Hola! al parecer nadie lee mi historia ;; voy a llorar, pero bueno ya la empece y pienso terminarla, por cierto Lily! querida amiga gracias por tu review Ahora vamos por la cuarta parte y creo que si no recibo reviews pues tendre que desistir de escribir, por cierto que esta cosa no me dejo poner ni un solo guion, asi que espero que le entiendan.

Todo lo que ya conozcan no me pertenece.

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No se cuanto tiempo había pasado, parecía que ya era tarde, no tenia ganas de regresar a la sala común pero tampoco podía quedarme en ese lugar. Levante la cabeza y abrí los ojos, mire hacia la entrada al campo, había alguien ahí, estaba un poco alejado y no podía distinguirlo bien.

Mi corazón dio un salto cuando esa persona se encamino hacia mi, mientras mas se acercaba mas aumentaba mi nerviosismo, cuando estaba a unos cuantos pasos de mi se quito la capucha y mis nervios desaparecieron al ver de quien se trataba.

¿Qué haces aquí?

El profesor me dijo que te entregara tu varita – dijo Malfoy con un tono bastante tranquilo.

Yo podría haber pasado por ella mañana – conteste sin mirarlo

Es que…

No necesitas darme ninguna explicación Malfoy.

Lo mire con mas detenimiento y me di cuenta que estaba tan mojado como yo, el cabello le cubría los ojos, sentí un hueco en el estomago al mirar sus ojos e inmediatamente mire hacia otro lugar.

¿Desde cuando estas ahí?

Llegue treinta minutos después que tu.

¿Por qué no me llamaste?

No quería… interrumpirte, parecías… triste –comento con un tono de voz muy sutil.

¡Ja¿Triste¿Bromeas? Toda mi vida ha sido triste, suponía que para ustedes este comportamiento ya era natural.

Eso no es cierto… por lo menos no para mi.

Volví a mirarlo, la forma en que me hablaba era muy extraña, no era normal, busque sus ojos bajo el cabello y cuando los encontré toda mi piel se erizó, la expresión de sus ojos me dominaba, por primera vez no fue odio lo que encontré en ellos, sino, sinceridad, y tal vez lo estaba alucinando, pero, me estaba mirando con… ¿cariño?

¿Por qué dices eso? – pregunte con curiosidad.

Porque normalmente te ves mas… alegre.

¿Te das cuenta de lo que estas diciendo?

No estoy seguro – contesto levantando los hombros.

Será mejor que vayamos a la sala común, porque si Filch nos ve seguro nos castigara – me levante y sacudí un poco mi capa

Los dos caminamos en silencio hasta la sala común. La temperatura de mi cuerpo había disminuido considerablemente, por lo que no podía dejar de temblar.

¿Tienes frío verdad?

Un… poco – conteste con dificultad, ya que mi boca también temblaba.

Encenderé la chimenea.

No es ne…necesario, seria mas efectiva u…na ducha con agua ca…liente, a… dios – di media vuelta para ir a mi habitación.

Espera.

Draco, porque a partir de ese momento tendría que llamarlo así, me tomo del brazo con delicadeza, gire hacia el mirándolo a los ojos, trataba de buscar algo en ellos sin saber que era.

¿Si?

Quisiera pedirte algo – dijo mirando el suelo.

¿De que se tra… ta?

Me gustaría que… hiciéramos una… tregua.

¿Para que? – conteste con sorpresa.

Creo que es mejor que estar peleando todo el tiempo.

Tal vez, pero… ¿Por qué el cambio?

No lo sé.

Estaba segura de que me odiabas.

Sabes que solo son apariencias y las apariencias engañan.

Tienes razón.

Fije la vista en mi brazo, Draco aun no me soltaba, lentamente subí la vista empezando por su mano, siguiendo por el brazo hasta llegar a su rostro.

¿Sabias que tienes un color de ojos único? – comente sin siquiera pensarlo.

Si, pero nadie me lo había dicho – respondió con una leve sonrisa.

¿Así que soy la primera en decírtelo?

Si, eres la primera.

La sensación que me provocaba su mirada era nueva para mi, jamás antes había sentido algo así, sin embargo no me resultaba desagradable.

Estas temblando.

Coloco su otro brazo sobre el mío y empezó a frotarlos tratando de darme calor. Realmente no sabia si temblaba por el frió que sentía o por estar cerca de él.

Será mejor que vaya de una buena vez a ducharme.

