Hola mina-chan!

Como estan? Gracias a todos por sus reviews. Les comento que aunque no los conteste personalmente leo sus comentarios varias veces y los tengo en cuenta cuando voy escribiendo.

Muchas gracias a : Hada-chan (como siempre), gabyhyatt (otra lectora leal), y los amorosos comentarios de Lady2scorpio, AoMe Hisoshima y Kaoken. GOMEN SI ME OLVIDE DE ALGUIEN!

Comentario aparte:
Me pusieron CARTOON NETWORK EN MI SISTEMA DE CABLE! Que feliz estaba porque daban samurai X, hasta que vi un capítulo y me di cuenta que el doblaje al español no era muy bueno y ATENTI, los episodios estan SENSURADOS! Pueden creerlo?

Este es un aviso para los que solo han podido ver capis en el Cartoon. Yo tengo los 95 capis en japones original subtitulado, y puedo decir que el cambio es abismal. Además no les perdono que corten pedazos de serie de esa manera, es una injusticia para aquellos que solo pueden verlo del cartoon.

Lo que me lleva a preguntarme si todos conocen los términos con los que me vengo manejando. Al final del capi del dejo un pequeño sumario con palabras y dichos en japonés, por si acaso.

Bueno, habiendo hecho mi denuncia volvamos al capi ne?

Espero disfruten.-


Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo V: Obsequios
Por Myks

La lluvia furiosa de ese otoño golpeaba el techo del dojo con ferocidad, en el patio desierto el balde abandonado de lavar la ropa y el tendedero vacío, evidencias del mal clima de ese día.

Pero dentro del hogar, los tres pelirrojos se miraban atentamente, inteligentes ojos violetas y azules observando cada movimiento del otro. Formaban un círculo entre los tres, y sus caras pensativas daban evidencia de la seriedad con la que se tomaban la situación.

Misao miraba interesada, hasta ella podía sentir la tensión en los tres miembros de su familia postiza. Pero no le quedaba más alternativa, le habían pedido que fuera la jueza de esta peligrosa batalla.

Suspirando subió un brazo y así de rápido lo bajó, dando comienzo al combate.

Kiriko reaccionó un milisegundo más tarde, haciéndole perder el balance perfecto, se dio cuenta de su error y un pequeño MOU escapó sus labios.

Silenciosamente rezó para que su padre pudiera vencer a Kenji.-

Kenshin y su hijo chocaron miradas, silenciosa batalla ocurriendo entre sus ojos. De pronto, con un grito de sorpresa Misao dijo "Y el ganador es Kenji"

El trompo de Kenji seguía girando, mientras el de su padre y hermana se habían detenido segundos antes.

"JA!" dijo el muchacho de catorce años cruzando los brazos y levantando el mentón "Himura Kenji ha ganado otra vez! Je je, deberían desistir ahora"

"Qué dices? Otou-chan te ganó dos veces!" dijo Kiriko mirando a su hermano.

"Ahh si, tenía que dejarle ganar para hacer la competencia más justa. Nadie se compara conmigo soy el Maestro del trompo, pueden decirme Shishou-sama desde hoy HOHOHOHOHO!" dijo el muchacho, su ego llegaba al techo.

Kenshin tenía una pequeña gota en la cabeza cuando miró a Kiriko mientras apuntaba con el dedo a su hijo "Creo que la compañía de Shishou le a afectado un poco, si lo creo".

Kiriko asintió mientras Kenji seguía hablando de su técnica perfecta e invencible.
"Vámos a darle su merecido Otou-chan!" la pelirroja se lanzó hacia su hermano y le atacó con cosquillas. Kenshin saltó en su ayuda poco después.

Misao miraba con una mueca divertida.

"yammette! Onegai!" decía Kenji gritando entre risas furiosas. En ese momento entró Kaoru con una bandeja conteniendo té y unas porciones de pastel. Se apresuró a apoyarla sobre una mesita.

"Qué le hacen a mi hijo!" dijo con manos en la cintura y mueca reprobatoria.
"KAA-SAN! Ayuda!" dijo Kenji mientras se le desfiguraba el rostro del ataque de risa que tenía.
Kaoru no lo dudó y se unió al bando de su hijo. Pronto Misao se tuvo que apartar porque la familia estaba generando un revuelo en el piso.

El shoji deslizándose abierto interrumpió súbitamente los juegos cuando Aoshi entró a la habitación. Aunque su cara no había cambiado mucho, Misao podía decir que el ninja encontraba graciosa la situación.

Mientras tanto, la familia Himura, un poco sonrojados por ser tan 'irrespetuosos' con su invitado volvió al lugar.
Kaoru, con kimono y obi un poco desarreglados y una sonrisa ofreció té al nuevo ocupante de la habitación.

Aoshi aceptó con gusto, y silenciosamente, deseó que él pudiera ser tan abierto con su familia. Claro, él era un padre amoroso y atento, según Misao, pero nunca lo encontrarían rodando en el piso y jugando con sus hijos. La admiración que el ninja sentía por su antiguo enemigo no podría ser más grande.

"Sigue lloviendo" dijo Misao por lo que sería la enésima vez en esa mañana mientras asomaba un ojo por el shoji abierto.

"Hai... y la ropa se sigue acumulando" suspiró Kenshin con cara amarga.

Kenji se levantó y estirándose un poco miró a su hermana "Voy a entrenar al dojo, vienes?"

"Ah, claro, ahora que Shiro está reposando, te sirve entrenar conmigo, olvídalo" dijo Kiriko cruzando los brazos y mirando en dirección contraria de su hermano.

"Tu te pierdes la oportunidad de entrenar con lo mejor de lo mejor, Hohohoho" y diciendo esto el muchacho desapareció cerrando el shoji detrás de el.

"Petulante" susurró Kiriko.

"Ahh," suspiró Kaoru, "a mí me vendría bien un poco de ejercicio, además, hace dos días que estamos encerrados por esta maldita lluvia" se fue en dirección de su habitación para cambiarse.

