HOLA MINNA!
Como
algunos sabrán, esta es una secuela de mi fic EL IDEAL
CONTINUA.
No necesitan leerlo para entender este pero para
quienes no lo hicieron me gustaría aclarar lo siguiente:
Kenshin nunca se fue a vagar, decidió quedarse
Kaoru y Kenshin tienen 2 hijos, Kiriko y Kenji, que se llevan 2 años, siendo Kenji el mayor.
Ambos niños son excelentes en Kamiya Kashyin y se lo saben por completo, PERO, luego de estudiar con Hiko Kenji ve que la técnica tiene sus fallas. Enfrenta a Kenshin, quien sabe esto. Kenshin decide enseñarle siendo que ve que Kenji está preparado.
Sanosuke volvió luego de 12 años de ausencia y se casó con Megumi.
Eso es básicamente el resumen de lo sucedido en el fic anterior.
Este nuevo fic es un proyecto mucho más complejo y más ambicioso, el anterior lo hice como apoyo de este, para que se entendieran mejor muchas cosas.
FINALMENTE.-
Como sabrán quienes leyeron mi fic anterior ME ENCANTAN los reviews y me mantienen feliz además de motivada. Siento que tengo una conexión con quienes van leyendo, además me voy enterando si les gusta lo que hago o no.
Muchas gracias a quienes hicieron reviews en el anterior
Kao-ryu, Hada-chan, SeleneSilvermoon, gabyhyatt, KaoKen, Kala, Katsu, nisi, Darth Kaoru, A TODOS MUCHAS GRACIAS (y si me olvidé de alguno GOMEN NASAI!)
Bueno, al fin con la historia!
Prólogo
En todas las sociedades, en todas las épocas, hay quienes tienen una oscura obsesión por las artes prohibidas. Japón, Meiji 26 no era excepción.
Un hombre en sus mediados treinta se sentaba en el medio de una pequeña habitación. Iluminada con unas cuantas velas rojas, las luces reflejaban maléficas sombras en las atractivas facciones del único ocupante del lugar.
En
el piso de madera varios pergaminos, algunos más antiguos que
otros, estaban esparcidos.
De pronto, y sin interrumpir el
irreconocible cántico que estaba haciendo, el hombre pasó
una daga por la palma de su mano izquierda, inmediatamente la sangre
comenzó a brotar. Frotó su herida en el suelo, sin
demostrar dolor alguno, su cántico tomó un nuevo fervor
y de pronto el piso se empezó a iluminar.
Un pentagrama se cobró vida a su alrededor, el misterioso hombre se sonrió, finalmente, la respuesta que había buscado todos estos años. Finalmente, el poder sería suyo.
El piso explotó en furiosas flamas que lo envolvieron.
Los gritos de dolor del adorador de las artes oscuras que se estaba quemando vivo no llegaron a nadie en ese alejado paraje de la montaña donde vivía.
Entre medio de las llamas, los gritos pararon, una sonrisa apareció en su rostro carbonizado, y luego una risa maníaca.
"LIBRE" dijo entre risas "AL FIN LIBRE... ikijigoku... esto será IKIJIGOKU!" la risa maníaca hizo eco en la montaña.
Ikijigoku: El infierno en la tierra
Por Myks
Año 27 de la era Meiji.
La figura de un pelirrojo melancólico sentado en el balcón de su hogar de más de 15 años era la única presencia que se veía en el patio del reluciente Dojo Kamiya. Ojos violetas observando una fotografía blanco y negro, del único tipo que había por allá en los finales del 1800.
Había salido costosa, pero era el recuerdo más valioso de las vacaciones familiares del año anterior, cuando él y su familia habían ido de visita a Yokohama. Las cuatro figuras, capturadas por siempre con una sonrisa le hacían sentir aun más melancólico.
Con el dedo de su mano libre trazó los rostros felices, y sus ojos se detuvieron en alguien en particular, facciones tan similares a las de él, pero sin llevar la carga de su pesada vida, la fotografía podía no tener colores, pero sin mucho esfuerzo podía imaginar las claras orbitas azules, tan iguales a las de su madre.
Suspiró, y el viento de la mañana le onduló los cortos cabellos pelirrojos. Pronto sintió una cálida presencia junto a él, y levantando la vista se encontró con los ojos más grandes y más lilas que jamás hubiera visto, excepto quizá, en su propio reflejo en el espejo.
"Sigues extrañándolo?" dijo la voz femenina y joven.
"Hai" suspiró él.
La joven prosiguió a sentarse junto a él, y suavemente apoyó su cabeza en el hombro de la persona que además de compartir la mitad de sus genes compartía su mismo color de cabello. La chica asomó la mirada y miró la fotografía, una pequeña sonrisa se le dibujó "Otou-chan, puedo contarte un secreto?" dijo ella susurrando, voz inocente.
Observándola a los ojos, el pelirrojo le mantuvo la mirada, esperando "Hai" respondió.
"Yo también lo extraño... pero no se lo digas, onegai" dijo.
"Hai" Susurró él, padre e hija compartieron una sonrisa.
