xx llorando xx
Minna-san, no saben lo feliz que me han hecho! Ocho reviews, son ustedes maravillosos! Los he leido, varias veces, y contesto algunos:
Cooki fruit: El rey leon? Jeje, si, en "el ideal continua" tenia en mente la escena del padre de simba cuando lo rescata de las hienas. Cuando escribí la parte de kenshin rescatando a su hijo. Jeje.
AoMe Hisoshima: Gracias por los alagos de los dibujos! (es verdad, el de hada es alucinante)
Iza: Muchas gracias por los reviews! En todos mis fics!
Miara: me alegro te haya gustado, espero este llene tus expectativas!
Gabyhyatt; tu pregunta... como siempre, me adivinas, se contesta sola.- jeje
Hada: mescla de técnicas? Leete este capi... jeje
Y además un beso a Kala y a mi imouto-chan Kao-Ryu (lean su historia CRAWLING, es muy buena)
Besos a todos y disfruten... que se termina pronto... (NO QUIERO! ME ENCARIÑE MUCHO CON ESTE FIC!)
Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 13: Kiriko y Kenji...
Kaoru escuchó la detonación, incluso sus pies intentaron saltar del camino, pero una parte de su cerebro sabía que eso no sería suficiente. Se movió con gran rapidez, pero gritó de dolor cuando calló al piso, una de las doscientas rondas de balas dirigidas a ella en menos de 3 segundos le había perforado una pantorrilla. Desde el polvoriento suelo intentó levantarse, clavando sus dedos en la tierra, mientras el operario del mortal artefacto reapuntaba en su dirección.
Cerró los ojos, un par de lágrimas se escaparon de ellos 'lo siento Kenshin...aishiteru...'
Escuchó el disparo...
Pero nunca sintió el dolor, en cambio, percibió como era alzada en dos fuertes brazos, y con su mente confusa apenas pudo registrar que todo a su alrededor se volvía borroso mientras las detonaciones hacían eco en sus oídos.
Cuando abrió los ojos nuevamente encontró las órbitas acuamarinas de su mejor amiga "KAORU-SAN! Que bueno que estas bien... arigatou Seijurou-san... hontoni...hontoni arigatou!"
Misao apoyaba la cabeza sobre el pecho de Kaoru, intentando contener las lágrimas. Hiko bajó a la mujer de su pupilo, a la cual todavía tenía alzada, y con cuidado la apoyó en el piso, donde Misao se inclinó junto a ella y comenzó a mirarle la herida de la pierna.
El resto del Oniwabanshu estaba asegurando las puertas, podían comprar un par de minutos antes de que las tropas de Shishio intentaran invadir la casa, y eso era lo que estaban intentando hacer, colocando cuanto mueble había en mano en cada salida y ventana.
Hiko se dio vuelta y se colocó contra una pared, tomando una botella de sake que había próxima e inmediatamente llevándose el pico a la boca, bebiendo en grandes buches. Misao quitó los ojos de la pierna de su amiga, para tomar los vendajes que su hijo le estaba alcanzando y vio en el piso un rastro de gotas de sangre... lo siguió y se encontró con la inerte figura de Seijurou Hiko el treceavo, inconsciente contra la pared.
"Seijurou-san!"
x x x x
Ojos grandes, en horror, veían como el afilado objeto se dirigía al miembro más joven del grupo. Pero la mortal arma se detuvo milímetros antes de impactar, su dueña con ojos grandes en sorpresa y el estómago arqueado, nunca esperó que una vaina de hierro se le incrustara de esa manera.
Todo el grupo sonrió en sorpresa y alivio cuando vieron a la mortal mujer dar un par de pasos atrás, tosiendo salvajemente mientras Kiriko se posicionaba nuevamente frente a ella, lo suficientemente respetuosa de su oponente como para permitirle recuperarse mientras con una seguridad fría y calculada envainaba su sakabatou, siguiendo la trayectoria de metal con su pulgar hasta que hizo clic.
Gekidoku se incorporó del todo, preparó sus mortales abanicos en su inusual estancia "no esta nada mal... pero no será suficiente para vencerme"
"Ya he escuchado eso antes" dijo Kiriko sin cambiar la mirada determinada. Kenshin observaba nervioso, dando pasos de un lado al otro, se notaba que quería meterse dentro del combate, los otros miembros del gumi no estaban en mejores condiciones.
Kenji pivoteaba de un pie a otro, como preparando sus jóvenes piernas para actuar en caso de que su hermana lo necesitara, mientras nervioso tanteaba la empuñadura de su sakabatou, ojos zafiro siguiendo cada movimiento. Aoshi estaba agachado junto a Yahiko, quien las fuerzas le habían comenzado a fallar y estaba sentado en el piso, mientras el ex Okashira le aseguraba un improvisado torniquete en la parte superior del brazo, intentando evitar que el veneno se siguiera esparciendo.
