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Una chica corría desesperada por un corredor mientras las lágrimas bajaban desesperadas por su cara. Iba chocando con todos los que salían del gran comedor.

-¡¡Nadezhda!-alguien gritó detrás suyo. Siguió corriendo pero alguien la cogió por el brazo y la giró.

-Remus...-se abrazó a él y continuó llorando desesperada.-no puedo más...ni tan solo me aguanta. Me odia y no se porqué...-las lágrimas iban cada vez más de prisa y un aura blanca la envolvía.

-Nadezhda...no llores más que se me rompe el corazón al verte así. Escúchame bien, yo también pase por esto, me enamoré de quien no debía y...sufrí muchísimo...y una buena amiga me dijo esta frase-Nadezhda subió la cara y lo miró atentamente- nadie merece tus lágrimas y quien las merezca no te hará llorar. Recuérdala bien porque tiene toda la razón. Y ahora ve a la torre Gryffindor que ya deben estar todos allí.-.él se giró y empezó a andar.

-¡¡Remus!-el profesor se giró- ¿quién te dijo esa frase?

-Lily Potter, la madre de Harry.-se quedaron mirando en silencio.

-grácias Moony...por todo...siempre consigues hacerme sonreír.-la chica sonrió y se marchó. Volvía a ser la de siempre, al menos físicamente y eso lo tranquilizó un poco.

-y ahora Severus Snape te vas a enterar de lo que pasa cuando le haces daño a mis amigos-susurró Remus con odio dirigiéndose hacia las mazmorras.

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-Nadezhda ¿por qué lo hiciste? - preguntaba Hermione mientras se sentaba en la cama de la chica. Nadezhda estaba de espaldas. Herm le apoyó una mano en la espalda.- siempre te guardas los sentimientos pero esta vez no lo hiciste ¿por qué?

-llevaba dieciséis días cuidando de Snape y él no me dijo ni grácias. Cuando me cabreo mucho o me decepciono no soy capaz de guardarlos como querría. El golpe que le pegué a Novak fue un impulso y decirle lo que le dije a Snape después...no se, no se que me pasó. Lo único que se es que me quiero ir de aquí...-todo lo dijo en un sollozo contenido.

-¡tu no te irás Nadia! No dejaré que tires la toalla a la primera que no sale lo querías...-dijo Herm enfadada y señalándola.

-Mione, no es la primera. Desde que he llegado nada ha salido como yo quería. Yo no se que le hice pero no me aguanta, si hasta me ha dicho que lo del golpe a Novak ha sido para dejarlo en ridículo, como si no se pudiera defender.-al acabar de hablar se le escapó finalmente el sollozo.

-¿Eso te ha dicho? ¡Dios, vas y te enamoras del más hijo puta de todos! ¿por qué no de Remus?

-yo se quien le gusta a Remus y no soy precisamente yo...-le dijo girándose para encararla.

-¿sabes quien le gusta a Remus?-preguntó sorprendida.

-si, es mi mejor amigo y me cuenta muchas cosas ¿por qué?¿ te interesa?-preguntó con una media sonrisa, pero con las lágrimas aun en los ojos.

-¿eh? ¡No!...no, no...yo...buenas noches Nadia...-Hermione se acercó a su cama, se metió y cerró las cortinas.

-Bien, Moony, quizá no te será tan difícil como te piensas tener una oportunidad.-sonrió y cerró bien las cortinas otra vez.

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Ya era la hora del desayuno y bajaron todos a comer. Nadezhda siguiendo el ritual de cada mañana paseó la mirada por la mesa de profesores. Ni Snape ni Remus estaban, se giró hacia la puerta y entró Snape, que tenía una herida bastante fea en la cara, todos lo miraban al pasar. Al cabo de dos minutos entró Remus, tenía la mano vendada e iba cojo.

Nadezhda se levantó con el entrecejo fruncido y se dirigió a la puerta.

-Remus ¿puedes venir, por favor?- le dijo cuando este pasó por su lado. Él enrojeció como un niño pequeño al que lo descubren con las manos en la masa y la siguió hasta fuera. Unos ojos negros los observaban con rencor.

