Annie-chan: Holaaaaaa de nuevo! Bienvenidos al segundo capitulo del fic que mi maravillosa amiga Hanasaki y yo compartimos.
Hanasaki: Espero que les agrade este nuevo capitulo que ha peticion del publico hemos continuado, eso si les advierto que es un poco mas fuerte que el primero.
Annie-chan: "poco"... U Ni que decir que el fic contiene lemon (no, esto ya es hentai) muy explicito, que las mentes sensibles no deben leerlo (si eres una mente sensible ¿Qué demonios haces leyendo esto?) y que los flames se usan para encender el fuego, para cocinar sopa y no para mandar review.
Hanasaki: Ya estan advertidos, asi que no se quejen despues, aunque.. yo no me quejaria si leyera algo asi XD cof cof.
Annie-chan y Hanasaki¡¡¡Ahora si disfruten de la continuacion de este fic!
De gatitos y otras perversiones.
Varias noches de pasión habían pasado desde la primera vez, pero ninguna como aquella. La lujuria, el dolor placentero, el sentirse esclavo y el toque de relativa zoofilia no había vuelto a suceder, aunque no significaba que no lo desearan.
Edward estaba tumbado en su cama en plena noche, mirando el juego de luces del techo.
Buscaba la manera de 'jugar' con Al, cogiéndolo por sorpresa como había hecho con él. Una manera de la cual no pudiese escapar y se mostrase realmente sumiso a sus caprichos.
Y entonces, una idea cruzó su mente como un relámpago: tenía el plan perfecto.
Con una sonrisa se quedó dormido y así llegó el día siguiente.
Como todas las mañanas, amanecía al lado de Al y con un beso lo despertaba, pero aquella vez sería diferente. Ed se despertó más temprano de lo normal y se levantó para buscar unas cosas en su cajón. Después de sacar lo necesario se acercó a Al y sonrió maléficamente.
- De esta no te escapas hermanito.- pensó con maldad estirando una cuerda entre sus brazos.
- Al... Al…- el menor de los Elric despertó ante los llamados de su hermano y movió los ojos.
- ¿Qué sucede nii-san?- preguntó con sueño.
- Vamos al despierta.- volvió a llamar el mayor, moviéndolo con sus manos.
- Todavía es temprano nii-san.- dijo el joven tratando de cambiarse de posición, pero no pudo ya que algo se lo impedía. Abrió los ojos asustado, encontrándose con el rostro malvado de su hermano.
- Niisan... ¿qué significa esto?
Ed esbozó una falsa sonrisa inocente.
- Se supone que a los perritos hay que tenerlos amarrados¿no es así?
El menor puso cara de sorpresa y forcejeó con las cuerdas que lo ataban a la cama.
- Suéltame, niisan... No tiene gracia...
- Ya, pequeño, no se enoje.- dijo el mayor mientras acariciaba los cabellos de Al.- Sabe perfectamente que si es un buen niño nada malo le pasara.- sonrió feliz para luego salir de su cuarto.
- ¿A dónde vas?- preguntó el menor un poco asustado.
- No se preocupe, cachorrito, que sólo voy por sus juguetes.- respondió mientras daba una gran carcajada, a Al le dio un mal presentimiento por esa risa.
- Help…- pensó con lagrimillas en los ojos.
Edward no tardó en volver. Llevaba en sus manos una bolsa de papel marrón, visiblemente llena de cosas. Al temió porque sabía que su hermano buscaría venganza por lo del gatito... y para sus adentros reconocía haberse excedido un poco. Conociéndolo, aquello hubiese sido sólo el aperitivo. El tiempo que comenzaba a partir de aquel momento seguramente se le haría eterno a la par de inolvidable y, aunque no podía dejar de estar asustado, se sentía excitado con la sola idea de lo que el rubio alquimista sería capaz de hacer. Con los gatitos se es cariñoso, pero los perritos eran más juguetones...
