Sniff, sniff... me han abandonado todos mis queridos lectores? Me pregunto si les sigue gustando este fic? Ya que casi no escucho comentarios de su parte.

Excepto claro por: Hada-chan, Kao-imoutochan, Kala, AoMe Hisosima, cooki fruit y Hyatt que les agradezco sus reviews MIS FIELES LECTORES COMO LOS QUIERO! Creo que la mayoría de sus preguntas son respondidas por este capi, son ustedes la razón por la cual sigo escribiendo con tanto entusiasmo como al principio

QUE DISFRUTEN!


Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 12: Duelos

Kaoru sabía que estaba en un aprieto, y por un momento se preguntó si había sido una jugada inteligente de su parte el negarse la ayuda que Misao le podría haber brindado. Sacudió ese pensamiento y volvió a mirar a Kamatari, concentrándose, buscando en cada movimiento de su adversario cualquier brecha que le permitiera la victoria.

Fue entonces cuando lo vio... las oscilaciones del movimiento rotativo que hacía Kamatari sobre su cabeza eran más lentas que las de la batalla que recordaba quince años atrás. Todavía podía recordar aquel día y la manera en la que el travestido giraba su guadaña con una velocidad tan feroz que la cadena que colgaba de ella parecía desaparecer en un borrón mortal. Kaoru se dio cuenta de que hoy no era así, parecía que Kamatari tenía dificultades en girar su arma, como si la misma le pesara más, esto generaba una brecha en el movimiento de la cadena que Kaoru no tardó en visualizar.

Determinada y animada con este nuevo descubrimiento Kaoru se paró enfrente de Kamatari, esperando que el singular hombre se aproximara a ella.

Desde la esquina de su ojo Misao vio preocupada a su amiga, distrayéndose momentáneamente. Con un grito Shiro le llamó la atención y saltando rápidamente salió del camino de otra bomba arrojada por el horrendo hombre volador.

Kaoru escuchó el grito de Shiro, pero no quitó la mirada de su oponente, no ayudaría en nada si se distraía ahora y metía la pata, no, cumpliría su promesa con Kenshin, le esperaría, le vería llegar junto a sus hijos y todos retornarían juntos a Tokio, a la felicidad que habían vivido hasta solo pocos meses atrás.

Kamatari sonrió en victoria cuando vio que Kaoru no se movía, y girando su arma una vez más esperó golpear a la mujer con la esfera que colgaba de la cadena de su guadaña. Fue en ese momento que el bokken de Kaoru se levantó hacia delante, la cadena enrollándose en este y quedando atrapada por su propia esfera, en una suerte de nudo improvisado.

Kamatari miró con horror como su arma era inmovilizada, Kaoru sonrió en orgullo.

"Bien echo mujercita... pero tienes la fuerza suficiente?" y diciendo esto el travestido comenzó a jalar de su arma, aunque cubiertos por su kimono e ignorado por todos los presentes, los brazos del hombre eran fuertes, ni bien comenzó el forcejeo, Kaoru se vio arrastrada hacia su oponente. Kamatari jalaba con la mano izquierda, haciendo demostración de su fuerza, mientras con la derecha sostenía el lado filoso de su hoz en dirección a Kaoru que por mas que luchaba se iba acercando al lado mortal del arma.

x x x x

Sanosuke y su oponente se rodeaban, caminando en círculos por el lujoso salón imperial sin quitar los ojos de encima.

"Solo por curiosidad, qué estilo practicas?" dijo Sanosuke pareciendo contento de poder sacar un poco de adrenalina de su sistema.

Su adversario, haciendo reflejo del entusiasmo de Sanosuke dijo "Mi estilo es libre... ya lo verás".

"Ohhh, veo que tengo un camarada entonces!" Sanosuke se lanzó puño primero hacia su enemigo, que imitó el movimiento. Simultáneamente ambos hombres se golpearon. Sanosuke conectando con el mentón de su oponente y éste con el abdomen del ex gangster.

Kaito sonrió, aguantando el feroz puñetazo de Sanosuke como si su quijada fuera de acero, mientras que Sano arqueó su estómago, mientras al mismo tiempo escupía un poco de sangre.

'Que diablos!' Pensó el ex gangster mientras colocaba una mano en su abdomen, en un intento por disipar el horrible dolor. Es como si el golpe de su adversario no hubiera terminado donde impactó el puño. Sanosuke había sentido como una punzada penetraba en su interior, era como si le hubiesen clavado una daga en el medio del abdomen, pero sin embargo no tenía ninguna herida aparente.

El hombre de la bandana dio un par de pasos hacia atrás, apretando los dientes mientras tanto, intentando contener el dolor que le invadía. Su oponente reía abiertamente.

"No lo entiendo... que sucedió?" dijo Kenji, que sabía lo fuerte que era Sanosuke, y no entendía porqué un simple golpe le había sacudido de esa manera.

Yahiko llevaba una mirada de profundo pensamiento, mientras sus ojos que se mostraban inteligentes se fijaban en cada milímetro de los hombres frente suyo "ese hombre es muy rápido... tan rápido que su golpe desplaza el aire generando una ráfaga supersónica... hemos visto esto antes, ne Kenshin?"

"Hai" dijo Kenshin serio, pero a la vez orgulloso de su protegido "Raijuuta Isurugi" susurró, Yahiko asintió.

De alguna manera, este hombre recreaba el efecto que aquel hombre producía con su espada, cortando el aire.

"Entonces... le lleva bastante ventaja a Sanosuke... ne?" Kenji se veía preocupado, y preguntó con la inocencia del muchacho que era, buscando en las miradas de los hombres mucho más expedientes que él una suerte de confort, esperando que le dijeran que Sano estaría bien.

"Naa, no te preocupes..." dijo Yahiko desordenando el cabello de Kenji "el tori atama es demasiado obstinado para dejarse matar"

"Hey!" dijo el pelirrojo apartándose de su hermano postizo y molesto por el gesto, se acomodó el pelo mientras pensaba cosas poco bonitas acerca de Yahiko.

