Hola Minna-chan!
Les traigo un capi en domingo para pasar la tarde! Espero que les guste y un beso a todos.- (y al final como siempre el comentario para mis reviewers!)
Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 8: Lecciones
Luego de una tormentosa noche, en la que Kenshin no pudiera casi ni dormir, el pelirrojo se incorporó pesadamente, no había amanecido todavía pero seguir en la cama estaba fuera de la cuestión. Había estado tenso toda la noche debido a la variedad de horribles escenarios que asaltaban su mente, imágenes de Shishio atacando a su familia, de sus hijos en horribles batallas le atormentaban.
Arropó a Kaoru un poco más, por si acaso, sabía que su esposa tampoco había tenido una buena noche, un par de veces la había escuchado llorar, para alivio de Kenshin ella no se alejó cuando le acariciaba tratando de reconfortarla.
Finalmente cambio su yukata por su gi azul y hakama impecablemente blanca, no se aseguró sakabatou a su cintura, pero se la llevó con él. Shishio no le atacaría en el dojo, de eso Kenshin estaba seguro, pero cualquier otro loco tal vez sí. Su humor decayó aún más cuando recordó a quien tenía de invitado.
La simple tarea de preparar el desayuno no le distraía de los problemas que recorrían su cabeza... una parte de él quería salir corriendo, ir a Kyoto antes de que nadie se enterara, pero con una triste sonrisa y mientras terminaba de colocar la mesa se admitió la verdad, su familia lo seguiría hasta el fin del mundo de ser necesario.
"de veras que soy un baka" se susurró.
"Eso no es noticia para nadie"
A Kenshin se le erizaron los pelos de la nuca, cómo podía ser que el lobo se le hubiera escurrido por detrás de esa manera? Acaso estaba tan absorto en pensamiento? Acaso estaba tan cansado por la mala noche que sus sentidos se habían nublado?
Kenshin tuvo que admitir que la verdad era más irónica que esa y que el kenki de Saito había sido admitido en la lista de 'No peligrosos', sus sentidos, en el estado emocional en el que estaba, lo habían pasado por alto.
El policía se paró frente al shoji que daba hacia el patio y abriéndolo dio paso a las primeras luces de la madrugada, sin bien entró un aire muy frío, el día ya prometía ser mucho mejor que el anterior, el cielo estaba despejado.
"Bien, parece que ha terminado tu tormento battousai, el camino se debe haber despejado lo suficiente y ya me puedo marchar"
Kenshin abrió la boca para responder pero fue interrumpido antes que saliera palabra alguna:
"OHAYO!" se escuchó la voz de Kenji seguida por el muchacho marchando felizmente dentro de la cocina, detrás le seguía Kiriko, los dos estaban vestidos como para entrenamiento. "Ohayo" dijo Kiriko un poco menos entusiasmadamente, mirando a Saito.
"Ohayo" contestó Kenshin con una sonrisa de lado a lado "Es mas temprano de lo usual para ustedes dos" agregó, sospechando algo inusual.
Su hijo le obsequió una sonrisa de rurouni, parecía una venganza del destino para el pelirrojo, para que tuviera una cucharada de su propia medicina "Es que ahora debemos entrenar más que nunca..."
Kenshin jugó al tonto "A si?" dijo.
"Hai" respondió Kenji mientras él y su hermana terminaban de servir porciones. El adolescente le hizo un gesto a Saito, invitándolo a sentarse junto a ellos.
Con una mirada poco feliz el policía cumplió y tomó su porción que consistía en un simple arroz con algún aderezo, no se le pasó por alto que la porción de Kiriko consistía en bolitas de arroz con forma de conejitos. Las de Kenji eran redondas.
"itadakimasu!" dijeron los dos jóvenes agradeciendo la comida rápidamente llevándose el alimento a la boca.
Saito asintió con la cabeza a manera de agradecimiento.
"No bastaba con que parecieras mujer battousai, tenías que cocinar como una?" dijo Saito luego de haber probado el alimento.
Kiriko le tiró una mirada dura y dejó de comer, Kenji le observaba con atención pero sin hostilidad.
"Cada persona encuentra regocijo en pequeñas cosas... yo disfruto haciendo cosas mundanas, como cocinar, que es mejor hábito que inhalar humo... si lo es" Kenshin no perdió su sonrisa falsa mientras seguía comiendo su arroz.
Salvajemente los dos jóvenes se engulleron la comida y agradeciendo el alimento salieron al patio a entrenar con todo el entusiasmo que la energía de la juventud les permitía.
"Bien... me iré antes de que suceda algo más y quede atrapado aquí dentro" Saito se levantó y colocó su katana en su cinturón.
Salió por el shoji hacia el patio y Kenshin le siguió, parados allí en el medio estaban los dos pelirrojos haciendo katas.
"Bien tanuki-chan..." empezó Saito, el rostro de Kiriko que hasta ahora se veía calmo y concentrado se deformó en una cara molesta y salvaje, Saito continuó hablando sin darle importancia
"Sigue entrenando... no lo haces tan mal para una niña" mientras pasaba junto a ella le colocó una mano enguantada en el cabello desordenándoselo.
Kenshin nunca soñó que llegaría el día, en el que un lobo de Mibu le colocara las garras encima a uno de sus hijos... y mucho menos, permitir que eso sucediera... sin embargo, era justamente la escena que sucedía frente a él.
Kiriko perdió la cara de enojo y miró a su 'enemigo' con extrañeza, casi diría que el hombre había sido amable con ella. Pero decidió no decirle nada, ni positivo ni negativo, ya que este hombre le decía nombres a su padre y se burlaba de él, eso, en el libro de Kiriko, era inaceptable.
Saito por supuesto la ignoró y siguió caminando hacia la puerta, Kenji le siguió con rostro feliz.
Mientras, Kenshin a paso lento y con mirada pensativa seguía mirando la espalda del alto hombre.
Finalmente Saito paró en la puerta, y observó a padre e hijo un momento "Battousai... sabes que será inevitable... sucederá lo mismo que la última vez"
"Hai" susurró Kenshin, sabía que Saito se refería al echo de que su familia lo seguiría a Kyoto.
"Te espero allá en una semana, creo que no necesitas que te venga a buscar, conoces el camino"
Kenshin simplemente asintió.
Saito comenzó a alejarse "Y Battousai... yo aprovecharé lo que me queda de esta semana... sugiero que hagas lo mismo"
Sin decir nada más, Saito se alejó como siempre, sin mirar hacia atrás.