Una larga mañana le aguardaba.
Lo primero que sacó Ed de la bolsa fue un collar y se lo colocó en el cuello, aprovechando el gesto para mordisquearle la oreja seductoramente.
- Eres mío, cachorrito... Sólo mío.
Al no dijo nada, simplemente se dejó hacer, estaba seguro que si intentaba resistirse Ed lo castigaría, y al recordar como lo castigo él... Ed se subió encima de Al y acarició las muñecas de su hermano, las cuales estaban atadas con la cuerda. Luego se agachó para besar fieramente los labios de su hermano.
- Eres demasiado deseable.- le volvió a susurrar para nuevamente besarlo hambrientamente. Al respondió gustoso el beso.
Ed rompió el beso cuando sintió la lengua de Al intentando hacerse dueña de su boca.
- Cachorrito malo... Tú no puedes hacer nada hasta que yo no te lo pida.- se recostó completamente sobre el torso desnudo del menor, acariciando suavemente toda la superficie, haciendo erizar la piel- Voy a enseñarte a hacer las cosas, como un buen perro.
Ed desató las cuerdas de las muñecas, y se las sujetaba antes de que pudiese escapar.
- Tú no puedes tocarme, ni besarme, y tampoco puedes hablar ni hacer sonido ninguno. Tienes que portarte bien o te castigaré¿de acuerdo?
Al asintió con la cabeza con los ojos ardiendo de emoción. Los labios de Ed se pasearon por su abdomen, deteniéndose en sus pezones. Deslizaba su lengua en círculos alrededor de este, y luego lo succionaba y lo mordisqueaba mientras apretaba y estiraba el otro con los dedos. Al se mordía los labios para no gemir, pero le resultaba demasiado difícil: estaba muriendo del placer.
Sin querer, Al dio un pequeño y casi inaudible gemido, pero a pesar de ser despacio, Ed logró escucharlo. Movió la ceja en señal de enfado.
- Pero que mal perrito, parece que también hay que educar al perro malo...
Ed se levantó dejando a Al con las ganas de más, pero antes de que el mayor se acercara a la bolsa café para sacar algo, se dio la vuelta con un brillo malvado en los ojos.
- Veamos si con esto castigo al perrito.- le dijo mientras comenzaba a hacer suaves movimientos mientras se sacaba la ropa de forma sexy (sin olvidar la cara de deseo que el mayor ponía al hacerlo).
Edward, después de despojarse de toda su ropa, volvió a afirmar a Al a la cama con las cuerdas. Besó sus labios con fruición, mordisqueando suavemente el inferior.
- ¿Me deseas?- preguntó el mayor.
- Te deseo...- gimió el menor, tratando de recuperar la boca de Fullmetal, sin éxito- Te deseo demasiado, niisan...
- Desde este momento soy tu dueño. Recuérdalo. Veamos que tanto me deseas, cachorrito.
Entonces se sentó frente a él, mostrando un vibrador. Lo accionó y comenzó a introducírselo lentamente a sí mismo, jadeando y gimiendo mientras el aparato se agitaba en sus entrañas. Comenzó a moverlo lentamente, adentro y afuera, mientras se masturbaba con la mano libre. Alphonse mostraba una tremenda erección: 'necesitaba' a Ed, quería tomarlo de una vez y dejarse de juegos. Gemía tan solo de ver lo que hacía, disfrutando del placer que se autoproducía el mayor, pero anhelándolo cada segundo más. Estaba siendo cruel con el castigo, y lo sabía.
- No volveré a hacerlo, amo... Pero por favor... Basta...
- Muy tarde cachorrito... No... No...
Ed apenas podía hablar por lo excitado que se encontraba, miró los ojos de su hermano y sonrió con maldad al verlos llenos de deseo hacia su persona. Con un grito se corrió frente a su hermano, cayendo sobre el con la respiración entre cortada. Al trató de tocarlo con su boca, pero el mayor se levantó rápidamente con su misma sonrisa malvada.