'no soy un bebé... que piensa Yahiko no baka, hacerme eso delante de Saito-san... que vergüenza... BAKA Yahiko'

Kenji llevaba los ojos malignos patentados de su madre.La atención volvió al centro de la habitación, Sano naturalmente se había repuesto del golpe y ahora nuevamente los dos hombres se acechaban.

"Buen golpe debo decir" dijo Sanusuke haciendo una mueca.

"Lo siento, no puedo decir lo mismo de ti" confidente, Kayto se lanzó hacia su oponente, esta vez con una patada voladora.
Sanosuke manejó a esquivar el veloz ataque, aunque en su brazo izquierdo se rasgó la tela de su impecable gi blanco, una línea fina de sangre apareciendo debajo de este.

"Están muy parejos esos dos" dijo Yahiko.

"maldito..." susurró Sano aprontando su estancia frente al oponente. Ambos hombres quedaron enfrentados nuevamente, pero Sanosuke ya no sonreía.

"Bien... no pensé que lo necesitara, pero te has ganado una demostración de mi técnica especial!"

"No puedo esperar!" gritó Kayto. Los dos hombres se abalanzaron el uno hacia el otro.

"FUTAE NO KIWAMI!" el grito de Sano hizo eco en los halles de madera, incluso Kiriko y Aoshi en el piso inferior pudieron escucharlo.

Lo que sucedió a continuación dejó perplejo a todos los presentes sin excepción. Quedando en un estado estático, como si el mismísimo tiempo se hubiera detenido, los puños de Sanosuke y Kayto se congelaron en el impacto que se dieron los nudillos entre sí.

"y bien?" susurró Sanosuke.

Kayto sonrió y pronto la acción pareció retomarse otra vez, esta vez un grito pero de puro dolor estremeció el ambiente cuando Sanosuke retirando su mano sentía como esta se destrozaba por dentro, instintivamente se tomó su extremidad herida con la izquierda, se fue de bruces, el dolor tan intenso que no podía tolerar estar en pie.

Kayto mantuvo su sonrisa por apenas dos segundos más, fue entonces cuando su cuerpo se enteró del poder de la técnica de Sanosuke, el Futae no Kiwami destrozando sus huesos internos, prácticamente haciéndolos polvo. La mano de Kaito quedo desfigurada mientras el hombre incrédulo se retorcía de dolor.

"Megitsune me va a matar" susurró Sanosuke mirando lo que quedaba de su mano, los dedos colgaban de una manera para nada natural.

Kenshin apretaba los dientes, mano en la empuñadura de su Sakabatou, pero respetaba a Sanosuke, y sabía que la vida de su amigo no corría peligro, era algo de hombre a hombre, o tal vez de amigo a amigo, no podía interferir.

"Aún me quedan unos cuantos trucos... aunque debo reconocer ese futon tuyo tiene su estilo" el brazo de Kayto colgaba al costado del cuerpo del robusto hombre, pero Kayto, erguido frente a Sanosuke y preparándose para atacar parecía no importarle.

"Gee. Gracias, tu no apestas tampoco" Sanosuke se incorporó. Él lo había dicho una vez, ser golpeado era su negocio, una manita destrozada no le iba a detener no?-

x x x x

Faltaba muy poco para que el cuerpo de Kaoru fuera arrastrado hacia Kamatari, pero la mujer se negaba a soltar su bokken y quedar desarmada ante el poderoso adversario. La fuerza contra la fuerza como había comprobado no era un combate ideal para ella, una mujer de metro cincuenta y cinco. Siguiendo el consejo que desde años le daba a sus alumnos la maestra de Kamiya Kashiin se dejó atraer por su enemigo, ganando impulso extra por el tirón de Kamatari.

Para la sorpresa del hombre travestido Kaoru se vino hacia él, y aprovechando el envión saltó por encima del hombre de femenino kimono, que con un brazo solo, no alcanzó a levantar su arma lo suficiente como para lastimar a Kaoru.

"KYAAA!" y con este simple grito el boken de Kaoru impactó en la espalda de Kamatari enviando al hombre hacia delante haciéndole caer de bruces.

Misao sonrió en felicidad, y luego saltó fuera del camino de otra bomba.

"Shiro... voy a intentar ir a por el murciélago... necesito tu ayuda!" gritó la okashira.

"HAI!" su hijo comprendió y se agachó levemente, mientras Misao corría hacia él. Shiro, para doce años, era un muchacho bastante alto y robusto, le faltaban solo un par de centímetros para alcanzar la altura de su mejor amigo Kenji, aunque el pelirrojo le llevara dos años.

Misao corrió hacia su hijo que la esperaba dándole la espalda, la plataforma perfecta para la ágil y ligera ninja que aprovechó el impulso que le dio el muchacho para salir disparada en el aire.

La mujer parecía volar, y con la agilidad que había demostrado durante toda su vida se revolvió en el aire al tiempo que lanzaba un set completo de kunais a su oponente.

A Henya le tomó totalmente por sorpresa el ataque, apenas pudo colocar una mano delante de su rostro para cubrirse de los feroces cuchillos, eso le costó que los afilados objetos destrozaran su capa, y la fuerza de gravedad hizo el resto del trabajo. Mientras Misao caía graciosamente al piso, apenas levantando un poco de polvo cuando sus pies tocaron la tierra, el hombre vestido de murciélago cayó dando tumbos, la capa enredándosele en sus delgadas extremidades, quedó inconsciente en el acto, puesto que no pudo protegerse del impacto.

Mientras esto sucedía, los restantes miembros del oniwabanshu se ocupaban de los Iwambo, sin mucho éxito, sus shurikens, las típicas armas ninjas se hundían en la piel regordeta y grasosa, no produciendo ningún daño en el espantoso artefacto. El aparato contraatacaba utilizando los afilados punzones instalados en sus dedos, y los miembros ninjas mientras tanto hacían lo que podían para esquivar, obteniendo unas cuantas heridas de consideración en el proceso.

