HOLA A TODOS!
Les tengo un capi super movidito.
Se que en los anteriores estaba todo medio confuso, pero era mi idea de generar intriga. Les prometo que en este capi se aclaran la mayoría de las cosas.
Y si, como lo dice la descripción, este fic contiene elementos sobre naturales, pero espero haber hecho buenas explicaciones.
Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo IV: Viejos Conocidos
Por Myks
Kenshin y Kiriko no salían de su asombro, el hombre que tenían delante clamaba ser una persona distinta a la del día anterior, y lo que era aún más asombroso, no recordaba que había sucedido durante el último año de su vida.
Finalmente, con ayuda de Kiriko quien los fue a buscar, la policía apareció y se llevó a los tres hombres de negro para ser interrogados.
Al fin, después de tantos días de búsqueda Kenshin sentía que estaban sobre la pista de algo importante.
Yoshi Aino les acompañó al cuartel sin ofrecer resistencia alguna. Una vez ahí los policías comenzaron a investigar viejos reportes para saber si el hombre era solicitado en alguna otra provincia, o había sido reportado desaparecido.
Horas después, a pesar del pesado interrogatorio y amenazas de la policía, los tres hombres vestidos de negro no habían ofrecido mucha información. Aparentemente, le temían más a su destino si decían algo que a la propia policía.
Se descubrió entonces que Yoshi Aino era buscado por su familia desde el año anterior en la provincia de Han. El hombre habría desaparecido un día sin dejar rastro y nadie sabía de él.
Kenshin recordó el relato de Aoshi, en el que su ex enemigo le comentara sobre las desapariciones de personas fuertes, guerreros. Aino, era un reconocido maestro de Aikido en su localidad.
Finalmente, luego de una larga persuasión de parte de la policía (persuasión que también podía ser llamada tortura) uno de los hombres se quebrantó y dijo que estaban detrás de los asesinatos de las jovencitas, hasta explicó donde quedaba la guarida.
La policía y Kenshin no tardaron en hacerse presentes en el lugar, solo para descubrir que estaba totalmente desabitado. Encontraron una habitación con rastros de sangre y evidencia suficiente para relacionar los asesinatos con el edificio, además de extrañas quemaduras en el hall principal del lugar.
La familia regresó a Tokio, con un sabor agridulce, si bien habían atrapado a los supuestos autores de tan horribles crímenes, algo no calzaba bien, algo faltaba.
Lo más increíble era la historia de Aino, un hombre de la policía, que era muy religioso, comentó que podía haber estado poseído. Nadie le creyó y todo el mundo se lo tomó a chiste. Kenshin recordó lo que le dijeron sus hijos, cuando Aino se hacia llamar Okido Sosouto, el ki del hombre era doble, el pelirrojo no era una persona muy creyente de lo sobrenatural, pero había visto demasiadas cosas extrañas en su vida como para cerrarse totalmente.
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La cálida bienvenida llenó de felicidad a la familia Himura. El día que llegaron a Tokio, Yahiko, Tsubame, Shinya, Sano, Megumi y Souzo les esperaban en el Dojo con la cena pronta.
"Tío Kensi!" gritaba Souzo estirando los bracitos a Kenshin. El pelirrojo lo levantó en el aire haciendo que el bebé se regocijara. Pocos segundos después el pequeño morocho viajaba en los hombros de su 'tio'.
"Hola BUSU, descansaron? Más te vale porque aquí tuve que trabajar como un esclavo" dijo Yahiko fingiendo una mueca.
"Yo también te extrañé" dijo Kaoru dándole un abrazo. Descubrió que el peor castigo que podía darle al ahora crecido Yahiko, no era un boken en la cabeza, sino un cálido abrazo.
"OI BUSU, si quisiera que una mujer fea me abrazara me hubiera casado contigo!" todos rieron a excepción de Kenshin que estaba muy distraído jugando con los hijos de Sano y Yahiko.
Kenji y Sano estaban cuchicheando algo, a la manera tan especial que tiene un tío mayor de pervertir a un adolescente. Kiriko conversaba con tía Megumi y Tsubame.
En resumen, todo volvió a la normalidad en el dojo. Kenshin le mandó una carta a su Shishou para contarle lo sucedido y que le enviara (si es que la había) más información sobre Busen Ryuu, también le mandó una a Aoshi para que el ninja se enterara de los extraños eventos.
Una semana después, junto con la carta de réplica de Hiko, llegaron Aoshi, Misao y Shiro, la hija menor de los ninjas se quedó en la Aoiya, no querían cargar el dojo de más gente.
