Abby Lockhart1:
Milo contesta:
Bueno, Abby, sabemos que Goddess suele desaparecer "mira a la autora que está muy entretenida leyendo una novela en inglés" Pero regresa en algún momento, gracias por leer las historias de esta mujer, no sé porque últimamente nos martirizan tanto - "Goddess le arroja el libro"
Milo: ¡OUCH! Gracias por tu review "Se retira frotándose la cabeza"
Elena:
Death Mask contesta:
¡Y Por qué rayos tengo que contestar YO! ¡Tengo cosas mejores que hacer!
Shion: Contesta si no quieres que te castigue -
Death Mask: va venne... no quieras saber que es lo que esta loca autora del infierno les hace padecer u-u
Shion: ¿Y?
Death Mask: ¡Qué! Oh, sí... gracias por tu review... ¿contentos? ¡Ahora déjenme en paz!
Core Blooddrinker:
Saga contestaArgh, en fin, siempre le tengo que contestar yo... "mira a los enojados santos de oro" Tengo que estar de acuerdo con esa manada de idiotas por esta vez... dedicarles un fic a esos buenos para nada Espectros de ese que ni dios se debería llamar - en fin. "Goddess le tira con una silla en este caso, Saga lo esquiva por poco" Y encima dedicárselo a esta loca "Core le arroja un ladrillo esta vez, Saga lo esquiva gracilmente" Pero bueno, nada se puede hacer al respecto.
Nota de Goddess: ¡Aioria! ¡¡Seguí tan antipático y vas a ver! "Dicho santo de escabulle por las dudas"
Goddess: Cualquiera va a contestar sus reviews, si prefieren algún personaje en especial, sólo solicítenlo - "sonríe a todos los aterrados santos"
Capítulo 02
"I'm frightened by what I see
But somehow I know
That there's much more to come
Immobilized by my fear
And soon to be
Blinded by tears..."
Sheryl despertó en algún lugar bastante oscuro, estaba algo mareada, no sabía en que momento se había desmayado, su captor la tenía en algún lugar vaya a saberse donde. Se empezó a asustar, no quería ni pensar en lo que es sujeto le haría de seguro, ya que no sería para pedir dinero por ella, ya que su familia era de clase media. Ciñó sus brazos con fuerza alrededor de su cuerpo, tenía mucho frío, se sentía miserable, pensaba que su familia debía estar muerta de preocupación, su pobre padre podría enfermar más aún. Shery empezó a llorar en silencio, ningún caballero de brillante armadura vendría a salvarla ahora. De repente escuchó voces que parecían provenir desde afuera de la habitación en la que estaba, escuchó con atención.
"¿Qué opinas? ¿Crees que alguien como esa muchacha tan simple pueda ser nuestra reina?" Dijo una voz masculina.
"La he traído por orden de las Moiras, ellas me dijeron que es ella" Contestó otra voz masculina. Ahora Sheryl sí que estaba asustada, ¿para qué cosas horrorosas la querrían? No podía dejar de imaginarse las peores calamidades que una chica adolescente podía sufrir. Decidió que tenía que escapar cuanto antes. Las voces se alejaron, ella se acercó a la puerta, algo de luz se filtraba por la ranura de abajo, probó el extraño pomo con forma de dragón, para su sorpresa, este cedió y ella con cautela salió hacia afuera. No se esperaba encontrar un lugar tan extraño. Se escondió detrás de unas pesadas cortinas de terciopelo negro que decoraban la entrada a la habitación de ella, era raro que no la hubieran encerrado; vio que todo el lugar estaba iluminado por una especie de canales que iban por las paredes, debían contener aceite, ya que iluminaban el oscuro lugar con un fuego azulado. Shery se maravilló, sólo en algunas antiguas catacumbas de la edad media se podía observar ese estilo de antorchas. Salió de su ensimismamiento y caminó pegada a la pared, no parecía haber guardias, al menos había tenido surte de no toparse con ninguno... hasta ahora.
