Hola a todos!
Impresionante la respuesta que he tenido! Como los quiero a todos!

MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS! Gracias a ellos sigo escribiendo!


Ikijigoku: El infierno en la tierra
Capítulo 14: Sacrificio no es victoria

Misao corrió hacia la inerte figura del Treceavo maestro del Hiten Mitsurugi, lo tomó por sus enormes hombros y le llamó varias veces, pero los ojos del morocho seguían cerrados.

Kaoru, apenas si apoyando su pierna lastimada se hizo camino también, lágrimas en los ojos y desesperada.

Uno de los miembros del oniwabanshu, cuya contribución más importante al grupo no eran sus habilidades de pelea sino sus conocimientos médicos se acercó. El hombre joven de uniforme azul apartó a las dos mujeres que histéricas intentaban revivir al masivo hombre contra la pared.
El muchacho, pidiendo la ayuda de Misao apartó a Hiko para observarle la espalda. Su capa, perpetuamente blanca e impecable ahora estaba estropeada con tres agujeros sangrientos uno en un hombro y dos en la región inferior de su espalda.

"Está respirando" susurró quien ahora actuara de médico provisorio "Hay que extraer estas balas… pero no se si estoy capacitado para hacerlo solo…" el muchacho se veía preocupado.

Aún con lágrimas en los ojos Kaoru lo miró con una expresión suplicante "…vivirá?" se animó a preguntar con la voz temblorosa.

"Hai… es un hombre fuerte… estoy seguro que si"

El muchacho gesticuló para que Kuro le ayudara a llevar al hombre al piso superior, pronto desaparecieron por las escaleras con Hiko (no cargándolo, porque eso sería un insulto a tan orgulloso hombre, sino tomándolo por debajo de los brazos).

"Mmm… minna… no quiero dramatizar… pero las cosas afuera se están poniendo feas" anunció Shiro mirando por la ventana, una expresión muy preocupada en sus órbitas acuamarinas.

Misao se apresuró hacia su hijo y observando el panorama abrió la boca en horror "MINNA! A la parte trasera de la Aoiya AHORA!"

Todos hicieron caso y se alejaron a tiempo, justo cuando las primeras balas de las tres ametralladoras automáticas comenzaron a castigar las paredes de la fachada del cuartel ninja.

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Liderando el grupo que subió la escalera, Kenshin fue el primero en ver a Shishio en el centro de la habitación. La altura era ligeramente diferente, el pelo que se asomaba bajo los vendajes era negro y lacio. Pero su porte, sus ojos psicóticos, enfermos, eran los mismos. A su derecha, una bella mujer, peinada y vestida igual que la hermosa Yumi que muriera tantos años atrás. Cabello negro y piel blanca porcelana.

A su izquierda, el hombre que le había guiado de un piso a otro, Houji, el fiel lacayo que lo siguió al infierno y devuelta.

El salón era amplio como todos los demás, pero al final del mismo había un trono, los asientos recubiertos con rojos terciopelos y con un decorado de finas telas a su alrededor. A la derecha de la habitación estaba el gran balcón por donde Shishio se hubiera asomado más temprano, a la manera del Emperador en el que pretendía convertirse, la luz de la tarde se asomaba por el mismo, jugando rojos colores sobre las figuras dentro. Para acabar el toque macabro el salón poseía varios candelabros con gruesas velas encendidas.

Shishio sonrió en satisfacción al ver a su viejo oponente, dio un paso al frente "No sabes la alegría que me produce verte"

"Sumanai…" comenzó Kenshin con tono frío y una mirada que acompañaba a su gélida voz "no puedo decir lo mismo".

Shishio sonrió nuevamente "Realmente… esperas que puedas derrotarme en el estado que te encuentras?"

"Ciertamente… lo intentaré con todas las fuerzas que tengo" Kenshin dio un par de pasos al frente, alejándose de su grupo.

"Directo al grano, eh?" dijo Shishio, también dando un paso al frente.

"Mucha gente…" comenzó Kenshin apretando los ojos "mucha gente importante, arriesgó su vida para que yo llegue aquí con todas mis fuerzas… NO LES PUEDO FALLAR!" la imagen de sus hijos, heridos, con rostros cansados y ojos llorosos no se le iba de la mente, la preocupación que sentía por Kaoru tampoco. También le asaltaban imágenes de las batallas de Aoshi, Sanosuke y Yahiko, todos ellos también eran importantes para él. Apretó la gastada empuñadura de su Sakabatou y dio otro paso más al frente, mirada determinada.

Shishio rió de costado, una mueca perversa, mientras el también golpeteaba su empuñadura con los dedos vendados… que por primera vez Kenshin notó que no llevaban guantes. Shishio despedía un aire de confianza, que si bien era típico en su personalidad, esta vez llevaba un aura y una peligrosidad mucho más atemorizante.

"Kenshin…" dijo Sanosuke momentáneamente deteniendo los pasos del pelirrojo. Sin quitar sus sentidos del oponente que tenía frente a él, Kenshin volteó la cabeza levemente, observando a su amigo con ojos cuestionantes.

"Si te matas, no te lo perdonaré, te patearé el trasero en la próxima vida" junto con esas palabras de 'aliento' Sanosuke le regaló a su mejor amigo un pulgar arriba.

"Patéale el trasero por mi Kenshin!" dijo Yahiko intentando poner emoción en sus palabras, y por un momento el pelirrojo pareció ver aquel niño que miraba hacia arriba con una mirada y una confianza que decía 'eres mi héroe'. Aoshi simplemente le dedicó una contemplación silente, pero la comunicación entre las gélidas órbitas celestes y las cálidas lilas fue lo único que se necesitó.

Kenshin les sonrió su mejor sonrisa de rurouni "Entendido" dijo.

Su mirada cambió totalmente al observar al crudo demonio frente a él.

"Disfrutaré mucho derrotándote… Battousai"

Y con gritos de combate y Kenkis disparándose los hombres chocaron espadas por primera vez en quince años.

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Kenji levantó la vista sobresaltado "Comenzó" anunció con voz quieta.

"Ah" afirmó Saito, el también podía sentir las vibraciones de los poderosos Kenki del piso superior.

Toshio se sentó, aún débil como para ponerse de pie, pero demostrando una gran resistencia, ya que había sido golpeado con la entera fuerza del Kuzuriuzen, sin mencionar el poderoso Ougi de Kamiya Kashin.

"Debo agradecer al joven Himura-san" dijo con una voz cortés y agachando levemente la cabeza el muchacho de cabello color miel, obviamente no heredado de su padre.

Kenji se sonrió y devolvió el gesto inclinando la cabeza "no fue nada, de veras" dijo. Toshio hizo una media sonrisa, modesto el muchacho, nada? A cambio del pequeño favor a su padre y a él, le quedaron un par de heridas que probablemente dejaran cicatriz para toda la vida.

Kiriko estaba sentada en el piso, la cabeza entre medio de sus rodillas, con la espalda al resto del grupo y la mirada hacia la escalera donde su padre había desaparecido. No lloraba, pero a pesar de los llamados de su hermano no respondía.

"Himura-san… estaría honrado de tener un combate amistoso algún día… Shinais claro está" Toshio le sonrió y Kenji asintió.

