Esta vez seré breve. Sólo decir que ya queda menos y que no seáis impacientes, pleaaase... que esto ya casi está acabado.

Gracias a Isis por su fidelidad a mi fanfic y por sus clases aceleradas de croata. XD.

Y decir que admito reviews anónimas. Por si a alguien le interesaba.

Ahora vamos con Carter. Tenía ganas de llegar a él. No sé por qué.

4. Carter.

He visto a Susan. Hace sólo un momento, yo salía y ella entraba. He sido tan estúpido como para no decirle nada, ni siquiera saludarla. Ella tampoco me ha mirado, así que podría consolarme pensando en que no es enteramente culpa mía, pero no puedo hacerlo. No dejo de culparme por lo de ayer. O tal vez es sólo que la echo de menos.

Con ella me lo pasaba bien. Increíblemente bien. Estaba relajado, confiaba en ella. Pero en ciertos aspectos, y analizándolo desde fuera, lo nuestro estaba destinado a no funcionar. Y lo de Mark estaba destinado a ocurrir. Al fin y al cabo qué era yo cuando les conocí, un crío, ellos eran muy buenos amigos, Mark la necesitaba en ese momento después de los días tan difíciles que ha tenido y Susan no es de las que dejan atrás a un amigo cuando le necesita. Ya está. Está hecho. Ha ocurrido y yo no le puedo hacer nada.

Pero ahora no debería pensar en ella. Debería concentrarme en otras cosas, como... no sé, lo cierto es que no se me ocurre nada mejor en qué pensar. Supongo que el cerebro no funciona correctamente a las ocho de la mañana tras un turno de doce horas. En fin.

Lo único que me apetece es llegar a casa y acostarme. Me siento un poco raro. No sé que me está pasando conmigo mismo, si estoy vacío, si Susan me ha dejado vacío o si venía de tiempo atrás. Supongo que es la única razón de haber metido un consolador en la taquilla de Weaver, que estoy pasando por una fase de enajenación, que no sé lo que quiero, que me siento solo y eso me crea inseguridad. O que, como ha dicho Abby, soy un crío. Un crío de 31 años.

Debe de ser alguna función cerebral que se ha activado al pensar en Abby, porque siento que el corte de la mejilla me duele como cuando ella lo ha tocado. Me parece que siento sus dedos de nuevo sobre mi cara, y un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Dios... no entiendo por qué me pasa eso con ella. No entiendo por qué me dolió tanto que hubiera dormido en casa de Luka. No siento nada por ella, ya no¿verdad?

Estos pensamientos me enfurecen y entro en casa cerrando la puerta con más fuerza de la que debería. Subo las escaleras diciéndome que soy un irracional, que nada de esto es real, que se me pasará en cuanto consiga dormir un poco, y entonces...

-¿John¿Eres tú?

Acabo de pasar por delante de la habitación de mi abuela. No me apetece hablar. No con ella. Cuando eres más joven, o un niño, piensas que tu familia puede solucionar tus problemas y lo primero que haces es contar con ellos. Ya no, si ni siquiera me comprendo yo mismo mi abuela no debe de tener idea de lo que me pasa.

Pero doy media vuelta y me asomo a su habitación, donde me la encuentro tumbada en la cama sobre unos cien cojines, pero despierta. Lo dicho, soy un crío.

-Abuela. ¿Ya estás despierta?- digo a modo de saludo.

-Has despertado a toda la costa oeste con el portazo que has dado.- responde ella- ¿Pasa algo?

No sé qué hacer. ¿Se lo digo¿No se lo digo?

-Estoy cansado, eso es todo- decido finalmente no contar nada.

-Ya te lo he dicho, ese trabajo acabará contigo.- me reprocha ella.

Esbozo una media sonrisa y me dispongo a salir. No me apetece discutir sobre ello ahora. No me apetece discutir sobre nada. Mi abuela es un encanto, una de las mujeres que más admiro en el mundo, pero como todas las de su sexo tiene la capacidad de ponerme los nervios de punta.

-Me voy a la cama. Nos vemos a mediodía- me despido.

-John.

No está dispuesta a dejarme ir. Giro otra vez sobre mí mismo y la miro, pidiéndole con los ojos que sea concisa o al menos me deje irme a la cama de una vez.

-¿Qué quieres?- pregunto.

-Te llamaron... anoche, sobre las diez o así. Una chica. Colgó enseguida.

-¿No dejó ningún mensaje?

-No. Colgó sin dar explicaciones. Qué raro¿verdad?

Me encojo de hombros. En este momento no me interesan en absoluto los expedientes X. Ya volverían a llamar, y ojalá que no fuera mientras yo estaba durmiendo.

-La próxima vez, que alguien le diga que dejen el recado- concluyo, e intento irme otra vez. Sin éxito.

-John.

-Abuela, necesito dormir. Entro a las ocho esta tarde otra vez- replico.

-¿Seguro que estás bien?

-Claro.- retrocedo un par de pasos hacia el pasillo, alejándome poco a poco.- Buenas noches, o buenos días, o lo que sea.

Me sonríe. Como siempre. Y finalmente deja que me vaya.

Ya en la cama, empiezo a pensar de nuevo. No puedo evitarlo. Pienso en que la que llamó fue Susan, que tal vez quería hablar conmigo o dejar un mensaje en el contestador automático, pero le cogieron la llamada. Tendré que llamarla, decido. Vuelvo a levantarme, cojo el teléfono inalámbrico y marco.

Su voz llena el auricular. El contestador. Sé que no está en casa, pero quizá sea mejor así. No sé si tendría fuerzas para hablarle cara a cara.

"¿Susan? Soy yo. ¿Qué tal, cómo estás...? En fin. Mi abuela me ha dicho que una chica ha llamado y he pensado que podrías ser tú. Llámame cuando puedas¿de acuerdo? Y bueno, si no eras tú, pues llama y hablamos de todas formas. Hasta luego."

Es un mensaje patético, pero no sé cómo expresarlo de otra manera. No sé cómo expresar lo que pienso de ella. Sobre todo cuando la caricia de Abby está aún tan presente en mi cara.

Ella. Otra vez ella me viene a la cabeza. Es extraño. Hacía tiempo que no me pasaba, y no me refiero sólo a Abby, sino con nadie. Puede que sea por lo del seminario, porque han pasado demasiadas cosas y ella estaba ahí... siempre ahí. Apoyándome en algunos momentos, burlándose de mí en otros. Me río con ella, pero hay tensión, quizá tensión sexual, no sabría decirlo. No sabría decir si me gusta, pero es la única explicación posible a que me sienta así cuando la veo, o después de verla. Es la única forma de que pueda sentir celos cuando la veo con otro, porque son celos lo que siento ¿verdad?

Bueno, no importa. No puedo hacer nada para aclararme. Me basta con recordar nuestra conversación de esta noche. Mañana (o esta tarde, según como se mire) volveré a verla y supongo que entonces empezaré a comprender. O quizá no.

Próximo y último capítulo: Gallant.


¿Veis? Esta vez no os he recordado nada... jeje.