Hola Minna!
Espero que les haya gustado el capitulo anterior y que no haya sido tan horrible. Dado que no recibí muchos comentarios me pregunto si les gustó o no!
Pero bueno, gracias por supuesto a los que si hicieron reviews como siempre!

QUIERO AGRADECER A MI AMIGA VIRTUAL HADA-CHAN QUE ME HA ENVIADO UN PRECIOSO DIBUJO DE KENSHIN CON KIRIKO-CHAN! si quieren verlo entren a mi espacio, el vinculo esta en la frase HOMEPAGE dentro de mi profile.

No los entretengo más, esta historia se esta poniendo super candente-

Espero que les guste


Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 11: El Rey del Infierno se presenta; la batalla comienza

Kenji no tenía mucha idea de donde podría encontrarse su padre, pero siguiendo sus instintos decidió buscar algún lugar donde hubiera problemas, eso seguramente lo guiaría a Shishio que, en consecuencia lo guiaría a su padre.

En el camino pudo ver varios agentes guiando a la gente y a medida que avanzaba las calles estaban más y más vacías. De vez en cuando sentía miradas desde el interior de los hogares, ojos asustados asomándose por las rendijas investigando si lo que sucedía sería el próximo bakumatzu o no.

Kenji corría con su mano apretada en la katana asegurada en su cintura, para que esta no le estorbara y se sacudiera mientras sus largos pasos le llevaban a una increíble velocidad. Presintió auras cercanas, y confirmando lo que su intuición le indicara al doblar la esquina vio un gran grupo de hombres armados, al menos treinta de ellos.

Decidió que pelear con tantos no era lo conveniente, y por una vez dejó la arrogancia de lado. Ocultándose en un callejón entre medio de dos negocios con agilidad saltó a un tejado, desde la altura donde se encontraba podía percibir la quietud alarmante de la usualmente embotellada ciudad.

x x x x

Estaba todo el grupo en la puerta de la estación central de policía, un edificio más que nada burocrático, estilo occidental, con un muro rodeándole. Todos estaban parados, excepto Sanosuke, que estaba sentado en uno de los escalones de concreto, codos sobre sus rodillas mientras aburrido apoyaba su mentón en la palma de la mano en una pose que pondría en vergüenza incluso al "Pensador" del gran Miguel Ángel.

Kenshin ya estaba impaciente, Sanosuke conocía a su amigo muy bien y se daba cuenta en la manera en el que el pelirrojo golpeteaba sus dedos en la empuñadura de su querida sakabatou, aunque los ojos violetas parecían tranquilos, las cejas levemente arqueadas indicaban que estaba en profundo pensamiento, el sol bien alto en el cielo, típico del otoño dándole un tinte naranja a los mechones de su amigo.

De pronto Kenshin levantó la cabeza, como si algo le hubiera llamado la atención y todo el grupo le siguió su mirada hasta encontrar a lo lejos en la calle una silueta alta acompañada por una más pequeña junto a él.

Al grito de "otouchan!" pronto la silueta se reveló entrando al predio de la estación mostrando a una niña corriendo a toda velocidad hacia el grupo. Su padre la esperó con brazos abiertos y la envolvió en ellos aspirando al mismo tiempo esa fragancia a cerezos rosados característica de ella.

La apartó gentilmente, como para inspeccionarla o hablarle directo a los ojos, tal vez las dos cosas.

"Deberías haberlo visto otou-chan!" dijo emocionadamente, ojos violetas grandes en emoción...

Kenshin, siendo lo observador que es, no pudo dejar pasar la gran rajadura a la altura del muslo en la hakama de su hija,

"Que sucedió? Están todos bien en la Aoiya?" preguntó alarmado.

Ante esas palabras Kiriko bajó la cabeza "No lo sé... nunca pude llegar a la Aoiya, no me dejaron pasar".

Aliviado de que no se tratara de un ataque Kenshin asintió con la cabeza, justo en el momento en el que Saito se unía al grupo.

"Llegas tarde" dijo Sanosuke cruzándose de brazos.

"Culpa a la chibi tanuki" dijo apuntando casualmente a la pelirroja. Automáticamente Kiriko saltó hacia delante del policía y mirándole con barbilla en alto dijo "YA ERA TARDE CUANDO NOS ENCONTRAMOS!"

Saito rió satisfecho, como si enojar a la pequeña de doce años tuviera algo que le gratificara en particular. De pronto los ojos de Kenshin se ensancharon en horror,
"Estas herida" le susurró a su hija,

"mmhh?" Kiriko sacó la atención que tenía hacia Saito y la enfocó en su padre, una mirada de total desentendimiento que hubieran hecho a la faceta más rurouni de Kenshin orgulloso.

Sin decir más su padre la tomó por el brazo y la apartó del grupo, "Sano, los vendajes" dijo simplemente.

"No es nada otou-chan, de veras, no me duele" explicaba mientras al mismo tiempo su padre sin escucharla la sentaba en uno de los escalones de concreto.

El grupo, ya siendo todos padres, entendía la reacción a la perfección y aunque les urgiera salir a la batalla nadie molestó al pelirrojo que aplicaba un pequeño parche al muslo de su hija mientras ella protestaba.

"Cómo" preguntó sin quitar la mirada de los últimos ajustes del blanco vendaje...

"Err, bueno, recuerdas al tipo contra el que peleaste en Tokio?"

la atención del grupo entero se enfocó en la voz femenina.

Kenshin levantó la mirada y miró a los ojos a su hija "Usui?"

"Hai... Sait...Saito-san y yo nos encontramos con Usui y sus hombres en el camino... y Saito-san quería pelear con él... y bueno... sabes que gatotsu es una técnica perfecta para matar y bueno..."

"No podías dejar que eso sucediera?"

Kiriko asintió mientras Kenshin bajaba la cabeza, apretando sus ojos mientras sus cejas se arrugaban.

Yahiko se dio cuenta de las palabras de quien consideraba una hermana menor y mirando a Saito con ojos severos mientras su mano viajaba a la empuñadura de su espada dijo "Eres un enfermo psicópata, permitirle pelear con ese loco bastardo a una niña de doce años!"