"¿Qué haces? ¡Regresa a tu habitación hasta que Hades-sama requiera verte!" Ordenó un soldado, Sheryl abrió los ojos desmesuradamente y echó a correr lo más rápido que le daban las piernas, el soldado la siguió, no la alcanzó pero estuvo a punto un par de veces, salió de esa especie de castillo hacia el exterior. Luego de seguir corriendo sin ver a donde iba, se topó con otra pequeña fortaleza.
"Dios mío... ¿qué es este lugar?" Dijo aterrada para sí misma, veía personas transparentes entrando allí. ¡Eran fantasmas! Sheryl se quedó pálida en el lugar, debía estar soñando, si, era eso, una horrible pesadilla. Decidió que tendría que preguntar la salida de ese infierno a alguien, así que siguió a las almas dentro de la extraña fortaleza.
Cuando llegó, vio que un extraño sujeto, bajo en estatura y muy feo de rostro, sin un pelo en la cabeza, daba ordenes a las almas para que se formaran, y sobre todo pedía silencio. La pobre Sheryl fue empujada sin miramientos, eso la enfadó.
"¡Oye! ¡No me empujes que yo puedo sola!" Gritó ella, el sujeto se puso rojo como tomate de ira, pero después viró la mirada hacia la puerta en donde iban pasando los espíritus, medio pálido.
"Maldita mujer, alístate y deja de hacer ruido" Dijo el sujeto, no podía gritar o su amo se enfadaría de veras, Sheryl no se amedrentó, no le temía a un feo carcelero más bajo que ella.
"¡¡Qué me importa que tu amo se enfade, no te atrevas a molestarme, es mi pesadilla y yo hago lo que quiero! ¡¡ME OISTE!" Exclamó con toda la fuerza de sus pulmones. El sujeto se quedó helado en el lugar, nunca había tenido tantos problemas, pero la cosa se iba a poner aún más fea.
"¿Qué sucede, Markino?" Dijo una voz tranquila, un hombre se acercó, saliendo de las puertas, las almas se corrieron al momento para darle paso. Markino empezó a ponerse pálido, su señor estaba molesto.
"N-nada que no pueda manejar, mi señor" Dijo el pequeño sujeto, agarrando con fuerza la muñeca de Sheryl. La chica había quedado paralizada por un momento al ver la alta figura que aparecía, era aterrador, llevaba una armadura que asemejaba un demonio, con alas en su espalda y un casco que cubría casi todo su rostro, el mismo tenía unos largos cuernos; lo más impresionante era el enorme látigo ajustado a su cintura, parecía usarlo sin empacho cada vez que era necesario. Algunos mechones de lacio cabello color rubio platinado caían en cascada por delante de su pecho. El extraño sujeto se volteó a mirarla, claro que Sheryl no podía ver sus ojos.
"Markino... esta mujer es mortal, no debería estar aquí" Dijo con la misma suave y tranquila voz, ella tragó con fuerza al mismo tiempo que lo hacía Markino, Shery podía sentir esa voz vibrar en su cuerpo con un dejo de peligro muy acentuado, la asustaba.
"L-lo siento, mi señor, l-la llevaré donde Caronte enseguida" Dijo tartamudeando Markino, pero Sheryl se negó a moverse, se sentía paralizada por una fuerza ajena a ella, no podía quitar la mirada del amo de la rata que tironeaba de ella.
"Vamos, estúpida mujer, es un insulto que te quedes mirando a Rune-sama de esa forma" Siseó Markino. En ese momento, entra el soldado que la había estado persiguiendo, suspirando aliviado al verla.
"Rune-sama, la mortal fue traída por orden de Hades-sama, se escapó de su habitación, debo regresarla" Dijo en forma respetuosa el soldado. Rune miró a la chica que se soltó de Markino y retrocedía hacia él sin saberlo. Podía sentir su miedo, estaba aterrada, el Espectro se olió que la chica no sabía ni donde estaba. Rune suspiró, detestaba sentir compasión por alguien tan insignificante.
