Un segundo capítulo ciertamente cortísimo. Lamento la interminable tardanza y espero alguien lo lea. Después de leer el sexto libro ha llegado a mi otra perspectiva del Día Final, y la compartiré con vosotros por medio de este sencillo, pero interesante fic. Mínimo espero así resulte para alguno.
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Capitulo 2: Mortífagos
Aquella marca verde brillante que se vislumbraba en el horizonte era augurio de muerte, todos lo sabían, todos lo temían, excepto ellos. Ellos, que a tantos inocentes habían matado o torturado hasta llegar a la locura, no, ellos no temían. Los que habían temido se encontraban muertos. En estos momentos no cabían entre ellos los cobardes o infieles al Señor Tenebroso.
Un grupo de aproximadamente veinticinco mortífagos se encontraba de pie en medio de una vacía calle, inmóviles. Cada uno de ellos vestía capas negras que les cubrían el cuerpo entero y los rostros. Entre ellos uno se distinguía solo por estar encabezando el grupo en la parte frontal, al parecer era su líder. Cualquier mago que los viera se daría cuenta de que aquel líder no era sencillamente eso, sino también el mago más temido de todos los tiempos y el más poderoso desde la muerte de Albus Dumbledore.
Llevaban ya un par de minutos ahí, desde que aparecieron de la nada. Pareciese que esperaban algo, pues estaban atentos a su alrededor. Sus rostros, se encontraban cubiertos además por mascaras de plata. Éstas se iluminaron ante una nueva aparición, muy cerca de donde ellos estaban. Sin embargo, nadie se movió, esperaban indicaciones de su Señor. Éste asintió con la cabeza e hizo un ademán para indicar que caminasen hacia el lugar donde pretendían la aparición.
Fue así como comenzaron a caminar, lenta y decididamente hacia la batalla final, detrás de su Lord. Las grisáceas nubes comenzaron a soltar su llanto estruendosamente, y los rayos de Zeus cayeron sobre el Valle de Godric. La marca tenebrosa adquiría un aire aún más tenebroso con tal firmamento. Ellos sabían quienes eran los que se acababan de aparecer segundos antes, e iban decididos a matar.
La lluvia continuaba cayendo cada vez más furiosa sobre sus hombros, y un rayo logró que la iluminación del Valle se perdiera. Alecto y Amycus Carrows intercambiaban miradas que se retaban entre sí. Los demás mortífagos tenían su mirada fija en el horizonte, en su destino. Para todos ellos era conocido el hecho de que esa era la batalla final, y que más de uno moriría en el intento de defender sus ideales racistas.
-No tengan piedad de nadie-, ordenó una voz grave, la voz de Lord Voldemort, cuando a lo lejos vislumbraron al grupo de hombres que acababan de hacer aparición. Ellos tenían ventaja, pues a simple vista el otro grupo no contenía más de veinte individuos. –Yo me encargo de Potter-, agregó el Señor Tenebroso, dejando a la vista sus ojos rojos y finos como los de una serpiente.
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Srita-Lunática