Saito ignoró el fuerte kenki de batalla que asomaba del muchacho que él había conocido como un niño tantos años atrás. Incluso entonces, el muchacho había mostrado su valor y su habilidad con tan solo diez años, Saito lo había presenciado por sí mismo.

"Hmp, con gusto hubiera atravesado al bastardo nuevamente, se perdería al pobre diablo que compartía el cuerpo, pero así es la guerra, era una baja aceptable. Además, el ahou ya estaba herido por el combate con el battousai, no hubiera durado ni cinco minutos conmigo".

Ahora Kenshin entendía las razones de Saito, no es que aprobara que su hija peleara, pero dadas las circunstancias y si Usui estaba herido, había sido una decisión mas o menos razonable, no que se lo fuera a decir al lobo.

"IIE! nadie es una baja aceptable!" dijo Kiriko levantándose y mirando a Saito severamente "Cuando nos fuimos el kenki de esa persona era normal... espero que se encuentre bien".

Kenshin no pudo más que mirarla con una mezcla de asombro y orgullo, su hija había más que colmado sus expectativas y las de su madre, kenki brillando parada allí enfrentando a Saito. Le recordaba a Yahiko cuando era un niño y orgulloso clamaba ser el Samurai de Tokio. Aún así, era su pequeña, y si le había enseñado era para que se protegiera a si misma, no para que peleara duelos con psicópatas. No se suponía que eso sucediera en Meiji.

Para cortar la tensión Aoshi dio un paso, intentando como siempre ser la voz neutral de razón "De cualquier manera, qué haremos con ella ahora? Con mil quinientos hombres sueltos lo mejor será apresurarnos"

"Según mis reportes la invasión se está desplegando por toda la ciudad, hay más de 5.000 agentes trabajando en el caso y protegiendo civiles... Kyoto aguantará hasta que nos deshagamos de Shishio" dijo Saito.

El grupo asintió, aliviado. Kiriko miraba a su padre con ojos firmes, silenciosamente gritándole que iría con él sin importar las consecuencias. Kenshin suspiró.

"Supongo que no podemos dejar a Kiriko aquí" dijo... suspiró nuevamente "pero no importa qué suceda, no quiero que interfieras en los combates que vendrán".

"Hai" dijo Kiriko felizmente. Sano apoyó su manaza en la cabeza de la chiquilla "parece que estás de suerte"

x x x x

Kenji ya podía ver un edificio a lo lejos, ya que en la tradicional arquitectura japonesa una gran manzana con un edificio al estilo occidental era difícil de perder de vista, sobre todo si estabas saltando de tejado en tejado.

Sin embargo, el muchacho tuvo que parar abruptamente cuando escuchó un grito de auxilio.

Sin poder evitarlo rápidamente dobló en la dirección de donde poco a poco comenzó a escuchar a un hombre pidiendo por la vida de su familia.

Cuando llegó a su destino, pudo ver a un hombre maduro contra la pared, intentando proteger a su mujer y pequeño niño de una turba de hombres armados que les rodeaban. Quien dirigía el grupo era un hombre que tenía una completa armadura samurai antigua, intimidante máscara incluida, una lanza sostenida firmemente en su mano a punto de atravesar al asustado padre de familia.

Desde el lado opuesto de la calle y aún sobre el tejado la voz joven de Kenji detuvo el posible asesinato "MATTE!"

La familia levantó la cabeza, y allí, con su cabello ondeando alto en una cola estaba una silueta que el sol no dejaba distinguir. El muchacho saltó desde el tejado revelando su figura al enemigo.

"Y quien piensa detenernos... tu?" dijo uno de la turba, llevaba una pechera de cuero al igual que la mayoría de sus compañeros y en su mano una katana.

Kenji apretó los dientes, esto era justamente lo que quería evitar, un combate contra más de veinte individuos, que además tenían kenki dobles y para colmo, podía detectar que no eran meros insectos, sino guerreros experimentados. Pero no podía ignorar a la familia que evidentemente había demorado en escapar del caos, la razón era obvia si se observaban los sacos con joyas y pertenencias que había regados alrededor de la mujer. La avaricia casi le cuesta la vida a esas personas.

Kenji dejó de pensar en esto cuando el hombre de la máscara envió a tres de sus subordinados a atacarle. Se confirmaron sus sospechas, aunque aplicó la mejor de sus habilidades los hombres sabían contener, y una sakabatou no era tan efectiva cuando tus enemigos llevan protección consigo.

Su lado más violento decidió entrar en acción, y sin el reparo que muestra su padre en la mayoría de los combates Kenji comenzó a atacar puntos que sabía inmovilizarían al enemigo, nunca matarlo, por supuesto.

Fue así, que uno de los hombres terminó con la nariz rota, a causa por supuesto de una vaina de acero que lo tomó por sorpresa, el dolor tan intenso que le hizo desmayar. Otro de los hombres se encontró con que fue atravesado por el extremo de la singular katana del muchacho, perforando protector de cuero, piel y músculo por igual. Un intenso dolor en su hombro derecho que hizo que el adversario soltara la katana.

Finalmente, el tercero de los hombres cayó cuando su clavícula se rompió al grito del ryu-tsi-zen de Kenji.

El muchacho sacudió la katana quitando los restos de sangre de su primer adversario en un movimiento que le hubiera dado un escalofrío a su padre, porque treinta años atrás Hitokiri Battousai hubiera dado un espectáculo muy similar, si bien mucho más sangriento y ni que hablar mortal.

"Déjales ir" dijo fríamente al hombre de la máscara.

Su enemigo divertido, y bien típico del villano cuyos propósitos parecen ser matar y atormentar al indefenso dio un paso adelante.

"Interesante... es como Shishio-sama dijo, aún queda espíritu de guerrero en estos tiempos... aunque nada se asemeja a las viejas épocas"

"No me importan tus viejas épocas ni tu estúpido Shishio-sama... retírate ahora, o sufre las consecuencias"

Kenji levantó su sakabatou de manera intimidante.