Kenji estaba feliz, en el pueblo no tenía muchos amigos, no porque no fuera un muchacho sociable, pero se la pasaba todo el día hablando de su entrenamiento y obviamente, entrenando, era un estilo de vida que pocos comprendían. Shiro en ese aspecto era un gran compañero. Por su parte Kiriko estaba muy molesta, la joven miraba con celos a su hermano y compañero de práctica, que había decidido cambiarla por el idiota (según ella) de Shiro Shinomori.
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Kenshin primero abrió la carta de Hiko. Se quedó congelado mientras la leía, según su maestro, el último maestro de Busen Ryuu de la historia había sido Okido Sosouto, hacía ciento cincuenta años atrás. No tardó en compartir esta información con el ninja.
Aoshi se quedó pensativo durante varios minutos, su cara no revelaba nada, bebió un sorbo de té y luego de una pausa dijo "Tengo una teoría Himura... pero no te va a gustar".
Kenshin sintió la necesidad de tragar saliva en anticipación.
"Toda la evidencia indica rituales oscuros, viejas escrituras de los Oniwabanshu relatan estas actividades, servidores del infierno" pausó un poco más y el misterio estaba matando al pelirrojo. Porqué Aoshi tenía que ser tan complicado? Pensó.
El seco hombre continuó "Piensa Himura, jovencitas con extrañas marcas y cortes con su sangre drenada, un hombre con un extraño Kenki doble... kenki, el espíritu de un guerrero... si hay dos kenki..."
"Hay dos espíritus" susurró Kenshin.
"Exacto. Mi presunción es que alguien está realizando rituales oscuros para traer guerreros del pasado a esta época". Terminó el ninja. Pausó para darle tiempo al pelirrojo de reflexionar sobre esta nueva información.
"Finalmente las desapariciones de las niñas y los guerreros estaban conectadas" dijo Kenshin.
Aoshi asintió, sabía que Himura comprendería su línea de pensamientos, por descabellada que pareciera.
"Pero eso... eso es imposible. Si algo así sucediera entonces... cualquiera..."
"Hai Battousai... cualquier enemigo del pasado podría aparecer en cualquier momento".
Las pupilas de Kenshin se dilataron cuando pensó en su familia y las implicaciones de esta información.
Ya que estaban de visita, la familia Shinomori decidió quedarse unos días más. Sin embargo, eso no impidió que Shishou Kenshin se pusiera especialmente exigente en sus entrenamientos.
A Kiriko y Kenji les dolía todo el cuerpo. Hacía dos horas que estaban metidos en el río y el clima no era para nada caluroso. Su kenki y el pesado entrenamiento les ayudaba a olvidar las frías aguas. Su padre tenía una mirada dura mientras observaba cada movimiento.
Kenji le susurró a su hermana "Recuerdas si nos mandamos alguna Kiriko-chan?"
Su hermana sacudió su cabeza mojada, cabellos rojos aplastados en agua y sudor.
"MAS PRACTICA Y MENOS CHARLA" gritó el pelirrojo.
"HAI SHISHOU!" gritaron los jóvenes en unísono, sin decir más resumieron su actividad.
"Hola Sano" susurró Kenshin sin siquiera quitar la vista de sus hijos.
"Wow Kenshin, que ha pasado hermano, estás mas implacable que Hiko, no tendrás miedo de esa palabrería del Cubo de Hielo, no?" Sano llevaba una sonrisa que desapareció cuando vio el rostro de su mejor amigo.
"Oi Kenshin, no me digas que crees en eso, vamos amigo" dijo Sano golpeando la espalda del pequeño hombre. Para su sorpresa Kenshin no tambaleó, estaba firme en el lugar, postura rígida.
"Sanosuke, no sé si lo que hablé con Aoshi es verdad o no. Pero confío ciegamente en el juicio de ese hombre" le ofreció una sonrisa de rurouni a su amigo "Si no fuera por él, Kaoru tal vez no estaría con nosotros hoy... y yo..." Sanosuke le depositó una mano en el hombro a su amigo, el pelirrojo no necesitó decir más.
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Yahiko conocía muy bien a su mentor, y podía decir con seguridad que al pelirrojo le preocupaba algo. Así fue, que cuando Kenshin le pidió para entrenar con él, a Yahiko no le sorprendió mucho.
Desde la madrugada los dos hombres entrenaban ferozmente con Shinais, las habilidades de uno y del otro aparentemente parejas. Luego, cuando los primeros grupos de la mañana llegaban Yahiko se dedicaba a dar clases y Kenshin a entrenar a sus hijos.
