"- Si me conocieras, sólo me dejarías ir, y esperarías a que luego te lo explique."

"- Pues entonces tú no me conoces a mí. Si lo hicieras, sabrías que no me gusta que me dejen con la palabra en la boca."

"- Pues entonces pobre de ti. Me voy, tengo que hacer."

Pero Sakura no pudo terminar la frase, ya que sintió algo de presión sobre sus labios.

Eran los labios de Shaoran, que acariciaban despacio los suyos.

Sakura no lo pensó, no podía. Entreabrió un poco los suyos, dejando que Shaoran la besara de enserio.

Shaoran seguía sosteniendo su cintura, pero aún con ese apoyo, la chica debió buscar más, pasando sus brazos por el cuello de Shaoran.

Se separaron apenas para tomar aire, y reanudaron enseguida. Era como un licor embriagante, y cada poco que probaban los hacía desear más.

Sakura, de repente, reaccionó. Se sentía muy cómoda en los brazos de Shaoran, y por eso, por todo lo que ese beso le estaba haciendo sentir, tan confuso y tan deseado, se separó.

"- ¿Qué pasa ahora?" – preguntó él con voz ronca.

"- Yo... tú... esto no, no tiene que pasar."

Sakura salió corriendo, dejando a Shaoran confundido, pero feliz.

Holas chicas! ¿Cómo están? Yo mejor... con ganas de escribir, jejeje.

Creo que todas saben ya lo de los reviews... En fin, si tienen alguna duda, algo que no entiendan, dejen su msn (o mail) que yo les contesto. Tampoco soy una chica con la agenda tan apretada :P

Bueno, les agradezco a Ireli456, a Amidala Granger, a Sakurita86, a juna-chan, a dreams kokoro, a ParvatiPPatty, a sashakili, a Lady Esmeralda, a Hermy22, a Watery, a Hik-chan (aunque el review no entro no importa!), a Mi-chan, a 2Miru, a KoteOtaku, a Kala, a Sakume Nohara (gracias por avisarme ú-ù), a Pantera, a Celina Sosa, a Undine, a Chouri, a Malfoys red-haired lover, a Saku-cerezo y a Fan-Sakura.

Muchas gracias a todas! Mil perdones, esos agradecimientos son lo mejor que puedo hacer ToT

A las que quieren matar a Matt, les pido por favor: Déjemelo a mi! Yo lo quiero matar! Encontré un acantilado que tiene una vista preciosa y una caída de los mil demonios jejeje así que we, ahí ya tenemos un buen lugar, Jejeje.

ToT creo que no a muchas les gustó mi último fic ToT pero no importa, creo que los One-Shot no son lo mío :D

Bechios!

Espero que disfruten el capi. No prometo actualizar más rápido porque ahora retomé el cole, y me había olvidado que para el lunes tenía que calcar 5 mapas y para ayer una prueba! Horror! Bueno, suerte!

A todas, muchios saludos!

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Al no saber a dónde ir sin que Shaoran la encontrara, decidió encerrarse en el baño de mujeres de la escuela, esperando a que milagrosamente él decidiera irse. Respiró profundamente contra la pared del baño, aunque con un poco de rabia por haber escapado. "¿Por qué rabia?" se preguntó. Intentó convencerse a si misma de que Shaoran no la había besado, o más bien, que ella no le había correspondido, pero era inútil. Por sobre todo, ella disfrutó de ese beso.

"Oh Dios."

Tocó sus labios levemente con la yema de los dedos. "¿Realmente me gustó ese beso?" Interiormente no tenía ninguna duda: le había encantado. Había sido más real que el primero, ya que ésta vez, no querían callar a nadie, ¿no? "Dios, ¿qué me pasa?" se cuestionaba a si misma, mientras en ella un remolino de emociones nuevas le sacudía la mente y el corazón.

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Shaoran seguía parado en el mismo lugar dónde había besado a Sakura y dónde la había visto huir, sin mover un dedo. Sólo su rostro había cambiado; ahora tenía instalada una gran sonrisa de tonto. Porque así se sentía, como un iluso. "Pero debo ser el tonto más feliz de la Tierra." Pensaba. Y eso lo hacía sonreír más.

"¿Qué más quiere un iluso enamorado que besar a la chica que ama y que ella le corresponda? Sólo estar a su lado." Su mente divagaba, soñaba despierto, todo con ella, sin notar cómo las palabras de su mente se ponían de acuerdo con las de su corazón.

Se había enamorado de Sakura, ¿y? Ahora lo sabía y lo hacía feliz. Sonreía como un tonto enamorado, pensaba como un tonto enamorado. En definitiva, se había convertido en un tonto enamorado.

De la única mujer que le tiene miedo a fracasar, tanto miedo que llegó a practicar un deporte de defensa y ataque, para no sentirse intimidada y poderse proteger. La única mujer cuyo pasado aún la persigue de un modo que llegó a involucrarlo. La única mujer que, en forma indirecta, le rogaba ayuda. La única mujer que simplemente, con una sonrisa y un parpadeo lo llevaban más allá de las nubes.