Los hombres, hambrientos por vengar a sus tres compañeros caídos y además ansiosos de batirse apenas fueron contenidos cuando el hombre de la máscara los detuvo levantando una mano.

"Verás lo que es pelear con un verdadero samurai" dijo el adversario levantando su lanza. El resto del grupo se apartó, y en el medio de la calle de tierra parecieron quedar solos, el muchacho de catorce años, enfrentado al hombre mucho más alto y protegido por una completa armadura.

"Los samuráis ya no existen... no en esta era Meiji, pero el honor y los buenos ideales perduran, es una desgracia que te llames a ti mismo samurai".

Si no hubiera tenido una máscara, Kenji podría haber visto la rabia en las facciones del hombre frente suyo, sin embargo, el kenki disparándose furiosamente fue prueba suficiente de que había hecho enfadar a su adversario.

"En esta asquerosa era meiji, ya no se sabe lo que es llevar la sangre samurai... probablemente vengas de una familia de patéticos granjeros pero esta detestable época te deja corretear por ahí como si tuvieras derecho".

"Mi padre..." Kenji estaba visiblemente molesto, "luchó toda su vida para lograr igualdad de las clases... no permitiré que escoria como tu cambie lo que tanta gente murió para lograr. Tu lugar es en el pasado, en el infierno, y te haré regresar".

"Yare yare niño, guarda eso para más tarde" y sin decir más el hombre enmascarado cargó hacia el muchacho un grito feroz anunciando la fuerza detrás de su golpe.

Aunque Kenji estaba preparado le costaba leer a un enemigo enmascarado, desde pequeño, todos sus maestros, y eso incluía a Kaoru, Yahiko, Hiko y Kenshin le habían inculcado la importancia de leer correctamente a su adversario. Esto era difícil con un hombre al que no se le veía el rostro, ni siquiera los ojos que se asomaban por los orificios.

Además, estaba acostumbrado a pelear con gente que portara katanas, bokens, o tal vez un kodachi si se incluía a Shiro, pero una lanza era un estilo nuevo y Kenji puso extra cuidado en cada movimiento.

Pronto se dio cuenta que el arco de los golpes de su enemigo era amplio, pero esto no quería decir que dejara aperturas, porque la lanza tenía grandes cuchillas de ambos lados, esquivar una, significaba encontrarse con la otra enterrada en tu estomago el siguiente segundo. Kenji descubrió esto de la manera difícil y lo único que le salvó de ser atravesado fue su velocidad y su vaina de hierro bloqueando el camino de la cuchilla. Ojos grandes en sorpresa, había sucedido lo que todos sus tutores le recriminaban, se había confiado y casi pagaba el precio.

Saltó hacia atrás, marcando una cautelosa distancia con su enemigo evaluando que ataque podía usar contra el mismo.

"No lo haces tan mal para un niño" dijo la inexpresiva careta.

"No lo haces tan mal para un hombre muerto".

El comentario le valió a Kenji un nuevo ataque, que por supuesto el muchacho esperaba en posición de battou jutzu, la sakabatou rompió la lanza en dos, y luego, como si esto fuera poco siguió la vaina, estrellándose en la careta del hombre y haciéndola mil pedazos.

"Sou Ryu Sen..." susurró Kenji luego de ejecutar el golpe también conocido como doble dragón, se le dibujó una sonrisa, contento de lograr ese ataque que su padre le demostrara recientemente en la batalla de Tokio.

El resto de su compañía quedó mirando al muchacho con ojos grandes, iban a atacarle entre todos cuando su jefe comenzó a revolverse en el piso y a vomitar un líquido negro y espeso.
Todos comprendieron lo que estaba sucediendo y Kenji con una sonrisa confidente y extendiendo su katana hacia delante dijo "Quién quiere volver al infierno con él?"

El grupo no lo pensó dos veces y la veintena de hombres echó a correr, nada apresurados de retornar a ese horrible lugar del que con mucha suerte habían logrado escapar.

La familia a la que Kenji acababa de rescatar seguía arrinconada y temblando contra una pared. El muchacho hizo una mueca, no pudiendo creer lo que veía, creciendo en una familia de experimentados guerreros ver a un hombre adulto temblando de esa manera le parecía muy extraño. Extendió su mano y trató de sacar la mejor de sus sonrisas.
El padre de familia aún tembloroso tomó la mano ofrecida y se incorporó. Finalmente las personas agradecidas inclinaban cabezas y ofrecían dinero en recompensa. Kenji se negó a tales regalos pero les pidió que por favor se pusieran a salvo, indicándoles un camino a seguir.

Pronto el muchacho se encontró solo en la calle, su única compañía cuatro hombres heridos noqueados en la tierra. Se sacudió un poco el polvo (era muy pulcro, le venía de familia) y suspirando retomó camino, en la misma dirección en la que huyeron sus enemigos. De pronto viniéndole a la mente, que aun no tenía su destinación en claro.

"Matte! Quiero saber donde esta Shishio!" gritó tras las figuras que ya se alejaban.

x x x x

Kenshin y el resto del grupo se dirigían corriendo en camino al palacio imperial, los últimos reportes le habían informado a Saito que esa era la dirección que había tomado la mayor parte del regimiento de Shishio. De pronto el grupo se detuvo en alerta. Todos lo habían sentido, una oleada de extraños kenkis dirigiéndose en sentido contrario al de ellos.

Una turba de hombres dio vuelta la esquina, quedando cara a cara con Kenshin quien era el que encabezaba el grupo, los ojos de los recién llegados se ensancharon en sorpresa al ver al pelirrojo. Dieron un par de pasos atrás, temerosos.

"Es otro..." suspiró uno. Ninguno de los hombres que vestían pechera de cuero dejó de notar la poderosa presencia de quienes acompañaban a Kenshin.