"Kaoru-chan, yo voy contigo" Misao salió tras su amiga.

Kiriko también se levantó "Voy a pintar un rato".

Aoshi y Kenshin se encontraron solos en la habitación, esto no les molestó mucho porque ambos disfrutaban de la compañía del otro.

"Himura, agradezco nuevamente la hospitalidad ofrecida" dijo Aoshi sin mirar a Kenshin justo antes de beber un poco más de té.

Kenshin sonrió "No necesitas seguir agradeciendo, no es más que lo que hacen ustedes cuando vamos a Kyoto"

"Respecto a Kyoto" comenzó el morocho "Mañana partiremos, hay mucho trabajo en la Aoiya y me temo que Saori sea una carga para los demás".

Kenshin sabía que en lenguaje Aoshi, eso quería decir 'extraño a mi hija', el pelirrojo sonrió levemente "Entiendo" dijo.

"Además, quiero continuar con la investigación. Sabes tan bien como yo que esto no se ha terminado con la derrota de Jineh"

"Ah" dijo Kenshin, el cálido aroma del té calmándolo, y dándole una sensación de paz que su mente se negaba a aceptar.

"Recuerda Himura... que el Battousai no es el único que tiene enemigos esperándole en el infierno, me preocupa la Aoiya".

Se quedaron en silencio, no necesitaban decir más nada, porque las preocupaciones de ambos hombres eran similares. Temor por sus familias.

X x x

"Idiota" susurró el hombre que era el centro de atención en la habitación cuando se enteró del destino de su ex subordinado. A su lado una hermosa mujer con sus manos sobre las suyas.

"Lo vas a traer nuevamente?" dijo ella, sus ojos azules brillando con amor.

"Iie, el muy imbecil no sirvió para nada, le ordené claramente que esperara aquí, por su traición y su estupidez pagará una eternidad en el otro lado"

"Es una lástima, después de todo el trabajo que nos dio traerlo de regreso, ne?" la mujer era hermosa, tenía cabello negro recogido en un moño, un par de mechones caían por su frente, sus ojos eran azul oscuro y brillaban con mayor intensidad cuando miraba al hombre que abrazaba.

"Hai, pero no te preocupes, no lo necesitamos, esto es sólo el comienzo. Después de mi derrota, nunca más subestimaré al Battousai... nunca más"

El amo y señor del mismísimo infierno comenzó a reír de solo pensar en las cosas que tenía planeadas, la mujer a su lado se unió a su maniática risa.-

X x x

El dojo había vuelto a su ritmo normal cuando la familia Shinomori volvió a Kyoto. Kaoru ya extrañaba a su mejor amiga, Kenji también extrañaría a Shiro, Kiriko estaba feliz.

Kenshin por su parte seguía nervioso. El pelirrojo había echo parte de su rutina el recorrer el dojo en la noche patrullando hasta asegurarse que todo estaba seguro, y sakabatou casi nunca estaba lejos de él, ni siquiera cuando iba a lavar la ropa.

Desde el incidente con Jineh nadie más había aparecido, y eso, le ponía más nervioso que si todos los días apareciera alguien preguntando por Battousai.

Por una vez en la vida, Kaoru estaba al tanto de la situación, al pelirrojo no le quedó otra que explicarle cómo diablos había hecho Jineh para aparecer nuevamente, cuando éste había muerto quince años atrás. La morocha redobló sus esfuerzos de entrenamiento, no quería que nadie la utilizara contra su anata en caso de un ataque.

Así fue, que en el correr de los días el dojo se parecía más a un campamento militar, que a un hogar.

Casi tres semanas habían pasado desde el incidente con el peligroso Hitokiri cuando un carruaje apareció en la puerta del dojo. El portón estaba abierto, bajando del carruaje, el hombre de baja estatura anunció su llegada con un saludo formal, detrás de él, otro hombre vestido de policía llevaba un gran paquete envuelto en unas telas.

Kaoru le recibió en la puerta.

"Kawaji-san" dijo la mujer agachando la cabeza en respeto, el asistente del ministro respondió con similar cortesía.

"A que debemos el honor de su visita?" para Kaoru en realidad no era un honor ni eran buenas noticias, pero era una mujer educada y recibiría a un respetable hombre como Kawaji de la manera apropiada.

"Si no le importa Himura-san quisiéramos tener una reunión con la familia Himura completa, traigo una carta del Sr. Yamagata con instrucciones muy específicas"

"Ciertamente Kawaji-san, le informaré a mi esposo e hijos que están aquí" haciendo otra reverencia Kaoru fue en búsqueda de Kenshin.

Poco rato después el grupo completo estaba reunido en el recibidor, todos sentados en cómodos almohadones. La familia Himura de un lado, y los dos policías del otro, frente a frente.

Ni Kenshin ni Kaoru se veían muy felices. Kiriko y Kenji estaban levemente emocionados ante la idea de una nueva misión.-

"Bien, ahora que estamos todos, procederé a leerles la carta del Sr. Yamagata" Kawaji desdobló el pergamino y procedió a leer.

Estimado Himura-san:

Primero que nada quería pedirle disculpas por no ir personalmente a hablar con su honorable familia, preocupantes asuntos me han mantenido muy ocupado en los últimos días, haciendo una visita personal imposible.

Segundo, quería agradecerle nuevamente los infinitos favores realizados por usted para con nuestro gobierno.

Luego de la charla que mantuvimos el otro día me he quedado pensando que a veces, nuestros motivos pueden parecer egoístas, pero todo se hace por un bien mayor, la seguridad de nuestro gobierno es, en definitiva, la seguridad de los habitantes de Japón.

Me disculpo por el peligro en el que coloqué a sus hijos Himura-san y le envió un par de presentes esperando así aliviar la preocupación de su corazón. Estoy seguro que sus honorables hijos sabrán utilizarlos justamente.-

Yamagata Aritomo.-

Cuando terminó de leer Kawaji dobló el pergamino y lo guardó en el interior de su uniforme. La familia Himura quedó callada esperando las próximas palabras del hombre de pelo rapado.