Hiko contempló todas las formas en las que podía desmantelar el aparato que se encontraba frente suyo, una sonrisa se dibujaba, por cada ataque, seguro un pedazo del Iwambo saldría volando sin importar que movimiento del Hiten Mitzurugi eligiera. El único problema que visualizaba el treceavo maestro era que no sabía en donde empezaba y donde terminaba el bastardo que controlaba el vil muñeco. Hiko detectaba el kenki doble característico de un poseído, y no tenía ningún deseo de matar a un inocente si podía evitarlo. Fue por esto que se limitó a atemorizar a su oponente, proyectando su kenki, mientras en la esquina de su ojo observaba a la mujer de Kenshin. Todos le creían desconsiderado y recio, pero mientras estuviera cerca Hiko no permitiría que le pasara nada a la ex chica Kamiya, ahora la señora Himura.

Finalmente la intimidación vía kenki no fue suficiente para detener el aparato y el Iwambo se movió hacia Hiko. El maestro no se hizo mucho problema, con un movimiento y con la calma proclamación de "Hiten Mitzurugi... KUZURIUZEN!" de esa voz profunda el Iwambo cayó hacia atrás secamente, levantando polvareda de la calle cuando impactó en el suelo. Sus mecanismos internos dañados por los nueve golpes de la espada que Hiko con poco esfuerzo invirtió para no herir de gravedad a la persona dentro del aparato.

Sin embargo, y a pesar de esto, el aparato se levantó, parece que la gruesa capa de grasas y cable protegieron los engranajes y el complejo sistema interno. El aparato era funcional, Hiko rodó los ojos, deseaba que ya se hubiera terminado la pelea, quería un sorbito de Sake.

x x x x

Con las manos derechas destrozadas era poco probable que los hombres se atacaran con puñetazos, pero nadie de los presentes desestimó la idea, después de todo los dos luchadores de estilo libre habían demostrado una gran estamina para dar golpes.

Kayto se lanzó hacia Sanosuke con una patada voladora que prometía mucho dolor si te impactaba. Por suerte el ex tori atama no era tan tonto como para dejarse golpear por tal brutal ataque, y en el último segundo logró moverse del camino. Sin embargo en su abdomen se dibujó una gruesa línea roja, el ataque supersónico logró cortarle, aunque sin sacar sangre.

'duele como la mierda' pensó Sano apretando los dientes. Sabía que no podía dejar que el hombre siguiera lastimándole. Podía intentar con una patada, pero para él era evidente que un ataque así no haría mucha mella en este poderoso oponente.

Sanosuke levantó los puños otra vez, y Kayto con una sonrisa decidió aceptar la invitación.

"Esta loco, lo va a matar!" dijo Kenji horrorizado,

"Hmp... es un ahou... pero los tontos como él no mueren fácil" las palabras de Saito de todas maneras no quitaban la preocupación de Kenji que veía como el desquiciado de Kayto se acercaba a quien consideraba como una especie de tío, o amigo, familia.

Kenji dio un paso adelante "ITTAI!" gritó cuando su cabello recibió un tirón, se dio vuelta y se encontró con la sonrisa más infamemente rurouni que le había dedicado su padre hasta la fecha "confía en Sano" dijo simplemente. Kenji asintió, acariciándose los cabellos de la nuca, nunca había sentido su colita de cabello tan ajustada. Sus ojos retornaron a la acción en el centro de la habitación donde Sanosuke se dedicaba a esquivar los veloces y mortales ataques de su oponente, sin darle tiempo a responder a ninguno.

Kayto le iba a proporcionar una buena patada a Sanosuke, cuando por su flanco derecho el hombre de la bandana se le escabulló. Kayto lo vio venir, la trayectoria del puño hacia su mejilla derecha, pero sabía que la mano izquierda de Sanosuke no tendría ni una fracción del poder de la derecha. Haciendo una estúpida demostración de arrogancia Kayto se dejó golpear al tiempo que enterraba un rodillazo en el abdomen del ex gangster.

Sanosuke escupió sangre es verdad, pero fue mucho más leve de lo que Kayto recibió, porque en un instante el hombre de Shishio voló a través de toda la habitación enterrándose en una pared de madera, totalmente inconsciente y con el lado derecho de la cara hundido dentro de su cráneo.

"Bien echo cara de gallo" dijo Yahiko acercándose a su amigo y ofreciendo una mano. Sanosuke levantó la mirada, se limpió la sangre de sus labios con el reverso de la mano sana y tomando la ayuda ofrecida se incorporó.

"Fue eso un Futae no Kiwami con la mano izquierda Sano?" preguntó Kenshin con una sonrisa. Sanosuke le hizo un pulgar arriba "Claro hermano, que crees, que no aprendí nada en todo este tiempo?"

"No me extrañaría" susurró Saito.

Sanosuke casi se lanza hacia él pero el ex rurouni se interpuso en el camino. "maa...maaa" dijo con una sonrisa.

Houji tenía los ojos grandes en asombro... pero luego pensó en que esto era perfecto, el battosai llegaría a Shishio, de eso no había dudas, pero luego de ganarle a un demonio de dos cabezas y cuatro brazos, el pequeño hombre pelirrojo suponía una amenaza banal para su amo y señor. Como el perro fiel que era, Houji guió al grupo a la siguiente habitación, un Hall muy similar al que ahora ocupaban pero al final de éste se encontraba una escalera al piso superior.

x x x x

Kamatari estaba arrodillado en el piso, el golpe en su espalda le había quitado el aire de sus pulmones y necesitó un par de minutos para siquiera reaccionar. En su mano derecha todavía conservaba el agarre del arma, los nudillos blancos por la presión. Cerró los ojos, apretándolos fuerte, en rabia, en frustración. No podía fallar otra vez, de milagro su Shishio había regresado, durante quince años vivió el día a día en una existencia sin sentido, y cuando escuchó que el objeto de su amor había retornado milagrosamente a la vida no lo pensó dos veces, se unió a su grupo. Y Shishio le aceptó, Kamatari no podría ser más feliz.

No... perder no estaba dentro de sus planes, trabajosamente se levantó, todo el tiempo preguntándose porqué la chica Kamiya no había aprovechado a darle el golpe de gracia mientras estaba deshabilitado en el suelo.