Pero… aceptaras lo que te propuse.

Creo que no tengo otra opción.

Por cierto¿podrías… llamarme por mi nombre?

Esa si que es una extraña petición, pero creo que podría intentarlo.

Draco sonrió ligeramente, al igual que yo, di media vuelta y subí a mi habitación. Esa noche quedaría grabada en mi memoria para siempre.


El alma cambia y el corazón también, la mente es un rió de pensamientos y cada uno de ellos te provoca distintas emociones, pero muchas veces las emociones se transforman para dar paso a los sentimientos. Mi vida se lleno de emociones; emociones que se transformaron en nuevos sentimientos.

Abrí los ojos y me quede quieta mirando el techo, me sentía confundida¿lo había soñado? o ¿Draco me había pedido una tregua? Mire el reloj esperando que tuviera tiempo de sobra para bajara desayunar.

¡Se me hizo tarde!

Me levante de un salto, me puse los primeros zapatos que encontré, tome mis cosas y salí corriendo. Lamentablemente pociones era la primera clase, aunque, si tenía suerte, podría llegar antes de que todos entraran, pero, para mi mala suerte, la puerta del aula ya estaba cerrada; abrí lentamente y asome la cabeza.

¿Me permite pasar? – pregunte temiendo de la respuesta

Llega tarde señorita – contesto el profesor mirándome con indiferencia

Lo siento mucho, no volverá a pasar.

Esta bien, pase.

Entre y camine rápidamente hasta mi lugar, iba a sentarme cuando…

¿Es esto una broma? – pregunto el profesor.

No entiendo profesor

Podría decirme donde esta su uniforme.

Lentamente mire la ropa que traía puesta, definitivamente el uniforme no consistía en una blusa azul de manga tres cuartos, un pantalón blanco a la cadera holgado (tipo pants) y zapatos deportivos. Baje un poco la cabeza para que nadie notara el rojo de mis mejillas.

Creo que… olvide… ponérmelo.

El profesor Snape levanto una ceja como tratando de decir que niña tan tonta.

¿Recibió su varita? – pregunto inesperadamente.

¡He¡Ha¡ Si profesor.

Bien, siéntese y espero que mañana si traiga puesto el uniforme.

Si profesor.

Tome mi lugar y la clase continuo normal. Minutos después adquirí un terrible dolor de cabeza además de un dolor de garganta, con el que creí que podía quedarme afónica. Contaba los segundos para que la clase terminara y poder ir a cambiarme.

… y para mañana quiero un ensayo sobre las pociones que se realizan solo durante la luna llena.

Salí del aula arrastrando los pies, parecía que todas mis fuerzas se habían ido. Camino a la sala común me encontré con dos chicos que había visto, pero que realmente no conocía.

Hola linda, me gusta tu ropa.

Si, claro – dije con sarcasmo.

No te gustaría ir al lago con nosotros.

¿Por qué habría de hacerlo?

Te aseguro que te divertirás – aseguro insinuándome algo.

No daría ni un paso con ustedes – los mire con desprecio.

Trate de seguir mi camino, pero entre los dos me cerraron el paso y uno de ellos me tomo del brazo.

¿No vas aceptar nuestra invitación?

Claro que no y mas te vale que me sueltes.

Quisimos hacer esto por la buena, pero ya que tu no cooperaste, tendremos que hacerlo por la mala.

El tipo me tomo por la cintura y levantándome intento llevarme hacia otro lugar.

¡Suéltame! – grite con poca fuerza

No te preocupes esto será divertido. ¡Oye ayúdame! – pidió al otro.

El otro tipo intento aprisionar mis piernas, pero en lugar de eso, recibió una patada en la cara de mi parte.

¿Qué están haciendo?

Esto no te incumbe Malfoy, largate.

Por lo menos podría ayudarles.

Los dos chicos y yo lo miramos sorprendidos, aprovechando la confusión, mordí uno de los brazos de quien me aprisionaba, sin siquiera dejar que se tocara la parte afectada, le propine una patada entre las piernas e hice lo miso con el otro tipo quien aun se sobaba el rostro.

¡No se vuelvan a meter conmigo o se arrepentirán! – grite una vez mas con poca fuerza.

Estoy de acuerdo – asintió Draco.

Gire hacia Malfoy y le aplique un buen derechazo en la cara para después salir corriendo de ahí.

