Hola chicas:

Mil disculpas por este retraso, fue el más largo de este fic. Creo que lo mencioné antes: mi disco duro no quiso saber más nada, literalmente. Mi disco murió a las 4:30 de la tarde, el cinco de septiembre de 2005. La reparación les tomó UNA SEMANA, y se supone que yo estoy en red con otra máquina (sí, como en los cibers), pero para eso requiero cierta configuración y programas que ellos no agregaron, así que por lo tanto, en mi nueva PC estoy incomunicada hasta nuevo aviso.

También lamento decirles que hasta hoy no me llegó la inspiración, y por ahora es apenas un poquitito.

Para las que leen "Sólo para verte de nuevo", odio decirles que ¡tenía el final casi listo! Pero mi adorable PC no quiso que yo termine.

En fin, espero que disculpen las molestias... ¡de enserio que no quise que fuera así!

Y otra cosa más... Es muy, muy tarde, mi computadora sigue sin acceso y no puedo estar mucho tiempo en Internet porque... ¡me muero! Así que voy a tratar de responder a los reviews en el próximo capítulo.

Muchos besos a todas las que leen (así dejen review o no), espero que disfruten esto.

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Sakura y Shaoran hallaron perfectas excusas para sus ojeras. Shaoran dijo que había dormido mal a causa del yeso y Sakura, directamente las cubrió con maquillaje.

Por supuesto, tenían que volver a la escuela, de una vez por todas las que habían faltado. Ninguno de los dos cruzó palabra. En el desayuno, Shaoran se levantó en cuanto vio entrar a Sakura y en el auto, Sakura evitó sentarse cerca de él.

Cuando llegaron, Sakura divisó a Eriol sentado en una banca, con un sable en sus manos.

"- ¡Sakura!"- le gritó el oji-azul, tranquilo.

"- Eriol, tanto tiempo." – sonrió ella, falsamente, tratando de aparentar. A Shaoran le dolió esa sonrisa, no porque se la dedicara a Eriol, si no porque no era una sonrisa sincera. Prefería que le dedicará infinitas de esas sonrisas a cualquiera, con tal de verla sonreír sinceramente una vez.

"- Saku-chan, ¿estás bien?"- preguntó Tomoyo, fijando sus amatistas hacia su amiga, para luego pasarlos al joven que la acompañaba. Tomoyo, por un segundo, se congeló. "- Hola."- le dijo, ni bien recuperó la compostura.

"- Estoy bien, T-chan. Solo... creo que comí mucho." – mintió, tocándose la panza.

"- Sakura, estabas así antes de desayunar."

"- Comí mucho, ¡anoche!"- le respondió ella, traviesa. Luego, puso cara de asombró y gritó: "- ¡HOEEEE! ¡Que tonta! Se me había olvidado... – dijo golpeándose la cabeza. "- Eriol, ella es una de mis mejores amigas, T-chan... digo Tomoyo, Tomoyo Daidouji."

"- Un gusto, señorita Daidouji." – le dijo Eriol, sujetando su mano y besándola (en la mano).

"- Por favor, llámeme Tomoyo, señor."

"- Mi nombre es Eriol, Eriol Hiraguizawa... mejor dejémoslo en Eriol, ¿le parece? Y sin el señor, no soy tan viejo."

"- De acuerdo, Eriol."

"Puede que yo sea la más despistada, pero aquí se huele algo... mejor será que me vaya, no quiero hacer el mal tercio..." pensó Sakura.

Se fue retirando para atrás, muy despacio, hasta que chocó con alguien por la espalda.

"- Lo siento."- dijeron ambos al mismo tiempo. Sakura se dio vuelta para ver al dueño de esa voz, aunque ya lo había reconocido.

"- Shaoran." –susurró ella.

"- Ehm... ¿te lastimé?

"- Nooo, por favor, ¿tú como te sientes?"

"- Mucho mejor, gracias." – mintió él.

"- Sakura." – escuchó una voz en su oído.

"- Dime, Yukito."