Por su parte, si bien todos se habían dado cuenta que quienes estaban frente a ellos eran miembros de la facción de Shishio escapaba a su entendimiento la palpable confusión en el extraño kenki de esos hombres.
Todo se reveló en cuestión de segundos, cuando una voz joven seguida de un adolescente de catorce años se hizo presente "MATTE! que no escucharon!"

Si bien se decía que Kenji era el exacto retrato de su padre, muchas personas se tendrían que comer esas palabras si le hubieran visto en ese momento, sakabatou envainada y sostenida en alto, ojos celestes quemando en una cara roja de la rabia. Parecía Kaoru cuando perseguía a Yahiko o Sanosuke por todo el predio del dojo.

"KENJI!" gritó Kiriko cuando lo vio

"ORO?" dijo el muchacho que tan concentrado estaba en perseguir su presa que no había visto el grupo más allá de los rufianes.

Mientras tanto, los partidarios de Shishio se encontraban rodeados, por un lado por el jovencito lunático que los había perseguido por las últimas dos manzanas y por el otro... no querían ni mirar hacia esa dirección, la mayoría de las personas de ese grupo tenían una mirada que prometía dolor, y mucho.

"Al fin algo de acción" dijo Sanosuke tronando sus dedos. Los hombres de Shishio tragaron saliva, y pronto la veintena estaba noqueada en el piso.
Para beneficio de ellos si alguien le hubiera preguntado más tarde al kenshin-gumi acerca de sus habilidades, hubieran dicho que en efecto no eran simples insectos, ya que no caían con un simple golpe, había que darles dos o tres como mínimo a cada uno. Saito se contuvo de pelear, simplemente noqueando con su vaina al pobre desgraciado que creyera que se podía escabullir, no porque le importara un comino todo el mambo jambo de 'proteger al inocente' sino porque no tenía ganas de escuchar otro discurso del battousai acerca de eso.

Kenji llevaba una mirada poco feliz cuando una vez acabado el caos con manos en la cintura se paró frente a su hermana (tampoco se le escapó el vendaje que se asomaba en la rajadura del muslo izquierdo de la chica) "bonitas me las has hecho pasar buscándote por todo Kyoto... tu y Shiro te juro que los enviaré a Tokio con un do-ryu-zen en el trasero si me hacen algo así otra vez"

Kiriko bajó la cabeza, sonrojándose al mismo tiempo "gomen nasai"

"Okaa-san estaba preocupada, si me castiga te haré limpiar mi habitación por un mes" dijo el muchacho cruzándose de brazos, ignorando las miradas divertidas de Sanosuke y Yahiko. Kenshin miraba el display frente suyo con una media sonrisa. Aoshi no hacía nada mas que observar a los hombres en el piso y Saito, Saito estaba haciendo de Saito, parado allí con un nuevo pucho en su mano, nadie intentaba si quiera adivinar que estaría pasando por esa mente.

"Yaa Kenji, dije que lo sentía!" dijo Kiriko levantando la voz cuando su hermano seguía y seguía describiendo como había cruzado medio Kyoto en su búsqueda (y exagerando la verdad en el proceso).

"Ten, pensé que los podrías necesitar" el chico le entregó a su hermana el saco que había traído consigo desde la Aoiya, y Kiriko contenta se colocó sus protectores de cuero en los antebrazos.

A Kenshin no le pareció muy divertido lo que estaba viendo, estaba claro que sus hijos habían planeado salir a batallar, y de una manera u otra habían logrado infiltrarse en el grupo. Sabía que a estas alturas, se quedaría más preocupado si los enviaba a la Aoiya con la ciudad en el caos que se encontraba, que si venían con él... sólo esperaba que no lo tuvieran que ver morir en batalla contra Shishio.

"nshin..."
"KENSHIN!" la mano vendada de Sano se sacudía frente a los ojos violetas.

Kenshin parpadeó un par de veces, los pensamientos trágicos volando momentáneamente de su cabeza.

"No hay tiempo que perder, mientras estamos aquí el caos en Kyoto se esparce" dijo el pelirrojo rápidamente.

El grupo asintió y pronto la partida entera se dirigía al palacio imperial de Kyoto, que antiguamente había sido hogar del Emperador hasta el primer año de la era Meiji, donde se trasladó al Monarca a su locación actual en Tokio, la nueva capital.

x x x x

Misao estaba un poco nerviosa. Durante años había trabajado para reconstruir la gloria de los oniwabanshu aunque sabía que nunca igualaría aquellos años de la era Tokugawa. Pero más de quince años siendo Okashira y con el apoyo de Aoshi y su querido Okina (que desgraciadamente no la acompañaría esta vez) había logrado reconstruir el clan.

Frente a ella, diez de los miembros activos se encontraban inclinados esperando sus órdenes. Uno de los miembros más nuevos había sido encomendado con la seguridad de Saori la hija de Misao, en el momento que se escuchó del ataque el joven ninja fue enviado fuera de la ciudad con la niña en brazos.

La pequeña gritó y pataleó, alegando que ella también podía ayudar.

A Misao se le encogía un poco el corazón, pero sabía que era por su bien.

Su atención se enfocó nuevamente en las personas inclinadas frente a ella. Kuro, Shirojo, Okon y Omasu entre sus más antiguos y confiados miembros, y luego estaban los otros seis, jóvenes que se habían probado dignos del puesto a través de los años. Hyosu, Bashiko, Jennya, Ikoju, Yoju y Satori la única adición femenina.

Ninguno era un sobresaliente guerrero, como Aoshi o Himura, pero lo harían bien, y entre todos, con el espíritu Oniwabanshu de su lado Misao sabía que harían un buen combate. Entre ellos también se encontraba Shiro, gruesos mechones negros cayendo sobre sus ojos y en los costados de su cabeza, ojos aquamarinos mirando con atención y respeto a su madre. Misao estaba orgullosa de su hijo... orgullosa excepto cuando se peleaba con la hija de Himura. Cuando los bebés habían nacido, tan sólo con un mes de diferencia, ella y Kaoru bromeaban acerca de casarlos cuando tuvieran edad. A medida que pasaban los años las expectativas de que eso sucediera se habían ido desvaneciendo cada vez más. Los muchachos simplemente no se soportaban (Misao sabía que gran parte era culpa de la extraña actitud que su hijo sólo mostraba frente a la pelirroja).