El pelirrojo vestido con un impecable gi azul se levantó, y más de habito que de necesidad sacudió su hakama blanca, y dando un paso fuera del balcón se colocó sus sandalias de tatami.
"Pronta?"
le preguntó a su hija.
"Hai!" respondió ella
levantándose rápidamente, emocionada tomó su
shinai y lo colocó en su espalda asegurado con un pequeño
cordón.
Kenshin sonrió al ver el entusiasmo de su
hija, y con un movimiento practicado aseguró sakabatou en las
cintas de su hakama.
X x x
"Estas perdiendo el balance!" dijo por cuarta vez el hombre pelirrojo de 44 años. La figura luchando en el río se enderezó nuevamente.
"Se que probablemente te duele cada músculo que tienes. Pero si realmente quieres adquirir velocidad es la única forma que conozco" dijo suspirando el maestro.
La figura del río se esforzó aún más. Con una sonrisa Kenshin recordó el día en que decidió enseñarle.
FLASHBACK
Los ojos violetas grandes e inocentes de su hija de diez años le miraban fijamente, esperaba una respuesta.
"Porqué
Kiriko-chan? Porqué quieres aprender Mitzurugi Ryu con tanta
fuerza? Es sólo para ser tan fuerte como tu hermano?" dijo
el pelirrojo.
Padre e hija estaban sentados a horillas del río,
debajo de un hermoso árbol de sakuras.
"Iie otou-chan" dijo la niña "Es verdad que quiero ser mas fuerte... pero para proteger a otros"
"Sabes Kiriko-chan, que es un camino muy sacrificado el que elegiste. Pensando proteger a otros... a veces puedes utilizar tu fuerza y terminar haciendo más daño que protección".
La niña pareció entender y asintió. "Pero otou-chan... recuerdas hace dos años cuando nos secuestraron a mi y a Kenji-nii?"
Kenshin asintió... como olvidarlo? Habían sido los peores días de su vida.
"Aún puedo recordar el rostro de esos niños otou-chan. En ese momento no me di cuenta. Pero ahora, al recordar, aun puedo ver las marcas de los golpes que algunos llevaban. Y más que estar allí prisionera, sabes lo que más me dolió?"
"Que?"
preguntó Kenshin, genuinamente interesado en las palabras de
su hija.
"No poder hacer nada. Sentirme indefensa. Ver como
golpeaban a Kenji!" Una lágrima cayó de su rostro.
Kenshin suspiró "Kiriko-chan... tenías solo ocho
años"
"No importa otou-chan! No quiero volver a sentir eso, nunca"
"Pero puedes proteger utilizando tu Kamiya Kashyin, ne Kiriko-chan?" dijo su padre con una sonrisa.
Kiriko
hizo un sonido de protesta "Otou-chan, quieres que te enumere
cuantas fallas hay en la defensa de Kamiya Kasshin? Realmente
otou-chan quieres verme muerta en combate o algo?" dijo la niña
cruzándose de brazos.
A Kenshin le apareció una
gota en la cabeza "Preferiría no verte en combate, si, eso
preferiría" dijo.
"Pero no podrás evitarlo, o si?" dijo la pequeña "no puedes verme las 24 horas del día. Y yo, no puedo dejar pasar una injusticia, no fue lo que tu y mamá nos enseñaron a Kenji y a mi?"
Kenshin suspiró hondo, Kiriko tenía la habilidad de darte vuelta las palabras y echártelas en la cara.
"Sabes Kiriko-chan... creo que es hora que escuches la historia de un niño que como tú... quería proteger, más que nada en el mundo"
Kiriko abrió los ojos bien grandes "Me vas a contar de cuando eras Battousai?" dijo Kiriko.
A Kenshin le apareció una gota "Kiriko-chan, Kenji te lo dijo?" ese muchacho iba a escuchar una cosa a dos de su padre.
"No Otou-chan... yo, lo adiviné sola. Un día con los niños de la escuela estábamos jugando al bakumatzu... y bueno, uno de ellos sugirió que yo hiciera el rol de battousai. Por el pelo rojo y eso. Yo nunca había escuchado la historia, y bueno, Goyo-chan me dijo que se suponía que Battousai tenía cabello rojo y una cicatriz en forma de cruz, y que era el mejor guerrero de japón, y que... y que asesinó cientos de personas durante la revolución" Kiriko pausó y luego de tomar aire continuó "Cuantas personas tienen cicatrices en forma de cruz? Y además cabello rojo? Al principio no podía creerlo... Y le pregunté a Kenji-nii que sabía. Me confirmó lo que sospechaba, que tu habías sido Battousai, pero no quiso decirme más nada" Kiriko quedó callada y seria.
"Y porqué no me preguntaste nada Kiriko-chan?" Por un lado Kenshin se sentía aliviado que no tenía que ocultarle la verdad a su hija, por el otro, hubiera preferido que nunca lo supiera.
Kiriko sonrió "Quería esperar que estuvieras listo para decírmelo tu" dijo.