"- Hoy, en vista de del brazo de Shaoran, tendrás que practicar con Eriol..."

"- Pero si Shaoran es mi rival siempre, yo, yo ya me acoplé a él..." – dijo Sakura, balbuceando. No era una mentira, no del todo. Si bien ya se había acoplado a Shaoran, no le haría ningún tipo de daño practicar con Eriol. El único problema era que ella, no quería...

"- Está bien, Sakura." – dijo Shaoran, con voz un poco ronca. "- Por mí no hay problema."

"- ¿Estás seguro, Shao?"- le dijo ella, temerosa.

"- Sakura, por favor." – le dijo él. Sin embargo, Sakura sabía que algo ocultaba, ya que le había desviado la mirada.

Sakura no estaba muy distraída ese día, al parecer, ya que Shaoran le escondía algo: moría de celos.

"- Shaoran, estás seguro, ¿no?"

"¡¡¡¡NO!" Quería gritar Shaoran, más no podía. De modo que se limitó a asentir con la cabeza. Eso puso algo triste a Sakura, que lo que quería era que él le pidiera que estuviera con ella.

Bajó hacia el área de entrenamiento. Eriol seguía conversando con Tomoyo, de modo que, con un pequeño plan en su cabeza, se acercó a los jóvenes.

"- Chicos, tengo una idea. Ya que parecen congeniar tan bien, y Shaoran está tan incómodo, ¿por qué no ustedes practican juntos mientras que yo me quedo con Shaoran? Por favor, sé que no se van a negar."

Y como Sakura supuso, ninguno de los dos se negó, pero ambos aclararon hacerlo 'para ayudarlos a Saku y a Shaoran a acercarse...', lo cual sacó un pequeño sonrojo de las mejillas de la oji-verde y sonrisas cómplices de Tomoyo y Eriol.

"- Me aburro..."- susurró Shaoran, creyendo que estaba solo.

"- Yo también." – le susurró una joven en el oído, con voz tímida.

"- Sakura, ¿qué haces aquí?" – le dijo el castaño, sonrojado.

"- Yo... cambié turnos con Tomoyo, así puedo estar contigo, me preocupas."

"- ¿Yo te preocupo?" – le dijo él, duro.

"- No, tu vecino- ¡claro que tú!"

"- Y eso ¿por qué?"

"Porque te quiero mucho" pensó Sakura. "- ¿Por qué no?"

"- Está bien, me ganaste esta."

"- ¿Puedo sentarme?"- dijo ella, apartando la mochila del ambarino.

"- No preguntes. De todos modos, ya te sentaste." – le dijo el chico.

"- Bueno, no te enojes. En fin, creo que no hay mucho que contar. ¿Quieres salir hoy?"

"- ¿CON EL BRAZO ASÍ?" – respondió, alarmado.

"- Bueno, está bien... no iremos a ningu..." – Shaoran puso una mano en su boca, sacándole un pequeño sonrojo.

"- ¿dónde vamos?"

"- ¿Al shopping?"

"- Mmmmmm, no sé…" – respondió él, jugando.

"- Oh, vamos... ¿Tanto te molesta?"

"- No si vas tú." – le dijo él, mirando sus ojos. Ella se sonrojó y desvió la mirada.

"- En ese caso, preguntémosle a las chicas... seguro que dirán que sí.."

"- Claro, en ese caso, iremos." – le dijo él, con una sonrisa. La miró a los ojos. Ella seguía con la mirada perdida, pero de repente, enfocó sus ojos en los de él, y ya no pudo despegarlos. El ambarino se acercó un poco más a ella, y Sakura pasó la mirada de sus ojos a sus labios, para estacionarse ahí un segundo y volver a sus ojos. Shaoran acercó su rostro, despacio, e hizo contacto con sus labios, sobre los de ella. Ella se dejó llevar por ese beso, al principio muy suave, que luego se volvió algo más pasional. Shaoran la sujetó por la cintura y ella iba a rodearlo con sus brazos cuando advirtió un sonido: la campana. Rápidamente se separó de él, asustada y sonrojada. Shaoran se relamió apenas, se paró y comenzó a caminar. "- Vamos." – susurró casi inaudiblemente. De todos modos, ella lo escuchó, se paró y lo siguió.

