Weno... Stuve d vakcions, x favor, no m matn, sip?
Actualic lo + rapido q pud, asi q musas asias x los rr, spero q os gust l kpi. No tngo muxo tiempo, i muxos ffs x actualizar asi q lo djo aqi:
NAÚFRAGOS A LA DERIBA
- ¡Black!- gritó Susan, empezando a hartarse de que el chico le estuviera lanzando bolitas de papel. Susan estaba tirada en la cubierta interior, en una cómoda hamaca disfrutando del veraniego sol, en bikini. Sirius, por su parte, se encontraba en la cubierta superior, en un vano intento de tomar el sol también, pero como se aburría se estaba entreteniendo haciendo tiro al blanco con minúsculas bolitas de papel, lo que irritaba en sobremanera a Susan-. ¡Para de una vez!- gritó.
- Ven aquí y oblígame, March- dijo Sirius con una voz... ¿seductora? Susan refunfuñó, molesta, pero prefirió no decir nada más. Claro, que, Sirius seguía tirándole bolitas de papel, que cada vez la irritaban más.
Así que Susan lo decidió, aprovechando que Sirius le tiraba las bolitas sin mirarla, de la forma más sigilosa que pudo, abandonó su hamaca y subió por unas escaleras a la cubierta superior. Sirius estaba tumbado en su hamaca, mirando al infinito y con una sonrisa traviesa dibujada en su cara, mientras tiraba a ciegas las bolitas y Susan se sorprendió ante el hecho de que todas dieran en el blanco. Sacó su varita, y con un movimiento, hizo aparecer un montón de bolitas de papel, que cayeron encima del pobre de Sirius.
- ¡March!- ahora el que estaba molesto era Sirius, que la miraba amenazante. Susan rió ante la cara que se le había quedado al guapo merodeador-. Cuando te pille...- añadió, viendo como la chica empezaba a correr, muerta de la risa y Sirius se dispuso a seguirla. Bordearon la cubierta, para ir a parar al otro lado del barco... Y se encontraron con una escena... Peculiar.
Aunque en un principio, Lily no había reaccionado ante el beso que James le acababa de dar, pero no tardó en hacerlo, y en vez de apartarse, como el propio James había imaginado que haría, le correspondió, al que sin duda, era el mejor beso que jamás le habían dado a la pelirroja.
Por eso, cuando Sirius y Susan llegaron hasta allí, se quedaron viendo la escena muy sorprendidos... ¿Pero esos dos no se llevaban fatal? Susan iba a intervenir, convencida de que James había embrujado a su mejor amiga, pero Sirius, al darse cuenta de ello, se apresuró a taparle la boca a la castaña, y conduciéndola hacia atrás, los dos entraron en una habitación, que era pequeña y tenía una única cama para descansar.
- ¡Black! ¿Qué onda? ¿Por qué me agarras?- preguntó Susan, dándose cuenta de repente que tan sólo estaba vestida con un bikini en una habitación en penumbra, con una sola cama y acompañada con Black.
- Pues por que los ibas a interrumpir- dijo con naturalidad Sirius, mirando por la minúscula ventana de aquel pequeño camarote con algo de nostalgia. Susan se lo quedó viendo un rato, pero luego apartó la vista del chico, para posarla en la puerta que... No tenía cerradura, ni ningún sitio dónde tirar.
- ¡Ah!- exclamó Susan, sobresaltando a Sirius-. ¡No hay cerradura!- dijo, miedosa. Sirius se volvió, con la boca abierta. Quizás eso tampoco era tan malo.
- ¡No, quita, que yo sé que es esta palanca!- decía Anna, tozuda, en la sala de mandos, peleándose con Remus por ver cual palanca era cual, pues había unas rocas delante del barco, y tenían que girar a la derecha. No lograban decidir cual era la palanca correcta.
- Pero aquí pone a babor, a babor es la derecha- intentó razonar Remus, señalando la palanca que estaba al otro lado.