Quien parecía más tranquilo era Saito, que de vez en cuando sacaba la mirada de las dos mujeres del centro de la habitación y la posicionaba en el muchacho parado al final de la misma, mientras, por supuesto, se fumaba el que sería su veinteavo cigarro del día.
Los metales chocaban con ruidos estridentes, Kiriko apenas conteniendo los giros y los expertos malabarismos que su oponente realizaba con los afilados objetos. Los giraba, los cerraba y abría mientras rotaba y atacaba, experta, era una palabra mediocre para describir a esta mujer. La pelirroja apenas sí veía los movimientos como para cubrir el ataque mientras la mujer la acorralaba hacia una pared.
El brazo de Kiriko se comenzó a cansar, después de todo, una sakabatou era una katana larga y pesada, maldiciendo inaudiblemente tomó la espada con ambas manos, para soportar mejor el peso, perdiendo la ventaja de utilizar la vaina si lo necesitaba.
'Me estoy cansando... maldita sea, y ella parece estar disfrutando de esto... sus armas son livianas y maneables, no puedo ganarle en agilidad... tampoco deja aperturas en sus movimientos... que haría otousan en una situación así? Me pregunto...' Kiriko pensaba furiosamente analizando cada movimiento de su oponente.
La mujer de pronto comenzó levantar la velocidad, abanicos girando en torno de sus manos como remolinos mortales y Kiriko ensanchó los ojos en sorpresa "mmm... parece que he entrado en calor... KISEI HAKUSEN!" gritó... abanico de muerte, esa era su técnica.
Desesperadamente la pelirroja comenzó a detener la lluvia de ataques que le estaban cayendo, pero no era suficiente, un corte en su hombro, donde su gi se abrió con un salpicón de dos gotas de su roja sangre, un corte en el antebrazo, otro en un muslo, cada corte era seguido por un agudo grito, y cada grito le estrujaba el estómago a su padre.
"KIRIKO!" Kenji no se aguantó y dio unos cuantos pasos dentro del área de combate
"IIE KENJI!" le gritó ella mientras sin quitar la vista de Gekidoku bloqueaba otra serie de ataques. "IIE.. Es MI PELEA!"
el muchacho apretó los dientes, y dio vuelta el rostro en dirección a su padre, Kenshin llevaba una mirada muy preocupada, pero cerró los ojos y respiró hondo, mientras le hacía una negativa a su hijo con la cabeza. El adolescente entendió y se quedó estático, mirando la acción en el medio de la habitación apretando los dientes en frustración.
De pronto la mujer dio una media vuelta y arrojó el abanico de la mano derecha, este giró dando vueltas en dirección al rostro de Kiriko y la chica inmediatamente se agachó escapando... por unos pelos.
Gekidoku comenzó a reír, incorporándose, Kiriko levantó la vista. En la pared, estaba incrustado su moño azul junto con alguno de sus cabellos y el abanico metálico de su oponente.
La adolescente de doce años, ahora con intenso cabello rojo suelto y fluyendo salvajemente arrugó las cejas y sus ojos mostraron una nueva intensidad, la mujer frente suyo comenzó a reír.
"que" dijo, una mano en la cintura.
"Estas feliz?" preguntó Kiriko incorporándose y aprontando la posición de su sakabatou.
"Nani ka?" preguntó la mujer nuevamente, una ceja levantada en confusión.
"Que si estas feliz perra... porque te advierto... ese fue tu último golpe" dijo la pelirroja dando un par de pasos frente a ella. El resto del grupo abrió los ojos en sorpresa. De dónde sacó ese lenguaje?
"INSOLENTE!" Gekidouku se lanzó hacia Kiriko con un grito rabioso y un abanico adelantado hacia ella, mordió el anzuelo.
Kiriko esquivó, dio media vuelta y enterró su sakabatou en la espalda de la mujer que voló hacia delante y calló al piso anunciando su técnica al grito de "RYU KEN SEN!"
Kiriko la miró con desprecio "Ese... era... mi... moño favorito". Dejó a todos boquiabierta, desde cuando sabía hacer ese movimiento?
Gekidouku abrió los ojos en sorpresa desde su posición de rodillas en el suelo "...tanto...por un estúpido moño?"
Kiriko sonrió, el cambio de emociones que podía manejar en su rostro era atemorizante "es que... me lo regaló mi otou-chan"
"oro" dijo Kenshin desde el otro lado de la habitación pero sonriendo, el resto del grupo tenía similares miradas. Mientras tanto Toshio... o mejor dicho Mori había observado todo con atención.
Dio un paso al frente que alertó a todo el gumi, pero no hizo gesto alguno de desenvainar.
"Reconociste la técnica amor mío?" anunció mirando a su mujer y ofreciéndole una mano para levantarse.
Geki se sacudió tierra imaginaria de su atrevido kimono mientras sus ojos verdes quemaban en rabia "como olvidarla... esa maldita técnica nos llevó a la ruina...MITSURUGI RYU"
Todos sin excepción se sorprendieron. Mori continuó hablando "lo que no me explico... es que hace una rata como esa con esa técnica..."