Kenshin suspiró "Bueno... te conté como conocí a Shishou?"
Kiriko sacudió la cabeza en negativa, y pronto comenzó a escuchar el relato, desde Shinta, hasta los traficantes de esclavos, el ataque a la carabana, el encuentro con Hiko, el arduo entrenamiento, la pelea con su maestro, y por fin, su rol con el Ishin Shishi. Durante todo el relato Kiriko por momentos tuvo ganas de llorar, impulsivamente a veces le colocaba una mano sobre las de su padre. Kenshin hablaba monótonamente, como intentando quitarle emoción a lo que decía y tratando de enumerar hechos.
"Es por eso que no estoy seguro si debo pasar mi estilo o no... es un estilo terrible..." dijo Kenshin bajando la cabeza.
"Entonces... porqué se lo pasas a Kenji?" el pelirrojo sabía que esa era una pregunta inevitable.
"Es que..." Kenshin no encontraba las palabras para explicarle a su hija el pánico que había sentido cuando ella y Kenji fueron secuestrados, en ese momento, tomar la desición... darle a su hijo el estilo más fuerte, había sido mucho más fácil.
Y Kenshin no se arrepentía, su hijo era un excelente estudiante, y con la ayuda de Hiko se había vuelto un poderoso guerrero, poderoso pero enfocado. "Es que Kenji había empezado a mostrar signos de estar aprendiendo Mitzurugi Ryuu por si mismo... y un estilo aprendido libremente de esa manera, es mucho más peligroso que por lo menos teniendo un maestro como guía".
Kiriko
asintió entendiendo
"Puedo mostrarte algo otou-san?"
"Hai" dijo el asintiendo.
Kiriko se levantó y tomó el shinai que siempre le acompañaba desde que podía cargarlo, por suerte, a la orilla del río había un tronco tirado que le serviría para mostrarle su punto a su padre.
Kenshin la miraba expectante, y podía detectar el kenki de su hija levantarse poderosamente, la concentración de la joven era impecable.
Se paró frente al árbol caído y tomó el shinai con sus dos manos; de pronto abrió los ojos y dio un salto en el aire que dejó a su padre con boca abierta.
"RYU
TZI ZEN!" gritó ella mientras caía con una fuerza
brutal hacia abajo, shinai primero. El impacto en el árbol fue
feroz y el shinai obtuvo una larga grieta a lo largo de su
superficie.
La joven cayó graciosamente flexionando sus
rodillas, tupido cabello rojo cubriendo sus fogosas esferas violetas.
Kenshin no sabía si emocionarse por la habilidad demostrada por su hija, o si ponerse triste... el destino le había jugado una mala pasada...
Desde
el principio él había decidido no pasar esa técnica,
bajo ningún concepto... y sin embargo... sus hijos habían
nacido con una habilidad innata para la misma.
Se preguntó
porqué no podía tener hijos normales, porqué
tenía que tener hijos tan apasionados con sus ideales? La
compasión y comprensión por los demás y una
madurez e inteligencia para entenderlo no eran normales en chicos de
diez años... Una pasión tan grande que solo era
igualada con una gran habilidad para defender esos ideales.
Si, el pelirrojo a veces deseaba tener hijos normales, por el simple echo de que así sería más fácil que fueran ignorantes a los problemas del mundo, y tenerlos protegidos bajo su manto sin tener temer que entregaran su vida por alguna causa.
Mirando a su hija suspiró... no, no la cambiaría ni a ella ni a Kenji por nada en el mundo... lo único que podía hacer era guiarle por el camino que el destino le había elegido.
FIN DEL FLASHBACK
Luego de unas cuantas horas de charla Kenshin, al igual que con su hijo mayor, decidió que debía enseñarle Mitzurugi Ryuu a su hija. Si iba a andar corriendo por japón intentando salvar el mundo, mejor que estuviera bien preparada, no? Se convenció de eso.
Que hubiera decidido enseñarle era distinto a tener que hacerlo. Kenshin odiaba tener que hacer pasar a su hija por tan duro entrenamiento.
Pero no tenía otra alternativa. Hiko se estaba ocupando de Kenji y además se había negado a entrenar a una niña, dijo.
Kenshin sabía la verdad. Kiriko-chan era el punto débil de Hiko Seijurou, aunque el tosco hombre nunca lo admitiera. Hiko no tendría el corazón para hacer pasar a la niña por el riguroso entrenamiento.
Finalmente, cuando ya fue demasiado Kenshin llamó a su hija. Empapada y exhausta salió del río, donde su padre la envolvió con una manta.
"Estuvo muy bien" dijo Kenshin
"Arigato Shishou-otou-chan" dijo la niña con una sonrisa. "pero aún no he obtenido la verdadera velocidad"
"maa maa, Kiriko-chan, aún tienes doce años, yo la alcancé a los catorce"
La niña asintió.
"Vamos
a casa Kiriko-chan, tenemos que hacer los preparativos para el viaje
de mañana"
"Hai" dijo la niña.