"Regresa a tu puesto, yo me haré cargo de ella, ya que parece ser que tú y los demás son demasiado incompetentes para mantener a una simple mortal en una habitación" Dijo, su tono era despectivo, estaba harto de lo inútiles que eran algunos varios en el inframundo. El soldado asintió temeroso y salió. Sheryl gritó cuando Rune tomó su muñeca y la sacó de allí.
"¡No por favor, no me lastimes te lo suplico!" Suplicó Sheryl, pálida de miedo, Rune no la soltó hasta llegar a un salón bien amueblado, allí la sentó en uno de los sillones.
"Primero, no grites mujer, no me gusta el ruido, menos la estridencia femenina; segundo, no te lastimaré pero te retendré aquí hasta que Hades-sama envíe por ti" Le ordenó él, Sheryl no se creía que estuviera en el Averno, menos que ese demonio no se la fuera a comer en escabeche.
"Hades... como no. Nunca he tenido sueños tan bizarros, mejor me duermo otra vez" Dijo Shery riéndose histéricamente, con un 'hasta mañana' se acurrucó y cerró los ojos. Lo que ella no sabía era que había dejado muy perplejo a Rune, y créanme, eso era muy difícil de lograr, o mejor dicho, casi imposible de hacer. El Espectro no se creía que la pequeña tonta pensara que estaba soñando. Mejor sacarla de su error.
"No estás soñando" Dijo mientras la sacudía de un hombro "Estás en el inframundo y Hades-sama quiere verte por alguna razón ajena a mi" Sheryl abrió los ojos y le miró, le seguía temiendo, pero al menos le estaba tratando de explicar que no soñaba. Rune decidió sacarse el casco, así no parecería tan amenazante... bueno, de todas formas a él que le importaba si ella le temía o no. Shery vio entonces el rostro de su captor, era realmente apuesto, de rasgos estilizados y agradables a la vista, aunque sus labios no sonreían, y lo más fascinante eran esos ojos violáceos con un tinte acerado que infundía respeto.
"¿Mejor? Bien, si quieres descansa, pero no te atrevas a intentar escapar, no querrás verme realmente enojado" Le advirtió y se retiró. Shery vio su espalda al retirase, se pellizcó una de las mejillas, no, no estaba soñando. Que mal, ella que pensaba que todo era puro mito, y allí estaba, encerrada en una habitación otra vez, rodeada de muertos y custodiada, para no decir prisionera, de un demonio atemorizante como ese sujeto. Al menos el enano no la molestaba más, parecía que de verdad le temía a su amo, y para menos.
"Mis padres y Lili deben estar muy preocupados, pero ¿cómo hacerles saber que estoy aquí? Tampoco me creerían si les dijera: Ma, pa, estuve de vacaciones en el infierno, la abuela manda saludos. No, no me creerían" Decía para sí misma Shery, tenía que hablar con ella misma, ya que el silencio que reinaba allí era agobiante, en la otra fortaleza al menos había movimiento, pero aquí... Tenía que escapar, fuera de allí y del Hades, no quería saber para qué el rey de los infiernos quería verla, necesitaría llegar al menos al río Estigia. Shery miró para todos lados, no había ventanas, sólo la puerta por donde había entrado.