Con su clásico uniforme que dejaba ver más pierna de lo que era realmente apropiado y con cabello recogido Misao finalmente designó la estrategia de lo que sería la defensa. Justo entonces entró Kaoru en la habitación, la mujer parecía calma, a pesar de que sus pasos frenéticos en la madera habían alertado de la urgencia del asunto.

"Misao... están aquí" anunció la mujer de treinta y tres años que vestía de kendoka, un boken firme en su mano.

La okashira asintió "MUY BIEN MINNA! Es hora de demostrarle a Shishio de qué está echo el Oniwabanshu"

"HAI!" gritó el grupo en unísono.

Pocos momentos después Misao se asomaba por la ventana del segundo piso de la Aoiya. Lo que la recibió no fue la más bonitas de las vistas. Una larga partida de hombres, vestidos de uniformes negros pero también protegidos con protectores de cuero ocupaban la extensión de la calle. Como si eso no hubiera sido suficiente al frente de ellos se encontraban tres unidades Iwanbou, cada uno con la misma cara idiotica en ellos, reconoció a Kamatari y su cadena con oz, vio al hombre de la capa negra, cuyo nombre no recordaba, y otros tantos guerreros a su alrededor. Las auras de combate del enemigo eran intimidantes.

"Ohh miren, es la niña esquelética!" dijo Kamatari cuando vio a Misao en la ventana. El travestido no había cambiado mucho con los años, excepto que llevaba el cabello suelto y largo, enmarcando su rostro y haciéndolo lucir muy bonito/a.

Hiko apareció junto a Misao, el maestro de Hiten Mitsurugi bebiendo tranquilamente un sorbo de Sake "Yo voy con los estúpidos, ustedes con el resto".

"Seijurou-san... tres Iwanbou... es mucho para una sola persona" dijo Kaoru observando el panorama.

El maestro del Hiten levantó una ceja y miró a la mujer severamente "Estas cuestionando al treceavo maestro del Hiten Mitzurugi?"

"Por supuesto que si" dijo Kaoru firmemente. Hiko sonrió una media sonrisa "Ya te lo he dicho antes... cuando te canses de mi baka-deshi..."

Hiko decidió no terminar la frase y riéndose a expensas de una enfurecida Kaoru con boken en alto se alejó escaleras abajo, probablemente camino a la puerta de la Aoiya.

x x x x

Luego de un rato más, Kenshin y su grupo llegaron a las inmediaciones del palacio de Kyoto, por supuesto, el lugar estaba fuertemente rodeado por tropas estacionadas, protegiendo el lugar.
Lamentablemente, se podían observar los cuerpos de los funcionarios de la ley que habían protegido el perímetro regados en el piso sobre su propia sangre.

"Shishio..." susurró Kenshin apretando sus dientes y el mango de su sakabatou.

"SHISHIO!" gritó con una ferocidad que hizo que el entero batallón que tenían frente levantara la vista hacia él.

El palacio de Kyoto estaba construido en la típica arquitectura japonesa, una planta sobre la otra, con salientes en cada piso, eran cuatro en total, y del último de todos, se asomó una figura vestida con un fino kimono imperial púrpura, una hermosa mujer de su brazo mostrando los hombros escandalosamente, llevaba un revelador kimono rojo carmesí.

"Battousai!" dijo alegremente el hombre de los vendajes mirando hacia abajo y encontrando la característica cabellera roja.

"Qué alegría que hayas venido a presenciar mi ascensión al poder"

Mientras Shishio hablaba los hombres empostados alrededor del palacio estaban inclinados, frentes tocando la tierra en sumo respeto.

"Shishio... detén esta masacre, AHORA!" dijo Kenshin furioso.

El hombre de los vendajes sonrió, "Quince años pueden cambiar mucho a una persona... a ti te han hecho un guerrero desgastado... y a mí... a MÍ ME HAN HECHO UN DIOS!" Shishio rió. Pero pronto su risa terminó en seco, mirando con ojos asesinos a las personas que tenía debajo
"Sin embargo, te lo dije un día battousai, que Shishio Makoto no bajaría la guardia otra vez! Ya verás porqué me han nombrado el rey del mismo infierno... si puedes llegar hasta aquí".

"Porqué no bajas tu? Será mucho más rápido" dijo Saito mirando a su enemigo.

"Veo que te siguen los mismos perros... y algunos nuevos..." Shishio centró su mirada en los dos pelirrojos detrás del ex Battousai, y Kenshin apretó los dientes en respuesta.

Shishio rió nuevamente "Ikijigoku Battousai... te estaré esperando, no mueras en el camino ne?" y riendo con Yumi de su brazo Shishio entró nuevamente al edificio.

"Ikijigoku?" dijo Sanosuke cruzando las cejas, nunca había escuchado esa expresión.

"Hai... ikijigoku, literalmente significa 'Infierno en la tierra'" explicó Kiriko firmemente, el resto del grupo asintió.

Un hombre vestido de traje, cabello largo y engominado hacia atrás apareció cuando las tropas de Shishio se abrieron en dos para dejarle paso. Sobre sus hombros colgaba una chaqueta. Sus facciones eran jóvenes pero su mirada era siniestra y muchísimo más vieja que su rostro.

"Por aquí por favor. Shishio-sama les espera".

El grupo entero pasó entre medio de los hombres de Shishio, que se habían separado partiéndose al medio como el mitológico mar muerto creando un camino por el que el gumi pudo pasar. Las miradas de los seguidores del infierno eran más que hostiles, todos querían un pedazo de los hombres que habían venido a retar a su amo y señor.