"- Ehm, Shaoran..." – empezó a decir ella.

"- Dime."

"- ¿Qué fue eso?"

"- Fue un beso." – le contestó él, con toda serenidad.

"- Yo... bueno, yo... está bien, Shaoran." – susurró ella, aún apenada por el acontecimiento. Estaba apenada porque posiblemente los vieron, pero no estaba arrepentida. Le hubiera gustado que siguiera, mucho. El chico la miraba con un semblante serio, pero con una chispa en los ojos que sólo aparecía cuando la miraba a ella.

"- Sakura..." – empezó a decir él. Ella lo observó preocupada y enseguida dijo:

"- ¿Qué pasa? ¿Te duele en brazo?"

"- No, estoy bien." – Shaoran la miró fascinado. ¿Cómo podía ella preocuparse tanto por él? "- Es otra cosa la que yo te quiero decir."

Sakura se sonrojó un poco, al notar como el chico bajaba la mirada.

"- Tú... me gustas mucho, Sakura." – empezó él, nervioso, con la cabeza gacha. Lentamente empezó a subir la mirada, a medida que continuaba hablando. "- La verdad es que antes te hallaba como mi... bueno, mi contrincante. No me permití decirte esto hasta ahora, y lo cierto es que... no solo me gustas, me gustas, mucho, tanto que, creo que, bueno, que te amo."– terminó el chico, y se sintió increíblemente liberado. "- Pero, quiero saber, ¿qué sientes por mí?"

"- Bueno, yo, Shaoran..." – ella sonreía tímidamente, estaba sonrojada y una pequeña lágrima salía por su mejilla.

"- ¡Ying Fa! ¡No llores, mi amor!"– Shaoran se preocupó, y trató de abrazarla. Ella se dejó abrazar, sollozó apenas y le dijo:

"- No te haces una idea de lo feliz que me haces, Xiao Lang... ¡Yo también te amo!" – le dijo la chica, y besó apenas sus labios, sin pensar en más nada que no fuera él. Y él, por su parte, supo que en ese momento no podría ser más feliz

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"- ¿Qué vas a hacer QUÉ?" – gritó un joven. Estaba parado junto a otros más.

"- Ya me oíste, regreso a Japón." – le dijo el otro chico. La oscuridad era tanta que casi se podía tocar.

"- Pero la misión era hacerle la vida imposible a la florcita esa, y hasta ahora, nada." – dijo un tercero, con un tono de voz más bien enojado. "- Los chicos están impacientes, no quieren esperar. Tu única tarea era desarmarla psicológicamente, y luego tendrías tu parte. No es tan difícil, ¿o sí? Hace años que tienes encomendado este trabajo. Queremos resultados, y los queremos ahora."

"- Regreso a Japón, para terminar con el asunto. Sé muy bien que tardé demasiado tiempo, pero ahora tengo un gran plan. Solo esperen y vean. Y no se impacienten, pronto tendrán a Kinomoto para ustedes."

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"- Shaoran..." – susurró Sakura en su oído.

"- ¿Qué pasa, amor?"

"- En primera, me encanta que me digas así." – le dijo ella con una sonrisa. Él la sujetó por la cintura y le dio un beso muy cargado de amor. Ella se sonrojó. Cuando se separaron, prosiguió: "- Y en segunda, adoro estar contigo."

"- Yo también, Ying Fa..."

"- Uhm, una pregunta..."

"- Dime..."

"-¿Te pusiste celoso de Eriol?"

"- ¿YO? Para nada..."

Ambos seguían susurrándose al oído. Ahora estaban en una hermosa playa, abrazados muy juntos, sonriendo.

"- No me lo vas a negar."

"- Es que no estaba celoso."

"- Claro que no estabas celoso... Y yo no te amo, Shao." – le dijo ella.

"- Entonces no me amas." – le dijo él, fingiendo tristeza. Ella se acercó y le dio un pequeño beso en la nariz.