Esa era otra cosa que Yahiko había notado, los dos jóvenes pelirrojos llegaban cada día del entrenamiento como si hubieran recibido una golpiza. Apenas comían y se iban a dormir, Kenshin les estaba exigiendo al límite, Yahiko quería averiguar porqué, pero supuso que Kenshin se lo diría a su debido tiempo.
Kaoru notó esto también, pero se lo atribuyó a la herida que sufrió Kenji en batalla, tal vez su anata estuviera preocupado que algo similar sucediera otra vez y por eso presionaba más a los chicos.
Por su parte Sanosuke y Aoshi tenían una idea muy clara de lo que pasaba por la mente del pelirrojo, en el fondo, los dos hombres también temían que las suposiciones que habían hecho fueran verdad.
Esa misma semana, Kenshin se apareció por el departamento de defensa. Yamagata no parecía sorprendido cuando el embravecido hombre entró en su oficina.
"Himura-san, que te trae por aquí? Supimos que tu y tus hijos hicieron un buen traba..."
"Ahórreselo Yamagata-san, debí suponer que había una agenda escondida desde el principio" susurró Kenshin, pero Yamagata lo escuchó claramente.
El hombre tragó saliva "O sea que sabes que esto es mucho más grande" dijo el hombre mayor.
"Hai, ya me parecía extraño que el ministro de defensa se preocupara tanto por algún asesino en serie sádico satanista, algo más había escondido".
Yamagata quedó en silencio y miró sus manos sobre el escritorio. La tensión se podía cortar en el ambiente, el ministro se levantó y caminó hacia la ventana, los rayos de la tarde iluminando sus fatigadas facciones.
"Himura-san... sé que mantuve ciertos hechos ocultos. Pero presumí que no te involucrarías si sabías que la vida de tus hijos podía estar en riesgo".
"CLARO QUE NO!" dijo Kenshin perdiendo un poco la compostura. "Primero preferiría morir mil veces" la emoción en la voz del pelirrojo era evidente.
Yamagata suspiró "Himura-san... no queda mucha gente en este país con las habilidades suficientes para la guerra que se avecina... es por eso que teníamos que saber... saber"
"Guerra? Que guerra?" dijo algo horrorizado Kenshin.
"En el último año, hemos perdido muy buenos agentes a causa de la misma organización secreta que esta detrás de los asesinatos. De alguna manera, esta organización posee guerreros de habilidades inigualables, legendarias. Enviamos un pequeño ejército de doscientos hombres armados con las mas modernas armas a detenerlos en su última ubicación conocida. Ninguno regresó" El tono de Yamagata era solemne.
"Y por eso mandaste a MIS HIJOS a meterse en ese problema?" el pelirrojo estaba perdiendo la paciencia.
Yamagata suspiró "Sabíamos que la facción en Takayama era poco importante... queríamos..."
"Testear si los hijos de Battousai eran fuertes?" dijo Kenshin levantando la voz. "MALDIGO LA HORA EN QUE DEJE QUE TOMARAN UN BOKEN EN SUS MANOS!" dijo el pelirrojo. Toda la angustia y rabia por las constantes manipulaciones del gobierno lo habían hecho explotar, sobre todo porque esa manipulación ahora involucraba a sus hijos.
"Era inevitable Himura-san" suspiró Yamagata "Tus hijos nacieron en un Dojo, después de todo. Crecieron bajo el ideal de la espada que protege y revitaliza... y finalmente aprendieron la técnica más suprema que practica un principio similar... Proteger al inocente, al débil... no es así Himura-san? No es eso de lo que se trata Mitzurugi Ryuu?"-
Derrotado con una declaración tan real y sincera, Kenshin asintió. Después de todo, había sido inevitable.
"Aun así Himura-san, tus hijos siempre tendrán la decisión en sus manos, siempre podrán elegir si luchar o no. Como el día que tu elegiste ir a Tokio y detener a Shishio".
"Yamagata-san... tendrás mi ayuda... mientras pueda blandir esta arma de justicia" Kenshin tomó sakabatou en sus manos "mientras me queden fuerzas para luchar... lo haré... es parte de mi redención"
se marchó hacia la puerta "sin embargo" dijo antes de salir "No dejaré que mis hijos arriesguen sus vidas con bokens en sus manos... no lo haré"
Con esas palabras Yamagata se encontró solo dentro de su amplia oficina, 'y no lo necesitaras' pensó el ministro con una sonrisa amarga 'lo lamento Himura-san, pero tal vez, sólo con tus manos, esta vez no sea posible vencer al enemigo... esta vez necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir... que kami nos acompañe'.