Tomó coraje y fue a abrirla, para su suerte, ni siquiera la puerta rechinaba, ese sujeto si que era un obseso con el silencio. Miró con detenimiento si había alguien cerca, pero no, nadie, salió con sigilo de gato y de puntillas atravesó el corredor, se acercó otra vez a la puerta que le seguía, mucho más grande y espió. El salón era enorme, allí estaba él, de espaldas a Shery, estaba sentado en una especie de trono con un enorme libro en el cual anotaba algo, cada alma esperaba su turno. Shery pensó que si él se mantenía ocupado, no la vería si se pegaba a la pared y salía. Así que eso hizo, llegó despacio al portón principal y en medio de tantas almas, quien iba a reconocerla. Salió triunfalmente y en cuanto pudo se echó a correr, corría como si su vida dependiera de ello. Pero no llegó muy lejos, ya que cuando se dio vuelta a mirar si alguien la seguía, ese demonio venía montado en un caballo tan demoníaco como él, Rune venía sin el casco esta vez, agitó su látigo al ver que ella echaba a correr otra vez, con una sola maniobra, enredó la potente arma en la cintura de Shery, que gritó medio por susto y medio por sorpresa. Rune aminoró el paso de su caballo y se le acercó, Shery le miró enfadada, que sujeto tan terco y mañoso, no podría escapar tan fácil.
"¡Suéltame, no pueden retenerme! ¡Soy una ciudadana libre y tengo derechos, además no estoy muerta!" Exclamó con fuerza Shery, tratando en vano de liberarse, su carcelero cerró los ojos al sentirla gritar, vaya que tenía un par de pulmones poderosos para alguien tan insignificante. Cuando los volvió a abrir, había enfado en ellos, Rune estaba enfadado con ella por darle problemas y hacerle mostrar alguna emoción y consigo mismo por permitirlo.
"Ya deja de provocarme problemas, mortal, no tengo tiempo para estas estupideces" Le dijo él, Shery estaba tan molesta que olvidó tenerle miedo.
"¡Y a mí que! ¡Me importa un comino tu tiempo, sólo quiero regresar a casa, tonto demonio del infierno!" Le gritó ella, pero al instante se tapó la boca con las manos, no debió insultarlo. Rune cerró los ojos otra vez, pero su cuerpo temblaba de ira, ¿una idiótica niña le insultaba a él? ¿Un poderoso Espectro que juzgaba los actos de miles de mortales por día?
"Como te atreves... pagarás caro esta ofensa" Dijo el Espectro entre dientes, la mano que sostenía el látigo se tensó con fuerza, haciendo que el látigo apretara dolorosamente a Shery en la cintura, Shery cayó al suelo desmayada, Rune se sentía tentado a arrastrarla por el suelo hasta su castillo, pero si Hades-sama la quería intacta, no tenía más remedio que cargarla, la puso sobre la montura cual saco de papas y regresó al galope a su morada.
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Lilika caía en un extraño agujero en el suelo, había tenido la mala idea de pensar que, si su hermana había podido ser llevada por el, ella también podría pasar... craso error. La pobre chica gritaba con desesperación mientras se deslizaba por ese inmundo agujero que la despeinaba y ensuciaba su ropa, el secuestrador la pagaría caro. De repente se detuvo y vio con asombro que había un río más adelante, el lugar era enorme, se levantó, frotándose el trasero dolorido, debía andarse con cuidado, caminó unos pasos sin ver a nadie todavía, miró las aguas turbias de ese enorme charco de líquido, pero al cabo de unos segundos, una mano espectral salió de la nada agarrándole el pie.
"¡¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAA!" ¡Suéltame bicho asquerosooooooooo!" Gritó Lili, desesperada, dio un paso atrás y tropezando, lo que la dejó otra vez sentada en el suelo duro, vio con alivio que esa cosa la tuvo que soltar.
"¿Q-qué lugar es este?" Se preguntó, de repente aparecieron cientos de formas espectrales caminado sin rumbo, a Lilika se le puso la piel de gallina, su pobre hermana debía estar horrorizada... aunque, seamos realistas, a Sheryl siempre le habían gustado esas cosas. Se levantó de suelo y empezó a caminar, alguien debía saber algo ¿es que acaso no había un centro de atención al turista?