- Ya, pero esta tiene una flecha a la derecha, eso significa que va a ala derecha- Anna seguía en sus trece, como si estuviera explicándole a un niño de tres años. Remus negó con la cabeza, era posible que eso fuera para encender el motor derecho, o para descender el ancla de la derecha, pero babor siempre estabas seguro de que era hacia la derecha. Una duda asaltó al licántropo. ¿Era babor o estribor?
- Da igual, es esta- dijo Remus, dándole y, por una milésima, el barco no tropezó contra las rocas, para su fortuna. Anna lo miró con odio reconcentrado, pero al darse cuenta de que no tenía razón, prefirió no hacer comentarios-. ¿Tienes tú el mapa?- le preguntó a la chica, repentinamente incómodo. Anna, de mal humor, se lo pasó, no sin antes echarle un vistazo.
- Estamos en territorios de Pinocho, a la derecha están los de Moby Dick, si seguimos todo recto encontraremos tierra, en el territorio de Ricitos de Oro, más adelante están los del Patito Feo, para acabar con el territorio desconocido- informo, de forma cansina.
Ahora Remus era el que llevaba el timón, aunque Anna no parecía muy conforme con aquello, lo disimulaba bastante bien. De pronto, sintieron una sacudida enorme, como si lago gigantesco hubiera chocado contra el barco
- ¡Es un iceberg!- chilló Anna, que había visto Titanic y era una de sus películas favoritas-. ¡Vamos a morir todos! ¡Sálvese quien pueda!
Remus comprobó todos aquellos chismes de navegación, que parecían igual que antes, preocupado. ¿Contra qué habían chocado?
James y Lily seguían besándose, tan tranquilamente (N.A: Menudo beso... Tiene que entrar en el libro Gines de los Récords) cuando de pronto, hubo una sacudida, que provocó que Lily cayera para atrás, agarrándose a la barandilla, que se mantenía a unos escasos metros encima del mar.
Pero la sacudida no paró allí, hubo una nueva, más fuerte que la anterior, y por ella, Lily pegó un bote, que hizo que su cuerpo sobrepasara la barandilla y cayera al mar.
- ¡Lily!- gritó James, horrorizado, y sin siquiera pensárselo una vez, no dudó en tirarse al mar, para seguir a la pelirroja, que había empapado toda su ropa y se debatía entre las olas.
Agradeciendo mentalmente que los dos sabían ganar. Lily buscó algún punto donde apoyarse para poder subir de nuevo al barco, pero no tuvo tiempo para hacerlo cuando de pronto, sintió una gran sacudida en el agua, como si de un torbellino se tratase, y antes de que pudieran reaccionar, un gigantesco monstruo salió del océano. Lily chilló con todas sus fuerzas, mientras James miraba al ser sin identificarlo, con los ojos muy abiertos. Aquel ser monstruoso abrió su gran boca, mostrando sus afilados dientes y empezó a succionar toda el agua de los alrededores.
Lily intentó nadar a contracorriente, con todas las fuerzas que le quedaban, pero era inútil, lo que ella acabó identificando como una ballena (lo cual no la consoló, más bien lo contrario, le produjo bastante desasosiego) la tragó a ella y al pobre de James, que seguía sin entender lo que estaba pasando. Era inútil, la ballena los había tragado. (N.A: Por si acaso, no lo habíais pillado, el barco estaba chocando contra la ballena)
Susan estaba mirando la cerradura de la habitación. Claro que podría abrirla, con un simple Alohomora estaría abierta en un abrir y cerrar de ojos, pero claro, otra cosa era que ella no la quería abrir. De pronto, sintió una sacudida, como si el barco hubiera chocado con algo. Y fue tal el impacto que salió despedida del sitio... Y mira tú que casualidad, que fue a caer justo encima de Sirius, que había caído sobre la cama. Vamos, que un sinfín de casualidades hicieron que sus rostros estuvieran muy cerca, mientras se miraban fijamente, sin un rastro de rubor en sus mejillas.
