HOLA A TODOS!

A los que hicieron reviews en el anterior les doy mis infinitos agradecimientos, me encantan, y esta vez les voy a responder a todos personalmente.-

Hada-chan: Uyyy, parece que tengo una lectora muy observadora, me encantó la frase "QUIEN FUE EL UNICO SHAMUSCADO MANIATICO, SADICO QUE QUERÍA IMPARTIR SU PROPIO REGIMEN A COSTA DE LOS DEMAS, BOTEN!". No quiero adelantar nada, pero, la pista mas clara que dejé en el capi anterior fue Brazas del infierno, no creí que nadie lo llegara a conectar, je je. Un beso grande hada-chan! Nos vemos

Gabyhyatt: sip, creo que es alguien conocido

Ayane: muchas gracias por tu review

Kaoken: a mi también me gustó, je je

Nisy: cuando recibí tu review la mayor parte de este capi ya estaba escrita, aún así creo que te va a gustar. A mi también me encanta kaoru, y no lo tomen a mal, pero tuve que degradar un poco Kamiya Kashiyn con el propósito de que kenshin enseñara hiten. No es nada contra kaoru-chan

Bueno, habiendo contestado no queda más que dejarlos con el capi!


Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo III: Extraños encuentros
Por Myks

La simple lámpara en el cuarto creaba sombras sobre las cuatro figuras que la ocupaban, sentada en un almohadón Kaoru ya no sabía que decirle a su hija para hacerla sentir mejor. La niña llevaba la última hora llorando en su falda, traumatizada por lo que había visto en el río. Su esposo e hijo estaban sentados cerca de allí con expresiones similares, pensativos. Kenji se había quitado la ropa femenina y tenía una simple yukata puesta.

"Me estoy cansando de esto" suspiró el muchacho.

"Ah." Dijo Kenshin, absorto en sus propios pensamientos.

De pronto la cabecita pelirroja en la falda de Kaoru se levantó "Ahora estoy segura de que hicimos bien en venir... no quiero ver algo así nunca más" las lágrimas de la joven se habían secado... o terminado.

"Yo tampoco..." suspiró Kenji.
"Tal vez lo mejor sea que nos separemos" dijo Kiriko quien se estaba sentando derecha al lado de su madre.

"Iie" dijo Kenshin levantando la mirada hacia su hija "De ninguna manera". Kiriko hizo una mueca.

"Podemos cubrir el doble de terreno de esa forma" dijo Kenji apoyando a su hermana.

"Y estarán en el doble de peligro," dijo Kaoru firmemente.

"Es mucho pedir que sigan mi consejo al menos en una cosa?" dijo Kenshin suspirando.
Sus hijos entendieron y no quisieron seguir presionando el asunto, no querían repetir otra pelea como el día que fue Yamagata.

Xxx

El siguiente día salieron igual, aún sabiendo que con un asesinato tan próximo, las chances de que los atacaran tan pronto eran pequeñas. Consideraron no seguir el consejo de su padre y separarse, pero Kenji se arrepintió en el último momento, si algo le llegara a suceder a Kiriko...

"MOU! Esto es inútil... estoy cansada de tanto caminar y pasear, ya nos conocemos la ciudad de memoria" dijo Kiriko sacudiendo los brazos"

"Si, yo me muero por entrenar un poco, hace días que lo único que hago es algún par de katas simples dentro del hospedaje... me estoy volviendo loco" dijo Kenji rascándose la parte posterior de la cabeza.

"Hai... y si... bueno, nos vamos a alguna parte donde no nos vean?" dijo Kiriko con voz esperanzada.

"Mmmm... eso podría funcionar... sólo que estamos vestidos con Kimonos BAKA!"

"Quien es el baka?...BAKA!" con dientes apretados ambos hermanos chocaron miradas desafiándose. Luego de un momento Kenji suspiró y dijo "De cualquier manera, volvamos al hospedaje a almorzar y luego veremos si podemos cambiarnos en algo más cómodo".

Los chicos volvieron y sus padres no estaban en la habitación. 'Probablemente hayan salido a dar una vuelta por la ciudad', pensó Kenji.

xxx

Kaoru suspiró, el agua caliente del ofuro le calmaba el espíritu y le relajaba los músculos. 'Qué buen servicio!' pensó contenta en las comodidades del hostal donde estaba quedándose con su familia.

El ofuro era espacioso y por una rendija del baño entraba la luz del medio día. Una sirvienta le había ofrecido prepararle un baño y ella no se había negado. Kenshin había salido más temprano a la estación de policía a averiguar si se sabía algo mas del asesinato del día anterior y todavía no había regresado.

Do pronto Kaoru sintió un click en la puerta y se pateó mentalmente por ser tan descuidada. Olvidó que no estaba en su casa y el hostal tenía muchos ocupantes.

Se disponía a gritar que estaba ocupado mientras intentaba tomar una toalla que tenía cerca cuando vio entre el vapor, que la persona que entraba le era muy conocida.

"OHHH KAORU-DONO!" dijo Kenshin fingiendo horror "SUMANAI DE GOZARU!" Fingió cubrirse los ojos.

"KENSHIN!" gritó Kaoru sumergiéndose en el agua nuevamente "ESTA ES LA... MOU olvídalo, ya perdí la cuenta luego de la centésima vez" Kaoru fingía estar enojada.

Kenshin sonrió mientras se quitaba el gi "Ahh... Kaoru-koishii, deberías estar acostumbrada entonces" sonrisa pícara.

Unos momentos después Kaoru tenía a su marido junto a ella en el agua. El pelirrojo suspiró en pura felicidad.

