Mis dusculpas x la tardanza, xq el kpi sea tan corto, xq este tan mal exo, asi corriendo i a las prisas. Pero s q uvo varias cosas q retrasaron su publikcion, n serio, mil perdon...

Muxas gracias x los reviews, a lo mjor tardo un poco n respondrlos, pro sq ievo una etapa, se estropea el ordenador, estoi mui ocupada, tengo examenes, m kstigan sin ordenador... Si s q ia dcia io q soi gafe!

En fin, espero q al mnos os guste el kpi, lo ice deprisa i corriendo, asi q nu sep como m abra qedado... Nu dudn n djar opiniones, q siempr son bien recibidas!

Muxos besitos!

LOS RIZOS DE LA RATA

Por fin, tierra a la vista. Ninguno de los seis ocupantes del barco podía disimular su sonrisa. Además, según el mapa que Remus, el que ahora dirigía la nave, tenía en sus manos, no faltaba mucho para llegar a la tierra aquella desconocida desde la que se suponía que iban a salir de allí. Pero la pregunta era... ¿Querían los chicos llegar al fin de aquel extraño mundo?

Entonces, surgió otro problema: Ninguno de los chicos sabía muy bien cómo se atracaba un barco. Anna, que alegremente se había apoderado del control del barco, se dirigía a toda velocidad hacia lo que parecía una playa. Y claro, Lily, que según ella era "La única que tenía sentido común en el barco", se apresuró a quitarle el timón del barco a su amiga, y haciendo gala de sus nulos conocimientos en navegación, le dio a todas las palancas que encontró para ver cual era el freno.

Resultado: El barco acabó volcado en la playa, medio roto, y los seis chicos, que literalmente había salido volando del barco, esparcidos por la playa. Por fortuna, la arena había amortiguado la caída de los seis jóvenes, y ninguno parecía haber sufrido heridas de consideración.

- Recordadme que nunca deje que Evans vuelva a tomar el control de un barco- comentó Sirius, mientras se sentaba en la mullida arena y empezaba a sacarse las diminutas partículas de arena de su perfecto cabello.

- Podría haber sido peor- se defendió Lily, molesta. Los otros cinco alzaron una ceja en plan: "Lo dudo"-. ¡Por lo menos, he sabido sortear las rocas de la playa y no hemos chocado contra nada!- dijo, triunfante.

- Lily, en la playa no hay rocas- dijo Anna, negando con la cabeza, algo molesta porque la pelirroja le había arrebatado el timón. Lily le lanzó una mirada asesina a la castaña, pero esta la ignoró.

- Bueno, será mejor que nos pongamos en marcha pronto. Estamos perdiendo demasiado tiempo- saltó James para defender a la chica. Esta le regaló una sonrisa, agradecida.

- Está bien, trae- dijo Susan, quitándole de las manos el mapa a Remus.

- ¡Eh!- protestó Remus, que lo había estado observando. Todos se acercaron a Susan, que observaba el mapa, con el entrecejo ligeramente fruncido.

- Según esto, acabamos de entrar en el territorio de Ricitos de Oro- explicó, algo molesta-. Siempre me pareció un cuento muy cursi- dijo ella, ceñuda. Todos se la quedaron mirando muy sorprendidos por lo que decía la chica.

- Susan...- empezó Sirius, alzando una ceja-. ¿No decías que tú no conocías ningún cuento muggle?- preguntó, extrañado. Los demás asintieron, y Susan se apresuró a asentir:

- A mi madre le encantaban las cosas muggles- explicó, encogiéndose de hombros. Lily abrió la boca, molesta y Susan adivinó lo que su mejor amiga iba a decir-: Y no, no os lo he dicho antes porque sólo sé unos pocos.

De pronto, Remus escuchó unos pasos. Se dio la vuelta y lo que vio lo dejó bastante impresionado. Allí, en medio de la playa había una especie de rata gigante, puesta sobre sus dos patas traseras, con una estrafalaria melena rubia, rizada. Pronto, la atención del resto de los chicos se fijó en... La niña – rata.

- ¿Qué es esa cosa?- dijo Anna, mirando a aquel ser con repugnancia. Las expresiones en las caras de Susan y Lily eran muy parecidas a las de su amiga. No ocultaban el asco que les daba aquel extraño ser.

- ¿No os recuerda a alguien?- preguntó Remus, recordando a aquel niño idiota con el que compartían habitación en Hogwarts (N.A: No, en este fic los merodeadores tan sólo eran tres, no se juntaron con esa rata traicionera... Pero si le hacían alguna que otra broma... xDD). James y Sirius asintieron en silencio, aquella... cosa o lo que fuera, era, en una palabra, repugnante.

Entonces, ocurrió algo que nadie esperaba que pasase: La niña – rata habló:

- ¡Hola, yo soy Petar Pettigrew! Aunque la gente me conoce más como Ricitos de Oro- se presentó la niña – rata – gorda. Ahora sí que todos se miraron con extrañeza. El nombre de la rata niña era demasiado parecido al del chico que ocupaba la misma habitación que los merodeadores.