"Owari-kun, los paquetes por favor" dijo el oficial a su compañero más joven.

El joven uniformado asintió y levantó los alargados paquetes envueltos que tenía. Kawaji tomó uno y lo desenvolvió, revelando una exquisita katana enfundada en una vaina azul de hierro.

Agachándose levemente Kawaji se la entregó a Kenshin que estaba frente suyo con una mirada curiosa y asombrada iluminando sus rasgos. El pelirrojo tomó la katana en sus manos. Ya desaprobaba el regalo de Yamagata, ni loco le daría una katana a su hijo.

Hasta que... el peso de la katana era inusual, se parecía mucho al peso de una particular katana que el conocía muy bien.

Sospechoso, Kenshin desenfundó lentamente la hermosa y nueva katana que tenía en sus manos. La hoja reluciente brillaba con la luz del sol que entraba por el shoji, revelando

"El filo está del otro lado" susurró Kenji mirando la katana.

"Sakabatou" dijo Kaoru también asombrada.

"Hai" diko Kawaji "Esa es para el joven Himura", procedió a desenvolver otro paquete, revelando una katana enfundada en una vaina roja de metal "Y esta, es para la joven Himura".

Kiriko tomó la pesada arma en sus manos, el tamaño hubiera abrumado a cualquier otra persona de su misma edad, pero ella ya había entrenado bastante con la sakabatou de su padre, sus jóvenes y delgados brazos más fuertes de lo que su apariencia demostraba.

"Está exquisitamente fabricada" dijo Kenshin inspeccionando de cerca la katana en sus manos, curioso, su hijo se había acercado y la miraba también, no podía esperar a ponerle las manos encima, pero respetaba a su padre y se limitó a observar los detalles.

"Hai," comenzó Kawaji "son réplicas exactas de Shin-Uchi, conseguimos los planos en Kyoto y el mejor herrero del gobierno las fabricó".

'No solo eso', pensó Kaoru mientras observaba el tsuba, hermosos grabados de dragones adornaban esa parte, eran espadas muy costosas.

Kenshin se dio cuenta de la cara ansiosa de su hijo y le pasó la nueva sakabatou, el muchacho la examinaba con una combinación de admiración y asombro.

"Yamagata-san dijo que no aceptará que rechace el regalo luego de lo dificultoso que fue fabricar estas dos piezas de arte" dijo Kawaji seriamente pero con una sonrisa.

Kenshin suspiró y miró las caras ansiosas de sus hijos, suspiró otra vez, pausando un par de segundos que a su familia le parecieron una eternidad, inclinando levemente la cabeza dijo "Dígale a Yamagata-san que aceptamos sus obsequios con nuestras más humildes gracias",

Todos en la habitación sonrieron.

Luego de eso Kawaji se retiró rápidamente, explicando que era un hombre muy ocupado y que tenía muchos asuntos urgentes que atender, sin embargo, antes de subirse a su carruaje le dio una última mirada a Kenshin y dijo "Himura-san... el enemigo está en movimiento, no tenemos información concreta, pero tenga cuidado... oh y casi me olvidaba". Sacó un par de pequeños papeles doblados de su uniforme "Tenga, esto es importante, léalos más tarde" le dejó los papeles a Kenshin.

"Ah" dijo Kenshin asintiendo y al mismo tiempo agradecido por la información, por poca que fuera "usted también cuídese... y si algo llega a suceder... ya sabe donde queda el dojo".

"Ah... buena suerte, Himura-san" dijo Kawaji subiendo al carruaje. Partieron sin decir más nada.

Kenshin desdobló uno de los papeles y leyó lo que decía en fina caligrafía

"El portador de este documento Himura Kenji, en agradecimiento a sus servicios con nuestro gobierno tiene el derecho absoluto de portar libremente su katana de filo reverso, sin ser detenido por las fuerzas policiales.-

Al final de la nota estaba el sello oficial de Yamagata Aritomo

Desenvolvió la otra nota y vio un contenido similar, lo único que esta decía Himura Kiriko.

Bueno, al menos sus hijos no serían detenidos por la policía si los veían con sus armas por las calles.

Entró al dojo y descubrió a sus hijos en el patio trasero, una amistosa competencia entre ellos, ya estaban testeando sus nuevas armas.

"Tengan cuidado, no son bokens, se pueden lastimar" gritó Kaoru algo preocupada, sin bien era reverso, el filo de las sakabatous podía cortar como cualquier otra espada si no eran manejadas con cuidado.

Kenshin se sentó junto a su esposa a mirar a los chicos mientras decía "No te preocupes Koishii, han practicado bastante con sakabatou, no tendrán problemas".

"Yo Kenshin!" se escuchó la voz de Sanosuke entrar al dojo, poco después el ex aventurero estaba sentándose junto a ellos.

Kenshin le explicó a su amigo el regalo de Kawaji y Sano no pudo evitar pensar que aunque el regalo era bien recibido no era otra cosa que una nueva forma de manipulación.

De pronto, luego de chocar espadas durante largo rato y sin ningún efecto, ambos chicos asumieron battou-jutzu.

"Acaso quieren matarse o algo?" dijo Sano moviendo el palito largo que tenía en la boca con la lengua.

Kaoru observaba preocupada.

"Kenji y Kiriko practican así desde que eran unos pequeños, no creo que haya problema, se conocen mucho" dijo Kenshin tratando de mantenerse calmo. Honestamente no le gustaba la mirada que se estaban dando sus hijos el uno al otro.

Los dos muchachos se mantuvieron en pausa, sus respiraciones elaboradas, sus miradas conectadas, ojos violeta desafiando ferozmente a los ojos azules.
La acción tomó movimiento muy rápido, y ambos desenfundaron con una velocidad que sólo podía describirse como divina. Ambas sakabatous chocaron en el aire con un fuerte CLANG.

El impacto del golpe dejó temblando a los dos chicos el metal vibrando por el impacto
"ORORORORORO!" comenzaron a decir los dos cuando las vibraciones del metal los sacudieron a los dos. Cayeron de cola al piso con ojos en espiral.