"Sabes Kenshin... siempre me pregunto, aquellos primeros meses que nos conocimos... cuántas veces fue realmente un accidente?"

Su marido le escapó la mirada y tuvo la gracia de sonrojarse levemente, mantuvo el silencio unos momentos. "eeto... solo la primera" dijo con sonrisa de rurouni.

"KENSHIN!" dijo Kaoru sumergiendo al pobre de su anata en el agua. Le dejó salir momentos después.

"Pero Kaoru-koishii... a pesar de que seguía sucediendo... porqué nunca ponías la tranca?" Mueca inocente, pelo colorado aplastado de manera graciosa contra su rostro. Kaoru abrió los ojos en sorpresa. Luego de conocer a su marido por mas de quince años, ya sabía muy bien que detrás de esa máscara de persona densa y tontita que a veces ponía, el pelirrojo era extremadamente inteligente y observador.

Decidió que lo mejor era ser honesta,

"Porque... Kenshin... siempre que entrabas de esa manera... en el fondo deseaba que... deseaba... " Las palabras no le salían y se puso colorada "deseaba esto" se lanzó a los brazos de Kenshin y lo besó ferozmente.

El pelirrojo abrió los ojos en sorpresa durante un segundo, luego retornó el beso con la misma intensidad.

No se presentaron al almuerzo de ese día...

X x x

Kiriko y Kenji almorzaron solos, suponiendo que sus padres habían salido a pasear por la ciudad, tomaron dos gis y hakamas y salieron.

Les tomó una hora, pero finalmente consiguieron llegar a un área alejada, boscosa, para así poder entrenar un rato.

Detrás de un árbol, se cambiaron los kimonos por ropa más cómoda.

"MUY LENTA" dijo Kenji dándole un pequeño empujón con el pie en el trasero a su hermana. La niña dio un par de pasos hacia delante y casi cae.

"MOU!" gritó, recuperó la estancia momentos después. "Kenji, no se vale super velocidad!" dijo golpeando el piso con el pie.

"Porqué no? Crees que un enemigo real juegue limpio?" dijo su hermano colocando sus manos en la cintura, mueca de padre.

"Reconoces que no estas jugando limpio" dijo Kiriko levantando la punta de su shinai de manera amenazadora.

"No fue lo que quise decir, pero una FEA como tu nunca entendería" mueca arrogante.

Kiriko apretó los dientes y se lanzó en ataque. Kenji contuvo, apenas.

De a poco fue aumentando la velocidad, su hermana iba siguiendo.

Aunque Kiriko no lo sabía, Kenji estaba imitando el mismo ejercicio que hiciera con Hiko para aprender a ser más veloz.

Siguieron entrenando durante una hora y media más, un sentimiento de felicidad les invadía haciendo esa actividad que habían practicado desde que podían sostener un boken.

De pronto Kenji se detuvo y levanto una mano a Kiriko. Su hermano había detectado algo, las habilidades de kenki eran muy nuevas todavía para su hermana. A quienes mejor podía detectar Kiriko era a su familia, pero los kenki desconocidos eran aún un poco difíciles de apuntar.

Kenji por supuesto, estaba dos años adelantado en el tema, el kenki que sintió era como ningún otro que había sentido en su vida. Algo no estaba bien.

Definitivamente era una energía negativa, pero había algo más... era como si dos kenkis simultáneos estuvieran mezclados. O serían dos personas las que estaba detectando?

Kenji se molesto consigo mismo por su falta de habilidad. Si su padre o Hiko estuvieran allí tal vez podrían leer ese extraño ki con exactitud.

Asomó la cabeza por detrás de un árbol, y a unos metros de allí vio a un hombre ir por el camino hacia la ciudad. Un hombre solo, dos kenkis? Como es posible? Pensó el muchacho.

"Kiriko-chan" susurró Kenji, "Qué me puedes decir del ki de ese hombre? " Kiriko se sorprendió con la pregunta, pero decidió contestar. "No lo sé Kenji, es extraño, es como si fueran dos personas al mismo tiempo... probablemente me esté equivocando, no soy muy buena con esto todavía" admitió la joven.

"Iie Kiriko, yo detecto lo mismo, bien echo" Dijo Kenji. Kiriko sonrió. "Vamos Kiriko, sigámosle, es muy sospechoso ese hombre". Los kimonos de ambos jóvenes quedaron olvidados en una pila, escondidos en la base de un árbol.

Con bokens asegurados en las cintas de sus hakamas, se hicieron camino tras la figura sospechosa. El camino seguía hacia la ciudad.

Una vez allí notaron que el tipo entró en un negocio, y salió con una botella de sake. Empezó a beber. Luego lo siguieron hasta una parte dudosa de la ciudad, se metió en un salón de juegos.

"Qué es este lugar?" susurró Kiriko desde su posición escondida detrás de unas cajas, en la parte trasera del antro.

"Es un salón de juegos ilegales" dijo Kenji que estaba estirado sobre una caja de madera, mirando por una rendija alta.

Kiriko levantó una ceja "Y tu como sabes eso?" preguntó.

"eeto... " comenzó Kenji un poco nervioso "tio Sano me llevó un par de veces" dijo Kenji con sonrisa de rurouni.

"KENJI! Los salones de juegos son ilegales!" Kiriko casi grita pero se contuvo. "Otou-chan tendrá un ataque cuando se entere!"

Kenji saltó de la caja donde estaba y tomó a su hermana por el gi, la levantó unos centímetros del suelo, haciendo contacto ojo a ojo "Ni lo pienses enana, es un secreto entre tio Sano y yo".

