Bueno son ya seis capitulos y solo he recibido tres reviews, es decepcionante ;;, de todas formas te agradezco por tus animos Sandy, eres una gran amiga , por cierto que esta cosa no me dejo poner los guiones asi que espero que se entienda.
El pasado es parte de lo que ya fue, el futuro es parte de lo que será y el presente es vivir el momento, pero que pasa si el pasado vuelve para afectar nuestro futuro e incluso nuestro presente, en mi caso, el regreso del pasado fue la causa de que mi vida se fuera desmoronando.
El verano paso en un abrir y cerrar de ojos, el 1 de septiembre había llegado, por fin podría regresar al colegio y esta vez con una mejor reputación.
Mis padres adoptivos me encaminaron hasta la estación, para después seguir sola con Dug. Subí al tren y busque un compartimiento vació, para mi gran suerte encontré a Pansy con sus amigas y ella me invito a pasar.
¡Hola amiga!
¡Hola Pansy!- salude tomando asiento.
¿Qué tal el verano? – pregunto con curiosidad.
Algo aburrido, y ¿Qué tal tu viaje?
Pésimo – contestó arrugando la nariz.
Las chicas que estaban con Pansy antes de que yo llegara nos miraban como si fuéramos una rareza.
Ya quiero llegar al colegio y olvidarme de ese horrible viaje.
Yo tengo algo que contarte.
¿De verdad?
Si.
Nuestra conversación fue interrumpida por un animalito peludo que entro a nuestro compartimiento, quien no era otro mas que Dug.
Oye ¿Dónde estabas? Ni siquiera recordaba que vinieras conmigo.
¿Es tuyo? – pregunto tomando a Dug entre sus brazos.
Si, es un regalo.
¿Cómo se llama? – acariciándolo con una mano
Dug.
¿Dug? Que nombre tan raro¿tu lo escogiste?
Digamos que si.
Que original… y ¿Qué es lo que tienes que contarme?
Te lo diré cuando lleguemos a Hogwarts.
Esta bien, tendré que esperar – dijo poniendo cara de decepción.
Esta vez el viaje fue mas corto de lo que esperaba. Después del ritual de selección y del banquete fuimos directo a mi habitación, tenia tantas cosas que contarle que no ya podía esperar.
Bien, ya estamos aquí ahora ¡cuéntame! – insistió Pansy.
Tranquila, tenemos toda la noche.
Las dos reímos durante un instante, nos sentamos sobre la cama para estar mas cómodas, ya que esto llevaría tiempo.
Pues comienza por que quiero ir temprano a la cama – aclaro colocando a Dug sobre su regazo.
Bien, quiero que veas esto- pedí tendiéndole un pergamino doblado.
¿Qué es esto? – cuestiono tomando el pergamino
Es una carta y quiero que lo leas.
Pansy leyó la carta cuidadosamente, cuando termino me miro sorprendida.
¡Es de tu admirador!- exclamo emocionada.
Creo que si – afirme bajando un poco la cabeza.
¡Genial¿Cómo se llama? – buscando el nombre en el pergamino.
Ese es el problema, no tiene firma, he recibido varias cartas mas, pero ninguna tiene firma.
¿Hay algún sospechoso? – pregunto mirándome inquisidoramente.
No – mentí – lo único que sé es que debe ser del colegio, porque según el nos conocemos.
Vaya – mirando la carta fijamente – tal vez es el mismo que te envió el anillo.
¿tu crees? – dije levantando las cejas.
Bueno, esa es mi deducción.
Di un gran bostezo, me sentía muy cansada y al parecer Pansy también, el viaje había sido algo pesado y debíamos descansar para iniciar bien las clases.
Será mejor que vayamos a dormir Pansy o mañana nos dormiremos en clase – advertí.
Tienes razón, entonces hasta mañana – se levanto de la cama y salio de la habitación.
Por mi parte me metí a la cama con Dug a un lado y pronto caí en un profundo sueño.