Sirius, por su parte, estaba muy feliz, estaba entre Susan y una cama, nunca creyó que esa situación se diera con ella precisamente, y mira tú que por que un barco chocó contra algo, en ese momento, no era algo que le preocupase, ella estaba encima suya, viéndole a los ojos fijamente, con una cara enigmática, que no reflejaba emoción alguna, aunque sus ojos reflejaban un brillo que Sirius nunca le habían visto antes.
Entonces, decidiéndose repentinamente, Susan decidió llevar la iniciativa. Empezó a acercarse más y más a Sirius, que cerró los ojos, a la espera de un nuevo movimiento por parte de la chica, y Susan estuvo tentada a no terminar la acción para ver si así le bajaba un poco el ego. Luego decidió que eso sería muy cruel, así que terminó lo que había empezado: Acortó la distancia que lo separaba del chico.
Los dos sintieron algo que nunca antes habían sentido mientras se besaban, algo que no habían sentido ni siquiera cuando se besaron en el oscuro armario, era algo mucho más allá del entendimiento de las personas que nunca han amado, era un sentimiento tan bonito, que hacía que te llenaras hasta la más recóndita parte de ti de la persona a la que quieres. Y sus labios no se separaron, por que sentían que necesitaban el aire que le proporcionaba el otro, que no podrían separarse nunca.
Y fue así, como los dos se dieron cuenta que todo era inútil, que aunque intentaban negarlo, no podía vivir el uno sin el otro, que el otro era el que le daba las fuerzas para vivir... Y lo entendieron. Por que, aunque hubieran querido, cosa que ninguno de los dos quería, no podrían haberse separado en ese momento. Y ninguno de los dos estaba dispuesto a separarse en un futuro, aunque este fuera a ser muy traicionero con ellos.
Anna seguía paranoica y lo primero que hizo fue correr al bote salvavidas que había en el barco, que era bastante pequeño. Remus, negando con la cabeza, siguió a la chica, aunque aún tenía algo de curiosidad por saber qué demonios era contra lo que habían chocado.
- ¡Anna! Que yo sepa, en el cuento de Pinocho, no hay ningún iceberg- intentó tranquilizarla el licántropo, pero la chica lo miró como si estuviera loco.
- Y que yo sepa, Dumbledore nunca ha sido el genio de la lámpara- contestó la chica, mirándolo ceñuda-. Ahora tenemos que buscar a los demás, tenemos que irnos en esta barca tan enana y...- pero no pudo seguir. Por que bajó la vista al mar, y lo vio: Vio como aquella cosa gigante se tragaba a James y a Lily, que intentaban en vano evitarlo-. ¡Ah! ¡Tenemos que ir a salvarlos!- gritó, horrorizada, viendo como el gigantesco animal se los engullía.
- ¡Corre!- Remus parecía haber reaccionado-. Quizás ya se haya tragado a Susan y Sirius- dijo, desesperado, al no verlos.
Y, sin mirar atrás, viendo como la ballena se alejaba de allí, cogieron la barca, y tras bajarla, se apresuraron a seguir al descomunal animal, que les sacaba ya bastante distancia. Por suerte, al ser un mamífero tan grande, podías seguirlo con facilidad, pues dejaba huella por donde pasaba.
Claro que ninguno de los dos sabía que durante esa misión de "rescate" iban a pasar muchas más cosas de las que se imaginaban. Y esas cosas, iban a ser decisivas para su futuro.
- ¡Agárrate a algo!- fue lo único que pudo decir Lily antes de tener que cerrar la boca para que el agua del mar no entrara en ella. James, nadando de un forma parecida a como lo haría un pato, se agarró a una cosa amarillenta que no identificó.
Cuando pasó toda el agua, James levantó la vista y vio a Lily, agarrada a una cosa parecida, que ahora el chico identificó como un diente de la gigantesca criatura. Lily jadeaba, después del esfuerzo hecho para nadar a contracorriente. James no se atrevió a soltarse del diente, por si acaso, pero Lily sí lo hizo, mirando a su alrededor, sin poder disimular una mueca de asco.