"Que hombre más interesante" dijo Kenji con una sonrisa cuando finalmente el policía estaba fuera de alcance para escucharlo.
"Interesante?... yo lo llamaría rudo, desconsiderado, cruel, maleducado" dijo la niña asomándose por entre medio de los dos.
Kenshin le sonrío a su hija "Hai, lo es... pero es alguien en quien se puede confiar"
Kiriko le tomó la palabra a su padre, aunque no le gustara para nada el hombre ese.
Kenshin cambió la expresión feliz que tenía a una mas dura que sus hijos conocían muy bien, terminada la actuación de padre por el momento, Shishou Kenshin era a veces hasta más inflexible que Kaoru.
"Bien, no sé que era eso que vi hace un rato, pero no eran los katas que estuvimos practicando la semana pasada, no lo eran"
Kenji hablo "Hai, lo sé, estábamos haciendo unas variantes, que tal, ne?"
"Horribles" dijo Kenshin cruzándose de brazos.
"Nani?" dijo el muchacho "pero otou-san"
"Hai, antes de ponerte a inventar debes dominar totalmente el estilo en el cual estás entrenando... ahora quiero ver doscientas repeticiones del kata de la semana pasada... sin innovaciones"
Bajando la cabeza los dos muchachos dijeron "Hai Shishou"
Pasaron una hora de arduo entrenamiento y finalmente Kaoru apareció en el patio, ya vestida con su uniforme del dojo. Observó a su marido, que con mirada preocupada y ausente en quizá que fatales pensamientos observaba a sus hijos. Tal vez Kenshin presintió su presencia, pues el pelirrojo salió de su trance y le ofreció una sonrisa, Kaoru miró en dirección opuesta y tomando su escoba caminó hacia la puerta del dojo que necesitaba una barrida por culpa del clima de otoño.
Finalmente, llegó Yahiko, que quedó pasmado al escuchar que el lobo estuvo en el dojo y se lo había perdido. No pudo profundizar mucho en el tema porque pronto comenzaron a llegar alumnos. El dojo Kamiya se había vuelto el más famoso de la ciudad y no había suficiente horario ni lugar para aceptar todas las solicitudes que llegaban constantemente, por lo que el morocho pronto se vio a cargo de una clase hasta el tope, por suerte, asistido por Kaoru. Sin embargo, Yahiko conocía lo suficiente a su ex maestra instructora como para saber que algo no andaba bien.
El entrenamiento de Mitzurugi Ryu finalizó, por lo menos para Kenshin que se fue a aprovechar a lavar la ropa, ya que buena parte había sido tomada por sorpresa por la lluvia del día anterior y debía repetir el trabajo, no que le importara, la actividad le ayudaría a relajarse y reflexionar sobre la situación actual.
Kenji y Kiriko siguieron practicando el último ejercicio que les había asignado su padre antes de irse, todo el tiempo pensando cuanto esperaría Kenshin para decirles de qué se trataba la misión que obviamente le había pedido Saito... y cuándo se arreglarían las cosas con su madre.
Los pensamientos fueron interrumpidos cuando risitas juveniles y femeninas se pudieron escuchar en la puerta del dojo. Kiriko pausó sus ejercicios y se dirigió hacia la puerta.
Se asomó una chica tal vez uno o dos años mayor que ella, con un rico kimono verde con flores y un obi naranja complementando, tenía cabello negro y lacio separado al medio y ojos haciendo juego. Detrás había otra muchacha, kimono azul con un obi verde haciendo juego, cabello ondulado marrón oscuro.
Ambas tenían caras amistosas, pero Kiriko sabía que no podían estar buscándola a ella ya que no las recordaba de ningún lado.
"Si?" dijo exasperadamente la pelirroja cuando lo único que hacían las visitantes era producir risitas nerviosas.
"Anou" dijo la mas alta de las dos muchachas "nos preguntábamos si esta era la residencia de Himura Kenji?" su tono era nervioso, la otra muchacha se escondía detrás de ella, obviamente avergonzada.
"Si, es mi hermano, que quieren?" dijo Kiriko exasperada por la falta de rapidez de las chicas para decir que diablos querían de una vez por todas.
"Está él en casa?" volvió a decir la morocha, que era obviamente menos tímida que su acompañante.
Exasperada por tan incomprensible acto Kiriko rodó los ojos y gritó (poco femeninamente) "Sapo, te buscan!"
Tomó su sakaba e ignorando a las recién llegadas se fue al patio a continuar su entrenamiento.
Kenji un poco confundido se asomó a la puerta y cuando vio a las dos muchachas se aseguró su espada en su cintura de manera exagerada.
"Ohh chicas, son ustedes" dijo con una sonrisa confidente mientras marchaba a las dos muchachas que reían tontamente y se sonrojaban.
"Kenji-kun" dijeron las dos soñadoramente.
"Cómo me encontraron?" dijo el mientras se paraba frente a ellas.
"Ehh... bueno" dijo la mas bajita sin animarse a continuar. Se sonrojó y bajo la vista, de pronto encontrando que sus pies eran interesantes de observar.
La otra chica continuó "El otro día te seguimos... queríamos agradecer que nos hayas salvado de aquel ladrón de bolsos"
"Ahh, ya les dije que no era necesario" dijo el muchacho cruzándose de brazos, sin querer, o tal vez no, mostrando los músculos que los decoraban.
"Ten, esto es para ti, en agradecimiento" la chica más alta produjo una canasta llena de Ogahi (pasteles dulces de arroz) y se la entregó al muchacho.
Kenji la tomó y sonrió "OGAHI! Muchas gracias!"
"Kenji-kun?" preguntó suavemente la morocha.
"Hai?" dijo él mirándola a los ojos con esas esferas azules intensas. La muchacha casi se desmaya. "Kori y yo nos preguntábamos si te gustaría acompañarnos al mercado... ya que es tan linda mañana y todo" las palabras salieron nerviosamente.
"SEGURO" dijo el muchacho "FEA!" llamó con un grito a su hermana. Kiriko apareció con mirada molesta
"Que?" dijo poniendo sus manos en la cintura.
"Ten, lleva esto para adentro... voy a salir un rato, ok?" le entregó la canasta a su hermana que se veía algo molesta.
"No hemos terminado el entrenamiento por el día y además tenemos que pulir el piso del dojo cuando se terminen las clases. Lo olvidaste?" dijo la pelirroja molesta.