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Desperté con los rayos de sol que entraban por la ventana, hubiera querido quedarme en la cama todo el día, pero el día se veía muy lindo y no estaba de mas aprovecharlo.
Me levante y me metí a la ducha. Cuando termine de arreglarme baje a la sala común, no había nadie, al parecer yo era la ultima, me dispuse a ir al gran comedor cuando alguien me tomo del brazo.
Eres un tonto, me asustaste.
Esa era mi intención – dijo Draco sonriendo.
¿Podrías soltarme?
Si, podría, pero ahora quiero que me escuches.
No tengo por que hacerlo – comente sin mirarlo.
Oye no quiero obligarte – dijo soltando mi brazo.
Esta bien, te escucho.
Yo… quería pedirte una… disculpa – dijo con una mirada de niño pequeño extendiéndome una flor de color rosa.
¿Crees que con eso vas a hacer que te perdone?
No, pero…
No intentes bur…
No pude terminar la frase, ya que el me tomo bruscamente del rostro plantándome un beso, a pesar de ser agresivo me hizo sentir muchas cosas en un instante, inmediatamente me separe de él acto seguido le di una bofetada que no pudo esquivar.
¡No vuelvas a hacer eso o te mato¿entendiste? – le advertí apretando los puños.
Salí furiosa de la sala común y camine rápidamente hasta llegar al gran comedor. Pansy ya estaba en la mesa, me acerqué y tome un lugar junto a ella.
¡Buenos días amiga! – me saludo Pansy con alegría
¡Buenos días Pansy! – salude fingiendo una sonrisa.
¿y Dug?
Lo deje en la habitación – conteste sirviéndome algo de desayunar.
Que mala eres, debiste haberlo traído a desayunar.
No te preocupes, se quedo dormido y para cuando despierte yo ya habré regresado, es un perezoso – afirme comenzando mi desayuno.
Bueno, si tu lo dices –
Mientras comía, pude sentir que alguien me miraba; levante un poco la vista y me encontré con un par de ojos grises que no dejaban de mirarme, no se si era por el recuerdo del beso, pero sus ojos me provocaban una sensación extraña en el estomago, Draco sonrió pero yo no quise hacerle caso y continué con mi desayuno, no lograría hacer que lo perdonara con una simple sonrisa y menos con lo que había pasado en la sala común.
Como todos los años, por las ventanas, entraron decenas de lechuzas con paquetes y cartas, todos las recibían contentos; mientras miraba como todos abrían sus paquetes, dos lechuzas se posaron frente a mi, las mire sin comprender, tal vez se habían equivocado de dueño.
¿No vas a recibir tus paquetes? – pregunto Pansy, quien abría su propio paquete.
Si – conteste tomando los dos paquetes.
Uno de los paquetes provenía de mis nuevos padres, el cual contenía toda una variedad de pasteles y dulces, podrían durarme para todo el curso.
Vaya se nota que se preocupan por ti – dijo Pansy alegre.
Supongo que me han tomado cariño – conteste sin darle importancia.
¿Qué tiene el otro paquete? – estirándose para verlo bien.
Aun no lo sé.
Tome el otro paquete y quite la carta que tenia encima, la abrí y comencé a leer, era del mismo sujeto que me había enviando cartas durante el verano ¿no se cansaba de tanto escribir?
Mira esto Pansy – la llame mostrándole la carta.
¿De quien es? – pregunto leyendo su contenido – amiga¡es de tu admirador! – grito emocionada.
Quieres bajar la voz – le susurre al oído.
Verifique que nadie hubiera escuchado, pero Draco me miraba insistentemente levantando una ceja, respire profundo y volvía a la carta.
Lo siento amiga, es que me emocione – dijo Pansy riendo nerviosamente.
Olvídalo.
Mira tiene unas iniciales – dijo señalando una esquina de la carta.
Mire fijamente la carta, no me había percatado de ese detalle, tal vez el chico me estaba dando pistas para que supiera quien era.