- ¿Qué era esa cosa enorme?- preguntó James, creyendo que no querría saber la respuesta. Después de mirarse a los pies, agradeciendo interiormente tener puestos los zapatos, pues la saliva de lo que parecía la lengua era muy pegajosa, Lily se volvió a James y respondió a su pregunta:
- Era una ballena- dijo, como si eso tuviera que sonar aterrador. James alzó una ceja y Lily, comprendiendo que el chico nunca había oído hablar de ellas, decidió contarle-: Son animales enormes, que te comen, y...- se dio cuenta de que no tenía nada más interesante que contar.
- ¿Y cómo se supone que podremos salir de aquí?- preguntó James, que por fin se había atrevido a soltarse del amarillento diente. Lily hizo memoria, y no tardó en recordar el peculiar cuento de pinocho.
- ¡Tenemos que hacer una hoguera!- exclamó la pelirroja, con determinación, y miró a su alrededor. En el cuento parecía muy fácil eso de hacer la hoguera, pero la verdad, con la lengua impregnada de saliva, no era tan fácil. James la observaba con la ceja alzada, no muy seguro de que hacer una hoguera fuera a servir para algo.
- Lily...- empezó el chico, mirando inseguro como la chica sacaba una varita y calculaba donde sería mejor hacer la hoguera-. ¿No crees que sería mejor hechizar a la ballena para que nos deje salir?- preguntó, con cautela. La princesa se volvió hacia el chico, sin evitar un poco de melancolía en su voz.
- El cuento lo dice así- informó-. Mi madre solía contármelo cuando yo era pequeña... Era uno de mis cuentos favoritos- su voz tembló un poco, al recordar a su madre, y qué sería de ella en esos momentos. La había dejado en unas condiciones algo críticas... Por un momento se arrepintió de haber huido de palacio, de haberla dejado allí, con Petunia y el insoportable de su novio... Pero ese pensamiento se esfumó por completo cuando sintió los brazos de James rodeando su cuerpo, al comprender que ella lo necesitaba. Y Lily no pudo más que cerrar los ojos, con una sonrisa en su cara, sintiendo la respiración de James sobre ella.
- ¿Sirius?- Susan levantó la mirada, muy extrañada. El moreno la miró, interrogante-. ¿Por qué está todo tan en silencio?- preguntó, muy extrañada. El chico también aguzó el oído. Era cierto, aquello era muy extraño. A esas alturas ya se deberían de oír a la pelirroja chillando en una de sus peleas con James o a Anna y Remus con sus peleas sobre la dirección del barco. Pero no se oía nada.
De forma perezosa, Sirius se levantó, como si no quisiera hacerlo. Susan lo siguió, y con un sencillo hechizo lograron que la puerta se abriera. Miraron a su alrededor, extrañados. En el sitio donde antes habían estado James y Lily, ahora no había nadie. Los dos chicos intercambiaron una mirada de confusión.
- ¿Dónde se han metido todos?- preguntó Sirius, algo extrañado. Susan miró a su alrededor, muy extrañada, aunque en ese momento no podía pensar con mucha claridad. Todavía se sentía como en las nubes, como si no estuviera realmente allí.
- No lo sé... ¿Quién está llevando el barco?- preguntó Susan, con algo de temor. No oía a Anna ni a Remus. Se miraron durante un segundo, asustados y corrieron a la cabina de mando-. ¡No hay nadie!- exclamó asustada-. ¿Cómo se maneja esto?- exclamó, ahora muy estresada.
- ¡Yo qué sé!- Sirius miraba los aparatos como si fueran aparatos altamente peligrosos-. ¿Por qué Remus y Send se han ido?- inquirió, extrañado.
- No lo sé... pero habrá que hacer algo, ¿no?- dijo la chica, no muy segura, acercándose a los mandos principales-. A lo mejor, si supiéramos hacia dónde queremos ir...- miró el horizonte.