Todos estaban demasiado impresionados como para hablar, pero fue finalmente Sirius el que habló:

- Bueno, nosotros somos James Potter, Remus Lupin, Susan March, Anna Send, Lily Evans y... Yo soy Sirius Black- se presentó el chico, sintiéndose un poco tonto al hablarle a una rata gigante.

- Bueno, yo me tengo que ir a la casa de los tres osos, pero si tenéis tiempo, no dudéis en pasaros por allí-dijo alegremente Petar, con su voz chillona y desagradable, mientras se daba la vuelta y se perdía entre los árboles que había más allá de la playa.

- ¿Es mi impresión o acabamos de estar a menos de dos metros de una rata gigante?- preguntó Lily, mirando como ida hacia el sitio donde se había ido aquel extraño y estúpido ser.

- Pero aún no sabéis lo peor- dijo Susan, como si se estuviera auto compadeciendo. Anna y Lily miraron a su amiga, como si no se pudieran creer que hubiera algo peor-. ¡La rata se ha ido en la dirección que tenemos que tomar para irnos de aquí!- dijo, con cara de horror.

Los tres chicos observaban a las chicas como si se hubieran vuelto locas de remate. Así que, sin mediar ni media palabra, James se situó al lado de su pelirroja preferida, y de forma lenta, pues sabía por propia experiencia de que la chica se podría poner agresiva si lo hacía con demasiada brusquedad y empezó a llevarla suavemente por la misma dirección que había tomado la niña rata momentos antes.

Por su parte, Sirius y Remus hicieron lo mismo con Susan y Anna, respectivamente. Pero lo que no contaban era con que ellas estaban algo más agresivas que su amiga la pelirroja, por muy extraño que pareciera, pues normalmente era al revés.

- ¡Black, suelta!- protestaba Susan, que estaba extrañamente molesta con el chico, cosa que él seguía sin entender. Susan siempre había sido un misterio para él. Primero lo besaba, luego, le contestaba, le volvía a besar y se volvía a comportar otra vez así de raro.

- No, no, que si no te vas a escapar y no lo puedo permitir- dijo Sirius como si fuera obvio, aunque sólo recibió una mirada asesina como toda respuesta. Pero al menos, Susan dejó de hablar, peor no de intentar zafarse del fuerte brazo del moreno. A pesar de que no le hacía daño, era incapaz de soltarse de su brazo.

- Black, sé andar sola- volvió a insistir, procurando no perder demasiado de vista a James y Lily, que andaban en silencio, o en todo caso en susurros, pues Susan no alcanzaba a oír nada de su conversación.

- ¿No habíamos quedado en que nos llamábamos por nuestros nombres de pila?- preguntó de forma traviesa el chico. Susan soltó un suspiro, aquel chico era imposible. ¡No se podía razonar con él!

Mientras tanto, una situación para nada parecida se daba con Anna y Remus, que iban detrás de Susan y Sirius. Remus no agarraba a Anna, pero caminaba a su lado mientras la chica miraba hacia otro lado, visiblemente incómoda. ¿Cómo se tenía que comportar con él ahora? Era la primera vez que se encontraba en una situación así, no sabía muy bien qué era lo que le estaba pasando y se sentía algo estúpida. Ya había salido con algún que otro chico antes, pero aquella vez era distinto...

Remus miraba de reojo a la chica que iba a su lado. Ya no podía negar lo evidente, aquella chica le gustaba, y mucho. ¿Pero era sólo eso? No lo entendía. Era conocido como el merodeador más tímido y calmado, pero aquella vez no se sentía así, no tímido, ni mucho menos calmado. No sabía cómo explicarlo, pero era una cosa que no había sentido antes.

De pronto, sus miradas coincidieron, y los dos enrojecieron levemente. Casi sin proponérselo, sus manos se entrelazaron y siguieron su camino, felices y con una sonrisa tonta pintada en sus labios. Una sonrisa de... enamorados.

Por su parte, Lily se había zafado lenta y con delicadeza de la mano de James. Ahora caminaba a su lado, con seguridad y a la vez algo pensativa. Aquel día le había dado por pensar lo irónica que había resultado ser la vida. Por la cabeza de la pelirroja resonaban las palabras de su madre:

"-Se supone que no te lo puedo decir, hija, pero ya que es posible que no salga de esta, me veo obligada a ello... Antes de morir, tu padre arregló tus papeles para comprometerte. Estás comprometida con un heredero, Liliana, aunque es un secreto guardado entre los dos reinos, que confían con ello unirse en uno. Lily, en tus manos está que el pueblo prospere y que no haya una guerra."

Pero su madre no le había dicho... No le había dicho con quien estaba prometida. Y ahora le daba por pensar en eso. Guardaba una pequeña esperanza, muy dentro de ella misma en que fuera con cierto heredero que tenía a su lado... Pero las posibilidades eran tan remotas, que no pudo evitar que una débil lágrima rodase por su mejilla.

- Lily...- James se había percatado de que algo sucedía. La pelirroja se detuvo, secándose esa solitaria lágrima que se había atrevido a salir de sus ojos como esmeraldas.

