había mantenido indiferente durante todo el tiempo, sentado tranquilamente con una copa en la mano, aunque sin despegar la vista del escenario. Sirius sintió de repente un escalofrío subirle por la espalda. No podía creer que aquella mujer que le había puesto a cien fuera su prima Bellatrix. Reconocía que su prima estaba muy buena, pero nunca se había planteado el sentirse atraído por ella. Sólo la idea de imaginárselo le aterrorizaba. Le destrozaría vivo si se enterara de las cosas que se le habían pasado por la cabeza mientras la veía bailar.

- Si me conocieras tan bien como dices sabrías que no soy ninguna puta.- dijo la chica, dándose la vuelta sin hacer caso a la bolsa de galeones que Snape había puesto a sus pies.

Sirius miraba intrigado la escena sin poder despegar la vista de Snape, Rodolphus y la bailarina. Todo parecía tan evidente ahora que había descubierto el secreto…

- Ya veo que te haces la dura - dijo Snape, empujando la bolsa de galeones hasta que rozó de nuevo los tacones de aguja de la mujer.

- Ya veo que no te das por vencido, pero tendrás que conformarte con esto porque no vas a conseguir nada más.- dijo la chica.

Aceptó el dinero y, como recompensa, la chica se quitó el tanga ante los gritos histéricos de los demás hombres. Lo lanzó con furia sobre la cara de Snape. A Sirius, la escena le estaba pareciendo de lo más divertida, pensando en que apenas nadie sabía quien era aquella mujer. Hubo un claro gesto de reproche por parte de los demás hombres, e incluso Sirius dejó escapar un quejido de decepción; nadie salvo Snape había tenido el honor de ver lo que todos querían ver.

Entonces vislumbró algo que le dibujó una sonrisa calenturienta en su cara. En una esquina de la mesa había un pequeño montoncito de lo que parecían ser tarjetas de visita. Sin perder tiempo, e imaginando lo que eran, se acercó a coger un buen puñado de ellas.

"Serpiente de cascabel. Me querrás ver una y otra vez ¿te lo vas a perder?"

En su mente ya se dibujaba la escena de Serpiente de Cascabel, o Bellatrix, en la despedida de soltero de James, era imposible que a su amigo no le gustara una sorpresa como aquella. Lo mejor de todo era que sólo él sabía quien era la misteriosa bailarina y podría hacer que su prima, aunque fuera a base de galeones, hiciera todo lo que se le ocurriera.

Sirius se reía mientras pensaba en esa forma tan maquiavélica de vengarse de su prima, y pensaba que a partir de ahora iría apuntando en un cuaderno todo lo que se le ocurriera que podía hacer en el gran día. De repente, una voz habló a sus espaldas, y la sonrisa se le desdibujó de inmediato. Hasta el momento, nadie se había dado cuenta de que él estaba allí.

- Vaya, vaya… ¿qué se supone que estás haciendo aquí, Sirius?

Sirius se dio la vuelta lentamente. Su cara estaba pálida y su mente trataba de bloquear todos los pensamientos obscenos que se le habían ocurrido para la despedida de James. Era consciente de que debía tener una cara de idiota de remate, porque era incapaz dejar de mirar a la chica que se escabullía del escenario y a la mujer que tenía delante, su prima Bellatrix. Aquello no encajaba, no podía estar en dos sitios a la vez.

- Parece que te has encasquillado ¿no?- dijo Bellatrix que, sin necesidad de utilizar Legeremancia, había sido capaz de adivinar lo que Sirius no comprendía, ya que no dejaba de mirar a las dos mujeres como si estuviera viendo un partido de tenis muy interesante.- No me hagas reír… ¿en serio creías que una chica con clase como yo iba a rebajarse a la altura de una vulgar stripper? Ya quisieras tú…

Las mejillas de Sirius ardieron por la vergüenza de pensar que Bellatrix le había leído el pensamiento y también porque lo que tenía delante de sus ojos era mucho mejor que el cuerpo de la bailarina. Deslizó la vista por el cuerpo de Bellatrix en un gesto involuntario mientras su mente le recriminaba que no lo hiciera. Bellatrix no sólo no dijo nada ante aquel repaso visual, sino que además, facilitó la labor ciñéndose más la sensual túnica que llevaba. Las mejillas de Sirius parecían que iban a estallar.

