Gracias por los Review que me han dejado. Gracias a Aline y a Malusnaperickman.
Es ahora cuando empiezan los sufrimientos jejeje.
Disclaimer: Ya saben, propiedad...Harry Potter...JKRowling y todo lo demás.
Que disfruten el siguiente capitulo jeje.
CAPITULO V
Confesiones.
Circe caminaba con la cabeza baja siguiendo a McGonagal en silencio, poco antes de llegar a la gárgola que flanqueaba la puerta de la oficina del Director se encontraron con Lilly
—Yo se que ella es inocente profesora, no importa lo que diga es inocente—
—Ese asunto lo decidirá el Director y el ministro de magia Srita. Evans—
McGonagal pasó junto a la chica seguida de Circe
—No puede dejar que la culpen de algo que no hizo— dijo Lilly desafiante, McGonagal se detuvo para verla de frente
—Esto es un asunto que esta fuera de sus manos Srita Evans, es mejor que regrese a su sala común y deje esto en manos de nosotros, vamos Srita Drake—
Circe ni siquiera levantó la vista para ver a Lilly, seguía en silencio a McGonagal. En pocos minutos llegaron a la oficina de Dumbledore. El director estaba detrás de su escritorio, Fudge estaba atrás de él con la vista perdida, McGonagal le indico a Circe que se sentará en una silla frente al Director, la chica obedeció en silencio. El ministro de magia se acercó a la chica y con aire amenazador
—Terribles acusaciones caen sobre usted Srita Drake, esto no es un juego de estudiantes, ha puesto en peligro la vida de dos compañeros, ¿Por qué lo hizo?, ¿Cómo podemos revertirlo?—
La chica mantenía la cara caída para evitar ver a sus acusadores, sus lagrimas empezaron a mojar los vendajes de sus manos, mientras mantenía sus manos aferradas a la tela de su falda, como si fuera su tabla de salvación
—No creo que sea necesario que la trates de esa manera Cornelius, es solo una chica, no el peor de los criminales–
—Lo siento Albus, pero esta chica es en lo que se convirtió, Srita. Drake, Uno de sus compañeros dio testimonio de sus acciones en los últimos días, además de que descubrió su ausencia de su sala común cuando sucedió todo, y por último dio fe de que las cosas que encontramos en el lugar donde se realizó el conjuro, esta aquí para confirmar lo que ha dicho frente a usted, profesora hágalo pasar—
McGonagal salió por un momento y regresó acompañada con Sirius, el ministro se dirigió al él, el joven Gryffindor miró a Circe con remordimiento, pero un momento después pudo ver los vendajes que había en las manos de la chica y pudo reconocer las iniciales bordadas en plata de Severus Snape, encendiendo su ira nuevamente
—Sr. Black, esta seguro que esta es la chica que falto a su sala común y a la que pertenecen estas cosas— el ministro saco varias cosas pertenecientes a Circe y algunos de los libros que Morana tenía en la biblioteca, la furia había nublado nuevamente la mente de Sirius
—Si, señor—
—¿Está seguro?—
—No tengo ninguna duda—
—Eso es todo, puede retirarse—
Circe apretó más sus puños haciendo salir un poco de sangre, la actitud de Sirius la lastimo más que ningún golpe, había recibido una puñalada en su corazón por la persona que más amaba en el mundo, eso terminó de sellar la decisión que ella había tomado, sentía que ya nada la retenía para seguir el camino que había escogido. Tan pronto Sirius y McGonagal desaparecieron por la puerta, Circe hablo fuerte y claro
—Yo lo hice—
Dumbledore clavo sus ojos en la chica, él sabía perfectamente lo que estaba intentando hacer
—Yo lo hice, yo lance esa maldición, pero se me salió de control— dijo la chica llorando
El ministro de magia se acerco a ella intentando verla al rostro, pero ella evitaba a toda costa de ocultarlo
—Srita. Drake, si retira la maldición ahora, podremos reducir su pena considerablemente, todo su futuro está en juego, recapacite—
—No puedo...No...Puedo, no puedo recordar como lo hice, y si me equivoco, morirá mucha gente más, todos en la escuela, no puedo hacerlo, ellos tendrán morir—