Xxxx
Omasu estaba barriendo la entrada de la Aoiya cuando vio unas familiares figuras aparecer al final del camino. Con una sonrisa entró en el edificio "MISAO-CHAN! MISAO-CHAN!" gritó.
Kaoru, Kenshin y Kiriko iban caminando hacia su destino cuando vieron una pequeña figura correr hacia ellos.
"Misao-chan!"
"KAORU-CHAN!"
Ambas mujeres se abrazaron. Misao era una hermosa mujer, algo baja, con ojos verde esmeralda, su cabello estaba recogido, y dos grandes mechones caían a los costados. Un hermoso kimono rosa con una flores pequeñas y amarillas acentuaban aun más sus rasgos femeninos.-
"Misao-dono" dijo Kenshin saludando.
Misao soltó a Kaoru y miró a la niña pelirroja "AWW KIRIKO-CHAN, que grande que estas" la abrazó en un abrazo de oso.
"Tia
MISAO... ORO, NO PUEDO RESPIRAR!" Los ojos de Kiriko se tornaron
algo espirales.
"Ahh, espera que te vean los demás, no
lo podrán creer! Tendremos una gran celebración esta
noche, espero que se queden más días que la última
vez. Aoshi va estar contento de verlos..."
La mujer hablaba y hablaba, sus amigos, acostumbrados, desaparecieron dentro del edificio con ella.
Esa tarde mientras los adultos conversaban y tomaban el té, Kiriko se excusó y se fue al patio trasero de la Aoiya, pasando primero por su habitación para cambiarse.
Los
ejercicios venían sin dificultad, sus manos conocían el
boken como si fuera una parte de su cuerpo. De pronto, sintió
una presencia fuerte en su espalda.
"Ya puedes salir,
Shiro-kun" dijo con los dientes apretados.
Entre las sombras
emergió un muchacho de la misma edad que Kiriko, llevaba el
uniforme de los oniwaban y su cabello negro y corto caía en
finos mechones a los costados de su cabeza, un par de ojos esmeraldas
le daban un perfecto acabado al atractivo muchacho.
"Todavía
jugando como niño?" dijo el chico.
"Ningún
juego, me tomo mi arte muy enserio" dijo la chica con mirada
severa.
"Ahh, si, proteger al indefenso y todo eso" Shiro
llevaba una sonrisa burlona.
"La vida de la gente no me hace
tanta gracia"
"Idealista como siempre no?"
"Es
mejor tener un ideal en que creer, que ninguno" dijo la muchacha
cruzándose de brazos.
El joven rió "Prefiero
pensar en ser fuerte para proteger lo que es mío, ese es el
único ideal que necesito"
"No crees que es un poco
egoísta de tu parte?" dijo la pelirroja.
"No tengo intención alguna de volverme un mártir por esta acabada sociedad. La gente muere todos los días a causa de injusticias, es el modo del ser humano y ninguna espada lo va a cambiar",
"Si
con mi espada puedo salvar aunque sea a una persona" dijo Kiriko.
"Y a quien va a salvar una niña? No es más fácil
que seas normal y te prepares para ser una buena esposa o algo?" La
actitud arrogante del muchacho le hacía hervir la sangre a
Kiriko.
"COMO
PUEDES DECIR ESO! TU MADRE ES LA OKASHIRA DE LOS ONIWABAN!
Difícilmente la esposa común!"
"Mi madre tiene a
mi padre para salvarla cuando se mete en muchos problemas. Pensé
que en tu casa sucedía lo mismo" dijo Shiro levantando una
ceja.
Kiriko se puso colorada y levantó la voz, Shiro había tocado un nervio "No necesito que nadie me proteja!" Levantó su boken
"PRUÉBAMELO" Shiro sonrió y sacó sus kodachis de entrenamiento, no tenían filo, aún así, eran peligrosas.
Shiro y Kiriko, por alguna extraña razón se habían odiado desde que eran bebés. Siempre buscaban algo para estar en desacuerdo y siempre estaban peleando. A medida que los años pasaban las peleas cada vez eran peores.
"No necesito probarte nada" dijo la chica. Su padre estaría muy decepcionado si ella anduviera utilizado Hiten Mitzurugi para comenzar peleas sin sentido. Pero ya era tarde, Shiro se había lanzado sobre ella. Reaccionando con una increíble velocidad, la chica bloqueó el golpe. Pero no pudo evitar la patada que recibió en la pantorrilla, haciéndola caer.
Kenshin estaba tomando té con los demás cuando levantó la mirada, algo paralizado. Kenki, muy fuerte, y muy familiar. Aoshi lo miró y asintió con la cabeza. Ambos adultos se levantaron, ya sabían que estaba sucediendo.
"Si
no te comportas como niña, no te trataré como una!"
dijo Shiro mientras el Kodachi viajaba en dirección de Kiriko.
"No espero que me trates como una!" Kiriko bloqueó, su
boken quedó con un corte, pero no se quebró.
"Acaso quieres matarme o algo?" dijo la muchacha mientras bloqueaba una serie sucesiva de golpes.