"Cúbreme por hoy, ok? Vamos chicas" sin decir más nada el muchacho se fue, seguido por dos muchachas riendo tontamente detrás.
Kiriko apretó los dientes en rabia y le iba a lanzar un ogahi por la cabeza, pero pensándolo mejor se lo llevó a la boca y le dio una mordida.
"Hombres" susurró.
Divertido, Sanosuke que se acababa de levantar y había visto la escena casi larga una carcajada, horas de su 'entrenamiento especial' aparentemente habían dado resultado.
Decidió buscar a Kenshin "YO amigo! Buenos días!" dijo encontrando al pelirrojo hincado junto al balde de la ropa. Su amigo sonrió y dijo "Sano, en una hora serán buenas tardes, ne?" bromeó.
"Jaja, muy gracioso. El lobo se fue? Diablos, no llegué a despedirle"
"Saito se fue hace horas Sano" Kenshin se levantó y secó sus manos en su hakama. Le hizo un gesto a Sanosuke para que se sentara junto a él en el balcón de la casa.
"Bien, me vas a decir entonces que se trae Saito... o mas bien Shishio entre manos?"
A kenshin poco le sorprendió que Sanosuke se hubiera dado cuenta de la situación.
"Bien... parece que Shishio tiene al hijo de Saito" dijo el pelirrojo.
"Saito... hijo? Es una broma pesada, verdad?"
Sanosuke vio en la cara seria de Kenshin que el pelirrojo no bromeaba, se pasó una mano por el cabello exasperadamente.
"Bien, digamos que alguna mujer está lo suficientemente lunática para cruzarse con ese lobo y que Saito tiene un crío, que pasó con el cachorro?"
"Como te decía Sano... Shishio lo tiene como uno de sus hombres poseídos, las técnicas de Saito sólo sirven para matar, y por lo tanto, me necesita para poder liberarlo".
"Y lo vas a ayudar?" Sano miró a Kenshin incrédulo, y su amigo no le contesto, Sanosuke continuó hablando "Por supuesto que lo vas a ayudar..."
Kenshin asintió
"Bien... no todos los días nos podemos divertir así ne? Será como en los viejos tiempos" dijo Sano emocionado y golpeando sus puños entre ellos.
"Iie" cortó secamente su amigo "Tu te quedas aquí, con tu hijo y tu esposa, que te necesitan más que yo".
Sano lo miró incrédulamente un momento, y saliendo de ese estado tomó a su pelirrojo amigo por el cuello de su gi "No piensas dejarme en casa, no?" dijo mirando a al pelirrojo a los ojos.
Kenshin no le miró directamente "Sano... realmente creo que tienes que quedarte con Megumi y Souzou".
"BAKA!" sacudió a Kenshin brutalmente y el pobre hombre no podía hacer mas que ORO!
"Crees que la kitsune me dejará quedarme mientras tu te vas a otra de tus cruzadas heroicas? Ni una chance" Soltó a Kenshin que cayó de cola hacia atrás, espirales en los ojos.
El hombre más bajo se recompuso rápidamente y con una mirada melancólica dijo "Nos enfrentamos a Shishio nuevamente Sano... y ya sabes como terminó eso la última vez"
"CLARO que lo sé! Quién arrastró tu trasero medio muerto por todo Kyoto para que te curaran, eh? Por lo menos debo ir, aunque sea para repetir la hazaña"
Kenshin sonrió "Sano... creo que esta vez... no seré tan afortunado"
"Que diablos estás diciendo Kenshin? Planeas morir o algo?"
Kenshin quedó callado.
"MALDITA SEA KENSHIN! Por eso Jou-chan estaba tan enojada contigo anoche BAKA!"
Kenshin se quedó mirando a Sanosuke con ojos grandes,
"Que crees que pasará si tu mueres, eh?"
El pelirrojo sólo le devolvió silencio.
"Bien, te diré lo que sucedería ya que eres tan baka como para no darte cuenta. Tus cachorros y Jou-chan irán tras de ti, y adivina qué, Kenji y Kiriko no dudarán en enfrentarse a Shishio para vengar tu muerte, con la excusa de proteger a japón... será una pelea en la que habrá más bajas, y si Jou-chan no está destrozada para entonces... perder un hijo la devastará, eso quieres Kenshin?"
"Eso no sucederá Sano... planeo acabar con Shishio aunque sea lo último que haga"
"Oh, si claro Kenshin. Apuesto que la momia esa estará más que preparada. Sabes, sin ayuda, no creo que ni siquiera llegues a Shishio"
Finalmente el pelirrojo perdió la calma "Me estas diciendo que tengo que poner a mis propios hijos y a toda la gente que me es querida en la línea de fuego de Shishio?" levantó la voz y los ojos se le llenaron de emoción.
Se escuchó la voz de Yahiko, madura y firme a unos metros de ellos "Iie, Sano te está diciendo que tus hijos y la gente que te es querida se pondrán voluntariamente en esa posición... sin importar lo que tu digas".
"Yahiko" susurró Kenshin mirando a su protegido con una mezcla de orgullo y asombro.
El muchacho se sentó junto a los dos hombres que habían sido sus mentores desde que era un niño.
"Yahiko... yo pienso que necesitas quedarte con Tsubame-chan y Shinya... si algo les llegara a pasar a alguno de ustedes... nunca me lo perdonaría" dijo Kenshin mirando a la nada.
Yahiko le colocó una mano en el hombro "Kenshin... si algo te sucediera a ti, ninguno de nosotros nos lo perdonaríamos. Así que, cuando tenemos que partir?"
Kenshin suspiró, y sonrió, aun se sentía indigno de estar rodeado de gente que le quisiera tanto, pero como ellos habían dicho, sería inevitable, lo seguirían a donde sea, aunque no le gustara.
"En una semana... a Kyoto"
Yahiko asintió.
Sanosuke hizo tronar sus dedos y estiró sus brazos a manera de desperezo, "Bien, entonces solo queda que te arregles con Jou-chan" golpeó al hombre más bajo en la espalda y Kenshin salió volando hacia delante con un OROOOOO.
"Ahora no es buen momento" dijo Yahiko "Busu está dándole una paliza a un par de alumnos que van atrasados con sus clases... y creo que se está desquitando"
Sanosuke hizo una mueca y si hubiera sido una persona religiosa le hubiera mandado una plegaria a kami por los pobres estudiantes. De pronto le volvieron a la mente los hechos de más temprano, que desde un principio era lo que le había venido a chismearle al pelirrojo.
