Era su culpa.

Era toda su culpa, y lo peor era que el lo sabía y por más q lo pensaba no encontraba una forma de culpar a alguien más. Él había planeado el plan (valga la redundancia) Él lo había puesto en práctica. Él había hecho la apuesta. Fue él quien decidió el "premio" y fue él quien había hecho trampa para ganar. Y ahora era él quien era miserable.

Al comienzo, todo andaba bien. Había llegado temprano, para saber si ella cumplía con su promesa o no. Él sabía que la iba a cumplir, ella jamás rompería una promesa. Él lo sabía, pero igual quería estar seguro.

Ella llego 5 minutos después y Roy pudo ver que si había cumplido su promesa. Su cerebro se negó a funcionar y solo se quedo mirándola como un pervertido. Ella se sonrojo bajo su mirada y recién ahí el notó que se le había quedado mirando y se sonrojo también. Hasta ahí todo estaba perfecto

De ahí, el resto de sus subordinados comenzaron a llegar. Y todos se quedaron mirándola con la misma cara que él. Ella solo se sonrojo más, pero cuando Havoc hizo un cometario sobre sus piernas, saco su pistola y amenazo con agujerearlos si no dejaban de mirarla y se ponían a trabajar. Roy estaba agradecido con Riza por callarlos, por q un segundo más y todos hubieran sufrido de combustión espontánea.

Hasta ahí había sido más o menos soportable. Cierto, no le gusto como el resto del equipo la había estado mirando y, definitivamente, no le gusto el comentario de Havoc; pero ahí quedo la cosa. El sabía que la unidad era como una familia y que ninguno intentaría nada con su (tose) con Riza, sin contar la mirada ocasional (seguida del disparo ocasional) Hasta ese momento seguía feliz. Pero el pobre coronel no estaba preparado para lo que vino después.

-Entonces¿Qué paso?- Hughes (si lo reviví, no me molesten) había pasado a visitar un poco más tarde, pero la atmósfera de la oficina le dio a entender que algo estaba mal. Se podía sentir la tensión en el ambiente y con solo verlo Hughes supo que el coronel estaba de muy mal humor. Así que se acerco para intentar averiguar que pasaba, pero hasta el momento el coronel se negaba a hablar-¡hola¡¡la tierra a Roy!- no hubo respuesta

Hughes exhalo un suspiro de desesperación. Estaba tratando de ayudar, pero era difícil si no le decían que demonios pasaba. Es más, Hughes podía jurar que no se había movido desde q entro. Estaba sentado ahí, la mirada fija en el espacio y los puños contraídos como si estuviera a punto de golpear a alguien. Tal vez sería mejor si le preguntaba a Hawkeye…

Victima de una súbita inspiración, Hughes siguió la línea de la mirada del coronel. Tal vez no estuviera tan fija en el espacio después de todo… cuando Hughes vio q tenía razón, casi suelta un grito de celebración. Pero él era un soldado, y los soldados no hacen esas cosas (o al menos no cuando alguien los esta mirando), aún cuando acaban de descubrir a un coronel con la mirada fija en el escritorio vació de su subordinada.

-Así q ¿hiciste la apuesta?- el coronel no respondió, pero asintió con la cabeza. Hughes sonrió, su corazonada había sido correcta (no por nada esta en el servicio de inteligencia) -¿hiciste trampa?- Roy asintió de nuevo? -¿ganaste?-cuando Roy asintió por tercera vez consecutiva, Hughes frunció el ceño. Algo aquí no cuadraba -¿no deberías estar feliz? Lograste lo q querías, no?-

-si, pero…-justo en es momento la puerta se abrió y, el objeto de esta conversación, la teniente Hawkeye en persona, entro en la habitación. Hughes estaba preparado para esto, pero no pudo evitar la sorpresa y solo su condición de hombre casado y su amor por su esposa le permitió recuperarse a tiempo para contestar el saludo. Para su suerte, Roy no lo noto. Su mirada estaba fija en sus piernas y la forma en que la faldita se bamboleaba con cada paso que daba. Rizo no lo noto o decidió ignorarlo, y no se detuvo hasta llegar al escritorio.

-el brigadier general le manda esto, señor, y dice que lo quiere para mañana a más tardar- recién ahí Roy levanto sus ojos (tampoco podía seguir viendo sus piernas, ya que la mesa lo tapaba) y volteo a mirar la (nueva) pila de papeles sobre su escritorio

-lo esta disfrutando, verdad?- le dirigió una mirada que espero diera pena y le pareció que Riza estuvo a punto de sonreír.

-¿Acaso debería disfrutarlo, señor? No es como si tuviera algo de que vengarme, no?- una débil sonrisa llego a sus labios y Roy le sonrió de regreso. En ese momento supo que por esa sonrisa el haría todo el papeleo del mundo. Aún sonriendo, Riza se dirigió a la salida. Roy se quedo hipnotizado por el movimiento de sus caderas y tuvo la repentina urgencia de estamparla contra la pared y besar cada centímetro de su piel hasta que perdiera el sentido.

-Ok, si eso no te hace feliz, no tengo idea q esta mal contigo. Es mas, te ves feliz. La verdad no entiendo cual es el problema- Sin embargo, la mirada de Roy cambio de pronto. Comenzó a gruñir y Hughes lo vio partir el lápiz que tenía en las manos por la mitad.