Y esa mujer vivía con él, comía con él, respiraba con él, sonreía con él, practicaba con él su deporte favorito.

Ella era la mujer ideal.

(N.A: Y se llama Pilar, jejeje)

Y no podía dejarla escapar. Pero... ¿adónde se había metido?

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Sakura seguía encerrada en el baño, sólo que ahora se miraba en el espejo. No sabía si reírse o llorar, así que optó por no hacer ninguna de las dos. Se quedó mirando su reflejo por un largo rato, tratando de ver en sus ojos lo que la confusión no le permitía ver de sí misma. El espejo no le devolvía una mala imagen de si misma, por el contrario. Veía una joven atlética, tranquila. El problema era en su interior, dónde todo era confuso. Decidió salir del baño, ya que el olor a desinfectante era muy fuerte y porque Courtney la esperaba hacía ya 10 largos minutos que ella había gastado en mirarse al espejo. Decidió que una ligera práctica no la mataría, y no lo hizo. Luego de enseñarle a Courtney unos trucos con la espada, ella tomó un sable y comenzó a practicar frente a un enemigo invisible, que ella parecía ver. Era como si frente a sus ojos, palabras confusas se materializaran frente a ella, y cuando las iba a tocar con el sable para destruirlas, éstas se corrían y le hacía burla. Sakura sintió cansancio por un momento y tiró el sable al piso, llamando la atención de Courtney, quien de todos modos la estaba mirando para poder aprender uno o dos trucos de ella, a ojo. Acto seguido, Sakura cayó rendida al lado del sable.

"- ¡Sakura! ¿Estás bien?" – le preguntó Courtney, sumamente preocupada.

"- Si Court, gracias. Sólo estoy un poco cansada." – respondió la oji-verde con una sonrisa.

"- ¡Que bueno! De todos modos, paremos un rato. Nos cansaremos." – dijo Courtney, sentándose al lado de la cansada castaña.

"- Ya que estamos, cuéntame algo de ti Court." – le pidió Sakura.

"- Bueno, como te dije, soy Australiana, pero mis padres trabajan mucho, y los van trasladando, así que me acostumbré a viajar. Me cuesta un poco de trabajo hacer amigos, ya que las relaciones a distancia no son tan fáciles de mantener como uno desearía. Mientras un chico de... Estados Unidos, por ejemplo, me comenta que un ex compañero rompió un vidrio, yo tal vez estoy en un avión a París, para conocer la ciudad y bueno, en fin, también vivo 'en otra'."

"- Te entiendo. Yo hace poco más de una semana que estoy en China, y realmente mi país natal, Japón, y todo lo que suceda en él, me parece muy distante ya."

"- No me entiendes, tu si tienes la posibilidad de hacer amigos." – respondió la chica, un poco afligida.

"- No me malinterpretes, pero eso corre a cuenta de cada uno. Tienes que acercarte y demostrar interés por los gustos de los otros, verás que aquí podrás hacerte amiga de chicos que compartan tus mismos intereses."

Así la charla concluyó. Sakura se sentía confundida y se alegró de poder salir de ahí cuando Courtney le dijo que debía irse. Se despidieron y, mientras Courtney se dirigía a su casa, ella caminaba dando vueltas por Hong Kong.

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"- ¡T-CHAN! – gritaba la tan conocida y distinguida voz de Mei Ling.

"- ¿Qué pasa, Mei?" – contestó la amatista, bajando una pequeña escalera mientras se ataba el pelo.

"- Acabo de recordar, que al final si los dejamos solos."- sonrió Mei, pícara.

"- ¡Jojojo, es cierto! Y, ¿qué propones?"

"- Cuando vuelva Sakura, sacarle toda la información posible, veamos que es lo que hace mi primo cuando están... mmm, a solas..."

"- ¿Te refieres a si volvió a besarla?" – preguntó Tomoyo, con una ligera expresión que Mei no alcanzó a descifrar.

"- ¿Qué estás tramando, T-chan?"

"- Por favor Mei, ¿qué te hace pensar que estoy tramando algo?"

"- ¿Te conozco un poco?"

"- Oh, está bien." – se rindió Tomoyo. Acto seguido, se acercó a Mei y comenzó a contarle una pequeña idea que se le había ocurrido...

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Sakura daba vueltas por el centro de Hong Kong, sin tener una dirección precisa. Encontró una plaza y se dispuso a caminar por ella, con la intención de alejar todas esas raras sensaciones que la embargaban y la confundían.

Había una feria artesanal dentro de la plaza, y ella se arrimó a uno de los pequeños stand que había, dónde había una adivina, sola, que miraba a la gente pasar. Sakura se acercó:

"- Te estaba esperando." – le dijo la adivina.

Sakura abrió los ojos sorprendida.

"- A... ¿a mí?"

"- ¡Si, chica! Tú, que estás tan confundida, sólo tienes que escuchar unas palabras muy importantes. Tómalas o déjalas." – Sakura asintió levemente. "- Si amas a alguien no lo ocultes deja que tus emociones fluyan hacia él porque mañana puede ser muy tarde." – Sakura abrió los ojos sorprendida. Miró a la anciana, que sonreía de un modo extraño. "- Ya vete chica, ¿qué esperas?"