"Porqué... porqué no acabaste conmigo?" su voz salía lastimosa.

Kaoru le miró con una simpatía infinita en sus ojos, en otra vida tal vez podría haber sido amiga de este... esta persona.

"Sabes que no es mi estilo... y además... admiro tu lealtad Kamatari-san... realmente lo hago, y creo comprender lo que sientes..."

"COMO PUEDES COMPRENDER LO QUE YO SIENTO!" Kamatari se incorporó al tiempo que apuntaba la guadaña hacia su oponente. Sus ojos se habían extraviado debido a la rabia que sentía y que todo su rostro expresaba "TU HAS VIVIDO JUNTO A LA PERSONA QUE AMAS TODO ESTE TIEMPO! Hasta sé que tienes sus hijos también... yo estos quince años... estos quince años los he pasado totalmente en soledad! NUNCA PODRAS COMPRENDERME!"

"Kamatari-san... yo..." pero Kaoru no pudo terminar, porque el enajenado hombre frente a ella se lanzó con rabia y ferocidad, sosteniendo su arma con ambas manos mientras cargaba hacia Kaoru con un feroz grito casi femenino.

Kaoru cambió su mirada de lástima por una mucho más feroz, su mente calculando cómo podía lograr vencer a su oponente sin quedar en dos mitades al mismo tiempo.

'Lo siento Kamatari-san, tu peleas por Shishio... y yo... yo peleo por KENSHIN!' fue con este pensamiento e impulsada por esta idea que la mujer saltó en el aire, se revolvió girando su delgado cuerpo graciosamente y cayó hacia Kamatari boken primero, con una velocidad tan excepcional que el travestido no tuvo tiempo de siquiera levantar el arma y protegerse.

El boken de Kaoru impactó en la clavícula derecha del peliazul rompiéndose en el feroz impacto y llevando al suelo a Kamatari en ese movimiento. El fuerte CRACK que se sintió no sólo fue de la madera del arma de la maestra del Kamiya Kasshin.

Kamatari quedó de rodillas en el piso, su guadaña olvidada mientras se tomaba el hombro en puro dolor.
Misao tenía los ojos abiertos de par en par...

"Kaoru-san... eso fue... eso fue.." la Okashira no se animaba a continuar, no podía creer lo que habían visto sus ojos.

"Hiten Mitzurugi, Ryu Tzui Sen" anunció Hiko con una sonrisa sin siquiera quitarle los ojos a su adversario.

"nani?" preguntó Kaoru con cara confusa.

"O...ro..." suspiró Misao los ojos chiquitos como dos esferas y la cara en blanco.

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"Otou-san" Kenji llamó la atención de su padre, debido a que el pelirrojo más grande sin explicación alguna había quedado paralizado en medio del camino, sus órbitas violetas desenfocadas.

"Nani de gozaru ka Kenji?" preguntó a su hijo. El muchacho cruzó sus coloradas cejas, "Otou-san, te detuviste de pronto, sucede algo? Qué detectaste?" Kenji no sintió ninguna sensación urgente. Yahiko y Sano miraban al pelirrojo, también esperando respuesta.

"Iie, nada, sigamos" creí escuchar la voz de Kaoru... iie, tal vez estoy preocupado... koishii...' Kenshin intentó disipar la imagen sonriente, hermosa, perfecta de Kaoru de su mente, intentando concentrarse en la próxima batalla.

Houji les anunciaba el próximo oponente, haciendo demasiada alharaca como si hubiera una audiencia invisible. El hombre que les esperaba vestía totalmente de negro, muy parecido a una vestimenta ninja, con largos tabis negros de grueso material que llegaban hasta debajo de sus rodillas. Llevaba el pelo negro atado en una cola y el cabello le llegaba por debajo de los hombros, era lo único que se asomaba de su cabeza debido a que su rostro estaba totalmente cubierto por una capucha excepto los ojos, pero lo que llamaba la atención era el par de Sai que tenía asegurados en su obi gris.

Kenji nunca había visto esa arma en su vida, era como una daga muy fina, y a cada lado de la daga, desde el tsuba (la empuñadura) salían otras dos más cortas pero obviamente igual de mortales. A Kenji le recordaba a un instrumento de arado que había visto alguna vez, pero mucho más pequeño.

/ nota de autora: por si la descripción no fue buena son las armas que usa Raphael de las Tortugas ninja, ok?

"Dejen que me presente, mi nombre es Asai Nagamasa, una vez conocido como el Okashira de Nanban Ryu" se inclinó levemente, parecía una persona muy cortés.

"Nanban Ryu?" preguntó Kenji, su mente no encontraba nada referente a ese estilo.

"Ah..." una voz masculina se escuchó por detrás del grupo.

"Aoshi" dijo Kenshin reconociendo la llegada del ninja, y junto a él, su hija.

"Nanban Ryu... un antiguo clan de shinobis (ninjas) que vivían en Nagasaki... en el periodo Nanban..." agregó el okashira.

"PERIODO NANBAN! Pero eso es... ese período existió doscientos años atrás" Kiriko tenía la boca abierta y miraba al ninja con asombro.

"En efecto" dijo cortésmente Asai. "Bueno, ahora que están echas las introducciones quién será mi oponente?" el hombre parecía muy seguro de si mismo.

Yahiko dio un paso al frente, sabía que debía luchar él, Sanosuke si bien estaba de pie, se notaba que el hombre hacía un gran esfuerzo, además con la mano derecha de esa manera cualquier combate se le haría muy difícil. Aoshi había perdido una considerable cantidad de sangre y la golpiza que había recibido del Iwambo había sido bastante seria, se había incorporado sí, pero Yahiko no quería ver a su camarada más herido de lo que ya estaba. Kenji y Kiriko estaban fuera de la cuestión, si dependía de él Yahiko evitaría que se metieran en cualquier combate, y Kenshin... Kenshin decidió el muchacho, tenía que guardar todas sus fuerzas para el duelo con Shishio.