Vio al acercarse a un extraño barquero, que algunas almas entraban, otras no. Según le dieran algo a cambio. A Lili se le hizo conocido, algo le había dicho su hermana acerca del barquero que llevaba a los muertos al otro lado a cambio de dinero. Un momento ¿muertos? Sí, como, no, de seguro estaba en alguna casa del terror o algo, no era factible que se encontrara en el Hades... ¿o sí? Lilika se encogió de hombros y espero en la fila a que llegara su turno.
Caronte vio con algo de sorpresa a la joven sucia y desaliñada que le miraba ofuscada, nada peor que una mujer enfadada.
"¿Adónde lleva esta, um... barcaza?" Dijo con desagrado, lo que tenía que hacer por Shery. Caronte le gruñó, esa niña estaba mirando con poco respeto a su barca.
"Al los campos Elíseos... ¡Al otro lado dónde más!" Le espetó el Espectro con sarcasmo, Shery se llevó una mano al pecho en fingida sorpresa, ¿cómo se atrevía a gritarle ese monigote horrible y enorme?
"Pues llévame" Dijo altanera, Caronte sonrió con sorna, lo que había que ver en estos días.
"Págame" Le dijo él, de forma brusca. Lili lo miró fríamente, se estaba cansando de esto.
"¡Apresúrate, no tengo todo el día! ¡Hay otros que si pueden pagar, así que hazte a un lado!" Le gritó él, ella levantó la nariz y se retiró ofendida, bueno eso le hizo creer a Caronte, pero luego se dio vuelta y se le tiró encima con fuerza. El pobre barquero soltó el remo y casi cae al río, del que nunca hubiera salido, por suerte cayó en la costa, pero no pudo llegar a recuperar su nave, ya que la chica remaba con tanta rapidez como si hubiera nacido haciéndolo. Así fue como Lilika llegó al Hades.
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Shery despertó de nuevo en la habitación de Rune, estaba tendida sobre una enorme cama, intentó incorporarse, pero le dolió bastante la cintura. Maldito demonio del infierno, la había atacado. Ella tuvo el mal presentimiento de que esta vez si que la había hecho gorda, ya que él nunca la dejaría escapar. Suspiró, derrotada, como desearía estar en casa discutiendo con Lilika. La puerta del dormitorio empezó a abrirse, Sheryl se puso pálida, de seguro la terminaría de matar hoy, pero no era él, sino Markino, esa cosa achaparrada y fea que la había encontrado apenas había llegado.
"Ya estás despierta, mortal; tienes suerte de estar con vida, Rune-sama estaba muy enfadado por tu escape aún después de ser advertida. Si hay algo de inteligencia en tu cabeza, cosa difícil siendo mujer, quédate quieta y callada y haz lo que te digan" Le dijo él, dejando una bandeja con comida en una mesa pequeña que se encontraba a la derecha de la cama, un poco alejada, contaba con una silla también.
Shery decidió no contestar, era mejor ignorarlo. Al ver la bandeja con alimentos, se le hizo agua la boca, iba a esperar que el pequeño sujeto se fuera, cosa que hizo de inmediato. Shery suspiró, pero luego de ver que nadie venía, se levantó de la cama y fue a ver que había. Había un plato principal con una elaborada comida que parecía incluir muchos tipos de verduras y pollo, tenía vino tinto para beber y frutas de postre, Shery observó la brillante manzana, el generoso racimo de uvas y por último, dos hermosos duraznos. A ella le encantaban los duraznos y esos parecían invitarla a que los probara, tomó uno, pero cuando lo iba a morder, una pequeña voz en su cabeza le hizo recordar que Perséfone no había podido regresar al mundo de los humanos por haber comido una granada, cultivada en el Inframundo. Shery soltó el durazno como si tuviera gusanos, no, no comería, ella quería regresar a casa, no quedarse en el infierno por siempre.