"- ¿Cu-cuánto le debo?" – susurró ella.

"- Me debes... nada. Sólo recuerda lo que te dije." – dijo la anciana, cerrando los ojos pesadamente.

Sakura sintió algo tocando su espalda. Alguien había pasado y la había empujado, lo cual la hizo distraer su atención de la anciana. Cuando volvió a mirar, el stand estaba vacío y sucio, como si nadie lo hubiese tocado desde que lo instalaron.

Pero las palabras de la adivina aún resonaban en la mente de Sakura con mucha claridad.

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Su auto deportivo, técnicamente, volaba sobre una ruta casi vacía de Hong Kong. El viento le daba en el rostro, despeinando aún más sus alborotados cabellos y su rostro lucía inexpresivo. Pero su rostro no estaba reflejando nada de lo que sucedía en su interior.

Se sentía como el hombre más feliz de la tierra, aunque un poco extraño para él, el chico de piedra. Sabía que se había enamorado, así, tan simple como complejo. Se había enamorado de una persona que era su rival, una persona que poco más y lo hace caer en un feo ridículo de haber 'empatado'. La primera vez que la vió, fue como ver a un ángel, aunque él no se diera cuenta. A veces vivía en una nube que no le permitía ver lo que sentía, aunque estuviera ahí, enfrente suyo, golpeándolo con un garrote.

Lo único que lo ponía nervioso eran las palabras antedichas por Sakura. "Yo... tú... esto no, no tiene que pasar." Las palabras de la oji-verde lo hacían dudar. ¿Qué pasaba si ella no le correspondía? ¿Él podría vivir con eso? ¿Podría resignarse a no ser correspondido?

Aunque apenas la conocía hacía dos semanas (más bien un poco menos), sentía que la conocía de toda la vida. Si ella sonreía, el día era de Sol para él, y si no, estaba nublado, feo, triste, mal, exactamente como él al no verla feliz.

Él la protegía cuando ella tenía miedo. Él estaba ahí cuando Matthew hacía su aparición. Él simplemente estaba ahí, y quería seguir estando por mucho tiempo más.

Cuando vió que estaba sólo, decidió dar la vuelta y volver hacia su casa. No podía dejar de pensar en Sakura, simplemente no podía. Ni podría.

Su madre tenía razón. Él estaba cambiado. Y le gustaba...

"Yo... tú... esto no, no tiene que pasar."

"- Te equivocaste, Sakura. Sí tenía que pasar."

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En alguna parte de Hong Kong... Una chica de cristalinos ojos verdes miraba en todas direcciones, preguntándose dónde estaba.

"- Obviamente en algún lugar, je. Pero, ¿dónde?"

Mientras caminaba, aunque sea tratando de encontrar un taxi, pensaba las palabras de aquella extraña mujer. "Si amas a alguien no lo ocultes deja que tus emociones fluyan hacia él porque mañana puede ser muy tarde."

"Pero, ¿qué siento por él? O sea, sé que siento mucho cariño, y que cada vez que me besa, yo, bueno, no puedo controlar mis emociones, le respondo con mi corazón... ¿Eso es estar... enamorada?"

Sakura iba a cruzar una calle, tan sumida en sus pensamientos, que no notó cierto deportivo que avanzaba a una buena velocidad. Tampoco notó como su conductor gritaba su nombre tan algo que lo podría haber escuchado todo el país.

"- ¡¡SAKURA!" – Cierto ambarino intentó reducir la velocidad del vehículo, para no atropellarla. Ella no lo había escuchado. Shaoran se dispuso a destrozar la palanca de cambios, (el único modo que conocía para frenar el auto a tiempo), para no atropellarla.

Ella se quedó en shock, viendo como Shaoran frenaba justo a tiempo y las bolsas de aire comenzaban a inflarse con velocidad.

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"- T-chan... tengo un mal presentimiento." – dijo Mei, angustiada.

"- Si, ni que lo digas. Voy a llamar a Sakura, algo pasa."

Tomoyo marcó el celular de su amiga, pero nada. La voz de Sakura en el contestador indicaba que no estaba disponible. Así que Mei probó llamando a su primo, el cual si sonaba, pero nadie contestaba.

"- T-chan, me estoy poniendo nerviosa... ¿qué hacemos?"

"- Esperar, Mei. ¿Qué podremos hacer?"

"Sólo espero que no se hayan accidentado..." rogaba Tomoyo, en silencio, mientras Mei trataba de ocuparse en algo y olvidar esa sensación.

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"- Hola, ¿emergencias? Hubo un accidente automovilístico en..." – decía una mujer, que había llamado para pedir auxilio, a la persona que la atendía a través de su teléfono celular.

Sakura había corrido hacia donde Shaoran estaba desmayado y había ayudado a sacarlo del auto. El chico iba a estar bien, de eso estaba segura, pero no por eso podía dejar de preocuparse. Lucía tierno, como si estuviera dormido, en un sueño profundo, en un dulce letargo. Y técnicamente así era. Ella mecía la cabeza de él como si fuera un hermoso tesoro. Y lo era para ella. Durante la confusión del choque, se sintió tan impotente... ¡Se había accidentado por su culpa!