"Yo seré tu oponente" dijo Yahiko, mano en la empuñadura de su Sakabatou. Kenji abrió la boca para protestar pero una mirada severa de su hermano mayor y sensei le aquietaron.

"Yahiko..."

el muchacho se dio vuelta y miró a Kenshin "nani Kenshin?"

"Esas armas... ten cuidado, están diseñadas para desarmar al oponente" Yahiko asintió, recibiendo el consejo de su mentor.

Ambos oponentes comenzaron a medirse, girando con pasos transversales para no perder la mirada entre ellos, parecían felinos al acecho. Como Yahiko no conocía las propiedades del arma de su enemigo pensó que lo mejor sería esperar al ataque.

"Y bien?" dijo el hombre vestido totalmente de negro.

"Aquí te espero" dijo Yahiko haciendo un gesto con la mano que parecía decir 'vení'

El encapuchado llevaba sus armas una en cada mano, levantadas frente a él para parar cualquier movimiento que Yahiko hiciera, pero el muchacho no se movía, seguía esperando. Asai se lanzó con gran velocidad decidiendo probar un ataque y Yahiko no pudo tomar ventaja de las técnicas que le habían ganado el título de "Las mil Shirahadori" o sea, la técnica para atrapar la espada de tu oponente con la mano limpia.

El maestro de Kamiya Kasshin esquivó con soltura el ataque de su enemigo y Asai lo miró impresionado, se lo veía en sus ojos negros que se asomaban por la capucha.

"Yo me he presentado" dijo el shinobi, "pero mi oponente parece ser muy descortés".

"No necesito presentarme con escoria que trabaja para Shishio, pero si quieres saber mi nombre.. soy Myoujin Yahiko, maestro del Dojo Kamiya Kasshyn Ryu".

"Y TE PATEARÁ EL TRASERO!" gritó Kenji desde fuera del campo de batalla.

"HAI!" coreó Kiriko. Yahiko sonrió levemente, sabía que sus 'hermanitos' le admiraban, mejor dar un buen espectáculo, pensó.

"Vamos, que te tienen confianza" Asai comenzó a rodear a Yahiko dando pasos laterales.

"Por supuesto que si" contestó Yahiko, el muchacho había siempre intentado no desenfundar su katana, no porque no supiera utilizarla, pero era su estilo, vencer a su oponente sin siquiera tener que desenfundar. Este combate parecía que no iba a ser así, con una mano sosteniendo la vaina y con la otra desenfundando rápidamente el autoproclamado samurai de Tokio realizó su primer ataque, muy rápido, los presentes lo pudieron observar por el simple echo de que todos eran guerreros de gran nivel.

Lo que nadie esperaba era que Asai se moviera con la misma velocidad, y en su Sai, entre medio de dos de las afiladas puntas atrapó la katana del muchacho, inmovilizándola.

Yahiko apretaba los dientes intentando superar con su fuerza el enganche de su oponente, pero le era imposible, entonces con la mano izquierda Asai atacó, Yahiko apenas tuvo tiempo de esquivar la más larga de las tres dagas del arma de su rival.

La tela de su gi azul con adornos a rayas se rasgó a la altura del pecho, y por debajo de esta, la camisa blanca que el muchacho llevaba se desgajó revelando una fina línea de sangre.

Kenji y Kiriko perdieron las sonrisas, jamás habían visto alguien que le pusiera algún problema a su 'nee-san', pero era justamente lo que el ninja estaba haciendo.

Los hombres continuaron rodeándose

"Hay algo que no entiendo" dijo Yahiko "Alguna vez fuiste el respetado Okashira de un Clan de Shinobis... porqué trabajar para escoria como Shishio?"

"Fácil muchacho... Shishio-sama no sólo me ha concedido una segunda chance de vida... sino que si le asisto, prometió traer devuelta a mi clan... en poco tiempo, Nanban Ryu y Nagasaki serán míos otra vez, como en los viejos tiempos".

"Nunca lo permitiremos" dijo Yahiko.

"No tienes salida" Asai se lanzó nuevamente en ataque, sus rápidos movimientos haciendo que Yahiko se ocupara solo por defenderse y esquivar, pero el muchacho estaba buscando una brecha en la defensa de su enemigo para obtener la victoria, además, si podía evitarlo, Yahiko no quería salir herido, no. El muchacho sentía que no le podía fallar a Kenshin, que tenía que salir victorioso en este combate y con sus fuerzas en un cien por cien, si era por él, él mismo tendría una pieza de Shishio. Sentía que era su deber con Kenshin, evitaría que el pelirrojo se arriesgara en combate con todas sus fuerzas.

Con esta determinación el muchacho atacó una vez más, como era de esperarse su katana de filo reverso quedó aprisionada en el Sai del shinobi.

Yahiko sorprendió a todos, cuando con un ágil y brusco movimiento de muñecas mandó volar el arma del ninja al otro lado de la habitación. Con ligereza Asai saltó hacia atrás antes de que el morocho de cabello puntiagudo pudiera asestarle algún golpe, y sin hacerse problema su mano viajó a la parte trasera de su espalda, de donde sacó otro Sai que tenía allí enganchado en su obi.

Habían por lo menos cuatro metros entre los dos hombres, y se podía decir que ambos estaban calculando cuál sería el próximo movimiento. Yahiko abrió los ojos en sorpresa cuando vio el objeto volar hacia él. El ninja había arrojado su arma con una agilidad que sólo bueno... con una agilidad que sólo un ninja podía tener. Pero Yahiko no tenía rumores de poseer "los dedos más rápidos de la costa este" en vano, y haciendo demostración de esa gran habilidad capturó el arma en su mano. Se cortó la palma, la sangre inmediatamente bajando por su muñeca, pero su rostro no cambió, llevaba una mirada feroz.

Las sonrisas de Kenji y Kiriko retornaron, como el resto del grupo, ya sabían que este combate estaba decidido. Hasta Saito parecía orgulloso.

"Lánzame el otro... y quedarás convenientemente desarmado" dijo Yahiko con una sonrisa.