"Yo Kenshin, acabo de ver a tu pequeño clon irse con un par de chicas muy bonitas"
"ORO?" dijo Kenshin sentándose entre sus dos amigos nuevamente.
"Jaja, parece que todo ese entrenamiento especial ha dado resultado!" dijo el ex gangster orgulloso de su machez.
"Sano, tu entrenamiento especial consiste en juegos ilegales, bebidas e impresiones eróticas... crees que no sé que hace mi hijo?" dijo Kenshin mirándolo con ojos severos.
Sanosuke se ruborizó un poco al verse descubierto "jeje, Kenshin, deberías estar agradecido hermano, tu muchacho no será tan denso con las mujeres como tu"
"Sano" dijo Kenshin dándole una mirada aun mas molesta y con una venita en la sien que amenazaba con estallar.
Yahiko reía ante la escena "No te preocupes Kenshin, si adquirió los mismos encantos que Sanosuke, las chicas no tardarán en quitárselo de encima".
Sano no tardó en tomar del cuello al muchacho mas joven y los dos se levantaron mirándose con ojos furiosos,
"QUE DICES ENANO?" dijo Sanosuke intentando sacudir al más joven. Yahiko era una cabeza más bajo que él, pero parándose de puntas tomó a su amigo por el cuello con la misma fuerza "Ya escuchaste, cabeza de pollo!".
"Iie" dijo Kenshin seriamente y cruzándose de brazos, interrumpiendo la pelea que ya era común "No es el entrenamiento de Sano el que me preocupa... sino el de Hiko Seijuurou el Treceavo".
Cruzándose de brazos y asintiendo los dos hombres que le acompañaban estuvieron muy de acuerdo con el pelirrojo.
X x xx
Kenji estaba en el mercado contento por la compañía que tenía, las dos chicas le seguían como cachorros perdidos y se emocionaban ante todo lo que él decía.
"Oh Kenji-kun, eres tan valiente!" exclamaban cuando escucharon otra historia más de cómo Kenji había vencido a un oponente.
"No es nada chicas... todo para proteger a tan bellas muchachas, ne?"
Las chicas con risitas nerviosas se le prendieron de los brazos, el muchacho no pudo evitar ruborizarse un poco, ya que este era el primer contacto real con una chica.
"Kori-chan, está esa tienda de telas nuevas que abrió la semana pasada no?"
su amiga castaña asintió y ahora más cómoda con la compañía de Kenji hablaba más seguido "ohh si, dicen que tienen unas telas finísimas, vamos a verlo!"
Arrastraron al pobre muchacho a la tienda, donde estuvieron más de una hora mirando piezas y piezas de tela, todo el tiempo preguntándole a Kenji por su opinión, cosa que al muchacho le daba igual.
Terminaron comprando grandes cantidades que por supuesto, tuvo que cargar el 'Oh eres tan fuerte Kenji'.
El muchacho estaba empezando a no disfrutar de la experiencia. Siguieron mirando varios comercios y las chicas seguían comprando, por supuesto, todo iba a parar a los brazos del 'fuerte' Kenji.
'Esto es peor que salir con mamá, Megumi y Misao juntas' pensó.
Además, como si fuera poco, las chicas habían dejado de hablar de las hazañas de Kenji y estaban más emocionadas conversando de las telas y los bordados que iban a hacer esa tarde.
"Kenji-kun, ya es hora del almuerzo, ne?" dijo Maki, la morocha batiendo sus pestañas en una forma incomprensible para Kenji
'tiene algo en el ojo?' pensó el muchacho.
"Hai, si, creo que es hora del almuerzo" Kenji se sentía hambriento y los olores provenientes de los lugares que servían comida lo estaban volviendo loco.
"Oh, entonces porqué no nos invitas algo de comer?" dijo Kori inocentemente.
Kenji luchó contra su hábito de decir ORO y miró a las dos chicas como si fueran extraterrestres.
"Vamos" dijeron tomándolo de los brazos y por poco haciéndolo caer.
Antes de que pudiera darse cuenta de lo que sucedía el muchacho gastaba todos sus escasos ingresos (que consistían en pagos por las clases en las que ayudaba en el dojo) en almuerzo para tres.
Durante todo el almuerzo las chicas no paraban de reír y hablar del festival de la semana entrante, en lo que iban a usar, en las cosas que iban a ver. De vez en cuando Kenji quería comentar alguna técnica nueva que estaba aprendiendo y lo genial que era, pero las muchachas lo ignoraban y seguían hablando de que peinado iban a usar y etc.
No recordaba que ninguna mujer que él conociera fuera tan frívola, ni su tía Misao, ni Megumi, ni su madre. Kiriko no contaba porque era como un amigo más.
Finalmente, casi sin ningún Yen salieron a las calles otra vez.
"Bueno, ah sido muy agradable chicas, pero me tengo que ir" dijo el muchacho tratando de escapar.
"Oh, pero Kenji-kun, quién nos protegerá en el camino a casa? No sería terrible si nos robaran todo lo que hemos comprado?" dijo Maki haciendo esa cosa con los ojos de nuevo.
"Si, que haríamos nosotras entonces?" dijo su amiga. Kenji no pudo evitar sacar a relucir su entrenamiento de macho que tan bien le habían inculcado su tío postizo y su shishou.
"Yare yare, iré con ustedes, ne? Seria terrible que algo les sucediera".
Y así, se encontró con que tuvo que caminar medio Tokio en dirección contraria a su dojo, cargando con kilos y kilos de cosas pesadas y escuchando la hueca conversación de las dos muchachas.
Kenji pensó que todos sus esfuerzos se vieron recompensados cuando llegaron a la casa de Kori, dejaron a la chica en su casa y siguieron un par de cuadras a la casa de la otra muchacha.
Ahí, con mejillas sonrojadas la morocha miraba a Kenji con mirada soñadora, y el chico, sintiéndose triunfal pensó que este sería el día en el que probaría su primer beso.
"A sido una tarde muy agradable Kenji" la muchacha 'olvidó' utilizar el honorífico y se arrimó al chico, que era una cabeza más alto que ella.
"Ja ne!" dijo ella tomando sus paquetes y desapareciendo dentro de la casa, dejando al muchacho parado allí como un tonto.
