BAILE DE GALA
Lily llegó a la habitación, esperanzada de que James y Sirius hubiesen encontrado la manera de salir del castillo, y así ella se libraría de ir al dichoso baile de su hermana. Pero su desilusión y su enfado fueron grandes, cuando los chicos le comunicaron que habían fallado en su plan. Ahora la pobre de Lily tendría que ir al baile.
- Seguro que ha invitado a todas las personas importantes que hay por aquí cerca, y me hará saludar a todas... Va a ser tan aburrido...- Lily no estaba nada contenta con tener que ir al baile. Pero entonces, la cara de James se iluminó.
- Yo... voy a ver si encuentro una salida- masculló, y antes de que nadie pudiera abrir la boca, había desaparecido por la puerta.
- Ahora va a ver muchos más guardias que antes- comentó Lily, con indiferencia-. Si le cogen es problema suyo.
Y salió de la habitación, dando un portazo.
- Está un poco rara Evans, ¿no?- comentó Sirius, al quedarse a solas con Susan-. Quiero decir... Que en Hogwarts no es así.
- Es el complejo Petunia- explicó Susan-. Estar demasiado cerca de ella le afecta... Por eso es conveniente alejarla lo máximo posible de su hermana, porque sino cuando llega a Hogwarts está insoportable. ¿Y dónde habrá ido Potter?
- No sé- negó Sirius, encogiéndose de hombros-. Cuando se pone así, es que tiene planeado algo.
Después de haber estado probando infinidad de vestidos, Lily se decidió por uno, y bajó al Salón de fiestas, que estaba ya lleno de gente. Su vestido, azul turquesa con un poco de vuelo, resaltaba sus ojos, llevaba su largo pelo recogido una parte en un moño, dejando que cayera parte de él, e iba ligeramente maquillada, aunque apenas se le notaba. Levaba unos pendientes que le había regalado su madre cuando había cumplido quince años. Su hermana Petunia la llamó con una falsa sonrisa, la misma fría e inexpresiva que le dirigía en los actos oficiales o sociales.
- Liliana, esta es la primera dama del reino de Wingniw, creo que ya conoces a Severus, el caballero de la corte del reino de Salazar- Lily se imaginó la cara que pondría su querida hermana si se enterase que Snape iba a la misma escuela que ella.
Después de presentarles a la mitad del castillo y de que Lily empezara a quejarse de que los zapatos le estaban haciendo demasiado daño, la música empezó a tocar. Lily vio, con horror, como Snape se le acercaba con la intención de invitarla a bailar, mientras intentaba perderse entre la multitud, alguien le tocó un hombro. Lily se dio la vuelta, esperando ver la horrible cara de Snape, pero se encontró con alguien muy diferente.
- ¿Qué haces aquí?- le preguntó, medio confusa, medio enfadada-. Cualquiera puede verte- le recriminó. Pero el joven, se encogió de hombros.
- ¿Bailas?- le preguntó, pero no esperó la respuesta de la princesa, pues la arrastró hacia el centro de la pista de baile.
- Potter, no quiero bailar contigo- declaró Lily. ¿A quién esmerabais? ¿A Orlando Bloom? ¿George Clooney?-. Si no fuera por que soy una dama, ahora mismo estarías con la marca de la palma de mi mano en tu "preciosa" cara.
Pero James no parecía tener ninguna intención de soltarla, por lo que empezó a sonar una canción lenta, y lo curioso de la escena era que Lily apenas se movía, e intentaba no tocarle, cosa que no consiguió, y acabó cansada, por lo que decidió cooperar.
Mientras tanto, Sirius y Susan habían decidido que ahora que todos los guardias estaban concentrados en la pista de baile, era el momento indicado para explorar el castillo, y así facilitar la huída. Querían ver como podrían tener mayor facilidad para abandonarlo. Tras dar unas cuantas vueltas, llegaron a la entrada principal. Allí estaban dos guardas, como estatuas.
- Quizás por las puertas traseras halla menos vigilancia- opinó Sirius-. Esta la utilizan más, por lo que es más probable que por atrás haya menos.
Susan asintió. Había conseguido mantener una conversación civilizada con él sin acabar tirándose cosas, algo era algo. Incluso pensaba que podrían llegar a llevarse bien. Caminaron en silencio, procurando no hacer mucho ruido, pero por suerte el Salón debía estar cerca, porque el ruido proveniente de él, hacía que sus suaves pasos apenas se oyeran.
- ¿Black?- preguntó después de haber dado una vuelta a una esquina que le sonaba de algo.
- Llámame Sirius- dijo Sirius, caminando en cabeza más que decidido.
- Pues eso, Sirius- dijo, no muy convencida Susan-. No sé si te has dado cuenta, pero llevamos un buen rato dando vueltas sobre nosotros mismos. Es que por aquí ya pasamos tres veces.