¿L.B¿Quién demonios es L.B? – pensé en voz alta.
Ya lo averiguaremos después – dijo Pansy ansiosa – ahora lo importante es abrir el paquete.
Claro – conteste tomando el paquete.
No, espera, será mejor que yo lo abra – propuso con un peculiar brillo en los ojos.
¿Por qué?
Por que así será mas emocionante.
Esta bien – acepte a la fuerza, ya que sabia que Pansy siempre hacia las cosas así.
Entonces levántate – dijo tomándome de las manos – y cierra los ojos.
¿Tengo que hacerlo?
Si – contesto mostrándome una gran sonrisa.
Que mas da – comente cerrando los ojos.
¡Que lindo! – exclamo Pansy al abrir el paquete.
¿Qué es? – intente averiguar.
Extiende los brazos hacia el frente y lo sabrás.
Hice lo que me pidió y extendí los brazos, sentí como me sonrojaba, solo esperaba que nadie estuviera viéndome. Pansy coloco algo sobre mis manos, supe que era algún tipo de planta por que sus espinas me habían picado.
¿Puedo abrir los ojos? – pregunte esperanzada.
Esta bien, ábrelos.
Abrí los ojos lentamente, esperando que no fuera algún tipo de planta carnívora o venenosa, pero fue algo peor, algo que nunca hubiera esperado.
¡Rosas negras! – grite despacio dejándolas caer al suelo.
¿Qué pasa¿Por qué…
De pronto deje de escuchar la voz de Pansy, todo el ruido desapareció, no podía quitar la vista de esas rosas, era como si solo existiéramos las rosas y yo.
No puede ser – dije vagamente – no puede ser – repetí con un tono nervioso.
Amiga ¿te sientes bien? – escuche a Pansy decir. Tome la carta de nuevo y fije mi vista en las iniciales escritas en la esquina. No podía creerlo, no era posible, no podía ser él.
L.B.- dije con una voz casi imperceptible – Lavel… Lavel Bergerac. – asegure comenzando a temblar.
Amiga ¿Qué te pasa? Estas pálida – pregunto Pansy preocupada.
Mire mi mano y note que tenía sangre en dos dedos, las espinas me habían hecho daño. Sin pensarlo dos veces salí corriendo del comedor y me dirigí al baño, tenia que lavar inmediatamente las heridas. Rápidamente lave con agua mis dedos hasta que dejaron de sangrar y me recargué en la pared apretando mi mano.
No es posible, no es cierto, esto debe ser una broma…
Entonces recordé la pregunta que me hizo el profesor Snape el curso pasado "¿ha visto algo raro a su alrededor últimamente?" El había presenciado lo que paso con Bergerac ¿y si sabia algo? Salí del baño y corrí hasta su despacho, con suerte podría encontrarlo solo.
Entre sin siquiera tocar y al parecer el ya me estaba esperando, tal vez supuso que iría para hacerle preguntas. Al principio solo lo mire sin saber que preguntarle, tenia imágenes horribles en mi cabeza que por ahora no podría sacar.
Se encuentra bien – pregunto mirándome fijamente.
No, no estoy bien, necesito que me lo diga, necesito saber si el esta…
¿libre? – interrumpió – lamento mucho decírselo, pero, si esta libre.
Sus palabras hicieron que el estomago se me revolviera, tuve que sentarme en una silla para no caer al piso, todo mi cuerpo temblaba, no podía pensar, había olvidado por completo ese pasado, pero ahora volvía y estaba segura de que no me traería nada bueno.
¿Co… cómo lo hizo? – pregunte aun sosteniéndome de la silla.
Se fugo, nadie sabe como lo logro, cuando las personas del ministerio llegaron él ya se había ido, solo encontraron a algunos dementotes muertos cerca de su celda.
No puede ser – dije incrédula a las palabras del profesor.
Un nudo se formo en mi garganta, por primera vez en muchos años un miedo terrible se apodero de mi, era ese mismo miedo que había sentido años atrás, no podía ocultarlo y nada de lo que hiciera me ayudaría a desaparecerlo.