"- Claro que te amo, tontín... Nunca jamás lo dudes."- le dijo ella, acompañando con otro beso, mucho más profundo. "- Hoy vamos a ir al Karaoke, o al shopping, no estamos seguros aún." – Sakura, de repente, se puso un poco roja. Shaoran la miró.

"- ¿Te pasa algo?"

"- Nonono, a mi no... Es que, tengo que avisarte... Eriol también va a ir." Shaoran gruñó apenas. "- Vamos, dijiste que no estabas celoso... yo no lo invité, culpa a T-chan..." – sonrió ella.

"- Me lo imaginé... de todos modos, no te quiero cerca de él, si no cerca de mí, muy cerca..."

"- ¿Cómo ahora?"

"- Algo así."

"- En ese caso, pasaremos mucho tiempo así, ¿no lo crees? Porque te aviso que no pienso despegarme de ti."

"- Tendrás que hacerlo. Hoy debo ir a comprar algo."

"- ¿Tu de compras? ¿Tienes fiebre?"

"- Sip, fiebre de amor, Ying Fa..."

Un beso, seguido de otro, y de otro, y de otro, concluyeron la conversación.

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"- Así que ya están saliendo..." – le dijo Mei a Sakura. Esta última estaba sonrojada de los pies hasta la raíz del pelo, y muy aferrada a Shaoran.

"- Bueno, sí..." – susurró ella. Shaoran la miró. Era una joven preciosa, ingenua, bondadosa, olvidadiza... todo lo que él siempre había querido. Una vez ya había abierto el corazón, a una joven que parecía tan buena... Pero no quería recordarlo ahora. Tenía a su preciosa flor de cerezo y eso le bastaba para ser feliz. Tenía a la mujer de su vida en sus brazos y no iba a desperdiciarlo.

Pensando en todo eso, se acercó y la besó. Nada más olvidó que su prima y su amiga estaban allí, y la besó transmitiendo todo el amor que podía transmitir en un beso. Ella se sonrojó y respondió tímidamente. Sakura no olvidaba que seguían enfrente de Tomoyo y de Mei Ling. Las dos chicas solo los miraban con cariño.

Se dirigieron al centro comercial (o shopping), donde se encontraron con Eriol. El chico saludó muy cordialmente a todos, y le extendió el brazo a Tomoyo para acompañarla. Mei iba atrás, sola, parando a sus dos amigas cada 5 segundos para ver algo en un vidriera y dándoles a los chicos más bolsas.

Cuando ya llevaban medio shopping recorrido, Mei y Shaoran se excusaron y dejaron a la pareja y a la castaña sola. Volvieron juntos, media hora después, con una pequeña bolsa en manos de Shaoran, la cual todos creyeron que era de Mei. Cuando volvieron, Mei dijo:

"- Chicos, quedé de verme con alguien. Supongo que nos veremos después, ¿si?"

"- Mei, que misteriosa estás..." – le reprochó Tomoyo.

"- Vamos, como si me fueras a extrañar demasiado." – dijo la aludida señalando las manos de Tomoyo y Eriol, que se encontraban firmemente entrelazadas. Tomoyo se sonrojó, pero el misterioso chico solo sonrió. "- En fin, adiós, chicos. Nos vemos al rato." – se despidió Mei, y sujetó todas las bolsas que Shaoran y Eriol tenían en sus manos, excepto por la pequeña bolsita con la que habían vuelto hacía un rato. Tanto Sakura como Eriol y Tomoyo se dio cuenta de que esa bolsa había quedado con ellos, pero finalmente lo olvidó. Pero la joven amatista y el chico pelinegro no.

Y las dos parejas siguieron caminando, felices, recorriendo vidrieras. Sakura volvió a mirar más y más osos, pero cuantos más veía, más replicaba:

"- No hay caso, el mío es el más hermoso."

Y Shaoran solo sonreía y la besaba, formando un cuadro enternecedor.