"Eso fue muy estúpido" dijo Sano riéndose a carcajadas.

"Hai!" dijo Kaoru, Kenshin reía también.

"Fue gracioso de gozaru, pero"

"pero?" dijo Kaoru, ella y Sano dejaron de reír.

Kenshin continuó poniendo mirada seria "Pero si hubieran sido katanas normales se hubieran quebrado entre ellas por la fuerza del impacto"

/nota; recuerden la pelea de Soujirou con Kenshin cuando ambas katanas se destrozan la una a la otra.

Kenshin se incorporó y caminó hacia sus hijos que recién se estaban intentando recuperar "Esos fueron battou-jutzus muy bien ejecutados, si lo fueron" dijo agachándose junto a Kiriko y ofreciendo su mano
"Aun así fue un poco arriesgado de su parte... ahh supongo que tengo un par de Baka-deshis después de todo"

"QUE!" dijeron Kiriko y Kenji levantándose. "Kenji al ataque!" dijo la pelirroja apuntando a su padre.

Sano reía a carcajadas mientras por el dojo corría un Kenshin Oreando mientras sus hijos le perseguían ferozmente por toda la propiedad.

Definitivamente era divertido visitar el dojo Kamiya.

X x x

Kaoru estaba orgullosa de sus hijos, verdaderamente orgullosa, sabía que serían buenos guerreros desde el momento en que los vio hacer sus primeros movimientos con el boken.

Luego, en el correr de los años mientras les enseñaba las mismas formas a sus hijos y a otros niños en sus clases en el Dojo, eran los pequeños Himura los que siempre tenían la ventaja sobre sus compañeros.

Pronto, tuvieron que trasladarlos a clases más avanzadas. Ella siempre fue buena, incluso desde pequeña su padre se lo reconocía. Kaoru por momentos se preguntaba que hubiera pasado si ella también hubiera obtenido un sakabatou y entrenamiento extra.

Todo esto pasaba por la mente de la mujer mientras repasaba unos katas en el dojo. Era muy temprano en la mañana y los alumnos no habían llegado. Sus hijos y Kenshin probablemente seguían durmiendo.

"Si levantas un poco más el brazo izquierdo hacia atrás mientras haces ese movimiento, mejorará mucho tu forma"

La morocha se detuvo y miró a su marido que había aparecido en el dojo sin que ella se diera cuenta.
"Soy la maestra de este dojo y de mi estilo, crees que estoy fuera de balance?" dijo arrogantemente mientras cruzaba los brazos. Había aceptado el echo de Kamiya Kasshin no fuera una técnica ideal para el combate en un campo de batalla, pero no dejaría que nadie dijera que sus formas eran incorrectas, incluso si era su marido.

"Iie koishii, tu forma fue perfecta como siempre... lo que creo que puedes mejorarla si" mientras decía esto el pelirrojo se colocó detrás de ella, extendió su mano derecha tomando la muñeca de su mujer, con la mano izquierda tomó a Kaoru por el codo de su brazo izquierdo.

La mujer sintió como su anata presionaba su fuerte pecho en su espalda al tiempo que las palabras suaves le hacían cosquillas en el oído

"si te mueves así..." susurró él mientras guiaba el brazo derecho de su esposa, "y luego, giras así" dijo guiando el brazo izquierdo de Kaoru, haciendo un movimiento que requería que la mujer balanceara sus caderas al tiempo que movía sus brazos, "lo que hace que tu enemigo quede vulnerable así"

Kenshin terminó el movimiento guiando el brazo de su esposa hacia la izquierda. Mientras, la mujer captó menos de la mitad de lo que su esposo le decía, muy distraída con el calor irradiando del cuerpo de Kenshin que la envolvía.

"Y que tal si" dijo Kaoru en tono bajo, lento y melódico, podía describirse como sexy "si hago así..." dijo ella haciendo una forma que requería que su cadera se moviera a la izquierda, y luego a la derecha. Su hakama rozando con la de su marido.

Kenshin tomó una bocanada de aire

La voz de la mujer continuó "y luego..." Kaoru no aguantó más, soltó el boken y todavía en los brazos del pelirrojo giró 180 grados y sus ojos se encontraron.

"Ahhh Koishii, por eso es que nunca terminamos con una sesión de entrenamiento..." dijo Kenshin acercándose milimétricamente a los labios de su esposa.

"Kenshin anata... es tu culpa" dijo ella acercándose un par de milímetros más.

Kenshin puso una cara confusa "porqué?" preguntó.

"Kenshin no baka" susurró Kaoru "porque eres el hombre más endiabladamente sexi que ha caminado en esta tierra"

"ORO!" dijo él con sus pupilas desorbitadas, Kaoru se río de manera sexy y tomándolo de los cabellos de la nuca selló sus labios con los de él.

El ejercicio de esa mañana no terminó en el dojo.-

/nota: ORORORO...

x x x

Se le había terminado la tinta, justo en la mitad de uno de los dibujos que le estaba quedando mejor. Kiriko no tuvo otra que salir a buscar más. Recordando la recomendación de su padre, no olvidó colocar su sakaba en la cinta de su hakama. Ahh que contenta estaba de al fin tener su propia espada. Los bokens estaban bien, pero mucho mejor era una katana real, ya que no se partían. Kiriko ya no recordaba cuantos bokens había perdido en batalla.

Sus padres estaban fuera, paseando, y su hermano ayudaba a Yahiko en el dojo, ya que había demasiados alumnos como para que un solo profesor los guiara. Kenji tenía el rango de maestro asistente.

Kiriko también, pero no obtenía mucho respeto de hombres que le doblaban la edad, por lo tanto, si podía evitarlo, no daba clases.

