Nosotros dos
Disclamer: Los personajes son de Rumiko san, y la historia es sólo porque me fascinan jaja.
Acotaciones:
" " pensamientos
&&&&& cambio de escena.
Dedicación:
Jenys algo raro me pasó ayer... jaja luego t llamo
Terminó su turno en el restaurant y salió con la mochila en el hombro igual que todas las noches, sin embargo en lugar de buscar un taxi prefirió caminar un rato, igual su departamento estaba demasiado lejos para ir todo el trayecto a pie pero por lo menos unos momentos de sentir el aire frío en su rostro le caerían bien.
Las calles por las que pasaba eran como otras tantas, a esas horas vacías y peligrosas en ciertas zonas, cosa que Lin no tomó en cuenta. Dio vuelta en una esquina, iba distraída y chocó contra alguien, en el momento se asustó pero de inmediato pidió una disculpa e intentó seguir con su camino pero el hombre se lo impidió. La sostuvo por un brazo y la miró de pies a cabeza repetidas veces como buscando algo, ella estaba muy asustada y sin poder gritar o pedir más auxilio que invocar al hombre que amaba con el pensamiento.
Sintió como la estrechaban contra la pared con mucha fuerza, el dolor fue intenso en su espalda pero más bien en su cabeza, cerró los ojos intentando pensar en alguna forma de defenderse, tratando de no llorar… ya que las intenciones del sujeto eran obvias… las rodillas le fallaron y empezó a caer al suelo, sentía una mano del tipo sostenerla por el cuello cortándole algo la respiración mientras con la otra intentaba inmiscuirse en sus ropas. Trató de soltarse, de golpearlo o empujarlo pero todo fue inútil, transcurrieron algunos segundos que a Lin le parecieron una eternidad en el infierno.
De repente le fue posible respirar mejor, abrió los ojos buscando para dónde escapar sin que le importara mucho la razón de su libertad, pero mirada se topó con alguien familiar, él, a quién tanto llamó con el alma ahora estaba ahí, cuidándola, batiéndose contra quien quiso dañarla. Los vio un instante si reaccionar, ahora temía por él, pero no fue mucho tiempo puesto que con un puñetazo certero en la mandíbula del agresor, éste quedó tirado en el suelo inconciente.
Sesshomaru se acomodó el saco y tanteó el hilo de sangre que salía de su labio mientras la buscaba con la mirada, cuando ambos se encontraron se quedaron estáticos sólo observando al otro, él la miró y no quería detenerse, sentía necesidad de estar con ella, de poder quitar las lágrimas de su rostro y hacerle ver que ya todo estaba bien, sin embargo no era seguro que Lin lo permitiese. Una eternidad después ella corrió para abrazarlo con todas sus fuerzas y fue ampliamente correspondida.
- Gracias… muchas gracias. –murmuró casi inaudible, él le respondió abrazándola más fuerte.
Él miró hacia donde se encontraba el inconciente y se cayó en cuenta de que todavía había peligro si despertaba, así que sin pedir permiso tomó a Lin en brazos y caminó hasta subirla al auto y partir juntos.
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Llegaron al departamento del chico quien notando a su pareja todavía adolorida la llevó en brazos hasta su propia habitación.
- No era necesario que…
- No digas nada, descansa.
Se acercó hasta sentarse en la orilla de la cama junto a ella, retiró unos mechones que caían sobre su cuello y la miró, algo ensombrecida por lo recién vivido pero aún así hermosa como siempre. Se agachó lentamente hacia el rostro de Lin y cerró los ojos, la chica pensó que la besaría, que podría sentirlo de nuevo suyo, sin embargo él sólo puso sus labios en su frente al tiempo en que decía.
- Buenas noches.
Ella se quedó helada por aquellas simples palabras pero entonces se dio cuenta de que había sido ella la causante de que no estuvieran juntos, todo por su orgullo y por no confiar como decía hacerlo. Sesshomaru empezó a separarse, pero ella lo detuvo con ambas manos en su espalda dejando sus rostros muy cerca.
- Lo siento, lo siento mucho… no sé que…. Estaba pensando. Sólo quiero estar contigo porque te amo y cada minuto que estás lejos es imposible de soportar.
Terminó de hablar con los ojos cerrados impidiéndoles el paso a las nuevas lágrimas, esperó que él se fuera, que la rechazara, esperó muchas cosas pero para su fortuna pasó justo lo que más deseaba. Sintió cómo se alejaba de ella y se ponía de pie, Sesshomaru le dio la vuelta a la cama y se recostó del otro lado para abrazarla y depositar varios besos suaves en su cuello.