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Era un buen cuerpo... sin duda un buen cuerpo el que le habían elegido, lo aprovecharía al máximo, no dejaría pasar esta oportunidad. Sólo esperaba que él estuviera vivo. Si, habían pasado más de quince años
Quince años...quince años pudriéndose en el infierno, esperando que cayera en cualquier momento, esperando que sucumbiera, pero no... si no hubiera sido por la retorcida momia que ahora era su amo y señor, no tendría esta oportunidad...
El joven hombre fornido, pero a la vez delgado se sonrío, era una sonrisa siniestra, amplia, blancos dientes reflejando la luz de la luna de esa oscura noche. Dicen que los ojos son las ventanas del alma, si alguien hubiera vivido lo suficiente para mirar los ojos del hombre que caminaba a las dos de la mañana a las afueras de Tokio con un Daisho en la cintura, hubieran visto en las pequeñas pupilas dilatadas la locura y el hambre por asesinato que este portaba. Acomodando su sombrero de paja, se hizo camino hacia una parte de Tokio que anhelaba visitar.
/nota: Daisho son las dos espadas que tradicionalmente lleva un samurai. Como Kenshin cuando era battousai, una espada corta para la defensa, llamada wakizashi y la katana normal.
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Kiriko estaba contenta, finalmente su padre le había dado un respiro y ahora estaba paseando con sus adoradas mamá y tía. Las tres eran un cuadro perfecto de risitas y belleza mientras cargadas con unos cuantos paquetes se dirigían a otro negocio más. La tarde era joven y el mercado tenía muchas cosas interesantes.
"Hay, yo creo que Shiro se verá muy bien con este gi que le compré... Es tan apuesto, como su padre! Pero no creo que llegue a ser tan alto como el... bueno, es mi culpa, después de todo soy una petisita. Y Kaoru-san, tu hijo está creciendo tanto, ese muchacho romperá corazones en un par de años, te digo! Y no quiero saber cuando Kiriko-chan sea más grande..."
La voz de Misao era un torbellino de palabras, pero su sobrina postiza y su mejor amiga estaban muy acostumbradas, sonrieron todo el rato prestando atención a lo que la mujer decía.
"Y ese esposo tuyo Kaoru, siempre tan vivaz... parece mentira que tenga cuarenta y cuatro! El otro día vi a Hiko cuando nos trajo la carta, aunque en realidad se que aprovechó a visitar a Omasu, pero bueno, decía, vi a Hiko, ese hombre tiene que, casi sesenta no? Parece que tuviera muchísimo menos, puro músculos y unas pocas canas, nadie adivinaría su edad. Ese Mitzurugi Ryuu es impresionante eh?"
Kaoru se ruborizó pensando en lo IMPRESIONANTE del Mitzurugi Ryuu, trató de mantener la compostura dado que su hija estaba presente "Ahh si Misao-chan... realmente impresionante" susurró Kaoru, cachetes colorados a más no poder. Kiriko aparentemente falló en ver las implicaciones ocultas del comentario, pero Misao se ruborizó también.
"Ohh si, yo también llegué a ver el Mitzurugi Ryu de Ken-san, muy impresionante HOHOHOHOHOHO!" de pronto de la nada, detrás de Kaoru apareció una Megumi con orejas de zorro y colita. Un desentendido Souzou en sus brazos.
"MEGUMI-SAN!" dijo Kaoru escandalizada, sabiendo que Megumi también se había dado cuenta del mensaje oculto.
"Megumi-san!" dijo Misao contenta y tomando a Souzou en sus brazos "Qué te trae por aquí?" preguntó la morocha con una amplia sonrisa.
"Desafortunadamente mi cabeza de pollo de marido no es tan atento como otros esposos y tuve que venir al mercado a hacer unas compras".
Kaoru sabía que el comentario no era del todo verdad, Sanosuke podía ser todavía en esencia un vago, pero el ex aventurero ayudaba a su esposa en lo que podía y de vez en cuando tenía trabajo... de vez en cuando, probablemente esta era una de esas ocasiones.
"Si ya terminaron de hablar de las partes intimas de mi padre, LO CUAL NO ME INTERESA PARA NADA, podemos ir a casa, tengo hambre" dijo Kiriko hablando por primera vez en mucho rato, las tres mujeres cayeron al piso, estilo anime, casi habían olvidado que la pequeña les acompañaba. Pequeña, pero no desentendida obviamente.-
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Kenji y Shiro estaban a orillas del río, boken y kodachi olvidadas totalmente, las armas estaban apoyadas en un tronco caído. Los muchachos estaban en el piso, apoyando la espalda en la robusta madera, su mirada fijada en un gran pergamino que sostenían entre los dos. Ojos agigantados mientras con asombro miraban por primera vez, aunque fuera en dibujo, aquello que se esconde bajo el kimono de una mujer.
