Siguiendo el protocolo aclaro -aunque creo que todos lo consideramos poco necesario-, que la serie Inuyasha no me pertenece, y que lo hago solo con el fin de hacer pasar al lector(a) un buen rato y para divertirme. Ya cumpliendo con este requisito, pasemos a esta historia.

Sumario: Kikyo/Inuyasha/Ahome. Kikyo decide averiguar que es lo que Inuyasha siente realmente por Ahome, para saber que hacer el día de la batalla final.

POR ULTIMA VEZ JUNTO A TI

Capitulo 1

"Importantes Decisiones"

Kikyo caminaba sin rumbo fijo en busca de la presencia de Naraku. Llevaba varios días sin percibir nada y no se había detenido en ninguna aldea desde hacia tiempo. Como estaba tan adentrada en el bosque y tan sola le sobraba tiempo para pensar; por desgracia, lo que menos le agradaba era eso, ya que en su mente solían filtrarse siempre los mismos sombríos pensamientos de los cuales llevaba mucho tiempo intentando olvidarse. Aquellos recuerdos y este presente que juntos le lastimaban tanto.

Desde que la habían vuelto "casi" a la vida había cometido terribles errores, de los que se arrepentía, quizás si hubiese actuado de modo distinto en este momento no estaría viajando sola, quizás estaría a lado de Inuyasha.

Era justo cuando venia a su memoria ese nombre que cuando mas le dolían los recuerdos. Renovaba su necesidad de venganza, en nombre de todo lo que Naraku les había arrebatado: Su amor, toda su vida.

Solía deshebrar aquel tema hasta el cansancio, o hasta que las lagrimas corrían por sus mejillas ¿Cómo la vida fue tan injusta con ella? Ni siquiera ahora que lo analizaba fríamente podía creer lo despiadado que puede ser el destino. Ella, que fue condenada a cuidar la perla de Shikon y cargar con el peso aquello implicaba siendo tan joven, con solo 17 años, y había podido con ello hasta aquel momento –aún no acertaba a elegir entre maravilloso o desafortunado-, en que conoció a ese muchacho mitad bestia.

Aquel momento en que por primera vez conoció la ilusión de de una jovencita común, y en que aprendió el valor real de la vida.

Con nostalgia todavía puede ver la vida que en su imaginación creaba para los dos: Una vida normal. Se veía a sí misma caminando junto a Inuyasha con un kimono azul, sin la necesidad de identificarse como sacerdotisa, por que lo que más deseaba era ser una simple mujer.

Que irritante le paresia la ironía de su vida. Justo el día que debiera ser el mas feliz de su vida (Por fin Inuyasha se convertiría en humano y ella seria una joven normal), aquella vida prospera que tanto esperaba desaparece, dejando solo muerte y tristeza. Tal vez era demasiada felicidad para un mortal, tal vez a los humanos no se les esta permitido tener un final feliz, ó simplemente es que solo unos cuantos son elegidos por el destino y la suerte son capaces de burlar a la tragedia.

Aunque no estaba cansada, se sentó sobre el tronco de un robusto árbol que se hallaba cerca, con la vaga esperanza de que aquellas imágenes desaparecieran; aunque como ocurría siempre, nunca se marchaban.

En aquellas ocasiones en lo único en lo que se enfocaba era en el deseo de acabar con Naraku de una vez por todas, pero luego la asaltaba la preocupación ¿Qué pasaría cuando lo hiciera? Al principio creía que mataría a Inuyasha y se lo llevaría con ella al infierno; pero después de haber pasado por tantas cosas ya no sentía que lo correcto fuera eliminarlo. Pero lo que más la hacia dudar era esa chiquilla, Ahome. Pensar que él la protegía como antes la protegía a ella la ponía celosa; sin embargo, no podía negar que él sentía algo por esa niña.

Varias veces después de su "resucitación" se había encontrado con Inuyasha, y lo había rechazado, a pesar de saber lo mucho que necesitaba su compañía y tantas veces. Y llegó a reprochárselo a sí misma en muchas ocasiones.

Ahora realmente sentía necesidad de él y llegó a una conclusión ¿Cómo había permitido aquella separación? No podía permitirse ceder su único amor a otra sin luchar ¿O es que acaso era capaz de renunciar a él?

Kikyo sabía que Ahome tenía aquellos asombrosos poderes espirituales gracias a ella, y que aún no los tenía desarrollados. Pero no planeaba hacerle daño por fácil que fuera, no le haría nuevamente a Inuyasha lo que Naraku les había hecho a ellos dos hace 50 años. Lo que necesitaba era saber que es lo que siente Inuyasha realmente hacia Ahome, para poder saber que hacer en la última batalla.