Antes de poner un pie fuera del dojo, escribió una nota y la dejó a la vista:

Fui al mercado por más tinta, vuelvo pronto
Kiriko.-

Cuando llegó a las pobladas calles de la zona comercial los dueños de los negocios la saludaban y ella retornaba con la misma cortesía y una gran sonrisa. Alguna que otra persona hacía comentario sobre una niña de doce años armada con una katana, pero eran las menos, a la mayoría ya le parecía normal la vista.-

Ella y Kenji eran famosos por mantener la paz y disminuir considerablemente el número de robos en la zona.

Compró la tinta y sin querer demorarse más comenzó el retorno a su casa, estaba al tanto de toda la extraña situación con los hombres poseídos y no quería exponerse más de lo necesario. Después de todo, cuántos pelirrojos había en tokio? Si querían relacionarla con Battousai no tardarían en encontrarla.

Caminando en rumbo contrario al de ella, vio a cinco hombres con gorras de paja. Vestían kimonos largos y marrones, llevaban capas encima, y Kiriko estaba segura que escondían armas debajo de ellas, pero lo que alarmó a la joven fue la magnitud de los kenkis de esos hombres. Incluso con su falta de experiencia, las auras de esas personas le eran abrumadoras.
Tragó saliva y mirando a sus alrededores vio un negocio. Se metió en el interior del mismo y esperó que hubiera pasado desapercibida.

Aparentemente fue así, porque el extraño grupo siguió rumbo por la calle y finalmente desaparecieron en la multitud. Kiriko soltó el aliento que no sabía que estaba aguantando.

Determinada, salió corriendo en dirección de su hogar a reportar lo que acababa de ver y sentir.

Justo antes de llegar, a unos trescientos metros del dojo, percibió auras a su alrededor, molestas y algo peligrosas. Pero afortunadamente no como las de un rato atrás.

Delante de ella aparecieron tres hombres jóvenes, aproximadamente de la edad de Kenji, tal vez un año mayores.

"Qué tenemos aquí, la pequeña kendoka de tokio" dijo uno de ellos que tenía el cabello largo recogido en una cola.

"pagarás por la humillación a nuestro dojo" dijo el otro, tenía un boken en la mano al igual que sus otros dos compañeros, cabello corto y marrón en una cara simple.

De pronto Kiriko los reconoció "Les vencí en una pelea justa, con un juez que determinó quien era el ganador" dijo Kiriko mientras apoyaba el paquete que contenía la tinta en el suelo. Ya se veía venir la batalla.

"Cómo crees que nos sentimos cuando nos ganó una mocosa tres años menor que nosotros eh? Nuestro dojo fue el hazmerreír del pueblo!" dijo el tercero. Era un poco gordo, y su cara furiosa, llevaba una bandana blanca.

"Los torneos de kendo están hechos para sacar a relucir lo mejor de una persona y revitalizar el alma. No lo desvirtúen en peleas sin sentido" dijo Kiriko mientras su mano se acercaba a la empuñadura de su sakaba.

"Ahhh, si, esa palabrería de potencial y revitalizar..." rió uno de los tres.

Kiriko apretó los dientes en rabia.

"Crees que nos importa una mierda la espada que revitaliza y protege? Lo que queremos es la fama y la gloria de ser los mejores" el más alto de ellos dijo.

"Uyyy, pero que linda espada llevas, porqué no nos revitalizas con ella?" dijo el gordo.

"Iie" dijo Kiriko, sus cejas se arquearon dándole un aspecto enojado "esta es un arma, kenjutzu es el arte de aprender a matar, cualquier palabra bonita que se utilice no cambia esta realidad... pero" la mano de Kiriko apretó la empuñadura, "en esta nueva era... prefiero que nuestras peleas se hagan dentro de un dojo, con shinais... eso prefiero"

"A ver si sabes respaldar tus palabras!" el de colita se lanzó hacia ella y kiriko desenfundó con la velocidad de la luz. El boken del impresionado muchacho quedó partido a la mitad.

Con un clic Kiriko enfundó, su mirada seguía seria "Y bien?" dijo.

"Así que sabes un truco o dos, pero eso no te salvará" el gordo y su otro amigo se lanzaron al mismo tiempo. Kiriko desenfundó otra vez y cortó ambos bokens con el mismo movimiento.

Los hombres quedaron paralizados. "Ustedes son una desgracia para el kendo, y no tienen honor" dijo Kiriko enfundando otra vez, recogió el paquete que contenía la tinta y comenzó a alejarse "Siéntanse afortunados que a diferencia de mi hermano, no me gusta infringir dolor, si él hubiera estado conmigo tendrían un par de huesos rotos. " Kiriko pausó "Pero si deciden atacarme otra vez..." dio vuelta su cara y sus ojos violetas quemaban cuando miró a los muchachos "tendré que utilizar sus métodos". Se alejó y los tres se quedaron en el lugar, atónitos.

Cuando Kiriko dio un paso dentro del dojo vio que su padre estaba parado en el medio del patio, sakabatou en la cinta de su hakama y una mirada preocupada en su rostro.

"Otou-chan" dijo Kiriko felizmente mientras caminaba dentro.

"Kiriko-chan... estaba preocupado" dijo acercándose a la pequeña.

Padre e hija se miraron unos momentos

"no viste la nota?" preguntó ella.
"hai, pero no me gusta que salgas sola en estos tiempos" dijo él.
Kiriko asintió "con respecto a eso..."

Esa misma tarde, luego que Kiriko le relatara a todos el encuentro con los extraños hombres en el mercado, apareció Sanosuke. Sus amigos del salón de juegos le contaron que sujetos sospechosos estaban apareciendo en Tokio.

La conclusión de Kenshin, el enemigo está en movimiento.-

X x x

Luego de tal revelación, aunque el pelirrojo no lo demostrara, sus acciones hablaban por si solas. Kaoru se encontró con un futon medio vacío esa noche. Esperó pacientemente que su marido terminara la ronda nocturna, pero Kenshin no regresaba. La mujer se levantó y colocándose un abrigo sobre su yukata salió del cuarto, no sin antes tomar otro abrigo extra.

Efectivamente, lo encontró donde suponía, sentado en el techo del dojo, sakabatou apoyada en el hombro izquierdo, rodilla derecha flexionada, ojos atentos mirando cada movimiento.