- Oye… no te pregunté si estabas bien…
- Estoy bien… -contestó sin dejar de besarla. Se produjo un silencio corto y tranquilo que Sesshomaru rompió- Nunca te dejaría, aunque quisieras… -Lin escuchó esas palabras y abrió sus ojos ya relajados por la reconciliación.
- Es cierto… ¿Cómo sabías que estaba ahí?
- Porque te seguí… -su tono se volvió algo cortante.
- Y me alegro de que lo hayas hecho…
Se giró hacia él y lo besó en los labios con increíble ternura. Luego se abrazó a él recargándose en su cuello. Miró por encima de ella y notó una pequeña mancha roja en la funda de la almohada, inmediatamente la separó de sí y la miró preocupado.
- ¿Qué pasa?
- Estás herida… ¿Por qué no me lo dijiste? –se puso de pie
- Estoy bien… no tengo na… -ella misma interrumpió sus palabras al ver la almohada que su acompañante le señaló- No sabía que fuera tan….
- Te llevaré a un hospital.
- No –contestó como reflejo- es que… no me gustan los hospitales, dan mala suerte.- Sesshomaru la miró con los ojos suplicantes y no fue capaz de negarse.
- Está bien… llamaré a alguien que venga aquí, pero ¿Estás segura de que te sientes bien?
- Sí… -sonrió.
Sesshomaru telefoneó al médico de la familia para que los visitara de inmediato, luego volvió a recostarse con ella, a abrazarla y a besarla demostrándole lo mucho que la amaba. El timbre se escuchó y él fue a abrir la puerta dejando entrar a un hombre algo mayor, do ojos pequeños y barriga.
- Hola Sesshomaru, tanto tiempo… no es común que me llames a estas horas.
- Dr. Moushin, es un caso especial, ella está en la recámara. –el médico fue hasta el lugar indicado y encontró a una jovencita sentada en la cama que vestía una bata que obviamente no era suya. – Y bien¿Cuál es el problema? – Lin se llevó una mano hasta la herida.
- Fue contra la pared, pero en verdad no creo que sea grave, me siento bien… -cuando la chica explicó la herida el médico irremediablemente volteó a ver a Sesshomaru acusándolo de algo.
- No pienses estupideces y trabaja.
El Dr. Moushin examinó la herida, la limpió y les dijo que no era necesario dar puntadas, no era tan profunda, luego se dio cuenta de la marca en el brazo de Lin y de la de su cuello también.
- Sesshomaru más te vale que tengas una buena explicación para esto o si no… créeme que esta clase de cosas no las encubro.
- Fue en la calle –interrumpió ella- Alguien me atacó al salir de mi trabajo –un par de lágrimas corrieron por su rostro al recordar el incidente- Pero él me salvó… de no ser por Sesshomaru algo mucho peor hubiese sucedido…
El médico los miró a los dos para acabar de creer la historia y luego se encogió de hombros, estaba a punto de retirarse cuando notó algo en las manos de Lin.
- ¿Hace mucho que tienes así las uñas? –preguntó refiriéndose al débil aspecto general y a algunas pequeñas decoloraciones.
- No… bueno, no lo sé, creo que no demasiado…
A esa pregunta le siguieron muchas otras sobre su alimentación y su salud en general, la chica siempre respondía diciendo que estaba bien y que nada pasaba sin embargo Moushin seguía preguntando y El otro hombre miraba algo desesperado por no saber a dónde iba a llegar el médico. Algo rendido por las respuestas cortas y poco informativas de la chica, el doctor tomó sus cosas y salió de la habitación haciéndole una seña a Sesshomaru para que lo siguiera, aunque de todas formas él lo hubiera hecho.
- Qué pasa, para qué tantas preguntas, Moushin.
- Mira –escribió algo en una receta- Que se haga estos análisis y luego me llamas, antes no te puedo decir nada, tu amiga no coopera mucho.
- Es mi novia…
- ¿Tú novia?... Eso sí es nuevo, como sea, que se los haga pronto.
- Moushin dime algo, no te puedes ir así –le ordenó al detenerlo del brazo.
- Primero suéltame, -él lo hizo- Muy bien, ahora te digo: no sé qué tenga, con suerte y es una anemia pero tenemos que asegurarnos. Que se haga pronto los análisis.
Se marchó el visitante y Sesshomaru miró la receta con rabia, la dejó en la mesa y respiró profundo para calmarse antes de regresar con Lin, sabía que si no era con calma no la convencería de hacérselos. Cuando entró en la habitación la encontró profundamente dormida, así que sólo se recostó a su lado para mirarla hasta el amanecer pues las advertencias del doctor lo dejaron bastante preocupado, temeroso de que algo le pudiese suceder a la persona que más amaba.