- Estoy bien, James... Sólo pensaba- dijo simplemente. James asintió, comprendiendo. Continuaron andando, en silencio. Lily agradeció que James no insistiera.

Entonces, ante ellos apareció una casa bien pintoresca. Era como aquella que ofrecían en las ilustraciones de los libros, pequeña, acogedora y que invitaba a entrar en ella.

Como los dos chicos se habían parado, no tardaron en estar a su lado Susan, Sirius, Remus y Anna, estos últimos aún con sus manos entrelazadas.

- ¿Por qué no entramos?- sugirió Remus, al ver la indecisión en la cara de los otros chicos.

- Por que es posible que así tardemos más... Aunque me duele todo...- comentó Susan, que ya había conseguido soltarse de Sirius y se había alejado de él lo máximo que había podido-. Yo propongo que entremos, aunque no me hace mucha gracia encontrarme otra vez con esa niña rata tan rara.

Pero no tuvieron necesidad de entrar para ver a la niña rata esa tan rara, por que en ese momento, Petar Pettigrew salió corriendo de casa de los tres Osos.

- ¡Socorro!- chillaba, desesperada, mientras corría hacia ellos-. ¡Unos osos horribles y espantosos me quieren comer!- dijo, horrorizada y buscó refugio detrás de Susan.

- ¡Aléjate de mí, rata asquerosa!- decía la chica, mirando al animal muy asqueada. Sirius se apresuró a rescatar a su damisela en apuros, pero antes de que pudiera sacar su varita, la puerta de la casa se abrió de nuevo.

La atención de todos, incluida la de Susan, se centró en tres aterradoras figuras que se encontraban en la puerta. Los tres Osos estaban enfadados por que cierta rata de rizos dorados había entrado en su casa y se había bebido la sopa del menor de los Osos.

- ¿Qué son esas cosas?- preguntó James, que en su vida había visto un oso, al igual que Sirius y Susan, a la que tan sólo se lo había descrito, aunque era mucho más aterrador de lo que imaginaba.

- ¡Son Osos!- exclamó Lily, saliendo de su trance momentáneo. Anna fue la primera que sacó su varita, soltando su mano de la de Remus, que no tardó en sacar la suya también.

Pero los osos no se acobardaron ante lo que ellos consideraban unos humanos con inofensivos trozos de madera en sus manos. El más grande, al que identificaron como el padre soltó un tremendo rugido que hizo que Petar gritara, pero ninguno de los seis Gryffindors se acobardó:

- ¡Desmaius!- sin ponerse de acuerdo, los seis chicos lanzaron el mismo hechizo. Sirius y James se encargaron del padre, mientras Susan y Lily lo hacían de la madre y Remus y Anna tumbaban con un golpe certero al hijo ya bastante desarrollado.

Ahora la niña rata los miraba con miedo, como si temiera que los chicos la fueran a atacar, por lo que decidió que lo más prudente era salir de allí corriendo cuanto antes.

- Al final, va a resultar que este no ha sido un día tan aburrido- comentó como si tal cosa Susan, guardándose su varita y mirando con una sonrisa el sitio por donde había huído la niña rata.

Hubo un asentimiento general, y mientras el Sol se escondía más en el horizonte, los seis chicos decidieron emprender de nuevo el camino, en busca de la salida de aquel mundo. Aunque ahora, una cosa tenían clara: No se iban a olvidar de su estancia allí.

CONTINUARÁ...

Ojala les gustara el kpi, en serio. Weno, nu toi mui inspirada, como seguro comprobaron, os contxto a los rr

Marie Ann: Olaaa! Me alegra muxo q t gust mi ff, intentar seguirlo pronto, aunq l final iap se va acerkndo... En fin, muxas asias x djar rr espero q sigas leyendo, muxos bss!

Lady Kenobi: Olas, wapixima! Weno, m stoi planteando acr continuación si eso t preocupa, pro sq no stoi mui inspirada i en todo kso seria una continuación algo corto, no lo sep. El tiempo lo dira, tb las ganas i otras cosas como el tiempo... Me alegra q t gust, eso m anima a continuar asta l final. Mxxs bss!

Gemininis: Muxas asias x leer mi ff i djar rr, es genial q t gust, lo d la relacion ntr los prsonjs es algo complikdo, pro ia se vera, ok? Muxos bss, cuidat muxo, q io intentar seguir pronto!

Trini: Olas, wapa, knto tiempo! xDD Wen, tiens q darm tu msn, ep? Ac tiempo q no hablo con tu ermana, pro si nop ia se lo pido, eps? Wen, pos al final fueron James y Lily los d la ballena, iap ves xik, abra q vr q pasa ahora i si t gusto el kpi, esta xistoso Peter con rizos dorados, nop? JAJAJAJ, sq lo veo i m parto io sola, la gent empieza a pnsar q stoi lok (i tienn razon) xDD, seguire pronto, muxxs bss, wapa, cuidat muxx!

N fin, djar rr, pliss, intentar actualizar prontoooo!