"Sugoi" suspiró Shiro. Aunque sus hormonas no estuvieran tan adolescentemente rabiosas como las de Kenji, igual le interesaba ver esos dibujos que habían conseguido a través de tío Sano.
Afortunadamente, o para desgracia de los chicos, lo único que se veía de la mujer era su torso desnudo, su kimono caía hacia atras, cubriendo sus brazos y piernas. Por ahora, los muchachos se conformaron con esto.
Tan distraídos estaban en su pequeña perversión, que Kenji casi no detecta un kenki muy poderoso que se dirigía en su dirección. Casi.-
En un milisegundo el muchacho empujó a su amigo fuera del camino de la katana que partió el árbol caído donde segundos atrás estuvieran recostados los dos adolescentes.
Kenji miró a su nuevo enemigo. Alto, figura delgada pero a la vez muy musculosa, sombrero de paja, cara larga y fina... ojos de asesino. Ki de asesino, ki doble... mirada maníaca.
Kenji dio un pasó atrás, pero se mantuvo siempre frente a su amigo. Se podía decir que Shiro estaba paralizado también, el joven Shinomori tenía entrenamiento, seguramente el extraño kenki doble y peligroso de este desconocido le era tan abrumador como a Kenji.
Kodachi de entrenamiento y Boken habían quedado a unos cuantos metros, especialmente después de que todo volara cuando el desconocido atacó.
"Dime muchacho... qué eres de Battousai?" una sonrisa siniestra se formó en la cara del asesino.
Kenji maldijo para dentro suyo, "No sé que me hablas" voz firme.
"Ahh muchacho, intenta engañar a otro, pero no a mi. Te paras como él, tienes su maldito rostro, y un kenki casi tan fuerte. Pero no eres él, eres muy joven. Dime niño, donde está papi?" Kenji maldijo otra vez.
Habiendo superado el shock inicial, Shiro se embraveció, Kenji notó el cambio en el ki de su amigo.
"Tan poco honor tienes que atacas a dos personas desarmadas?" dijo Kenji con mirada feroz, inconscientemente dando un paso delante de su amigo.
"El honor es algo que me tiene sin cuidado muchacho, pero la venganza, ahhh la venganza es dulce..."
Kenji supuso que este hombre había sido derrotado por su padre en algún momento.
"Y bien? Tienes dos opciones, o vienes conmigo o tu amigo termina en pedacitos" la sonrisa siniestra se amplió de lado a lado.
"Qué piensas que somos, niños indefensos!" dijo Shiro dando un paso hacia delante. Kenji levantó el brazo para detener al muchacho.
"Ohh si, detecto poderosos espíritus en estos jovencitos, sin embargo!" el hombre de sombrero se lanzó hacia los muchachos. Kenji desapareció con su velocidad y Shiro dio un gran salto fuera del camino. Aún así, el grito de dolor de Shiro estremeció a Kenji. Levantando la mirada hacia su amigo pudo ver que el siniestro hombre había logrado rasgarle una pierna, afortunadamente no parecía grave.
Kenji se lanzó en búsqueda de su boken, pero se detuvo cuando vio que Shiro tenía una katana apuntada a la garganta.
"Veo que tienes buen juicio muchacho, bien, acompáñame, tengo un lugar que mostrarte... y tu" dijo mirando a Shiro "Ve a decirle al Battousai que Jineh lo espera en el mismo lugar que la última vez!"
El hitokiri se acercó a Kenji y lo golpeó con la empuñadura de la katana en el estómago, el muchacho cayó inconsciente. Su último pensamiento fue de Shiro, estaba contento por haber salvado la vida de su amigo.
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Luego de la intensa charla con Yamagata, no había nada que Kenshin deseara más que llegar a casa con su familia, la compañía de su esposa e hijos le ayudaba a mantener alejados los pensamientos oscuros de su cabeza. Sin embargo, había algo que le inquietaba, Kenshin lo tomó como un efecto de la discusión que tuvo con el ministro de defensa.
Mientras se acercaba a su hogar de más de quince años, podía ver a lo lejos las figuras de Megumi, Misao, Kiriko y Kaoru, además del pequeño Souzou en los brazos de su madre.
Kiriko notó su presencia pronto, "OTOU-CHAN!" gritó mientras corría hacia el y saltaba en sus brazos. Kenshin la alzó, no sin notar que la pequeña estaba muy grande ya y cada vez más difícil de alzar con facilidad.