"OYE!" dijo Kenji defendiendo a su hermana.
"El combate no ha terminado" recordó Kiriko con la misma intensidad del principio en sus ojos, aunque su pequeño cuerpo mostrara signos de fatiga.
"Así que Mitsurugi Ryu..." dijo Geki dando un par de pasos hacia el costado... "eso no salvará a tu amiguito allí..."
"QUE?" Kiriko abrió los ojos y miró hacia Yahiko. Kenshin y Sanosuke estaban junto al muchacho, que aparentemente estaba sudando, todo su brazo derecho estaba de un extraño color violáceo.
"El veneno querida... no fue lo suficiente para matarlo al instante, pero... con un poquito de tiempo... son horas antes de que su sistema entre en shock y... bueno, ya sabes, llantos y funeral, tienes un kimono de duelo, ne?"
Kiriko apretó los dientes y una nueva rabia invadió su sistema "Me darás el antídoto para Yahiko... no permitiré que...muera...MALDITA"
Y desapareciendo a gran velocidad Kiriko se lanzó hacia su oponente, Geki la esperaba, pero no imaginó nunca la ferocidad tras los golpes de la pequeña.
Kirko gritó "RYU SOU SEN!" nunca se había animado a utilizar esta técnica en un combate real, era la más nueva que le había enseñado su padre y apenas había practicado los movimientos algunos días. Pero era suficiente e ideal, así como Gekidoku la había acorralado contra la pared así lo hacía Kiriko, que sin piedad y con una lluvia de golpes randómicos provocaba que la mujer retrocediera apenas logrando bloquear. Y finalmente flaqueando, sin poder aguantar la rapidez de los movimientos ya que estaba debilitada por el primer ataque de Kiriko la envenenadora tropezó y cayó de espaldas, donde una Katana encontró camino a su garganta.
Sanosuke que se encontraba junto a Aoshi y Yahiko no pudo evitar comentar el movimiento "definitivamente la sangre Kenshin..."
'esa niña es una genia como su viejo' pensó.
Los ojos de Kiriko brillaban intensamente, "El antídoto... dame el antídoto, AHORA" desde su posición en el suelo la inescrupulosa pero hermosa mujer sonrió macabramente "púdrete...tu y todos los tuyos"
Kiriko encogió los ojos, mirando con sumo desprecio a su rival mientras un nuevo sentimiento la invadía... odio... odiaba a esta mujer más que a nadie en el mundo, le estaba haciendo daño a alguien a quien quería como un hermano, que la había cuidado desde bebé, que le enseñó sus primeros katas, que la llevaba a pasear al río cuando su padre no estaba, esas imágenes que le invadían eran tan solo pequeños segmentos de los miles momentos amorosos vividos...
No le fue difícil dibujarle una línea en la garganta a la mujer, olvidando por completo que en el cuerpo de ella también había una persona inocente atrapada. La sangre lentamente comenzó a brotar..."no lo repetiré otra vez..."
"Tu... tu no me matarías!" dijo la mujer de ojos verdes, horrorizada-
"Pruébame" susurró Kiriko, apretando aún más el lado de la sakabatou que sí podía matar...
Mori había dado un paso al frente, pero el resto del gumi también, efectivamente deteniendo cualquier movimiento que al hombre se le ocurriera, y esto, fue lo único que distrajo a Kenshin de la inusual actitud que su hija había tomado, Mori era demasiado peligroso como para darle cualquier tipo de apertura.
"En mi kimono!" dijo la mujer rápidamente "Está en mi kimono..." comenzó a meter la mano en la apertura de su pecho, pero Kiriko la detuvo presionando levemente la katana "ni lo pienses,... ni te muevas... no caeré en uno de tus trucos... KENJI!" dijo Kiriko.
El pelirrojo se acercó "Busca lo que ella dice"
"QUE!" dijo el muchacho con cara de horror "pretendes que meta mi mano, ahí?" en otro momento se vería tentado.
Kirio rodó los ojos, le pasó su katana al pelirrojo "Ten,.. mantenla" se agachó junto a la mujer y sin ninguna vergüenza le metió la mano en el kimono, extrayendo dos frascos pequeños de un bolsillo interior.
"Cómo sé que no me estas mintiendo y que este es verdaderamente el antídoto" Kiriko la miraba fijamente.
"No lo sabrás... ese es el veneno, pero cualquier idiota con un poco de conocimiento en medicinas puede fabricar un antídoto con eso"
Kiriko asintió y guardó los dos pequeños frascos dentro de su gi. Mientras tanto Sanosuke y Kenshin estaban mirando a Mori centímetro a centímetro. El hombre despedía un aura muy poderosa, y sus ojos no habían abandonado el combate, era claro que se disponía a intervenir si algo le sucedía a su compañera.
"Geki-koishii" dijo Mori llamando la atención de la mujer aún en el piso apuntada por Kenji.