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Era sábado por la mañana y Kagome todavía dormía profundo cuando el teléfono la sacó del sueño asustándola, cuando contestó era quien menos esperaba.
- Si…
- Kagome… estabas dormida jaja… lo siento no quise despertarte.
- Kikyo… ¿Cómo estás? –se sentó en la cama para despejarse.
- Sí, aquí las cosas están muy tranquilas, estoy en una haciendo en un lugar precioso, los dueños son de Japón también y tienen muchas cosas interesantes, inclusive he pasado mucho tiempo el en templo del lugar.
- ¿Aprendiendo oficios de sacerdotisa? Jaja… no te imagino.
- Jaja… creo que ni yo… pero ha sido muy interesante. Y cómo estás tú.
- Bien, aquí las cosas están de lo más normales… bueno casi, Sango y Miroku se van a casar…
- Vaya, dales mis felicitaciones.
- Sí, claro, pero me dijeron que estás invitada a la boda, quieren que vengas, pero todavía falta mucho, no han fijado la fecha exacta…
- Bien… mantenme al tanto… -un pequeño silencio se produjo luego de que las últimas palabras de Kikyo fueran algo sombrías.- ¿Has visto a Inuyasha? –preguntó sin más poniendo a su hermana bastante nerviosa.
- Sí… él… él está bien.
- Tranquila, no te pongas así… -la calmó- dime… ¿Lo has viso con alguien? –Kagome sintió la adrenalina recorrerla, pues si bien no tenía razón, se sentía culpable, como si hubiese traicionado a su hermana.
- No –respondió al fin.
- Kagome, necesito que siempre me digas la verdad, sé que cuando él encuentre a otra persona va a… ser difícil, pero necesito saber la verdad. ¿Me lo prometes?
- Sí, te lo prometo.
- Gracias, Kagome. Y dime ¿Cómo van las cosas en la escuela?
Así siguieron conversando por largo rato, suficiente para que a la menor le diera hambre, fue a la cocina a ver qué podía prepararse mientras continuaba hablando. Iba pasando por la puerta justo en el momento en que tocaron, se asomó por el ojo (N/A: el hoyo para ver para afuera, sólo que no sé si así se llama). Sostuvo la respiración un momento hasta que Kikyo la notó extraña y preguntó qué sucedía.
- Nada, lo siento, oye acaban de llamas a la puerta ¿Me llamas después? O mándame el número de la hacienda…
- Claro, yo te llamo luego… cuídate mucho.
- Tu también.
Colgó sin más dejando a su hermana bastante extrañada, abrió la puerta y miró desconcertada al chico. Algo confundida.
- Inuyasha, pasa… -él entró sin fijarse antes en ella pero al verla cerrar la puerta enrojeció mucho y se giró hacia la ventana.
- ¿Qué pasa?
- Ashhh…. Kagome ¡Qué crees que haces! –le regañó.
- ¡Pues te dejo entrar! Ay qué tonto eres, vienes a mi casa cuanto me acabo de levantar y todaví… -dejó de hablar al darse cuenta de que en efecto, se acababa de levantar y todavía traía las ropas apropiadas para eso, sin decir algo caminó a su habitación.
Entró a su recámara y se miró en el espejo, vestía ropa interior verde limón bastante notoria a causa del delgado camisón violeta que llevaba, nada que dejara mucho ala imaginación. De inmediato enrojeció y se llevó ambas manos a la cara y se reprochó por abrir así la puerta, luego respiró profundo intentando resignarse para luego vestirse y volver a la sala donde el chico miraba la calle de pie junto a una ventana.
- Inuyasha…- volteó despacio a verla..
- No debí venir sin avisar.
- Bueno… no debí abrir así la puerta –rió algo más por pena que por convicción. - ¿Quieres tomar algo¿Ya desayunaste?
- No… gracias, venía a pedirte que pasaras el día conmigo, empezando por el desayuno…
El tono del chico era algo tímido y Kagome se extrañó bastante… luego pensó en kikyo y estuvo a punto de negarse, sin embargo… no fue capaz de negarse a pasar un rato a su lado.
- Claro, será un placer. –sonrió y lo miró a los ojos sin notar el color carmesí que también estaba en las mejillas del chico.
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Abrió los ojos despacio por la luz que la cegaba, cuando logró enfocar algo fue a él haciendo algo que le parecía colgar el teléfono, luego lo vio acercarse y besarla en los labios par darle los buenos días.
- Buenos días… Es tarde ¿cierto?
- No… ¿Por qué lo crees?
- Hablabas por teléfono
- Larga distancia, pero debemos darnos prisa o se nos hará tarde.
- ¿A dónde vamos? –hubo un silencio momentáneo.
