Hola! decidi dejar la segunda parte hoy mismo, espero que de verdad les agrade, no se que tan bueno sea asi que espero que me dejen muchos reviews con sus comentarios Ok

Todo lo que ya conozcan no es de mi propiedad


Aquel día que platique con Pansysurgió en mi la esperanza de que tal vez, en un futuro no muy lejano, podría volver a ser la misma. Sin embargo ese mismo futuro se encargo de hacerme ver que nada, ni siquiera yo, volvería a ser lo mismo.


Las clases habían terminado temprano, para mi, era mucho mejor, porque así podía encerrarme en mi habitación, como lo había hecho desde la conversación con Pansy.

Entre a la sala común esperando las miradas de burla de todos mis compañeros, pero, para mi sorpresa, nadie se fijo en mi, así que, subí hasta mi "refugio", como yo le llamaba; en el pasillo me encontré con algunos chicos, quienes me habían jugado bromas pesadas por algún tiempo, no les di importancia y seguí de largo, entre a mi habitación y, por seguridad, cerré la puerta con un hechizo.

Coloque mis cosas en el escritorio, hasta ese momento nada había ocurrido, aunque sospechaba que esos chicos habían tramado algo; inspeccione todo con la mirada, sin moverme de mi lugar; de pronto sentí que lago me tomaba del tobillo, sin muchos deseos de hacerlo, mire hacia abajo y solté un grito de horror.

¿Qué es esto?

Miles de serpientes se arrastraban por el suelo, el terror me impedía moverme, trate de recordar el hechizo que se usaba para desaparecerlas, pero el miedo no me dejaba pensar, trate de tranquilizarme e inmediatamente vino a mi el recuerdo del duelo entre el profesor Lockhart y el profesor Snape.

Hice un movimiento con la varita y las serpientes se desvanecieron completamente y por fin puede tranquilizarme, aunque mis piernas temblaban terriblemente. Afuera, en el pasillo, se escuchaban las risas, pero reconocí una en especial, la de Draco Malfoy, era totalmente inconfundible, siempre con ese tono que hacia sentir mal hasta al más orgulloso del mundo.

Mi orgullo era muy grande, sin embargo había sido herido y eso no se iba a quedar así, tenia que idear algo para vengarme lo más pronto posible, incluso esa misma noche.


Mi orgullo siempre había sido lo más importante para mi, sobre todo por pertenecer a Slytherin, ahí aprendí que las personas como nosotros se pisotean sin importar nada mas, era casi como una regla y yo la aprendí demasiado bien.


Lo pensé durante toda la tarde, había muchos hechizos que podía utilizar, pero hubo uno que definitivamente era el mejor.

Cuando todos salieron de sala común para ir a cenar comencé a preparar mi "venganza"; el hechizo consistía en poner en cada puerta de las habitaciones un poco de polvos flu y hacer que se encendieran con un simple movimiento de varita, en realidad era totalmente inofensivo y mas bien servía para asustar, pero aun así no dejaba de ser fantástico.

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Espere sentada en el pasillo a que todos entraran a sus habitaciones, algunos me miraban extrañados, otros ni siquiera me miraban e incluso algunos decían tonterías al pasar, uno de ellos fue Blaise Zabini.

¿Quieres una moneda? – pregunto mirándome con desprecio

- No quiero dejarte pobre.

- Pues parece que realmente la necesitas.

- La necesitaría mas si tuviera una cara como la tuya – le conteste mirándolo con odio

Blaise me miro con desprecio, yo ni siquiera me moleste en mirarlo. Atenta a que todo saliera como yo quería, me percate de que solo faltaba una persona, Draco Malfoy, no me imaginaba que estaría haciendo tan tarde pero sin embargo espere, y si que valió la pena.

Malfoy subió y me miro, milagrosamente no me insulto; tome mi varita y cuando estaba apunto de abrir la puerta unas llamas grandes y rojas salieron de suelo.

¿Que demonios es esto!

Su voz sonó por todo el pasillo y todos comenzaron a salir de sus habitaciones, los gritos de las chicas eran como música para mis oídos, todo era perfecto.

¡No sean idiotas, estas llamas no son reales!

Nadie prestaba atención a lo que él decía, mire hacia las habitaciones de las chicas, Pansy se asomo, su puerta era la única que no tenia llamas, me miro suplicante para que deshiciera el hechizo y sin pensarlo dos veces accedí a su petición.

- Finite Incantatem.

Todos me miraban furiosos, algunos me gritaron cosas que no entendí, otro cerraron sus puertas con demasiada fuerza, hasta que solo quedo Malfoy quien me miraba con odio.

¿No pensabas asustarnos con eso o si? Ese hechizo es para niños- dijo mirándome con superioridad.

- Si, tanto que todos estaban aterrorizados, incluso tu te asustaste.

- No me hagas reír.

Lo mire de la misma forma en que él lo había hecho, me levante de mi lugar y me acerqué a él..

- Por lo menos pude confirmar que no tienes ni un pizca de valentía.

Por su expresión me di cuenta de que mis palabras habían logrado su propósito, herir su orgullo.

- No me provoques o te pesara.

¿Es acaso una amenaza? – le pregunte cruzando los brazos

- Si, lo es.

- No te temo Malfoy... así es que puedes hacer todo lo que quieras.

Di media vuelta y entre a mi habitación dando un portazo, ese tipo me irritaba demasiado, así como todo lo que tuviera que ver con él.