Kiriko pateó a su hermano lo que causó que este la soltara, se acomodó el gi y dijo "BIEN! Pero la próxima vez me llevan o le digo a papá" La chiquilla sacó la lengua y su hermano apretó un puño en frustración. Se preguntaba si el deseo de estrangular a su hermanita era un sentimiento normal de todos los hermanos mayores. Tratando de utilizar su buen juicio, ya que este no era lugar para peleas, se calmó.

Kiriko ensanchó los ojos y apuntó en dirección contraria, más allá de la espalda de Kenji. El muchacho se pateó mentalmente, detectó furiosos ki a su alrededor, muy tarde.

"Parece que encontramos un par de ratas fisgoneando donde no deben" dijo un hombre con kimono largo y amplio, cabello gominado hacia arriba. Detrás de él le seguían unos cuantos hombres más, todos con varas largas de madera.

"Oh... Genial" suspiró Kenji molesto. "Bien, les doy la oportunidad de que se vayan. No deseo lastimar a nadie" dijo Kenji. En realidad, estas palabras las decía porque era lo correcto, por dentro, le encantaba tener la oportunidad de patear traseros.

Los hombres se rieron en coro "Lastimarnos?" dijo el que había hablado primero, "Ya veremos quien sale lastimado!"

Se lanzaron como la turba que eran, Kenji suspiró.

"DO RYU ZEN!" gritó con todas sus fuerzas mientras aplicaba el ataque que más efecto tiene en grupos numerosos.

Los cuatro primeros que venían abalanzándose cayeron al ser golpeados por una lluvia de tierra y rocas.

Kiriko se lanzó luego de que se dispersara el ataque, su mirada feroz hacía poco para intimidar al enemigo, era demasiado linda. Pero, se dieron cuenta de su error cuando esa 'inocente pequeña' con la gracia de un bailarín estaba en el medio del círculo de hombres.

Una media vuelta, conecta con una garganta, otra media vuelta, conecta con un estómago, giro de muñeca, golpe hacia arriba, conecta con un mentón.

"Vamos no caigan tan pronto!" dijo Kenji mientras hundía su boken en el hombro de un desafortunado rufián. En el mismo salto que había dado para hacer su ataque, gira en el aire y con el boken le pega a otro que veía por detrás. Cae perfectamente con un suave golpe en la tierra.

Pronto solo había cuerpos esparcidos por el piso. Algunos estaban conscientes pero muy adoloridos para levantarse.
Ambos jóvenes llevaban una sonrisa, habían echo una buena limpieza sin siquiera recibir un golpe. De pronto Kenji se alarmó, era ese extraño ki doble.

"Kiriko! CUIDADO!"

Los ojos de la niña se ensancharon cuando vio en la trayectoria de su rostro una katana a gran velocidad. Levantó el boken al tiempo que esquivaba. El arma de madera se partió, como era de suponerse. La fuerza del impacto la arrojó al piso. Se golpeó la cabeza en el suelo y quedó aturdida. Un ojo violeta aún abierto, dientes apretados ferozmente, en un intento de defenderse hasta el final a pesar del dolor.

No lo necesitó, en un flash, la figura de su hermano estaba entre ella y el atacante.

"Ni lo pienses". Susurró Kenji, ojos en líneas finas, amenazantes.

"Ohh, que buenos ojos, no he visto muchas personas con esa mirada en esta patética Era Meiji... sin embargo" dijo el enemigo levantando la katana en posición defensiva "no te servirá de nada, con ese inútil boken".

Kenji rodó los ojos. Porqué tenían que ser tan densos los enemigos y dar una charla antes de un ataque? "Menos charla y más acción" dijo Kenji levantando el boken en respuesta. El muchacho no quería atacar primero.

Kiriko se había levantado y estaba en guardia mirando a su alrededor, se había apartado un poco para no interferir en la pelea. La fuerza del impacto aún la tenía un poco desorientada.

Lo mejor para atacar cuando no sabías el estilo de tu adversario era un batoujuztu, pensó Kiriko, pero con un boken ese tipo de ataque era imposible. También notó el poder del extraño kenki del hombre con katana, supuso que ese era el motivo por el cual su impetuoso hermano no había echo movimiento alguno. Estaba estudiando a su enemigo de la misma manera que Kiriko.

La estancia del hombre era extraña, como ninguna que había visto Kenji en una batalla real. Había algo muy extraño y peligroso acerca de este hombre y el muchacho lo sabía.

El agresor de estatura mediana y cabello negro corto tenía la pierna derecha hacia delante, rodilla flexionada, la otra pierna extendida totalmente hacia atrás, parado en apenas la punta de sus dedos. Katana en alto.

Finalmente, viendo que el adversario no se iba a mover Kenji decidió atacar. Desapareció con velocidad divina para aparecer luego en la izquierda de su atacante, la intención era hacer un Ryu Zou Sen. Aunque Kiriko no hubiera todavía comenzado con el entrenamiento de esa técnica en particular, sabía que la misma involucraba una serie de ataques randómicos, eso le había dicho su padre. Recordaba la lección perfectamente, Ran-geki-jutsu era la rama de ataques randomicos de Hiten Mitzurugi que incluían el Do Ryu Sen y el Ryu Zou Sen. Su hermano estaba aplicando el primero de manera efectiva. Pero de alguna manera el enemigo lograba bloquear. El pobre boken de Kenji sufriendo cada impacto con una mueca nueva en la madera.

La estancia del adversario era perfecta como defensa! Pensó Kenji saltando hacia atrás luego de que su ataque fuera efectivamente detenido. El enemigo sonrió.

"Mitzurugi RYU" dijo el hombre con una sonrisa de costado. Kenji y Kiriko ensancharon los ojos.