Regresó a la cama, tirándose boca abajo sobre las almohadas, tenían un dejo de algún perfume o colonia de hombre, muy agradable... ¡colonia de hombre! ¡Entonces esa cama era de ÉL! Sheryl saltó fuera de la misma como si la hubiera quemado, la miró con odio, detestaba a ese engreído demonio, deseaba que se cayera al río Estigia y se lo comieran las almas perdidas. Genial. Ahora no tenía una cama decente donde dormir. Miró la silla y se acercó a ella, se sentó y retirando la tentadora comida lejos de sí, apoyó ambos brazos sobre la mesa, luego su cabeza y trató de dormir.
Rune se encontraba, ya sin armadura, recostado en el sofá de su hogar, con una buena copa de vino en sus manos. Estaba pensativo, esa humana tenía una voluntad de hierro, aunque le temiera, sabía que trataría de volver a escapar. El Espectro suspiró, no sabía como lo lograba, pero esa mujer lo sacaba de quicio, lo hacía perder los estribos por nada, cosa que ni siquiera Radamantys conseguía ni con su mayor esfuerzo. Markino se presentó después de salir de la habitación, su señor no estaba del mejor talante.
"Rune-sama, ya le dejé los alimentos, aunque se negó a hablar" Dijo Markino, Rune asintió, ausente, el pequeño Espectro le hizo una reverencia y se marchó a su propia morada. Después de casi hora y cuarto, Rune miró con curiosidad hacia la puerta de la habitación, esperaba que ella no hubiera destruido nada o se las pagaría caro, ya que le estaba ofreciendo SU habitación para que descansara. Después de pensarlo un poco más, se levantó y se dirigió a abrir la puerta, cuando entró, se encontró a Sheryl dormida, en apariencia, sobre la mesa. La comida estaba intacta, no había probado bocado, que extraño, debería estar hambrienta para esas horas, frunció el ceño y se le acercó unos pasos. Ella abrió un ojo y vio lo que parecía un hombre acercándose. Se despabiló al segundo y trató de ponerse de pie, lográndolo a medias, se sostuvo del respaldo de la silla, apretándolo con fuerza; ahí estaba él, que parecía otra persona sin la horrible armadura, tenía puesto una camisa manga larga bastante floja, el cuello se abría en un escote en ve bastante pronunciado y cerrado precariamente por unas cintas que lo atravesaban en forma de cruz. Tanto sus pantalones y su camisa eran negros, llevaba su cabello atado en una coleta baja, no llevaba nada en los pies. Se veía muy sexy su condenado carcelero, pensó Shery, si lo hubiera conocido en otras circunstancias, de seguro que hubiera tratado de entablar conversación con él, pero viendo las cosas como realmente eran... por una milésima de segundo, ella lamentó mucho que fuera una mañoso y obseso con el silencio Espectro de Hades.
"¿Por qué no comiste? A Hades-sama no va a gustarle nada que te enfermes y menos conmigo" Le dijo él, Shery le miró con desdén y le dio vuelta la cara sin contestarle, no le hablaría hasta que no la dejara ir. Rune arqueó una ceja, era raro que no le contestara de forma mordaz o algo.
"¿Por qué no hablas? Ah... veo que estás enojada conmigo, por eso vas a hacer huelga de hambre hasta que yo te libere, es más tampoco planeas hablarme. Bueno, por mí haz tu gusto, pero al menos come algo" Dijo Rune, Shery le miró con altanería y le dio la espalda, ya que era tan listo, que descifrara lo de la supuesta 'huelga de hambre' que no era tal. Rune puso los ojos en blanco y se llevó una mano para el rostro, apretándose los ojos con los dedos, un inminente dolor de cabeza se adueñó de su pobre cuerpo, así que decidió dejarla sola por el momento.
Shery escuchó que se retiraba y cerraba la puerta tras de sí, fue ahí cuando suspiró aliviada y volvió a sentarse en la dura silla para tratar de dormir algo.