"- El chico está bien, señorita. Sólo tiene el brazo izquierdo fracturado." – le dijo el médico.

"- ¡Oh Dios! ¿Qué hice...?"

"- Señorita, usted no hizo nada. Fue un accidente, nada más. Va a sobrevivir." – dijo el médico agregando un toque de humor a la situación. La chica sonrió. "- Su auto fue el que peor la pasó de los tres, creo. Realmente es muy afortunado de tener una novia tan cariñosa que lo cuide tanto y se preocupe por su salud."

"- ¡¿YO! ¡Yo no soy su novia!" – replicó Sakura, sonrojada hasta las orejas.

"- Ah, ¿no? ¿Está segura? Digo por el modo en que se preocupa por él..."

"- Es una muy buena amiga, doc..." – respondió un fatigado Shaoran.

"- ¡SHAORAN! ¡¿ESTÁS BIEN!" – Dijo Sakura, abrazándolo con tanta fuerza que parecía que se le salían los ojos de las órbitas.

"- No lo voy a estar si no me sueltas, Ying Fa..." – le dijo él, tratando de conservar un poco de aire.

"- ¡Lo siento, Shao! ¡Realmente lo siento tanto! Si yo no hubiera estado tan en la luna, tal vez te había escuchado, por mi culpa estás en este estado..." – dijo Sakura, a punto de derramar una lágrima.

"- ¡No llores! Estoy bien, sólo que no voy a poder practicar contigo por un buen tiempo, ¿no doctor?" – dijo Shaoran, tratando de animarla.

"- Lamentablemente, serán dos meses con ese yeso. ¿Le pica?" – le preguntó el doctor a Shaoran.

"- Más o menos..." – contestó él, con cara de disgusto.

"- ¿Quieres que te traiga algo Shao?" – dijo Sakura, preocupada.

"- No, gracias Saku. Estoy bien." – respondió él, regalándole una de esas sonrisas que sólo pueden ser para ella.

Ella sonrió, incómoda, recordando la presencia del doctor en la habitación. Cuando volteó para ver si éste seguía allí, se sorprendió al encontrarse sola con Shaoran en la habitación del hotel.

Sintió sus mejillas arder. ¿Qué pensarían los otros? Touya seguramente mataría a Shaoran, y luego la encerraría a ella en una jaula de hierro, acero, plata, oro... en fin, en todo lo que la mantuviera lejos de él.

De la nada, recordó su celular. Shaoran la estaba observando desde hacía un buen rato, con la mirada perdida en la de ella. Sakura rompió ese contacto que Shaoran tenía con ella buscando su teléfono celular... Para su no tan grata sorpresa, observó que tenía... ¡66 llamadas perdidas!

Todas ellas de tres números: Mei, T-chan y Touya...

Seguramente estaban preocupados por ellos. Era de esperarse, técnicamente no se habían reportado en todo el día.

Miró a Shaoran, que trataba de meter un lápiz por su yeso para rascarse.

"- ¿Te molesta mucho?" – le preguntó.

"- Bastante. ¿A quién llamas?"

"- A mi hermano, a Tomoyo y a Mei. Tengo 66 llamadas perdidas." – contestó ella.

"- ¿Y mi celular?"

"- Salió volando en el accidente." – la chica abrió una pequeña caja. Varios pedazos de celular, destrozados, yacían en ella. Shaoran la cerró y rozó la mano de Sakura. Ésta abrió los ojos, sorprendida, y lo miró. Él le respondió la mirada, que le enviaba una gran dosis de cariño y felicidad por estar con ella. Ella seguía algo confundida, pero las palabras de la anciana cada segundo le daban más espacio a la probabilidad de que estuviera enamorada de Shaoran. No era la misma sensación de cuando Matthew era 'Matt, el súper amigo' en su vida, ni tampoco era lo mismo que cuando éste empezó a ser más y más importante en su vida. ¿Había sido amor aquella vez? ¿O lo era ésta? O, tal vez, ninguna de las dos. Tal vez jamás se había enamorado realmente. Porque, sinceramente, ¿qué es el amor?

Shaoran la seguía observando, tal y como si supiese que esa podría ser la última vez que pudiera verla en toda su vida. La mirada de Sakura estaba ensombrecida, no eran los mismos ojos alegres y despreocupados, no. Ahora lucía más cansada y confusa, sin mencionar que se hacía responsable de ese estúpido accidente. Le sonrió, y acercó su rostro para besarla de nuevo. Estaban a prácticamente un milímetro de rozar sus labios cuando Sakura decidió correrse y llamar a su hermano.

"- ...En síntesis, estamos bien. Shaoran sólo tiene el brazo roto, en fin, vengan si gustan..." – dijo Sakura, nerviosa, sintiendo la penetrante mirada de Shaoran en su espalda.

"- Sakura, ¿todo está bien?"

