RESCATE Y HUÍDA
Lily llegó a su habitación, muy indignada. Ahora su hermana se iba a casar, ¿cómo iba a soportar ella eso? El idiota de Dursley vagando por el castillo. SU castillo. Y aún encima, ahora lo iba a abandonar hasta que terminara Hogwarts. ¡Sabe Dios lo que se le ocurriría hacer a su hermana en el castillo! Y para colmo, no había visto a Susan desde antes del baile. Se tumbó en su cama y miró el techo, justo cuando alguien llamaba a su puerta.
Lo primero que pensó fue que era Petunia, pero luego se le ocurrió pensar que Petunia no sería tan considerada como para llamar a la puerta, así que dijo:
- Adelante- la puerta se abrió y en el umbral de la puerta apareció James. Lily frunció el entrecejo.
- ¿Qué quieres?- preguntó, enfadada por el recuerdo del baile, Lily.
- Ver si Sirius estaba aquí- respondió James, al parecer sin percatarse de la cara de enfado de Lily-. Es que no está en mi habitación y empecé a preocuparme.
- Pues ahora tengo sueño, ya volverá- repuso Lily-. Adiós- y le cerró la puerta en las narices.
Un disgustado James se fue a dormir. Estaba pensando seriamente cambiar su concepto sobre Lily. Y se quedó dormido pensando en lo guapa que estaba aquella noche.
A la mañana siguiente, como era lógico, Sirius no apareció en su habitación, y Susan no llamó a la puerta de Lily. James y Lily estaban empezando a preocupar, cuando, oyeron unos pasos por el pasillo. Era una ventaja para ellos que en el castillo hubiese eco, porque James se pudo esconder a tiempo. Era Petunia:
- Liliana, tú no sabrás, por casualidad quienes son esos dos prisioneros que mis guardias capturaron ayer, ¿no?- preguntó, al parecer no estaba de buen humor.
- ¿Qué prisioneros?- preguntó Lily, temiéndose lo peor.
- Dos que vagaban anoche por el castillo- respondió furiosa, Petunia-. Y sé que tú tienes algo que ver, así que no te preocupes, hermanita, que ya me ocupé que estuvieran bien vigilados.
Y desapareció, dejando a una Lily muy furiosa.
- Voy yo a ver. Tú quédate aquí- rugió Lily, pero cuando cogió el pomo de la puerta, James salió de debajo de la cama y dijo:
- Yo también voy- sentenció.
- Ya, para que te vean y te apresen también- Lily le lanzó una mirada amenazante- No seas idiota, quédate. Es una orden.
Y salió de la habitación, dando un portazo dejando a James en una lucha interior.
Lily llegó a los calabozos, muy enfadada. Y en el último, efectivamente, estaban Sirius y Susan, que la miraron esperanzados. Lily les dirigió una mirada de reproche. Tenían unos guardias, que los vigilaban, tal y como había dicho su hermana.
- ¡Soltadlos ahora mismo!- exigió, amenazante.
- Lo siento, majestad- intervino un soldado-. Pero recibimos órdenes de su alteza, Petunia, para no dejarlos salir bajo ninguna circunstancia.
- Pues deberíais de saber que "su majestad" Petunia, dentro de siete meses va a dejar de serlo, y yo seré quien mande aquí, así que si no queréis que os torture cuando ocupe el trono, ya los podéis ir soltando- les soltó, furiosa porque se le hiciera más caso a su hermana que a ella.
Los soldados parecieron meditarlo, pero luego, cogieron las llaves y abrieron, ante la complacida mirada de Lily.
- ¿Y qué le diremos a su alteza?- preguntó tímidamente uno de ellos.
- Decidle que saqué una especie varita y que luego no podéis recordad nada- les dijo Lily, mientras indicaba a Susan y Sirius que la siguieran. Ambos la siguieron, en silencio y cabizbajos.
- ¡¿Cómo demonios se os ocurrió salir por ahí, por la noche y vagabundear por el castillo, dejando que os descubrieran?!- estalló Lily, cuando llegaron a su habitación, afortunadamente, sin ser vistos por nadie.
- Es que estábamos intentando buscar un salida- intentó justificarse Susan, que sabía que su amiga, cuando se enfadaba, no solía prestar atención a la otra versión de los hechos.