Kenshin se encontraba delante del grupo caminando con mentón en alto, a su derecha Kenji y a su izquierda Sanosuke. Le seguían Aoshi, Yahiko y Kiriko, detrás de todo Saito, observando a cada hombre como si les retara a atreverse a mover un dedo. Ante tanto kenki hostil Kiriko tragó saliva, y Yahiko actuando como el protector hermano mayor que se sentía le colocó una mano en el hombro guiando sus pasos junto a él.

Finalmente lograron entrar al palacio donde luego de pasar una masiva puerta doble un gran hall de piso de madera escasamente decorado con pergaminos les recibió. Al fondo del mismo una escalera hacia el segundo piso.

En el medio de la habitación había una enorme figura, muy parecida a una unidad Iwambo pero sin embargo del doble de tamaño, era un milagro que hubiera entrado en el lugar. Su masivo y regordete cuerpo totalmente desnudo excepto por las telas que envolvían debajo de su abdomen.

"Su primer oponente y el orgullo de nuestras tropas, la unidad Iwambo XP" presentó Hoji con un gesto de la mano, como si estuviera presentando un número de circo.

"XP?" preguntó Sano. Los otros miembros del grupo también totalmente perdidos del significado.

"Xtra Powerfull" dijo una voz desde dentro del títere.

Kiriko le susurró algo en el oído a su hermano y Kenji asintió, estando totalmente de acuerdo con ella "Hai... Hey Idiota! Extra powerfull sería EP! No XP!"

El grupo casi cae de espaldas si no fuera por la seriedad de la situación. Casi se podía ver una gran gota sobre la cabeza del nuevo modelo de Iwambo.

"NO IMPORTA!" dijo la voz desde dentro del artefacto

pasaron unos momentos de silencio y luego unas palabras volvieron a salir del funesto títere "Okashira..."

Aoshi dio un paso al frente "Veo que sigues profanando la santidad de quienes han muerto para crear tus horribles muñecos"

"Perfección diría yo..." el gigantesco títere dio un paso al frente. En cada uno de sus dedos regordetes había 'uñas' de afilado metal, muy largo, asemejando las garras de un feroz león.

"Himura" dijo la voz seca de Aoshi "Yo pelearé con este hombre... parece que Gein todavía tiene resentimientos hacia mi persona"

"Para nada Okashira" dijo el muñeco, pero sin mover los labios, "Ya era un hombre viejo cuando me enviaste al otro lado... gracias a Shishio soy joven y fuerte otra vez... tengo toda mi vida por delante"

el muñeco dio dos pasos al frente, haciendo retumbar el piso. El gumi, excepto por Aoshi, se apartó hacia atrás, dando lugar para la pelea que ya era inminente.

"Deja mostrarte mi agradecimiento con una demostración de mi talento!" gritó la voz desde dentro del artefacto. Rápidamente el muñeco se inclinó hacia delante, formando así una esfera con su propio cuerpo.

Aoshi miró casi con horror como una gran bola de grasa rodaba a toda velocidad hacia él. Por supuesto el objeto era más lento que el ex Okashira y saltando hacia un costado logró esquivar... por milímetros.

El gumi también tuvo que esquivar para evitar ser atropellados por el gigantesco objeto que a simple vista no debería moverse a esas velocidades.

La mayoría de los miembros del grupo sentían la urgencia de entrometerse en la batalla para asistir al ex okashira, pero con manos temblando de adrenalina e impotencia todos se retuvieron. Había que respetar a Aoshi y su decisión de pelear personalmente con ese monstruo.

Aoshi aprovechando que se encontraban en interiores y que la luz combinada de rendijas y antorchas no era suficiente como para estropear su técnica comenzó entonces con el fluido movimiento que parece rodear al enemigo.

Por un momento el enorme aparato quedó inmóvil en medio de la habitación, atontado por el display de Aoshi frente a él. Pero pronto eso cambió y las manos de la funesta creación se juntaron formando un gran puño que con gran fuerza y velocidad arremetió contra el impecable piso de madera lustrada.

Los tablones de madera parecieron estallar hacia arriba junto con una lluvia de escombros, mientras a gran velocidad el Iwambo seguía estrellando sus masivas manos en el piso de madera a su alrededor, en un intento por aplastar a Aoshi.

Todos tuvieron que cubrirse los ojos, e instintivamente Sanosuke colocó un brazo alrededor de Kiriko, mientras, también de hábito, Yahiko cubrió a Kenji colocándose frente al muchacho.

Aoshi detuvo sus movimientos, habiendo estos sido interrumpidos por la estampida de puños, el piso destruido hacía muy difícil llevar a cabo la técnica que requería mucha velocidad de movimiento. Era obvio para todos que el hombre vestido de ninja no podría usar más su técnica Ryuusui no Ugoki.

Pero qué técnica sería efectiva contra artefacto tan monstruoso? Todos los miembros del gumi se preguntaban lo mismo, además, un kodachi es un arma corta y para nada ideal a la hora de atacar a un enemigo de ese tamaño. Mientras tanto Houji sonreía en orgullo maravillado por el artefacto que estaba seguro llevaría a su Shishio—sama a la gloria.

Los pies de Kenji se movían nerviosos, y la mano del muchacho estaba a centímetros de su empuñadura, anhelaba intrometerse en el combate, su mente ya había pensado cuales serían las técnicas perfectas para derrotar al enorme enemigo.

"Kenji"

el muchacho volteó el rostro y se encontró con los ojos lilas de su padre, el pelirrojo de cabello corto sacudió la cabeza de lado a lado muy levemente y Kenji suspiró, entendiendo que no era tiempo de participar.

El combate seguía y Aoshi ya habiendo combatido unidades Iwambo antes sabía que esperar, cuando el puño con afiladas garras se dirigió hacia él, esperó hasta el último segundo y le esquivó hablando al mismo tiempo unas palabras calmas y profundas "Goko Juji", sus kadachis formaron una cruz que se cerró bajo la axila derecha del gigante aparato.

Pronto, mezclado con grasa y fluidos aceitosos saltaron unos cables de acero hacia fuera. El brazo no fue cercenado porque el enorme tamaño del enemigo impidió que las dos kodachis hicieran gran daño, pero su movilidad se vio afectada y la extremidad del Iwambo quedó colgando perezosamente.