Por fin Lily se había desprendido de James, y ahora se sentaba. Gracias a Dios, James estaba ocupado dando la "bienvenida" a Snape, por lo que, seguramente, hasta dentro de un rato, ninguno de los dos les molestaría. Se sentó en una mesa, cansada. James no bailaba mal, había que reconocerlo, pero ¿cómo se atrevía? No es que fuera considerado, desde luego.
De repente, en la Sala de fiestas se hizo silencio. Petunia, que hasta entonces, había estado bailando animadamente con su novio, se encaminó hacia la tarima, se puso de pié encima de ella y comenzó a hablar.
- Muchas gracias, damas, caballeros y altezas, por asistir hoy a esta fiesta en honor mío y de Sir Vernon Dursley- hizo una pausa, en la que sonrió-. Pero lo cierto es que a mi, me complace informarles a todos ustedes, que, Sir Vernon y yo, estamos a partir de hoy, oficialmente prometidos.
Todos o casi todos aplaudieron. Cuando digo casi todos, claro está excluyo a Lily, que si no fuera por el murmullo de voces y aplausos, todo el mundo podría haber notado que la joven se moría de risa. Siempre pensó que el tal Vernon era algo pasajero, pues ¿quién iba a querer tener algo serio con semejante bola de grasa? Y ahora, Petunia se iba a casar con él. Tenía gracia.
Pero en el otro lado del comedor, dos viejos "amigos" "charlaban". Snape y James estaban a punto de llegar a las manos.
- Así que ya eres caballero de la corte, ¿no, Quejicus?- preguntaba burlonamente James-. ¿A cuántas personas has tenido que sobornar para conseguirlo? Porque dudo que por mérito propio puedas si quiera optar a ello.
- Muy gracioso, el "principito" ha hablado- comentó sarcástico, Snape-. Ahora que no está Black no te sientes con ganas de atacarme, ¿no?
- Va en contra de las normas- farfulló James-. No se puede hacer magia fuera de Hogwarts hasta la mayoría de edad- comentó, con malicia-. ¿O es que acaso lo has olvidado?- preguntó, triunfante.
- ¿Desde cuando las reglas son un impedimento para que "su majestad" Potter haga algo?- preguntó, haciéndose el sorprendido, Snape.
- No juegues con fuego, Quejiquis- le especto, y acto seguido se dio la vuelta, pero se lo pensó mejor, se volvió y añadió-: Recuérdame que cuando lleguemos a Hogwarts te de tu merecido.
Y se fue, contento de haber dejado al insoportable de Quejicus en su sitio.
Susan y Sirius, ya no sabían qué hacer. Llevaban más de media hora caminando, sin rumbo, y cada vez se perdían más. Entonces, un distraído Sirius, sin querer, tropezó contra una armadura, y cayó al suelo, haciendo mucho ruido.
- ¿Quién anda por ahí?- preguntó una voz atronadora-. ¡Sal de ahí!
Susan, desesperada, intentaba ayudar a Sirius, que se había quedado atrapado debajo de la estatua. Pero inútil. Los pasos se oían cada vez más cerca. Estaban perdidos.
- Vosotros dos, identificaos- una voz atronadora resonó a espaldas de Susan, que se volvió, asustada.
- Nosotros...- "Piensa, Susan, piensa"-. Asistimos al baile-. "¡Mierda! ¡No estamos vestidos como para ir a un baile!".
- Apresadlos- dos fornidos guardas cogieron a Susan, que no paraba de patalear y chillar, histérica, y otros dos, retiraron la estatua y cogieron a Sirius, que seguía aturdido por el golpe, por lo que les costó menos-. Llevadlos a las mazmorras.
Mientras Susan gritaba y pataleaba en vano, los dos fueron conducidos a las mazmorras, donde había una gran humedad. Les encerraron en una pequeña celda. Había algún que otro prisionero por allí, la mayoría desnutridos, y que gritaban desparpajos en contra de la monarquía y a favor de la república.
Sirius no tardó en recuperar la conciencia, y muy confuso, le preguntó a Susan, que aporreaba la puerta como una posesa, qué hacían allí.
- Nos han descubierto, tú te caíste, y nos encerraron- explicó brevemente Susan, mientras daba más golpes a la puerta, que no cedía-. ¿Qué sugieres que hagamos?
- Esperar- se resignó Sirius, al comprobar que ellos no podían hacer nada-. Estoy seguro de que Cornamenta no tardará mucho en venir a rescatarnos.
CONTINUARÁ...
Olas!! Weno, aunq en el cap pasado no tuve reviews... ( yo sigo con la historia igual, q no importa... aunq m gustaria q alguien se compacdeciera d mi i me dejara algun review... q m ace ilu... prometo q se va a ir poniendo mas interesante... pronto saldran del castillo, prometido... Weno, un beso!!
Y recordar, dejad reviews!!