"Kiriko-chan" murmuró Kenshin asegurando sus brazos alrededor de su hija. Pronto Kaoru también estaba a su lado, tomándole un brazo. Los oídos de Kenshin se llenaron rápidamente de risas y cuentos de las 'aventuras' vividas esa tarde. Los problemas del pelirrojo fueron fácilmente olvidados, de momento.
El grupo se reunió en la puerta del Dojo y Kaoru sugirió que entraran a tomar un té, fue en ese momento que apareció Shiro corriendo, cuando se acercó, horrorizados pudieron ver que su pantalón estaba cortado a la altura de un muslo. La sangre había hecho que su ropa azul oscura se tornara casi negra.
"SHIRO QUE TE PASO?" dijo Misao horrorizada mirando a su hijo a los ojos, el muchacho intentaba cobrar el aliento. Kiriko y Kenshin sabían que se suponía que Kenji estaba con él... algo muy malo había sucedido.
"Estabamos en el río... y apareció este hombre que nos atacó! Y no estábamos preparados no teníamos armas cerca..." Shiro paró a respirar un poco. Mientras Megumi le examinaba la pierna y Aoshi había salido del dojo al escuchar una conmoción.
"DONDE ESTA KENJI?" preguntó Kiriko sin importarle la salud de su 'archienemigo'
"El hombre se lo llevó! Ese tipo era muy fuerte tio Kenshin... dijo que vería a Battousai en el mismo lugar que la última vez... dijo que te dijera que Jineh te espera!"
al escuchar ese nombre los ojos del pelirrojo se ensancharon, inmediatamente salió corriendo. Los gritos de sus amigos y familia llamándole no hicieron nada por detenerle.
Kaoru sabía muy bien a donde se dirigía su anata, comenzó a correr pero se dio cuenta que su lindo pero confinador Kimono no la dejaría alcanzar a su marido ni en un millón de años. Kiriko tenía el mismo problema.
"Alto Kiriko!" dijo su madre cuando vio que la jovencita comenzaba a correr igual
"PERO OKAA-CHAN, KENJI!"
"Si, pero vamos a cambiarnos y a buscar nuestros bokens, no ayudaremos en nada si vamos en este estado".
"Kaoru-san, que esta pasando, quien es ese tal Jineh?" preguntó Misao mientras sostenía a su hijo.
"Es un peligroso Hitokiri, el hombre está loco, pero no puede ser él! Murió hace quince años... Kenshin lo venció en batalla y cometió sepuku!" dijo Kaoru.
Cuando escuchó esto Aoshi se sorprendió poco, sus sospechas habían sido confirmadas.
"Que tan peligroso Kaoru?" preguntó Megumi
"Muy peligroso Megumi-san. Logró herir a Kenshin en su última pelea" dijo Kaoru mientras se dirigía al interior de la casa para cambiarse, Kiriko le seguía.
"Dios mio... Ken-san..." suspiró Megumi.
"No te preocupes tía Megumi" dijo Kiriko con una sonrisa "otou-chan es muy fuerte, seguro le ganará otra vez!"
"No lo entiendes Kiriko-chan.. Ken-san no puede darse el lujo de ser herido otra vez... cualquier herida podría..."
Kiriko no entendía porque Megumi hablaba como si Kenshin fuera un convaleciente o un hombre débil, decidió dejar esos pensamientos para mas tarde, y corriendo entró a su casa para cambiarse.
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Kenji despertó muy adolorido en el estómago, la herida que había sufrido dos semanas atrás ya estaba casi curada, pero el feroz golpe le hizo sentir un dolor muy intenso, causa de su desmayo. Se movió y se dio cuenta que sus manos estaban atadas detrás de su espalda, sus pies también estaban atados, aún así logró sentarse. Escaneando los alrededores pudo ver que su captor estaba sentado fumando un cigarrillo.
"Veo que el niño decidió despertar"
"Si me das una katana te demostraré que no soy ningún niño!" dijo Kenji furiosamente.
"Uy pero que espíritu" el hitokiri siguió fumando sin mirar al muchacho.
"QUE DIABLOS QUIERES CON MI PADRE?"
"He practicado mucho para vengarme, vengarme de la derrota que sufrí hace quince años contra ese patético rurouni. Deberías haberle visto muchacho, cuando se tornó Battousai, la fuerza de su kenki era inigualable, sus habilidades también"
"Mi padre ya no es Battousai! Y no necesita serlo!" gritó Kenji.