-¡¡¿Se puede saber en que estabas pensando! ¡Te pegaste con Snape! ¡Estás mal de la cabeza! ¡¡Bastante metí la pata yo como para que encima tu te pegases con él!- gritaba Nadezhda dando vueltas por la clase furiosa.

-¡Nadia, él empezó! Yo solo fui a decirle cuatro cosas, él me dijo que no me metiese en su vida y me empujó, yo también y... El resto te lo imaginas.-dijo sonrojándose. Nadezhda lo miró con una ceja alzada.

-lo que tu digas Moony, pero que quede claro que sigo pensando que eres un chalado y ahora por favor súbete el pantalón para descubrir que te hizo en la pierna y te lo curo.

-de acuerdo mandona...

Cuándo acabó de curarlo se fue a su primera clase, transformaciones.

La clase fue bien, no pasó nada interesante, como siempre. La siguiente clase, encantamientos, fue como siempre, algunos a los que les costó más y a otros menos. Y la clase siguiente ya era pociones.

-no voy-le dijo ella a Hermione.

-no puedes hacer eso, ¡va contra las normas!

-pues lo haré, no estoy de humor para aguantarlo riéndose de mí. Te aseguro que no es agradable verme cabreada y podemos acabar mal y con cientos de puntos menos.

-Nadia, si no vas me quejaré, soy prefecta y no puedo pasarlo por alto. Ven y pasa de él.

-...lo intentaré pero si pasa algo no te quejes ni te enfades.-bajaron a las mazmorras y entraron.

-Granger y Katiusha, por fin se dignan a venir ¡30 puntos menos para Gryffindor! Siéntense aquí-señaló la única mesa desocupada, justo delante de él. Nadie se había querido sentar ahí, ni siquiera los de su casa, y eso sin duda era un mal augurio sobre el estado de su profesor. Nadezhda sacó una libreta y empezó a hacer dibujitos, hoy iba a pasar.-Hoy haremos veritaserum ¿alguien me explica sus propiedades?-directamente pasó a mirar a la mesa de delante, "Katiusha no se que está haciendo, pero si quiere jugar, juguemos", se acercó por detrás, toda la clase aguantando la respiración y se quedó mirando todo el pergamino lleno de dibujos. Su cara se empezó a colorear por la furia. Pegó un puñetazo a la mesa y la libreta cayó al suelo. Toda la clase pegó un bote por el ruido.

-¿acaso se cree usted tan sabia que no necesita prestar atención, srita. Katiusha?-susurró. Hermione le pegó un codazo a Nadezhda.

-sinceramente profesor, no se de que me sirve prestar atención si cuando voy a contestar o no me presta atención o incluso me baja puntos.-dijo sin tan siquiera subir la mirada. Y empezó a golpetear con las uñas a la mesa.

-¡50 puntos menos! Es usted una maleducada.-siseó Snape perdiendo los estribos.

-No, no lo soy.

-¿cómo dice?-preguntó incrédulo

-que no lo soy, me ha pedido explicaciones y yo se las he dado así que no tenía derecho a quitarme puntos pero me da igual, quíteme tantos puntos como le de la gana, ya los volveré a conseguir.-dijo mirándolo a los ojos fríamente.

-¡no se quien la ha criado pero desde luego que ha hecho un mal trabajo! Es usted insoportable, se cree que lo sabe todo ¡¡Y NO SABE NADA! No sabe hacer las pociones bien, las informaciones que da no son correctas ¡¡Y ENCIMA SE DEDICA A VACILARME! ¡Seguro que usted no había echo pociones en su vida! ¡Es usted una egocéntrica y una arrogante! ¡¡Siempre ha de llamar la atención y lo hace de la forma más penosa posible!- Nadezhda se pasó la lengua por los labios en una media sonrisa y se levantó quedando encarada a su profesor.