- Debes hacerte unos análisis…
- No creo que sea necesario, estoy bien.
- Eso no fue lo que dijo el médico, ahora toma –le entregó algo de ropa doblada y todavía con la etiqueta de una de las tiendas más exclusivas (N/A: no les encanta como Sessho lo consigue todo siempre jaja).
- Pero…
- No está a discusión.
Salió de la habitación para darle a entender que esta vez no había opciones. Lin suspiró sin terminar de aceptar lo que haría, no le gustaban los hospitales en lo más mínimo, no desde que era niña y pasó ahí un par de días mientras su familia moría y nadie encontraba a alguien que la cuidara. Tomó un baño y se puso la ropa, fue hasta la sala donde lo abrazó por la espalda, luego fueron hasta el laboratorio donde le harían los análisis.
Entraron y el lugar era acogedor, lo cual la tranquilizó, pero lo no suficiente para que dejara de tomar con fuerza la mano de Sesshomaru. Pocos monitos después la hicieron pasar, sola, al lugar donde tomarían la muestra, a pesar de sus nerviosismo lo hicieron rápido y pudo regresar con él.
- ¿Te encuentras bien? –le dijo al sentirla fría.
- Sí…
- Se sentirá mejor después de que coma algo. Ya tenemos la dirección del médico al que se le enviarán los resultados, muchas gracias eso es todo. –dijo la enfermera.
Salieron del lugar y fueron hasta un pequeño lugar que le gustaba a Sesshomaru, hicieron su orden y notó que en la de ella sólo había café, jugo y algo de fruta, pero no dijo nada. Pasó un rato y Lin terminó su desayuno y él le ofreció darle algo en la boca, ella intentó negarse amablemente.
- Es casi medio día y te sacaron sangre, debes comer algo más que eso. –ella sonrió y aceptó todo lo que él le dio desde ese momento.
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Pasaron juntos el día entero y para cuando cayó la noche estaban en el departamento de Inuyasha compartiendo una cena de sopas instantáneas (N/A: jaja la comida ninja que tanto le gusta a Inu… qué lindo:p).
- Kagome… necesito pedirte un favor…
- Claro, para eso estamos los amigos.
- Mañana hay una reunión familiar en la casa de mis padres… y no quiero ir solo… esas reuniones son… ¿Podrías acompañarme por favor?
- Claro… -respondió dudosa- Pero no crees que haya problemas, tú sabes, a tus padres les agradaba Kikyo y…
- Y lo de ella ya terminó –dijo algo dolido- Además tú eres mi amiga, tengo derecho de estar contigo cuando quiera.
Terminaron la conversación planeando el día siguiente y siguieron conversando hasta que se hizo hora de que Kagome se fuera a su casa, Inuyasha insistió en acompañarla en su auto pero ella no pensaba dejarlo así que le arrebató las llaves del vehículo y corrió dándole vueltas a la mesa y los sillones. Estuvieron así jugando al gato y al ratón un buen rato hasta que cayó rendida en un sofá y él se sentó a su lado deteniéndola con un abrazo. Sintió la respiración agitada de la chica y se recargó en su pecho para sentir latir su corazón.
- Te falta condición física- se burló de ella que ahora estaba totalmente estática por la cercanía del muchacho.- ¿Qué pasa? –se levantó al no recibir respuesta y quedó a escasos centímetros de sus labios. – Perdóname.
Luego la besó con pasión y urgencia, acercó sus cuerpos recargándola más en el respaldo, Kagome sintió el roce de sus labios, el sabor de su boca y su desmesurada cercanía, una ola de adrenalina y pasión la recorrió haciendo que soltara las llaves causantes de todo y lo abrazara con toda su desesperación.
Se recostaron sin darse cuenta y sin dejar de besarse y sentirse, cada vez les costaba más trabajo respirar, Inuyasha se separó de sus labios para besar su cuello, lo recorrió con calma, degustándolo y haciéndola sentir cosas desconocidas. Sin pensar en lo que hacían siguieron adelante, él desabotonó la blusa de Kagome y acarició su abdomen desnudo con los labios para luego regresar a la boca de la chica, se dieron otro beso lleno de un sentimiento indefinido que ahora los impulsaba a ir más allá.
CoNTiNuaRá...
Hello! Aquí está estecapi, espero que ahora nadie me quiera matar jaja el que sigue creo que va a estar interesante.
Muchísimas gracias por todos sus reviews que me hacen muy feliz e igual muchisims gracias por leer la historia :D
Ahora quiero responder un review que me llamó la atención porque decía que esperaba que no me molestara... amiga claro que no! al contrario, muchísimas gracias por toda tu opinión.
Byes!
PD
Se aceptan todo tipo de comentarios.