Solo había una palabra en el diccionario de Kenji que describiría lo que sentía en ese momento
"ORO!"
x x x x
Kenshin terminó de preparar el almuerzo, y para su sorpresa, su amigo glotón no se había quedado, Sanosuke se llevó a Souzou que a pesar de estar distraído jugando con su tío Kenni extrañaba a su kitsune mamá.
Su hogar no era tan grande, pero de alguna manera Kaoru había logrado ignorarle todo el tiempo y evitarlo, ahora estaba dentro del dojo con sus dos alumnos rezagados haciéndolos pulir el suelo. Yahiko se había retirado para almorzar con su familia.
Sirviendo la mesa Kenshin llamó a las dos mujeres de su familia, y decidió no esperar a Kenji, que seguramente pasaría por el Akabeko, el muchacho se las arreglaría, pensó.
Demás está decir, que la comida fue tensa, Kenshin no encontraba la forma de decirle a su esposa que quería hablar con ella. Y Kaoru le ignoraba mirando en direcciones contrarias a los ojos de su marido.
Todo esto no fue pasado por alto por Kiriko que se sentía en el medio del campo de batalla, finalmente cuando las miradas entre sus padres le agotaron la paciencia apoyó sus palillos frente a ella y su plato, llamando la atención de los dos adultos.
"Lo que sea que tengan para discutir, háganlo ahora, no les molestaré"
La joven se levantó y se fue dejando a los dos solos.
Ambos quedaron en silencio incómodo largo rato hasta que uno se animó a hablar
"Yo..." comenzó Kenshin sin saber como continuar.
En los ojos de Kaoru había una mezcla de tristeza y rabia, ya no sabía que hacer, si abrazar a su marido y llorar para que no la dejase, o golpearlo con un boken en la cabeza por siquiera pensarlo.
"Kaoru... creo que me equivoqué"
Eso, no era lo que esperaba Kaoru escuchar, levantó la mirada y sus ojos se iluminaron, recobrando su vivacidad.
Kenshin continuó hablando "Estuve pensando, y además... Sano y Yahiko me hicieron dar cuenta que aunque no quiera, todos ustedes irán conmigo"
Kaoru asintió con la cabeza y se acercó a su marido, colocándole una mano en la mejilla adornada con su difusa cicatriz en forma de cruz "Kenshin anata, por supuesto que iremos contigo... esta familia no sería lo mismo sin ti"
"La cosa es Kaoru... que aún así... algo terrible podría suceder, no soportaría perder a ninguno de ustedes", la abrazó y la atrajo hacia su pecho. A Kaoru le cayó una lágrima, pero no rompió a llorar
"Lo sé, pero hemos pasado por muchas pruebas difíciles y las hemos superado todas Kenshin... si estamos juntos, seguramente será más fácil"
"Espero que si koishii... espero que sí"
Se quedaron largo rato así, simplemente abrazados, disfrutando de la mutua compañía.
Afuera, desde la rendija de la ventana y en puntas de pie, Kiriko sonreía al ver que todo volvía a la normalidad con sus padres.
x x xx
Kenji llegó a la tarde, totalmente agotado y casi furioso, Kenshin ya estaba esperándolo, aunque su excusa era que estaba barriendo el patio.
No sabía como empezar la conversación que sentía tenía que tener con su hijo, seguramente los hechos de la vida el muchacho ya los tuviera claros, Kenshin se sonrojó al recordar la directa charla de su Shishou cuando él tenía la edad de Kenji.
Una noche junto a la cascada, la conversación había empezado así "Baka deshi" había dicho Hiko luego de beber un sorbo de sake "Las mujeres son como una vaina, y los hombres como la katana"
ORO! Kenshin se sonrojó aún más al recordar los crudos detalles que siguieron a la conversación.
Sacudió esos embarazosos recuerdos y vio que su hijo había desaparecido dentro del dojo con un rápido saludo y nada más.Kenshin suspiró, tal vez dejaría la charla para otro momento donde su hijo no se viera tan molesto.
En la cena de esa noche, Kenshin le explicó a su familia en detalle cuales serían los eventos a seguir la semana siguiente, y la razón por la que viajarían a Kyoto.
Kenji y Kiriko intentaron ser maduros ante la noticia y mostrarse responsables ante los eventos que iban a suceder. Aunque una parte de ellos en lugar de estar preocupados por las terribles y peligrosas batallas a venir, estaban emocionados por finalmente ver al Shishio del que tanto habían hablado.
X x x
Así llegó el siguiente día, todo había vuelto a la normalidad dentro del dojo, o al menos, tan normal como ese particular hogar podría llegar a ser jamás, si se consideraba que entre sus miembros había un ex Hitokiri, una mujer maestra de un dojo y otras historias igual de complejas.
Kenshin no se sorprendió cuando sus hijos se tomaron su entrenamiento aún más enserio, levantándose incluso antes del alba. Sin embargo, el ejercicio de dicha mañana se vio interrumpido cuando otra vez, se asomaron las cabecitas de Maki y Kori por la puerta del dojo.
Pero esta vez fue Kenshin quien las atendió, al verlo, las jovencitas se sonrojaron.
"Ohh, el hermano mayor de Kenji-kun, he de suponer?" dijo Maki que era más atrevida que su amiga, detrás de Kori había otra muchacha morocha mas, una nueva admiradora suponía Kenshin.
Kenshin casi suelta un ORO, al darse cuenta que una jovencita de la edad de su hija le estaba coqueteando, ORO! Las niñas de ahora!
"Su padre" dijo Kenshin poniéndose serio.
"Oh, ya veo" dijo la 'niña' con risita filtrosa, "Esta Kenji-kun en casa Himura-san?"
El aludido se asomó y se encontró con las tres niñas mirándole entre medio de risitas.
"Chicas... no esperaba verlas tan pronto" dijo el adolescente algo nervioso.
Como siempre fue Maki la que habló "Íbamos a ir con Sori al mercado y bueno, queríamos saber si te gustaría acompañarnos"
Kenji miró a su padre y Kenshin sonriéndole su sonrisa de rurouni dijo "Por mi está bien"
Antes de que pudiera pronunciar ORO, las tres muchachas arrastraban al pobre Kenji en camino al mercado.
De la nada, y por arte de magia apareció Sanosuke detrás del pelirrojo, colocándole un brazo alrededor a modo de llave afectuosa, pajilla acomodada en su boca y ondeando característicamente.