Tomoyo y Eriol iban sumergidos en su propio mundo, a tal punto que dejaron de notar lo que sucedía alrededor. Ella iba muy sonrojada por las cosas que el muchacho le decía al oído, y éste iba muy contento diciéndole lo bella que era.

A eso se le puede llamar felicidad. Estar con la persona que uno ama sin más contradicciones.

Sentarse a tomar un helado con amigos, es algo sencillamente precioso, pero estar con la persona que amas, es mil veces mejor. Había muchas parejas en el centro comercial, pero estoy segura que ningunas tan felices como aquellos de los que te cuento.

Son recuerdos que ninguno va a querer borrar de sus cabezas nunca. En realidad, no son especiales por el lugar, o la situación, si no por la persona que te acompaña, y la importancia de él /ella en tu vida. Sakura estaba sintiendo lo que era el amor, el amor puro, el real, el que no se obstaculiza porque nadie se siente mejor que el otro. Y Shaoran, bueno, él juntaba los pedazos de su roto corazón y los unía lentamente, como jamás pensó hacer de nuevo. Su pasado aún amenazaba, no era tan añejo como el quisiera, y tenía un poco de miedo de no poder dejarlo atrás, pero el amor que Sakura le profesaba, en cada beso, en cada acercamiento, en cada caricia, en cada abrazo o inclusive en cada mirada, estaban comenzando a devolver al hombre sensible, al verdadero Shaoran, que se escondía detrás de esa coraza. Hasta hacía un mes, consideraba a todos mediocres; nadie valía la pena ni su esfuerzo, ni su sacrificio, excepto, claro, por su familia. Hasta hacia un mes tras, él ni siquiera consideraba entretenidas las clases de Esgrima en el ámbito social. Era sólo un lugar donde practicar un deporte para el cual no todos están preparados, que te fortalece en cuerpo y alma.

Sakura, por su lado, y aunque no fuera tan notoria como la de Shaoran, también se encerraba, lentamente, en si misma, en su propio corazón. La situación que le había tocado vivir con Matt no había sido la mejor, y, por eso, Sakura había comenzado a creer que así era el amor. Estaba decidida a no volver a querer a nadie así, se lo había prometido.

De cualquier modo, no había tenido que romper ninguna promesa. Ella no quería a Shaoran tanto como Matt, no. Lo quería muchísimo más, al punto, claro está, de amarlo.

Las sensaciones que había sentido alguna vez con Matt, con Shaoran se intensificaban de tal modo que ella sentía que el cuerpo le quedaba chico, que su misma esencia alcanzaba para albergar todo eso, y en realidad, no le alcanzaba, porque cuando uno está feliz con alguien, nunca alcanza, hay que volcar un poco del amor que sentimos (o todo) en la otra persona, hacerles saber que estamos presentes, a su lado, que sentimos todos los golpes como propios, que nada pasará desapercibido a nuestros ojos, y que los protegeremos de todo. (N.A: Al menos, así es como yo trato de verlo, considerando que no lo experimenté nunca xD Dios, que decadencia la mía... creo :S)

Tomoyo y Eriol, en realidad, apenas se conocieron esa tarde, no obstante, ellos sentían que se conocían de toda la vida, casi como si estuvieran hechos a medida, el uno para el otro.

Él, por ejemplo, tocaba el piano de un modo exquisito. Y ella cantaba.

Todavía no habían tenido tiempo de probarlo, pero sabían que se complementarían perfectamente.

Todo marchaba sobre ruedas.

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En determinado momento, Eriol y Shaoran aseguraron tener una sorpresa para ellas dos, una invitación a comer a un restaurante francés los cuatro juntos, acompañados por Mei y 'un amigo'. Por supuesto, Mei había organizado todo.

Mei había llevado nada más y nada menos que a: ¡TOUYA!

Si bien el ambarino y el moreno habían cruzado miradas de odio en primera instancia, suavizaron un poco sus expresiones y se fueron dos minutos a un apartado a conversar, mientras les daban la mesa. Cuando volvieron, no dijeron nada, y cuando llegaron a la mesa, nadie preguntó.