Será mejor que vaya a su habitación y descanse, trate de tranquilizarse, por ahora no podrá hacerle daño, no mientras este dentro del castillo, así que le sugiero que no salga si no quiere morir, iré a ver al profesor Dumbledor – termino saliendo del despacho.
Yo salí detrás de él, camine lentamente sin poner atención a nada, en mi mente solo había imágenes que me aterraban, imágenes del pasado que pensé que ya había olvidado. Entre a la sala común y me senté en un rincón abrazando mis piernas.
¿Por qué¿Por qué tuvo que volver¿Por qué? – me pregunte con la voz quebrada por el llanto, pero no era un llanto común, era un llanto provocado por la opresión que sentía en el pecho.
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Permanecí así durante horas, fuera de sala común escuche algunas voces, las clases ya debían haber terminado, me levante y seque las lagrimas que tenia en el rostro, subí a mi habitación y me acurruque en uno de los sillones, me sentía muy mal, nerviosa, débil y totalmente indefensa, esta vez no estarían mis padres para defenderme. Mire mis dedos, esperaba que esta vez no hubiera puesto nada en las espinas de las rosas, gire mi mano y vi mi anillo, lo saque de mi dedo fuertemente y lo tire al suelo. Escuche unos golpes en la puerta, decidí no contestar, pero aun así la puerta se abrió.
Aquí estas, te estuve buscando¿Por qué no fuiste a clases? – pregunto Pansy preocupada – ¿te sientes mal?
Si, podrías dejarme sola.
Esta bien, pero si necesitas algo no dudes en llamarme – contesto disponiéndose a salir.
¿Qué podría hacer? No tenia idea de que intentaría, necesitaba recuperar mi temple para poder pensar, con llorar no lograría nada y mucho menos sintiendo miedo. Una vez mas tocaron la puerta, esta vez fue Draco quien entro.
¿Te sientes bien?
Déjame sola – pedí conteniendo las lagrimas no quería que me viera otra vez llorando.
¿Podrías tratar de confiar en mi? – pregunto acercándose a mi lugar.
¿Para que? – le cuestione mirándolo con rencor y olvidando el llanto –¿Para darme la espalda frente a los demás¿Para burlarte de mi?
No, es que yo…
¡Es que tu eres un idiota! – le grite plantándome frente a él – ¿pensaste que podrías burlarte tan fácil de mi?
No¡escúchame! – me pidió suplicante
Vete antes de que pierda la paciencia – dije señalando la puerta. Di media vuelta y camine hasta la ventana.
Sabes bien que no me iré.
Me quede mirando el cielo por la ventana, tenia muchos sentimientos encontrados, ansiaba poder abrazarlo pero el resentimiento me detenía, necesitaba sentir que alguien estaba conmigo, antes de lo del tren hubiera pensado que el me ayudaría, pero ahora me sentía confundida.
¿Por qué lo tiraste?
¿De que hablas?
De este anillo.
Porque no lo quiero, repudio a la persona de la que viene – dije sin siquiera voltear.
No pensé que me odiaras tanto – comento en tono despectivo.
¿Qué? – pregunte mirándolo sin comprender – yo no estoy hablando de… un momento ¿tu me enviaste ese anillo?
Pensé que te gustaría – me dijo con una sonrisa.
¡Tu lo enviaste! – exclame sonriendo, me acerqué a el y lo abrace sin pensarlo.
¿Eso significa que me perdonas?
Draco acabas de quitarme un peso de encima, por un momento pensé que ese anillo venia de…
¿De quien? – pregunto Draco con curiosidad ante el cambio de mi expresión – ¿Qué es lo que pasa? Te vi salir corriendo del comedor, intente seguirte pero te perdí de vista, yo sé que algo malo te pasa, lo único que quiero es que confíes en mi – completo mirándome con ternura.