De pronto Kenshin sintió un calor envolverle los hombros, levantó la mirada y se encontró con los ojos preocupados de su mujer. La había sentido llegar, pero no había hecho movimiento alguno, demasiado absorto en pensamiento.

"Esta haciendo mucho frío ya como para que te quedes toda la noche aquí" dijo ella mientras se sentaba a su lado.

"Hai" suspiró él. La mirada no se iba del portón del dojo.

"Además, no puedo dormir sin ti, ya lo sabes" dijo ella esbozando una sonrisa.

"Sumanai de gozaru" susurró él. Su mirada seguía perdida en quien sabe donde, ojos violetas que no escondían una preocupación muy profunda.

"Kenshin" dijo suavemente ella mientras apoyaba la cabeza en el hombro de él. "No tienes porqué sacrificarte por nosotros anata, si algo sucede, que venga, hemos pasado por muchas cosas y las hemos superado todas".

Kenshin esbozó una sonrisa "Me pregunto si esto es todo una broma... o si alguien allá arriba encuentra esto divertido. Tu sabes, como si nuestras vidas fueran hechas simplemente para divertir a un poder desconocido". La voz de Kenshin era suave y lenta, Kaoru adoraba esa voz, pero en este momento le transmitía una tristeza que el pelirrojo no había demostrado en mucho tiempo.

"Kenshin..." dijo, la brisa fría haciendo que el cabello de ambos danzara suavemente.

El continuó hablando "Estos años contigo y los niños Kaoru... han sido los mejores de mi vida... pero otra vez... cada vez que pruebo felicidad... será esto un castigo? Cuando va a terminar?"

"Kenshin anata, no podemos cambiar los desafíos que la vida nos entrega, no podemos, pero sí podemos defender nuestra felicidad, lo que es nuestro. Aunque el mismísimo infierno esté en nuestra contra. Tu familia, tus amigos, esta vez, todos estaremos preparados" La mujer tomó el mentón de su marido suavemente con su mano. Ligeramente hizo que el pelirrojo encontrara sus ojos.

"Kenshin no baka" susurró Kaoru, su voz llena de afecto "vamos a la cama, si algo sucede mañana no queremos un pelirrojo ojeroso y cansado peleando contra quien sabe que fuerza desconocida". Kaoru sonrió y Kenshin asintió. Compartieron un beso, no apasionado, sino esos besos suaves que susurran más cosas que cualquier palabra podría jamás.-

El amanecer los encontró abrazados en el mismo futón que compartieran durante los últimos quince años.

X x x x

Un hombre vestido de negro hizo camino rápidamente dentro del edificio. Sus compañeros le dejaban pasar porque sabían que tenía un mensaje urgente para su amo y señor.

"Shishio-sama!" dijo inclinándose tan bajo que su frente tocaba el piso. Todos los presentes en la amplia habitación decorada al estilo romano quedaron en silencio.

"Hai, habla ya" dijo el hombre de vendajes moviendo una mano en gesto de permiso.

"Los preparativos en Tokio están prontos, el gobierno tiene sospechas de nuestro ataque y el número de oficiales se ha incrementado; pero nuestras filas están listas"

"Muy bien... y la seguridad del palacio?" el hombre de vendajes colocó la mano debajo de su mentón, apoyando el peso de su cabeza. A su lado, la hermosa mujer que siempre le acompañaba le estaba abanicando con un fino abanico.

"Más fuerte que la usual" dijo el hombre levantando levemente la mirada, "Además, tienen muchas armas de fuego"

"Mhhh... maldita era Meiji... bien, no importa."una sonrisa apareció en sus marrones labios. "Que las tropas se preparen con los chalecos especiales que nuestro camarada ha preparado para este caso. Recuérdale a Usui que es vital que el Emperador llegue vivo: NO ACEPTARE FALLAS!" cuando dijo esto, la pipa que tenía en la mano derecha se partió en pedazos. El pobre soldado en el piso tragó saliva.

"HAI SHISHIO SAMA!" salió corriendo como si hubiera visto al mismísimo diablo... tal vez así había sido.

"Shishio... y el Battousai? Qué harás con él?" dijo la mujer acercándose a él y haciendo contacto con sus ojos.

"Ahhh, que venga... soy diez veces más fuerte que la última vez... y él... digamos que tuvo suerte de sobrevivir la última pelea... QUE VENGA Y LE DARE UNA PROBADA DEL MISMISIMO INFIERNO!"

Comenzó a reír ampliamente, tanto, que cualquiera parado frente a él podía ver el interior de su garganta.

X x x

Habían pasado 48 horas desde que Kiriko divisara a los hombres sospechosos, y más incidentes se habían reportado por parte de todo el Kenshin-gumi. Yahiko declaró haber sentido auras peligrosas cerca del Akabeko, pero dijo que los perdió cuando fue tras ellos.

Si alguien estaba tras Kenshin... porqué no se había hecho presente todavía? Eso estaba en la mente de todos.

Mientras tanto, Kenji y su hermana no salían a ningún lado sin la compañía del otro.

"AWWW PORQUE MAMA TIENE QUE COMPRAR TODO DE UNA VEZ?" dijo Kenji que tenía una bolsa de arroz en un hombro y un balde con tofu en la mano opuesta.

"Ya lo sabes, porque es menos costoso si se compra de una vez" explicó Kiriko por enésima vez mientras suspiraba. Ella estaba cargada de paquetes con verduras, sus bracitos cargando tanto como le permitían.

"Si, pero bueno, no es que estemos mal de dinero ni nada" dijo Kenji. Eso era verdad. Kenji y Kiriko no conocían lo que era no tener dinero, desde que habían nacido el dojo gozaba de gran prosperidad y su padre hacía misiones para el gobierno que pagaban muy bien. Evidencia de esta prosperidad era el fino kimono rosa que llevaba Kiriko cuando no tenía su uniforme del dojo puesto, echo en delicada seda rosa con un obi azul con preciosos patrones de flores sakura bordadas en rosa.