Pidieron todos filetê mignon, que fue lo que les pareció más normal. (N.A: Y es la única que comida francesa que recuerdo, (si no me equivoco, guarda) aparte del patè de foigre o algo así (ni idea como se escribe, soy un animal, demándeme!))

Ni bien terminaron, todos se excusaron y, de un modo u otro, terminaron dejando a Sakura y Shaoran solos. Estaban conversando animadamente, cuando Shaoran la interrumpió y le dijo:

"- Mi amor, lamento molestarte, pero, ¿podrías cerrar los ojos? Quiero darte una sorpresa."

"- ¿Una más?" – dijo Sakura, emocionada y ansiosa. "- ¿QUÉ ES?"

"- Tranquila, cierra los ojos, respira profundo y dime que es lo que quieres hacer de hoy en adelante conmigo."

Sakura se extrañó, pero eso no la imposibilitó de contestar.

"- Pasar el resto de mi vida.."

"- Pues mira que casualidad."- dijo hincándose en el piso y poniendo una caja abierta en las manos de la oji-verde. "- Yo quiero pasar el resto de mi vida contigo. Abre los ojos."

Cuando los abrió, descubrió la esmeralda más preciosa en el anillo más hermoso que hubiera visto nunca.

"- ¿Esto es para mi?" – llegó a susurrar cuando recuperó el aliento.

"- Toda para tí. Aunque debo decir, que, contrastando con tus ojos eso no brilla nada."

"- Oh, Shaoran, ¿esto quiere decir que...?"

"- Exacto. Mi queridísima Ying Fa Kinomoto, tengo poderosas razones por las cuales creer que seré el hombre más afortunado del mundo si me deja que le deslice esta sortija en su dedo y si me promete que algún día, será mi esposa."

"- Sí, sí, ¡sí! ¡SÍ! ¡Seré tu esposa, Xiao Lang Li, lo juro!"

Él sonrió y la besó con tanto amor... que, ni con palabras, ni con imágenes, con nada sería capaz de describirlos.

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A la mañana siguiente, Sakura despertó en la cama de su prometido. Eso sonaba perfecto. Su prometido.

(N.A: Por favor, no sean mal pensadas. Esto puede sonar mal, pero ¡no pasó nada! Muahahaha!)

Bajó hasta la cocina, donde encontró una nota de Shaoran que decía:

Te busca un hombre por teléfono, así que, a la próxima,

contesta tú. Más vale que solo quiera venderte algo.

.TE AMO.

Xiao

Sakura sonrió y guardo la carta con ella. Esa noche había sido maravillosa, dormir en sus brazos... pero el momento pasó rápido. Sakura tendió el teléfono, y una voz del otro lado de la línea le dio una de las peores noticias que le podían llegar a dar. Debía volver a Japón con urgencia.

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Shaoran estaba simplemente feliz. Practicaba contento, con energías renovadas, tanto como podía, claro, por el yeso.

Pero toda esa felicidad estaba por evaporarse.

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"- Matt... ¿Megumi dijo que sí?" – susurró una voz desde las tinieblas.

"- Si, jefe. Ya es un hecho." – respondió la otra en un susurro. "- Caerán."

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Sakura llegaba a la escuela, donde su prometido practicaba con un florete. No estaba preparada para ver lo que vio. Había hecho sus maletas a la velocidad de un rayo y ahora solo restaba avisarle a Shaoran, pero...

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"- ¡XIAO LANG! ¡Oh Dios mío!" – se escuchó la voz de una mujer en todo el recinto.

"- ¿Megumi? ¿Qué rayos haces aquí?"

"- Oh, te extrañé tanto, te amo tanto..." – le dijo la mujer, y sostuvo su rostro para darle un apasionado beso en los labios que lo dejó tieso.

Una castaña observó apenas un instante de esa escena, y no pudo soportarlo más.

Y así como entró, se fue.

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Perdón por dejarla acá y que sea tan corto! Es que si no, adelanto mucho del próximo capi!

Bechitos, que disfruten esta actualización improvisada!

Pily