"Hai?" dijo ella-
"Déjamelos a mí mi amor... además... es mi chance de vengarme... de ese maldito estilo que impidió nuestra conquista..."
dio un par de pasos hacia el centro de la habitación, su armadura haciendo ruidos que acompañaban cada uno, su daisho dando un atemorizante toque final a la figura del alto muchacho.
"Saito... creo que es tiempo de cumplir mi promesa..." dijo Kenshin dando dos pasos al frente. Saito asintió mientras arrojaba al piso lo que quedaba de su cigarro, pisándolo a continuación.
Kenji mientras tanto le había devuelto la katana a su hermana, corrió hacia su padre posicionándose entre medio de él y el adversario.
"Otou-san" dijo llamando la atención, que obtuvo de inmediato.
"Es importante que... llegues a la batalla con Shishio con todas tus fuerzas... yo..." se dio vuelta enfrentando a Mori con la mirada "como discípulo de Hiten Mitsurugi es mi deber tener este combate... por ti, y por Saito-san".
Kenshin contempló a su hijo unos momentos y luego miró a Saito, la confianza del ex shinsen gumi estaba depositada en él, pero Saito asintió, claramente accediendo que fuera Kenji quien aceptara el combate contra su hijo.
"Muy bien... ten cuidado" Kenshin tomó la oportunidad para caminar hacia su hija, que se notaba claramente exhausta pero que no quitaba la mirada de su oponente.
Geki tragó saliva al ver el rostro duro y frío del hombre que se le aproximaba y se dio cuenta claramente, de dónde había sacado la pequeña esa mirada. Sanosuke tomó la chance y mientras Kenji y su oponente seguían observándose se acercó a Geki "Yo la vigilo" dijo haciéndole un pulgar arriba a Kiriko. LA niña no pudo más que asentir, y cansadamente se guardó la sakabatou, la hoja metálica haciendo un rechinido poco agradable cuando se enfundó en lo que sería un movimiento poco perfecto que hablaba del agotamiento de la pequeña.
"Daijoubu de gozaru ka?" le dijo su padre colocándole una mano en el hombro. Kiriko asintió, pero no se sentía tan bien como para vocearlo, Kenshin sacó una pequeña petaca adornada con flores sakura del interior de su gi, que Kiriko reconoció, era el famoso ungüento de Megumi.
"Ven..." y mientras Kiriko y Kenshin se apartaban para atender las heridas de la pelirroja el combate del medio de la habitación comenzaba.
Saito no pudo evitar una sonrisa cuando vio moverse a Kenji... exactamente así era el battousai de su memoria, rápido como el viento. El muchacho desaparecía y aparecía detrás de su oponente, pero Mori le estaba esperando cada vez, bloqueando con su katana.
"Te lo dije... conozco tu técnica muy bien... después de todo fue Hiko Seijurou el 4to quien me envió a la ruina... tu no eres más que un discípulo, que puedes hacer".
"Ya escuché eso antes..." Kenji sonrió de costado, arrogantemente "y ese hombre ahora está en el infierno... esperándote..."
Desapareció nuevamente y apareció sobre Mori, que bloqueó el Riu Tsi Zen manteniendo su reluciente katana sobre el en posición horizontal con ambas manos. Kenji pareció suspenderse en el aire sobre él, pero cuando vio que su ataque no pasaba graciosamente dio una vuelta hacia atrás, revolviendo todo el cuerpo y cayendo ágilmente sobre sus pies con un suave golpe en la madera.
"...Kenji... es un genio" suspiró Yahiko, mareado, pero observando claramente cada movimiento.
"Hai" dijo Aoshi quien dividía la vista entre su 'paciente' y el muchacho que peleaba en el medio de la habitación.
Kenji y Mori se acecharon unos momentos más, pero luego la acción tomó increíble velocidad nuevamente, apenas se podían ver las relucientes hojas rechinando entre ellas cuando impactaban. Era una danza en la que los pies se movían con una gran agilidad.
Kenji vio que su adversario tenía una técnica bastante pareja, era una antigua forma de Kenjutsu, de la que evidentemente el hombre era maestro, no dejaba apertura alguna, y sus ataques eran perfectos.
Mori se lanzó con la mano derecha sosteniendo la katana y empujando la misma hacia el frente y Kenji decidió hacer un ataque que era muy efectivo "RYU KEN SEN!"
Con la misma agilidad innata que había también demostrado Kiriko, el muchacho dio una vuelta de ciento ochenta grados, buscando que su Sakabatou se hundiera en la espalda del enemigo.
Kenshin abrió los ojos grandes, cuando su rápido cerebro captó antes que su hijo que el movimiento había sido una finta de enemigo.
Mori sacó su wakizashi (katana corta) y con un movimiento diagonal, mientras esquivaba el Ken Sen del pelirrojo clavó sin ningún miramiento el afilado objeto mortal en el hombro izquierdo del muchacho.