"No, quiero que admitas que tengo razón!" dijo el chico. Nuevamente el golpe fue bloqueado por el boken. Otra marca profunda podía distinguirse en el arma de madera. Kiriko sabía que la frágil arma no resistiría mucho tiempo más.
Kenshin, Aoshi y el resto del grupo llegaron a la parte trasera del patio para ver una encarnizada pelea. Kenshin se disponía a detenerla cuando Aoshi le colocó una mano en el hombro "Creo que mi hijo necesita aprender una lección, dejémoslos terminar esta vez"
Kenshin había visto muchas peleas en su vida, y por lo general podía predecir cual sería el resultado de una. Las cosas para su hija, con ese boken casi masacrado no se veían muy bien.
Kiriko miró en dirección a su padre y vio que nadie hacía nada para detenerles. La distracción le costó una patada en el costado. El kempo de Shiro era muy bueno. A Kaoru le saltó el corazón y quería detener la pelea. Misao quería golpear a su hijo. Otra vez, Aoshi les pidió que los dejaran terminar.
"HITEN MITZURUGI; Ryu-tsui-sen!" Kiriko saltó muy alto y dando una vuelta en el aire cayó a toda velocidad, boken agarrado con ambas manos haciendo el movimiento que había sido el favorito de su padre durante años.
Shiro conocía muy bien ese movimiento, Kenji lo había tomado por sorpresa con el mismo hacía no más de dos meses atrás.
'O no Kiriko', pensó Shiro, no caeré otra vez.
El muchacho levantó sus kodachis cubriendo su hombro izquierdo, exactamente la dirección del golpe de Kiriko.
La fuerza del impacto contra el kodachi partió el boken y Kiriko siguió expresa hacia el suelo, golpeándose fuerte. Su propia técnica se volvió contra ella y atontada apenas tuvo tiempo de esquivar una patada.-
"Es
muy rápida!" comentó Omasu. Muy rápida, pensó
Kenshin, pero desarmada. Con un salto Kiriko se incorporó y se
encontraba frente a frente con Shiro, su respiración algo
dificultosa, su cabello se había soltado y caía
salvajemente alrededor de su rostro.
"Y bien? Lista para
rendirte? Ya no tienes arma!" dijo el muchacho.
"NUNCA!"
"TU
LO PEDISTE!" Los gritos de Misao y Kaoru no llegaron a los oídos
del joven que cargaba hacia Kiriko con un par de Kodachis. Kiriko
estaba paralizada en el lugar hasta que vio en el rabillo del ojo
algo volando hacia ella.
Tomó sakabatou, inclinó el
cuerpo y sacó un batoujutzu tan rápido que el kodachi
que estaba en la trayectoria salió volando. El lado sin filo
de la singular espada hizo contacto con la cintura del muchacho.
La pelea había terminado. En un movimiento muy practicado y siguiendo la longitud de la espada con su pulgar Kiriko enfundó la katana de su padre.
"A mi otou-san le decían Battousai por una razón, y yo soy su mejor alumna, no lo olvides" ojos en modo de combate Kiriko se dio media vuelta y extendiendo la katana a Kenshin dijo "Arigatou otou-chan" sonrió de lado a lado y salió de la habitación.
Aoshi caminó hacia su hijo, por lo general el rostro del hombre no mostraba nada, sin embargo, se podía decir que tenía una mueca de disgusto "Me quieres decir porque atacabas a la hija de Himura-san? De nuestros honorables invitados debo agregar?"
Misao vino con la cara gigante y pasos de dinosaurio "MALDITO MOCOSO MALCRIADO; AHORA VAS A VER!" Aoshi levantó la mano y la detuvo. "Y bien?" dijo el hombre.
"Ella empezó!"
"ahora piensas deshonrarte con tu mentira?" dijo Aoshi "Dudo que la hija de Himura-san haya empezado esto. Pero evidentemente lo terminó" Shiro bajó la mirada, avergonzado. "Hablaremos de esto más tarde"
Aoshi se dio vuelta y agachó la cabeza frente a Kaoru y Kenshin "Pido perdón por la conducta de mi hijo, veré que no se repita".
Los Himuras aceptaron las disculpas.
A Kiriko le dolía hasta el alma. Entre los golpes de Shiro y el golpe que se dio contra el piso con su fallido Ryu-tsui-sen le costaba hasta caminar. Pero sonrió, había ganado, por un momento pensó que no lo lograría porque Shiro era muy fuerte. No podía creer que el molesto muchacho fuera uno de los mejores amigos de Kenji...
'bueno, Kenji también es molesto, debe ser por eso!' pensó ella riéndose.
X x x
"ACHU!" dijo Kenji casi soltando la espada
"PORQUE TE DETIENES BAKA-DESHI?" gritó Hiko.
"Lo siento Shishou!" dijo el muchacho continuando con su práctica. Primero se remangó la nariz con el reverso de su mano. Alguien debía despreciarlo mucho. Se encogió de hombros y siguió con su práctica-
x x x
Kenshin estaba contento, al fin, luego de un mes vería a su hijo, le extrañaba mucho. Kiriko iba caminando junto a él y Kenshin notó que su hija se movía un poco raro. Probablemente a causa de la pelea del día anterior. Hizo una mueca desaprobatoria, era obvio que no podía mantener a su 'princesita' alejada de un combate si era provocada, pero no quería decir que le gustara que lo hiciera.