-siga usted así profesor, que va a perder su trabajo ¿alguna vez le han explicado que no se puede insultar a sus alumnos?¿sabe que si nos lo propusiéramos lo podríamos echar? Eso en primer lugar. No tiene ni puta idea de enseñar pociones. Si tuviera, se daría cuenta de que yo no soy mala, de que Longbottom en realidad si sabe hacerlas y su único problema es que usted lo pone nervioso con sus broncas y comentarios hacia él, de que Draco Malfoy no ha hecho una sola poción este año y ha ganado más de cien puntos, de que a Granger, por el simple echo de que no le simpatiza, no puede dejar de hacerle caso. Y le voy a contar algo absolutamente interesante, según usted yo nunca hice pociones ¿entonces ya me dirá usted como llegué a entrar con cinco años a la escuela superior de pociones de Rusia?¿o como puede ser que haya ganado 32 concursos de pociones? ¿o por qué motivo tengo una plaza en el laboratorio del ministerio alemán desde los diez años? Sinceramente es usted el peor profesor de pociones que he conocido, Crabbe o Goyle harían mejor su clase que usted. Si lo que quiere es dar clase, lo mejor sería dejar de lamentarse en el pasado y dejara de amargarse, porque lo único que consigue es que todos se aparten de usted.-terminó tranquilamente. Todos la miraban con los ojos como platos.

-Fuera de mi clase...espere en el pasillo hasta que termine.-dijo casi sin voz. Ella cogió sus cosas y salió tan tranquila.

Todos salían de pociones y le daban la enhorabuena por su discurso en voz baja, también le ofrecían su pésame por lo que vendría.

-Katiusha, sígame.-le dijo Snape y entraron a su despacho. Él se sentó tras su mesa y ella en una que había al otro lado.- ¿se da usted cuenta de que me acaba de faltar gravemente el respeto delante de toda la clase?

-Sí ¿y se da usted cuenta de cuantas veces nos lo ha faltado a nosotros, sus alumnos?-le respondió ácidamente.

-¡Soy su superior!

-Ese es su problema. Se siente superior a los demás...hasta que no entienda que por ser profesor no le da derecho a meterse con nosotros, no podrá dar nunca clases bien.

-Si no me comporto como lo hago, nadie me tiene respeto.

-Su problema es que no busca que le tengan respeto, busca atemorizar a sus alumnos. McGonagall nunca ha faltado el respeto a un alumno y todos le tienen respeto. ¿por qué? Porque es severa hasta un punto y es JUSTA.

-si, si, lo que usted diga. No la quiero ver más en mi clase si es tan buena como dice ser. ¿por qué vino a Hogwarts Katiusha? Usted ya tiene trabajo asegurado, según ha afirmado.

-en primer lugar vine porque necesitaba acabar mis estudios de las otras asignaturas y también vine para ser alumna de usted especialmente, porque sabía de su trabajo como profesor aquí y de que usted es uno de los tres únicos maestros superiores de pociones que hay en el mundo. Quería que me cogiera de aprendiz, pero supongo que ya debe estar contento de haberme jodido los sueños.

-Señorita Katiusha acaba de repetir medio discurso de la señorita Junqueira con lo que se me hace difícil creerla.

-Ya, ¿verdad que es sorprendente lo que hace la legeremancia, todos los años que llevo practicando oclumancia y se me olvidó cerrar la mente cuando la miré a los ojos mientras entraba. Aunque sinceramente, no me esperaba que ella se dedicara a hacerme esto. Pero, en fin, yo ya le devolví la jugada.

-¿a que se refiere con eso?-preguntó con sorpresa bien disimulada.

-A que era yo la que le dijo esas palabras exactas a Dumbledore cuando llegué, en la primera noche. Nunca se me pasó por la cabeza decírselo a usted en persona. Y era ella la que vino para ser aprendiz de DCAO, no yo. Tendría que haber pensado en las consecuencias de cabrearme. ¿nunca se ha fijado en que Remus nunca escucha mientras ella habla? Le ha preguntado como veinte veces si no puede tener tres aprendices de DCAO.-Snape la miraba sin parpadear, procesando toda la información.

-puede irse. La espero a las ocho para cumplir su castigo.

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