- ¿Pero no sería mejor esperar a que aparezcan los otros?- preguntó Sirius, que no estaba seguro de que pudieran hacer que el aparato muggle aquel se moviera, y mucho menos se moviera por donde ellos querían. Susan lo miró de soslayo.
- Bueno, quizás deberíamos ir a buscarlos...- empezó la chica, pero fue interrumpida por Sirius, que se le acercó con una cara muy pícara.
- Bueno... Estamos aquí, los dos juntos...- se acercó aún más, ante la media sonrisa de Susan-. Y solos- añadió, antes de hacer que la poca distancia que los separaba desapareciera por completo.
- ¡Se escapa!- de hecho, la gigantesca ballena estaba cada vez más alejada del campo visual de los dos chicos que iban en la pequeña barca.
- Conjura un motor- sugirió Remus, al que nunca se le había dado muy bien eso de hacer aparecer objetos de la nada. Anna asintió y con un movimiento de varita, apareció un motor, que los hizo ir mucho más rápido.
- Bueno, dentro de poco llegaremos junto a ella- suspiró Anna, aliviada-. ¿Pero cómo los rescataremos? Deberíamos trazar un plan, o algo así. Podríamos pillar por sorpresa a la ballena, paralizarla... Aunque al ser un animal tan grande, quizás necesitemos un hechizo más potente...
Mientras Anna proponía varias ideas, Remus la miraba, deseoso de hacerle una pregunta que llevaba en su mente desde hacía bastante tiempo. Pero quizás... Decidió armarse de valor y atreverse a hacerla:
- Anna...- la chica se volvió hacia él, en señal de que lo escuchaba. Remus sintió algo muy raro mientras decía esto-: ¿A ti...? Bueno, me preguntaba por qué... ¿Por qué ayer por la noche...? Si tú...- pero la chica, con una media sonrisa triste, adivinó lo que iba a decir el chico.
- Remus, a mi no me importa- contestó la chica, sonriendo de forma misteriosa-. La verdad, aún me preguntaba cómo no me había dado cuenta antes...- soltó una risa nerviosa-. Supongo que a mi padre le habría decepcionado que no me hubiera dado cuenta...- dijo, mirando al cielo.
Remus sintió un gran alivio en su interior al darse cuenta que a la chica no le importaba de verdad. Pero no pudo evitar sentir curiosidad por lo que dijo, así que le preguntó:
- ¿Tu padre...?
- Sí, mi padre era licántropo- afirmó ella, con una sonrisa triste. Era a la primera persona a la que se lo contaba, pero, lo cierto es que la castaña ahora sentía que podía confiar totalmente en el chico. Remus prefirió no hacer preguntas, por que la vio algo triste, pero dentro de él, no pudo evitar sentir cierta curiosidad por conocer al padre de la chica. Nunca antes había conocido a otro hombre lobo.
- Creo que estamos llegando- dijo Remus, cambiando hábilmente de tema, para no hacer a la chica sentirse peor.
- Bien, vamos a prepararnos- ella, intentando que esos pensamientos volvieran a su mente, decidió que era hora de pasar a la acción. Con un nuevo movimiento de varita, los dos tenían el equipo necesario para aguantar en el fondo del mar bastante tiempo.
- ¿Anna?- la chica se volvió hacia Remus, que sonreía-. Gracias- y sin añadir nada más, se tiró al agua, dispuesto a salvar a la parejita que se encontraba en el interior de la ballena. Anna no tardó en seguirlo, también sonriendo.
Lily se sentía muy bien y muy protegida entre los brazos del chico, pero quiso hacer una pregunta que tenía en la mente:
- ¿James?- (N.A: ¿Por qué me habrá dado hoy por poner los nombres de todos entre interrogaciones? Cada día estoy más loca... ) Lily sintió como el chico la abrazaba con algo más de fuerza, a pesar de no incomodarle so en absoluto. Interpretó eso como que el jugador de quidditch la estaba escuchando-. ¿Por qué me besaste antes?- preguntó.