- Eso no justifica lo que hicisteis- negó Lily, más tozuda que una mula-. Pero, bueno, ¿encontrasteis una salida?- preguntó, esperanzada.
- Bueno, creemos que por la puerta trasera, que no está tan vigilada- explicó Sirius-. Sólo hay un vigilante, sólo tenemos que hacer que quien más corra salga, y mientras el guardia lo persigue, los demás salimos, y cuando el que más corra lo despiste, podremos irnos en mi moto- propuso, mientras sonreía.
- ¿Pero quién hace de cebo?- preguntó James, mirando a Sirius. Indudablemente, estaba pensando en uno de los dos.
- Lily, sin ninguna duda, ella corre mucho- sentenció como si fuera obvio Susan. Los dos muchachos la miraron como si estuviera loca.
- ¿Ella?- preguntó, sarcástico James-. Por favor, si no puede dar más de dos pasos sin tropezar por culpa de los tacones.
Lily, a la que no le apetecía nada hacer de carnada, le hirvió la sangre al oír ese comentario:
- ¿Ah, sí, Potter?- preguntó, muy furiosa-. ¡Para que tu estúpida cabecita machista lo sepa, no soy una inútil! ¡Puedo correr mucho más que tú!- exclamó, muy furiosa.
- Si corre tanto, ¿por qué hemos venido a rescatarla?- preguntó muy bajo, molesto, Sirius-. Podría haber escapado ella solita- murmuró, pero Lily lo oyó:
- ¡Te he oído, Black!- gritó, muy enfadada, mientras Susan sonreía. Sabía que si Lily se enfadaba, correría, por algo lo había hecho.
Lily suspiró. Estaba escondida tras la estatua que había al lado de la puerta. Miró fijamente la puerta, y antes de que sus acompañantes le pudiesen dar palabras de ánimo, ya había salido disparada. Sirius y James se quedaron con la boca abierta, mientras Susan sonreía. Lily corría rapidísimo. El guardia salió tras ella, pero no corría ni la mitad que la pelirroja.
- ¡Majestad, vuelva aquí!- gritaba, desesperado, mientras ella hacia un extraño rodeo para esquivarlo.
Por supuesto, Lily no miró hacia atrás, sólo siguió corriendo, sin fatigarse.
Como Sirius y James no parecían tener intención de moverse, Susan los arrastró al claro del bosque de al lado donde habían dejado la moto, pero se llevaron la sorpresa de sus vidas: ¡La moto no estaba!
Lily no tardó en reunirse con ellos, y, sorprendentemente, no parecía cansada en absoluto.
- ¿Qué pasa?- preguntó, al ver las caras de funeral que tenían los tres.
- Mi… mi moto no está- murmuró Sirius, horrorizado-. La dejé aquí, estoy convencido… pero ahora no está.
En ese momento, se escuchó un ruido. Alguien estaba allí. Los tres, por instinto, se volvieron. Un conejo blanco, muy, pero que muy feo, con pinta de rematadamente idiota, estaba allí. Llevaba una inscripción donde se leía: "Peter Pettigrew, rata convertida en conejo". No pareció verlos, pues miraba su reloj de bolsillo, mientras murmuraba:
- ¡Qué tarde es, debo darme prisa, que no llegaré a tiempo!- murmuraba, mientras corría por el prado, angustiado.
Los cuatro intercambiaron una mirada extrañada, y mientras Lily pensaba que el conejo-rata le sonaba de algo, la siguieron. Se tiró por un agujero. Los cuatro jóvenes se miraron, se encogieron de hombros, se tiraron por el agujero. Caían y caían, esperando llegar al fin.
CONTINUARÁ...
Olas!! Muxas gracias x leer el fic, x fa, dejar reviews i os lo agradecere infinitamente.. Muxos besos!!
Mary93: Olas!! T contsto los dos reviews en uno.... xDD Weno, lo d la madr d Lily es q ta nfrema i Petunia nunk la va a visitar, x lo q dudo q s entere... En fin, pos q no, la verdad s q ta bastant grav i es mui difícil q se salve, x eso ta siempr n la enfermeria. Weno, muxisimas gracias x los 2 reviews, un fuert beso, preciosa, q t lo merecs, continuar pronto!!
Y los d, ya sabeis, a djar reviews, q si nop m dprimo... Un beso!!