El grupo miró con orgullo a su camarada. Houji ya no se veía tan feliz. "Ven" susurró Aoshi quietamente, deseoso de que Gein repitiera el ataque y así poder desmantelar el aparato aunque fuera poco a poco.

Se encontraban uno frente a otro, y por unos momentos todos los presentes contuvieron el aliento. Rápidamente Iwambo se lanzó hacia Aoshi mano izquierda levantada hacia delante con sus afiladas uñas en dirección del ninja.

Aoshi esquivó el zarpazo, y cuando se disponía a atacar el lado izquierdo del aparato la boca del iwambo se abrió, lanzando al mismo tiempo finísimos hilos de sus fauses. Aoshi los vio a último momento y logró esquivar, no sin llevarse unas cuantas y finas cortadas en su lado izquierdo. La sangre comenzó a fluir rápidamente mientras el ninja quedaba con una rodilla apoyada en el piso, sosteniendo su flanco izquierdo con una de sus manos.

"Espero que no hayas olvidado mis hilos de diamante, ne okashira?" dijo la voz desde dentro del aparato "pensé que sería una buena adhesión a mi Iwambo".

Aoshi apretó los dientes mientras pesadamente se incorporaba.
"No te perdonaré lo que le has hecho a mis preciosuras!" y mientras gritaba esto Iwambo se lanzó girando a gran velocidad. Aoshi esquivó nuevamente mientras pedazos de piso se dispersaban por todos lados, el muñeco creando una destrucción en su paso.

El ex okashira sabía que estaba en un aprieto, y todo por complacer a su viejo camarada. Sabía que Himura no estaría feliz si el pobre bastardo que compartía el cuerpo con Gein moría en esta batalla. Y mantener ese autoimpuesto propósito de no asesinar le estaba resultando difícil y además costarle unas cuantas heridas.

"Ahou" suspiró Saito.

"Porqué lo dices?" preguntó Sanosuke intentando no perder la paciencia con el lobo.
"No ves que el ninja esta intentando ganar sin destruir al bastardo dentro del muñeco? Este combate ya lo hubiera ganado si no fuera así".

Mientras tanto Aoshi recibía un zarpaso en su espalda cuando intentaba esquivar al mismo tiempo unos hilos que volaban hacia él. El ninja sabía que tenía que pensar algo pronto.

A pesar de los escombros y la destrucción a su alrededor aplicó su técnica que parecía hacerlo desaparecer ante su enemigo. Gein repitió la acción que había hecho más temprano, aunque sólo con su brazo izquierdo lanzándose hacia delante con su puño adelantado. Esto le dio una brecha a Aoshi que se escabulló por detrás del aparato y proclamando "técnica de sucesión Oniwaban KAITEN KENBU ROKUREN!" La técnica suprema que realiza seis giros de trescientos sesenta grados hacia ambos lados, izquierda y derecha, golpeando con la espada y consiguiendo una velocidad y un poder muy grande. Una lluvia de golpes que golpearon la espalda del muñeco. Cables, grasa, aceite, todo comenzó a volar en diversas direcciones mientras la infernal máquina se desmantelaba. Finalmente un golpe que cayó en la parte posterior de la rodilla cortó tendones vitales para que la máquina se mantuviera de pie. Iwambo cayó hacia delante como una torre derrumbándose. Mientras que el Oniwaban caía graciosamente al suelo luego de finalizar su ataque más letal.

Kenji miraba maravillado, pues esta era la primera vez que veía al siempre calmo ninja pelear de esa manera. Sabía por relatos de Yahiko y Sanosuke que el hombre había peleado en el pasado con su padre. Se maravilló al imaginar entonces lo poderoso que sería entonces su otou-chan, esperaba verlo pronto.

Aoshi miraba con ojos graves al muñeco mientras de sus entrañas se revelaba la figura vestida de negro de su creador. Era una vista realmente desagradable.

Kiriko no pudo evitar una exclamación de asco y quitó la vista, antes de enfermarse del estómago.

Finalmente, y escupiendo grasa de máquina Gein salió del destrozado artefacto, ya no era un hombre viejo como él había dicho, sino que era un muchacho de menos de treinta años, estatura mediana, cabello corto. Sus ojos sin embargo, contaban una historia muy distinta.

Su cuerpo estaba golpeado y era evidente que le costaba mantenerse en pie, sin embargo Aoshi no le quitaba la vista ni un segundo, sabiendo ya de mano lo traicionero que era este hombre.

"...eres... un...maldito..." Geinrespiró forzadamente palabras que salían rasposas de su garganta.

Aoshi le contemplaba en silencio. De pronto con un movimiento rápido de sus dedos muchos hilos mortales se dispararon hacia Aoshi, el Okashira saltó esquivándolos, recibiendo sólo un par de nuevas cortadas. Utilizando nuevamente su técnica apareció detrás de un perplejo Gein, y sin esperar más enterró el lado sin filo de la kodachi en la nuca del hombre, noqueándolo al instante.

Houji apretó los dientes en rabia y frustración, pero luego pensó en Shishio y en el exitoso Kuni tori en la boca del infierno. Esa había sido una batalla feroz, engendros del mal contra engendros del mal, y Shishio había salido victorioso. Unos meros mortales desgastados no serían problema para su amo y señor. Podía ser que el Okashira de los ninjas hubiera ganado, pero el hombre de la gabardina y pelo engominado sabía que el oniwabanshu había obtenido victoria a cambio de desgaste físico y heridas de importancia.

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En el momento que Kaoru puso un pie en el terreno fuera de la Aoiya decidió por el momento olvidar toda preocupación por su esposo e hijos y concentrarse en sobrevivir el combate inminente. Sabía que cualquier distracción podía costarle caro.
Junto a ella se encontraba Misao, Shiro, y los otros miembros del Oniwabanshu. El maestro del Hiten Mitsurugi estaba muy callado para el gusto de Kaoru. Sabía que el hombre estaba haciendo algo que probablemente le enseñara a Kenshin tantos años atrás. Hiko estaba estudiando a sus enemigos con una mirada casi felina.