Pero Kenji era tan rápido como él, y a último momento pudo ver el ataque, esquivó, tal vez demasiado tarde, porque el wakizashi le perforó el hombro izquierdo...
Tomando en cuenta que Mori había intentado atravesarle el corazón, no le fue tan mal---
"KENJI!" varias voces se mezclaron en un mismo grito preocupado.
El muchacho saltó lejos de su enemigo, para poder retomar la compostura. El brazo izquierdo le temblaba mientras la sangre le oscurecía su gi violeta oscuro.
Quería intentar un Sou Ryu Zen, pero en el estado que se encontraba su brazo sabía que no podía ejecutar la técnica del doble battou. Mori no le dio tiempo de seguir pensando y se lanzó nuevamente hacia él. Kenji bloqueaba y esquivaba, pero no le era suficiente.
"MUY LENTO!" gritó el hombre de la armadura cuando Kenji intentó conectar con él, le bloqueó y el adolescente se llevó una patada en el estómago, cayó hacia atrás de espaldas al piso donde Mori intentó partirle la cabeza de un katanazo, el muchacho rodó justo en el instante en el que el afilado objeto impactaba el piso, quebrándolo.
Saito no estaba disfrutando el combate, pero lo admiraba, era irónico que el hijo del Battousai y su hijo (al menos su cuerpo) estuvieran peleando de esa manera. Aunque para Kenji, este era sin dudas, un combate a muerte.
Saito se preguntaba si era valentía por parte del muchacho pelirrojo, o simplemente esa virtud que tienen los jóvenes, de no darse cuenta que la inmortalidad es una ilusión.
La acción se retomó cuando Kenji, aun apretando su sakabatou, se levantó, no le quedaba opción... tenía que utilizar un ataque radical y super fuerte contra este hombre, pero primero quería ganar un poco de aire-
"Lo que no entiendo... " comenzó Kenji mientras caminaba lateralmente, haciendo círculos que su enemigo seguía paso a paso. Ambos se acechaban- Kenji continuó hablando "...si eres tan fuerte... si casi logras la conquista de Japón... porqué subordinarte a Shishio? Acaso eres más débil que él?"
Mori ensanchó los ojos "...de ninguna manera... pero... tenía que traerla a ella también... no podía dejarla"
Kenji abrió los ojos en sorpresa, notando que Gekidoku en ningún momento había dejado de observar el combate, se veía preocupada "...Shishio la trajo, en cambio de mi juramento de fidelidad, y además... cuando esto termine, y Shishio sea el emperador absoluto, tendremos buenas posiciones..."
Para Kenji la explicación era razonable... ese hombre debía querer mucho a esa psicótica mujer, después de todo habían ido al infierno y retornado juntos.
"Pero suficiente charla!" Mori se lanzó hacia el muchacho, pero Kenji había logrado su objetivo, preparar su estancia. Todos esperarían que se posicionara en battoujutsu, pero no lo hizo, se quedó parado con la katana desenvainada en su mano, levantada hacia su enemigo.
Solo Kenshin reconoció el movimiento y con asombro y orgullo vio a su hijo desaparecer.
"HITEN MITSURUGI... KUZURIUZEN!"
Mori conocía el movimiento... lo conocía muy bien, era el que lo había mandado al infierno luego de nueve golpes mortales en puntos vitales.
Aún así, y aunque vio el movimiento de su joven oponente, nada pudo hacer, salió volando hacia la parte trasera de la habitación, donde se estrelló en el altar de rezos, incrustándose en la pared. Kenji cayó de rodillas mientras le temblaban los brazos.
Con la boca abierta, Kiriko miró a su padre "Cuándo aprendió Kuzuriuzen?"
"Creo que... cuando lo hice frente a Jineh"
"Sugoi..." suspiró Kiriko, admirando a su hermano mayor y su habilidad para reproducir técnicas que sólo había visto una vez.
Kenshin había terminado de aplicar los vendajes a su hija, y preocupado se levantó para ir a buscar a Kenji, que seguía tieso como estatua mirando el hueco donde estaba Mori.
Sin embargo, antes de que el pelirrojo se alejara de la pequeña, la miró un momento más "...yappari... Kiriko-chan no sugoi de gozaru yo..."
Kiriko se ruborizó repitiendo las palabras de su padre mentalmente 'Pero también.. Kiriko-chan es impresionante...si, lo es'
Antes que Kenshin pudiera dar un paso más dentro de la 'arena' los tablones de madera del altar comenzaron a crujir, desde dentro salió Toshio, con un poco de dificultad, pero se incorporó.
"Aww por favor... hombre" dijo Kenji de mala gana, rodando los ojos y poniéndose de pie. Su mueca de niño malcriado duró solo unos momentos, hasta que con una mirada más seria se dirigió a su padre "Otou-san... sigue siendo mi combate..."