En la sociedad en la que viví desde niña aprendí que el odio, el resentimiento, el desprecio y la hipocresía entre otros, eran los "sentimientos", si se les puede llamar así, que todas las personas utilizaban. Poco a poco me di cuenta que tendría que utilizar todo eso como un escudo para que nadie…pudiera hacerme daño.


Los fines de semana se habían vuelto insoportables, a pesar de que muchos habían aprendido la lección con mi "broma" aun quedaban algunos que no dejaban de hacerme la vida imposible, entre ellos Zabini, Crabbe, Goyle y por supuesto Malfoy, quien no podía faltar, además de otros.

Era primavera, el calor era sofocante dentro de la sala común y no podía seguir encerrada en mi habitación todo el día. Salí a respirar un poco de aire fresco en el campo de Quidditch, me senté en una de las gradas mas bajas, esperando que nadie fuera a entrenar, pero lamentablemente me equivoque; el equipo de Gryffindor se estaba preparando en el campo para comenzar con su entrenamiento, a pesar de esta un poco lejos podía escuchar sus conversaciones.

- Harry sabes que tu no deberías salir – Dijo Weasley mientras caminaba hacia el campo

- Lo sé, pero soy el capitán y tengo que entrenarlos- contesto Potter sin mirarlo.

¿No crees que es más importante tu seguridad?

- Ron no comiences con eso – mirándolo con ¿fastidio?

- Pero…

- Además siempre traigo mi varita conmigo.

¿Y que pasa si te desarman¿y si pasa otra vez lo de la bludger?

- No va a pasar nada, solo será un momento… yo no quiero perder contra Slytherin¿tu si? – dijo parando en el centro del campo.

¡Claro que no! ya veras que los haremos papilla- alzando la mano y cerrando el puño

Los últimos atentados contra Potter habían puesto a pensar a todos los profesores, la situación se había vuelto un poco más peligrosa, y pensar que mis padres era mortifagos. Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando esos dos se acercaron a mi.

¿Disculpa?

¿Qué quieres? – pregunte con actitud altanera.

- Solo quería pedirte que… bueno como vamos a entrenar y… a los golpeadores… en ocasiones… se les escapan las bludgers… seria peligroso que estuvieras aquí – aclaro visiblemente nervioso pero sin dejar de mirarme.

Potter no era el tipo de chico que imponía su voluntad, como otros rubios de ojos grises, así que sabia que no tenia forma de obligarme a abandonar el campo.

¿Que te hace pensar que voy a hacerte caso? – acomodándome en mi lugar

- Lo digo por tu seguridad.

¡Ja¿enserio?

- Si…es…enserio.

Jamás antes había hablado con él, pero ahora que lo hacia me parecía un chico muy extraño, pero mas extraña me pareció la actitud de Ron Weasley, quien me miraba totalmente embobado.

¿Y a ti que te pasa? – pregunte ladeando la cabeza para verlo mejor

- He¿Qué¿a…a mi? No nada, no me pasa nada – dijo agitando las manos.

- Ustedes si que son extraños.

Ahora mas que extraños comenzaban a parecerme agradables. Pero desde luego, alguien tenia que llegar a interrumpir el momento, y quien mejor para hacerlo que Draco Malfoy.

- Vaya vaya ¿No me digas que ahora vas a comenzar una linda amistad con estos tontos? – lanzándome una mirada despectiva

- Por lo menos seria mas agradable que ver tu cara todos los días – respondí fastidiada.

¿No intentaras molestarme con eso?

- Desde luego que no, solo estoy diciendo una de las tantas verdades que podría decirte.

- Oh¿En serio? Pues no pensé que te rebajarías de esta manera para conseguir amigos – dijo Draco mirando con asco a los Griffindors

¡Déjala en paz Malfoy-

- No te metas Potter.

- Mas te vale que te vayas- advirtió Weasley

- Cierra la boca pobretón.

- Por que no la cierras tu Malfoy.

¿Los defiendes?... ¡Ja¿No me digas que son tus novios? – pregunto levantando las cejas.

La sonrisa de su rostro y sus palabras denotaban el sarcasmo que siempre le había caracterizado, además de la intención de hacerme enfadar, pero esta vez no iba a darle el gusto.

¿Y que si lo fueran?

Como lo supuse, no se esperaba esa respuesta, su sonrisa desapareció inmediatamente, dando paso a una expresión que no supe interpretar.

¿Tú…estarías…con estos perdedores? – señalándolos con un dedo

¿Te interesa saberlo?

Crucé los brazos en espera de su respuesta, al parecer lo había puesto a pensar, pero su actitud volvió a ser la misma después de algunos segundos.

- Haz lo que quieras, de cualquier manera tu reputación ya esta por los suelos.

Lo mire con desprecio, aunque era la verdad, no dejaba de molestarme el recordarlo. Dio media vuelta y se alejo en dirección al castillo.

¿Tú y Malfoy no son…. amigos? – pregunto Potter intrigado.

- No, nunca lo hemos sido; al igual que tu, me odia, la única diferencia es que a ti te odia por ser famoso y a mi… a mi simplemente me odia.

¡Increíble!

- No te sorprendas Weasley, hay muchas cosas que ustedes no conocen de los Slytherin – asegure dándoles la espalda.

Abandone el campo de Quidditch sin despedirme de ellos, me alegraba mucho haber estado ahí porque había descubierto cosas muy interesantes.