Hola a todos, después de varios días de desaparición he regresado, la historia se pone cada vez mas dramática y los personajes empiezan a sufrir en serio, pero bueno aquí está el siguiente capitulo espero que lo disfruten, Gracias a Malusnaperickman y a Vicky por sus reviews, son muy importantes para mi. Gracias, gracias, gracias.
Disclaimer: Todos los....JK Rowling... etc.. bueno para que lo digo si ya saben
CAPITULO IV
Engaños y maldiciones.
Circe fue al encuentro de su hermana en la biblioteca, al llegar la mayoría de los alumnos ya se habían ido. Morgana estaba en una de las mesas más alejadas con una pila de libros cerca de ella, mientras escribía algunas cosas en un pergamino. Circe se acercó lentamente temerosa de que pudiera derrumbar aquella torre de libros
—Morgana—
la muchacha levantó la vista para ver a su hermana menor
—Me alegra que vinieras, por favor siéntate—
Circe se sentó cerca de ella y empezó a leer los títulos que tenían: "Maldiciones, guía practica en 10 pasos", "Antiguos celtas, maldiciones y hechizos simples", y un libro de la sección prohibida llamado "Maldiciones mortales".
—¿que es todo esto?—
—Ah... es un trabajo que estoy haciendo para defensa contra las artes odcuras, queria que vinieras porque tengo algo que darte—
Morgana le ofreció un trozo de chocolate a Circe
—Se que estuviste muy preocupada por mi mientras estuve en la enfermería—
—Es mi favorito ¿cómo lo conseguiste?—
—No fue difícil, disfrútalo—
Circe desenvolvió el pequeño chocolate y se lo comió, en pocos minutos se empezó a sentir cansada, de pronto su vista se nubló.
—No me siento bien—
—No te preocupes, todo estará bien pequeña hermana—
La menor de las drake sintió como si ya no tuviera control de su cuerpo, pudo ver como su hermana metía los libros en las mochilas.
—Necesito que hagas algunas cosas por mi pequeña—
—¿De que hablas?—
Cuando ya no quedaba nadie en la biblioteca cambió su túnica con la de su hermana
—Ahora escúchame bien, iras a mi sala común y buscarás un sitió donde todos te vean, pero evita que te vean a los ojos, es una lastima que no funcione mi magia en ti, podría solucionar ese problema, bueno esa es la maravilla de pociones, puedo manipularte fácilmente—
Saco la varita de su hermana y las intercambio también.
—A la media noche te recostarás en uno de los sillones y me esperaras ahí hasta que regrese, no podrás decir nada de esto a nadie, la contraseña de mi sala común es sangriento, ahora vete—
Circe no podía controlar su propio cuerpo, solo podía obedecer, llegó a la sala común de Slytherin, de su boca salió la contraseña, no había muchos alumnos, y los pocos que estaban no les importaba lo que pasara, la chica se encaminó a uno de los escritorios mas alejados, se sentó ahí y tomo un libro como si leyera. Pasada la media noche, cuando todos se habían ido a dormir, ella se recostó en el sofá frente a la chimenea, cerró los ojos y esperó.
Severus Snape bajó por un libro que había dejado olvidado cuando la vio, se acercó y de inmediato supo que algo andaba mal, había pasado demasiado tiempo junto a Circe como para no reconocerla
—Circe, despierta—
Ella quería despertar pero no podía. Snape se acercó cun cuidado y levanto el parpado para ver el color de sus ojos, lo que le confirmo sus sospechas, fue a su habitación y trajo consigo un frasco con una poción plateada, con cuidado se la dio, en pocos minutos empezó a reaccionar
—Circe ¿estas bien?—
—Eso creo ¡Qué hora es?—
—Son pasada la una—
—Debo regresar a mi sala común, gracia por tu ayuda Severus—
Le dio un beso en la mejilla y salió corriendo mientras se quitaba la túnica de su hermana. Iba rumbo a la sala común de Gryffindor cuando una luz llamó su atención, fue hacía donde se veía la luz, en uno de los jardines vio a su hermana, Morgana estaba en el centro de un circulo de fuego azul. Circe se dirigió hacía aquel lugar lo mas rápido que pudo, pero al tenía que pasar por un pasillo para llegar ahí y cuando llegó su hermana se había ido, en el suelo estaba la túnica que le había quitado, y algunos de los libros que había visto en la biblioteca esa tarde, de pronto la voz de la profesora McGonagall la sorprendió .
—Srita. Drake ¿Qué hace aquí?—
—Profesora... yo...—
Circe supo que algo estaba mal cuando la expresión de la profesora era de horror
—¿Qué has hecho?—
—Yo no fui, profesora, yo sólo...—
—Sigueme, el director no esta ahora en Hogwarts, y esta falta es grave, nunca lo hubiera creido de ti—
—Pero... por favor debe escucharme— Ella empezaba a sollozar
—No, estarás en detención, el director decidirá mañana—
La profesora hizo unos movimientos con la varita para proteger el lugar donde se encontraban las marcas del fuego y las demás cosas que quedaron en el suelo, después tomó a la chica por el brazo y la condujo por varios pasillos del castillo, hasta llegar a una enorme puerta de madera sólida sin picaporte, la puerta se abrió después de que McGonagal hiciera algunos movimientos con su varita
—Entra—
—Por favor profesora déjeme explicarle—
McGonagal la vio con lastima y decepción.