- ¿Sorprendido?- preguntó Bellatrix con una sonrisita lujuriosa- ¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos, tres años? Ya ves, algunos mejoramos con el tiempo, pero otros…- Bellatrix dirigió una mirada evaluadora a lo largo del cuerpo de Sirius- es una lástima porque eres muy guapo, creí que a pesar de esa manía tuya de juntarte con escoria seguirías manteniendo tu porte distinguido, pero ya veo que no, llevo observándote desde que llegaste y hasta ahora que me he acercado a ti, dudaba que fueses tú con este aspecto tan andrajoso. Pero bueno, aún no me has contestado a mi pregunta¿qué haces aquí? Parece que te haya comido la lengua una acromántula.

- No me ha comido la lengua ninguna acromántula, Bellatrix, es que no me has dejado ni tiempo para responder.- contestó Sirius con desgana- Se me había olvidado que hablar demasiado es uno de tus defectos.

Bellatrix sonreía como si aquel comentario fuera muy divertido.

- Es verdad, puede que hablar demasiado sea uno de los pocos defectos que tengo.

- Junto con la falta de modestia.- respondió Sirius.

- No creo que eso sea un defecto. La modestia es pura hipocresía, las cualidades hay que demostrarlas y sentirse orgulloso de ellas, no quitarles importancia para no dañar a aquellos que son inferiores a ti.

Sirius puso los ojos en blanco. Por si tenía alguna duda, ahí tenía la prueba de por qué nunca se había sentido atraído por Bellatrix. No podía creer que pensar en su cuerpo perfecto le hubiera hecho olvidar sólo por un instante lo exasperante que podía llegar a ser.

- Antes de que te embales con otro de tus sermones, te digo que estoy aquí porque me han invitado bajo amenaza. No creas que venir a la despedida de soltero de Lucius formaba parte de mis metas en la vida.

Conociendo a Bellatrix, esperaba que no le creería, pero después de que la mujer hiciera un gesto dubitativo, pareció que la respuesta de Sirius no dejaba lugar a dudas.

- Me extraña muchísimo que te hayan invitado, pero ya veo que recibiste la invitación de mi madre. Le dije que había sido un poco exagerada con lo de la maldición, pero bueno, tú ya la conoces, está loca.

- Y ahora me pregunto yo… ¿no se supone que deberías estar en la fiesta de Narcisa y no aquí? Según dijiste, estabas aquí cuando yo llegué.

- ¡Muy observador, Sirius! Estoy sorprendida ante tanta inteligencia.- dijo Bellatrix con un claro tono burlón en la voz.- ¿Otra copa?

Bellatrix despachó una copa para ella y otra igual para Sirius.

- Pues estoy aquí para vigilar.- dijo guiñándole un ojo mientras se llevaba la copa a los labios en gesto seductor.

Sirius miró alrededor. Con la conversación se había perdido todo lo que había estado ocurriendo. El escenario había desaparecido, la chica, ahora vestida con una sencilla túnica, corría huyendo de varios hombres que la perseguían, decepcionados por no haber visto el striptease integral. Snape seguía sentado, abrazando el tanga como si fuera su tesoro. Rodolphus hablaba con Lucius, llevaba puesta la capa de viaje, y al poco se dirigió hacia la puerta principal.

La imagen que él tenía de Bellatrix no concordaba para nada con la de una esposa preocupada por lo que hiciera su marido.

- Pues ya habrás visto, has tenido poco que vigilar porque Rodolphus es el único que se ha comportado decentemente. Mira, ya se va, así que venga, ya te puedes ir a casita como una buena esposa, prepararle el pijama y calentarle la cama para que no tenga frío.