Kenshin suspiró, no podía faltarle al respeto a su hijo como guerrero, de mala gana, asintió y se apartó nuevamente, pero mirando cada movimiento. Se preguntó qué haría Kenji ahora, sin su brazo izquierdo para realizar battoujuztu y sin ningún otro movimiento sorpresa.
"Te lo dije muchacho, Hiten Mitsurugi significó mi perdición.. pero no otra vez... con esa extraña katana que llevas, y con esta armadura, solo lograste sacudirme un poco".
Kenji apretó los dientes.
"Y ahora que vas a hacer?"
Mori se lanzó con velocidad renovada, el poder detrás de su golpe su miedo a volver al infierno, lugar que definitivamente se merecía por los atroces actos cometidos en vida, pero al que nunca regresaría si dependía de él. Combatiría hasta sus últimas fuerzas... y además... además estaba su Ayame...su flor de iris, tan hermosa en ese cuerpo que se parecía tanto a su verdadera apariencia... un nombre tan delicado... para una belleza así de delicada. Era por esto que la mujer se había buscado un apodo, para infringir un temor y respeto que su nombre y apariencia no daban.
Si... habían ido al infierno juntos, ella había muerto atravesada en el ataque de Hiko Seijurou IV, salvándole la vida. Hasta el terrible y enorme maestro del Hiten se había visto conmovido. Pero eso no evitó que pocos minutos después lo tomara por sorpresa con el Kuzuriuzen, enviándolo al averno junto a la mujer que amaba.
No... no sucedería otra vez, Mori estaba determinado y con esta energía y un gritó feroz atacó a Kenji sin piedad, el muchacho retrocedía, bloqueando satisfactoriamente pero sin lograr hacer más que eso.
Mori pareció dejar una apertura, y a Kenji le vino un ataque en mente que sólo había aplicado en teoría, mientras Hiko le observaba junto a la cascada.
"RYU SHO SEN!" la técnica de dragón ascendente, tomó la sakabatou, la mano derecha en la empuñadura, y la izquierda apoyada sobre la hoja metálica, saltando hacia arriba, buscando el mentón de Mori para dislocárselo con el lado sin filo.
Nunca logró hacerlo, Mori otra vez había sacado su wakizashi, y en un movimiento diagonal le abrió el abdomen al muchacho.
"AHHHHHHHH!" cayó de rodillas, sosteniéndose la herida mientras su roja sangre brotaba entre los dedos.
"KENJI!" ahora sí, no había santo que detuviera al ex Hitokiri Battousai de arrancarle la cabeza al hombre que tenía a pocos metros.
"IIE OTOU-SAN" Kenji miró en su dirección "iie... es sólo una herida superficial... " le brotaban lágrimas de las órbitas azules, en parte de dolor, en parte de vergüenza de no poder cumplir... por primera vez se dio cuenta de que no era inmortal, de que podía morir frente a su padre y hermana.
"Kenji..." suspiró Kenshin... 'no me hagas esto hijo, no me pidas que me quede mirando... cuando te lastiman... es el peor dolor del mundo'
Los ojos violetas preocupados demostraban estos sentimientos, pero Kenji lo miró con firmeza, mientras Mori, con la cabeza de lado, miraba curioso.
"SUFICIETE CHARLA! Te dije muchachito... que no permitiría que Hiten Mitsurugi me lleve a la ruina nuevamente".
Y diciendo eso se lanzó hacia el muchacho, era como una ejecución, Kenji de rodillas en el piso, sosteniéndose la herida sin soltar aún su sakabatou.
Kenshin no lo aguantó, utilizando una velocidad inhumana, intentó atravesar en cuestión de los segundos que requería el ataque de Mori, más de seis metros, claro, que era imposible.
Kenji respiró hondo... un recuerdo de pronto apareció en su mente
FLASHBACK
Un Kenji de doce años estaba haciendo incansables repeticiones del último ejercicio que le apuntara su padre antes de irse. El boken provocaba un pequeño silbido en el aire cada vez que bajaba con una increíble velocidad. Sintió suaves pasos dentro del dojo y levantando la vista pudo ver la sonriente figura de su madre.
"Cada día lo haces mejor" dijo la mujer con una mano en la cintura y la otra sosteniendo su boken.
"Arigatou okaa-san" ofreció una gran sonrisa. Siguió con su práctica, y no notó la mirada decepcionada y melancólica de la morocha que se sentó frente a él, en el lugar designado del dojo para los observadores.
Pero Kenji no era un insensible, y pronto vio los ojos de su madre, que parecían no brillar como siempre.
"Anou, Okaa-san? Daijoubu de gozaru ka?"
de...gozaru..ka...Kaoru sonrió, disfrutando escuchar el 'kenshinismo' que a veces se escapaba de los labios de su hijo.
"Hai Kenji, daijoubu..." sonrió.
Kenji hizo una mueca, y le apuntó el boken al rostro de su madre "OKAASAN! Tu definitivamente NO estas bien" el muchacho llevaba la mirada del demonio, ese temperamento era, definitivamente NO un kenshinismo.