"No olvidaré nunca esa maldita técnica Seijurou HIKO!" dijo apuntando a Kenji.

El muchacho quedó confundido "Ese no es mi nombre" Kenji no quiso revelar nada más. Ambos hermanos estaban impresionados de que alguien reconociera Mitzurugi Ryu, y aún más, que supieran de su ermitaño 'abuelo'.

"Mientes, todos los maestros de Mitzurugi Ryu llevan ese nombre" dijo el adversario.
"Soy alumno" respondió simplemente Kenji. El hombre sonrió, por un momento pensó que estaba en problemas, pero podía lidiar con un simple alumno que no sabía el ougi.

Que supiera tanto de su estilo ponía un poco nervioso al muchacho, después de todo, no era frecuente que tuviera una batalla donde el enemigo le presentara mucha dificultad. Decidió terminar con el tema de una vez. Saltó alto en el aire y gritó RYU TZI ZEN!
La trayectoria de su boken iba perfectamente hacia el hombro del enemigo. Que estaba preparado y levantó la katana hacia arriba, Kenji apenas tuvo un segundo para desviarse. Un corte apareció en su costado derecho, la sangre comenzó a fluir. El muchacho cayó al piso con un golpe seco pero aún así rodó fuera del alcance de su adversario, boken aún en mano.

"KENJI!" gritó Kiriko tomando un paso al frente. Su hermano levantó la cabeza y entre el tupido cerquillo de cabello rojo intenso se pudieron ver sus flameantes ojos azules. Kiriko no se movió del lugar.

Kenji se levantó ayudado con el boken. Sus piernas apenas le sostenían. Era la primera vez que recibía un corte en batalla y la sensación de su sangre mojando su gi le revolvía el estómago. Sentía nauseas.
Miró la estancia de su enemigo. La defensa era perfecta y aparentemente impenetrable. Había algo acerca de esa postura... pero no sabía que, por más que pensara no se daba cuenta.

"Busen ryuu! KENJI! UTILIZA Busen ryuu!" gritó Kiriko.

El hombre abrió los ojos "Ohh vaya vaya, inteligente, eh? Ya que sabes mi estilo mejor presentarme, Okido Sosouto del estilo Busen Ryuu" dijo con una sonrisa.

Kenji pensó rápidamente, Busen Ryuu, lo había visto en uno de los tantos pergaminos que Shishou Hiko le había hecho estudiar, 'gracias Kiriko', pensó Kenji mientras recordaba los dibujos y los movimientos del antiguo estilo... estilo que se pensaba extinto.

"Himura Kenji" dijo el muchacho parándose derecho "Kamiya Kasshin y Hiten Mitzurugi Ryuu"

"Combinación? No importa, no podrás ganarme con un boken y esa herida deteniéndote" sonrisa arrogante.

"Ah si?" dijo el muchacho levantando una ceja "Ya veremos" a pesar del corte en su costado la velocidad de Kenji era impresionante. Ahora que sabía el estilo de su oponente pudo pensar en como romper la defensa.

Hizo una finta haciéndole creer al oponente que le atacaría de frente, esquivó el bloqueo y su cuerpo hizo una media vuelta, dándole una apertura en la parte posterior de Sosouto "Ryu-ken-sen!" el boken hizo un arco horizontal en el aire y conectó con la nuca de Okido, mandándolo volar varios metros hacia delante.

Kenji cayó de rodillas, exhausto, su hermana estaba a su lado segundos después. Que gran poder, pensó Kiriko ' si Kenji hubiera tenido una katana en lugar de boken, la cabeza de Sosouto hubiera volado varios metros'. Mitsurugi Ryuu era realmente letal si se quería utilizar para ese propósito.

"Kenji! Estas bien?" Kiriko se veía tan preocupada como sonaba, intentó mirar la herida de cerca.
"ITAI KIRIKO!" dijo el muchacho alejando las manos de su hermana. "Creo que no es profundo" dijo.

"Sumanai Kenji!" dijo Kiriko apoyando la cabeza en el hombro de su hermano, lágrimas caían de sus ojos.

"ORO?" dijo Kenji abriendo los ojos y mirando a su hermana "Porqué Kiriko-chan?" dijo Kenji intentando levantarse para no preocupar a la pelirroja.

"No pude ayudarte, sumanai" dijo otra vez.
"Qué dices Kiriko? Descubrí la técnica de ese hombre gracias a ti!" Kiriko tomó el boken de su hermano y lo aseguró en su hakama. Colocó el brazo de kenji sobre su hombro. El cansado muchacho se resistió al principio pero luego se dejo ser ayudado.

Alguno de los hombres a los que habían noqueado más temprano se habían incorporado, pero la mirada feroz de los pelirrojos los mantuvo al margen.
Ambos hermanos hicieron camino hacia el hostal, demasiado fatigados y heridos como para pasar por el bosque a buscar los kimonos.

X x xx

Kenshin estaba intranquilo. No era demasiado tarde todavía pero los rayos dorados del atardecer ya estaban entrando por la ventana de su habitación.

"Kenshin?" preguntó Kaoru al ver la cara de su anata. Fue respondida con una sonrisa de rurouni.

"Himura Kenshin, que está sucediendo?" dijo Kaoru algo comandante.

Kenshin suspiró, era imposible esconderle algo a su esposa "Estoy algo preocupado por los chicos. Tuve un mal sentimiento hace un rato, espero que no sea nada"

Kaoru se levantó y corrió hasta sus cosas, tomando un hakama y un gi. "Qué haces?" preguntó Kenshin levantando la mirada hacia ella.
"Qué crees? Me voy a cambiar y a salir a buscar a mis hijos!" la mujer ya estaba soltando su obi.