"Vaya, pero si es la chiquilla flaquita y su amiga poco femenina" dijo una voz algo ambigua.

Kaoru sonrió "Kamatari-san... que gusto verte bien, ojalá las circunstancias fueran distintas".

"Ciertamente Kamiya-san" dijo el travestido. "No guardo ningún resentimiento hacia ustedes, pero las órdenes de Shishio-sama son sagradas para mí". Diciendo esto el hombre con rostro de mujer levantó la hoz.

"Kamatari-san... creo que es importante que sepas que mi estilo a mejorado... porqué no evitamos el combate ne?" Kaoru ofreció una sonrisa.

Kamatari comenzó a reír escandalosamente "Ohh mujer, tienes un sentido del humor de lo mas lindo... crees que puedo echarme para atrás? DE NINGUNA MANERA! yo también he mejorado con los años! NO LE FALLARÉ A SHISHIO-SAMA!" y diciendo esto el hombre de la hoz se lanzó hacia la maestra de Kamiya Kashhin.

"y yo no lo fallaré a Kenshin..."susurró Kaoru

Misao dio un paso al frente pero Kaoru la detuvo "Misao... tu cuida de los demás... yo puedo con Kamatari!"

Misao asintió y dirigió su vista al hombre con capa de vampiro. Haber peleado tantos años atrás con esos sujetos les daba una ventaja, pero no quitaba que fueran peligrosos.

"Shiro" dijo Misao "Este hombre es el de los explosivos... pelearemos los dos contra él". Shiro asintió, sabiendo de qué se trataba la técnica del horrible hombre de la capa negra.

"Shishio-sama no estaba feliz con nuestra pasada derrota... pero su grandeza nos ha concedido otra oportunidad... no le fallaré"- Diciendo esto Henya lanzó un explosivo que lo lanzó al aire.

Mientras tanto el resto de los miembros del oniwabanshu estaban de cara a uno de los Iwambo. Las órdenes de Misao era que tenían que asistir al maestro Hiko en la lucha contra los horribles aparatos.

Haciendo acopio de su fuerza masculina Kamatari sostenía su guadaña sobre su cabeza mientras le hacía girar, sacudiendo así la cadena que llevaba adherida al final del arma. Era como un escudo impenetrable que Kaoru conocía bien, y ésta vez, sabía que no podía depender de Misao para que le ayudara a quebrantar la poderosa arma. No... Kaoru no quería depender de su mejor amiga, porque quería que Misao cuidara de Shiro y de los demás. Mientras pensaba en una forma de esquivar la letal arma Kaoru no hacía más que quitarse del camino y esquivar lo mejor que podía.

Henya flotaba sobre sus cabezas, mientras poco honorablemente lanzaba desde el aire bombardeos de dinamita. No eran explosiones muy importantes, pero si te caían encima tu muerte estaba asegurada. Por esto, Misao y Shiro se dedicaban mientras tanto a esquivar los ataques.

Los diez miembros restantes del Oniwaban se habían repartido en dos grupos, cinco a un Iwambo, cinco a otro, Hiko frente al tercero.

Con un feroz grito de combate los ninjas entraron en acción y las máquinas se pusieron en funcionamiento.

Hiko preparó su estancia.

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Aoshi se había negado a quedarse atrás, pero Kenshin insistió y no tuvo otra alternativa, de todas formas el ninja pensó que sería de poca ayuda con las múltiples heridas sangrantes que ocupaban su cuerpo. Las más graves de ellas eran tres profundas líneas que atravesaban la longitud de su espalda.

Kenshin le encomendó a su hija que se quedase ayudando al ex Okashira a tratar sus heridas, y la joven se quedó casi a regañadientes, sabiendo que era una manera indirecta de su padre de dejarla atrás y asegurarse que estuviera a salvo. De todas formas, su enojo se disipó cuando vio la condición de Aoshi, y aunque el hombre se hubiera negado ella estaba ayudándole a colocarse vendajes alrededor de su torso.

El resto del grupo subió las escaleras, guiados por Houji, en el siguiente Hall les esperaba un hombre vestido de gi con pantalones blancos, un cinturón negro asegurando su ropa con un nudo al frente. Complexión muy robusta, le llevaba a Sanosuke por lo menos dos cabezas, hombros anchos con brazos claramente musculoso. Su cara era angulosa, con facciones duras de hombre rudo, cabello largo y desalineado adornado por una bandana negra. Sus grandes puños estaban vendados.

Haciendo un gesto con la mano Houji procedió a presentarlo "Nuestro miembro más reciente en la elite de guerreros de Shishio-sama, Kayto..."

"Si si perrro... quiero acabar con esto de una vez!" el nuevo oponente parecía querer pelear lo antes posible. Hoji apretó los dientes en rabia hacia su subordinado, haciendo una nota mental para castigarlo si es que sobrevivía esta batalla.

No visualizando ningún arma en posesión del enemigo Sanosuke supo que este era su oponente ideal.

"Oi hermano, tu combate es conmigo!" el castaño de bandana roja golpeteó sus puños entre ellos y emocionado tomó un paso al frente.

"Ten cuidado Sano" advirtió Kenshin en voz baja "creo que este hombre es más de lo que parece"

"no necesitas decírmelo" Sanosuke le mostró un pulgar hacia arriba a su amigo y Kenshin le devolvió la mejor de sus sonrisas.

Dando un paso al frente, el ex gangster con el síbolo "MALO" flameando en su espalda se lanzó con un grito en ataque hacia su enemigo.

El segundo round había comenzado...

Continuará.---
Bueno todos, espero que no lo haya echo tan mal, que les parece?
Espero sus comentarios como siempre! Y muchas gracias por dejar review!

Nos vemos en el próximo y no se olviden de visitar mi home page en profile donde esta el fanart que he echo!
UN BESO A TODOS
MYKS