Kaoru parecía tener una gota proverbial en la cabeza
"En qué piensas?" los ojos de su hijo, que se agachó junto a ella buscaban los suyos. La mujer lo miró con infinito amor, y no lo resistió, abrazó al muchacho y lo acurrucó en su pecho.
"ORO!" dijo él. "Okaa-san... si Yahiko-baka me ve... o Sano-jiisan será muy embarazoso" se sacudió bajo los brazos de la mujer, que aún lo sostenían con firmeza, sin dejarlo escapar
"Ellos no están... tanto...tanto te disgusta tu madre?" Kaoru lo soltó y el muchacho la miró sorprendido, tenía lágrimas en los ojos?
"No me hagas caso" sonrió Kaoru secándose una solitaria gota que amenazaba con escapar de su ojo con el reverso de la mano.
La pregunta de Kaoru lo había dejado con la boca abierta, y recordó que hacía mucho tiempo que no pasaba a solas con su madre. Siempre preocupado practicando con su padre, con Yahiko, su hermana, o persiguiendo a Sanosuke por el dojo.
"Te acuerdas cuando eras más pequeño?" preguntó Kaoru "Pasábamos horas en el dojo juntos" Kaoru bajó la mirada, y sintió la mano de su hijo en el mentón. Al levantar la vista vio que el muchacho le ofrecía su boken.
"Creo... que hay una técnica de Kamiya Kasshin que nunca me aprendí. Pero primero calentemos un rato".
Esa tarde Kenshin observó asomándose por la puerta y con una sonrisa como madre e hijo practicaban juntos, mientras la mujer corregía los movimientos del muchacho y le direccionaba. Kiriko había querido meterse, pero Kenshin la guío fuera del dojo.
"Parece que solo somos tu y yo... " le dijo a su hija agachándose un poco. La niña de diez años se encogió de hombros "suena bien para mi"
Los pelirrojos se alejaron "Shoji?" preguntó ella
"Hai de gozaru" sonrientes se alejaron, con el sonido de los bokens silbando dentro del dojo.
FIN DEL FLASHBACKKenji sonrió,'...okaa-san... arigatou'
Sin soltar Sakabatou levantó ambas manos y las colocó sobre él, formando una cruz con sus muñecas...
"Kamiya Kashiin...HAWATARI!"
todos quedaron paralizados, el ataque de Mori detenido en el tiempo por los brazos del muchacho que afortunadamente llevaba los protectores de cuero. Kenji, aún teniendo apretada su empuñadura la torció con la muñeca, para que el lado romo de la espada quedara en dirección al cuerpo de Mori "HADOME!" gritó salvajemente mientras empujaba hacia arriba con todas sus fuerzas.
La empuñadura se hundió en la garganta, un golpe tan salvaje que Mori voló varios metros hacia atrás aterrizando sobre su espalda, inconsciente.
"ANATA!" Sanosuke permitió que la mujer corriera hacia su pareja, e instantáneamente comenzó a llorar sobre él.
Kenshin llegó junto a su hijo, quien a manera de un niño malcriado gritaba "ITTAI!" mientras preocupado su padre intentaba revisarle la herida. Pronto, Kiriko, Sano, Aoshi y hasta con un poco de dificultad Yahiko se encontraban a su alrededor.
"soy muy joven y apuesto para morir!" se quejó el muchacho mientras miraba la sangre que le provocaba nauseas. Saito se acercó
"Muévanse" dijo sin ningún miramiento haciendo a un lado al Kenshin-gumi e hincándose junto al muchacho. Sin cuidado le retiro las manos que el chico se afanaba en apretar contra su herida.
"Ahou" suspiró Saito levantándose.
Kenshin sonrió también. "QUE? Eres un insensible... mi hermano está muy mal y tu solo... eres... de lo peor!" le gritó Kiriko al hombre que se alejaba en dirección a su propio hijo.
"Mira bien... he visto muchas heridas... el ahou vivirá" fue la respuesta de Saito.
Kiriko se dio vuelta, y vio para su sorpresa, que en efecto, Kenji tenía una larga cortada en el abdomen, sangraba mucho.
"no es grave Kenji... deja de moverte" pidió Kenshin pacientemente. Sanosuke le alcanzaba los vendajes. "Nos diste un susto de muerte chico!" dijo el ex gangster "seguro, me debes 10 años de vida"
Kenji sonrió débilmente, estaba muy cansado, Aoshi le sostenía agachado junto a él mientras Kenshin lo atendía.
Kiriko apretó los dientes y se acercó a él "ME DISTE UN SUSTO TERRIBLE; BAKA; BAKA; BAKA!" comenzó a sacudir a su hermano desde los hombros y al pobre chico se le revolvía la cabeza de un lado a otro, como si fuera una muñeca de trapo mientras murmuraba "OROOOOROOROROOORO"
En medio de la conmoción el lacayo de Shishio logró escabullirse hacia el piso superior, pero a nadie pareció importarle.