"Y dónde piensas comenzar?" preguntó el pelirrojo.

"Kenji dijo que recorrerían la zona norte hoy, comenzaré por ahí!" dijo la mujer que ya tenía sólo su kimono interior para remover. La modestia era innecesaria considerando que el hombre que tenía frente había visto mucho, muchísimo más.

"Y bien?" Kaoru estaba ya cambiada de ropa en la puerta de la habitación, boken en mano y mirada feroz. "No vienes conmigo?"

"ORO?" dijo el pelirrojo.

La mujer se acercó con pasos de dinosaurio y cabeza gigante a su marido. Kenshin pareció encogerse ante tal vista.

"Iie Kaoru-koishii" dijo Kenshin con una sonrisa tonta y levantando ambas manos "Prometí a los chicos que confiaría más en ellos, no me perdonarían si los fuera a buscar!"

"KENSHIN, MALDITO INSENSIBLE!" la mujer sacudía a su esposo por el gi y el pobre solo podía defenderse con ORORORORORORORORO!

"Y si les pasa algo?" dijo soltando a su marido que cayó golpeando su trasero. El pobre Kenshin quedó con ojos en espiral. "Estoy seguro que estarán bien... si estoy seguro!" dijo el pobre hombre.

Kaoru remangó un brazo y dijo "No importa, voy a buscarlos igual"

salió de la habitación antes que Kenshin pudiera protestar. El pelirrojo suspiró y sonrió. 'Ahh Koishii' pensó, 'que espíritu, igual que el día que nos conocimos'.

Tomó sakabatou y salió tras su esposa.

X x x x

Kiriko estaba agotada, habían caminado mucho durante la mañana, para luego entrenar buena parte de la tarde con su hermano, sin mencionar la pelea con un montón de rufianes. El peso de su hermano que estaba apoyado contra ella también le estaba afectando.
Kenji había dejado de sangrar gracias al vendaje improvisado que su hermana le hizo con un trozo de ropa, pero aún así el muchacho no estaba en buenas condiciones, agotado por el intenso día y mareado por el shock de la herida, el pobre Kenji se concentraba en colocar un pie delante del otro.

De pronto Kiriko levantó la cabeza, "Kuso" susurró.

"Nos están siguiendo" susurró Kenji.
"Lo sé" dijo la pequeña. Ayudó a su hermano a recostarse contra la pared. En la ciudad quedaba poca gente y todo el mundo se mantenía en sus asuntos, a nadie parecía importarle que el joven pelirrojo estaba herido.

"Ve a buscar a otou-san" dijo Kenji.
"Iie, no te dejaré solo"
"VE!" Kenji se levantó y tomó el boken que Kiriko llevaba.
"IIE! No te dejaré aquí solo, prefiero pelear yo" intentó quitarle el boken a su hermano mayor.
"Kiriko-chan, estás tan agotada como yo, no tardarán en derrotarte y no pienso mirar como golpean a mi hermana, ve AHORA!" dijo empujando a la niña y dando un paso tambaleante en dirección a los agresores.

Los hombres aparecieron, entre ellos no se encontraba Sosouto, eran simplemente los bándalos de la casa de juegos.

Muchos de ellos llevaban moretones, a alguno le faltaban dientes. En general, tenían cara de molestos, muy molestos.

"No somos tan fuertes ahora, eh?" dijo el engominado que hubiera hablado más temprano.

"KIRIKO, VETE AHORA!" Kenji saltó hacia delante y empujó a su hermana en dirección contraria de los bándalos.

Desarmada y sin otra alternativa, Kiriko salió corriendo hacia el hostal, pánico por la vida de su hermano era la única energía que necesitaba para darle poder a sus piernas.

No necesitó ir muy lejos.

Kaoru venía caminando por el medio de la calle, mirando cada movimiento, sentidos alerta como una mamá leona buscando sus cachorros en el medio de la sabana.

De pronto vio un flash rojo atravesar entre medio de unas personas y reconoció enseguida la pequeña figura.

"KIRIKO-CHAN!" gritó con todas sus fuerzas. La figura paró y buscó a sus alrededores un momento, segundos después madre e hija corrían la una hacia la otra.

"OKAA-CHAN! KENJI, HOMBRES...ATACANDO!" la voz de la niña salía en cortes dificultosos. Kenshin había alcanzado a las dos mujeres más importantes de su mundo y alcanzó a escuchar lo que dijo la pequeña.

"DONDE?" gritó en pánico Kenshin.

La pequeña señaló y dijo "Yo los guío" intentó correr pero tropezó. Kenshin la levantó en sus brazos y Kiriko comenzó a señalar el camino. Kaoru les seguía.

Avanzaron tres calles hasta encontrarse con un círculo de hombres y un Kenji en el medio de él.
El muchacho tenía la cabeza gacha y la mano izquierda tomándose el costado derecho de su cintura. Dando círculos torpes con boken en alto lograba rechazar los poco entrenados ataques de la turba, pero parecía que no aguantaría mucho más.

Bajando a Kiriko, Kenshin vio con horror como uno de los hombres sacaba un revólver del interior de su kimono, una sonrisa sádica adornando las figuras del desgarbado hombre.

Momentos después, la letal arma era partida a la mitad por el lado filoso de sakabatou, el hombre voló a una pared cercana cuando el pelirrojo rabioso le golpeó en castigo por tan viles métodos.

Mientras tanto Kaoru se había lanzado frente a su hijo. Boken en alto y mirada furiosa.
"No te metas en esto, MUJER!" gritó uno de la turba.
"NO SE METAN CON UNA MADRE!" dijo Kaoru revoleando su boken. Kiriko nunca había visto a su madre así. Sabía que la morocha era muy buena, le había visto en varias competencias amistosas, pero jamás en combate real.