"De echo" dijo el muchacho "será un honor para mí".

Saito casi rueda los ojos... casi.

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Con un último clang el combate se detuvo momentáneamente. Kenshin respiraba pesadamente, Shishio se veía como nuevo.

"Estas viejo Battousai... la existencia humana es patética... pero yo... yo voy a cambiar eso" dijo el hombre de los vendajes con una sonrisa.

Kenshin, aún dando pasos laterales, resguardándose de su adversario sin bajar ni un momento la guardia decidió contestarle "nunca imaginé que viviría tanto... por eso, aunque los años pasen, este indigno esta agradecido de cada día... me importa muy poco la edad"

"Sandeces!" dijo Shishio arremetiendo contra Kenshin que bloqueó efectivamente "he probado que mi teoría es cierta battousai! Mi kuni-tori! El fuerte prevalece... el débil es comida!"

Danzando con un nuevo sets de sucesivos golpes y bloqueos Kenshin se dio cuenta de algo. Shishio tenía sólo un kenki... no era un poseído como los demás... pero porqué? Y Cómo había logrado volver?

Como si su adversario hubiera escuchado la pregunta Shishio comenzó a hablar "es como el idiota que quiso hacer un pacto con el diablo!" rió, peleaba sueltamente, como disfrutando del ejercicio, mientras su pelirrojo oponente tenía que dar lo mejor de sí para contener.

"Que quieres decir con eso?" preguntó Kenshin.

"...fue comida! El estúpido que me trajo a este mundo! Anhelaba poder y decidió vender su alma! Obtuvo mucho más a cambio, ahora está del otro lado, maldiciendo su mala suerte..."

"no eres un dios... simplemente un demonio muy retorcido"

CLAN

CLAN

CLAN

"SOY UN DIOS!" y como reforzando sus palabras arremetió ferozmente contra Kenshin. El salvaje golpe, si bien fue bloqueado envió al hombre más pequeño al piso, rodó a tiempo perdiendo por unos pelos el impacto de la mortal katana de su enemigo.

"SOLO UN DIOS PUEDE VOLVER DE LA MUERTE! SOLO UN DIOS PUEDE TRAER A QUIEN DESEE A ESTE MUNDO!"

Kenshin logró alejarse lo suficiente como para preparar su estancia. Shishio volvió a sonreír de costado.
"Piénsalo Battousai... mientras tu cuerpo se deteriora por el paso del tiempo... yo soy inmortal! Cuando este cuerpo ya no me sirva, simplemente tomaré otro! El verdadero KUNI-TORI! Mi filosofía ha probado ser real!"

Los ojos de Houji brillaban en emoción escuchando a su maestro. Sanosuke apretaba los dientes, deseando internamente ser lo suficientemente fuerte como para quitarle a esos hombres las estúpidas muecas de la cara. Yahiko se sentía frustrado, es verdad que gracias al improvisado torniquete de Aoshi el efecto del veneno se había detenido y por ahora, no corría riesgo su vida, pero aún así, sabía que tenía fiebre, estaba sudando, y su brazo ya no le respondía. No era justo, no era justo para él, ni para Kenshin. Siempre quiso estar JUNTO a ese hombre, ser igual a él. Y aquí estaba su ídolo de la niñez nuevamente arriesgando su vida. Se movía con gracia, con la misma que lo había caracterizado siempre, pero Yahiko sabía, así como Aoshi y Sanosuke, que Kenshin era ligeramente más lento que antes. Aun impresionante, pero aún así... su vida estaba en serio peligro combatiendo a este hombre, cada minuto que pasaba lo demostraba.

"Te lo dije una vez Shishio... mientras me queden fuerzas, no permitiré un mundo donde el fuerte se alimente del débil!" y diciendo esto con energía renovada, el maestro del hiten Mitsurugi se lanzó hacia Shishio.

En apariencia, era un combate parejo, ambos hombres conocían la técnica del otro, por lo tanto y por lo pronto no arriesgaban ningún ataque especial.

"Battousai... no te has dado cuenta... que sólo eres un divertimento para mí?"

Con un último choque de espadas Kenshin y Shishio detuvieron la pelea momentáneamente, observándose.

"De qué hablas?" espetó el pelirrojo.

El hombre de los vendajes rió sueltamente, y sus lacayos le siguieron, acompañando. La reacción del gumi fue apretar los dientes en rabia.

"Pensé que mi senpai me leería mejor... pero parece que la buena vida lo ha hecho olvidar como trabaja la mente de un hitokiri"

Kenshin apretó los dientes.

"Battousai, afuera hay un gran ejército, pero no soy tan estúpido como para pensar que será suficiente para dominar japón... dime... cuánta gente queda en esta patética era que pueda leer Kenki?"

Kenshin no respondió, simplemente analizaba cada movimiento del hombre frente a él, no quería darle ni un milímetro de ventaja.

"Bien... ya que no me respondes lo haré yo. Probablemente la mayoría de las personas que quedan en este país que saben leer kenki se encuentran en este edificio" sonrió en autocomplacencia.

"y eso... en qué te beneficia?" las palabras de Kenshin eran frías

"Puedo poner a mis hombres, donde quiera, y ningún patético humano de esta nueva era lo notará. Poco a poco los personajes claves de este país caerán en mi dominio... y luego país por país. Finalmente, mi Kuni-tori se esparcirá por el mundo entero!"

"ESO ES INSENSATO!" gritó Sanosuke.

"De verdad huu? Cualquiera pensaría que es insensato volver de la muerte, pero aquí me tienes! Aquí tengo a la última línea de defensa de japón... las últimas estúpidas personas que arriesgarían su vida por este país. Vencerlos a ustedes, equivale a tomar esta nación!"

y sin querer seguir conversando Shishio se lanzó hacia Kenshin, su 'Fugen Din', la especial katana de Shishio probó que le calzaba su nombre 'la espada inmortal' que se había evaporado junto con su amo quince años atrás se veía tan nueva y mortífera como en aquella épica batalla en el monte Heiei.

Kenshin miraba cada movimiento, pero no esperaba un Homura Dama, esa técnica tan particular de Shishio requería que la punta de la espada rozara con el piso, creando una chispa que encendía el aceite impregnado con los miles de asesinatos que el retorcido Hitokiri había provocado con ella. En este salón el piso era de madera, Kenshin tenía esa ventaja... o al menos eso creyó.

En medio de un ataque, la espada maldita de pronto se encendió por si misma, sin chispa, sin pólvora, simplemente su hoja fue envuelta por enfurecidas llamas, con ojos ensanchados en sorpresa Kenshin logró esquivar, apenas obteniendo un corte y quemaduras sobre su gi azul.

Shishio volvió a sonreír de costado "un beneficio de ser el amo del infierno... y pronto, te daré a conocer más".

Con energía renovada y su espada aún encendida Shishio comenzó a tomarse el combate 'en serio' como si los previos golpes hubieran sido sólo de calentamiento. Kenshin comenzó a verse superado, y mientras esquivaba una nueva llamarada, Shishio logró atraparlo.

"MUY LENTO!" el hombre de los vendajes tomó al más pequeño por el gi con la mano izquierda, con la derecha y aun sosteniendo su amada katana le propició un golpe feroz en el estómago. Kenshin cayó al piso doblado y tosiendo.

