Roy trato de contener un bostezo y al mismo tiempo mantener la atención en el documento enfrente suyo. Era tarde, estaba cansado y el coronel sentía q había estado trabajando por toda su vida. Roy hundió sus palmas en sus ojos, en un intento de descansar la vista

Bostezando de nuevo, Roy volteó a ver la hora. Tuvo q restregarse los ojos, por q no podía creerlo. ¡Era bien pasada la media noche! Rindiéndose al fin, Roy deposito el (aún no leído) documento encima de la pila de (aún no leídos) documentos. Estaba cansado, ya acabaría el trabajo mañana. Ahora solo quedaba un inconveniente. Tenía q convencer a Hawkeye q lo dejara irse.

-mmm ¿teniente?-cuando no respondió, Roy levanto la mirada esperando encontrar el cañón de un arma apuntando a su cara, pero lo que vio lo dejo más sorprendido.

La inflexible, severa y siempre fría teniente Riza Hawkeye se había quedado dormida en el sillón. Roy se acerco con curiosidad a la dormida figura y se agacho junto al sillón. Sus largas piernas recogidas debajo de ella, sus manos sujetando un libro q hace tiempo se había caído al piso su cabello suelto cayendo de cualquier manera sobre su rostro, habiéndose logrado escapar del moño q lo aprisionaba.

Roy sonrió. Se veía tan… relajada, tan en paz; algo q no era muy común en ella. Su pecho subía y bajaba rítmicamente con cada respiración, y Roy no pudo evitar estirar su mano y mover un mechón de pelo que caía sobre su cara. Riza se movió y el coronel se congelo en el acto. No estaba muy seguro de q quería q se despertara.

Aunque ahora que lo pensaba, tendría q despertarla. No la podía dejar ahí. Tendría q despertarla…pero no quería! Se veía tan tranquila! Además, Roy se sentía un poco culpable. Riza se había quedado hasta tarde varios día por vigilar q el hiciese su trabajo. Era su culpa q estuviera tan cansada.

Pero si no la quería levantar y no la podía dejar ahí, q más podía hacer? La solución lo golpeo como un rayo y lo dejo sonriendo. Tratando de no levantarla, Roy deslizo sus manos debajo de ella y la levanto. El coronel contuvo la respiración, pero Riza sólo se acomodo en sus brazos y escondió la cara en su pecho.

Por un momento, el alquimista se sorprendió de lo ligera q era su teniente. Casi ni la sentía en sus brazos. Roy la miro y sus ojos se quedaron fijos en sus suaves rasgos. Sintió miles de emociones pasar por su pecho, antes de sacudir la cabeza en un vano intento de disiparlas.

No debería estar sintiendo eso. Riza era su subordinada, cualquier relación entre ellos estaba estrictamente prohibida. Apretó sus brazos a su alrededor, acercándola más a su pecho. Además, no era como si ella sintiera algo por él.

El viaje a la casa de la teniente transcurrió sin dificultad, sin contar los 15 minutos q le costaron meter a Riza en el carro. Durante todo el viaje Riza con las justas se movió y Roy no podía evitar mirarla cada 5 minutos. Sin quererlo, se encontró pensando en lo hermosa q se veía y en un momento cuando Riza se deslizo del asiento hasta quedar apoyada en su hombro, casi se choca contra un árbol.

Roy entro en el apartamento usando las llaves de Riza y cerró la puerta con el pie una vez adentro. Black Hayate, el adorable cachorro de Riza, comenzó a saltar y ladrar al ver a su ama. Riza se movió de nuevo en sus brazos y Roy se apresuró a calmarlo. No creía q Riza estuviera muy feliz de verlo en su casa.

El apartamento era pequeño y al coronel no le costo mucho encontrar el dormitorio. Lentamente, Roy dejo a Riza en la cama, no muy feliz con la repentina falta de un cuerpo contra el suyo. El coronel se quedó junto a la cama, no muy seguro de que hacer ahora.

Por último, Roy le quito las botas y la chaqueta del ejercito, y tuvo q convencerse de dejarlo ahí. Luego se puso a buscar entre los cajones hasta q encontró una manta, q uso para tapar a la teniente. Riza no se había movido durante todo el proceso, y no parecía notar q ya estaba en su cama.

Una vez q acabo con esto, Roy se quedó junto a la cama sin saber q hacer. No quería irse, pero ya se había quedado sin excusas para quedarse. Lentamente, Roy comenzó a levantarse, pero se detuvo. Como en la oficina, el coronel movió un mechón de pelo de la cara de su teniente. Suavemente acaricio su mejilla, desliando sus dedos por su tersa piel.

-Roy…- el susodicho se congelo en el acto. Sudor frío comenzó a caer por su rostro ¿Lo había descubierto? –Roy…- Roy pudo respirar de nuevo, por q al parecer Riza seguía dormida. Exhalo un suspiro de alivio, por un momento pensó q no volvería a ver la luz del día. Esperen…¿Riza estaba soñando con él?

-Aquí estoy…- murmuro en su oreja. Estaba tan cerca q podía oler el aroma de su piel y tuvo q contenerse para dejar sus manos en la cama.

-…Roy?...-su voz sonaba confusa y Roy la vio fruncir el ceño. Aparentemente algo no estaba bien. Roy tomo su mano entre las suyas y eso pareció calmarla –No te vayas… no me dejes-

-nunca te dejaré, te lo prometo-le respondió antes de pensarlo, el miedo y la ansiedad presentes en su voz haciendo q nuevos sentimientos despertaran en su corazón. Y entonces, con un movimiento rápido, Roy envolvió sus labios con los suyos.

Cuando se separo, había un par de ojos color canela mirándolo muy intensamente.

Era hombre muerto.

Pero antes de q al menos pudiera comenzar a explicar (o tratar de explicar, por q no tenía la más mínima explicación) los brazos de Riza se enredaron en su cuello como serpientes y lo jalaron hacía ella, estrellando sus labios contra los de ella.

Cuando al fin se separaron, Roy estaba encima de ella, despeinado, con la ropa arrugada y muy feliz.

-Voy a hacer q cumplas tu promesa-

-Con mucho gusto-