Golpe hacia delante, conecta con la base del cuello de un hombre, media vuelta, golpe en la sien de otro. Giro y conecta con un abdomen.

Desde su nueva posición en el piso Kenji pensó 'wow, mi madre realmente patea traseros...'

La furiosa mujer dispuso de cuatro hombres... el resto al ver que la mujer los superaba y que el pelirrojo con cara de asesino y una filosa espada se venía acercando decidieron correr por sus vidas.

"Estas bien?" preguntó Kenshin agachándose junto a su hijo, intentando mantenerse calmo a pesar de la sangre que veía en el gi de Kenji.

"o otou-chan" susurró Kenji apoyando la cabeza en el pecho de su padre. "si no te importa, me gustaría desmayarme ahora"

Kenshin aseguró sus brazos alrededor del adolescente y asintió. El muchacho perdió la tensión de su cuerpo cuando finalmente dejó que la fatiga le desmayara.

X x xx

Kenji abrió los ojos y se encontró con el techo del hostal. Intentó incorporarse y su cuerpo le recordó la herida sufrida en batalla. Vio que por la ventana entraba una luz típica de las primeras horas de la mañana.

Decidió no levantarse, su cuerpo se sentía demasiado cansado para eso. Sintió una respiración y volteó la cabeza hacia el costado, vio a su padre con la espalda contra la pared y la cabeza cacha, apoyada sobre una de sus piernas flexionadas, parecía dormido.

Kenji sonrió. Miró el resto de la habitación, Kiriko y Kaoru estaban en el futon grande abrazadas, la pequeña tenía la cabeza entre los brazos de su madre.

"Como te sientes?" la voz de Kenshin era suave, para no despertar a las preciosuras que estaban durmiendo.

"Horrible, pero viviré" dijo Kenji ofreciendo una sonrisa grande. "La herida no es profunda"

"Hai" dijo Kenshin acercándose a su hijo. "Qué fue lo que pasó Kenji, Kiriko estaba demasiado asustada anoche como para entender lo que nos explicaba y se quedó dormida poco después de que le dijimos que estarías bien".

"Fue muy extraño otou-san, nunca había peleado con un oponente así".

Kenji procedió a contarle todos los detalles a su padre, desde el extraño ki, hasta el conocimiento del enemigo sobre Hiko y el Hiten Mitzurugi.

"Busen ryuu" susurró Kenshin recordando el pergamino que había estudiado muchos, muchísimos años atrás.

"Lo que no entiendo otou-san, es que el hombre dijo 'no he visto esos ojos en esta patética era Meiji', pero el tipo difícilmente tenía más de veinticinco años!"

'Entonces... era imposible que hubiera visto otra era, muchos menos pelear en ella', pensó Kenshin.

"Sabes de dónde vienen esos pergaminos que Hiko tiene?" dijo kenshin.

"Iie" respondió su hijo.

"Cada maestro de nuestro estilo, desde el Gran Seijurou Hiko I, han documentado cada técnica que han visto a lo largo de su vida, para pasarle ese conocimiento a sus aprendices y así estar siempre preparados. Luego de trece sucesores podrás imaginar que muchas técnicas y estilos distintos han sido documentados, Busen Ryuu, Kenji, es de la época del décimo maestro del Hiten Mitzurugi y se creía extinto cuando su último maestro sucumbió ante el ougi de nuestro predecesor".

Ambos pelirrojos se quedaron en silencio, las conclusiones a las que saltaban eran demasiado locas para ser compartidas.

"Es todo muy extraño, yo creo que deberíamos seguir al tal Sosouto y ver que podemos conseguir" dijo Kenji.

"Hai, explícame bien que rutas tomó el día de ayer" terminó Kenshin. Su hijo no protestó y le contó en detalle todo lo sucedido.

Esa tarde mientras sus Kiriko y Kenji descansaban Kenshin se dedicó a rastrear el extraño Ki. Le creía a sus hijos pero nunca había percibido un ki doble, quería sentirlo por si mismo, además de golpear un poquito al bastardo que se atrevió a lastimar a su 'niño'.-

Pensó en ser sutil en sus acciones, pero finalmente decidió patear la puerta de la casa de juegos y preguntar directamente por el tipo. Aterrados, los rufianes prosiguieron a contarle que Sosouto venía de vez en cuando pero que no sabían mucho de él, sólo que vivía en algún lugar hacia las montañas, siguiendo el camino.

X x x x

El jefe estaba molesto, muy molesto.
"Y bien? Dónde está Sosouto?" preguntó mientras sus rasgos se deformaban en una mueca molesta.

Sus hombres que vestían de negro le escapaban la mirada, finalmente, uno de ellos con cabello lacio negro llovido en gajos tomó un pasó adelante y dijo "Lo siento jefe, lo hemos perdido"

"COMO!" se levantó de su asiento, que más parecía un trono, estaba colocado en el medio de la oscura habitación y colocado sobre una tarima con escalones. El jefe, que era un hombre alto y fornido, y llevaba un fino kimono parecía impaciente y molesto.

"Y BIEN! Explíquenme como uno de nuestros mejores miembros fue PERDIDO?" mirada de asesino, sus hombres eran fácilmente intimidados.

"Bueno, por lo que pudimos averiguar se enfrentó a una persona que logró noquearlo... y no retornó" susurró el pobre subordinado.

"Sosouto es maestro de Busen Ryuu... me pueden explicar cómo diablos alguien en esta patética era pudo derrotarlo? ES MAS; QUE DIABLOS HACÍA FUERA DEL CUARTEL?" la rabia del jefe era más que nada, terror a SU jefe si descubría que le estaba fallando en algo.