"- Todo excepto por lo que te conté, Touya. Estamos bien, nos vemos." – Sakura se apresuró a cortar la comunicación. Ya le había dicho todo, toda la situación. Unas mil veces, Touya le había preguntado si ella se encontraba bien, y cada vez que mencionaba a Shaoran, lo llamaba 'mocoso' y se enojaba.

¿Que por qué se enojaba? Muy fácil. ¿Su kaijuu, con pareja? Algo que él iba a evitar o dejaba de llamarse Touya Kinomoto. (N.A: Recomendación; vayan buscando nombres nuevos para Touya... – Touya – Nooooooo! - Pily – Muajaja :P)

Mei y Tomoyo salieron disparadas a verlos. Estaban preocupadísimas. Aunque, interiormente, algo alegres, ya que sabían que ambos estaban bien... y juntos.

Volviendo a la 'alegre' y accidentada pareja...

Ahora se miraban las caras, sin saber que decir o hacer. Shaoran se paró, sin dejar de mirarla a los ojos fijamente. Sakura se alarmó.

"- ¡Pero no te puedes parar!" – le reclamó.

"- Me rompí el brazo, no la pierna, Ying Fa. Vamos al grano. ¿Por qué me evitas?" – dijo Shaoran, harto de tanta espera. "¿DESDE CUANDO SOY TAN DIRECTO?" Pensó con horror. Pero su rostro no lo demostró.

"- No te evito."

"- ¿Quieres empezar una discusión como la del otro día?" – le preguntó él, al oído. Ella cerró los ojos, reprimiendo una lágrima.

"- No, no quiero." – Una voz en su cabeza le gritaba 'mentirosa, mentirosa...' desde la distancia, pero ella trataba de no prestarle atención a esa voz y seguir su razón. " – Voy a la cafetería, ¿gustas algo?" – Intentó distraerlo.

"- Si, quiero. Tráeme a alguien que me pueda contestar por qué me evitas."

"- ¡QUE NO TE ESTOY EVITANDO! ¡No te comportes como un idiota!" – le reclamó ella.

"- Y yo te digo que sí me evitas, y creo que soy un poco más observador que tú. Al menos yo ya sé lo que me pasa." – dijo él, sin pensar.

"- Ah, ¿si?" – asintió con la cabeza, retóricamente. "¿Y qué te pasa?" - Shaoran enmudeció. "- Si no vas a querer nada, me voy, Shaoran." - Acto seguido, Sakura se fue de la habitación, dejando a un cansado Shaoran sentado en una camilla, mirando la puerta con tristeza, considerando si debía seguirla o no.

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Sakura no corría por los pasillos, ya que no estaba permitido, pero sus pasos eran ligeros y rápidos. Las lágrimas amenazaban con brotar rápidamente, pero ella no las dejaría. Ella era fuerte, y no había viajado hasta Hong Kong por Shaoran, si no por ella, y por una posibilidad. Una posibilidad que había dejado de lado.

De ahora en adelante, se concentraría en Courtney, en evitar a Matt, y en seguir practicando la esgrima, sin importar si era con Shaoran o con algún otro mequetrefe que se encontrara por ahí. Decidió ponerle fin a esa situación que la confundía, y que la hacía sentir cosas nuevas y peligrosas. Porque eran cosas nuevas y peligrosas, como besarse en el cine para hacer que un ex amigo no te vuelva a molestar, o que te regalen un oso gigante, o también besarse en medio de la escuela.

"Son situaciones que no van a volver a ocurrir. Esa es mi promesa. No volverá a suceder."

Siguió caminando hasta llegar a la cafetería del hotel.

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Shaoran siguió mirando la puerta, sintiéndose como un idiota. Se sentó y trató de pensar, más su mente no se lo permitía. Debía seguirla, decirle que todo estaba bien, que lo sentía, y que la dejaría en paz si eso era lo que ella quería. Pero no podría hacerlo. No podía lamentarlo, no podría dejarla nunca.

Estaba enamorado de ella...

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Ahora que por fin estaba sola, y que tenía una taza de humeante café en las manos, en la confitería del hotel, podía tratar de organizar su mente. Podía tratar.

Estaba angustiada por todo lo que sentía. Estaba ahogándose en un mar de sentimientos que no podía comprender.

Una rebelde lágrima amenazaba con salir, y lo hizo. Sakura no se percató de esta hasta que sintió como alguien acariciaba su mejilla, limpiándola.

"- Una mujer tan linda no debe llorar." – le dijo una voz varonil. Ella levantó la cabeza y pudo observar a un peli-azul, (que tenía ojos muy dulces haciendo juego), hablarle. "- En vista de que todas las mesas están llenas, y que usted está sola, ¿podría sentarme aquí? Si no le es mucha molestia..."

"- Claro." – respondió Sakura, sonriendo divertida. Todas las demás mesas estaban vacías. "- Aunque no sé si podamos hablar con todo este barullo..."

"- Bueno, entonces, antes de ahogarnos en tanto sonido..." – le extendió la mano. "- Eriol Hiraguizawa."

"- Sakura Kinomoto." – respondió, estrechándole la mano. "- No eres de aquí, ¿verdad?"

"- ¿Cómo supiste?"