"PATÉTICO!" y diciendo esto pateó al pequeño pelirrojo en el mentón. Kenshin voló hacia atrás un par de metros-

"KENSHIN!" gritaron Sanosuke y Yahiko al unísono.

Shishio no se contentó con eso, con una mirada de desprecio se acercó al hombre que apenas se estaba incorporando, con ambas manos juntas formando un gran puño lo golpeó en la espalda, justo cuando el pelirrojo pretendía ponerse de pie. Kenshin volvió a caer al piso, pero tuvo la sensatez de rodar fuera de la trayectoria de la Fugen Din que se incrustó en el suelo de madera momentos después-.

No había soltado su espada en ningún momento, de echo, su agarre era tan poderoso que sus nudillos se habían tornado blancos, pero la feroz golpiza que su oponente le estaba propiciando le había dejado atontado. Cual ventaja tenía sobre Shishio?

El infernal hombre era más joven y conocía muy bien todas sus técnicas, más alto, más fuerte.
Kenshin sacudió la cabeza, desde cuando detalles como esos le habían importado en una pelea? No había visto a sus hijos salir de situaciones similares momentos atrás? Enfrentando oponentes que en apariencia les superaban en todo y aún así saliendo victoriosos?

Kenshin se incorporó una vez más, no podía dejarse perder, no aún, no sin derrotar a este hombre. Si él no lo hacía, estaría libre para pisotear todo lo que él amaba... sus amigos, su familia, sus hijos, su Kaoru...

Con un grito feroz Kenshin se dispuso a realizar Kuzuriuzen... no había podido derrotar a Shishio con ese ataque en el duelo anterior. Pero definitivamente había logrado hacerle daño.

Puso todo su poder detrás de su técnica y aplicando su aún impresionante velocidad desapareció para intentar golpearlo en los nueve puntos simultáneos.

No lo logró, Shishio conocía la técnica, y antes que Kenshin pudiera darle siquiera el primer golpe formó un círculo con su especial katana, formando un aro de fuego, una suerte de pared frente a él, y al mismo tiempo bloqueando la santa Shin Uchi, la sakabatou forjada como una ofrenda para dios, el exacto opuesto que la de su oponente.
El pelirrojo abrió los ojos en sorpresa, pero su horror duró un milisegundo, que fue el tiempo que le tomó a Shishio abrir la palma de su mano y proyectar una llamarada combinada con un poderoso kenki.

Kenshin voló varios metros hacia atrás, incrustándose en la pared opuesta al balcón, el golpe tan fuerte que lo noqueó en el acto.

Todos pudieron sentir el bravo kenki apagarse...

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"OTOUSAN!" Kiriko se puso de pie "KENJI KENJI!" alarmada corrió a su hermano tironeándole del gi con ojos desesperados.

"Lo sé!" dijo el muchacho frenético, alterado. Habían sentido los golpes, los pasos furiosos en el techo, una clara descripción de lo que sucedía en el piso superior.

Podían sentir los dos kenkis brillando furiosamente, uno que conocían muy bien, cálido, brillante, y otro oscuro, percibirlo te dejaba una sensación nauseabunda en el estómago y provocaba calofríos. Pero de pronto, ese kenki cálido, esa presencia que era una constante en su vida, se había apagado, tal vez no del todo, pero no brillaba como momentos antes.

Saito se puso de pie.

"Ustedes se quedan aquí" dijo calmamente, ojos duros desafiando a los muchachos a que le desobedecieran.

"PERO,...PERO OTOUSAN!" comenzó Kenji, se percibía que estaba apunto de correr hacia el piso superior.

Saito echó al piso lo que le quedaba de cigarro y lo apagó posando su pie sobre él "Muchacho, tu padre confió en que los vigilara, y por mucho que me guste molestar al battousai, no puedo deshonrar esa confianza"

"Además..." justo cuando Saito estaba pasando junto a él le colocó una mano en el hombro al joven pelirrojo, apretando la zona que sabía que estaba herida.

"AHHH" Kenji se alejó del lobo mirándolo con incredulidad, sin comprender del todo porqué la violenta acción del policía. Saito sonrió satisfecho, había probado su punto "no serás de ayuda en ese estado" anunció el ex Shinsen gumi. Aún apretando la herida y con lágrimas en los ojos Kenji bajó la cabeza, Kiriko miró al lobo con una mirada severa, pero no se atrevió a decir nada, y Saito, tampoco le dio importancia, caminó hacia la escalera sin mirar hacia atrás.

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"ACABALO! TERMINA CON ESE HOMBRE!" suplicó gritando Yumi a su amado.

"Y acabar tan pronto con la diversión!" Shishio se colocó una mano en la cintura, y con la cabeza de costado miraba la inerte figura de Kenshin.

Hoji apretó los dientes, este pequeño hombre ya había demostrado que podía escaparse de la muerte y levantarse para combatir otra vez. Battousai era un hombre admirable, por lo tanto, cuanto antes Shishio se dispusiera de él, mejor.

"Hmm... bueno... una lástima" Shishio dio un par de pasos al frente en dirección de Kenshin.

Antes que se pudiera acercar a una distancia mortífera del pelirrojo dos figuras grandes se colocaron frente a su amigo caído. Las miradas feroces de Sanosuke y Yahiko le impedían el paso.

"No permitiremos que mates a Kenshin" dijo Yahiko apretando los dientes, una mirada tan feroz que si Shishio no hubiera sido el mismísimo diablo encarnado le hubiera provocado temor. Sanosuke levantó su puño saludable amenazantemente "Te hubieras quedado donde perteneces... maldita momia!"

"A ti te recuerdo... eres el Ahou que vino con el Battousai la última vez... debo recordarte el poder de mis golpes? Debí matarte ese día... pero Makoto Shishio no comete el mismo error dos veces..."

Con la mano izquierda Yahiko tomó su sakabatou, y la colocó frente a él a manera defensiva.

"Realmente crees que puedas ponerme siquiera un dedo encima en el estado que te encuentras?" dijo Shishio "mis fieles lacayos, probaron servir para algo al final de cuentas... aunque debo reconocer, que no esperé que el grupo entero sobreviviera hasta aquí".

"Sano..." dijo Yahiko mirando de reojo a su amigo "vigila a Kenshin... yo me encargo"

"Yah.."
"HAZLO" el muchacho no era un niño, sino un hombre, Sanosuke respetando a su amigo, no pudo mas que asentir.

El joven kendoka dio un paso al frente, su porte era perfecto, ganado de años de meticulosa práctica, con su robusta complexión y en su espalda un pequeño kanji con el símbolo de "AKU" (malo) en la parte superior de la espalda de su gi, una mirada determinada, aunque fuera más bajo que su oponente, herido y todo, Yahiko imponía un aura majestuosa.

Shishio no lo pensó dos veces y con un sonido que era como una risa satisfecha atacó al muchacho. El joven maestro de Kamiya Kasshin esquivó con gracia, incluso cuando la espada de Shishio se encendió nuevamente, las únicas huellas de su cercanía a la muerte eran los leves manchones negros y chamuscados que iban apareciendo en su ropaje a medida que iban pasando los segundos.