Asai no sabía que hacer, pensó que le atravesaría la cabeza al muchacho con ese ataque, que era su especialidad, su haz bajo la manga. Y ahora que había utilizado ese recurso solo le quedaba un Sai que viajó de su mano izquierda a la derecha, se colocó en posición defensiva. Su honor, le gritaba que tenía que pelear hasta el final.

Yahiko dejó caer el Sai y se lanzó en ataque, no había caso en esperar que el ninja intentara otra de sus artimañas. Con la mano izquierda sosteniendo la vaina de la sakabatou y la derecha la empuñadura el maestro de Kamiya Kasshin volvió a atacar. Automáticamente la mano del shinobi levantó el Sai en defensa, pero lo que no esperó fue que Yahiko jamás desenfundara. El muchacho ejecutó el golpe con vaina y todo, siendo el tamaño agregado de esta muy ancho para caber entre medio de las dagas del Sai. Asai quedó desarmado cuando el arma voló de su mano y la trayectoria de la pesada vaina de hierro hizo impacto en el lado derecho de su cuello. El shinobi dio dos vueltas en su eje antes de caer inconsciente al piso.

Tranquilamente Yahiko se acomodó su sakabatou nuevamente en las cintas de su hakama blanca a rayas azules su postura volviendo a ser normal. El combate había terminado.

"NEE-SAN!" gritó Kiriko que no había podido contener la emoción y había salido corriendo junto a él "eso fue increíble, eres verdaderamente genial!"

Yahiko sonrió y colocó la mano izquierda (la sana) sobre la tupida y brillante cabellera roja "Bueno, no soy el maestro de Kamiya Kasshin en vano, ne?"

Kenji se aproximaba con el resto del grupo detrás de él "Claro... nee-san es el tercer mejor de Japón" dijo Kenji cruzándose de brazos.

"A si enano? Y quien es el primero?" dijo Sanosuke levantando una ceja.

"Pues es claro, otou-san es el mejor, después le sigo yo, y tercero Yahiko-baka" el pelirrojo llevaba una expresión risueña.

"Confidente ne?" dijo Sanosuke con una mueca y señalando casualmente al adolescente.

"Baka, siempre con el ego inflado! Además... si mal no recuerdo la última vez Yahiko-neesan te hizo comer mucha tierra" dijo Kiriko.

Kenji apretó los dientes y se iba a lanzar sobre su hermana, "eso... eso es distinto!" Afortunadamente Sanosuke pescó al pelirrojo antes de que se lanzara encima de Kiriko. Daban un espectáculo gracioso, el ex gangter tenía el menudo pelirrojo casualmente bajo el brazo como si fuera un saco de arroz y Kenji sacudía los pies en protesta.

Houji miraba sin poder creer que el grupo estuviera tan distendido en pos de las feroces batallas que estaban viviendo, parecía como si necesitaran ese descanso emocional.

"HEY! BAJAME! Que no soy un niño" protestó el muchacho

"Te bajaré cuando dejes de actuar como uno" tío sano al rescate aplicando disciplina a su manera.

"Yare yare... bájame si?" dijo en tono calmo y suplicante Kenji. Sano lo soltó y por más ágil que el muchacho era, cayó al piso con un THUD "ORO" y ojos en espiral, no se puede combatir lo que ya viene escrito en los genes.

El lacayo de Shishio se aclaró la garganta, llamando la atención del grupo entero, casi lo miraron con malicia, por interrumpir el momento y volverlos a la cruda realidad.

"De cualquier forma Kenji-CHAN..." comenzó Kiriko "...espera un par de años y ya veremos quien va por el segundo lugar" dijo la niña colocando las manos en su cintura y levantando el mentón, abiertamente provocando a su hermano que ya se había puesto rojo y parecía que iba a saltarle en cualquier segundo.

"Kiriko..." dijo Kenshin levantando una ceja. La adolescente se ruborizó y miró hacia el suelo "gomen nasai..."

Nadie pudo decir nada más, pues los seis miembros del gumi detectaron peligrosidad, tal vez demasiado tarde, puesto que una flecha viajaba en su dirección.

x x x x

Luego de la declaración de Hiko la batalla parecía haber quedado congelada en el tiempo. La más confundida era Kaoru, que no se lo podía creer, si, había pensado que el salto y el golpe era desde arriba era la manera de detener a Kamatari por el tipo de ataque que estaba efectuando el travestido, pero nunca en sus locos sueños pensó que iba a terminar haciendo el afamado movimiento de Kenshin. Claro está que, luego de ver al pelirrojo ejecutar el ataque en innumerables ocasiones de alguna forma se le había pegado.

Kaoru intentó poner ese echo a un lado y concentrarse en la batalla en mano. Observó a su alrededor, el hombre murciélago había sido derrotado por Misao y Shiro, sólo faltaban los Iwambo, si se ignoraba claro está, al numeroso ejército detrás de ellos.

Hiko se veía listo para atacar y para asombro de Kaoru que reconoció la estancia perfectamente el hombre se estaba preparando para ejecutar Battou-jutsu... y según Kaoru podía concluir más precisamente el ougi.

Iwambo se lanzó hacia él, y con un movimiento tan rápido que los presentes sólo vieron un borrón que arrancó las dos piernas del artefacto de manera limpia.

Fue tan impresionante la ejecución de la técnica que la sección desde debajo de la rodilla de ambas piernas quedaron en el lugar estáticas. El aparato cayó hacia atrás para no levantarse más.

"Mmmm Seijurou-san... que hay de la persona dentro del aparato?" preguntó Misao con una gota proverbial sobre su cabeza.

"Supuse que el infeliz dentro del aparato no era tan alto como el mismo" Dijo Hiko incorporándose de la estancia del ougi. Cuando lo hizo le sonó un hueso de la espalda, se maldijo internamente, cuantos años hacía que no ejecutaba ese movimiento, veinte? Treinta? Ya no recordaba, sonrió al pensar en el delicioso masaje que le proporcionaría la mujer ninja. Pero ups, primero tenía que salvarla ne?