"- Por tu acento y tu maleta." – dijo ella, señalando el tamaño bulto atrás del oji-azul.

"- Jajaja, me caes bien, Sakura."

"- Gracias." – sonrió ella.

"- Imagino que tu tampoco eres de aquí, ¿me equivoco? ¿Has estado antes por Hong Kong?"

"- No. Soy de Japón. Y esta es la primera vez que vengo." – respondió ella. "- Son hermosos lugares."

"- ¿Y qué es lo que te trajo hasta aquí? Familia, amistad, algún hombre..." - dijo él con un sonrisa pícara, que Sakura no notó. (N.A: Esta piba vive en una nube de pedos... Dios mío...)

"- Persigo un sueño..." – contestó ella, con la mirada un poco nostálgica, recordando cosas y personas que dejó en Japón...

"- Eso es muy interesante... yo sólo vine a pulir un poco mi esgrima, es un deporte muy noble..."

"- ¿Bromeas? ¿A dónde irás?"

"- A una escuela de Hong Kong, muy conocida, ahora no me sale el nombre..."

"- ¡Pero que coincidencia!"

"- No me digas... ¿trabajas ahí?"

"- No, vine becada..." – rió ella, viendo la cara de desconcierto del chico. "- Seremos algo así como compañeros."

"- ¡Genial!"

Sakura reía feliz de poder 'olvidar' sus penas y divertirse un poco. Pero en realidad no olvidaba, sólo posponía las sensaciones, los sentimientos y los pensamientos, para más tarde...

Mientras tanto, unos ojos molestos observaban toda la escena desde su escondite. Había llegado justo a tiempo para ver como 'él', esa 'cosa' de ahí se sentaba con Sakura y comenzaba a ganarse de las hermosas sonrisas que ella sólo le debía dedicar a él... (a Shaoran). Porque tanta dulzura no podía ser para cualquier que se cruzara por su camino, si no que debían ser para gente que la quisiera con tal devoción... Tenían que ser para él, y sólo para él... Pero pedir eso sería muy injusto. Sería como pedirle a la vida encerraran todas las estrellas en una caja para él, que guardaran cada amanecer y cada atardecer sólo para su deleite... Era demasiado pedir... ¿O no?

Injusto o no, los celos corrían por su cuerpo de todos modos, así que decidió cortar tan amena charla que ahora mantenían los 'amigos'.

"- Ehm, Sakura..." – carraspeó llegando a la mesa.

"- Shaoran." – dijo ella, sorprendida.

"- Sakura, ¿estás bien?" – dijo Eriol.

"- Sí, Eriol, gracias. A.ahora yo..."

"- Ya me dieron el alta, Ying Fa, ¿nos vamos?"

"- Ehm, Shao, ¿ya vienen a buscarnos?"

"- Nos esperan abajo." – le dijo él, en un intento de brazos cruzados.

"- Claro Shao. Eriol, un gusto conocerte." – dijo la oji-verde. "Por fin..." pensó Shaoran, y sintió como lentamente volvía a respirar más tranquilo, cuando la melodiosa voz de la castaña decir: "- Nos vemos mañana." – luego, ambos salieron de la habitación. Shaoran sintió como todo volvía a caer. Acaso ellos dos, ¿tendrían una cita?

"- ¿Vas a salir mañana?" – soltó desesperado.

"- ¡Pero que cosas dices! Por supuesto que no saldré con él, sólo lo veré en la escuela."

"- ¡¿EN LA ESCUELA!" – Shaoran realizó que eso era aún peor que una cita. Verlo en la escuela significaba buen trato asegurado, sin mencionar que tendría que lucirse y destacar del tipejo ese...

"- Si..." – dijo, intimidada por tamaño grito que Shaoran había pegado, logrando llamar la atención de todas las personas en la sala de espera. "- Shao, ya... ya vino el auto." – dijo tratando de llamar su atención."

"- Sí ya lo vi..." – contestó él, fríamente. Ella se quedó parada mirando como él se alejaba, anonadada. "- ¿Qué esperas?" – le dijo, con tono burlón. Algo le hacía sacar la peor parte de su personalidad; el Shaoran Li que debía salir a la luz constantemente.

Sakura, al notar este cambio tan brusco, decidió que ni bien él se recuperara, se alejaría de él. Volvería a su misión original: Perseguir su sueño de ser esgrimista profesional, tener amigos y amigas nuevas (no más que eso) y tener una vida sola, dónde tuviera más horarios de salidas, entre otros.

Ambos subieron al auto, y el viaje no fue de lo mejor. Los nervios, la tristeza y el arrepentimiento zozobraban del auto, mientas que las palabras brillaban por su ausencia. Estaban ahí, sentados uno al lado del otro, en silencio, esperando un milagro, una disculpa, un enfrentamiento... simplemente algo. Shaoran no pudo soportar el ambiente tan tenso y soltó:

"- Lo siento, Sakura. De enserio."

Ella se le tiró encima, lo abrazó y lloró. Shaoran le devolvió el abrazo como pudo, con el yeso...