Aparentemente la adrenalina le ayudó a recobrar sus sentidos, y Yahiko pudo sentir su mano derecha reaccionar torpemente, viendo la oportunidad y tomándola, Yahiko se quedó estático mientras la Fugen Din viajaba en trayectoria oblicua hacia él.

Shishio tuvo que abrir los ojos en sorpresa cuando el joven kendoka frente a él capturó su katana maldita con las palmas, apretando la hoja, quemándose las manos en el proceso, cortándoselas, pero eso no le importó al muchacho, que con un grito feroz empujó la empuñadura hacia atrás, clavando el lado romo de la katana en la base de la garganta de Shishio.

El hombre de los vendajes escupió sangre ferozmente mientras retrocedía un par de pasos tambaleantemente "eres humano después de todo" dijo Yahiko con una sonrisa satisfecha.

Shishio cayó de rodillas y no podía dejar de toser, el muchacho había puesto todo en su golpe y podía sentir su esófago gravemente herido, el aire apenas podía entrar, le quemaba, la sangre le bajaba por la garganta y estaba seguro que si intentaba hablar no podría hacerlo en ese momento.

"SHISHIO-SAMA!" gritaron en unísono tanto Yumi como Houji.

"ese golpe... fue por Kenshin" sonrió Yahiko.

"MALDITO MUCHACHO!" antes que nadie pudiera reaccionar el hombre de la gabardina sacó un revolver, y sin más disparó hacia Yahiko.

Sanosuke saltó hacia el muchacho... qué podía hacer? siempre sería el mayor, siempre sentiría esa necesidad de protegerlo como un hermano menor. El disparo perforó al ex gangster en el hombro, que rodó junto con su amigo un par de metros.

"SANO!" gritó Yahiko mirando al hombre

"No es nada!" Sanosuke apretó los dientes, justo su suerte, la bala estaba en el brazo izquierdo, cerca del hombro, ni siquiera podía apretarse la herida porque su mano derecha estaba muy destrozada como para hacerlo. Observando a Yahiko pudo ver que el muchacho no estaba en buenas condiciones, su último esfuerzo le había destrozado las palmas de las manos, que ahora estaban sangrientas y quemadas. Además, el efecto del veneno no se había ido para nada, levantarse, estaba probando ser una hazaña monumental para el joven kendoka.

Houji abrió los ojos en sorpresa cuando su revolver se partió como su fuerza una hogaza de pan, solo le quedó el mango en la mano, el metal limpiamente cortado. Levantó la vista y se encontró con las orbitas más gélidas y celestes que jamás hubiera visto, tragó saliva.

"intenta una artimaña como esa otra vez... y lo que volará será tu brazo" ante las palabras del ex okashira el lacayo de shishio no pudo más que asentir y dar un paso atrás.

Shishio había dejado de toser, se levantó aun tomándose el cuello "Esa insolencia te costará la vida" habló con dificultad.

"Yo no hablaría tan pronto" Aoshi, con su fría voz e imponente presencia dio un paso al frente, alejándose del artero hombre de la gabardina y acercándose al del rico kimono púrpura.

"Okashira...todavía el fiel perro del battousai?" shishio se colocó la mano casualmente en la cintura, de momento distrayéndose de los dos hombres prácticamente indefensos en el piso.

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"Kiriko! Tenemos que hacer algo! Oíste el disparo!" Kenji se sentía impotente.

"Lo siento onee-san... Saito tiene razón... que podemos hacer" Kiriko se sentó nuevamente en el piso, apoyando su cabeza entremedio de sus rodillas.

Kenji apretó la empuñadura de su katana y volvió a mirar hacia el nivel superior, donde sabía que las cosas no iban para nada bien.

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"Okashira? Hay alguien que lleva ese título con mas honor que yo... No sé si soy un perro del battousai o no, como tu dices. Pero sé que tu lugar no es en este mundo... y sé cual es el mío también". Su mirada no revelaba emoción, estoico, observaba con sus fríos ojos al mortal enemigo.

"Y cual... Shinomori, es tu lugar en el mundo" Shishio utilizó el apellido de Aoshi a manera de insulto. Aoshi por supuesto no reaccionó.

"Mi lugar es junto a las personas que considero importantes... aunque para alguien tan trastornado como tú, debe ser un concepto difícil de asimilar". Las Kodachis se preparaban en sus manos.

"Trastornado? Si tan solo hubieras seguido el camino del mal que tan bien te pegaba quince años atrás, estarías cerca de ser una divinidad, a mi lado"

"Los únicos milagros que necesito... ya los tengo" con la imagen de su esposa e hijos en mente el Ex Okashira comenzó su ataque, esperando que sus fuerzas fueran suficientes para por lo menos, agotar a Shishio.

"Toda esta batalla ha sido una extraña combinación de Dejavus, no lo crees?" Shishio conversaba tranquilamente, mientras Aoshi, agotado y herido por su previo combate hacía lo mejor para esquivar.

"De echo, creo que Saito está esperando junto a la puerta la oportunidad perfecta de atacarme, ne?" Shishio encontraba algo hilarante toda la situación.

"Hmp" Saito emergió desde su posición, recargado en el marco de la puerta que conducía hacia la escalera. "No en realidad, simplemente respeto al ninja, no me metería en su combate".

"Apuesto a que están comprando tiempo con esperanzas que el Battousai despierte? PUES ESO NO VA A SUCEDER!" Shishio comenzó a atacar con mas fuerza, con una bravura que hacía que su oponente tuviera que utilizar ambas espadas cortas para evitar ser arremetido con la mortal katana. Cuando los metales chocaban una pequeña explosión de fuego le seguía a cada impacto, y de pronto Shishio abrió la boca que parecía una caverna tenebrosa, saliva colgándole de los labios mientras un grito gutural le escapaba, creando así una explosión que reventó frente al ex okashira, haciéndole volar varios metros hacia atrás, donde cayó inconsciente.

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"Aoshi-san" susurró Kenji... "maldita ...sea..."

Toshio miró hacia el techo "Otro kenki que se apaga... junto con esos dos que están débiles... sólo queda mi padre" Apretó el puño, compartiendo el sentimiento de frustración que sentía Kenji.

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"Me estoy cansando de este juego" dijo Shishio, aumentando su kenki, las velas de la habitación respondieron, quemando aún más velozmente la gruesa cera que las mantenía encendidas incluso por días. Ahora parecía que no duraría ni un par de horas. La cálida iluminación del fuego junto con las luces de las primeras horas del atardecer no hacían más que jugar sombras macabras en la figura cubierta en vendajes.

"no es un juego para mí... te enviaré a donde perteneces..."

"Sabias últimas palabras de un perro del gobierno".

Los dos hombres arremetieron en feroz ataque, katanas chocando, dientes apretados. Cualquiera podía ver, que Saito no tenía la ventaja.

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"Ya está... no lo soporto! Iré" Kenji dio un par de pasos hacia la escalera.

"HIMURA-KUN!" gritó Toshio. El muchacho pelirrojo se volteó en su dirección.

"Sé que ni mi padre ni el suyo estarán felices de que intervengamos en esto..." Toshio se levantó pesadamente, ayudado con la katana que Mori le había dejado asegurada en su cinturón.

"Sin embargo..." continuó el joven de veinte años.

"no siempre escuchamos a nuestros padres, ne?" Kenji sonrió.