El Iwambo les estaba dando problemas a los oniwabanshu que hasta ahora solo habían podido contener a esas dos máquinas evitando que se lanzaran en destrucción de la Aoiya. Afortunadamente ninguno había recibido heridas de consideración.

"Misao, vamos por el Iwambo de la derecha... Seijurou-san tomará el otro" aunque Kaoru no lo hubiera dicho, el treceavo maestro se había colocado frente a la unidad Iwambo que tenía más cerca.

"No dejaré que me atrapes con el mismo truco" dijo la voz desde dentro del aparato.

"Tengo muchos trucos" dijo Hiko con una sonrisa arrogante. Omasu estaba junto a él, ojos en corazones.

"Seijurou-san," dijo Misao en tono alto "Según análisis de los previos aparatos que nos han atacado, el piloto tiene que ser una persona pequeña para caber dentro y manejar el mecanismo, los brazos del iwambo son mecánicos desde los codos hacia abajo".

"Haberlo dicho antes, itachi musume" Hiko la miró exasperadamente... y pensar que todo este tiempo había contenido su excepcional habilidad en vano. El maestro del Hiten Mitsurugi pareció agrandarse dos veces y su capa acompañó la escena, flameando detrás de él. No había punto en contenerse ahora- Atacó sin más miramientos, ni siquiera anunciando el título de su técnica. Pronto, los brazos y piernas del Iwambo fueron cercenados y el muñeco cayó hacia atrás, perdiendo aceite por donde se asomaban los cables limpiamente cortados.

"Hiko-san... eres genial" suspiró Omasu junto a él. Los demás miembros del oniwaban asintieron. Hiko levantó el mentón en orgullo (o arrogancia).

"Bueno... no soy el treceavo maestro por nada"

El tercer Iwambo tomó un paso atrás, estaba totalmente rodeado y el hombre de la capa se le estaba aproximando. Con una gran velocidad se dio vuelta y saltó por encima de las tropas, alejándose detrás de éstas.

De pronto la voz clara de Kamatari se pudo escuchar

"Creen que esto se ha terminado? Creen que será como la última vez! OLVÍDENLO!" Todo el grupo le había quitado la atención al travestido hasta ese momento, y ahora el hombre de kimono femenino se encontraba al pie de las tropas de Shishio, tomándose un hombro y desarmado, pero con una postura comandante y un rostro determinado.

"Kamatari-san... combatimos, y el duelo ya ha finalizado" dijo Kaoru dando un paso al frente.

Kamatari sonrió, casi una sonrisa perversa "Lo siento Kami... Himura-san. Pero no puedo permitirme perder... a ningún costo"
Kamatari hizo un gesto con la mano y de entre la multitud de soldados de Shishio aparecieron tres ametralladoras automáticas. Los ojos de Kaoru se ensancharon..

Misao con horror gritó "Minna! Refugio AHORA!" Nadie lo pensó dos veces, y los ninjas saltaron hacia la Aoiya, escapándose junto con su okashira.

Kaoru quedó allí, boquiabierta, se encontraba a pocos metros de una de las letales armas y sabía que no podía hacer nada si decidían dispararle.

"fue ... un placer Himura-san... sumanai..." y diciendo esto Kamatari bajó el brazo sano, dando señal de disparo.

"KAORU!" gritó Misao desde el segundo piso de la Aoiya.

x x x x

La flecha volaba en dirección a la cabeza de Kiriko que estaba de espaldas a la misma, todos sintieron la alerta, pero nadie reaccionó a tiempo. Excepto Yahiko, quien estaba al lado de su imouto-chan (hermanita) y que, con facilidad atrapó la misma con su mano derecha, aprisionando la punta en su palma y extrayendo un poco más de su sangre en el proceso.

Una vez que todos estuvieron aliviados de que nadie moriría el grupo miró en dirección de donde había venido el artefacto. Allí al pie de la escalera desde el tercer piso y mirando hacia abajo había dos personas. Una mujer, con un arco corto en sus manos y un carcaj lleno de flechas en la espalda. Llevaba un revelador kimono rojo corto que apenas llegaba por debajo de sus caderas, el escote dejaba ver la curvatura de sus senos. Era alta, su cabello color miel recogido ondulaba desde un simple lazo azul, un perfecto contraste con los despampanantes ojos verdes. Tenía un obi también verde, simple atado con un moño a la espalda y llevaba debajo de su kimono una suerte de falda muy corta que llegaba a la mitad de su muslo. Llevaba largos tabis color verde que le cubrían hasta debajo de su rodilla.
Junto a ella un hombre alto, muy apuesto, tenía el color de pelo color miel, muy lacio y unos ojos dorados muy intensos, vestía con armadura samurai color marrón completa, un daisho en su cintura, pero no llevaba casco. Había algo acerca del rostro del muchacho de aproximadamente veinte años que era muy familiar.

"Toshio..." dijo Saito quietamente. Kenshin comprendió... era el hijo de Saito. El ex Shinsengumi no mostró ningún cambio en su rostro, pero Kenshin podía leer el sentimiento de frustración que emanaba del hombre.

El muchacho que les miraba desde el piso superior hizo una mueca divertida y al mismo tiempo maligna "Así que has venido por este cuerpo?"

Saito apretó los dientes.
"Mmmm..." dijo con tono meloso la mujer de las flechas "siento decirlo, pero este cuerpo... digamos que le he tomado cariño... no puedo permitir que lo tomen así como así" desfachatadamente la mujer pasó los brazos por alrededor del cuello del hombre junto a ella. Él en cambio le pasó una mano por alrededor de la cintura.

Yahiko había dejado caer la flecha que había atrapado y ahora miraba a la mujer de manera amenazante "no puedo perdonarte que hayas atacado de manera tan poco honorable... auque seas una mujer".

"Aunque sea mujer mmmhh?" la mujer comenzó a reír, carcajadas que se le pueden atribuir solo a una persona retorcida y maligna. "ESTUPIDO!" gritó de pronto dejando de reír, su mirada era mortal.