"Bueno jefe...a Sosouto-san le gusta salir a la ciudad de vez en cuando, y parece que se metió en una pelea callejera"

Intentando mantener la calma, el hombre de fino kimono volvió a sentarse "Bien, y como es posible que en una simple pelea lo Perdamos?"

"eeto..." comenzó el muchacho "No lo sé jefe..."

Otro de los subordinados fue lo suficientemente valiente para hablar "Se dice que peleó con un muchacho con la velocidad de los dioses, un demonio con cabello rojo, eso dijeron los rufianes del salón de juegos".

El jefe golpeteaba con sus dedos el posabrazos de su trono, pensamiento profundo mientras decidía que hacer.

"Traigan el caparazón de Sosouto otra vez... el jefe estará muy molesto cuando sepa que tiene que repetir el ritual, partiremos esta noche"

Los subordinados asintieron y haciendo un saludo formal agacharon cabezas y torsos; salieron rápidamente a cumplir su misión.

'Cabello rojo, eh?' Algo acerca de eso le llamaba la atención.

X x x

Kenshin encontró el lugar que su hijo le describió. Tal como el muchacho le contara, los kimonos olvidados estaban cuidadosamente doblados bajo un árbol. Afortunadamente, estaban un poco sucios pero no estropeados.

Buscó en el bosque durante un par de horas más, pero para su decepción no pudo encontrar rastro alguno, ni del sospechoso hombre, ni de su supuesta guarida o refugio.

Frustrado y hambriento decidió volver con su esposa e hijos.

Cuando llegó a su temporario hogar una hora más tarde encontró a su hijo levantado, aunque todavía vestido en yukata, el joven estaba leyendo un libro. Kiriko estaba dibujando en un pergamino, Kenshin admitió que su hija tenía talento, Kaoru un día le comentó que probablemente viniera de su bisabuelo, que era un talentoso artista.

Libro y pergamino fueron olvidados cuando su padre entró, el pelirrojo mayor fue recibido con cálidas sonrisas de los tres integrantes de su familia. Explicó que no pudo encontrar nada.

Almorzaron en silencio y Kiriko dijo "Yo puedo acompañarte otou-chan, tal vez pueda reconocer a Sosouto si es que esta por aquí".

"Yo iré también" dijo Kenji levantándose, inmediatamente se arrepintió y colocó su mano sobre la herida. "Oh no jovencito, tu te quedas aquí hasta que esa herida sane correctamente".

"Pero okaa-san" comenzó a protestar Kenji. Kaoru se puso roja y su cabeza pareció agigantarse. Hasta la fecha, Kiriko y Kenji nunca habían encontrado un kenki tan atemorizante como el de su madre, y aunque nunca hubiera comentado al respecto, Kenshin tampoco.

"Pensándolo bien" dijo el muchacho sentándose otra vez.

"Ne otou-chan? Hoy seremos solo tu y yo" dijo Kiriko con una sonrisa, resistió la urgencia de sacarle la lengua a su hermano.

Había algo acerca de esos inocentes y hermosos, grandes y traicioneros ojos que hacía que Kenshin fuera totalmente vulnerable a ellos, aprendería a decir que no algún día? Podría resistir esa mirada llena de esperanza, amor y confianza?
Tal vez nunca.
Suspiró y dijo "Hai Kiriko-chan".

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La tarde encontró a padre e hija caminando lado a lado, nadie sospechaba que bajo esa fachada de paseo familiar había una misión secreta. Kenshin, a pesar de que no hacía mucho frío, llevaba una capa larga cubriéndole, para ocultar sakabatou y el boken de su hija. Después de lo sucedido el día anterior, no saldría sin ellos.

A pesar de su falta de experiencia Kiriko abrió sus sentidos en búsqueda del extraño kenki del día anterior. Una hora después sus esfuerzos habían sido inútiles, no había rastro de Sosouto.

Finalmente, luego de recorrer un largo rato la zona de la ciudad donde había estado con su hermano el día anterior, padre e hija escucharon una conmoción. Levantando la vista vieron tres hombres vestidos de negro rodeando a otro hombre que estaba poniendo resistencia.

"ESE ES SOSOUTO!" gritó Kiriko señalando al hombre que era el centro de la conmoción. La niña comenzó a correr en la dirección del disturbio pero su padre la tomó por la parte de atrás del gi, levantándola del piso levemente.

"No olvidas algo?" dijo con sonrisa de rurouni dándole el boken a su hija. Kiriko se ruborizó y sonrió una similar sonrisa.
"Quédate detrás de mi" dijo Kenshin adelantándose a su hija, no desenfundó su espada, pero una mano se mantenía cerca de la empuñadura, lista para desenfundar ante el más mínimo peligro.

Al acercarse se pudieron distinguir las voces "QUE QUIEREN DE MI! NO!" el hombre que Kiriko hubiera identificado como Sosouto tenía los puños levantados e intentaba defenderse de sus atacantes, que a pesar de poseer katanas las tenían enfundadas.

"Tres contra uno no es muy honorable" dijo Kenshin haciendo notar su presencia. Los cuatro presentes centraron su atención en el pelirrojo. Era este el demonio del que habían escuchado el día anterior? No parecía apenas un muchacho, aparentaba ser un hombre en los mediados de sus treinta.

"No tienes nada que hacer aquí" dijo uno de los hombres de negro.
"AYUDA POR FAVOR!" gritó Sosouto, ojos grandes en pánico. A pesar de que Kiriko le identificara como el hombre que hirió a su hijo, Kenshin no podía negar el pedido de ayuda tan desesperado.