"KENJI!" Kiriko le miró horrorizada.

"Tu quédate imouto-chan" dijo Kenji con una cálida sonrisa "de verdad... no quiero verte... mas herida de lo que estas" Kenji habló con calidez, verdaderamente preocupado por su hermana. A la pelirroja poco pareció conmoverla.

"Y QUE ME DICES DE TUS HERIDAS, hmm? No me quedaré aquí.. y lo sabes" se cruzó de brazos "Además... nuestra promesa..." dijo con ojos suplicantes.

Kenji cerró los ojos y respiró hondo, "Ikku..." vamos.

Toshio asintió, un leve murmuro les llamó la atención. La mujer que había sido poseída por Gekidoku se movió en sus sueños.

Toshio se agachó junto a ella y le quitó el pelo de los ojos, no sabía si era un sentimiento residual de las emociones del hombre que le estuvo dominando, pero sentía preocupación por la desconocida que estaba inconsciente en el piso. No parecía estar herida de gravedad, y levantando la mirada vio que Kenji lo observaba impacientemente; se levantó, jurándose volver por la mujer... y tal vez, conocerla un poco mejor.

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La fachada de la Aoiya tenía de nueva decoración una serie de miles de orificios que dejaban entrar la luz por ellos. Pero afortunadamente nadie había salido herido. Las detonaciones se detuvieron, y finalmente Misao desde el piso de arriba se atrevió a asomar la mirada, para averiguar porqué su cuartel general no estaba siendo invadido por el enemigo.

No pudo evitar que una gran sonrisa iluminara sus facciones, al ver cómo los partidarios de Shishio se enfrascaban en feroz combate con un pequeño ejército de policías.

"Es grandioso! Kaoru-san! Podremos aguantar un poco más!"

La kunoichi observó a su mejor amiga que tenía una expresión melancólica y sólo le asintió "no es grandioso Kaoru-san?" repitió esperando obtener una respuesta entusiasta.

"Lo siento Misao-chan... no puedo pensar que sea grandioso que un montón de inocentes se masacren entre ellos sin que podamos hacer nada..."

Misao asintió "por ahora Kaoru-san... intentemos sobrevivir"

La morocha consintió inclinando la cabeza levemente, en ese momento entró Kuro a la habitación "Seijurou Hiko acaba de despertar!" dijo emocionado. Los rostros de las dos mujeres se iluminaron en alegría.

"COMO ESTA!" preguntó Kaoru preocupada.

"Acaba de pedir una jarra de sake y que lo dejáramos en paz"

Con una gota proverbial en la cabeza Misao suspiró "Hiko-san estará bien..."

"Hai..." sonrió Kaoru.

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A la máxima velocidad que sus jóvenes y cansadas piernas podían llevarles los muchachos subieron las escaleras hacia el cuarto nivel del palacio.

Toshio, a pesar de estar muy herido y cansado fue quien lideraba el grupo, su edad automáticamente poniéndolo en esa posición. Ensanchó los ojos al ver a su padre enfrascado en un combate con Shishio. El uniforme azul quemado en varios lugares.

"MUCHACHO ESTUPIDO, mantente fuera de esto!" gritó el ex shinsen gumi en dirección de su hijo.

Kiriko tenía una mano en la boca, horrorizada intentaba contener un grito de angustia al ver a su padre inconsciente como un trapo contra la pared echa pedazos, le temblaba el labio inferior, pero se contuvo de llorar.

"Que hacen ustedes aquí!" logró proclamar Yahiko

"BAKAS, no deben estar aquí!" agregó Sanosuke, Ambos hombres estaban a unos metros de Kenshin, cercanos a la pared opuesta al balcón, los dos estaban de rodillas en el piso, lastimados, cansados, muy agotados para ponerse en pie.

Shishio sonrió en complacencia..."esto es mejor de lo que esperaba... el espectáculo se ha tornado muy interesante..."

"Va... ya me cansé de ti" Shishio abrió su mano, y de esta se despidió una llamarada acompañada de una fuerte ráfaga, Saito salió volando y cayó de espaldas.

"CHICHIUE!" gritó Toshio. Enfurecido corrió hacia Shishio sacando su katana y colocándose en posición de gatotsu.

Shishio atrapó la hoja con su mano desnuda.

"estúpido... debiste escuchar a tu viejo" y diciendo esto le clavó al cansado muchacho su Fugen Din, sin embargo Toshio, aún en el agotado estado en el que se encontraba logró contornear su cuerpo lo suficiente como para que la herida no fuera mortal, su armadura ayudando en el proceso.

"Saito-san!" Kenji apretó los dientes, pero aún.. aún no se animaba a lanzarse contra el imponente hombre, no hasta saber como podía ganarle.

Con una sonrisa de costado Shishio miró a Kenshin perversamente "Es tiempo, de que esto acabe" se dirigió hacia el hombre inconsciente.

"MATALE SHISHIO SAMA! MATALE Y SERAS EL MAS FUERTE!" gritó Houji emocionado.

"KENSHIN!" corearon Sanosuke y Yahiko al mismo tiempo, los dos imposibilitados de llegar a salvar a su amigo, por más que lo desearan con toda su alma.

"Idiota, ya soy el más fuerte" Espetó Shishio, levantó su katana, el fuego comenzó a salir de ella. Kiriko gritó aterrada.

Los pies de Kenji agrietaron el piso cuando el muchacho utilizó su propia sakabatou para detener la trayectoria perpendicular del golpe de Shishio, se había movido tan rápido como el viento, y sus jóvenes pero fuertes brazos contenían con ambas manos la brutal fuerza del hombre infernal, que sonreía complacido.

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Kenshin respiró el aroma a jazmines... estaba tan cómodo, tan a gusto y tan agotado que por nada en el mundo quería moverse.

"Mmmmm... Koishiii" suspiró, tenía la nariz presionada en la espalda de su esposa, sus brazos la rodeaban. El aroma familiar de su futon y los cobertores le invitaban a quedarse ahí para siempre.

Acarició el abdomen de su mujer, metiendo las manos por la apertura de su Yukata y sintiendo la sedosa piel, calentita, tentadora.

Sonrió picaramente... "mmmhh Kaoru..." suspiró apretándose más contra ella.

"Kenshin..." sollozó su voz.

"nani de gozaru ka Koishii?" susurró, comenzó a acariciarla, atrayéndola más hacia su pecho, colocando su nariz en la curva de la nuca de la mujer, sintiendo en su rostro los sedosos mechones negros que le hacían un poco de cosquillas. No recordaba cuanto hacía que no se sentía tan feliz.

"Kenshin" su voz era más urgente, casi necesitada, "los niños Kenshin.."

Sin comprender demasiado el pelirrojo sonrió... "mmmhhh si... jeje... los niños... están durmiendo... por ahora déjales"

Dibujando una sonrisa sexy, aunque realmente Kaoru no pudiera verlo, su mano aventurera que hasta ahora se ocupaba de acariciar el fuerte abdomen de su mujer subió levemente, hasta encontrarse con un perfecto y redondo pecho desnudo, masajeando suavemente.

"Ohh... Kaoru" susurró, comenzó a besarla en el cuello.