Como no podía salir desarmada de su casa, y con el inminente peligro que corrían, la joven tuvo que dejar tan exquisitas ropas de lado de momento, aunque no le molestaba para nada pasearse por la ciudad de gi y hakama, lo único femenino que llevaba era su moño azul de seda.

"No puedo esperar a mostrarle a Ojii-san nuestras nuevas sakabatous!" dijo Kiriko con una sonrisa.

Kenji rodó los ojos "Shishou probablemente diga que son pedazos de basura, sabes bien que sigue diciendo que eso de proteger sin matar es sólo un sueño infantil y egoísta".

Kiriko pensó un rato "Hai, dice eso pero, creo que solo lo hace para molestar a Otou-chan. Sabes como Shishou-jii-san es".

Kenji rió "Hai, supongo que sí".

De pronto ambos muchachos quedaron paralizados cuando sintieron auras a su alrededor. Extraños kenkis poderosos que a esta altura ya sabían identificar bien. Ki dobles.

"Hacia allá Kiriko" Kenji apuntó en dirección de dos hombres. Ambos llevaban grandes capas marrones y sombreros de paja.

Kiriko le puso los paquetes encima a Kenji mientras su hermano perdía el balance y decía "ORORORORO!"

"Kenji, lleva esto a casa y yo los seguiré!" dijo la joven mientras intentaba alejarse.

"MATTE!" dijo Kenji "no puedes seguirles sola!"

"Preocupado por mi, que tierno" dijo Kiriko con voz sarcástica y casi abrazando a su hermano que se alejó de ella, tambaleando por el peso y cantidad de cosas que cargaba.

"Iie, preocupado por lo que pueda hacerme Kaa-san si te dejo ir sola" dijo el hermano mayor poniendo una mueca.

"BAKA, voy a pasar por el Akabeko a buscar a Yahiko-nii tu lleva esas cosas a casa rápido y avísale a tou-chan!"

Kiriko salió corriendo y desapareció entre la multitud.

Kenji susurró "KUSO" mientras tambaleando un poco se hizo camino lo mas rápido posible hacia el dojo.

Xxx

Tsubame sonrió cuando vio a la niña que era como una sobrina entrar en el establecimiento donde había trabajado ya la mayor parte de su vida. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando vio la cara preocupada de la joven

"dondé esta nii-san?" fue lo primero que dijo Kiriko.
Tsubame se alarmó, Kiriko era una joven muy educada, y para que ni siquiera le deseara buenos días algo tenía que andar mal.

"Arriba, está tomando una siesta luego de las clases de esta mañana" dijo Tsubame quien ya se disponía a subir a buscar a su marido.
Kiriko se le adelantó y corrió escalera arriba.

"Nii-san, nii-san!" cuando Kiriko terminó de subir la escalera Yahiko la encontró al pie de esta, vestido con su gi azul y hakama con bordados a rayas, asegurando su propia katana en la cinta de su Hakama, los ojos de Yahiko alarmados esperando malas noticias.

"Kiriko-chan, están atacando el dojo?" dijo casi corriendo escalera abajo.

"Iie... detecté a los hombres sospechosos, a unos metros de aquí, vamos rápido o los perderemos!" la joven tomó del brazo a su hermano postizo.

"Hai!" dijo el hombre mientras salía a paso rápido. Tsubame le tiró una mirada "TEN CUIDADO!"

dijo mientras Yahiko se alejaba.
El paró en la puerta del establecimiento y se dio vuelta, la miró con cariño "Hai, no te preocupes"

Tsubame asintió, tranquila sabiendo que su Samurai era un hombre fuerte, pero igualmente envió una plegaria silenciosa para que todo saliera bien.

Para cuando Kiriko y Yahiko salieron del establecimiento, los hombres de marrón ya se habían alejado bastante. Si no fuera por sus extrañas y poderosas auras les hubieran perdido.

"Mantengámonos alejados Kiriko-chan" susurró Yahiko "Si son tan peligrosos como se sienten no queremos que noten nuestras presencias"

"Hai" dijo ella. Yahiko miró a la niña y se preguntó si hacía bien en traerla. De sucederle algo nunca podría mirar a la cara a Kenshin nuevamente. Tampoco le parecía justo mandarla a casa. El sabía lo que era ser joven y no ser tomado en cuenta, estaba al tanto de las habilidades de Kiriko y enviarla a casa como si fuera una nenita indefensa no le parecía correcto.

"Kiriko-chan, en lo posible tratemos de esperar a los demás y no entrar en peleas innecesarias" suspiró Yahiko. Los ojos grandes y violetas le miraron en entendimiento, "Hai" suspiró ella.

Les siguieron un par de cuadras más y vieron como los hombres se encontraban con otro grupo de similar vestimenta, y otro, y otro. Cada vez eran más. Unas cuadras después el grupo constaba de casi quince hombres, su forma de desplazarse definitivamente sospechosa. Se dirigían al centro de Tokio, aparentemente.

El cielo estaba nublado, dándole a la ciudad y a sus ocupantes un clima caluroso y pesado, no muy propio de la época del año.

"A dónde estaran yendo?" susurró Kiriko a su compañero de espionaje mientras se escondían en un callejón y asomaban las cabezas.

"No lo sé pero no es nada bueno". De pronto a lo lejos pudieron divisar grandes árboles, y los ojos de Yahiko y Kiriko se ensancharon cuando en su mente se reveló el destino de los hombres.

"EL PALACIO IMPERIAL!" dijo Kiriko. Yahiko asintió. Conforme se iban acercando podían ver el gran portón, y más allá de este la hermosa vegetación que rodeaba el palacio. Pero lo preocupante, era el centenar de hombres vestidos de kimonos marrones y sombreros de paja, reunidos todos en la puerta de lo que antes sería el castillo de EDO, ahora luego de una extensa reforma, hogar del emperador Meiji.