"Ese muchacho me hace tan orgulloso!" dijo el ex gangster fingiendo emoción y limpiándose lágrimas imaginarias.
"Y tú de donde saliste?" dijo Kenshin levantando una ceja. "Verás Kenshin..."
desaparecieron en el interior del dojo, donde Sano le explicó porque su mujer lo había echado de la clínica, otra vez.
Poco rato después Kenji estaba arrepentido de haberse metido nuevamente en esa situación. Arrastrándolo de tienda en tienda, con la adhesión de una nueva chica que era tan entusiasta con las compras como las otras dos, el pobre pelirrojo por supuesto tuvo que cargar con los bienes de las tres muchachas.
Pronto, la conversación cambió de las compras, a las clases de arreglos florales que estaban tomando y que plantas eran más adecuadas para ésta época del año y cuales no. De pronto, Kenji se comenzó a sentir como una planta, y que su presencia era un adorno mas para las chicas.
Imágenes de sus mentores le venían a la mente al muchacho.
'La compañía femenina es muy valiosa' le había dicho Hiko una vez. "no lo olvides, baka-deshi" la memoria de su maestro bebió un sorbo de sake, como siempre.
'Ahh, no hay nada mejor que una botella de Sake en una mano, y una chica en la otra!' había dicho Sano.
Bien, tenía a las chicas, que hacer con ellas ahora? Se le prendió una lamparita.
La imagen de Sano en su mente le decía que hacer
FLASHBACK
'Atmósfera muchacho, apártalas a algún lugar que ellas piensen que es bonito, orilla del río, flores, esas cosas afeminadas, y cuando menos se lo esperen, ZAZ!'
'zaz?' había preguntado él.
'si, chico, zaz, no seas denso como tu viejo quieres? El pobre estuvo más de un año tras tu madre y nunca se animó a hacerlo. ZAZ, un beso, directo en los labios, la naturaleza te dirá que hacer después!'
FIN DEL FLASHBACK
En ese momento Kenji había mirado a su tío postizo de manera incrédula, porqué querría besar a una chica? Claro, con doce años la idea le daba asco, pero ahora con catorce sentía curiosidad.
Con una mueca algo 'maligna' miró a su presa e intentando sonar sexi e interesante dijo "Maki-chan?"
La morocha, a quien Kenji había elegido como blanco por ser la más atrevida (y bonita) de las tres levantó la vista y lo miró exasperadamente, ya que Kenji había interrumpido su conversación con sus amigas.
"Hai Kenji-kun?" dijo ella.
"Me preguntaba si querías caminar... a solas" extendió su brazo y Maki dudó un poco. Las otras dos chicas la empujaron hacia él.
Finalmente Kenji se pudo deshacer de los paquetes que cargaba entregándoselos a las otras dos muchachas y se fue con Maki en dirección al río.
"Oh, este es un lugar muy bonito" dijo la muchacha mirando a sus alrededores. Las hojas de otoño teñían de cálidos naranjas y marrones las orillas, dando un decorado muy hermoso.
"Hai" dijo Kenji acortando la distancia entre ellos.
"Mmm" la chica se veía nerviosa y le escapaba la mirada al muchacho.
"Kenji-kun, que haces?" susurró ella algo nerviosa.
Kenji estaba frente a ella, más cerca de lo que era cortésmente correcto, sus ojos azules quemando los negros de ella.
Kenji se preguntó si lo que hacía estaba bien, ya que la muchacha no parecía querer seguir con su idea, y lo que era más, apenas la conocía, pero una vos en la cabeza lo animó.
Una versión pequeña de Sanosuke le flotaba alrededor con cara maligna.
'Vamos muchacho HAZLO! Tienes que ser el hombre de la relación!
A ellas les gusta!'
Sin dudarlo más, selló sus labios con los de ella, la joven no tardó en empujarlo hacia atrás
"BESTIA!" le dijo mientras le daba un fuerte cachetazo que pareció retumbar a 100 metros de allí.
"Quién te has creído?" Lo empujó hacia el río y el muchacho comenzó a perder el balance, mientras Maki se dio media vuelta y salió corriendo, lágrimas en sus ojos.
"Kori tenía razón, no se puede confiar en los hombres!" fue lo último que escuchó Kenji antes de caer con un ORO a las gélidas aguas.
x x x
Sano y Kenshin estaban sentados en el balcón cerca de la puerta cuando vieron entrar al muchacho, temblando y goteando empapado. Lo primero que pensaron fue que había habido algún ataque y rápidamente caminaron hacia él.
Pero pronto, tanto Kenshin como su amigo notaron la evidente silueta roja de una mano impresa en la mejilla del chico.
Kenji miró a su 'tío' como para matarlo.
"TUUU!" dijo desenfundando... "Empieza a correr!"
Sano fingió pánico y comenzó a caminar hacia atrás levantando sus manos en gesto de 'soy inocente' y Kenji con pasos exagerados y katana en alto comenzó a caminar hacia él.
Fue detenido por un tirón en su colita de pelo, se dio vuelta y vio a su padre, sonrisa de rurouni y todo.
"Creo que será mejor que te cambies y salgamos a caminar un rato luego de eso, ne?"
Sorprendido, el muchacho hizo lo que se le pidió.
Un rato después los dos Himuras salieron a caminar, se detuvieron bajo unos árboles, cerca del río, donde usualmente la familia iba a ver las luciérnagas en verano y se sentaron en el cómodo y largo pasto.
"Verás Kenji..." comenzó su padre algo nervioso, el chico le miró con atención.
"Las mujeres son como vainas y los hombre..."
Por suerte para todos nosotros, Kenshin no necesitó continuar ya que fue interrumpido por su hijo "Esa parte la tengo clara otou-san" dijo el muchacho lanzando una piedra al río.
Kenshin suspiró en alivio "Hiko?" preguntó,
"Hai" susurró el chico.
Kenshin no sabía si estar aliviado o horrorizado.
"Qué pasó esta tarde?"
Suspirando, el muchacho prosiguió a contarle los hechos, pensó que su padre se iba a burlar, pero luego recordó quién era su otou-san, Himura Kenshin nunca se burlaba de nadie si consideraba que la situación era seria.
"Cómo fue tu... erm.. digo... la primera chica que tu" de pronto Kenji se sintió un poco avergonzado de estar preguntando esas cosas.
Ahora que Kenji era lo suficientemente grande para entenderlo... Kenshin decidió que era tiempo de contarle acerca de Tomoe.