"KENSHIN... onegai! Los niños!" la voz de su esposa imploraba, y Kenshin se apartó de ella, horrorizado, la tomó del mentón para mirarla directamente a su rostro. Kaoru estaba llorando, las lágrimas caían libremente de sus ojos.

"Kaoru... no entiendo?" dijo él, alarmado.

"KENSHIN! DEBES DESPERTAR! SHISHIO! AHORA!"

el sueño se transformó en pesadilla, y la pesadilla en realidad... abrió los ojos, sobresaltado, una nueva energía invadió su sistema.

Justo a tiempo, vio como Kenji era superado por la fuerza del brazo de Shishio, el muchacho cayó sentado hacia atrás, y complacido el hombre momia intentó atravesarle... solo que la sakabatou SHIN UCHI se interpuso en su camino, y su portador, un hombre con mirada dura, asesina, ojos violetas brillando intensamente, resplandeciendo tanto, que pequeñas ráfagas doradas intensificaban el efecto. Kenki quemando intensamente.

"Kenji... apártate"

El muchacho asintió y se alejó en dirección de Sanosuke y Yahiko. Jamás en su vida había detectado tanto poder en su padre, para sus entrenados sentidos era como una luz cegadora.

"okaeri!" dijo Shishio contento "ahora...si... será el final...una pena que tus hijos tengan que presenciar tu muerte".

Kenshin intentó no pensar en eso... no pensar en Kenji que le miraba con asombro, o en Kiriko, que le miraba con temor por su vida.
Se auto culpó de ser tan mal padre, nunca, pensó, debería haberlos dejado venir con él a este lugar.

Se agachó en estancia de battoujutzu, pondría todo en este movimiento final, en este ougi, su AMAKAKERU RYU NO HIRAMEKI... que no era del todo infalible... su batalla con Enishi se lo había probado. Kenshin en algún momento se había preguntado si eso era debido a sus numerosas heridas en el momento, o la culpa de tener que atacar al hermano de Tomoe. Quizás nunca lo sabría, lo importante ahora, era dar lo mejor de sí, detener a este hombre... a cualquier costo.

Tenía que ejecutar el ougi, el principio secreto, la técnica mas poderosa de todas. Se colocó en posición battoujutsu, es decir envainó la sakabatou y se colocó en la posición battou convencional, pie derecho enfrente, pie izquierdo atrás, la mano derecha cerca de la empuñadura de su amada katana para desenvainar rápidamente...

Sin más, desenfundó para ejecutar su técnica, dando en el ultimo segundo dio un paso extra, colocando el pie izquierdo enfrente en lugar del derecho, evitando así un posible corte en la pierna y ganando una aceleración y fuerza momentáneos que cambió la velocidad de una técnica battou a la velocidad del Amakakeru Ryu no hirameki.

Kenji lo vio todo... boca abierta, sus rápidos ojos bebieron cada segundo, cada movimiento. Kiriko también lo observó, pero su miedo y preocupación no la dejaron captar la técnica en su totalidad, además, no se encontraba tan cerca como su hermano.

Shishio se lo esperaba por supuesto, y naturalmente bloqueó.

Pero claro que esto no es todo, ya que Kenshin no tenía su pie derecho enfrente, sino el izquierdo lo que le permitió realizar un giro de 360 grados generando un ataque de tal velocidad que la fuerza de impacto creó una onda de aire intentando provocar el mismo vació que derrotó a Shishio quince años atrás.

El hombre de los vendajes sonrió de costado, mientras el vacío provocado por Kenshin intentaba envolverle levantó su kenki, tanto, que el viento creado por el pelirrojo se comenzó a encender en llamas, la corriente cambiando de bando, el torbellino atacando a su creador.

Kenshin se cubrió con los brazos y se echó hacia atrás, su gi, ahora casi en harapos, logró protegerle lo suficiente de las llamaradas, pero más que el daño de su propio ataque volviéndose contra él, era el conocimiento que su golpe más fuerte, su última esperanza, había sido derrotado sin más.

Se sintió derrotado, cansado, frustrado... aún apretaba su empuñadura con fuerza... pero el sentimiento de impotencia le invadía, cayó de rodillas... el cabello le tapaba los ojos...

El gumi había quedado paralizado... sintiendo lo mismo.

Shishio levantó la hoja de su katana, resplandecía roja aún cuando no estaba encendida "Necesitarás multiplicar esa fuerza para siquiera imaginar vencerme" dijo con una sonrisa.

Kenji murmuró... "multiplicar..."

Lo pensó, lo razonó... sabía que era un movimiento difícil, sabía que para hacerlo, había que arriesgar la vida, ya que de ejecutar cualquier paso mal, se cortaría con su propia espada o caería presa de su oponente. Era un Battou supersónico... y lo intentaría, si eso significaba ganar esta batalla y salir todos vivos de ella.

"OTOUSAN!"

miró a su padre a los ojos, sus órbitas chocaron, Kenshin se levantó con energía renovada al tiempo que su hijo se deslizaba junto a él. Kenshin a la izquierda, Kenji a la derecha.

Kenshin pensaba que era una locura, pero los ojos de su hijo le pedían a gritos que confiara en él... y Kenshin lo hacía. Su hijo era excepcional en sus ojos, un regalo del cielo.

El muchacho preparó la estancia, y Shishio miró interesado, pero para nada preocupado.

Como si lo hubiesen ensayado padre e hijo gritaron al unísono "AMAKAKERU RYU NO HIRAMEKI!"

Kenji imitando cada movimiento cada paso, cada segundo, eran como el reflejo de un espejo, perfectos, ni con ocho brazos Shishio lograría esquivar eso.

El gumi miró anonadado, estáticos no podían creer lo que sus ojos estaban presenciando.

Kiriko tenía la boca abierta, esta vez... había visto cada movimiento...

Yumi y Houji gritaron en horror...

Pero Shishio comenzó a reír maniáticamente, el aura a su alrededor comenzó a levantarse, el fuego a expandirse... y una explosión salvaje envolvió todo a su alrededor. Todos salieron disparados, Kenshin, Kenji los más golpeados volaron por todo el salón y quedaron inconscientes, apenas atinaron a protegerse con los brazos. Yahiko y Sano también recibieron el fuerte impacto y quedaron de espalda, aturdidos, apenas si mantuvieron la conciencia.

La única que quedaba era Kiriko...

"IIIIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAA!" gritó desesperada...

Shishio reía y reía, su cavernosa boca babeando en el ínterin, el último en pie con un mar de cuerpos a su alrededor.

"Iie...iie..." Kiriko cayó de rodillas, sus manos en el suelo y las lágrimas le brotaban libremente... "otou-san... Kenji... Yahikonee...Sanojiii...minna...minna..."

su voz suave, femenina, pequeñita, quebrantada, a alguien con corazón le hubiera conmovido, las lágrimas oscurecían el piso en pequeños charquitos...

las imágenes de las personas que amaba, sonrientes en su mente, felices, era increíble con la velocidad que estas pasaban, pero casi podía saborear aquella tarta de Chocolate que le trajo Sanosuke (de quien sabe donde) o esa lección extra que Yahiko le dio a solas cuando ella estaba celosa de Kenji. Las tardes practicando con su hermano y tirándole del pelo, y la mirada protectora que él le daba cuando pensaba que ella no lo sabía. Y finalmente su padre, con esa presencia tan familiar, y esa manera tan del de saber lo que había en su mente, hasta las lecciones de baile en la Aoiya, la hermosa caja de música. Cada recuerdo alimentaba sus sentimientos...