Eras hora de empezar a tomar decisiones importantes. Las decisiones que marcarían su destino.

♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Era un día encantador aquella mañana. El buen clima tenía a todos de muy buen humor. Miroku y Sango platicaban animadamente mientras Kirara caminaba a los pies de su ama; Ahome tarareaba una canción que en su época ya había pasado de moda y de la cual no recordaba bien la letra (tenia tanto tiempo que no estaba al día), y Shipo e Inuyasha peleaban como era costumbre.

-¡Ahome! Inuyasha me pegó –chilló Shipo, un tanto fingido.

-Eso te pasa por insolente –se excusó Inuyasha enojado remangando su camisa, preparándose para atestar otro golpe a la cabeza del zorrito.

-Inuyasha –ordenó Ahome, después de todo había terminado olvidando como es que sequía la canción-, ¡Abajo!

Por tercera vez en el día Inuyasha quedó estampado contra el suelo, cosa que sencillamente ya no sorprendía a nadie. Miroku y Sango ni siquiera detuvieron su conversación al escuchar el golpe.

-¡Ja, ja! Eso te pasa por abusivo –rió Shipo enseñándole la lengua, mientras se burlaba.

Inuyasha estaba apunto de reclamar desde el suelo, pero algo lo detuvo bruscamente y se quedó en silencio con la boca abierta.

-¿Qué ocurre? –preguntó Sango, no escucharlo renegar después del conjuro de Ahome si que era algo fuera de lo normal.

-¿Siente alguna presencia, señorita Ahome? –dijo el monje Miroku, imaginándose que debía tratarse algo relacionado a Naraku ó algún fragmento de la perla.

-No, nada ¿Tu sí, Inuyasha?

-Eh… No, olvídenlo –y se levantó sacudiéndose el polvo.

En realidad, su repentino cambio de actitud en la discusión se debió a que no muy lejos de donde estaban pudo oler el aroma de Kikyo; no podía ser otro, lo conocía muy bien. Pero no tuvo el valor para decirlo frente a Ahome, ya que no le gustaba verla triste por su culpa.

Continuaron caminado, él en silencio. Unos pasos atrás Miroku llevaba rato observándolo debido a su comportamiento inusual, y no pudo evitar notar que Inuyasha volteaba havia los lados con extraña frecuencia, como si buscaran algo. Le pareció tan sospechoso que deicidio hacer algo al respecto. Se adelantó hasta él –que como siempre caminaba a la cabeza del grupo-, procurando que estuvieran lo más lejos de las muchachas que se pudiera, y le preguntó:

-¿Qué te ocurre, Inuyasha?

-¿Eh? ¿De que hablas? –preguntó indiferente, mientras seguía volteando instintivamente a los lados en busca de Kikyo, ya que ni el mismo se había percatado de lo que hacia.

-Pues parece que buscas algo –su voz era seria, casi severa.

-Yo… No busco nada –la respuesta fue segura.

Pero como bien sabemos Miroku no es ningún ingenuo. Dijo:

-¿Tiene algo que ver con la señorita Kikyo? -le atajó deliberadamente, pues se empezaba a cansar de darle tantos rodeos al asunto.

-¡¡¡¿¿Qué! – se puso nerviosisimo y lo miraba con los ojos sumamente agrandados por la sorpresa que le causaba la facilidad con la que le había descubierto.

-Creo que ya no es necesario que me respondas, tu reacción me lo ha dicho todo.

Inuyasha recobró su compostura y muy serio retiro la mirada del rostro del monje.

-Bueno, ¿Y que ocurre con la señorita Kikyo?

Dudó un momento en contestar, volvió el rostro hacia atrás y miró a Ahome que caminaba tranquilamente junto a Sango, mientras platicaban. Soltó un ligero suspiro.

- Puedo oler su aroma, no esta muy lejos de aquí –respondió al fin-, ¿Cómo supiste que pensaba en ella?

-Pues… - reflexionó un poco el monje acariciándose la barbilla- siempre que sabes algo respecto a la señorita Kikyo pones esa cara.

Inuyasha no entendió muy bien alo que se refería. Pero aunque no lo notara, cuando le hablaban acerca de Kikyo solía poner un rostro serio y lleno de nostalgia.

-¿No piensas ir a buscarla?

-¡Que preguntón te has vuelto, Miroku! –dijo enojado

-Te acabo de hacer una pregunta ¿Vas a buscar a la sacerdotisa Kikyo?