"- ¡Yo lo siento! ¿Qué pasó?" – le preguntó ella, ahora llorando en su regazo. (N.A: ¡¡YO QUIERO LLORAR EN SU REGAZO!)

Él no contestó, pero no porque no supiera lo que le pasaba, si no porque lo sabía demasiado bien. Estaba siendo muy posesivo, ¡y apenas tenían dos semanas de conocerse! Ella no tenía la culpa de todo lo que le pasaba, ¿o sí? Como sea que fuere, ella seguía llorando como si hubiera cometido el peor error de toda su vida.

"- Sakura... tú no debes disculparte, ¡si no yo! Yo soy el que me enojé sin motivo, tienes el derecho de salir y verte con quien tú quieras, yo no puedo ordenarte, no soy quien..."

Sakura dejó de llorar, pero no soltó al chico. Aunque sentía que debía darle una gran explicación, también veía como el chico técnicamente la rechazaba de primer plano. Intentó correrse de su regazo, más él no la dejó. Tal vez porque le era complicado mover el brazo, o quizá porque no la quería soltar realmente. La cuestión que aunque él se dio cuenta que ella amagaba separarse, no la soltó.

"- Shao-kun, ya llegamos..." – dijo ella.

Shaoran se vió obligado a soltarla, muy a su pesar. Sus miradas se cruzaron y ella sonrió. era una de esas sonrisas cálidas y reconfortantes. De esas que él quería sólo para sí. No pudo soportarlo, se acercó, pero para su sorpresa ella fue quien lo besó. Se encontró correspondiéndole fervosamente, abrazado a ella en la puerta de su casa, sin saber que en el piso de arriba, en la habitación de la castaña, cuatro personas esperaban.

"- ¡SAKURA!" – Se sintió de arriba... "Touya..." pensaron al mismo tiempo...

"- ¿Qué demonios...?" – empezó Shaoran, pero se calló al ver como Sakura se reía.

"- Shaoran, no me importa mi hermano..." – le respondió ella, aún sonriente y volviéndose a acercar. Rozó sus labios una vez más, tratando de prometerse que pararía rápido, más cuando empezó, ya no puro contenerse, y la besó como si fuera la última vez que podría tenerla entre sus brazos.

Aunque a Tomoyo le hubiera encantado filmar tan tierno momento, no podría sujetar la cámara mientras ayudaba a Mei a sostener a Touya, quien estaba convertido en una máquina asesina cuyo único objetivo era Shaoran. Mientras tanto, la parejita se separaba y entraba en la casa.

Shaoran era simplemente feliz.

Él la dejó en la puerta de su habitación, le dio un último beso y Sakura abrió la puerta, para encontrarse a dos chicas desesperadas por parar a una bestia humana tratando de matar al joven. Sakura comenzó a reír, se acercó a su oído y le dijo:

"- Hora de despertarse, Li..."

(N.A:P Jajaja soy malaa!)

Se había quedado dormido con Sakura en su regazo. Ella también dormía. Parecía un ángel. Su rostro expresaba una profunda calma. Sonrió cuando la sintió acurrucarse más contra él.

"- Señor Li, ya llegamos." – dijo el chofer.

"- Gracias." – dijo él. Luego se dirigió a la castaña. – "Sakura, arriba, vamos."

"- ¿Ya llegamos?" - preguntó somnolienta. "Estaba soñando algo tan lindo..."

"- Si, Ying Fa, y lamentablemente hoy no puedo cargarte..." – dijo riendo.

"- Con todas tus atenciones, creo que yo debería ser quien te cargara." – respondió la oji-verde, también divertida.

"- ¿Vamos, señorita?" – dijo extendiéndole su brazo sano.

"- Muchas gracias, caballero." – respondió ella, pero tomando su brazo roto. "- ¿Te duele? ¿O te pica?"

"- No, para nada. Estoy perfecto..." – dijo él, tratando de esconder una mueca de dolor cuando ella movió mal su brazo.

"- Oh, ¡lo siento!" – dijo ella, preocupada.

"- No, está bien, no te preocupes." – sonrió.

"- Va... vamos arriba Shaoran." – dijo la chica terriblemente sonrojada. Abrieron la puerta, subieron las escaleras. Aún no se soltaban.

Aunque Shaoran intentó dejarla en la puerta de su habitación, Sakura se negó y lo acompañó a él.

"- Buenas noches Ying Fa."

"- Buenas noches. Si necesitas algo me llamas, ¿sí?"

"- Voy a estar bien."

"- De todos modos, promete que me llamarás."

"- Pero yo..."

"- ¡Promételo!"

"- Está bien, prometido." – Shaoran fingió rendirse. Había cruzado los dedos por la espalda.

Sakura se fue, no del todo convencida, a su cuarto. "- De acuerdo..." – susurró.

"- Esta va a ser una larga e incómoda noche..." – se dijo él, cerrando la puerta de su cuarto y mirando su brazo.

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Ya era entrada la medianoche y las palabras de Shaoran se cumplían al pié de la letra. Estaba acostado en su cama, esperando a que Morfeo lo llevara entre sus brazos para arrastrarlo al mundo de los sueños, pero éste no parecía querer venir por él.