- Aún no termino pequeño.- le dijo lamiendo su cuello.- Este fue tu castigo, ahora debo hacerte gritar
Edward juntó sus manos y transmutó su brazo metálico en un consolador de tamaño considerable con diversas partes: una estaba llena de estrías, otra de protuberancias, otra hacía forma de espiral, y acababa en forma de glande. Al, al verlo, abrió los ojos como platos, en una mezcla de temor y excitación incontrolable.
- Niisan... No cabrá...
- Sí lo hará.
- Niisan... ¡Ah...!
Notó el contacto frío del extremo del brazo transmutado en la entrada a su cavidad y no pudo reprimir un leve gemido. Lentamente, Ed fue penetrándolo en su interior, gozando con la respiración agitada y los gritos ahogados del menor. Supo que le dolía un poco porque sus ojos verdosos se impregnaron de lágrimas, pero no se quejó: sus gritos eran de placer.
Pronto lo tuvo todo dentro, y el mayor esperó a que las lágrimas desaparecieran para empezar a moverlo, primero lentamente, luego ya no. Los gritos lujuriosos de Al se le clavaban en los oídos, provocándolo.
- Grita más... Grita más...- repetía, inconsciente.
Ed reía a carcajada limpia al escuchar los gritos de Al, la mezcla de placer y dolor que daba el pequeño hacia sentirse cada vez más excitado al mayor de los Elric, sacó su mano para luego introducir su miembro completamente en el menor. Al trató de aguantar el grito, pero nuevamente siguió gimiendo. Ed comenzó a moverse rápidamente.
- Qué lindo cachorrito.- Sonreía feliz.
Al tiempo que lo penetraba se afanaba en besar, lamer, mordisquear cada centímetro de él. Besó sus labios, sólo para poder beber su respiración entrecortada.
- ¿Te gusta, cachorrito¿Te gusta esto?- preguntó con una sonrisa lasciva mientras aumentaba la velocidad de sus embestidas, provocando también la frecuencia de los gemidos.
Al asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar alguna palabra coherente. Ed deslizó su mano humana hacia el miembro del menor, que estaba erecto y duro, y lo acarició a su antojo.
- Lindo cachorrito...- jadeaba Ed en su oído- Te adoro, lindo cachorrito...
Al cada vez daba mas gritos de placer, indicando que estaba a punto de llegar al clímax, Ed al notarlo dejó de embestir y masturbar el miembro de Al.
- Nii... Nii-san... no…- decía el pequeño a punto de desesperarse, Ed sonrió.
- Tú hiciste lo mismo, perrito. Además, no te he escuchado ladrar.- le comentó en el oído para luego lamerle el cuello.- ¿Dónde está mi cachorrito que no lo escucho?
- Niisan... por favor...
- No te oigo, cachorrito...
Al se mordió el labio inferior, notando el clímax tan cerca y sin poder llegar. Se desesperaba, se volvía loco.
- Guau... guau...
Ed sonrió y acarició levemente el miembro de él con la yema de un dedo.
- Más alto... apenas escuché.
- ¡Guau, guau!
- ¡Qué lindo cachorrito!- decía con una sonrisa mientras comenzaba a moverse, pero lentamente.- Si quieres que vaya más rápido debes pedírmelo correctamente, como el buen cachorro que es.
Al no supo que hacer, estaba completamente desesperado, así que comenzó a llorar como los perritos moviendo su cuerpo y ladrando como cachorrito, sus mejillas estaba completamente rojas ante lo que hacía, pero gracias a eso Ed aumentó la velocidad, permitiendo que el pequeño llegara al orgasmo cayendo rendido al suelo, respirando agitadamente. Ed también llegó y soltó a Al, luego se agachó para lamer lo que su hermano había sacado de su cuerpo y sonrió feliz, dándole un fogoso beso.
- Esto aún no termina.- le dijo con ojos brillantes de deseo.