La imaginación de Sirius se estaba montando su propia película en la que Bellatrix era una esposa cariñosa y sumisa. Pero la carcajada de Bellatrix al oír aquello hizo que las imágenes se borraran de repente, pensando que habría sido algo demasiado ilógico para ser cierto.

- Parece mentira que no me conozcas todavía. ¿De verdad pensabas que había venido a vigilar a Rodolphus?

- ¿Entonces?- Después de que su reciente fantasía se hubiera visto frustrada, Sirius no tenía la mente como para crear otra teoría.

- Por supuesto que Rodolphus se ha comportado decentemente, con una esposa como yo no hay nada que le pueda sorprender ni nada que pueda desear que yo no le de.- dijo Bellatrix, humedeciendo un dedo con la lengua y deslizándolo entre sus pechos por el escote de la túnica.

Sirius sintió un escalofrío en la espalda, y la sonrisa lasciva de Bellatrix se difuminó en otra imaginación. Esta vez, Bellatrix bailaba desnuda alrededor de los postes de la cama adoselada donde Rodolphus la esperaba. Seguramente, esa fantasía se acercaba más a la realidad que la anterior. Comprendió por qué Rodolphus ni se había inmutado al ver a la bailarina de striptease, teniendo a Bellatrix, nada era comparable.

- He venido a vigilar a Lucius. Narcisa me lo ha pedido porque no se fia.

Aquello sí que tenía más sentido. Volvió la mirada en busca de Lucius, pero le costó bastante encontrarlo. Lo que más llamaba la atención era que los hombres ya no perseguían a la chica, sino a Snape. Según pudo adivinar entre los gritos, algunos habían intentado usar la Legeremancia para extraer la imagen de la chica desnuda de la mente de Snape, pero no lo habían conseguido.

- ¡Hay que buscar un pensadero! Así podremos verla todos.- ordenaba Regulus mientras perseguían a Snape.

- ¡No! Ese recuerdo es sólo para mí, no voy a dejar que lo veáis.- decía Snape tratando de huir de aquella manada de pervertidos.

Entre todo eso, Bellatrix y Sirius, que miraban la escena, encontraron a Lucius y la stripper caminando hacia las escaleras que subían al primer piso.

- Me parece que vas a tener algo que vigilar.- sugirió Sirius, dando a entender que Lucius había aprovechado el descuido de los demás para escabullirse con la chica.

Bellatrix dejó con urgencia su copa sobre la mesa para perseguir a la pareja.

- ¿Quieres ayudarme?- preguntó con voz suave.

- ¿Por qué iba a querer ayudarte precisamente a ti? Me trae sin cuidado si Narcisa te arranca la piel a tiras por no hacer bien tu trabajo.

- Sólo te iba a proponer que entretuvieras a la chica.

- ¿A qué grado de entretenimiento te refieres?- preguntó Sirius más interesado.

- Al que quieras, incluso podrías llevártela a tu casa.- la voz de Bellatrix hacía que la idea de llevarse a la chica a su casa pareciera muy sugerente.- Sólo era una idea, si no quieres imagino que alguno de éstos estará encantado de hacerlo por ti.

- ¡No! De eso nada, yo lo haré.- dijo Sirius indignado ante la posibilidad de que alguno de los Slytherins pervertidos se llevara a casa a la stripper.

- Bien.- Bellatrix se dio la vuelta complacida de que su manipulación hubiera dado resultado.

Sirius decidió esperar un poco, observando como Bellatrix se adelantaba y alcanzaba a la pareja antes de que desaparecieran por los pasillos del primer piso. Entonces era su turno.