"Como que no? Cómo piensas que puede ganarme de otra manera, calculo que tu padre será un hombre viejo para estas alturas, ya no es un desafío como antes, aún así, quiero arreglar esta cuenta con el. Quiero devolverle un poco de lo que sentí estos quince años esperando por él en el infierno: de ser necesario ME LO LLEVARÉ CONMIGO ESTA VEZ!" comenzó a reir.
"TU HORRIBLE MONSTRUO ENFERMO! No le harás nada a mi padre! Te enviaré al infierno con mis propias manos de ser necesario!" los ojos de Kenji se tornaron feroces.
"Qué tenemos aquí eh? Un battousai en miniatura? Puedo verlo en tus ojos niño, nunca has tomado una vida, crees que puedas hacerlo?"
"PODRIA HACERLO SI QUISIERA! PERO NO VALES LA PENA!" dijo Kenji levantando su cuerpo hacia el asesino. "puedo vencerte sin manchar mis manos con tu patética sangre" terminó Kenji, sin saber, que su padre se venía acercando, sin saber que su padre había escuchado cada palabra. Kenshin estaba orgulloso de su hijo.
"Jineh" se escuchó la voz firme del pelirrojo. La cara de Kenji se iluminó.
La luz de la luna reflejaba en los ojos de Kenshin y le daban un aire misterioso cuando apareció de entre los árboles.
"Battousai" dijo Jineh sonriendo plenamente "no sabes cuanto he esperado este momento", con una última pitada tiró el cigarrillo.
"Veo que has encontrado un nuevo cuerpo" dijo Kenshin con mirada feroz.
"Ahh, pero casi tan bueno como el anterior! Te vez bien Battousai, la vida te ha tratado bien"
"Ah" dijo Kenshin, sus dedos a centímetros de la empuñadura de sakabatou. El pelirrojo miró a su hijo de reojo, vio que el muchacho estaba luchando por soltarse de sus ataduras.
"Veo que no has cambiado tus cobardes tácticas" dijo Kenshin estudiando cada movimiento y cada expresión de su enemigo.
"Ahh para nada Battousai, solo me estaba divirtiendo un poco con tu hijo, teniendo una charla, que dices, le doy mi Shin no Ippou ahora o más tarde? Tu sabes, para revivir viejos tiempos" la sonrisa no abandonaba la cara del retorcido hombre, realmente parecía disfrutar lo que estaba sucediendo.
"Tu pelea es conmigo Jineh" dijo Kenshin asumiendo Battoujutzu.
Jineh sonrió "Veo que sigues siendo un amante de la paz, sino, ya me hubieras atacado. Necesitas un poco de persuasión, como la última vez" Miró a Kenji y proyectó su kenki, ejecutando su técnica paralizadora.
Kenji sintió como sus vías respiratorias se cerraban y su cuerpo se paralizaba
'que diablos es esto?' pensó.
Kenshin no se veía demasiado preocupado "Jineh, tu pelea sigue siendo conmigo" dijo.
"Battousai, me sorprende que tu kenki no se dispare, estoy amenazando a tu hijo de muerte por si no te habías dado cuenta" Jineh se encendía otro cigarrillo mientras decía esto.
Mientras tanto Kenji estaba pensando
'Shin no Ippou... otou-san y Shishou me hablaron de esta técnica... es la proyección del kenki para paralizar de miedo a tu adversario...
pero yo...
YO NO LE TENGO MIEDO A ESTE HOMBRE!'
Pequeñas hojas volaron hacia Kenji y de pronto Jineh y Kenshin sintieron un poderoso kenki 'iluminar' el área.
Con un grito feroz Kenji rompió las ataduras de sus muñecas, sus ojos azules brillando intensamente bajo la luna.
"Esos ojos..." suspiró Jineh al mirar a Kenji, "aquella mujer... tenía los mismos ojos".
Kenshin sonrió y miró a su hijo "Así que descubriste el secreto de su técnica?" sonrisa de rurouni como si no tuviera a un retorcido homicida armado frente a él.
"Ah." Dijo Kenji frotándose las muñecas, tenía marcas rojas de las ataduras.
"Bien Jineh, se terminó la fiesta, mi esposa debe estar preocupada y realmente quiero volver a mi casa, asi que si no te importa, te derrotaré ahora" dijo Kenshin asumiendo posición de pelea.
Jineh se sorprendió ante las palabras del pelirrojo, el también asumió posición de pelea. Jineh notó que el ex rurouni estaba muy seguro de si mismo, si bien no poseía un ki asesino, éste era muy fuerte. Había algo en la mirada de Kenshin, algo que le daba una seguridad que Jineh sintió que el pelirrojo tenía algo escondido bajo la manga.
