No podía pensar. Su cerebro simplemente se negaba a funcionar, no podía formular pensamiento alguno. Apenas un pensamiento aparecía en su cabeza, se marchitaba como una flor a mitad del invierno. Simplemente, Riza no podía pensar.

Pero podía sentir.

Podía sentir sus labios contra los suyos, hambrientos, desesperados.

Podía sentir su cuerpo duro contra el suyo, aprisionándola.

Podía sentir sus toscas manos, acariciándola, acercándola a él de forma que sus cuerpos eran uno.

Podía sentir su pelo haciéndole cosquillas en la cara, moviéndose al mismo ritmo que su boca.

Pudo sentir, más que ver, como sus labios se separaban y el aire que volvía a entrar en sus pulmones. Abrió sus ojos y lo vio mirándola, sus ojos llenos de amor, ansiedad, esperanza y terror.

Ella quería decir algo, asegurarle que todo esta bien, pero simplemente no podía pensar! Pero podía sentir. Así que, por primera vez en mucho tiempo, Riza dejo de pensar y se dejo guiar por su corazón.

Lentamente se puso de puntillas. Lentamente levantó sus brazos hasta rodear al esperanzado hombre en frente suyo. Y lentamente movió su cara hasta que sus labios encontraron los de él y se unieron en un beso aún más apasionado que el anterior.

Riza Hawkeye no podía pensar.

Pero podía sentir.

Y nunca se había sentido mejor.