Rune se acomodó en el sofá cuan largo era y cerró los ojos tratando de dormir. No pudo. ¿Cómo era posible que una niña de poco más de metro y medio le diera tantos problemas? Para colmo, pensar en ella le acentuaba el dolor de cabeza. Después de dos horas, Rune se levantó, ya que él no podía dormir, tampoco ella lo haría. Así que se fue por segunda vez a verla. La encontró acurrucada en la mesa, que curioso, teniendo una cómoda cama para dormir, se le acercó y le sacudió el hombre, Sheryl protestó, pero no se despertó. Rune resopló, encima de insoportable, dormía como marmota, no era justo, él no podía pegar un ojo y ella dormía tan campante. Le dolería el cuello cuando despertara, y se lo merecía. Se iba a dar vuelta para irse, pero al verla tan pequeña y desprotegida cuando dormía, le dio un no sé que y, resignado, la levantó en brazos y la llevó la cama. Shery ni se movió, se dejó arropar y todo.
"Si esta es la reina del inframundo, estamos fritos. ¿Qué vio Hades-sama en ella? No es bonita, ni formas de mujer tiene. Esas gafas la hacen parecer una traga libros impresionante, para colmo es mañosa, refunfuñona, grita mucho y no le importa a quien le dice las cosas... pensándolo bien, se parece a Perséfone-sama bastante" Dijo para sí mismo Rune, pero viéndola dormida no parecía una amenaza, con el cabello desordenado y una sonrisa suave en sus labios, casi era agradable. Rune sacudió la cabeza, no podía andar mirando a la esposa de su amo ni pensando esa clase de cosas, Hades-sama lo herviría en aceite después de despellejarlo vivo, con lo celoso que era, todos esperaban que Perséfone-sama le endulzara el talante un poco.
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Shery despertó con hambre, el estómago le hacía mucho ruido, maldijo por enésima vez su suerte y se incorporó. Se quedó quieta de asombro ¿qué acaso ella no estaba durmiendo en la silla anoche? ¿Cómo había llegado allí, caminaría sonámbula acaso? Enseguida trató de levantarse, pero se mareó un poco, hacía no sabía cuanto no comía, pero era mejor tener alguna chance de volver y pasar hambre o comer y vivir en el Hades por toda la eternidad. Eso la despabiló enseguida, y se levantó de la odiosamente cómoda cama de ese sujeto insoportable. Se acercó al espejo que había en la pared, no sabía en que momento había perdido su cinta del cabello, ahora lo tendría que soportar suelto. Genial. Se lo desenredó un poco con los dedos, se puso las gafas y salió fuera de la habitación. Rune no estaba allí, gracias a Dios, así que decidió ver como podía burlar a su fastidioso carcelero y salir de allí.
Rune estaba haciendo su trabajo muy tranquilo como siempre... aunque un poco ojeroso, por lo cual, Markino lo miró extrañado, pero ante el evidente mal talante de su señor esa mañana, prefirió no preguntar. Rune vio que su increíblemente mañosa y testaruda carga estaba tratando de salirse con la suya de nuevo, Rune suspiró ¿Cuándo la enviaría a buscar Hades-sama? Maldito el día en que aceptó tenerla a su cargo. El Espectro miró por el rabillo de su ojo a Shery, se veía algo pálida, en un momento tambaleó, la tonta seguía sin querer comer nada, y encima no se dignaba a decirle que era lo que encontraba de desagradable en el alimento que le era servido. Rune envió a Markino a que la llevaba de regreso, el sujeto asintió de mala gana pero obedeció. Shery, al ver que la harían volver otra vez, intentó salir corriendo, pero esta vez las puertas estaban cerradas, golpeó con un puño la enorme puerta de hierro y apoyó su espalda en ella, cerrando los ojos.