"He sido idiota. Debería haberlo pensado antes de ayudar a Bellatrix¡pero es que no me ha dado tiempo a pensar! La respuesta salió de mí antes de analizar la situación. Maldita zorra. ¿Cómo lo hace? Ella no me ayudaría a mi ni por todo el oro de Gringotts, y yo como un imbécil voy y le digo que si. Y ya el colmo es que la stripper me mandará a la mierda cuando me vea con estas pintas que llevo. Si es que deberían darme palos hasta detrás de las orejas…"

Seguía lamentándose por la decisión que había tomado cuando llegó a las escaleras. No había rastro de Lucius ni de Bellatrix, pero la chica volvía por el pasillo camino de las escaleras mientras contaba distraída una bolsa de galeones.

"Ahora o nunca."

- Hola¿te apetece tomar algo?- dijo Sirius con voz melosa.

La chica alzó la vista, encontrándose con Sirius, a quien no esperaba. Se llevó tal susto que dio un paso atrás y la bolsa que llevaba se cayó al suelo, desparramando galeones por todo el pasillo.

- Sé que no estoy en mi mejor día, pero tampoco es para asustarse tanto, los hay muchos más feos que yo. Precisamente no es miedo lo que suelo provocar en las mujeres.- dijo Sirius, intentando suavizar la situación.

Se agachó para ayudarla a recoger las monedas y entonces sus manos chocaron. Ambos levantaron las miradas y Sirius se quedó paralizado, cayéndose hacia atrás como si hubiese visto un fantasma.

- ¡Lily!- exclamó Sirius llevándose la mano al pecho, como si estuviera a punto de darle un infarto.

Ahora comprendía por qué no se quitaba la máscara ni el gorro. Él había pensado que era porque la chica, a pesar de tener un cuerpo de escándalo, era fea y no quería estropear el espectáculo, pero al mirarla a los ojos podía ver aquellos ojos verdes inconfundibles, y al tocar su mano, el anillo de compromiso brillaba, lo conocía perfectamente porque él mismo acompañó a James a comprarlo.

- ¿Qué haces tú aquí?- dijo Lily tratando de mantener bajo el tono de voz, pero era evidente que las palabras temblaban.

- ¡No¿qué haces tú aquí?- dijo Sirius en estado de shock.- Bueno, no hace falta que contestes, ya sé qué haces, pasearte en bolas delante de un puñado de Slytherins salidos.

- Sirius, tengo que irme, por favor, no digas nada de esto a James.- dijo Lily muy avergonzada, tratando de evitar más preguntas.

- De eso nada, tú no vas a ninguna parte. Ahora entiendo por qué siempre estás ocupada los sábados por la noche… con que a cuidar a tu madre ¿no?- Sirius se había levantado y agarraba a Lily del brazo preparándose para una larga charla.

Arrastraba a Lily a lo largo del pasillo desierto, intentó abrir varias puertas para encontrar un sitio más íntimo donde hablar, pero todas estaban cerradas. Así que no tuvo más remedio que contentarse con el pasillo semi a oscuras. De un tirón arrancó la máscara que cubría el rostro de su amiga, y vio que lloraba. De repente, le invadió un profundo sentimiento de lástima.

- Por favor, no le digas nada a James, me mataría si se enterase.- lloriqueaba Lily.

- No te preocupes, no le diré nada, no quiero que mi amigo muera de un infarto tan joven.- dijo Sirius que, a pesar de sentir lástima, no podía evitar el trauma de lo que acababa de descubrir.- No… no entiendo por qué lo haces, Lily, y yo que creía que ser Premio Anual te abría las puertas en el mundo laboral…

- Tú no lo entiendes, Sirius, tienes dinero suficiente, pero ganarse la vida es muy duro. Aunque haya sido Premio Anual y tenga un empleo bien considerado ¡gano una miseria! Pasarán años hasta que consiga un buen sueldo, y ya sabes cómo es James, no aguanta en un trabajo ni un mes.- Lily, con los ojos llenos de lágrimas de impotencia, cogió a Sirius por los hombros, sacudiéndole.- Recae sobre mí toda la responsabilidad y son muchos gastos. ¡Tengo una casa que pagar, una boda, hijos que criar en un futuro…!