"Recuerdas que te dije que mi voto de no matar... lo hice por alguien a quien asesiné accidentalmente?" preguntó con voz susurrada.
"Hai"
Kenji se veía venir una de esas conversaciones largas y serias, que lo dejaban pensando en la vida y en lo dura que ésta había sido con su padre.
"Mi primera esposa... Tomoe"
"P p p primera esposa?" o sea que su madre no lo era? Pensó el muchacho.
"Hai... yo tenía un año más que tu" dijo Kenshin mirando el río melancólicamente,
"QUINCE? Me estas bromeando?" le respondió el silencio. Kenji intentó imaginarse con esposa, y por más que lo hacía el pensamiento le daba dolor de cabeza.
"En esa época... había que crecer mucho más rápido. Supongo que el genpuku era una buena excusa para colocar una katana en la mano de simples niños y enviarlos a matar sin remordimientos"
cuando miraba a su hijo, Kenshin se preguntaba como había tenido el corazón Katsura para hacerle eso... es verdad, la culpa de convertirse en un asesino para el Ishin había sido suya y de más nadie, Kenshin nunca se quitaría esa culpa de encima, pero mirando a Kenji, y sabiendo que él era su vivo retrato a esa edad, Cómo pudiste Katsura-san?
"Y como... tu sabes, como la conociste?"
"Ahh... esa es una historia mucho más complicada... y es la razón por la que he llevado esta cicatriz en mi rostro durante los últimos treinta años". Kenshin tenía esa mirada, melancólica y perdida, la misma que siempre aparecía en su rostro cuando estaba recordando viejas y doloras memorias.
Y Kenji escuchó atentamente, desde Akira, el prometido de Tomoe, hasta su vida en Otsu y la trágica muerte de la mujer.
"Es ella la persona que vas a visitar a Kyoto todos los años?" preguntó Kenji una vez que se aseguró que su padre había terminado el relato.
"Hai... como lo supiste?" Kenshin miraba a su hijo a los ojos, ambos sentados en posiciones similares, rodillas flexionadas y cabezas descansando en ellas.
"Es que, cada año yo le preguntaba a mamá donde iban y porqué no podíamos acompañarlos, y me dijo que iban al cementerio a ver una vieja amiga".
"Hai, tu madre y yo vamos a ver a Tomoe todos los años"
"Puedo ir la próxima vez?"
A Kenshin se le paralizó el corazón al escuchar esa pregunta, "Porqué hijo?" dijo sinceramente intrigado.
"Para decirle gracias" susurró el muchacho.
Kenshin no supo que decir, porque las palabras se le ahogaban en la garganta, apoyó su mano en el hombro del muchacho.
Luego de un rato de silencio el Himura mayor decidió hablar "Creo que nos hemos desviado del tema un poco, ne Kenji? Hablábamos de chicas si mal no lo recuerdo" dijo con mirada pícara.
"Otou-san!" Kenji se ruborizó un poco y Kenshin rió desde el corazón, verdaderamente feliz de compartir ese momento con su hijo.
Aunque el 'tio' Sano dijera que su padre era un denso, seguir los consejos del cabeza de pollo no le había echo ningún bien, decidió probar suerte.
"Lo que no entiendo otou-san, es qué hombre en su sana mente quisiera pasar una tarde con una chica! Es lo peor, tuve que pagarles sus almuerzos, cargar con sus cosas, escuchar horas y horas de conversación acerca de BORDADOS, visitar cada maldita tienda de la ciudad!"
Kenshin rió otra vez.
"Te digo un secreto?" dijo.
con cara inocente su hijo asintió.
xx x x
Se estaba haciendo tarde y Kaoru estaba un poco preocupada de que su esposo e hijo se perdieran la sopa de Miso que ella acababa de preparar para la cena, con el clima frío que había ese día, lo mejor era que la comieran mientras estuviera caliente.
Sano le dijo que 'sus hombres' habían salido a caminar, y ahora les buscaba en el lugar donde ella sabía que podían encontrarse.
Llegó y escuchó risas, no quiso interrumpir y se acercó sin hacer ruido.
Escuchó a su marido hablar "Te digo un secreto?" dijo,
Kaoru genuinamente interesada no pudo evitar fisgonear un poco.
"Las mujeres son criaturas peligrosas" dijo susurrando, pero su mujer le oyó "te hacen hacer todo lo que ellas quieran y ni siquiera te das cuenta hasta que es demasiado tarde. Son seres peligrosos y manipuladores"
Kaoru comenzó a ponerse roja y no podía creer lo que estaba escuchando, pero se quedó quieta esperando las próximas palabras.
"Demo" continuó Kenshin "si tienes suerte conoces a una que te cambiará la vida para siempre... una mujer tan especial que eres capas de cambiar todos tus principios y hasta morir por ella"
Kenji asintió "Si eso sucede Kenji, si alguna vez encuentras a alguien así... entonces la vida te ha bendecido con el regalo más grande".
Kenshin se quedó en silencio mirando hacia el río, las luces del atardecer jugando un lindo escenario sobre el agua.
"Yo no sé porqué... realmente soy indigno de tales regalos... pero kami decidió bendecirme dos veces..."
Kaoru sonrió.
"Pero otou-san? Cómo sabré cuál es la ideal?" dijo Kenji con genuino interés y una mezcla de inocencia.
"Ahh, lo sabrás hijo, tal vez sea una sonrisa... o tal vez sea un boken en la cabeza, pero cuando llegue el momento, simplemente lo sabrás"
Kenji asintió.
Kenshin se levantó y sacudió el pasto de su hakama, le tendió una mano a su hijo y este la aceptó, levantándose también.
"Y ahora será mejor que volvamos a casa, tu madre nos está esperando. Ne Koishii?" dijo mirando en dirección hacia donde Kaoru pensó que estaba oculta.
La mujer, sonrojada apareció de entre los arbustos "Hai" susurró.
X x x
Kenshin decidió disfrutar de la normalidad de esa última semana antes del viaje a Kyoto. La familia salió al Akabeko a comer bifes de carne, salieron al monte de picnic a pesar del clima frío, y por supuesto, compartieron sesiones de entrenamiento.
Las días se pasaban volando, y Kenshin intentaba saborearlos al máximo, desde observar a su hija dibujando, hasta mirar a Kenji persiguiendo a Sanosuke por el patio con un boken en la mano. Sus sobrinos postizos, Souzou de tres años y Shinya de seis que apenas si podía con un boken en la mano también ocupaban sus tardes.