Kenshin suspiró, cada vez que subía esta montaña le parecía más pesado el trayecto, o sería que se estaba poniendo mayor? Sacudió ese pensamiento y siguió caminando.
Pronto
se encontraron con el claro donde vivía su maestro.
Kiriko
comenzó a correr "Kenji-nii!" gritó mientras se
dirigía al muchacho. Kenji estaba practicando cuando vio a su
hermana, soltando la espada que sostenía la abrazó.
Dos segundos después la soltó "Suéltame, FEA!"
Kiriko pretendió enojarse "Quien querría abrazar a un sapo como tu?" Kiriko se cruzó de brazos e hizo una mueca.
Kenji levantó su katana de práctica y le apuntó a su hermana "Quieres probar un poco?" dijo.
Kiriko se veía tentada pero dijo "No gracias, no salto en peleas absurdas"
"Ja, ojalá Baka-deshi hubiera tenido el mismo juicio" Dijo Hiko apareciendo de la nada, y mirando a Kenshin que recién había alcanzado a sus hijos. Kenji tuvo que resistir la urgencia de abrazar a su padre, no podía mostrarse blando delante de Hiko, su padre notó esto y le puso una mano en el hombro "Como estas hijo?" le preguntó.
"Bien otou-san, Hiko-ojii-san me hace trabajar como mula pero como siempre fue divertido" Kenji tenía una sonrisa.
"Primero muchacho, esto no es un centro vacacional y segundo, no se supone que pases bien" Hiko hizo volar su capa y se dio vuelta. Se dibujó una sonrisa que ninguno de los pelirrojos vio.
"ojii-san? Tengo muchas cosas nuevas que contarte" dijo Kiriko corriendo detrás de Hiko. Le tomó el brazo y juntos se alejaron.
"A si?" respondió el tosco hombre con una calidez inusual "espero que no me digas que tienes novio"
"Jii-SAN!" gritó Kiriko escandalizada. Hiko se rió.
Kenshin sacudió la cabeza y sonrió internamente.
Como siempre, decidieron quedarse un par de días con Hiko, que era el máximo que el hombre podía soportar (según él) tanta compañía junta.
La
siguiente mañana encontró a los tres pelirrojos en la
pendiente junto a la cascada, los tres haciendo un kata similar.
Las
primeras luces del día iluminando los cabellos rojos y
haciéndolos parecer aún más claros, movimientos
entrenados en cuerpos delgados pero fuertes.
Por momentos a Kenshin le parecía surreal esa escena, pero su corazón se llenaba de regocijo, el amaba el kendo, nadie podía llegar a ser tan bueno en algo que no le gusta, y practicarlo con sus hijos que lo disfrutaban tanto como él tenía un valor agregado.
Memorias de su niñez con Hiko, algunas buenas, otras no tanto, decoraban el ambiente y lo llenaban de calidez. Con una sonrisa sabía que en el futuro, los recuerdos de las tardes pasadas en el hogar de Hiko quedarían por siempre grabadas en la mente de sus hijos.
El treceavo maestro del Hiten miraba con una sonrisa aquella escena, nunca, ni en su lecho de muerte, le admitiría a su baka-deshi que estaba muy orgulloso de él... ni siquiera comentaría de la felicidad que sentía al verlo feliz y con familia. Pero todo el mundo se daba cuenta, pequeñas acciones del hombre lo evidenciaban.
"BAKA-DESHI!" gritó Hiko de repente, Kenshin y Kenji saltaron sobresaltados. "Cuantas veces debo corregirte el mismo error".
"Cual baka-deshi?" preguntó Kenji.
"EL UNICO QUE HAY!" dijo el enorme hombre apuntando a Kenshin.
"Shishou, no te parece que estoy un poco viejo para equivocarme en algo tan básico?" dijo Kenshin con una mueca molesta.
"Si no fueras tan baka tal vez" dijo Hiko cruzándose de brazos. Kenji y Kiriko rieron. Obviamente a shishou-jii-san le gustaba atormentar a su padre. Kenshin los miró estilo battousai, los niños se callaron.
"Anou... tou-chan" dijo Kiriko "jii-san tiene razón" continuó con una sonrisa.
"NANI?" dijo Kenshin. Traicionado por su propia sangre, el pobre pelirrojo no lo podía creer.
Hiko comenzó a reír "Ahh, veo que la niña tiene algo de cerebro, debe ser de mi lado de la familia" el treceavo maestro se levantó y comenzó a alejarse, aparentemente se le había acabado el sake. A Kenshin le apareció una gota grande en la cabeza y dijo "creo que eso es técnicamente imposible Shishou... si, lo creo".
Esa
tarde los dos maestros del Hiten miraban a los dos aprendices del
Hiten practicar.