"Les recomiendo que dejen a ese hombre y se retiren pacíficamente" Sólo Kiriko notó que la mano de su padre se acercaba un par de milímetros mas a la empuñadura de sakabatou.

"Estás bromeando? El jefe tendría nuestras cabezas si dejamos ir a este caparazón, además, no podemos dejar pasar una pelea real" uno de los tres vestidos de negro desenfundó su katana.

"Nuestro estilo es Tamiya ryu" dijo el hombre asumiendo una estancia.

"No me interesa" dijo Kenshin asumiendo battou-juztu. "Kiriko" dijo con voz fría y comandante "No te metas en esto".

"Hai Shishou-tou-chan" cuando su padre le hablaba así, la pequeña no se animaba a desafiarlo.

Tamiya Ryu... Kiriko comenzó a pensar, tratando de recordar si había aprendido algo acerca del estilo.

Kenshin ya había recordado, Tamiya Ryu era otra escuela clásica de Budo, muy antigua, tanto que había nacido antes de la era Tokugawa, en la era Tempo antes del 1600. Desafortunadamente no recordaba mucho más.

Los tres hombres asumieron también estancias de battou-juztu, el arte de desenfundar y cortar a tu enemigo, todo en el mismo movimiento.

"TRES CONTRA UNO NO ES HONORABLE!" gritó Kiriko desde su posición en un costado del camino, alejada del peligro.

"No nos importa el honor! No es como si fuéramos a ir al infierno o algo!" dijo uno de los hombres riendo. Los otros dos echaron a reír furiosamente, aparentemente compartían un chiste entre ellos.

En un milisengundo los tres enemigos desenfundaron con una gran velocidad, aún así, el hombre que se había ganado el título de Battousai por dominar todas las formas conocidas de battou anticipó cada movimiento. Con la ayuda de su vaina de metal bloqueó al único de los tres que no había desviado con sakabatou.

Los tres hombres quedaron impresionados. "Buen movimiento, pero no lo suficientemente bueno". Dijo Kenshin mientras danzaba entre medio de los hombres.
De todas formas, los tres vestidos de negro no eran peleadores mediocres, y de una forma u otra lograban bloquear o esquivar al pelirrojo.

"Debo reconocer que dominan bien su estilo" dijo Kenshin asumiendo otra vez la estancia de battou "pero eso no evitará que sean derrotados".

Con sonrisas arrogantes los tres hombres se lanzaron hacia el pelirrojo. El battou de Kenshin partió la katana del primero con el que conectó, el trozo afilado volando por el aire y aterrizando cerca de una impresionada Kiriko. El impulso del primer golpe llevó a sakabatou a chocar contra la segunda katana dirigida a kenshin. Y finalmente el tercer hombre, que creyó que había penetrado en la defensa del pelirrojo, recibió una vaina en la garganta por su estupidez. Quedó en el piso incapacitado, apenas podía respirar.

Mientras esto sucedía Sosouto decidió que era buena idea salir corriendo. Un boken apuntado a su cara le detuvo en sus planes.

"Ni lo pienses" para doce años y carita de bebé, la mirada de Kiriko prometía dolor.

Escuchando un golpe seco Kiriko levantó la vista para ver al ultimo enemigo caer como una bolsa de papas. Mmmh, los hombres eran muy habilidosos, pensó Kiriko, le había tomado bastante a su padre disponerse de los tres, es más, analizando al pelirrojo, la joven podía ver que había un corte en la manga de su amplio gi azul.

Kenshin examinó la rasgada tela "Tu madre tendrá mi cabeza" le dijo a su hija con una sonrisa. Kiriko sonrió también, asintiendo.

"NO ME MATEN!" gritó Sosouto temblando. Kenshin levantó la ceja, era este el mismo hombre que había logrado herir a su habilidoso Kenji? Difícil de creer, además, su kenki era el de un guerrero, pero no muy poderoso, o doble.

"Qué querían esos hombres contigo?" preguntó Kenshin acercándose más al hombre. Kiriko aún tenía el boken apuntado, luego del display de habilidad que Sosouto había echo el día anterior la joven no bajaría la guardia por nada en el mundo.

"No lo sé, no lo sé! Déjenme en paz, no he hecho nada! No se ni siquiera donde estoy!" arrodillándose en el piso el hombre comenzó a llorar. Kiriko y Kenshin compartieron una mirada confundida.

"Okido Sosouto, del estilo Busen Ryu, responderás ante las autoridades por el crimen de atacar a mi hijo" dijo Kenshin controlando su ira.

"MI NOMBRE NO ES OKIDO! No sé que le pasa a esta gente, en el pueblo también me llamaron así" el hombre se tomaba la cabeza, arrodillado en el piso y llorando, era patético.

"Quién eres entonces?" preguntó Kiriko que de pronto hasta culpable se sentía por hacer llorar al hombre.

"Mi nombre es Yoshi Aino, maestro de Aikido"

"Aikido?" dijo Kiriko, pero, como podía ser maestro de un arte marcial como Aikido cuando el día anterior le había visto revolear una katana como un experto?

Decidiendo que este hombre no era peligroso, Kenshin ofreció una mano. El asustado hombre la tomó temblorosamente y se levantó

"Aino-dono, qué es lo último que recuerda?"


Sorry, lo tengo que cortar acá!
Pero por lo menos fue un capi larguito, no?

Pasaron muchas cosas.- Se que todavía hay cosas que no se entienden y esta bastante complicado, pero prometo que en el que viene se pone muy emocionante, y además explico todo.

Espero sus comentarios!
Nos vemos en el proximo

MYKS