-ESE es el problema- de nuev Hughes siguió su mirada y se encontró mirando por la puerta por la que Hawkeye acababa de desaparecer. Pero la teniente ya no podía verse por ningún lado y en su lugar había dos soldados que Hughes no reconoció. Sin embargo, reconoció la expresión que tenían, por que era la misma que su amigo había tenido hace un rato, y entonces entendió

-¡Estas celoso!-

-¿Qué¡¡no¡¡No es eso¡¡yo…!- pero Roy no sabía que decir y sintió como se ruborizaba. Al ver a su amigo, famoso militar y mujeriego, se ruborizaba como un escolar, Hughes no pudo evitar matarse de la risa.

-¡jajajajaja¡Todo esto fue tu jajajaja idea¡¿Y aho jajjaja ra estas celoso¡¡Jajajaja¿Pensaste que nadie jjajajajaaja lo iba a notar?-

-¡No te rías¡¡se supone que me ayudes, no q te rías de mi!- cuando Hughes solo se siguió riendo, el coronel se exaspero -¡Maes¡¡Esto…esto no se suponía que pasara así!- exclamo al final con exasperación.

Hughes trato de contener la risa para responder, pero le estaba costando lo suyo. Sin embargo, Roy no lo oto ya que su atención se había desviado de su amigo (otra vez). Pero esta vez las razones era muy diferentes, y Hughes lo descubrió al seguir su mirada (otra vez) y encontrarla dirigida (otra vez) hacia los dos soldados. Los soldados no notaron que los estaban mirando, y Hughes los envidio, por q la expresión del coronel les hubiera dado problemas para dormir en el futuro.

Roy se levanto de golpe, golpeando el escritorio con sus manos con fuerza. Hughes se cayo automáticamente, pero los soldados no lo notaron, tan metidos estaban en su conversación. Roy temblaba de ira y podía sentir como esta crecía dentro suyo a casa comentario de los soldados. Comentarios sobre SU Riza que harían que cualquier hombre con un poco de decencia se sonrojara.

Como se atrevían. ¡Como se atrevían! Riza era suya¡suya! Ellos no tenían derecho a pensar así de ella, es más, estaban prohibidos de pensar en ella de cualquier manera¡Maldita la hora en q se le ocurrió hacer esa estúpida apuesta! Cuando sea fuhrer (creo q así se llama el jefe del ejercito…tampoco estoy muy segura de cómo se escribe…) iba a prohibir las minifaldas (o tal vez solo le prohibiera a Riza) y q si quiera pensaran sobre SU Riza.

Perdiendo la paciencia, Roy se dirigió hacia los desprevenidos soldados, dispuesto a romperles el cuello. Pero una vez ahí, el coronel se detuvo en seco. No podía creerlo. Ellos no era los únicos! El pasadizo entero estaba lleno de gentes. Hombres sobretodo (los ojos de Roy se abrieron más ante esto) que miraban hacia donde Riza había desaparecido y hacían comentarios que hacían que los de los dos soldados parecieran una conversación de nido. Ese fue el límite y Roy sintió a su control saltar como un resorte.

El coronel chasqueo sus dedos.

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Mas tarde ese mismo día, Roy estaba parado delante de los cuarteles generales. O de lo q quedaba de los cuarteles generales, ya que casi todo el ala oete, su ala (de nuevo, inventando) había quedado reducida a un montón de cenizas y vigas carbonizadas.

-¡Coronel¿esta bien? –Roy volteo para ver a la teniente corriendo hacia él y tuvo que controlarse para no bajar laminada y ver que le pasaba a la faldita cuando corría.

-Estoy perfectamente¿usted?- Riza le respondió afirmativamente a esta pregunta y a la que le siguió sobre el estado del resto de la unidad.

-¿coronel¿usted no tuvo nada que ver con esto verdad?- le pregunto después de unos segundos de silencio y Roy sintió una gota deslizarse por su cara.

-¡Teniente me ofende¿Qué le puede hacer pensar eso?- dijo tratando de parecer en verdad ofendido

-El fuego se inicio en nuestra ala, señor, algunos incluso dicen que justo frente a su puerta- su voz no mostraba emoción alguna, demostrando q no la había engañado

-Me niego a continuar esta conversación teniente y me niego también a que se dude de mi palabra-

-como usted ordene, señor- Roy odiaba haber tenido que usar su rango así, pero no tenía opción. Si le decía que si había causado el fuego, tendría que explicar por q y que le diría entonces? No podía decirle la verdad, no?

-¿Ya se va a su casa teniente?- le pregunto cuando esta comenzó a alejarse de él. Riza solo asintió, un poco sorprendida por la pregunta -¿Quiere que la acompañe? Nunca se sabe que puede pasar- Riza trato de contestar, pero ningún sonido salía de su boca. Este comportamiento era tan no-Mustang que no sabía que decir –perfecto, entonces esta decidido-le dedico una de sus famosas sonrisas- Vamos yendo-

Unos pasos después, Roy se quito el abrigo y se lo puso a Riza alrededor de los hombros. Cuando Riza se comenzó a quejar y trato de quitárselo, él puso sus manos en sus hombros y la obligo a quedárselo, diciendo que lo ultimo que quería era que se enfermara. Sus manos se quedaron en sus hombros hasta que salieron del cuartel, y Riza fallo en notar las miradas asesinas que Roy le dirigió a todos los oficiales que la habían estado mirando.