Alrededor de treinta guardias vestidos de azul típico de la policía estaban en la puerta del palacio, gritando palabras de amenaza en un intento por persuadir a los hombres. Rifles listos para disparar, los policías trataban de no ser intimidados por estos hombres que debajo de sus capas revelaron todo tipo de armas, desde Daishos hasta lanzas y cadenas.

"Masaka... los policías no tienen una chance..." susurró Yahiko.

Pronto, la masacre comenzó. Los hombres de marrón se lanzaron hacia los pobres hombres, que caían en cumplimiento del deber, no sin antes disparar sus armas dos o tres veces. Algunos parecieron alcanzar sus objetivos, ya que los atacantes caían al suelo luego del impacto de la bala de alto calibre... solo para levantarse poco después.

La carnicería empezó, y los pobres policías que no tenían entrenamiento en combate directo eran cruelmente asesinados uno tras otro.

"Esto es horrible... tenemos que hacer algo!" Kiriko comenzó a correr en dirección de los disparos, pero una mano en el cuello de su gi la detuvo.

"Por más que me apene admitirlo Kiriko-chan, un centenar contra nosotros dos lo único que puede lograr es traer tragedia..." Yahiko apretó los dientes y bajó la mirada. Los gritos de asesinato hacían eco en sus oídos. Pero no podía hacer nada, correr hacia el enemigo era como un suicidio. De los ojos de Kiriko comenzaron a caer silenciosas lágrimas, y al ver la escena a unos metros de ella, no pudo evitar pensar si su padre sufrío así durante la guerra, ese sentimiento de impotencia que la invadía le dejaba un sabor metálico en la boca.

"OIIII!" pocos minutos después escucharon la voz de Sanosuke a lo lejos. Corriendo junto a él venían Kenshin, Kenji y Kaoru. Por como se veían, se notaba que no habían descansado un segundo en su persecución, cuando se detuvieron junto a Yahiko y Kiriko, todos intentaban recobrar el aliento.

"Ten" dijo Kenji dándole a su hermana una paquete con cosas. Kiriko abrió la bolsa de tela y descubrió para su agrado los protectores de cuero para las muñecas que usaba cuando entrenaba. Su hermano ya los llevaba puestos.

"Como nos encontraron?" dijo la joven mientras se preparaba para batalla.

"Seguimos la ruta que nos apuntó Tsubame, y luego encontramos a otro grupo de hombres, veníamos siguiéndolos a ellos no a ustedes" dijo Sanosuke apuntando hacia el grupo que estaba a unos ciento cincuenta metros de allí.

Los ojos de Kenshin estaban fijados en la carnicería que tenía delante, apenas diez policías quedaban en pie, agrupados en un triste grupo disparando como locos. Afortunadamente sus esfuerzos habían dado frutos, ya que unos pocos enemigos habían caído para no levantarse más.

Apretando los dientes y en rabia por tal injusticia Kenshin se lanzó a batalla, al medio del caos.

"OI KENSHIN ESPERA!" pocos segundos después Sanosuke le seguía. Yahiko no tardó. Kenji y Kiriko se miraron un momento y comenzaron a moverse, solo para ser detenidos por una mano en sus colas de caballo.

"ITAI!" dijeron los dos. Miraron a su madre que les tenía prisioneros.

"Escúchenme bien" dijo Kaoru con voz firme "Si algo les llega a pasar en esta batalla les prohibiré tocar una espada por el resto de su vida..ME ENTIENDEN?"

"Técnicamente ka-chan, si algo nos llega a pasar tal vez no PODAMOS sostener una espada si nos mor..." kenji decía esto con una sonrisa.

"HIMURA-KENJI, si algo les llega a pasar su padre nunca se lo perdonará... nunca... ni yo tampoco, así que, tengan cuidado por favor" la voz de Kaoru comenzó firme, pero terminó llena de emoción.

"Hai, tu también Kaa-san" dijo Kenji, Kiriko asintió.

Con un grito y manos fuertemente apretadas en boken y sakabas, los tres restantes miembros de la familia Himura se lanzaron de cabeza a la que tal vez sería la batalla más feroz de sus vidas.-


Como prometido, el pequeño compendio de japones, muchas cosas probablemente ya las sepan para esta altura, de todas formas, aquí van

ORO: vamos, esa la saben

Sakabatou: Espada de filo invertido (otra)

Hai: Si

Ittai: Duele

Matte: Espera

Kuso: Palabra para maldecir

Oi: traducido al uruguayo CHE VOOO!

Nii-san: Generalmente utilizado por hermanos menores hacia su hermano mayor. También puede ser figurativo. Ayame y Suzume utilizan Ken-nii para dirigirse a Kenshin.

Anata: palabra que utilizan las esposas hacia sus maridos. Es algo así como amor mio.

Koishii: Mi amor

Baka: Idiota (apuesto a que ya la sabían)

Onegai: Por favor

Tsuba: La parte 'redonda' por así decirlo de una katana. Hablando en lenguaje común: la cosa esa que protege la mano, VISTES.

Bueno, tal vez me olvidé de alguna.

He descubierto que aparentemente soy una persona un poquito interesada porque como siempre, espero sus comentarios, que bien ya lo saben ME ENCANTAN, je je

Esperen mucha emoción y batallas en el próximo ep. Me pregunto si alguno debe morir trágicamente?.---

Mhhhh... ya veremos jeje...

Ahhhh casi me olvidaba, Hada-chan me preguntaba en un review si yo estudiaba kendo por la descripción de las peleas que, según ella, son buenas.

Bueno, la respuesta es NO, aunque me encantaría. Si las descripciones son buenas es solo gracias al google y mis ratos explorando estilos reales (si gente, reales, Busen Ryuu y tamiya ryuu de los capis anteriores son de verdad aunque no seguí dichos estilos al pie de la letra). Además, encontré una página con muy buena info detallando cada técnica del hiten mitzurugi y por último, antes de cada escena de pelea, me veo algún capi para inspirarme (tal vez busque una excusa para mirar un capi, je je)

Bueno, no los entretengo más

Nos vemos en el prox.-

Besos a todos

MYKS