El ministro de magia endureció su mirada
—Srita. Drake, ha confesado un crimen que amerita prisión perpetua, automáticamente será expulsada de Hogwarts al ser una vergüenza para todo mago en este mundo, debido a su confesión seguramente no recibirá la pena de muerte, el juicio será para determinar si tendrá alguna oportunidad de salir algún día, mientras tanto deberá permanecer en Azkaban, Albus, regresaré con la escolta necesaria para tal diligencia—
El ministro de magia salió de la oficina, Dumbledore salió detrás de su escritorio y se acercó a Circe, con cuidado retiro un mecho de cabello que ocultaba el rostro pesaroso de la chica
—Estas cometiendo un error, se que eres inocente, pero si no pones de tu parte no podré defenderte—
—Lo siento profesor, lo defraude, pero es que tenía que hacerlo, sólo debía hacerlo—
Las lagrimas seguían cubriendo sus mejillas
—Profesor, por favor cuide a mi hermana cuando yo no esté, necesita mucha ayuda y sólo usted puede dársela—
Ella levantó la vista para ver al Director
—Debes decir la verdad Circe—
—Yo lo hice profesor, esa es la verdad—
—Encontraremos la forma de demostrar tu inocencia, sin embargo no puedo evitar que vayas a Azkaban, el proteger a tu hermana de esa forma sólo les causará daño a las dos—
—Es mi deber, hacer lo que debo hacer, yo lo invoque esta maldición y debo pagar por mis acciones—
—Cometes un error del que puedes arrepentirte toda la vida, di la verdad y yo ayudaré a tu hermana, para que no sean demasiado severos con ella—
Circe no dijo nada más, sólo se quedó viendo el suelo. McGonagal regresó un rato después, ambos se alejaron de la chica lo suficiente para que no los oyera
—Me temo Minerva que la voluntad de esta chica la guiara a su propia destrucción—
—No entiendo que sentido tendría para culparse por algo así—
—Esta protegiendo a su hermana, pero si ella sigue diciendo que es la culpable, el ministerio no lo dudará, y menos con las pruebas que hay—
—¿Podremos hacer algo para ayudarla Albus?—
—Por el momento no Minerva, sólo esperemos que cuando logremos descubrir la verdad, su espíritu no haya sido destruido—
Al anochecer el ministro de magia regreso con una escolta de 4 aurores, ella no opuso resistencia, se dejó conducir hasta el carruaje, seguida por sus captores, nadie dudaba que ella fuera culpable, sabían de su gran poder y suponían que se había corrompido. Así que todos se alegraron de deshacerse de ella. Morgana no parecía darse cuenta de lo que pasaba o no le importaba, al parecer en su cerebro su hermana sólo se iría por algún tiempo y regresaría en poco tiempo.
Al llegar a la puerta principal, Snape los esperaba, el ministro lo vio
—¿Qué deseas?—
—Señor, sólo deseo despedirme de ella, por favor—
El ministro vio a la joven y no pudo más que sentir lastima por ella
—Tiene un minuto—
Snape se acercó a Circe, con suavidad limpió algunas lagrimas que aun corrían por las mejillas de la chica
—Se fuerte, encontraremos la forma de arreglar esto y regresarás—
—Gracias—
Ella lo abrazó, el era el último pilar que le quedaba para sostenerse, todo su mundo se había derrumbado en tan sólo unos momentos. El ministro se acercó
—Debemos irnos—
Los chicos fueron separados, Snape la beso antes de que ella se alejara, ella no opuso resistencia, necesitaba todo el cariño que pudieran darle en ese momento.
Esa noche, todos se sorprendieron al ver que una adolescente era llevada al interior de Azkaban, las miradas se clavaban en su hermoso rostro manchado por sus propias lagrimas, todos sentían pena, y ella se dejaba guiar como un cuerpo sin alma. Su celda estaba alejada de las demás, una puerta de madera maciza ocultaba su oscuro interior, ella entró en su nuevo hogar con decisión, no titubeo al entrar, a pesar de que su corazón estaba consumido por el terror, cuando oyó cerrar la puerta atrás de ella, se dejo caer y empezó a llorar nuevamente. Esa noche se convirtió en el prisionero más joven de aquel brutal y sombrío lugar.