"Veo que has trabajado mucho en el batou de
Kiriko" dijo Hiko mientras le servía a Kenshin en un platito
de sake.
"Hai" suspiró el pelirrojo que no quitaba la mirada de su hija.
"Supones
que cuanto más rápido termine el oponente, menos riesgo
corre en batalla?" dijo Hiko.
"Hai" respondió Kenshin
bebiendo un sorbo de sake.
"Y
si el batou falla?" dijo Hiko levantando una ceja.
"Estoy
trabajando en la velocidad de Kiriko, sus reflejos son muy buenos"
Con catorce años, Kenji ya casi tenía la altura de su padre, y se podía decir que su constitución física sería incluso un poco más robusta que la de Kenshin. En cambio Kiriko, a Kenshin le preocupaba que resultara ser tan pequeña como Kaoru. La única alternativa era trabajar mucho en velocidad y agilidad, para compensar.
"Mis ancestros se deben estar revolviendo en sus tumbas" murmuró Hiko repentinamente.
El pelirrojo no pudo mas que levantar la mirada y mirar a su maestro de manera inquisitiva, animando al hombre a que continuara
"Es todo tu culpa baka-deshi, primero te niegas a matar a tu maestro para sucederlo, luego rehusas tomar el título y aceptar el manto... y ahora... le enseñamos a una niña" bebió otro sorbo de sake.
"Y lo peor de todo" agregó "esa niña es digna de aprender el estilo".
Kenshin le miró perplejo, bajó la mirad, "Sumanai de gozaru" susurró.
"Ah, no importa... después de todo... era un estilo imperfecto... hasta que un estúpido pupilo lo convirtió en la verdadera técnica para proteger al inocente..."
pausó un poco, Kenshin lo miraba estupefacto.
"Matar a unos para que otros sobrevivan, matar a otros para proteger al inocente... ese era el lema del hiten mitzurugi... pero en esta nueva era, donde la espada se ha vuelto casi obsoleta, esos dos se encargarán de protegerla, la verdadera protección"
Hiko se quedó callado largo rato, y Kenshin repasaba sus palabras mentalmente. Continuaron mirando a los muchachos entrenar en total silencio, hasta que el treceavo maestro lo rompió nuevamente.
"Kenshin..." dijo Hiko serio. "Hoy en la mañana... el kata estuvo bien" lo hizo sin mirar a su ex discípulo.
Kenshin hizo un sonido "no necesito que me lo digas Shishou"
"Ingrato"
dijo Hiko bebiendo otro sorbo, el sake le sabía muy
bien.
Kenshin se sonrió, a él también le
sabía bien la bebida.
El día en que partían Hiko los acompañó hasta el borde del camino.
"Nos visitaras jii-san?" dijo Kiriko, ojos grandes como cuando tenía cuatro años y le pedía golosinas extras.
"Hai" dijo Hiko suspirando. Los tres pelirrojos saludaron y comenzaron a alejarse.
"Kiriko-chan" dijo Hiko, la niña dio vuelta la cabeza. Hiko le lanzó un paquete que ella atrapó con gracia. Eran chocolates.
Mirando
su regalo, Kiriko no resistió la tentación y corrió
hacia el gigantesco hombre, lo abrazó en la cintura. Kenshin y
Kenji pretendieron no mirar para no incomodar al aún atractivo
Hiko.
Hiko le puso una gran mano en la cabeza a Kiriko y dijo
"Ahora váyanse me están cortando la inspiración"
intentó ser mas grosero al decirlo pero no tuvo mucho efecto.
Para aumentar el dramatismo se dio media vuelta e hizo volar la capa.
Kiriko se encogió de hombros y corrió hacia su padre y
hermano que ya se alejaban en el camino.
Esa noche en la Aoiya hubo una escandalosa fiesta. Los dos adolescentes del grupo, Shiro y Kenji se la pasaron en el techo, aparentemente Kenji tenía un algo muy interesante que contarle a su amigo acerca del los obis y las mujeres. Algo que Hiko le había contado.
Kiriko estaba jugando con una muñeca con Saori, la hija de menor de Misao y Aoshi. La joven Himura alegaba que ya era grande para muñecas pero hacía una excepción con la niña de seis años.
En la sala de reuniones la fiesta continuaba salvajemente.
"Himura" dijo Aoshi quien no le decía Battousai a Kenshin desde que nacieran sus hijos, por respeto al pelirrojo.
"Creo que necesitamos hablar unos minutos" terminó el ninja.
Kenshin asintió y ambos hombres fueron a una habitación privada. Kaoru le echó una mirada preocupada a su marido, antes de desaparecer por la puerta, Kenshin le devolvió una sonrisa.
Ambos hombres se sentaron frente a frente "Si es por lo de Shiro..." empezó Kenshin. Aoshi levantó la mano.
"Iie, aunque aprovecho esta oportunidad para pedir disculpas nuevamente, mi hijo a veces pierde la paciencia. Aunque ningún castigo para él es peor que la derrota a mano de tu hija; Pero eso no es por lo que te llamé"
"Dime
entonces" dijo Kenshin, serio.