-No

Al principio de la respuesta permanecieron en silencio, paresia como si aquella palabra no fuera capaz de ser.

-¡¡Valla! –Exclamó el monje estallando en una alegre carcajada, recuperando el humor que dejó unos pasos atrás-, parece que ahora te estas volviendo más considerado con la señorita Ahome.

Inuyasha soltó un bufido y volteó la cara, decidido a mirar cualquier otra cosa que no fuera la risueña cara de Miroku.

Ese fue el fin de la conversación, el monje Miroku lucia muy satisfecho. Pero Inuyasha no dijo la verdad, y podía sentir el peso del remordimiento. Hacia tiempo que había notado que Kikyo los seguía y por eso pensaba buscarla en la noche. Solo deseaba que no percibieran ellos también su presencia, aunque no terminaba de entender por que lo ocultaba.

♦ ♦ ♦ ♦ ♦

El sol empezaba a declinar. Todos se miraban extrañamente más felices de lo normal esa tarde. Por lo general, a esas horas y después de haber caminado todo el día estaban irremediablemente exhaustos, esperando ansiosamente el momento de descansar; en cambio, esta vez parecían muy animados, incluso más que al comienzo del día. Pero eso sí, se notaba a leguas que quien mas feliz estaba era Ahome que no paraba de sonreír y a cada dos segundos soltaba una carcajada.

Miroku corrió la noticia. Sango le había preguntado acerca de su conversación con Inuyasha, y auque en un principio pensó en no hablar del asunto no pudo resistirse las ganas de comentarlo y tuvo que decírselo todo. Shipo también lo escuchó, aunque sinceramente no entendía muy bien, lo le daba gusto ver la reacción de Ahome.

Cuando Sango se lo platicó a Ahome no cabía en ella emoción más grande ¡Que alegría! Por fin empezaba a sentir que tomaba ventaja, y que tanta constancia servia de algo. Muy en el fondo no podía evitar sentirse un poco mal por Kikyo, pero ese sentimiento se veía rápidamente opacado por la felicidad.

♦♦ ♦♦ ♦

Al atardecer, justo después de que arreglaran el campamento Ahome se acercó a Inuyasha, el cual estaba un tanto alejado del grupo y se sentó a su lado. Inuyasha se sorprendió un poco al verla, pero ante su reacción lo único que hizo Ahome fue sonreírle. Estaba tan feliz. Se recargo en su hombro, dejando que sus mejillas se tiñeran de carmín. Inuyasha se sintió muy mal por ella y no supo que hacer ni que decir, solo se dejó envolver por aquella caricia.

-Inuyasha… Gracias –susurro Ahome, y tomó la mano de él, que temblaba.

-Pero ¿Por qué? –balbució sin acertar a decir nada más.

-Por permanecer a mi lado…

Permanecieron así un rato, en silencio. Pero ahora si que Inuyasha se sentía terriblemente. Volteó a verle de soslayo algunas veces, la veía sonriendo con los ojos cerrados. Podía sentir como si le oprimieran las entrañas ¿Era capaz de traicionarle de esa manera?

Cuando Ahome se levanto para irse a dormir los despidió alegremente, pero él no había sabido corresponderle.

Se alejó aún más del grupo. Necesitaba pensar. Quizás no debía buscar a Kikyo; después de todo, no creía soportar la culpa. Su cabeza estaba hecha un ovillo, pero luego de pasar algunas horas dándole vueltas al asunto se dio cuenta de que era en vano, pues no había llegado a ninguna resolución al respecto. Se sentía tan cansado que se levantó y camino casi automáticamente en dirección al campamento, pero algo lo detuvo.

El aroma de Kikyo se encontraba más próximo.

Giró lentamente… Quizás demasiado cerca.

Continuara…

Notas de la autora:

¡¡Hola a todos! Estoy muy feliz de terminar este capitulo, de la que será mi primera publicación. La verdad es que llevó mucho tiempo suscrita a esta pagina, pero no publicaba nada debido a que no me convencía ninguno de los fics que tenía escrito. Y he comenzado por el que jamás pensé mostrar a la luz. Con los triángulos amorosos uno se tiene que andar con cuidado, así que hice unos ajustes y aquí lo tienen, soy poco convencional a la hora de escribir, a si que le pido no espere un sencillo Ahome/Inuyasha o Kikyo/Inuyasha. Espero no tardar mucho en el próximo capitulo (espero poder publicarlo en una semana).

¡¡Saludos!

P.D.: Por favor, deja una opinión, critica, petición ¡lo que sea! Responderé feliz