- Creo que lo más sensato sería hablar seriamente con James y que se deje de tonterías ¡y que trabaje de una puñetera vez! No tiene ni idea de lo que estás haciendo por llevarlo todo adelante. ¡Por Merlín! Es tan idiota que cree que ganas todo ese dinero de ayudante en la tienda de Pociones.

- Tú también lo creías hasta ahora.

- Bueno vale, pero él no lo sabrá nunca y seguirá rascándose la barriga el resto de sus días. Pero Lily… ¿tú te has fijado bien en lo que estás haciendo? Cualquier día de estos son capaces de violarte o qué se yo.

- No te preocupes por eso, sé defenderme muy bien.

- Serpiente de cascabel… ¡Por Merlín, Lily¿dónde están tus principios? Te has vendido al enemigo. Si por lo menos te hubieses llamado, yo qué sé… Leoncita de la selva, te habría quedado algo de dignidad.

- Es sólo una cuestión de visión comercial. Los Slytherins son los que mejor pagan. Sirius, con lo que he ganado hoy, tengo para pagar la boda de mis sueños.- Lily sacó de debajo de su túnica varias bolsas llenas de galeones iguales a la que se le había caído al suelo.

- ¿Pero a qué precio? Por favor, Lily…- Sirius puso una cara de asco profundo.- Le enseñaste tu… tu… tu… ¡Le enseñaste tu "caramelito pelirrojo" a Quejicus¿cómo vas a ser capaz de dormir tranquila el resto de tus días sabiendo que ese tío asqueroso se pajeará pensando en tí? Si hasta a mí, que soy un tío, me dan náuseas sólo de pensarlo.

La cara de Lily pasó a un color blanco tiza, su mirada esperaba acechante la respuesta.

- ¿Cómo sabes tú lo de mi "caramelito pelirrojo"?

Sirius sentía tal vergüenza ajena porque Lily le hubiera enseñado su "caramelito pelirrojo" a Snape, que era incapaz de mirarla a los ojos, cosa que impidió que viera la mirada asesina con que Lily esperaba la respuesta.

- Esto… a ver… eres pelirroja ¿no? Pues como solución lógica tu "caramelito" debe ser pelirrojo ¿no? Sólo era una asociación evidente, ahora si lo llevas teñido… pues no sé… Lily ¿lo llevas teñido?- Sirius no pudo evitar abrir demasiado los ojos esperando la solución.

Lily estaba tan roja y tenía los dientes tan apretados que parecía que iba a estallar.

- Teñido... ¿TEÑIDO¡a ti y a James os voy yo a teñir lo que yo me sé pero a base de hostias!

- Pero Lily… sólo era una pregunta inocente, tampoco es para tomarlo a mal. No me mires así, que das más miedo que mi prima Bellatrix con la regla.- dijo Sirius intentando buscar algún sitio donde esconderse.

- No me refería al color, me refería a que cómo sabes tú que James lo llama "caramelito pelirrojo", aunque ya veo, ya. James tiene la lengua demasiado larga.

- No, no, no, James no me ha contado nada, en serio.- dijo Sirius intentando deshacer la metedura de pata, aunque el esfuerzo no servía de nada.- Bueno sí, me lo contó, creo que es inútil hacerte creer que fue iluminación divina. Pero siempre me he preguntado… ¿Por qué caramelito¿acaso sabe a caramelo?

- Pregúntale a James, por lo que veo estará encantado de darte todos los detalles.- dijo Lily, que a juzgar por su cara, parecía estar pensando en algún método doloroso de tortura para James.

- Ah bien, le preguntaré.- Sirius no se dio cuenta de que Lily lo había dicho con tono irónico.- Y ya que estamos en el tema…- se metió las manos en los bolsillos y sacó unas cuantas monedas.- Sólo tengo cinco galeones, tres sickles y dos knutts, sé que es una miseria comparado con lo que te ofreció Quejicus, pero tal vez me hagas un precio "amigo" ¿Me lo enseñas? No es justo que sólo él lo haya visto.