- Pues por que me gusta besarte- contestó con sencillez el chico, en un susurró que hizo estremecerse a Lily. La pelirroja se separó de James, y se dio la vuelta, para mirarlo a los ojos.
- ¿A qué estás jugando?- preguntó ella, con una ceja alzada. James no entendió la pregunta, pero de todas formas se acercó más a ella, que no se movió ni un milímetro, pero lo seguía viendo amenazante. El chico sintió como lo hipnotizaban esos ojos verdes intensos, que lo miraban con aprensión. Sin saber muy bien por qué, se sintió culpable.
- Lily...- susurró el chico, sintiéndose de pronto muy estúpido-. Para mi no es un juego- afirmó. El corazón de Lily se aceleró, pero no dejó que eso pudiera afectarla, aunque su voz sonó algo temblorosa o débil, sin saber muy bien si era por la proximidad de James o por lo que acababa de decir.
- ¿No es un juego besarme por qué te gusta besarme?- inquirió, amenazante. James pareció darse cuenta en ese momento lo que le molestaba a la pelirroja de ojos verdes.
- No te beso sólo por eso- contestó, como si fuera obvio. Lily lo miró con cara de "Pues acabas de decir que me besabas por eso".
- ¿Y entonces, por qué se supone que me besas?- preguntó, con cara de querer asesinarle allí mismo-. A lo mejor es que me besas por que te parece divertido, ¿no?- preguntó, sarcástica.
Sin mediar ninguna palabra más, James se acercó a Lily y la besó. Lily en un principio intentó poner resistencia, pero era imposible, sentía que todo su mundo estaba dando vueltas y no quería que aquel sentimiento se desvaneciera. Lentamente, con cuidado, James se separó de ella y la miró a los ojos, que ahora se habían endulzado y ya no se mostraban tan amenazantes.
- ¿Es qué acaso no lo sientes?- preguntó el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor. Lily suspiró, ¿Por qué se complicaba tanto la vida? ¡Claro que lo sentía, pero al menos él podía reconocerlo!
- James...- empezó con un tono de advertencia la chica, pero él no la dejó continuar.
- Pero da igual, hagamos la dichosa hoguera de una maldita vez y vayámonos de aquí- dijo él, en un tono monótono, y sin dejar a la chica alegar nada, sacó su varita y exclamó-: ¡Incendio!
Unas llamas empezaron a arder en la lengua del animal, y Lily desvió su atención de James a la hoguera. Antes de que Lily recordara lo que pensaba decirle a James, notaron como la ballena empezaba a ¿estornudar? Pero lo único que sintieron era como salían expulsados violentamente de la ballena.
Era como salir por el aire disparados, por que, literalmente, eso fue lo que hicieron. Y lo curioso fue que aterrizaron justamente en una barca que estaba en el sitio exacto, en el momento exacto. Los dos estaban empapados de pies a cabezas, pero eso no importaba. Los dos acababan de estar dentro de una ballena, pero eso también daba igual. Los dos acababan de discutir por una tontería, pero en ese momento, eso ya no tenía importancia. Por que se miraron el uno al otro, con unas sonrisas y se fueron acercando, dispuestos a besarse... Pero de pronto, al lado de la barca, aparecieron unas parejas. Eran Remus y Anna, que venían de buscarlos y que se sorprendieron al verlos allí, en la barca.
Y no tardaron en volver al yate, que para su fortuna, seguía en su sitio, pues Susan y Sirius habían estado demasiado ocupados como para mover el yate. Así continuaron su viaje, agradeciendo que no tardaran en llegar a tierra firme, donde no faltaba mucho para salir de ese mundo. Pero ahora todos lo tenían claro: Nunca iban a olvidar una aventura como la que estaban viviendo.
CONTINUARÁ...
Weno, spero westras opinions, ok? Q en serio, son mui importants pa mi. Un beso! Prdon x no contstar a los rr, un tngo tiempo, pro musas asias x djarlos!