Kenji sólo podía sonreír esperando a ver cuál movimiento ejecutaría su padre. Claro, el quería un pedazo de acción también, pero siempre era interesante ver como se movía su padre, aprendía mucho de solo verlo.
Jineh se lanzó en ataque, confiado en su habilidad asesina.
Kenshin gritó "AMAKAKERU RYUU NO HIRAMEKI!"
El poderoso ataque golpeó nueve puntos simultáneos en el cuerpo del retorcido asesino. Jineh cayó inconsciente, con un golpe seco.
Kenji quedó boca abierta, nunca había visto esa técnica, pero había quedado grabada en su corazón para futura referencia.
Los ojos de Kenshin pasaron de feroces y asesinos a pacíficos y rurouni, con una amplia sonrisa dijo "vayamos a casa hijo!"
"HAI!" Kenji corrió a su lado. De pronto de entre los arbustos sintieron movimientos. Padre e hijo casi se ponen en modo de combate cuando notaron los kenkis de quienes se aproximaban.
De pronto unas figuras vestidas de blanco y azul saltaron de entre los arbustos, tres hermosas mujeres armadas pero feroces aparecieron con un salto.
"MUY BIEN! DONDE ESTA EL COCHINO QUE LASTIMO A MI HIJO!" dijo Misao, un set completo de kunais en sus manos. Kaoru y Kiriko estaban junto a ella, bokens en mano.
Kenji y Kenshin, con una pequeña gota en la cabeza, señalaron la figura inconsciente de Kurogasa en el piso.
Detrás de las tres mujeres apareció un inexpresivo Aoshi. Megumi se había quedado cuidando de Shiro y su bebé en el dojo.
"Ohh KENJI!" dijo Kaoru corriendo hacia su hijo y abrazandolo con fuerza. El muchacho se dejó abrazar y devolvió el gesto con cariño. Un par de minutos después ya se sentía incómodo.
Kenshin, con una fingida cara de decepción miró a Kaoru y dijo "No te preocupes por mi de gozaru, estoy bien koishii"
Kaoru inmediatamente soltó a Kenji y se lanzó hacia su marido "Estas bien anata, no te lastimó? Te duele algo?" la atención de Kaoru se fijó en el pelirrojo más grande. Kenji agradeció el rescate con una sonrisa.
Kenshin se limitó a decir ORORORORO! Mientras Kaoru lo sacudía, abrazaba y besaba, todo al mismo tiempo.
Kiriko se acercó a su hermano, lo miró unos segundos con ojos feroces.
"QUE TE PASA, FEA?" dijo Kenji.
Su hermana le respondió con una patada en la pierna "POR HACERME PREOCUPAR POR TI, SAPO!" dijo dándose media vuelta. Kenji por poco se lanza sobre ella y empieza una pelea... sino fuera porque se enterneció levemente por las palabras de su hermana.
De pronto la figura del piso comenzó a moverse y la atención del grupo se centró en Jineh. El hombre comenzó a toser salvajemente, una serie de espasmos recorrían su cuerpo.
"Que le sucede?" dijo Misao mirándo con algo parecido a simpatía al hombre que estaba en obvio sufrimiento.
"No lo sé" dijo Kenshin, el pelirrojo estaba seguro que el golpe no había sido tan fuerte como para matar.
De pronto, Jineh comenzó a toser salvajemente, los fuertes espasmos sacudían su fornida figura. Los espectadores, excepto Aoshi claro está, se horrorizaron al ver que de su boca comenzaba a brotar un líquido negro, al tiempo que un feroz grito escapaba de sus labios.
"NOOOO!... BATTOUSAI... TE VERE EN EL INFIERNO ALGUN DIA!" el líquido dejó de brotar y Jineh quedó inconsciente otra vez.
Tan impresionados quedaron todos por tan repugnante acto, que solo Aoshi notó en ese momento, que el ki del hombre caído había vuelto a la normalidad.-
Y bien? Les gustó?
Espero que si.
Con respecto a mi comentario de lo Impresionante de Mitzurugi Ryuu, no pude evitarlo, estaba viendo el capitulo 20 (o 19 no me acuerdo) del anime, donde el Kenshin-gumi estaba en unas termas vacacionando. Y Kenshin preocupado por Rai Juta se olvida que está desnudo cuando sale corriendo a hablar con Kaoru y Megumi (que quedan MUY shockeadas) y Sanosuke dijo "ese Mitzurugi Ryu es muy impresionante" y Yahiko todo colorado asintió. MUY GRACIOSO! No pude evitarlo, tuve que incluirlo en mi fic, HOHOHOHOHO! (risa de Megumi).
Espero sus amorosos comentarios y les mando un beso grande.-
Myks