La respuesta de Lily fue una sonora bofetada que le cruzó la cara a Sirius. Cuando se repuso del golpe, Lily ya había avanzado unos metros camino de la escalera. Sirius la siguió corriendo.

"Joder, no sé qué coño me pasa hoy que hablo antes de pensar las cosas. Cada vez que abro la boca es para meter la pata, mejor me quedo calladito. ¿Cómo se me ha ocurrido proponerle tal cosa a Lily? Una cosa es que lo piense pero decírselo… Vaya cagada."

- Lily, no te enfades, yo no quería decir eso, de verdad.- dijo Sirius cogiendo a Lily por el hombro y logrando que se detuviese.

- ¿Ah no? Ahora me dirás que estás bajo la maldición Imperius.- reprochó Lily.

- Ostras… puede ser…- Sirius se quedó pensativo.

Una colleja de Lily le hizo volver a la realidad.

- Esto ya es el colmo¿pretendes que me crea eso?- dijo Lily perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

- No, está claro que no puede ser la maldición Imperius, pero… creo que algo pasa.

Lily lo miraba arqueando una ceja y con los brazos cruzados, evidentemente no creía ni una palabra.

- ¿No te has dado cuenta de que estoy un poco raro? No es normal que meta la pata tan a menudo.- explicó Sirius esperando que la inteligencia de su amiga le diera la razón.

- Pues yo te veo muy en tu línea.

- ¡No, por Merlín, Lily! No me digas que estoy en mi línea porque ahora mismo me suicido. Dices eso porque no sabes el resto de cosas que me han pasado hoy.

- Ah¿es que le has propuesto a más chicas hoy que te enseñen su conejito¿lo has intentado con tu prima Bellatrix?- Lily miró de arriba abajo a Sirius, deteniéndose en su entrepierna.- Parece que no, ella te habría cortado en pedazos y yo te veo bastante "entero", a no ser que…

- Ejem, ejem, está prohibido hacer este tipo de bromas de mal gusto sobre "Gran Canuto"

Lily soltó una sonora carcajada.

- Vaya, "Gran Canuto", y yo que creía que el único que ponía nombres absurdos a su cosita era James… Menos mal que no le dio por ponerle "Gran Cornamenta."

- Yo lo encontraría muy apropiado, después de los últimos descubrimientos, pero dejemos a "Gran Canuto" ¿vale?- dijo Sirius muy ofendido.- Te estaba diciendo que creo que me pasa algo, verás, esta mañana, más bien medio día, recibí una invitación…

- ¿Vas a tardar mucho? Es que estos tacones me están matando.- cortó Lily.

- Sí, es bastante largo, a ver si encontramos una puerta abierta.- propuso Sirius.

Lily sacó su varita, empujando a Sirius para ponerse delante.

- Déjame a mí. Ya veo que hoy piensa más "Gran Canuto" que tú…

Sirius se golpeó la frente en un gesto de que antes había sido demasiado tonto al no caer en utilizar la varita para abrir las puertas.

¡Espero que os haya gustado! Ya sabéis, si queréis el segundo capítulo¡a dejar reviews!

No he escrito nunca sobre Lily, y me ha resultado súper gracioso escribirla. Lo que sí que me cuesta es buscarle el lado cómico a Bellita (aunque pensándolo bien, a veces yo creo que ya su personaje puede resultar cómico sin que yo haga nada, jojojojo como me escuche se me cae el pelo > )

Comentarios:

Lo de Rodolphus "indiferente" es un homenaje al Rody de los ff de Joanne jejejeje.

Lo de "Gran Canuto" viene porque en un ff que leí (lo siento, pero no me acuerdo el nombre, pero era muy gracioso) Draco llamaba a su cosita "Pequeño Dragón", jejeje, es que me partí de risa con eso y por eso le puse "Gran Canuto" además, el nombrecito se puede tomar con varios sentidos ¿no? ;-D