Saito se acercó a la mujer que lloraba sobre el cuerpo inconsciente de su hijo
"Quítale las manos de encima si quieres conservarlas"
La mujer levantó la vista y se encontró con dos órbitas doradas, una mirada que había visto muchas muertes... y que prometía algunas más.
"iie... no le dejaré... iie" decía la ella aferrándose al cuerpo.
'Mori' comenzó a toser salvajemente, y por experiencias previas Saito sabía que su hijo estaría libre pronto.
El muchacho se revolvía "anata! Que te sucede!"
"Ayame..." logró respirar el hombre entre tosidas, "...te estaré...esperando" y finalmente, entre medio de los gritos y soyosos de la mujer, un líquido negruzco y espeso escapó de su boca. El muchacho perdió la conciencia.
La mujer no paró su llanto y lloraba sobre el pecho del hombre, que sabía ya no era su marido.
"Matame... termina conmigo, onegai shimasu..." las suplicantes pupilas verdes miraban a Saito, ojos enrojecidos del llanto.
"Hmp... no golpeo mujeres"
Aun de rodillas la mujer se acercó a Saito y le tiró de la tela azul del pantalón de su uniforme de policía.
"one..gai...shi..masu"
El hombre cerró los ojos tomando la decisión "inclina la cabeza"
La mujer lo hizo, y con la más rápida velocidad que pudo manejar Saito la golpeó en la nuca con la mano. Ella calló inconsciente... pronto.. el alma dormida de la persona dentro de ella, si era lo suficientemente fuerte como para aprovechar la oportunidad, se encargaría de ganar control del cuerpo otra vez.
El ex shinsengumi se agachó junto a su hijo
"Toshio" susurró.
El muchacho abrió los ojos, revelando las órbitas verdes que el amaba tanto de Tokio y que su hijo había heredado.
"Chichiue" Padre...
"Shh.. no hables muchacho... recupera las fuerzas".
Kenshin levantó la vista y miró con ojos conmovidos la reunión familiar.
"Sumanai... he sido un ahou... debí seguir tu consejo" susurró el muchacho. Saito cerró los ojos unos momentos, si bien le gustaría darle un sermón a su hijo acerca de seguir sus recomendaciones, internamente estaba muy feliz de ver bien al muchacho
"Hablaremos de eso mas tarde" simplemente dijo el hombre.
"Hai" el muchacho sonrió débilmente e intentó incorporarse... Saito lo detuvo "descansa por ahora.
"Himura... el siguiente piso..." comenzó Aoshi.
"Hai... está Shishio... es tiempo" dijo Kenshin levantándose, una mirada determinada. Kenji intentó incorporarse también, lo logró con ayuda de Sanosuke.
Miró a sus dos hijos, sin perder la vista de sus heridas y los rostros agotados,
"Ustedes... se quedan aquí" dijo Kenshin con mirada severa.
"Iie.. nosotros" comenzó Kiriko.
"No puedo... no puedo pelear tranquilo si sé que están ahí, que pueden estar en peligro... onegai de gozaru... quédense aquí... con Saito"
"Pero otou-san!" protestó Kenji.
Los demás miembros del grupo, fingieron estar ocupados en otras cosas mientras dejaban a los tres pelirrojos en su pequeña reunión.
Al escuchar la protesta de su hijo Kenshin hizo lo único que se le vino en mente.
Abrazó a los dos envolviéndoles, con una fuerza, una necesidad que hablaba de la desesperación que sentía por protegerles. Kiriko le quedaba escondida en el pecho, mientras Kenshin apoyaba su cabeza en el hombro sano de su hijo.
"no...saben... lo feliz que han hecho a este hombre indigno... yo... estoy muy orgulloso... prométanme que pase lo que pase... no irán a pelear con Shishio".
Se apartó para poder observar las órbitas azules y lilas.
Ninguno de los dos dijo nada
"onegai... prométanmelo!" pidió con urgencia.
Kenji y su hermana se observaron unos momentos, cerrando los ojos asintieron con la cabeza. Kenshin volvió a apretarlos contra su pecho... como si fuera la última vez...
Y sin decir más, sin dejar que vieran su rostro se dio vuelta, se dirigió a la escalera, y junto con Sano, Aoshi y Yahiko (que se sentía un poco mejor) desaparecieron por la misma.
"hmp, parece que me toca de niñera" susurró Saito sacando el paquete de cigarros de su chaqueta.
Kiriko comenzó a llorar, y sin saber que más hacer se arrojó a los brazos de su hermano, que seguía mirando hacia la escalera como si el tiempo se hubiera detenido.
Continuará...
Bueno, inicialmente iba a incluir la pelea de Shishio en este capitulo. Pero dado que me costó tres días escribir solo la de Kiriko... preferí subirlo ahora... sino no actualizo más!
Espero que les haya gustado, y que lo hayan disfrutado
Espero escuchar de ustedes pronto
BESO GRANDE
Myks