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Me encontraba sentada sobre la cama, casi al borde del llanto. Lo ocurrido me aturdió demasiado, el dolor de cabeza había aumentado y los gritos provocaron que mi voz se escuchara muy extraña. Llamaron a la puerta pero ni siquiera me moleste en atender, llamaron de nuevo, pero esta vez si atendí.

Quien quiera que seas vete, no quiero hablar con nadie

La puerta se abrió, y tras ella, se asomo un rubio de ojos grises, quien me miraba preocupado.

¿Puedo pasar? – pregunto Draco.

Vete, no quiero verte – mi voz sonaba cada vez peor.

Por lo menos podrías decirme ¿Por qué me golpeaste? – pregunto cerrando la puerta tras el.

¿Qué por que te golpeé? Porque eres un idiota – conteste mirándolo con rencor.

Pero si yo solo trataba de ayudar – aclaro.

Claro¿ayudar a quien¿A esos dos idiotas? – dije señalando hacia la puerta.

Claro que no, trataba de ayudarte

¡No digas mentiras!

No lo soporte mas y comencé a llorar, Draco estaba realmente sorprendido, algo estaba mal, había algo que me estaba afectando demasiado y no sabia que era.

Draco, en un instinto de protección, me abrazo fuertemente, tal vez fue lo único que se le ocurrió hacer.

¡Suéltame! – grite empujándolo.

Intente safarme, pero al no lograr nada, desistí y seguí llorando durante un rato entre sus brazos.

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Cuando me sentí mas tranquila, suavemente me separe de él, era la primera vez que me acercaba tanto al él.

¿Te sientes mejor? – pregunto alejándome un poco de él.

Moví la cabeza afirmativamente, levante la vista y caí en cuenta de que tenia un hilillo de sangre que salía de su labio inferior, nunca me imagine que mi golpe podría hacerle eso.

Tienes buen brazo, incluso esos dos no podían levantarse.

Sonreí ante tal revelación. Camine hasta mi escritorio y de uno de sus cajones saque una sustancia amarilla que, años antes, había tomado "prestada" de la enfermería, tome un algodón y puse un poco de la sustancia en el, me acerqué a Draco e inicie la curación de su herida.

¡Auch! Eso arde… pero creo que valió la pena – comento buscando mis ojos con la mirada.

Cuando termine coloque una pequeñísima bandita en la herida y puse todo en su lugar. Fui hasta mi armario y saque mi uniforme, a pesar de lo sucedido no había olvidado que tenia que cambiarme.

Ya había olvidado eso.

Tienes muy mala memoria – comente.

Tu voz se escucha rara.

Creo que no podría escucharse mejor después de haber llorado y gritado.

Es cierto. ¿Quieres que te espere?

No es necesario.

Entonces me adelantare – dijo saliendo de la habitación.

Bien.

Por un momento creí que el dolor de cabeza se había esfumado, pero me equivoque, seguía sintiéndome igual de mal, auque no podía ponerlo de pretexto para ir a clases.

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Durante las clases siguientes el dolor había diminuido, pero la temperatura de mi cuerpo había aumentado, parecía fiebre. Iba camino al invernadero para la clase con la profesora Sprout cuando sentí un terrible mareo, mi vista se nublo y mis piernas perdieron su fuerza.

Seguía despierta pero no tenía conciencia de lo que ocurría a mi alrededor. Trate de aclarar la vista, me fije en el techo del lugar en donde estaba, mire hacia un lado y vi a alguien frente a mi.

¿Weas… Weasley? – pregunte dudando.

El mismo – contesto son su animo de siempre.

¿Qué haces aquí¿Qué paso?

Tienes fiebre, estuviste apunto de desmayarte, por suerte yo iba pasando y pude sostenerte.

¿Dónde estoy?

Desde luego que en la enfermería.

¡Ha! Veo que estas mejor – aseguro una voz.

¿Señora Pomfrey? – pregunte tratando de enfocar su rostro.

Si, soy yo –afirmo con una sonrisa.

¿Estoy muy mal?

No, tendrás que pasar la noche aquí, pero saldrás mañana por la mañana.

Bien, yo ya cumplí con mi misión así que me retiro – dijo Weasley dando media vuelta.

¿Weasley?

¿si?

am… Gracias.

No hay problema.

El chico me mostró su mejor sonrisa y salio de la enfermería a toda prisa. Me sentía tan cansada que cerré mis ojos y después ya no supe mas.