"pero que tenemos aquí..." Shishio la miró con ojos predadores.

"ki..riko... huye..vete ahora.." susurró Yahiko con sus pocas fuerzas.

Ella levantó la vista apenas, como podía huir y dejar a quienes amaba allí? A merced de este hombre maniático? Tenía que hacer algo... lo que sea...

"Mi hoja no se ha empapado con sangre tan joven en mucho tiempo... ciertamente, con tu sangre podremos traer a muchos valuables individuos..." dijo Shishio que se acercaba a la jovencita, mirada predadora. No podía ver los ojos de la niña, la cabeza inclinada hacía que el cerquillo le ocultara las órbitas violetas...

"yo..." comenzó Kiriko entre medio de sus sollozos "yo..."

"Tu QUE niña? Papi ya no puede venir a salvarte" Shishio río, solo un par de metros le separaban de la indefensa pequeña.

Kiriko levantó la mirada de pronto "YO TE MATARE!" sus ojos eran dorados, sentía un odio que le invadía completamente, le hacía temblar los brazos, pero no de miedo.

"Matarme? La hija del battousai?"

"iie...Kiriko..." susurró Sanosuke, se dio vuelta, y miró a la muchachita, se le encogió el corazón al ver las gélidas orbitas doradas.

"YO... TE...MATARE! TE ODIO MALDITO...TE ODIO!" diciendo esto desenfundó y se lanzó hacia Shishio.

Divertido, el hombre le dio el placer de chocar espadas con él. No lo hacía tan mal, hasta el retorcido Hitokiri lo tuvo que reconocer, la joven casi le sorprende con una vaina que pareció casi de la nada.

Kiriko gritaba furiosa, su garganta en el límite, sus ojos relampagueando, un fulgor dorado, enloquecido, sus delgados brazos exigidos al máximo, y su kenki, su kenki tan alto que resplandecía... tanto... que Kenshin abrió los ojos, tanto que Kenji la percibió y se despertó.

Aoshi se incorporó, Saito también, pero todos sin excepción observaron como Shishio la levantaba por el gi elevándola hasta donde su brazo alcanzaba. La jovencita colgaba indefensamente.

"No era que me ibas a matar?" dijo divertido.

Kenshin intentaba levantarse, desesperado, pero su visión era borrosa, sus oídos le zumbaban y su cuerpo se sentía como si le hubieran propiciado cien palizas.
Kiriko sonrió de costado, confidente "si te dije que te mataría... LO DECIA ENSERIO!" le lanzó en la cara un pequeño objeto que se hizo añicos al impacto, un liquido infiltrándose en la boca, ojos y nariz de Shishio que con restos de vidrios en los ojos no pudo hacer más que soltar a la pequeña para frotarse la cara mientras gritaba desesperado.

Kiriko cayó al piso, rió de costado satisfecha "púdrete en el infierno" le dijo.

Kenshin la miró sorprendido... enmudeció observando como Shishio retrocedía tomándose el rostro y Yumi corría en su ayuda.

"SHISHIO-SAMA! Que sucede Shishio-sama!" gritaba histérica la mujer.

Pero de pronto Shishio comenzó a reír, carcajadas abiertas... "Veneno?" rió mas.. "VENENO?"
"MALDITA PERRA, te arrancaré la cabeza y la colgaré en el balcón para que todos vean.. que NADIE PUEDE CONTRA UN DIOS!"

Se acercó a Kiriko mientras la joven retrocedía... verdaderamente asustada, no entendía, no entendía como el veneno de Gekidoku no había echo efecto, le había mentido la mujer?

Acaso había traicionado los ideales... de sus dos padres... intentando eliminar a Shishio, y ni siquiera lo había conseguido? Sus ojos relampagueaban, pero eran cada vez mas violetas, la furia, dando lugar a la desesperación, al terror... y a culpa.

"Crees que no estoy preparado para todo? Crees que no anticipo que mis subordinados cuya lealtad es cuestionable no intenten asesinarme?""

"iiee...iiee..." Kiriko seguía retrocediendo. Y Kenshin, Kenshin arrastrándose finalmente llegó hasta su sakabatou, que había aterrizado a unos metros de él... "Kiriko" susurraba una y otra vez.

"Niña... el antídoto está en mi sistema desde el día que decidí tener una maníaca envenenadora en mis filas... IDIOTA!" Shishio dio un paso al frente.

Kenshin con dificultad, respirando elaboradamente se puso de pie "Shishio... si... tocas... a mi hija...te haré...comer tu propio corazón.. ME ENTIENDES!

Kenji, con la misma dificultad también se incorporó... "lo mismo... digo" agregó respirando entrecortado.

Caminaron lentamente hacia Shishio, acciones espejándose con ojos brillando, chispas doradas aquí y allá. Todo el grupo miraba expectante. Kenshin sabía, que este sería su último atacke... su último Amakakeru Ryu No Hirameki... su cuerpo había pasado ya del límite.

"Que... no me digan que intentarán su truco nuevamente... les dije.."

"Que debían multiplicar su fuerza" dijo Kiriko dando pasos similares a su hermano y padre. Los dos hombres Himura la miraron cuestionantes, y ella asintió, segura.

La joven se preguntó si lo lograría... si era posible para ella llegar a esa clase de velocidad... después de todo, no había alcanzado velocidad divina todavía, y este ataque, para hacerlo correctamente, requería más que eso. Cualquier error sería su muerte. Pero se rehusaba a mirar como Shishio acababa con todo lo que amaba. En cuestión de un segundo, se le metió un recuerdo en la cabeza

FLASHBACK

Kiriko, con once años, se encontraba en la parte trasera del dojo, pero no practicando como usualmente lo hacía, sino que, escondida tras un árbol, aprovechando la sombra y al mismo tiempo, ocultando su rostro. Quería estar sola.

Estaba acostumbrada a perder con Kenji, era la regla de su vida, el arrogante muchacho era mayor, y no había nada que hacerle, la superaba en velocidad, fuerza, experiencia y conocimientos.
Pero esta vez, esta vez había practicado muchísimo, incluso había sorprendido a su hermano dando una media vuelta sobre la pared del dojo, rebotando sobre ella y arremetiendo. Claro que el 'baka Kenji' esquivó al último segundo, y de rabia se le pasó la mano, dándole un azoton en la espalda con el Shinai que la dejó sin aliento. Claro que el sorprendido muchacho soltó el shinai en el actio y le pidió miles de disculpas.

Kiriko le dijo "Púdrete" y se fue del dojo molesta, pero agradeciendo que sus padres no vieran que sus peleas a veces no eran simplemente toquecitos de práctica, y que a medida que pasaba el tiempo y la habilidad aumentaba, así también la dificultad y la peligrosidad de su danza.

No era arrogante, y no le gustaba hacer alarde, pero le encantaba subir su nivel, dominar el arte, era una pasión. Suspiró soltando un pequeño sollozo, y de pronto sintió una mano en su cabeza.

"Onee-san" suspiró. Yahiko la miraba con una media sonrisa.