—Lo que has hecho es grave, son maldiciones muy poderosas, seguramente el ministerio de magia vendrá a investigar, ellos serán los que decidan tu destino, nunca imagine que tu...—
McGonagal se alejó de la puerta, le había quitado ya su varita
—Por favor, si tan sólo me escuchara...—
—Te quedarás aquí hasta que el director llegue—
La profesora salió cerrando la puerta tras de si, Circe suplicó por largo rato, sus lagrimas eran provocadas por una mezcla de miedo y desesperación, golpeo la puerta con todas sus fuerzas hasta que sus manos sangraron, pero después de un rato el dolor y el cansancio la vencieron, se dejó caer en el suelo de aquel cuarto frió y oscuro. Después de algún tiempo se calmó lo suficiente para ver su prisión, era una habitación de 3X3, paredes de piedra, no tenía ventanas, la única luz que entraba era por la rejilla de la puerta, de un tamaño no mayor al de una rebanada de pan, había un pequeño catre con una cobija, una pequeña mesa y dos sillas. Se sentó en el catre, observó sus manos sangrantes por largo rato, luego rasgó su falda para improvisar algunos vendajes. Temblaba de pies a cabeza, pero no de frío, sino de miedo a lo que se avecinaba. Espero por horas, hasta que McGonagal regresó, iba acompañada de Morgana
—Dejaré que tu hermana hable contigo, el director esta por llegar, el ministro de magia viene con él, es mejor que te prepares—
Las dejó solas, Circe abrazó a su hermana
—Por que lo hiciste— dijo la menor
—Hacer qué querida hermana?—
Circe se separó de su hermana, la vio a los ojos y se dio cuenta que había cambiado, algo se había perdido, ya no era la misma persona
—¿Qué te sucede Morgana?, ¿recuerdas lo que pasó ayer?—
Morgana hizo un gesto como si intentara recordar
—Recuerdo haber ido a clases y después ir a la biblioteca y después, creo que me quede dormida—
—¿Sabes por que estoy aquí?—
Morgana la vio a los ojos
—No lo se—
Circe vio que decía la verdad, que ella sinceramente no sabía que pasaba
—Morgana, por favor intenta recordar lo que hiciste ayer—
Los ojos grises de Morgana se fijaron en los de su hermana, Circe buscaba una mentira, pero sólo encontró confusión
—Ya te lo dije, no puedo recordarlo, debo haberme quedado dormida o algo—
Circe empezó a llorar
—Morgana, puedo pedirte un favor—
—Si, dime—
—Convence a la profesora McGonagal para que me permita ver a Snape, por favor—
—Haré lo que pueda—
Se abrazaron, Circe lloraba mientras Morgana no podía comprender la tristeza de su hermana. Snape logró el permiso de la cabeza de la casa de Gryffindor, tan pronto vio a Circe la abrazó, al verla con las manos heridas le cambió los improvisados vendajes por unos limpios que hizo con su capa
—Yo se que eres inocente, esta tarde le diré al director todo lo que vi—
—No puedes—
Él la vio con confusión.
—¿Qué quieres decir?—
—Mi hermana esta mal, parece que ha bloqueado los recuerdo, no sabe lo que hizo y tu sabes que estuvo enferma, si tiene que enfrentar esto podría volverse loca o algo peor, jamás soportaría estar en Azkaban, no puedo permitir que le pase eso—
—Pero eres inocente—
—Es mi hermana, se hizo cargo de mi después de la muerte de mis padres, ahora es mi turno de hacer algo por ella, no permitiré que ella sufra, Snape, dime la verdad ¿Cuántos de los que saben que paso piensan que soy culpable?—
Snape suspiro
—Todos, alguien les aviso que no estabas en tu sala común, ahí empezó todo, la maldición que se conjuró fue contra Lily Evans y James Potter, los que te creían inocente cambiaron de opinión cuando supieron contra quien fue el ataque, sospechan que tenías algún problema con ellos, y que por eso siempre había tensión entre Black y tu—
—Severus, promete que cuidarás a mi hermana—
—No estarás pensando...—
—No hay otra alternativa, no permitiré que le hagan daño, encuentra la forma de que recupere la memoria, después habla con Dumbledore y explica todo, demuestra que soy inocente, ellos entenderán que ella sólo estaba enferma—
—Podemos decirlo ahora—
—No, mientras investigan la manarían a Azkaban, debemos hacerlo así—
—Esto puede salir terriblemente mal—
—Es lo mejor, es lo mejor que podemos hacer, ¿Me ayudaras?—
Snape vio seguridad en la mirada de la chica
—haré todo lo que esté a mi alcance—
—Gracias Snape—
Ella lo abrazó, en ese momento entró McGonagal
—El director te verá ahora, Sr. Snape regrese a su sala común ahora—
Circe estaba asustada, sabía que lo que venía no sería fácil, salió de su prisión siguiendo los pasos de la profesora, mientras intentaba no dejarse dominar por el miedo