"- Una señal, por favor..." – le imploró el chico al techo, al cielo, a lo que fuera.

No fue exactamente la señal que esperaba...

Unos minutos después, alguien entraba a la habitación.

"- Shaoran, ¿estás despierto?" - Era Sakura...

La chica, preocupada, no había podido conciliar el sueño. Había pasado de la cama a una silla, de la silla a la cama, de la cama al oso... pero nada.

"- Sí..." – respondió él, con voz ronca.

"- Lamento haberte despertado..."

"- No estaba durmiendo."

"- Quería ver, si necesitabas algo."

"- No, gracias... estoy bien." – respondió, mientras trataba de incorporarse. "- ¡Ouch!

"- ¡Shaoran! ¡Dios, te dije que me llamaras! ¿Por qué te levantas?"

"- Tengo ganas de bajar a la cocina..."

"- Lo supuse." – dijo ella, soltando algo de su cintura. Shaoran se puso un poco colorado y dio gracias a la oscuridad. "- A ver, haz un esfuerzo." – le dijo.

Minutos después y con un par de quejidos de por medio, Shaoran estaba sentado en la cama y Sakura enredaba una pañoleta grande a su brazo.

"- ¿Listo?" – preguntó él, impaciente.

"- Sí, ya está." – sonrió ella.

"- ¿Me ayudas a levantarme?"

"- Sí." – le contestó ella. Lo sujetó por los hombros y él por los codos, (N.A: creo que no tengo que decir que es un mal agarre, al menos en mi experiencia.), pero claro, Sakura no es tan fuerte, pese a todo su entrenamiento físico, y cuando trató de levantarlo, no hizo la fuerza suficiente y ambos cayeron juntos, abrazados, en la cama...

"- Sakura..." – susurró él, haciendo que ella se sonrojara.

"- Vamos, levántate." – dijo ella, soltándose y tratando de deslizarse para un costado, pero Shaoran no la dejó.

"- No puedo."

"- Sí que puedes." – dijo ella, mirándolo a los ojos, haciéndole entender que no iba a aceptar excusas.

Shaoran volvió a esforzarse y se levantó.

"- Bajemos, quiero leche."

Bajaron las escaleras despacio, sin motivo aparente. Cuando llegaron a la cocina, Sakura se adelantó y abrió la puerta.

"- Siéntate." – le ordenó, prendiendo la luz. Él se sentó. "- ¿Qué vas a tomar?"

"- Lo que sea."

"- Entonces té con leche, ¿te parece?"

"- ¿Y tu?"

"- Yo quiero café con leche." – Sakura comenzó a preparar todo. "- La leche, ¿tibia?"

"- Por favor."

Sirvió las dos tazas en la barra y se sentó.

"- ¿Por qué no podías dormir?"

"- Son muchas cosas... estaba incómodo." – dijo él, pasando la mirada por las tazas, por las manos de ella, por sus brazos, hasta llegar a su rostro. Ella miraba las tazas, muy 'concentrada', pero sentía la mirada del chico sobre ella. "- En fin... tú tampoco dormías."

"- Estaba preocupada por ti." – dijo ella, en resumidas cuentas y aún sin despegar la vista de la taza.

"- Mírame." – ella no obedeció y el chico levantó el mentón de ella con su mano. "- ¿qué te pasa?"

"- Nada, déjame."

"- Sabes lo que pasó la última vez que reaccionaste así."

"- Tengo sueño, me voy a la cama." – respondió ella, parándose.

"- No." – él la sujetó por el brazo, ella se quedó quieta y luego giró lentamente para mirarlo.

"- Sí, Shaoran. Estoy cansada y no puedo continuar discutiendo..."

Realmente no pudo continuar, porque Shaoran la estaba abrazando y besando, robándole el poco aire que le quedaba después de esas palabras. Pero una vez más, ella le correspondía ignorando las consecuencias que eso tendría luego en ella.

"- No te vayas..." – susurró él, con la voz ronca, cuando se separaron para respirar.

"- Dame una razón... para no tener que irme."

Shaoran no pudo contestar, simplemente no podía.

"- Yo... yo... este..." – empezó a decir, cortado. Nunca había sido bueno para las palabras.

¿Cómo decirle que la amaba?

"- Adiós Shaoran, buenas noches."

Y nuevamente Sakura volvió a escaparse de él y de los sentimientos que había en ambos, dejándolo duro, mirando la puerta por la que ella se había ido.

Si hay algo que puedo asegurar es que ninguno de los dos durmió bien esa noche.

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Hola! POR FIN TERMINEEEE! ALEGRÍA ALEGRÍA! Jajajaja, en fin, acá ando... hace 3 días que quiero escribir y no puedo! Hoy si! Ja! Bueno... ehm...

En fin, para Solo Para Verte de Nuevo y Fiestas x ahí pongo aktualizaciones... en un tiempo...

Ya saben... cualquier duda, consulta, lo q sea, (menos virus, plz) a mi mail... Jajaja, ya lo saben y ak no lo puedo poner.

Saluda su no se si querida autora q se le dio x escribir komo en el MSN!