Lo mire un instante ¿De verdad podría confiar en el? Tendría que hacerlo si el seguía insistiendo, aunque su compañía no me resultaba en absoluto desagradable. Respire profundamente y me resigne a confiar.
Se llama… Lavel Bergerac – comencé a narrar, Draco sonrió y me animo a sentarme con el aun lado – lo conocí hace mas de tres años en una reunión que organizo mi padre, el era un medigamo exitoso a pesar de su corta edad, cuando me conoció quedo prendado de mi, incluso me invito a salir varias veces después de esa reunión pero yo nunca acepte, frecuentemente me enviaba regalos…
¿Rosas negras? – interrumpió Draco.
Si, me enviaba rosas negras todos los días durante el verano, el hablaba mucho conmigo, al principio me pareció un hombre simpático, hasta hubo un tiempo en que lo considere como mi amigo, pero lamentablemente el confundió mis sentimientos.
¿Pensó que estabas enamorada…de él? – pregunto con recelo.
Así es, un día mientras hacia una visita a mi padre, lo escuché decir que quería casarse conmigo, me pareció algo absurdo, pero cuando me entrego el anillo de compromiso, supe que estaba hablando en serio.
¿Aceptaste?
No – dije negando también con la cabeza – y ese fue mi gran error, pensé que había comprendido que yo no lo amaba, pero siguió visitándome y mandándome obsequios, nada de lo que yo hiciera lo alejaría de mi vida, una ocasión mientras mis padres arreglaban algunos asuntos, me confeso que estaba obsesionado conmigo, que tenia que aceptar casarme con el y una vez mas lo rechace, fue tal su rabia que me tomo de un brazo y…
Lleve una mano hasta mi hombro izquierdo, el recuero de lo que iba a contarle me hizo sentir miedo, apreté fuertemente mi hombro y continué.
… saco una daga que tenia escondida entre sus ropas, la tomo fuertemente y… la incrusto en mi hombro, el dolor que me provoco me hizo gritar, saco la daga e iba a atacarme de nuevo pero pude patear su brazo, la daga salio volando, se aferro a mi capa y me arrastro hasta alcanzar la daga, mi hombro sangraba demasiado, estaba perdiendo la conciencia, vi como quiso atacarme una vez mas pero un rayo de luz llego hasta el lanzándolo contra la pared, mis padres se acercaron a mi y eso fue lo ultimo que vi – termine tratando de contener el llanto.
No… no puedo creerlo – atino a decir Draco.
Pensé que jamás lo volvería a ver pero… esta libre e intentara matarme otra vez y no habrá nadie que pueda ayudarme – afirme con las lagrimas surcando mi rostro.
Tranquila… yo estaré contigo – dijo Draco abrazándome cariñosamente y acariciando mi cabello – yo voy a… protegerte.
Entre sus brazos me sentí segura, ya había estado antes entre sus brazos pero esta vez era diferente, había algo que nos unía. Lo abrace sin dejar de llorar.
Lo que no entiendo… es ¿Por qué le tienes tanto miedo a esas rosas? – pregunto intrigado. Me separe de el secando las lagrimas.
Eso todavía no te lo cuento – asegure mirándolo a los ojos, respire profundo y proseguí – después de eso, mis padres me contaron que Bergerac había escapado, quisieron dar parte al ministerio, pero yo me opuse.
¿Por qué?
Porque no quería que nadie se enterara de lo sucedido, pensé que seria una vergüenza contar lo que había pasado e hice a mis padres prometer que no dirían nada. Cuando por fin me recupere trate de olvidar sin conseguir nada, un día, cuando llegamos de hacer algunas compras, uno de los elfos domésticos me entrego un paquete, el cual contenía un ramo de rosas negras, al verlas me enfurecí, así que las tome y comencé a deshojarlas, quería triturarlas y quemarlas, cuando termine mis manos estaban muy heridas, no le di importancia y ni siquiera lave las heridas, por la noche empecé a sentirme mal, primero fueron mareos, después fiebre y alucinaciones y al ultimo un dolor terrible en todo el cuerpo.