De nuevo, Ed introdujo la mano en la bolsa marrón y sacó un artefacto extraño a los ojos de Al.
- ¿Qué es eso, niisan?
- Un consolador de doble glande, cachorro... Y no soy tu niisan¿recuerdas?
- Gomen... Pero¿para qué sirve?- sintió un mordisqueó en su cuello, que ascendía hacia el lóbulo de su oreja.
- Enseguida lo verás...
Introdujo un lado del aparato en el interior de Al, quien dejó escapar un suspiro. Vio cómo el rubio alquimista se insertaba el lado contrario y activaba un botón. El artefacto empezó a vibrar en su interior. Era una sensación extraña a la par de placentera. El movimiento en sus entrañas, que iba acelerando a medida que Ed aumentaba la potencia, el movimiento adicional de este con sus caderas, sus gemidos, sus caricias, sus besos... Alphonse se sumió en un paraíso de placer, siendo invadido por deliciosas oleadas en cada centímetro de su ser. La mirada libidinosa y dorada de su hermano mayor se clavó en la suya, que pretendía ser la de un inocente cachorro siendo educado.
Al trataba de mantener los ojos abiertos ante todas las sensaciones que su cuerpo experimentaba: definitivamente le encantaba la forma en que su hermano demostraba lo mucho que deseaba y amaba. Se sorprendió un poco al ver que el joven se ponía al frente suyo mientras se introducía el mismo objeto en su interior.
- A...aaa...amo.- gimió al verlo tan excitado, Ed estaba disfrutando lo mismo que el.
Al fue el primero en llegar al clímax debido a todo el placer extra que estaba recibiendo.
Tras venirse, observó que había ensuciado el torso su hermano y trató de limpiarlo a base de lametones. Edward, torpemente debido a los movimientos y al éxtasis, desató las cuerdas de Al.
- El cachorro debe hacer feliz a su dueño...
- Guau...
Alphonse, habiéndose sacado el artilugio de su interior, se inclinó sobre Ed para lamer mejor los restos de semen que aún lo ensuciaban. Fue deslizando su lengua aún más abajo, y cuando llegó a su objetivo, empezó a lamer el miembro de Ed. Los gemidos del rubio se incrementaron en ritmo y volumen cuando Al se lo introdujo todo en la boca y comenzó a moverse de arriba a abajo en un movimiento lento. Ed tomó suavemente del cabello a Al en mitad de su excitación. De sus labios sólo emergían jadeos y órdenes de más.
El pequeño obedeció feliz al escuchar las ordenes de su hermano por más, cada vez aumentó más la velocidad y llegó un punto en donde Ed dio un grito ronco para luego explotar nuevamente pero ahora dentro de la boca de Al. El joven se dedico a tragar todo el espeso líquido que botaba su hermano. Luego de un rato, Ed apagó el aparato completamente exhausto y se acostó en la cama.
- Fuiste... fuiste un buen perrito.- le dijo con una sonrisa. Al se le acercó para besarlo.
- Y tú un buen amo…- le dijo después del beso. Ed sonrió ante el comentario.
Ambos quedaron acostados entre el amasijo de sábanas descolocadas, recorriéndose suavemente con la yema de los dedos entre dulces besos.
- Eres un lujurioso, niisan.
- Habló el sr. Santo...
- ¿De donde sacaste tantos artilugios?
Edward sonrió ampliamente.
- Te lo diré cuando termine de usarlos todos...
Fin XD
Glosario: Consolador de doble glande: aparato que usan las lesbianas para auto producirse placer al mismo tiempo (lesera larga con un pene en cada esquina XD)
Hanasaki: Eso fue todo, ojala les haya gustado.
Anni-chan: Queremos agradecer a todas las personas que nos mandaron review, ojala vuelvan a hacerlo (pero como dije antes nada de flames XD) los esperamos
Annie-chan y Hanasaki¡Hasta otra!