"Permítanme presentar a sus próximos rivales. Ella es Gekidoku... o bueno, por lo menos se hace llamar así, y él Mori Motonari... fueron muy famosos en su tiempo saben? Tanto como Shishio-sama, casi logran la dominación de Japón" Houji presentó con orgullo en su voz. "Pasemos al tercer piso por favor"

Gekidoku y su compañero se alejaron del pie de la escalera para esperar a sus rivales en el piso superior. El grupo comenzó a moverse escalera arriba.

"Daijoubu de gozaru ka Yahiko?" preguntó Kenshin mirando al muchacho. Yahiko aprentó el brazo derecho contra su cuerpo y sonrió "Hai Kenshin, daijoubu"

Kenshin no se vio muy convencido pero continuó caminando.
Finalmente les recibió un opulento salón, un altar para rezos al final del mismo y algunos candelabros con velas iluminando el lugar desde los laterales de la habitación.

"Quien va primero anata?" dijo la mujer apoyando la cabeza en el hombro de su compañero.

"Mmmh... es tu elección amor mío... de veras no quieres que pelee por ti?"

"Y arruinarme toda la diversión? Vamos, que hace mucho que no tengo un combate decente" El hombre asintió como si comprendiera el sentimiento, le tomó el mentón y le dio un apasionado beso. Kenshin le cubrió los ojos a su hija automáticamente y el resto del grupo miraba con una mezcla de fascinación y repulsión ya que ese display en público para la tradición de japón es algo extremadamente grosero.

Finalmente la pareja se separó "Mmmhh... quien será mi rival?" dijo la mujer.

Nadie del grupo tenía apuros por pelear con una mujer y por lo tanto, nadie habló. Excepto Yahiko que dio un paso al frente "Poco me importa si eres mujer o no, te lo advierto, no tendré piedad por eso"

"y cómo piensas combatir con esa mano, mhh?" la mujer levantó una ceja. Y Yahiko con cara de horror levantó su mano derecha. El brazo lo sentía como si le pesara cien kilos. Sus ojos se ensancharon cuando vio que tenía la palma negra, y un color violáceo estaba esparciéndose por su mano.

"...veneno...veneno mortal..." dijo Aoshi secamente.

"Nani?" preguntó Sanosuke mirando incrédulamente al ninja.

"Eso quiere decir el kanji del apodo de esta mujer Gekidouku... veneno mortal"

La mujer empezó a reír a carcajadas "Tienes suerte muchacho, apenas ingresó a tu sistema, si la flecha te hubiera impactado hubieras muerto en el acto... pero con ese brazo, no creo que puedas ser de mucha ayuda"

Yahiko intentó demostrarle que estaba equivocada, y su mano pretendió viajar a la empuñadura de su espada... pero no le respondió, ya todo el brazo le temblaba y comenzó a sentir una sensación nauseabunda.

"MALDITA!" dijo Kiriko dando un paso al frente, Yahiko le había salvado la vida, se desquitaría de esta mujer por atacar a su hermano de esa manera.

"Kiriko!" dijo Kenshin viendo que la joven se le alejaba. La muchacha se dio vuelta y miró a su padre con los ojos fruncidos, determinación escrita en su rostro "Otou-san... tendré cuidado"

Sin decir más y apresurándose antes de que a algún miembro del gumi se le ocurriera detenerla Kiriko se colocó frente a la mujer, su rostro feroz. Mientras tanto Aoshi había asumido el trabajo de observarle el brazo a Yahiko, esperando que su escasa experiencia con venenos le fuera de ayuda.

"Che... no lo puedo creer, después de tanto tiempo un combate real, y me dejan de niñera"

Kiriko apretó los dientes "no te equivoques conmigo... tu... tu, HORRIBLE MUJER" no se le ocurrió mejor insulto. Pero eso era de poca consecuencia para ella. Kiriko asumió posición defensiva.

"Horrible mujer? No has visto las miradas que incluso tus compañeros me están dando... pero que sabes tu de belleza ne? Pecho plano" comenzó a reír cubriéndose la boca con el dorso de la mano, a Kiriko le recordó a Megumi, pero de alguna manera era mil veces más insultante y mil veces más maligna esa risa estridente.

La niña de doce años apretó los dientes, ese había sido un golpe bajo, pero con todos los insultos que le daba Shiro a diario... bueno, no perdería el control con un par de insultos de esa mujer.
'Estará bien Shiro?' pensó.
'Oiiii! Que estoy pensando? baka Kiriko concéntrate!'

"Vas a hablar toda la tarde o vas a combatir?" Preguntó la pelirroja.

La mujer dejó de reír "Solo aplazaba tu muerte, sabes?" Hizo un gesto y su compañero le lanzó dos objetos largos de metal que la mujer atrapó graciosamente en sus manos.

"Ni siquiera necesito usar mi veneno contigo" diciendo esto la mujer hizo un ligero movimiento con los dedos, y los cilindros metálicos que tenía en ambas manos se desplegaron, revelando enormes abanicos de metal.

Kiriko estaba insegura de cómo continuar debido a que la técnica de la mujer y sus armas le eran desconocidas, podía sentir la mirada de sus compañeros quemando en su espalda. Temían por ella, pero les demostraría a todos que no era ninguna niña indefensa.

La mujer se lanzó hacia ella, la mano derecha sobre su cabeza sosteniendo el abanico abierto y la izquierda extendida hacia Kiriko con el abanico cerrado a manera de daga.

Kiriko desenfundó, logrando un batou casi limpio, pero encontrándose con aire en cambio. La mujer apareció por detrás, y uno de los abanicos bajó en su dirección.

"KIRIKO!" las voces de su familia hicieron eco en el gran hall...


continuará.-

Jejeje, que mala soy.-
Bueno, pero tenía que cortarlo aquí, de veras

OTRA VEZ LES RECUERDO QUE VISITEN MI ESPACIO BAJO PROFILE, nadie me ha comentado si les gustó el fanart? Sobre todo el de Hada que creo que es genial tienen que verlo.

Un beso grande

Nos leemos en la próxima y espero sus comentarios
MYKS