"He venido siguiendo una serie
de eventos extraños. Parece que han ocurrido una serie de
misteriosas desapariciones, pero eso no es lo extraño. Lo
único que tienen en común estos eventos es que las
personas que desaparecen son guerreros muy fuertes. Algunos son
maestros de Dojos, otros oficiales del gobierno, otros peleadores
profesionales. Cualquiera sea la razón, hay alguien capturando
a los más fuertes"
"Y los cuerpos aparecen?" preguntó Kenshin, serio.
"Iie, no hay cuerpos, no hay rastros. Simplemente desaparecen".
Kenshin se quedó pensativo.
"Pero"
dijo Aoshi. "Pero además, también han desaparecido
jovencitas. Estas aparecen asesinadas, lo más extraño
son los pentagramas dibujados en sus espaldas, pero no son dibujos,
son quemaduras"
A Kenshin se le revolvió el estómago
"y la edad de las víctimas?" preguntó.
"No
más de quince años. Mira Himura, han sido varios hechos
aislados en varios pueblos distintos. Bien podría ser algún
asesino en serie. Tal vez ni siquiera tenga relación con la
desaparición de los guerreros. Pero..."
"Entiendo lo
que dices Aoshi, pondré un ojo extra en mi hija" Aoshi
asintió. "Yo lo he hecho con Saori".
X x x
Luego de volver a Tokio Kenshin siguió preocupado por lo que Aoshi le informara. Le contó a Yahiko y a Sanosuke, les pidió que tuvieran cuidado y que mantuvieran el secreto. Pensó en Kiriko, y en todos los padres que habían perdido a sus hijas, se sintió aliviado al saber que en caso de algún ataque su niña estaría mas que preparada para defenderse. Aún así, le pidió a su hijo que mantuviera un ojo cuando él no estaba.
Una tarde pocos días después un carruaje hizo eco en las calles de Tokio. Su destino Kamiya Dojo.
Un hombre bajo de uniforme azul y pelo cortado al ras de la cabeza se dirigió a la puerta de la casa. Se asomó luego de golpear.
"Hai!" se escuchó una voz. Kenji se asomó, seguido por su hermana.
"Buscamos a Himura Kenshin" dijo el hombre de pelo corto y bigotitos. La puerta del carruaje se abrió y emergió un hombre mayor, aunque de porte derecho, se sostenía con un bastón. Su cara no sólo llevaba signos de la edad, sino también un cansancio más allá de los años del hombre.
"Battousai?" dijo el hombre mirando a Kenji "Yo envejezco y tu te vuelves más joven" dijo con una sonrisa,
"Himura Kenji, Battousai es mi padre"
"Y tu quien eres?" preguntó Kiriko.
"MAS
RESPETO!" dijo el gritón de bigotitos.
"Está
bien Kawaji" dijo el hombre mayor levantando una mano "Soy
Yamagata Aritomo, jefe del departamento de defensa. Necesito hablar
con Himura Kenshin"
"No esta en este momento. Salió con mi okaa-san al mercado" dijo Kenji intentando ser respetuoso.
"Les importa si lo esperamos aquí?" dijo Yamagata con una sonrisa.
"Claro que no, adelante" dijo Kiriko agachando la cabeza y siendo educada.
Poco después les servía té en la sala de recepciones.
Kenshin
se sorprendió cuando llegó a su casa y encontró
un carruaje en la puerta. Tenía sospecha de quien podía
ser y Kaoru también, eso no la hacía muy
feliz.
"Tadaima" dijo suavemente la mujer al entrar en la
casa.
"Okaeri" dijo Kenji apareciendo por la puerta,
susurrando le dijo a sus padres "Otou-san, esta este tipo Yamagata
esperándote"
"Gracias Kenji" Kenshin cambió la mirada suave que tenía y endureció su rostro. Entró a ver a Yamagata.
"Himura-san, te ves bien" dijo Yamagata cuando vio al pelirrojo.
"Yamagata-san, supongo que su visita no es para hablar de mi salud"
"Siempre tan directo Himura, bien, iré al grano" Kenshin levantó la mano y miró a su hija que estaba sentada frente a Yamagata, atendiendo el té.
"Te
voy a pedir que nos excuses Kiriko-chan" La niña estaba a
punto de levantarse cuando Yamagata levantó una mano.
"Está
bien Himura-san. De hecho, hoy no he venido a buscar al legendario
Humura Kenshin... este día estoy aquí para pedirle un
favor a Himura Kiriko"
x x x
continuará.-
BIEN?
Que les pareció?
A mi me va gustando. No me dan los dedos
para tipear! Si supieran todas las cosas que tengo pensadas! UY
UY!
Además, estoy construyendo una web para alojar un par de dibujos que hice de Kenshin con sus hijos. Me encantan!
NO SE OLVIDEN (pongo cara gigante de Kaoru con boken) MANDENME REVIEWS!
Si quieren, de gozaru! Je je je
BESOS A TODOS
Nos vemos en el próximo
MYKS