No entiendo como unas simples rosas te provocaron todo eso.
Tu lo has dicho eran unas simples rosas y nadie se hubiera imaginado que Bergerac había puesto veneno en sus espinas.
¿Qué? Ese tipo estaba desquiciado.
Por suerte me llevaron a tiempo a San Mungo y en unas semanas me recupere completamente, pero nadie ha podido sacar esa experiencia de mi memoria.
Supongo que después de eso si dieron parte al ministerio.
Si, pero les pedí que guardaran el secreto y por eso nadie se entero de lo sucedido.
Nunca pensé que hubieras pasado por todo eso – comento mirándome sorprendido.
Ahora lo único que me preocupa es que quiera hacerme daño – dije levantándome y caminado hacia la ventana.
Pues si quiere hacerte algo, primero tendrá que pasar sobre mi – aseguro colocándose detrás de mi.
Gire para poder ver su rostro, me miraba de una manera tan… especial, siempre me habían gustado sus ojos eran misteriosos e irresistibles, poco a poco se acercó a mi rostro cada vez estaba mas cerca y justo cuando estábamos apunto de unir nuestros labios…
Amiga el profesor Snape…
Al escuchar la voz nos alejamos al instante, Pansy nos miraba con los ojos muy abiertos, Draco y yo estábamos bajamos la cabeza totalmente ruborizados.
…quiere verte – termino Pansy sin perder la mirada de asombro.
Si… ser� será mejor que vaya… ahora – dije con nerviosismo, salí de la habitación y Pansy me siguió.
Mientras caminábamos hacia el despacho del profesor, pensaba en lo ocurrido aballestado apunto de besar a Draco, pero ¿Qué me había orillado a hacerlo? Tal vez había un sentimiento en mi que aun no encontraba. Sentí la mirada de Pansy y volví a sonrojarme.
¿Podrías dejar de mirarme? – le pedí sin mirarla
Pero tendrás que explicarme esto – amenazo.
Lo haré, aunque no se como explicarlo – comente dando la vuelta hacia el despacho del profesor Snape.
Oye ¿Dónde vas?
Dijiste que el profesor quería verme.
Si, pero nunca dije que en su despacho, sígueme – dijo señalándome el camino con la cabeza.
Caminamos por los pasillos y llegamos a una escalera de caracol por la que nunca antes había subido. Subimos a ella y comenzó a girar, entramos a un cuarto grande y paramos frente a una puerta muy alta. Pansy toco suavemente y del otro lado se escucho una voz que nos invito a pasar.
Gracias señorita Parkinson puede retirarse – dijo el profesor Snape.
Si profesor – contesto Pansy saliendo del lugar.
Tome asiento señorita – ofreció el profesor Dumbledore.
Me senté en la silla mas cercana y mire a los dos sin entender nada, tal vez tenían algún plan para ayudarme.
El profesor Snape me contó su situación – dijo Dumbledore tomando la palabra.
¿Mi situación? – pregunte mirando de reojo al profesor Snape.
No se preocupe señorita, no revelare su secreto. He pensado en las posibilidades que tenemos y lo primordial es que no salga del castillo por ningún motivo.
Si, eso ya me lo advirtieron.
También pensamos que necesita protección y…
No, eso no, no quiero tener a alguien que me este siguiendo todo el tiempo.
Es por su seguridad.
Potter también puede ser atacado y no tiene ese tipo de "compañía"
Bien, si no quiere protección entonces tendrá que protegerse usted misma – aclaro Snape.
Me parece bien, si logre librarme de el una vez no veo por que no pueda volver a hacerlo – comente retándolo con la mirada.
Por supuesto – dijo en tono sarcástico – entonces puede irse.
Salí de la oficina de Dumbledore y fui directo a mi habitación, a veces ni yo me entendía, por la mañana estaba muerta de miedo y ahora me hacia la fuerte.