"Kenji me dijo lo que sucedió... ya saben lo que dice Kaoru acerca de estas 'prácticas´ de ustedes"

"Le dirás?" preguntó levantando la vista.

"Naa.. mientras no se lastimen en serio, creo que está bien" 'lo que pasa es que Kaoru es una sobreprotectora'

"Nee-san, crees que algún día le ganaré a Kenji-baka?"

Yahiko sonrió

"Y porqué te es tan importante?" el joven de 24 años se sentó junto a la niña.

"Simplemente para borrarle esta estúpida sonrisa arrogante que aprendió de Ojii-chan... A ojii-chan le queda bien, pero a Kenji no se la tolero!"

Yahiko comenzó a reír "Kiriko-chan, tu no eres de enojarte así!", se parecía a Kaoru, toda roja y apretando los dientes.

La muchacha paró con su monólogo acerca de la arrogancia de su hermano y comenzó a reír "es verdad" dijo "pero nee—san, ya en serio, crees que lo haré algún día?"

"Hai, claro que sí... te diré algo Kiriko-chan... algo que aprendí por experiencia. Las fuerza te puede fallar, incluso la experiencia te puede faltar, puedes pensar que tienes todo en tu contra. Pero nadie, absolutamente nadie puede limitar cuanto brilla tu espíritu, tu voluntad por hacer bien. Tal vez no te sirva para darle una lección a tu hermano, pero algún día, en una situación real, podría salvarte la vida, y eso Kiriko-chan es lo que cuenta"

La muchacha sonrió, entendiendo el mensaje, tal vez no del todo, pero lo suficiente.

"Y en cuanto a Kenji..." sonrió Yahiko "ven, vamos al dojo, le daré una lección especial hoy..." sonrió con malicia, y Kiriko en complicidad.

El trasero de Kenji recordaría ese día por mucho, mucho tiempo.

FIN DEL FLASHBACK

Resuelta, la muchacha cabeceó afirmativamente, podría hacerlo...
Los tres miembros de la familia rodearon al Hitokiri que los miraba divertido. Kiriko desde la posición posterior oblicua a la izquierda. Kenshin de frente a la derecha, Kenji también de frete a la izquierda.

Shishio comenzó a reír "No creerán... que..." siguió riendo.

Todos tenían la boca abierta... que se traían entre manos...

"es... es una locura..." susurró Yahiko abriendo los ojos, comprendiendo lo que estaba por suceder.

"es... típico de Kenshin" sonrió Sanosuke

Y la acción se descongeló...

Los tres pelirrojos desenfundaron al unísono, tan rápido, tan perfecto, que el torbellino creado por cada uno de ellos se unió en el centro del triángulo que habían formado inconscientemente.

Kiriko gritó en dolor mientras ejecutaba el ataque, la mera fuerza y velocidad que había impuesto superando la capacidad de su cuerpo... pero lo logró.

Las violentas ráfagas del vacío comenzaron a meter a Shishio en el medio, y el hombre intentó proyectar su kenki maldito para contrarrestar tan brutal poder. Pero no lo logró, tan potente era la fuerza que su cuerpo quedó atrapado en esa espiral de aire que lo comenzó a succionar.
Violentamente de pronto salió despedido hacia arriba, golpeó en el techo donde su cuerpo fue presionado durante largos segundos, pedazos de madera se desprendían debido a la presión, y de pronto cayó violentamente, con una fuerza tal que en el impacto quebró los robustos tablones de madera del piso.

La baba chorreaba de su boca y sus ojos estaban blancos, uno de sus brazos se movía esporádicamente, en esa manera tan bonita que tienen las cucarachas cuando están moribundas.

Kenshin cayó de rodillas, agotado, apenas veía, apenas sentía su sakabatou sosteniéndole, lo único que evitaba que cayera hacia delante.

Kenji quedó de pie, pero estático, aún en la posición agachada post battoujuztu, con su katana desenvainada... Kiriko simplemente cayó de costado, la sakabatou cayó de su mano que ya no podía sostenerla, apoyó el brazo izquierdo en el piso, soportando su peso. El cabello le caía desordenado por todos lados.

"NOOOO!" gritó Houji

"SHISHIO-SAMA!"

Nadie en el grupo estaba de ese lado de la habitación, por lo tanto, cuando vieron que Houji sacaba un cartucho de dinamita de su gabardina era demasiado tarde para hacer algo, lo encendió y salió corriendo hacia el grupo compuesto por Shishio y los Himura.

"SHISHIO-SAMA SISHIO-SAMA! TE VENGARÉ LOS MATARË A TODOS!" gritaba el hombre histérico... como era posible? Como era posible que ese hombrecito pelirrojo y sus dos pequeños niños hubieran detenido a un DIOS! El desquiciado hombre enloqueció.

Kiriko abrió los ojos en sorpresa, Kenji también, lo veían venir.

"QUE HACES IDIOTA! Shishio sigue vivo! Sigue respirando" intentó razonar Yumi. Pero Houji estaba demasiado sacado como para importarle. Corrió y se lanzó hacia el centro.

Kiriko saltó hacia el único lugar que se le ocurrió, Kenji hizo lo mismo...

Y la explosión encegueció a todos, enmudeciendo los gritos de Sanosuke, Yahiko, Toshio, e incluso logrando sobresaltar a los fríos Saito y Aoshi.

x x x x

Kenshin se sentía flotando, razono que así debía ser la muerte. Una nada en la que flotabas y no sentías dolor, ni angustia. Lo último que recordaba era la imagen del lacayo de Shishio y olor a pólvora, intentó saltar hacia sus hijos y protegerles, y luego nada... no recordaba mas nada.

Pero si estaba muerto, porqué podía sentir escombros lastimándole la espalda? Porqué sentía dolor en cada articulación de su cuerpo? Y sobre todo... la sensación con la que ya era familiar luego de una vida de batallas sangrientas..

Sangre, sangre empapándole la ropa, escurriéndose, ese olor metálico invadiendo sus sentidos... tal vez estaba a punto de morir, porque no podía sentir ninguna herida.

Abrió los ojos, y todo estaba borroso, pero pudo distinguir el techo destrozado del palacio... techo... palacio...pelea...Shishio... KENJI! KIRIKO!

Intentó incorporarse pero había algo pesado aprisionándole el cuerpo, y desesperado se dio cuenta que ya no podía sentirles... ya no percibía esas luces brillantes que eran sus regalos del cielo, sus pelirrojitos, sus pequeños. Con sus sonrisas cálidas.

"KENJI KIRIKO!" se escuchó gritar, haciendo acopio de sus últimas fuerzas se incorporó, y cuando lo hizo gritó horrorizado.

"IEE!"

sobre su pecho abrazándole con fuerza estaban Kenji y Kiriko... la sangre que había sentido no era la de él... sino la de sus pequeños...

los kenkis totalmente apagados...

"IEEE!"

continuará...


esquiva tomates

no me maten todavía... esperen al próximo capítulo antes de hacerlo!

Espero que me manden comentarios! En serio, este es el penúltimo capítulo, así que por favor, quiero escuchar de ustedes, quiero saber que piensan, si les ha gustado, todo!

Gracias!

Nos vemos la próxima semana
Myks