"Ya deja de querer escapar, tonta mujer, Rune-sama no volverá a bajar la guardia de nuevo contigo" Dijo Markino, tomándola de la muñeca, Shery se enfadó, odiaba que la trataran como una mala niña desobedeciendo a su padre, se soltó con furia y levantó en alto la cabeza. No les hablaría a esos dos ni aunque la torturaran. Markino iba refunfuñando detrás de ella, no podía hacerla comportarse a su manera ya que Rune-sama le había ordenado que la cuidara y que nada le pasara.
Rune la vio pasar de regreso, y por primera vez desde que la vio, casi lo hace sonreír, debía admitir que era muy graciosa con ese empedernido silencio y esas altanerías.
Shery se sentía cada vez más débil, ya parecían haber pasado siglos desde que no comía, siempre dejaba la bandeja que le traían sin tocar. Ese día se la pasó encerrada en su habitación; corrección, la habitación de él.
"¿Aún se niega a comer?" Preguntó Rune a su asistente, Markino asintió.
"Está debilitándose con rapidez, pero se niega a probar bocado, y no emite ni una palabra" Reportó Markino, Rune asintió y lo despidió con un gesto de la mano, si la tonta se debilitaba demasiado, Rune preveía que estaría juzgándola pronto entre las demás almas... no, no era su tiempo de morir.
El muchacho se levantó y fue a definitivamente convencerla que dejara de hacer huelga de hambre, y si no gritaba, le gustaría charlar un poco con ella, la verdad que tan férrea fuerza de voluntad merecía que él se dignara a prestarle algo de su preciado tiempo.
Shery estaba pálida, sentada en la silla, estaba por rendirse y comer algo, cuando entró Rune. Ella apenas levantó la vista y, sacando fuerzas de no sé dónde, le miró desafiante.
"No me mires así, no vengo a pelear, sé que deseas regresar a tu mundo, pero hazte a la idea que no puedes. Hades-sama te trajo aquí porque las Parcas le mostraron que eras la reencarnación de Perséfone, él la ha estado buscando por mucho tiempo, y no creas que va a dejarte ir así no más. Por favor, come, o el que tendrá problemas voy a ser yo" Le dijo él, Shery estaba sorprendida, ¿ella Perséfone? ¿En que mente cabría que alguien como ella fuera esa diosa?
"Claro que no, yo no amo a tu dios ni nada por el estilo, está equivocado de persona. Si tengo que hablar con él para resolver esto, pues me gustaría que me lleves ahora mismo" Dijo Shery, pero cuando se quiso levantar, sus rodillas cedieron, estaba demasiado débil. Rune enseguida la atajó para que no cayera al piso de bruces. Sheryl se vio de repente atrapada por dos fuertes brazos. Irguió un poco la cabeza para verle el rostro, él suspiró, tenía demasiado carácter para ser alguien tan frágil.
"Come algo y descansa, además, quiero que duermas en la cama, no en la silla" Le dijo él con tono suave, como si le estuviera hablando a un niño. Eso hizo que ella se enfadara ¿por qué la trataba como niña?
"¡No soy un bebé! Además, no pienso dormir en una cama que no es mía, para colmo es de un hombre que ni conozco. No voy a comer, ya que por si no te enteraste, Perséfone no pudo regresar por comer comida del inframundo, no pienso dejar que eso me pase a mí" Dijo ella, tratando de zafarse de los brazos de él, Rune la miró perplejo, conseguía dejarlo sin habla seguido. Así que era eso, tenía que reconocerle que era inteligente también, a él no se le hubiera ocurrido pensar en eso.
"Vaya, así que te gustan las historias mitológicas, bueno, para tu información, no porque comas algo te vas a tener que quedar por siempre" Dijo y la dejó en la cama "Tendrás que quedarte para reinar en el inframundo porque Hades-sama así lo quiere" Sheryl frunció el ceño, no sabía si creerle o no, Rune tenía cara de ser muy astuto cuando quería conseguir algo. Pero su mente no era la que pensaba, sino su pobre estómago. Ella terminó por aceptar, Rune envió a que le trajeran algo de comer.