Las cenas familiares en el dojo, que era como un gran punto de reunión y se llenaba de rostros familiares se hicieron más frecuentes en esa semana. Kenshin se preguntaba si volvería a ser así luego de que llegaran de Kyoto, quien sabe cuando.
Finalmente, la noche anterior a la partida, luego de una bulliciosa fiesta de despedida en la que el sake y los buenos platos no faltaron Megumi llamó aparte a Kenshin.
Se encerraron solos en una de las habitaciones, sin saber, que dos cachorros curiosos fisgoneaban de cerca.
Megumi observaba al pelirrojo con mirada severa, y Kenshin tenía una expresión culpable en sus juveniles rasgos.
"Sumanai de gozaru ka, Megumi-dono..." finalmente susurró Kenshin rompiendo el incómodo silencio.
"Porqué Ken-san?" dijo ella levantando la mirada y con tono cuestionante.
"Como siempre, he hecho que todos se preocupen por mí... y ahora estoy alejando a tu marido de ti y de la felicidad que tanto se merecen"
Megumi hizo una mirada desaprobatoria y colocó sus manos en los hombros de Kenshin, haciendo que el hombre la observara directo a los ojos "No digas tonterías Ken-san... si pudiera ir yo misma a luchar junto a ti, lo haría, en cambio sólo puedo esperar que ese cabeza de pollo de mi marido haga lo que pueda por ti".
Kenshin bajó la mirada sonriendo levemente.
"Aun así Megumi-dono"
Megumi lo sacudió un poco "Escúchame bien Ken-san, tú solo preocúpate de cuidarte la espalda, Me oyes? Estás bien de salud, tu último chequeo lo comprobó, pero no eres tan joven como antes, tienes la medicina que te prescribí?"
"Hai... Kaoru ya la empacó... es muy buena Megumi-dono, a veces cuando viejos dolores me aquejan basta con tomar un poco y me siento como nuevo"
"Bien, eso se supone que tiene que hacer" dijo con una mueca la doctora. Megumi intentó sonreír, pero era una sonrisa con mucho pesar y dolor detrás de ella, una lágrima amenazó con escapar de sus ojos.
"Ken-san" susurró "cuídate mucho si? Sabes tan bien como yo que si sufres heridas como las de la última vez..."
Megumi no lo pudo evitar y rompió a llorar del todo, intentando mantener su dignidad cubriendo sus ojos con su muñeca.
Kenshin le colocó una mano en el hombro "Tendré cuidado Megumi-dono... lo prometo de gozaru na" terminó solemnemente.
"Hai" contesto ella "Iré a Kyoto en unos días"...
Continuaron hablando de cosas de menos importancia, por lo menos para los dos jóvenes que habían escuchado más de lo que esperaban.
"Esto... no me lo esperaba" susurró Kiriko mientras se alejaba con su hermano a un rincón alejado del dojo, para conversar a solas.
"Hai... sabía que nos ocultaban algo... pero nunca imaginé que otou-san..." Kenji apretó su puño, sintiendo una rabia que no podía enfocar en nada en particular.
"Siempre pensamos que era tan invencible... que otou-san es intocable... supongo que él quería que lo viéramos así, ne?" dijo Kiriko.
Ambos hermanos se sentaron bajo un árbol junto a la cerca detrás del cuarto de baño. La noche sin luna estaba fresca pero los dos tenían un abrigo sobre sus kimonos.
Kenji golpeó levemente su cabeza en el tronco del árbol, como si esperase que el golpeteo le hiciera pensar mejor, suspiró "Igualmente, Otou-san es el hombre más fuerte que jamás haya visto. Y esta vez nos tiene a nosotros, nos ha confiado sus ideales y su técnica, no podemos fallarle"
El muchacho miraba a su hermana a los ojos, y esas intensas órbitas lilas le respondieron con intensidad "hagamos un pacto Kenji" Dijo ella extendiendo su mano.
"Cuál?" preguntó el muchacho mirándola con interés.
"No importa lo que suceda... protegeremos a nuestro otou-san ne?" la pelirroja extendió su mano nuevamente, como para enfatizar su punto.
"Hai, no importa lo que suceda, otou-san volverá con nosotros de kyoto" dijo el muchacho con una sonrisa.
Kenji extendió su mano y los dos hermanos hicieron un lazo con sus dedos meñiques, a forma de juramento.
Mientras hacían esta solemne promesa, pensamientos silentes pero muy similares recorrían la mente de los dos adolescentes
'te protegeremos a cualquier costo otou-chan...'
WOW al fin!
Me costó un poco este capi, espero que les haya gustado, no hubo peleas ni nada, pero espero que haya sido interesante de todas formas.
No se preocupen, tengo pensadas unas batallas tan epicas y alucinantes que hasta me pedirán a gritos que escriba un capi como este, tranqui!
Ahora como siempre, el rincón de mis amados reviewers!
cooki fruti: Que bueno que has tenido vacaciones y me encanta escuchar de mis reviewers. Respecto a lo otro, sabes, quité las palabras que puse, porque como tu, mucha gente se lo podia tomar a mal. Es que eran las cinco de la mañana cuando lo escribi y estaba molesta porque leí otro fic más que realmente era una vergüenza y tenia que desquitarme. Oh bueno, que se le va a hacer.-
Hada-chan: Al fin salió este capi! Costo, pero espero que te guste, después hablamos, ja ne! (parece que al final me voy a inscribir en un dojo con mi mejor amiga, ya veremos!)
Miara Makisan: A si, algo tenía que hacer el lobo toda la tarde ne? Supongo que se cansaría de tomarle al pelo al nuestro tori atama y por eso decidió jugar. Gracias por el review y espero seguir escuchando de ti!
Gabyhyatt: No exactamente, es que, no quería repetir los hechos que sucedieron en la saga de kyoto original (gracias por el review!)
AoMe Hisoshima: No es molestia para nada, de hecho me encanta! Pero si de algo te ayuda, cualquier comentario me encanta, desde aquella conversación que estuvo buena, o si algo les pareció gracioso o no! Y por supuesto no me molesta que me mandes review en cada capi!
Bueno, un beso a todos y espero escuchar de ustedes, capítulo siguiente:
Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 9: Creciendo frente a mis ojos
No se olviden de dejar comentarios!
Un beso grande
Ja ne.-
Myks
